Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

La Hija Del Diablo - Ve C - 27

Capítulo 27

A pesar de eso, entiendo cómo me llamo y recuerdo ese nombre de alguna parte, creo que tuve un sueño. Me quedo parada unos momentos sin atreverme a girar. ¿Cómo pude entender ese lenguaje?
Me doy vuelta y me le quedo mirando esperando que me diga algo más. Pero el solo se queda en silencio parado observándome sin apartar sus ojos grises de los míos. Sé que está esperando que asimile todo lo que acaba de decirme, sobre todo por cómo me llamo.

-      No te creo- tartamudeo.
-      Sé que es difícil de hacerlo- el continua muy sereno.
Me cuesta respirar. Esto es demasiado para mí.
-      ¿Por qué me cuentas esto Uriel?
-      Porque tienes que saber lo que eres.
-      ¿y porque tengo que saber?-pregunto al borde de las lágrimas.
-      Eres un ángel custodio.
-      ¿y cómo es eso?- pregunto y siento el dolor de cabeza más fuerte y mareo.
                                           ****
Al gritar el nombre de Lucifer y caer en la montaña. Abro mis ojos, el olor a quemado lo siento impregnado a mi nariz. ¿Realmente era yo quien estaba luchando? Tal vez la mente me está jugando una mala pasa. Creo haberme dormido en la bañera y soñé con eso, porque lo último que recuerdo es tener los ojos cerrados y nada más.
Mi cabeza no deja de dar vueltas en tanto me cambio, porque ahora que lo recuerdo no es el primer sueño que tengo respecto a eso, porque en el internado ya había tenido un sueño parecido al menos la parte del lugar lo quemado y eso.
Después de ponerme el chándal voy hacia la cocina, Uriel estará esperándome, solo espero no me grite ni nada por hacerlo esperar.
Llego y veo como Luna se sostiene con una mano de la puerta y la otra la tiene en su cabeza. Me acerco rápidamente a ella y la llevo hacia el sillón del living y la recuesto allí.
Uriel se acerca a nosotras pero al ver mi mirada se detienen a medio camino.
-      Me duele la cabeza y siento algo mareada- dice Luna.
-      Quédate acá y no te muevas te traeré una pastilla- dijo levantándome de su lado- tú y yo tendremos que hablar- miro a Uriel al dirigirme al baño por una pastilla.
Vuelvo con la pastilla y el agua a donde se encuentra ella y la encuentro con los ojos cerrados. No me gusta verla así, pero no creo que todo eso sea por una resaca. Le acaricio el cabello y ella abre sus ojos y le hago seña para que se tome la pastilla.
-      ¿quieres que te lleve a la cama?- pregunto mientras ella bebe el agua.
-      No, déjame estar un rato acá y ya voy a recuperarme- responde al dejar el vaso en la mesita y volver acostarse.
-      Bien, voy a desayunar. Si queres que te lleve a la habitación o cualquier cosa avísame.
-      Ok- responde con los ojos cerrados y apretando un poco la mandíbula.
En la cocina me lo encentro a Uriel pensativo. Todo lo que me dijo cuándo fue a despertarme me intriga, seguramente hablo algo de eso con Luna por eso ella se puso así. Pero antes de ponerme a interrogarlo prefiero disfrutar mi desayuno
Luego de unos minutos en silencio, él parece darse cuenta de mi presencia.
-      ¿crees que tuve algo que ver?
-      Estoy casi segura que si- respondo- ¿Qué le dijiste para que se ponga así?
-      Solo le hable un poco de algunas cosas de ángeles nada más. Nada grave.
-      ¿nada grave? Si fuera nada grave como dices no se hubiera puesto así.
-      Escúchame – responde al verme un poco alterada, como para no estarlo, a mí me gusta enterarme cosas de ángeles pero el parece obsesionado, creo que se sabe miles de historias respecto a eso- es que ella te vio…
-      Espérate ahí, que ya me perdí ¿Cómo que me vio? ¿Qué carajo tengo que ver yo con eso de que le hable de ángeles?
-      Si me dejaras terminar lo que te estoy diciendo no estarías perdida de lo que hablo- responde esta vez serio- te vio accediendo a la gloria mientras dormías y tuve que explicarle que eso no es nada raro que ella también puede hacerlo.
-      ¿Cómo me paso esa vez en el internado? sinceramente no sé si creerte eso de la gloria y lo de ser ángel porque nunca me he visto así.
El solo se queda pensativo observándome como trato de decir algo que me convenza de que todo lo que dice es absolutamente cierto.
-      Hay muchas opciones por las cuales un ángel accede a la gloria, en tu caso aquella vez en el internado fue la furia que sentías por lo que te hicieron y mientras duermes tal vez sea el hecho de que te encuentras tranquila, en paz o estés soñando algo que te hace feliz.
-      Y ya que se nota que sabes mucho te esto- respondo no tomándomelo en serio- ¿Cómo puedo hacer para verme así?
-      Eso es fácil, te pones delante de un espejo e intentas conseguir algo que te ayude acceder a la gloria o te filmas al dormir. aunque yo te aconsejaría que si lo haces, solo sea una vez y nada más.
-      ¿Por qué no? Y ¿Cómo es eso que Luna también puede acceder a la gloria?
-      Porque  hay muchos ángeles caídos que pueden rastrearte y tu ni siquiera sabes luchar bien, sé que sabes defensa personal y demás eso no es sufriente para enfrentarte con ellos. Tú tienes algo que ellos quieren y querrán hacerte daño como sea. Y Luna también es un ángel por eso puede acceder a la gloria aunque ella es un ángel diferente a ti.
El sigue explicándome cosas de ángeles y demonios, algunas cosas más que confunden más. Hay ángeles que son de la creación o sea nunca fueron humanos. Y después están los ángeles, de almas humanas que no decidieron reencarnar y prefirieron ser ángeles, aunque son muy poco lo que hacen esto. Casi todos eligen la reencarnación, no debe ser nada bueno cuidar de los humanos.
Puedo ver el brillo en sus ojos y la emoción en su voz al hablar de estas cosas de ángeles. Sus cabellos pelirrojos empiezan a iluminarse y sus grises toman un color más oscuro. En ningún momento se quitan de los míos. Supongo que eso significa acceder a la gloria. De repente una sonrisa se dibuja en sus labios. Se levanta de la silla sin decir una palabra aun con su sonrisa y sus ojos en los míos, despliega sus alas despacio, su color blanco con tonos rojizos iluminan la cocina.
Solo me quedo boquiabierta ante lo que estoy viendo, llevo mis manos a los ojos y vuelvo a mirar pero sus alas y su cabello brillando sigue allí.
-      Eres…un ángel.


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