C A P
Í T U L O II
Cuando Crystini vio la escena grotesca que se
desarrollaba en aquel callejón rápidamente abandonó su Martini-Davidson se
acercó a los dos hombres y asestándole varios golpes con esa agilidad que la
caracteriza los dejó semiinconscientes en el piso evitando que éstos lograran
su propósito.
Cuando el mayor de ellos intentó levantarse,
Crystini agitó su shaker –su arma secreta- y al quitarle la tapa lo roció con
un líquido transparente que al final terminó congelando al hombre. Luego
extendió su mano a Vodka quien sollozaba acurrucada en el piso con la ropa
desgarrada. Al ver que ésta no podía moverse producto del miedo, Crystini la
levantó y sosteniéndola entre sus brazos caminó con ella hasta su Martini-Davidson.
Cuando Vodka despertó lo primero que vio fue la
figura de una mujer junto a la ventana. Era la mujer que la había salvado…su
heroína. Vestía un traje negro de cuero bastante ajustado y llevaba el cabello
suelto. Durante unos segundos Vodka recorrió la habitación con su mirada
tratando de descifrar dónde se encontraba. Era una habitación bastante amplia,
decorada exquisitamente con grandes cuadros, y paredes oscuras que daban un
toque de intimidad.
-¿Cuánto tiempo estuve dormida? – preguntó
Vodka.
Crystini dio media vuelta. -Dos horas – y poco a poco se acercó a la
cama.
¿Cómo te sientes?
-Me duele un poco la cabeza-, dijo Vodka
mientras observaba la ropa que traía puesta.
Crystini pudo notar la mueca de confusión
dibujada en su rostro y antes de que ésta pudiera pronunciar palabra le dijo:
-La ropa que traías estaba rota y muy sucia…-.
Vodka no podía disimular la vergüenza que le
producía saber que ella la había visto casi desnuda.
-Tengo que irme ya-
-No. Espera por favor. Aún estás muy débil-.
Crystini la sujetó del brazo -Puedes quedarte aquí el tiempo que quieras-.
Vodka no podía mirarla a los ojos. Cada vez que
Crystini la observaba ella podía sentir que desnudaba su alma.
-No puedo quedarme- dijo Vodka tratando de
levantarse de la cama con notable dificultad.
-Es inseguro- replicó Crystini. –Los infelices
que te atacaron fueron enviados por Birra. No sabemos cuántos más estén en
Martini Town. Mis hombres los están interrogando. Por lo menos permite que te
lleve a tu casa. No me voy a sentir tranquila si te dejo ir sola-.
-Está bien. Acepto. ¿Cuánto tiempo crees que
vaya a durar toda esta situación?-
-No lo sé, pero debemos estar preparados para
un posible ataque. Por cierto, esta conversación no puede salir de aquí-.
-Te doy mi palabra- agregó Vodka.
Ambas abandonaron la habitación.
Crystini estacionó su Martini-Davidson frente a
la casa de Vodka. Antes de entrar ésta le dio un tímido beso en la mejilla.
–Gracias por salvar mi vida. Supongo que siempre estaré en deuda contigo-.
-Es mi trabajo ¿recuerdas?- Crystini esbozó una
ligera sonrisa y después continuó la marcha.
Vodka estaba parada en el umbral de la puerta
viendo cómo se alejaba, y con la incertidumbre de si algún día sus destinos
iban a cruzarse nuevamente.
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Esta interesante la historia, seguire pendiente de ella. Ale (Colombia)
ResponderEliminarEstan nitido los nombres da los personajes, me imagino no se que el transporte de Crystini es una moto, bueno pienso yo, muuuy original. Chau
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