El día estaba nublado y no tenía ganas de levantarme de
aquella cama espaciosa, tenía dos meses que había logrado mi independencia, fue
algo doloroso al principio tanto que regresaba a dormir a la casa de mi madre.
Observe alrededor de la habitación la cual estaba casi vacía ya que no tenía
muebles, tenía planeado llenar mi
espacio poco a poco.
Sin más me levante perezosa y me dirigí a la ducha, al
estar bajo aquella agua tibia mi cuerpo se relajó y mente traía aquella
conversación con Erick.
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- ¿Por qué no le dijiste que era tu socia?- dije
tranquila, sabía que tenía buenas razones para ello y se quedó callado unos segundos
- Porque la conozco y sabía que si le decía no iba a
venir ni una vez- Hizo una pausa – Además no lo creí tan necesario puesto que
yo hago lo que quiero sin dar explicaciones - otra pausa- bueno a excepción de esto – me quede calla
unos minutos mientras él seguía preparando aquel platillo.
Ella me odia – pronuncie al fin y un pequeño suspiro
salió de mi boca, escuchando como Erick se quedaba viéndome un instante, para
después continuar con su trabajo, no me había dado cuenta que ya había
terminado hasta que tomo mis hombros y su mirada se centró en la mía.
- No te odia, solo que cree que es necesario permanecer
alejada de ti para no lastimarte – su mirada era seria y tranquilizadora, y yo
pensaba si había una posibilidad de que eso fuera cierto – mira, lo siento de
verdad, le dije que tú estabas en un proceso de superación amorosa, ósea que
estaban tratando de olvidarla – lo mire
sorprendida.
- ¿Ya hablaste con ella? – asintió con la cabeza - ¿te entendió?
- Se puso un poco mal humorada, pero, me disculpo. Así
que deja de pensar tonterías y apresúrate que se enfriara este platillo - Le sonreí y le dio un beso en la mejilla.
- Ya no se acelera mi corazón como antes – le sonreí
junto a la puerta, para después salir de la cocina.
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Salí de la ducha con mi mente despejada, tenía que seguir
mi camino y dejar aquel primer amor no correspondido. Cuando estaba saliendo de
mi pequeño espacio, mi casa, estaba decidida a dar una oportunidad al amor,
fuera con quien fuera y estaba tan concentrada preguntándome como sería aquel
nuevo amor que no me di cuenta que estaba a punto de cruzar la carretera sin
fijarme en el semáforo, ni ver que un coche venía a toda velocidad, solo sentí un
jalón fuerte hacia atrás y ver como aquel coche blanco pasaba justo a unos
pasos delate de mí a una velocidad que podría haber desintegrado en mil
cachitos si no me hubieran ayudado, caí al suelo aturdida por completo, no
podía creer que no viera en alguna visión aquel acto, iba a morir aquella
mañana.
Estaba sumergida en mis pensamiento que no me di cuenta
que aquella chica quien me había ayudado estaba hablándome.
- ¿Estas bien?- mirándola perpleja y apenas saliendo de
mi trance- Oyee, ¿estás bien? –
sacudiéndome levemente del hombro derecho, parpadee varias veces hasta que salí
completamente de mis pensamientos.
- Si, si estoy bien, solo fue el susto – mirándole a los
ojos, tenía una mirada tan cálida, veía como daba un suspiro de alivio - y el sentón – y observe como sonreía
divertida por mi último comentario, tenía un sonrisa tan linda que podría
perderme en ella. Observe como se levantaba despacio y elegante, para después
tenderme su mano blanca y delicada, un rápido pensamiento paso por mi mente - -
¿podría ser ella?- - tome su mano y sentí su calidez. Me incorpore despacio y
le sonreí agradecida.
- Gracias, no sé qué hubiera pasado si no estuvieras aquí–
sonreía e instintivamente le di un
abrazo suave- gracias.
- No te preocupes, sé que hubieras hecho lo mismo en mi
lugar– separándonos del abrazo.
-¿cómo puedo compensarlo? Estoy en deuda contigo – sin
dejarla de ver
- Pues de echo si puedes ayudarme en algo – la mire
curiosa, y vi como sacaba un papelito de su chamarra – puedes ayudarme a
encontrar este lugar – observe detenidamente aquel papelito y vi la dirección,
arquee mis cejas demostrando impresión.
- Que suerte, voy en esa dirección- sonriéndole ampliamente.
- solo espero que no vallas por el puesto que ofrecen –
dijo juguetona y dejar de exponer aquellos lindos dientes.
- ¡Nooo!, yo trabajo enfrente de este lugar- sacudiendo
aquel papelito- caminamos con cuidado hasta aquel lugar, conversando de todo lo
que se nos venía a la mente y nos despedimos.
- Parece que nos veremos seguido, yo trabajo ahí – señale
el restaurant que se encontraba enfrente de aquel despacho. Y observaba como
ella lo veía con curiosidad.
- Es lindo- dije con reproche y fingiendo molestia –
tiene los mejores menús de la zona.
- mmmm, hasta no probar, no creer- dijo sonriendo – bueno
ya es tarde tengo que entrar, sino me van a correr el primer día – dijo
tendiéndome la mano y sonriendo – por cierto me llamo Mónica y tú?- sonreí y
tome su mano
- Yaeli, pero puedes llamarme solo Yae – le di un beso en
la mejilla- paste por el restaurant seguido aaa y gracias de nuevo.
- no te preocupes, nos vemos - haciendo un ademan de adiós con la mano, yo
solo levante la mano para corresponder el ademan.
Al llegar al restaurant le conté con detalle lo sucedido
a Erick quien me miraba impresionado y algo incrédulo, le conté lo linda que
era aquella chica y la impresión que
había dejado en mí, estaba emocionada porque la vida había dado una nueva
oportunidad de vivir y amar. Esperaba que aquella chica apareciera por la
puerta principal y presentársela a Erick, ver de nuevo su linda sonrisa pero
nunca apareció, estaba consternada, ¿podría haberle causado mala impresión?, o ¿le
había pasado algo?, no entendía que había pasado, -- Tal vez no le gusta comer
fuera de casa, y ¿si la despidieron en su primer día como había bromeado? -- me
dije a mi misma, suspirando a mi pesar.
Dos días después, Erick se enteró que aquel coche blanco
que estuvo a centímetros de arrollarme, era de Keely, quien se disculpó en la
tarde y se quedó a conversar nuevamente con nosotros hasta tarde.
Paso una semana después de lo sucedido, no me había
topado aquella chica; que lleva por nombre Mónica; ni una vez, yo ya dudaba que aquella chica se dignara a
pararse en aquel restaurar, o que simplemente la volviera a ver, estaba por
salir del trabajo, Erick se había retirado porque tenía que ver a su hermana.
Me encontraba lavando los últimos trastes sucios y escuche como entraba alguien
por la puerta principal, salí a discúlpame con la persona ya que había cerrado el local y ya no había servicio.
- Lo siento ya cerramos-
saliendo de la cocina y ver aquella chica parada frente la barra.
- Que lastima, de verdad que quería probar el menú –
estaba sorprendida y al reaccionar emboce una sonrisa, aquella chica se quedó
en silencio unos segundos– Lo siento, disculpa que no me halla parado por aquí,
pero en verdad tenía mucho trabajo, me castigaron esta semana por llegar tarde
mi primer día de trabajo- yo permanecía en silencio escuchándola atentamente
sin borrar mi sonrisa – por decirlo así – Di un suspiro de alivio.
- No te preocupes- hice un pausa - de verdad no se
encuentra el chef- dije sonriendo – pero pedo ofrecerte un café y el postre que
esta genial- ella asintió con la cabeza.
Aquella anoche platicamos un buen rato hasta que nos dimos
cuenta de la hora que era, había pasado
una linda noche y regresábamos a casa bromeando, hasta que nos despedimos en
aquel crucero en que nos conocimos.
Al llegar a casa me fui directamente a la cama, estaba
rendida, aquel día fue muy pesado y tenía bastante agotada, después de conciliar
el sueño y estar en el más profundo nivel de inconsciencia, unas imágenes en mi
mente pasaban lentamente. Una vez más me encontraba en aquella carretera
aislada observando el resplandor de la luna, hipnotizada por su hermosura hasta que unos gritos
desesperados me sacaban de mi transe y pasar de un escenario en donde el pecho
de una chica era atravesado por un puñal a otro en el que aquella chica estaba en mis brazos, ahora
podía ver sus labios.
Desperté agitada y mis manos tomaban las sabanas con
fuerza, tenía bastante tiempo que aquel
sueño no regresaba, trate de tranquilizarme y me incorpore en la cama, mi
respiración aún era pesada, gire a ver el reloj que estaba en la mesita y eran
las 4 de la mañana-
- Otra vez este sueño, que diablos significa- tomando con
mi mano derecha mi cara, me recosté de nuevo pero ya no podía dormir, así que
este día iba a madrugar.
Me levante de la cama y encendí el estero a un volumen
considerado para empezar con una rutina de ejercicio, la cual no era muy común a
esa hora, pero tenía demasiado tiempo y no quería desaprovecharlo. Al terminar
con mi rutina, puse la cafetera a funcionar y me di una ducha, para continuar
con mi rutina diaria en el trabajo. Al llegar a este Erick ya estaba horneando los
panquesillos, los cuales eran tan exquisitos que se vendían en un dos por tres.
Me miro divertido ya que tenía el radio encendido y pasaban una canción
divertida, la cual empezó a cantar y me invitaba a acompañarlo, sonriendo lo
seguí con el ritmo de la canción y pasamos un buen rato cantado.
- Hoy está muy contento, a ¿Qué se debe? – mientras
preparaba acomodaba los platos y tazas.
- Solo tuve una buena noche, dormí como un bebe-
guiñándome el ojo y observando mis pequeñas ojeras - y por lo que veo alguien se develo – di un
suspiro pesado y lo mire seria.
- Tuve otra vez ese sueño – él se me quedo viendo
sorprendido dejando lo que estaba haciendo.
- ¿El de la chica? –Asentí – y supongo que un no sabes de
quien se trata.
- No, aunque pude ver sus labios levemente-
- ¿enserio? Y ¿Cómo eran?- volviendo hacer lo que dejó.
- Ni idea fue algo rápido y confuso- me quede pensando si
hubiera alguien que me recordar a eso labio – o por cierto, ¿adivina quién vino
ayer?- cambiando mi expresión y elevando las cejas, él se me quedo viendo
confuso, y también arqueo las cejas lleno de impresión.
- No me digas que aquella chica que evito el accidente-
con una vos de incredibilidad
- Así es amigo y va a venir más seguido- le dije
sonriente - ahora si te la voy a presentar,
el solo se limitaba a sonreír divertido.
Los días transcurrían tranquilos, emocionantes,
sensibles, alegres de todas las emociones posibles, le había presentado a Mónica
nuestro estupendo chef y los tres enganchamos una linda amistad, porque a relaciones
amorosas, Mónica dejaba en claro que
solo le interesaba mi amistad, así que no tuve más que resignarme a la idea de
que simplemente podría ser una chica soltera y con muchos gatos a mi lado.
Todos aquellos días eran tranquilos, los cuales reinaba
la paz, además de que eran adecuados para aplacar aquellos sentimientos por
Keely, en aquellos momentos mi corazón ya no reaccionaban a su presencia, la
cual se hizo cada vez más al visitarnos seguido. Esto lo sabía Erick quien daba
informe a ella, permitiendo que nuestra amistad fuera creciendo sin
resentimientos.
Todos aquellos días eran tranquilos, hasta que se
presentó aquel tipo como el novio de Keely, estábamos sentados alrededor de
aquella mesa en la que se había convertido nuestra favorita, ya que en ella
pasábamos noches de pláticas y de entretenimiento interminables, Keely se había
tardar dado en aparecer y a Erick se le hacía extraño ya que unas horas antes
le había notificado que ira sin falta.
Media hora después allí estaba Keely sonriente, colgada
del brazo de aquel tipo quien anuncio ser su novio, yo solo me limitaba a verla
a penas sonriendo, y note como Erick me miraba de reojo.
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