Amor Inmortal - Ve.C - 84

Capítulo 84

¿Qué puedo hacer? Solo le digo la verdad Valentina es una gran chica pero no puedo hacer la sufrir. Aunque ella ha dicho de arriesgarse por mí. Yo no quiero que lo haga, tengo que hablar con ella seriamente y esta vez sí ponerle un punto a todo.

¿Adriana? Con ella no sé qué hacer, me ama pero no se decidí a dejar de pensar en mis cosas y dejarse llevar por todo ese amor que dice tenerme.

El resto del día la paso en mi habitación con el pequeño y ella en su habitación.

Cada quien en sus pensamientos. La verdad no esperaba verla aquí y mucho menos que alguien le diera la dirección de la cabaña o se acordara de ella.

No es que dude de mi amor, yo sé que quiero estar con ella. Pero ella es la que duda que hacer, y así no puedo.

¿Por qué el amor tiene que ser tan complicado? O ¿es que las personas lo volvemos complicado? Creo que es un poco de ambas.

¿Todas las parejas tienen el mismo problema? Tal vez no, quizás tienen más suerte que nosotras y simplemente viven su amor sin importarle el pasado, disfrutando del presente  y pensando o tratando de imaginar que les puede deparar el futuro.

En mi caso no puedo pensar en el futuro porque es demasiado incierto, el pasado puedo recordar los momentos de hace siglo con ella e incluso los que vivimos hace dos años.

Como le he dicho a ella no me arrepiento del pasado, con tal de vivir los momentos que tuve junto a ella, volvería a pasar todo.

Sacrificaría todo lo que tengo en mi vida, menos al pequeño Nick por un futuro juntas dejando el pasado por lo que es, pasado y nada más.

Si alguna vez hubiera podido prever este presente hubiera cambiado tantas cosas pero no el de ser inmortal y encontrarla.

Observo al pequeño angelito dormir plácidamente a mi lado, veo como su pechito sube y baja por la respiración pausada que tiene.

Él ni siquiera puede imaginarse a quien le dijo mami, apenas lleva un día aquí y ya lo acaba de conquistar. O quizás al verla en la casa ayer y hoy, cree que es su otra madre. Porque debo admitir que siempre le hablo de su otra madre la Biológica, que falleció cuando el apenas tenía siete meses de edad y así como le dije al acolito Nick aquella vez, me hice cargo de él.

Mi hijo es el único que ha logrado que esto dos años estando aquí y enterarme todo lo que pasa en New York, no  entrara en frenesí y cometiera algunas locuras, porque ahora a pesar de todo él está en primer lugar.

Siempre quise tener hijos pero no puedo tenerlos bilógicamente, me gustaría saber que se siente una vida creciendo dentro de ti, como se mueve y todas las cosas que las humanas al embarazarse pueden sentir.

No sé si soy o seré una gran madre pero solo hago lo mejor por él y trato de humanizarme aún más.

Estoy tan concentrada observándolo, que apenas me percato que la canción que esta sonado en el auricular que tengo puesto, es esa que tanto me identifica, no solo por las letras, sino por las veces que cante en su puerta, pensando en ella, sin saber que allí adentro estaba ella.

La dueña de todos mis pensamientos y sentimientos. Por la única que no me entregue a ese lado bestial, pero no sirvió de mucho el no hacerlo, ya que me considera así.

Sé que a pesar de todo debo luchar por ella, porque se dé su amor, solo le teme al pasado y ese lado bestial mío, que se niega aceptar. Pero como los vampiros sentimos más que los humanos y yo soy masoquista para entrar en ese juego, de si quiero estar contigo pero…

Porque habrá un pero y ese es el que ya se sabe. Yo prefiero dejarle que ella decida y si se quiere ir que se vaya, porque yo no pienso ser su prisionera.

No es que no me importe que decida irse, solo que así como puedo sentir más y termine destruyendo nuevamente mi corazón, también puedo ser fría y fingir que nada ha pasado.

Nick empieza a llorar, lo tomo en mis brazos y lo acuesto en mi pecho boca abajo mientras le doy su chupón para duerma un rato más así puedo levantarme a prepararle un baño y arroparlo.

Empiezo a cantarle una canción lenta mientras doy pequeñas palmaditas en su espalda y cierra sus ojitos lentamente. Yo también cierro los míos para disfrutar la paz que él me trasmite. 

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