Presente - Fanfic Pepsi - Reigh2008 - 3

Capítulo 3

Lo admito, soy difícil, soy inquieta, soy nerviosa….Todos se van a dormir pero yo no puedo, me ahogo entre estas 4 paredes, necesito salir, pasear, notar el aire calido en mi cara.

Son demasiados años sin estar aquí, sin oler esta tierra…

Le pido a Lola unas llaves de casa y huyo…salgo corriendo deseando ver…

Saco del bolsillo mi pequeña Ipod para que me acompañe en mi camino

Me acerco al parque donde solíamos jugar, todo sigue igual, los viejos columpios, el tobogán, los bancos de madera ahora de plástico moderno…veo botellas de licor en el suelo donde antes solía encontrar bolsas de pipas.

Las pintadas inocentes de la pared ahora son graffitis artísticos de gente que llora por la pobreza…

Sigo caminado sin rumbo fijo, el barrio sigue igual, aceras más nuevas, tiendas que han dejado paso a otras,  mi antigua casa ahora es un edificio nuevo de cristales azules transparentes y aunque no quiera mil recuerdos viene a mi mente que solo pertenecen a nosotras dos..

Aprieto fuerte mis puños porque me da rabia pensar que aunque no quiera, formas parte de mi vida, de mi pasado, de mis recuerdos…20 años juntas…son muchos años…

Cierro los ojos y te veo sentada en el portal de mi casa esperándome con tu mochila cargada de libros y tu abrigo azul…tu amplia sonrisa, tu cabello pelirrojo recogido con aquella coleta que con esmero te hacia Lola cada mañana, con tu bolsa de cuadritos y tus galletas de chocolate, echándome la bronca porque me he vuelto a dormir y llegamos tarde…

Te veo a mi lado el primer día de instituto, nerviosas, de la mano, porque en realidad es un mundo desconocido, porque hemos dejado el cole de niños para ser mayores, porque tu no creces y yo te saco dos cabezas, porque te sientes segura a mi lado y yo me siento feliz sin saber todavía el porqué…

Me alejo de las calles que me recuerdan a ti….y sin querer mis pies me conducen a mi antiguo apartamento, porque aunque no quiera tenía que venir aquí, recordarte para olvidarte.

Mis piernas cansadas me recuerdan que ya no soy una chiquilla de 20 años y que mi cuerpo sigue despierto por la acumulación de nervios.

Vuelvo a casa, es tarde, son las 2 de la mañana de un día francamente muy largo, pero cuando giro la calle que me lleva a la corrala mi corazón se para en seco…

Una figura de mujer pasea sin rumbo fijo perdido por la misma calle, con semblante triste, la cabellera pelirroja despeinada, un abrigo de paño marrón la acompaña…

Mi corazón se acelera, ¿es ella? Quiero pensar que no, pero el solo hecho de ver una mujer con su color de pelo en ese barrio me provoca sensaciones conocidas…

Cambio de acera en un acto de miedo, de supervivencia, de cobardía total de una parte de mí oculta…

Pero no puedo y paro para observarla… ¿dónde va a esas horas?

La sigo entre la oscuridad de la noche y los portales, se acerca a una persiana medio cerrada donde compra algo…una farmacia de guardia….

Paro en mis pensamientos, que hago siguiendo a una mujer pelirroja a las 2 de la mañana ¿?

Vuelvo a mi rumbo original, a mi camino…ella por una acera, yo por otra…

Pero la duda puede más conmigo y cruzo al otro lado, necesito saber si es ella o no…

Y en ese momento una Silvia asustada en sus pasos, imaginándose lo peor, un ladrón, un violador que la sigue acelera sus pasos hasta su portal...

Cuando llego ella ya ha entrado dentro, giro en mis pasos, miro el numero de la calle…pienso en quizás Sara pueda contestar a mis dudas por la mañana, sin saber que Silvia me observa detrás de la puerta…

Y cuando salgo del portal…oigo su voz pronunciando mi nombre, como nadie lo pronuncia, como nadie lo entona, porque para mi desgracia, solo ella, solo Silvia Castro puede provocar en mí un vendaval de emociones…

S: Pepa…¿eres tu?

Pero yo no podía girarme, no podía… y seguí inmóvil hasta sentir sus manos en mi hombro, rozando mi piel…

Doy vueltas en la cama como tantas otras noches, el sueño no vence mi cuerpo y yo me tenso, mi cabeza da vueltas pensando y pensando, mis nervios a flor de piel, mis ojos abiertos como platos.

Miro el reloj desesperada para comprobar que solo es la 1 de la mañana y yo sigo sin poder dormir…una noche más.

Me levanto arrastrando mi mis pies para intentar encontrar algo de paz en una taza de leche caliente tal y como hacia mi madre cuando era pequeña y no podía dormir nerviosa por algún examen.

Mi madre, cuanto la echo de menos… A veces me pregunto si realmente me estará viendo desde el cielo y lo poco orgullosa que estará de mí y de esta poca alegría de vida que he tenido.

Me he equivocado tantas veces en mi vida, tantas, que ya he perdido la cuenta. Mi padre me decía que el hombre es el animal que tropieza siempre con la misma piedra y está claro que yo he tropezado cientos de veces con la misma, he caído, me levanto, limpio mis heridas y sigo caminado, para luego, un tiempo después volver a caer…esa soy yo…un desastre tras otro…

Busco en el cajón del lavabo las pocas pastillas que me quedan para dormir pero el ansia me ha podido estos días y he acabado con ellas.

Soy médico y tengo que reconocer que empiezo a darme miedo, demasiados días, demasiadas pastillas…

Salgo corriendo a la calle en busca de una farmacia…las necesito, necesito dormir, descansar, necesito por unas horas borrar de mi mente quien soy y porque estoy en este mundo…

La noche es fresca y oscura, se avecina quizás tormenta ya que de las nubes no se divisa la luna llena…

Y cuando vuelvo a casa, al otro lado de la acera, una figura me observa.

Me entra el pánico y la angustia porque ahora no estoy preparada para un asalto más en mi vida.

Saco nerviosa las llaves de la portería de mi chaqueta y me escondo en la oscuridad de los buzones para divisar su cara…

Y entonces es cuando empiezo a pensar que estoy muy enferma de la cabeza y que realmente necesito ayuda, ya que aquella figura tiene la cara de ella…

Oigo como mi respiración acelerada hace eco en la cavidad de la portería, siento desvanecer, las piernas me flaquean, nauseas, sudor frío, realmente siento que estoy loca y que ella es un fantasma…

Pellizco mis brazos, cierro los ojos pero ella sigue ahí, buscando algo, mirando los nombres de los buzones…

Y es ella, no hay duda, su pelo negro, sus labios carnosos, sus ojos grandes…mi fantasma es una copia madura de la niña Pepa.

Pero entonces mi fantasma da la vuelta y se marcha…y yo siento que es mi última oportunidad

Digo su nombre al principio muy bajito porque del miedo y la angustia mi voz no sale…

Pepa...

Poso mi mano encima de su hombro y mi dedo meñique roza su piel…siento como mi cuerpo responde a su estimulo…es ella…es Pepa….

¿Pepa eres tú?

Pero mi fantasma no se mueve…apenas se gira, inmóvil…paralizada….Y se hace el silencio…

Son las dos de la mañana…

Mis lagrimas se juntan con mis labios y mi mano sigue apoyada en su hombro esperando un estímulo, un movimiento, algo…La espera me mata, solo pasan segundos, pero me mata…estoy loca?

P: Si, soy yo

Y su voz, oigo su voz, es Pepa, mi Pepa…ha vuelto…ha vuelto a mí…

Pero ella no se gira, sigue inmóvil…

Su mano se posa encima de la mía en su hombro, su piel delicada, sus dedos largos, su mano tersa, siento que los años no han pasado en ella y aunque no pueda ver su cara de cerca, siento que debe ser igual de bella...

Pero mi sueño se interrumpe cuando la furia nos despierta, y mi sueño de amor y felicidad se rompe cuando retira la mano de mi hombro con descaro y penuria y oigo de sus labios un “no me toques Silvia”…

Y mi Pepa, la mujer que ha vivido en mi ocultamente se pierde en la oscuridad de la calle dejándome rota y desolada

Pero para entonces si…el cielo clama en contra mía y de todos mis pecados cometidos…

La lluvia cae con fuerza y me empapa intentando lavar mi conciencia, intento aclarar porqué le hice aquello, mentir, huir, romper algo tan hermoso

Y aunque el frío cala mis huesos, siento el castigo no ha sido suficiente, siento que me va a tocar lidiar con más, que lo peor está por llegar, porque ella es  alguien que ha aprendido a olvidarme y no perdonarme durante estos años...Y yo una pobre desgraciada que no ha resuelto, olvidado y aprendido nada...

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Correr no hará que llegues antes a tu destino...correr solo hará que te caigas una y otra Pepa Miranda...

La lluvia mezcla las lágrimas de cara...era Silvia...era Silvia...DIOS! A las 2 de la mañana!!! DIOS....

La rabia se apodera de mi, una y otra vez y siento que si corro más se perderá mi angustia en alguna esquina de este barrio.

Ella, ella que me toca un resquicio de mi piel y me vuelve loca, hace que 7 años de dolor desaparezcan de mi mente, ella que con pronunciar mi nombre haría que moviera el mundo y lo pusiera a sus pies...ella

Pero también el odio, el dolor, la mentira, la ira se apodera de su nombre...no se merece mi perdón, no se merece mi palabra, mi respeto...TE ODIO! grito una y otra vez sentada en ese banco de madera que tantas veces nos ha visto a ti y a mi juntas...

El frío invade mi cuerpo, la ropas mojadas caen en la cocina de mi hermano...me siento desnuda en todos los sentidos de la palabra y solo el calor de este albornoz, el olor a hogar que desprende me hace sentir en refugio, como un niño pequeño que se acopla en los brazos de su madre cuando tiene miedo...

El cansancio se apodera de mí...

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