Confundida yo? - M.G.M - 1

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“La vida es muy complicada, la  mía no lo es tanto, tengo una vida buena, no es perfecta pero no me quejo”

Eso era lo que solía decir yo hace tan solo un tiempo, pero la vida da giros inesperados.

Y como siempre las cosas cambian, en ocasiones para bien, otras para mal, pero como no sé qué rumbo tomara la situación, debo de confesar que me asusta un poco, y todo comenzó así; un día por la mañana…

-Hija, hola, podemos hablar.- apareció mi madre (delgada, con un genio que podría cumplir más de tres deseos, directa, responsable, mandona, su nombre Camila de Juárez).

-Sí, claro mamá.- conteste haciéndome  hacia un lado para que se sentara en la cama.

-Bien Abril tengo una nueva noticia que darte.- pronuncio con un tono algo serio.

-¿De qué se trata?-pregunte, me moría de ganas de saber que era lo que ocurría, ella no se veía muy tranquila, y creo que pensé que algo malo había pasado.                                                         

 -Tu papá consiguió un mejor trabajo en la ciudad.

-Que "chido" bien por él.- interrumpí, imaginando por donde iba el asunto.

-Así que nos vamos o mudar.-completó mi madre con un tono de tristeza.

-Suerte los iré a visitar de vez en cuando- le conteste, fue en tono de broma, solo tratando de que no sucediera lo que era seguro, ya sabía que me tendría que ir, solo que en ese momento pensé que tal vez lo podía evitar, en una de esas y la broma la tomaba enserio y me dejaba quedarme, esa era mi intención, un poco loca, pero creí que funcionaria.

-Creo que no me estas entendiendo, nos vamos todos, incluyéndote.- se levantó y se puso en frente de mi con una mirada dura que reflejaba su postura de llevarme con ella.

-¿Qué pero yo por qué?- replique con enojo, haciendo un ademan típico de cuando alguien está molesto, incluyendo la cara de “fuchi”.

Los ánimos comenzaron a calentarse.

-Porque eres parte de la familia, y punto se acabó.- grito, mientras me apuntaba con el dedo, para después empuñar la mano y hacer una mueca de enojo.

-No es justo, ¿que pasara con mis amigos?- me pare en frente de ella para hacerle ver que no estaba nada de acuerdo con ella.

-Tendrás nuevos amigos allá- dijo tratando de minimizar mi enojo, cosa que por supuesto no ocurrió.

-¿Pero?, ¿qué? no, mamá,-no podía creer que me alejara de lo que más quería- no es justo.- grite exaltada, sentía  que mi enojo brotaba de mi  mirada como una flama intensa, pues no es para menos, me está quitando mi vida, me aleja de las personas que quiero o debería decir la persona que quiero, y eso la alegra y me enfurece más.

-¿Quién dijo que la vida es justa?, lo siento, no ay nada que hacer.- al terminar de decir esto, mi madre se marchó dándole un fuerte serrón a la puerta.

No es justo, yo no me quiero ir, ¿cómo me pudo hacer esto?, no lo quería creer, ¿qué va a pasar con mi vida?, lo más importante de todo ¿Qué pasara con Mariana?, no sé si pueda sobrevivir sin ella, no la quiero dejar, pero mamá no puede entender eso, sé que ella la odia, no lo dice pero yo lo sé, nunca le ha justado que yo esté cerca de ella, pienso que por eso lo hace, por no dejarme estar con ella, pero sin ella me muero.

Toda la noche he pensado en lo que pasara, tendré que dejarla, tengo miedo, no sé si tenga la fuerza suficiente para poder vivir sin ella.

Por fin el día de marcharme a llegado, las maletas están hechas, todo está listo solo falta que yo entre al auto para que podamos irnos, estaba a punto de entrar cuando escuche algo.

-¡Abril!- grito Mar- espera.

Corrí hacia ella, sabía lo que pasaría, y no quería dejarla sin decirle lo que ella siempre ha sabido.

-Sé que es imposible que te quedes- dijo mientras me tomaba de la mano- te pido que no me olvides, pero sigue con tu vida…

-No,- interrumpí desesperadamente - no me pidas eso- en ese momento, se me escapo una lagrima, que mostraba todo el dolor que sentía por dentro.

-Por favor, eso es lo mejor-repuso Mar, mientras me acomodaba un mechón rebelde que colgaba de mi alborotada cabellera y secaba la lagrima que corría por mi mejilla - recuerda somos una, y lo seremos por siempre, pero quiero que continúes sin mí.

-Lo are- conteste sollozando- pero quiero que tú también lo agás, debes de ser feliz- la mire a los ojos- busca a alguien.

Ella me miro directamente a los ojos, en ese momento cuando sus ojos azules, me miraron con tanta ternura, suplicando por que no fuera, aunque allá dicho lo contrario, sentí que me iba a desplomar, quería gritarle a mamá que no iría que me quedaría con mi Mar, pero eso era imposible, sentí ganas de besarla, sin que me importara lo que mi madre pensara, pero pensé en Mar, y sabía que la gente la miraría raro si nos veían, y bueno ahora que yo no podría estar con ella para defenderla, tuve que contenerme y conformarme con un simple abrazo, un abrazo cargado de sentimientos, de amor y de pasión por el amor prohibido que la sociedad no acepta.

-Tenemos que irnos- grito mi madre desde el auto encendido desesperada por dejar ese lugar y separar a su hija de aquella joven malvada que cambio a su princesa, eso es lo que ella sentía, supongo.

Tuve que soltarla aunque me doliera en el alma, la mire, tan dulce, tan linda, tan perfecta, y solo deseaba que eso fuera una pesadilla, que despertara y que nunca me tuviera que alejar de ella, pero era real. Así que le di un abrazo rápido, un beso en la mejilla y me fui, tratando de parecer fuerte aunque me estuviera muriendo.

En el auto todo era silencio, nadie hablaba, mi hermano Toni jugaba con su juego de video, mi madre solo miraba el camino, creo que no sabía que decirme, y yo miraba por la ventana, sabiendo que a cada segundo me alejaba más de mi Mariana, mi Mar.

 -Ya se te paso el coraje, hija.

Sin levantar la vista conteste con un tono sarcástico y rebelde-Tu qué crees mamita, no vez mi cara de felicidad o ¿qué?

-Supéralo, la privada donde viviremos es muy bonita, tiene piscina y todo.- dijo esperando que eso me enloqueciera y me alegrara.

-A mí no me interesa la piscina, me interesa Mariana, mi Mar.

-Tendrás nuevas amigas, y tal vez un novio guapo.- sonrió y movió las cejas.

-Eso no es lo que quiero, para mí,-ella sabía mis sentimientos, solo que aún no lo aceptaba, cree que estoy confundida, y sus comentarios me ponen de malas porque aun los hace, - y sabes que déjame dormir.

La discusión termino, mamá, solo tarareaba sus canciones, viejas y rancias Toni seguía con su maldito juego, y yo miraba por la ventanilla con nostalgia, recordando todo lo que dejaba atrás.

El camino fue largo pero al fin llegamos, la privada de "San Gervasio", (a pa´ nombrecito) un sujeto de apariencia un poco rara, chaparro, flaco, ojeroso, y aparentemente cansadísimo nos recibió con una sonrisa fingida.

-Buenas tardes señora Juárez, ya la esperábamos, ¿qué tal el viaje?- preguntó tomando las maletas que  llevaba.

-Buenas tardes, gracias un poco cansado.- contesto la señora con un tono dulcificado.

Era normal que mamá hiciera eso cuando hablaba con alguien que no conocía, yo creo que lo hace para parecer más inocente, para despistar al enemigo.

-Por aquí por favor.- Dijo el hombrecillo señalando el camino.

-Gracias que amable.

-Que tal este güey tan acomedido.-susurre a Toni.

-Abril cállate.

Regaño mi madre vigorosamente.

Y allí tenía su nuevo hogar, era una casa grande, pintada de salmón como las demás, de 2 pisos un balcón, y no estaba tan mal después de todo, parecía agradable.

-Hola, amor ya llegaron.-dijo mi padre, un hombre alto fornido medio galán en sus tiempos, amable y "simpático" según la gente, su nombre José Juárez.

-No, somos hologramas papi, venimos a decirte que ya nos falta poco.-conteste con mi típico tono sarcástico.

-Abril que modales son esos.-dijo mama, mientras me daba un codazo en las costillas.

-Lo siento, que querías que le agradeciera por obligarme a abandonar mi vida,- y a Mar- por hacerme dejar todo atrás, o ¿qué?- levante ambas manos como pidiendo al cielo.

-Discúlpala amor, está enojada.

-Si ya me di cuenta de eso.- dijo viendo a su hija, con un semblante de tristeza.- pero entren.

Al entrar comenzó la batalla por las habitaciones para saber quién se quedaba con la mejor, la más grande, la perfecta.

Abrí  la puerta, era una habitación grande, espaciosa y tenía un balcón y una ventana.

-¡Yo la quiero!

Exclamo el tonto de Toni, con so voz de niño mimado.

-Olvídalo yo llegue primero.-conteste, empujándolo hacia afuera.

Comenzamos a discutir hasta que llego mamá.

-¿Qué pasa aquí?

Pregunto la señora.

-Se quiere quedar con el cuarto, si yo llegue primero.-exclame, enojada con mi hermano.

-Tu hermana tiene razón Toni, ella llego primero.- dijo Camila, mientras sacaba al niño de la habitación.

-Me diste la razón,- dije sorprendida, ya que eso era algo muy raro en ella antes de que mi madre saliera- ¿te sientes culpable, cierto?- pregunte medio burlona.

-Tal vez sea así, o solo tú estabas en lo cierto.-salió de la habitación, sin antes lanzarme una sonrisa, dando a entender que lo que sentía si era la culpa.

Mire a mi alrededor, me encontraba en un lujar que no conocía, donde yo era una perfecta desconocida, todo lo que tenia se encontraba a kilómetros de distancia, pero lo que me preocupaba era Mariana.

La primera noche fue difícil, no pude dormir, no dejaba de recordar lo que deje perder en mi antiguo hogar.

En el fondo, siempre había querido tener más aventuras, más emoción, poder realizar más cosas que en la villa no podía realizar, en muchas ocasiones había soñado con viajar a la ciudad y vivir allí, pero en mis sueños siempre estaba con Mariana, no podía verme sin mi mejor amiga.

Los cambios siempre asustan.

Me  levante de la cama me vi al espejo y me dije a mi misma.-Abril, es lo que querías, no tienes a Mariana, pero le prometiste que continuarías y lo aras, no puedes decepcionarla, ella lo ara, y tú también.

Esto me ayudaba, para algunas personas era raro que hiciera eso de hablarme  a mí misma, pero eso me ayuda a tomar decisiones con claridad, y cuando no tengo a nadie eso me tranquiliza.

 Bien, no me puedo imaginar que es lo que are sin ella, la necesito, pero le prometí que avanzaría, y lo tengo que hacer.

Creo que a mamá esta situación la debe de tener muy contenta, ella nunca ha aceptado a Mar, y el que yo ya no la pueda volver a ver la ha de tener súper contenta. No sé por qué no lo puede aceptar, soy una persona que sabe lo que quiere y no estoy confundida, yo sé lo que soy y no me avergüenza, si en la villa no dije nada a las demás personas fue porque no tengo que estarlo gritándolo a diario, los heterosexuales no tienen que dejarle nada en claro al mundo, no tienen que andarle diciendo a todas las  personas que se encuentran en la calle que son heterosexuales, así que yo tampoco tengo que ir diciendo que soy lesbiana, pero en el caso de mi familia si se los di a saber, considero que ellos merecen saberlo. Pero a mamá  no le cayó muy bien la noticia, cree que solo es por experimentar, pero no lo es, sé que soy lesbiana y lo siento por ella pero tendrá que aceptarme.

 Comprendo que no debe de ser tan fácil para ella, pero no tiene el derecho de tratar de cambiarme, siempre con sus comentarios que tanto odio, nunca falta el típico “mira ese muchacho se te quedo viendo”, “deberías de salir con chicos”, “al hijo de mi amiga le gustas, sal a pasear con él”, “por algo dios nos hizo hombre y mujer”, “ya se te pasara son cosas de la adolescencia”.

Todas esas estupideces que dice para que yo pueda “volver al camino del bien”, tal vez en el fondo es culpa mía que lo haga, desafortunadamente cuando le dije mis preferencias cometí el error gravísimo de decirle que también me gustaban algunos chicos para tratar de suavizar un poco las cosas, ese fue un error del cual me arrepiento, lo único que logre fue darle falsas esperanzas, y ahora no me aguanto sus indirectas muy directas, lo que debí de haberle dicho fue que en realidad solo me interesaba Mariana, pero tal vez eso también lo mal entendería; mi  conclusión es que debí de haberle dicho que era lesbiana y punto que los chicos no me hacían ni cosquillas, pero no tuve el valor de hacerlo, fui una cobarde, aún recuerdo el día en que se lo dije fue así:

Era un día normal, yo me sentía muy nerviosa, pero tenía que decírselo, ya no aguantaba el sentimiento de culpa por no decirle lo que soy-dijo soy porque lo sigo siendo-

Camine hacia la cocina en donde se encontraba mi madre.- ¿puedo hablar contigo?- pregunte temerosa.

-Si hija- se dio la vuelta se sentó en una silla- adelante te escucho.

Tome una gran bocanada de aire- sé que es un poco difícil de entenderlo, pero ya no puedo seguir sin decírtelo, yo amo a Mariana.

-Bueno pues es tu amiga, es normal que la quieras- siguió sentada con una sonrisa.

-No. Mamá lo que te trato de decir es que la amo, que estoy enamorada de ella, que me gusta…

-¡Que!,- grito furiosa- no tu mi hija no puede ser-se paró de prisa- ¿cómo me haces esto?-comenzó a llorar- ¡Te pudrirás en el infierno!- me grito con mucha ira mientras levantaba la mano para golpearme.

-Pero, solo me gusta ella, no se tal vez soy bisexual- dije para tratar de hacer menor su dolor (como me arrepiento de decirle esa mentira).

- Preferiría que fueras golfa, no puedo creer que te atrevas a hacerme esto- lloró  más fuerte- ¿Qué hice mal contigo?

-Yo, no quise lastimarte- comencé a llorar- solo que no lo puedo controlar, es lo que siento en mi corazón y no puedo hacer nada.

-Fue esa chica, ella te hizo algo.

-Claro que no Mariana no me hizo nada.-La mire a los ojos, podía ver lo que sentía, era más que evidente que se sentía horrorizada, podía ver como deseaba cambiarme, como ardía de furia, era terrible verla así, yo sabía que mis palabras la habían lastimado, pero ella también me lastimo a mí.- Solamente la amo y punto.

-¡Cállate!- Exclamó fuertemente mientras me daba una cachetada con toda su fuerza.- No te atrevas a decir eso, eres una inmoral,-levanto la mano y me termino con otro golpe en la otra mejilla.

-No importa cuanto más me pegues, es lo que siento y no podrás hacer nada para cambiarlo, lo que más lamento es que no trates de entenderme- limpie las lágrimas de mi rostro- Y sí madre, me pudriré en el infierno, pero seré quien realmente soy, y no lo que tú consideres normal.

Después de decírsela a mamá, le conté a mi padre, a diferencia de mi madre él me tomo de la mano, y me dijo que lo que yo decidiera para mi él lo aceptaría.

Las palabras de mi padre, me dieron un poco más de seguridad, lamentablemente, mi madre no pensó lo mismo y desde entonces trató mal a Mar, y me ha estado tratando de convencer de que me enamore de algún chico.

Desde siempre  he estado segura de lo que soy, no sé por qué en ese momento se me ocurrió decirle que podía ser bisexual cuando sabía que no lo era, creo que tal vez fueron sus lágrimas las que me indujeron a decirle eso, lo único que logre fue ilusionarla en vano, además que desde entonces hemos tenido muchas peleas desde ese día, si pudiera regresar el tiempo a ese día, no le hubiera dicho que tal vez podía ser bisexual, le diría “soy lesbiana y punto”, pero el tiempo no se puede regresar por más que yo quiera.

No sé por qué las  personas se empeñan en ponernos etiquetas, como si fuéramos mercancía, un producto y nada más, cuando en realidad eso no importa, no interesa, solo somos personas, personas que sentimos, que amamos, que queremos, que buscamos ser felices, y por eso nos castigan, nos juzgan solo por buscar nuestra felicidad, ese es motivo suficiente para hacernos sentir peor que basura, es difícil de aceptar para mí que una madre le diga todo eso a su hija, que la odie tanto, por no ser como ella quiere. Tal vez no lo imaginó, es obvio que cuando nací no se puso a pensar en ese tipo de cosas, pero no es razón suficiente para que me dijera todo eso. 

Pero no me arrepiento de habérselo dicho, eso es lo mejor que una chica puede hacer, decirle a su familia lo que es, sin tener miedo de lo que ellos pudieran pensar.

Como dice cierta canción que me encanta “quien te quiere te querrá igual, quien te hiere no merece tu amistad”.

Vivir sin decirlo es algo que mucha gente hace, y bueno para ellas está bien, pero en lo personal no me gusta tener que ocultarle eso a mi familia, lo mejor es decirlo, solo no cometas el error de decir que eres bisexual, si te gustan solo las chicas, dilo con todas sus letras, no cometas mis errores.

En ocasiones me pongo a pensar que hubiera pasado si no se lo hubiera dicho, tengo varias teorías de lo que pudo haber ocurrido, sé que él hubiera no existe pero suponiendo que todo fuera diferente, pienso que tal vez pudo haber pasado algo como que me encontrara en una situación incómoda con Mariana, bueno con incomoda me refiero a algo más romántico por decirlo así, bueno hablare todo con sus letras sin rodeos, me refiero a que me hubiese encontrado con ella en la cama, supongo que esa salida del armario hubiese sido peor, porque no solo se enojaría conmigo, sino que por el coraje le hubiera dicho de todo a Mar, las típicas frases, estoy segura que si con la forma en que yo se lo di a saber mi madre no la baja de pervertidora, si me hubiese encontrado con ella en la cama, de puta, golfa, perra, zorra, etc. no la quita.

Así que mi salida del armario no fue tan mala, debo de agradecer que no fue “la cachada”, creo que esa debe de ser la peor manera de salir, porque prácticamente te están obligando a salir, no es algo que tu decidiste, no creo que haya alguien que piense “voy a hacer que me encuentren en plena acción para decirles que soy gay”, eso es imposible.

Si tú que estás leyendo esto quieres salir del “armario”, solo déjame decirte algo, hazlo porque tú quieres, que nadie te obligue, no estas obligada a decírselo a todo el mundo, tu sexualidad es tuya y tú tienes el derecho de decidir con quién quieres compartirla, solo tú y nadie más.

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La Teta Feliz Historias y Relatos ® M.G.M - Derechos Reservados

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