Un nuevo
día ha llegado, un nuevo día en el que estaré sin ella, sin verla, no sé si lo
soportare, es tan difícil, quisiera salir corriendo y regresar con Mariana y no
separarme nunca de ella.
Mientras
bajaba las escaleras para llegar a la cocina, un olor dulce me hizo recordar
mis días de infancia, cuando corría desesperada por los panecillos de mamá,
cuando aún era mi mamá, y no la señora que solo trata de cambiarme. Al
recordar, baje lo más rápido que pude. Y allí estaba, mamá frente a la estufa,
y en la mesa, los deliciosos panecillos que no probaba desde hace mucho tiempo.
-Sí,-le
recibí el panecillo- tenía mucho tiempo que no comía una de estos.- dije
mientras saboreaba el delicioso postre.
-Sí,
desde lo que paso, desde tu confusión…-se detuvo dándose cuenta de que acababa
de iniciar una pelea.
-No sé
cómo pude creer que cambiarias, cuando dices “tu confusión” te refieres a mis
preferencias-mordí el panecillo con mucha fuerza como si el tuviera la culpa de
la pelea- ya te dije que yo no estoy confundida, yo sé lo que soy, y si no me
quieres aceptar, ese, es tu problema y no el mío- tome otro panecillo y salí a
la calle.
-Espera,
¿A dónde vas?-gritó antes de que saliera.
-No lo
sé- conteste dando un gran serrón a la
puerta.
Me sentía
muy enojada con ella, no sé por qué pensé que tal vez lo entendería, pero veo
que fue una estupidez creer eso de ella.
Para mi
madre el tener una hija lesbiana era lo peor que le podía pasar, ¿cómo su
propia sangre sería uno de esos fenómenos pervertidos que se acuestan con
personas de su mismo sexo solo para satisfacer sus deseos y bajas paciones?
Sé que es
algo difícil de asimilar y más para una homofóbica como ella. Me da risa que
para la señora perfección, la odio a los homosexuales, tuvo la fortuna de tener
una hija lesbiana, que vueltas da la vida, lo que más detesta es lo que es su
hija, esto demuestra que la vida da sus giros sarcásticos, y muy acertados.
Mientras
caminaba, y pensaba en eso de lo que pasa en la vida y en su sarcasmo, me di
cuenta de que ya estaba demasiado alejada de mi casa, el coraje me impidió
recordar el camino, y lo peor de todo ¡ya no tenía más pastelillos!, comencé a
seguir caminando hacia adelante, mire todo lo que pude, tratando de reconocer
algo. Al cruzar la calle olvide la regla más importante que me habían enseñado
en el jardín de niños “siempre mira hacia ambos lodos al cruzar la calle”- no
sé por qué la olvide, tal vez porque lo único que tengo en la cabeza es Mar,
Mar, Mar y se me olvidaba Mar- escuche un grito ¡cuidado!, voltee y vi una
bicicleta que se dirigía a toda velocidad hacia mí, serré los ojos fuerte
mente.
El joven
que iba en la bicicleta fue el que me había advertido, para no hacerme daño,
giro bruscamente el manubrio hacia un costado, perdió el control de su
transporte y se fue contra un árbol.
Corrí a
ver si se había lastimado- después de todo era mi culpa-, lo vi estaba tirado
en el piso con la camisa sucia, y el casco abollado.- ¿estás bien?- dije
mientras me inclinaba para verle la cara.
-No,
¿acaso estás loca? ¿Por qué no te fijas?, ¿eres ciega? ¿O qué?-respondió
mientras trataba de ponerse de pie.
-Yo no
tengo la culpa de que seas tan torpe, que ni siquiera puedes conducir una
simple bicicleta- recogí su bicicleta- mira esto de aquí se llama freno-tome el
manubrio, y presioné el freno- por si no sabes es lo que se utiliza para frena,
genio.
Se quitó
el casco, sonrió sarcásticamente- tienes razón-dijo mientras me miraba de
arriba hacia abajo.
Yo sentía
como me examinaba detenida mente, como si yo fuera algo raro que él nunca había
visto.- Yo siempre tengo razón- repuse arrogantemente antes de comenzar a
caminar.
-¡Espera!-
grito corriendo a alcanzarme, cuando lo hizo, me tomo del hombro.
Gire
hacia él y le dije- ¿Qué?- puse una mano en la cintura.
-No me
dijiste tu nombre- sonrió, y se lamio el labio inferior.
-No hablo
con desconocidos- continúe mi camino y, logre avanzar unos cuantos metros,
cuando él me alcanzo de nuevo.
-Soy
Gastón, ahora ya no soy un desconocido, podemos hablar.
-Hola
Gastón, soy Abril, y adiós Gastón- dije con un tono muy sarcástico, esperando
que entendiera que no quería hablar con él, la verdad me parecía un tonto,
patán arrogante, no me daba buena espina, había algo raro en su persona, no sé
qué, tenía el cabello oscuro, no negro intenso solo oscuro un poco, era moreno,
no negro, pero tampoco güero, alto y atractivo a la vista, pero no me daba una
buena vibra, y cuando alguien no me da buena vibra es por algo.
-Comenzamos
mal- se acomodó el cabello- ¿estás bien?
-Sí, lo
estoy, ahora sigue tu camino, y usa los frenos.
-Sí,
seguiré tu consejo Abril-lamio su labio nuevamente- por cierto ¿A dónde vas?
-Voy
a…-no supe que decir, en realidad no tenía ni la menor idea de a dónde iba- voy
a dar una vuelta- dije tratando de sonar muy segura de lo que hacía.
-Te
acompaño.- Encadeno la bicicleta a un árbol y comenzó a caminar junto a mí.
No me
agrada, pero no se tal vez mi sexto sentido se equivocaba, así que decidí
aceptar su compañía.
-No eres
de aquí- rompió el silencio que se había hecho presente.
-No,
acabo de llegar.- acomode uno de los mechones rebeldes de mí cabello.
-Sí, lo
note, eres la única chica que me ha contestado- lanzó una carcajada, que me
pareció muy arrogante.
-Pues, yo
no me quedo callada nunca, y siempre contesto- dije un poco molesta por su
sarcasmo.
-Me
alegra- se paró frente a mí- me acaricio la mejilla- las chicas de aquí me
aburren.
Yo sentí
ganas de darle un punta pie en ese lugar donde los chicos lloran si los golpean
allí, pero me controle, le quite la mano de mi mejilla-A mí también me aburren
los chicos de aquí, son unos tontos- comencé a caminar.
-¿A
cuántos chicos de aquí conoces?- camino junto a mí, esperando mi respuesta.
-Solo a
uno. A ti- lancé una carcajada, igual de sarcástica y en mala onda como él lo
había hecho anteriormente.
-Sabes
ser ruda, eso me gusta- lamió nuevamente su labio- es sexy.
-Eres un
tonto- lo arrempuje- no debí de aceptar tu compañía.
-Lo
siento, era broma, no quiero que te quedes con esa imagen de mi- dijo con un
tono que me convenció un poco.
-Ok, -me
detuve, acomode mi cabello- ¿de casualidad no sabes cómo hacerle para llegar a
mi casa?- dije llena de pena por no saber cómo regresar.
-Así que
estas perdida- lamio nuevamente sus labios- si me dices tú dirección, tal vez
sepa cómo llegar.
Le dije
la dirección que me habían dicho, él dijo que sabía cómo llegar, me llevo a la puerta de mi casa y me despedí de él,
trato de darme un beso en la mejilla pero yo me opuse haciéndome hacia atrás
cuando él se acercó.
La
verdad, no me había caído muy bien, o por lo menos no al principio, creo que
cuando se dio cuenta de que su técnica de chico rudo no funciono, decidió
actuar como niño tierno, pero no le creí del todo, no sé, algo que me llamo
mucho la atención es que se lamia los labios demasiado, tal vez el cree que eso
es sexy, pero no lo es, a mí me pareció un poco raro, tal vez mi intuición si
me engaña y no es tan mala onda como parece.
Al entrar
a casa me encontré con que mi madre estaba espiando por la ventana, en cuanto
la vi supe que iba a empezar con sus cosas otra vez.
-¿Quién
era ese muchacho?- preguntó corriendo hacia mí- ¿es tu novio?, ¿Cómo se llama?-
dijo aprisa desesperada por escuchar mis respuestas, en sus ojos se notaba que
deseaba que le digiera que aquel joven era mi novio, no le interesaba como
fuera, lo único que quería era que fuera un h-o-m-b-r-e, lo deseaba más que
nada.
-Es un
chico de aquí, no es mi novio, y te vale su nombre- conteste enojada por su
insinuación.
-Si te
gusta no tienes que avergonzarte- dijo tomándome de la mano- estoy segura que
ahora te olvidaras de todas esas locuras, ya no está esa para que te manipule-
sonrió, mostrando lo feliz que le hacía que ya no volviera a ver a mi Mar.
-¡Esa!-
exclame con ira, ¿Cómo se atrevía a decirle esa a mi Mar?, sentí que la ira se
apoderaba de mí y no me contuve- él no me gusta, y no le vuelvas a decir “esa”
a mi Mar, entiende que no me gustan los chicos, la amo a ella, y no me vas a
cambiar, soy como soy, y no me importa si te gusta o lo apruebas, no voy a
cambiar, soy lesbiana, y punto no me gustan los hombres y listo, no hay nada de
malo, métetelo en la cabeza…- subí a mi habitación, como siempre lo hago cuando
discuto con ella.
En mi
habitación, súper enojada, pero por dentro me entristecía que mi madre no me
acepte tal y como soy, no comprendía, como las cosas cambiaron cuando se lo
dije, ¿acaso una madre puede dejar de querer a su hija de un momento a otro por
sus preferencias?, tome mi maleta-que aún estaba empacada- busque y encontré lo
que quería, una foto de Mar y yo comiendo helado, mire fijamente el retrato, y
recordé ese día, la alegría que sentí en ese momento, no importaba nada solo
nosotras, nuestra felicidad, ese fue el mejor día de mi vida, lo recuerdo tan
perfectamente:
Yo había
tenido una discusión con mi madre que raro, así que salí de mi casa a dar una
vuelta para distraerme, cuando iba por la calle, me encontré a Mariana.
-¿Qué te
pasó?-preguntó en cuanto me vio.
-Nada-conteste
tratando de ocultar la verdad, pero ella no me creyó, siempre sabía lo que
realmente sentía, era imposible mentirle.
No dijo
nada, solo me abrazo.
Después,
me dijo que fuéramos al centro, yo acepte de inmediato. En el centro había una
especie de parque muy pequeño.
-Estoy
contigo, todo pasara.- Me dijo suavemente- vamos a los columpios-dijo mientras
me llevaba de la mano.
Estuvimos,
en los columpios, después al sube y baja, después compramos un rico helado,
ella sacó su cámara y le pidió a una chica que pasaba que nos tomara una foto,
en el momento de la foto ella tomo mi mano, y sentí que siempre estaría con
ella, que nunca más me sentiría sola.
Bueno de
allí comenzó la historia, comenzamos a salir más, descubrimos nuestros
sentimientos, y bueno, después de aceptarnos
darnos cuenta de que no tenía nada de malo, le dije a mis padres y
sucedió lo que ya les había contado.
Antes de
que ya le dijera a mamá de lo que sentía por Mariana, la trataba muy bien, la
miraba como mi mejor amiga, pero cuando supo que era mi novia, la comenzó a
odiar.
Como me
gustaría poder regresar el tiempo y estar de nuevo con ella, la verdad no sé si
pueda cumplir mi promesa de continuar.
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¿Porque se lamera los labios tanto ese chico? ^('-' )^
ResponderEliminarGracias por subir esta historia
bueno se lame los labios cuando piensa en sexo ;)
Eliminares buena la histori engancha continua y no tardes en subir el siguiente
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