Capítulo 20
Al día siguiente cuando regresaron a la ciudad, pasaron por pepper
quien se puso muy feliz de verlas, movía la cola y daba vueltas de felicidad.
Decidieron llevarlo a caminar un poco para que se relajara de su encierro.
-Entonces lindura…cuando planeamos el cambio de tus cosas? -caminaban
tomadas de la mano.
-Pues mañana debo avisar al casero, para tramitar la recisión del
contrato de arrendamiento, supongo que en el transcurso de la semana puedo ir
empacando y el fin de semana terminar. -Miró el perfil de Jordan y notó una
sonrisa. –¿Qué piensas amor?
-Estoy muy feliz. -Se giró a verla y apretó su mano. –¿Le dirás a
tu familia?
-¿Quieres que les diga? -La vio asentir. -De acuerdo porque lo más
seguro es que me llamen o pasen a buscarme y se lleven una sorpresa. ¿Y tú le
contarás a tu padre?
-Eso pienso hacer, pero me gustaría que comiéramos juntos para
presentarlos y luego le contamos.
-¿Crees que le caiga bien?
-Le vas a encantar. Es un gran tipo ya verás. ¿Te quedas desde hoy
en casa?
-Creo que no, debo empezar a organizarme, no es que no quiera,
además debes descansar porque anoche no te dejaron dormir mucho y esta mañana,
tú me despertaste a mí. -La escuchó soltar una risita. –¿Que te causa gracia?
-Que ahora me gusta dormir poco. -Respondió mostrando su blanca
dentadura. -Pero está bien te dejaré descansar, porque tu semana suena agitada.
-Llamó a Pepper para volver al auto.
Para el fin de semana el cambio casi estaba concluido, había cajas
por ahí y por allá, la ropa de Izumi por lo pronto ya estaba en el armario y en
la cajonera. No la había dejado ayudar porque sólo ella sabía cómo quería sus
cosas; así que se puso a terminar el artículo para la revista de la universidad
que tenía atrasado y debía enviar a la brevedad. De pronto timbró su teléfono
¿dónde lo había dejado? Se escuchaba cerca pero no daba con él. Levantó la
carpeta y nada, abrió el cajón del escritorio y ahí lo encontró, pero ya había
dejado de sonar, revisó quien era y se sorprendió, rara vez la llamaba al
celular, por lo general la buscaba por la noche y en casa.
-Hola linda pensé que te encontrabas ocupada, disculpa la
distracción. ¿Cómo estas, puedes hablar?
-Hola papá, estoy bien gracias y no estoy ocupada, más bien no
encontraba el teléfono. ¿Cómo estás tú? ¿Está todo bien?
-Descuida, todo está muy bien, vine a recoger un material que
necesito en el laboratorio, más bien me ofrecí a recogerlo con el pretexto de
verte, crees que tengas tiempo para cenar hoy?
-Creo que sí ¿Que tienes en mente?
-Podemos vernos en lo de Sean, algo informal, pedimos unos paninis
y una cervezas, como en una hora más o menos.
-Me parece bien, ¿Te molestaría si llevo compañía…? Pensó que
debía aprovechar para presentarle a Izumi, entre más pronto mejor.
-No tengo ningún problema, hace tiempo que no te conozco a nadie,
será perfecto ¿quedamos entonces linda?
-De acuerdo papá te veo en un rato. -Ahora debía investigar si a Izumi
le apetecía acompañarla a conocer a su suegro. Caminó hacía la habitación y la
encontró sentada en el piso sobre un hermoso tapete y junto con ella pepper
tomando una siesta.
Tenía un rato pensando si Jordan le permitiría poner sobre los
muros algunas de sus acuarelas, también le había dicho que una de las
habitaciones del otro lado de la casa podía ser de su uso exclusivo, su propio
espacio, pero no quería tener sólo un área para sus cosas, sino como ella le
había dicho hacer un hogar juntas y eso, para ella, incluía mezclar sus gustos
en la decoración.
En eso estaba pensando, cuando la escuchó y la vio recargada en el
marco de la puerta.
-Hola amor ¿Qué estás pensado? Te veo muy concentrada.
Se levantó para acercarse y abrazarse a ella. Izumi se consideraba
bonita, pero Jordan era preciosa y ahora era su mujer, nunca lo habría
imaginado pero era una realidad que le encantaba. La besó.
-En lo que me hablaste de la otra habitación, me gustaría que
entre las dos hiciéramos algunos pequeños cambios en la decoración, pero en
toda la casa.
-Bien, está bien, vamos cuéntame tus ideas y vemos de que manera
lo resolvemos, me parece buena idea.
-De acuerdo, tengo varias ideas pero debo pensarlo y hacer algunas
anotaciones en mi libreta.
-Ok. ¿Oye tienes hambre?
-Ahora que lo mencionas…-besó su cuello y mordió el lóbulo de la
oreja de Jordan…-sí tengo, te he tenido un poco descuidada…-besó su mentón y se
acercó hasta capturar sus carnosos labios, de inmediato se encontró con su
lengua y comenzaron a besarse animadamente, acarició su espalda sintiendo sus
omóplatos, recorrió su columna y acarició sus caderas. Jordan se retiró un poco
para morder del hombro de Izumi que se había descubierto por la blusa que le
quedaba un poco floja.
-Cariño…quiero llevarte por un panini esos del centro comercial…-se
separó buscando su mirada.
-Me estás diciendo ¿Qué prefieres ir por un panini que estar en
esa cama sobre mí? -Dijo sensualmente.
-Ven vamos a sentarnos en esta rica cama, pero para decirte algo. -La
llevó abrazada caminando despacio para no caer. –Pero no vamos a hacer cosas
deliciosas, cómo las que tú y yo solemos hacer…sino para decirte… -Se sentó
junto a ella… -Que tu suegro quiere vernos allá. -Buscó en su mirada alguna
respuesta.
-Pero como así…tan de repente. -Se sintió nerviosa.
-Mi amor, no pasa nada sólo comeremos y tomaremos algo, todo muy
sencillo, ¿qué dices, vamos?
-Dame unos minutos para arreglarme. Pero me tienes que compensar
de acuerdo? -capturando de nuevo sus labios, le encantaba besarla.
-Mmm, estoy de acuerdo en compensarte… y estarás más que
satisfecha… puedes estar segura de ello. -Le contestó entre beso y beso.
Llegaron al local de la mano, los dedos largos y fríos de Izumi
denotaban su nerviosismo, los apretó tiernamente dándole confianza, vio al
fondo de pie a Sean hablando con alguien, al hacerse a un lado pudo ver que le
había tomado la orden a su padre, se encaminaron hacia allá.
-Sean ¿Cómo va todo?
-Buenas noches bienvenido, enseguida lo atiendo…
La mesa del fondo estaba libre así que no dudo en tomarla, desde
ahí podría verla llegar, así que venía acompañada, esbozó una sonrisa, era
bueno saber que su hija estaba de novia, había encontrado la florería abierta y
no dudo en comprar un par de lirios rosas para esas chicas.
-Hace tiempo que no le veía, que le voy a servir?
-Es un gusto volver, te ves bien muchacho.
-Gracias, el trabajo y el estudio, son buena combinación.
-Tienes razón. ¿Qué tienes nuevo, hay alguna novedad?
-Llegaron unas cervezas artesanales, le recomiendo una espesa muy
rica crema irlandesa.
-De acuerdo, tráeme una, gracias.
Vio movimiento en la entrada y se giró a ver a su hija, era
hermosa, no cabía duda que se parecía a su madre, pero particularmente hoy lucía
estupenda, sintió el orgullo en su corazón. La vio caminar con una mujer de la
mano, ahora había entrado al plano internacional, sonrío al encontrarse con los
ojos de su hija y se puso de pie.
-Cariño estás genial. -La rodeó por los hombros y besó su frente.
-No exageres papá. Estoy bien. -Le pasó el brazo izquierdo por la
cintura sin soltar a Izumi. Se separaron
y sin dejar de sonreír se giró a su amada -Papá ella es Izumi Durán Oshiro, mi
novia, entonces la soltó para dejar libre su mano.
Izumi estiró su mano, sin dejar de sonreír desde que entraron al
local y de pronto se vio entre los brazos largos y delgados del hombre frente a
ella.
-Me da gusto conocerte Izumi, soy un hombre afortunado. -La alejó
para verla. -Excelente gusto hija, -buscando la mirada satisfecha de su hija.
-Gracias, -dijo Izumi sonrojada.
-Puedes tutearme me llamó Santiago Gavaldón, tomen asiento por
favor, me adelanté y pedí una artesanal que me recomendó Sean. Y estas son para
ti Izumi, -le entregó los lirios.
-Oh! son hermosas muchas gracias Santiago.
Llegó Sean con la cerveza y un pequeño florero con agua.
-Hola Sean que amable.
-¿Que les traigo a las damas?
Estuvieron tomando y platicando por un rato muy agradable, el papá
de Jordan era divertido e inteligente, tenía una plática de lo más interesante,
tenía algunos gestos familiares a los de Jordan, por lo que se le hizo más
fácil la convivencia, para cuando se despidieron parecían conocerse de tiempo.
Santiago las hizo prometer que pronto se darían tiempo para ir a
pasar un fin de semana a su casa y hacer una parrillada.
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