C A P
Í T U L O III
De vuelta en el castillo Crystini se reunió con
sus hombres de confianza a fin de evaluar la situación y diseñar las posibles
líneas de acción.
Los mercenarios enviados por Birra habían
confesado todo después de que Gini negociara con ellos una considerable suma de
Martini Dólares. Crystini ordenó capturar al resto de los mercenarios y junto
con un grupo de valientes guardias salió a recorrer las calles de Martini Town
en su búsqueda.
La cacería duró toda la madrugada, fue
extenuante pero exitosa. Una vez más la heroína había demostrado sus dotes de
gran guerrera devolviendo la paz a los ciudadanos de Martini Town.
Los mercenarios permanecían retenidos en la
prisión de la ciudad esperando ser juzgados por el Alto Tribunal. De ahora en
adelante la seguridad de la nación fue doblemente reforzada principalmente en
las fronteras donde se mandó a construir un gran muro de acero.
A medida que se acercaba el día de la boda
Crystini sentía crecer más su frustración. Hasta el momento había soportado en
silencio para no contradecir la decisión tomada por su padre a quien ante todo
respetaba y obedecía sin chistar.
Crystini no podía dejar de pensar en aquella
mujer a la que había salvado. Cada noche al salir a realizar sus recorridos por
la ciudad para cerciorarse de que todo estuviera baja control terminaba
estacionada en algún punto cercano a la casa de ella con la esperanza de verla,
pero nada sucedía. En vez de ello regresaba al castillo con una profunda
sensación de soledad.
Esa sensación era completamente nueva para
ella. Hasta hace poco Crystini había pensado que no necesitaba nada más para
ser feliz: dos padres ejemplares, una nación a la que estaba ayudando a
prosperar, el apoyo de la gente, pero sobre todo sus superpoderes que le
permitían garantizar la paz a Martini Town. Aún así la gran heroína no se
sentía satisfecha. Necesitaba algo…necesitaba a alguien.
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Se ve prometedora estare esperando ansiosa a mañana
ResponderEliminarSigo diciendolo bonita historia y sobre todo muuuy original. Chau
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