Ella y Ella - Luzi Müller - 6

Capítulo VI

Q. esto… es…

B. ¡impresionante!

Q. Pero ¿Cómo?

B. mm tengo mis trucos

“Señoritas síganme por favor”

Un enorme yate de lujo se levantaba frente a la vista de ambas rubias, estaban en un muelle a unos cuantos kilómetros del hotel donde se hospedaban, a Britt se le había ocurrido una idea para la cita de su hermana, así que se dispuso a marcar algunos números telefónicos y consiguió el alquiler de ese yate.

Q. ¿y a dónde se supone que iremos?

B. ya lo arregle, darán un paseo por los alrededores y luego almorzaran en medio del mar ¿no es romántico?

Q. Britt yo... yo no sé si a Rachel le agrade está idea

B. Q es una cita, debes sorprenderla, además dime si con estás vistas y lo que tengo en mente no quedará encantada

Q. no sé que tengas en mente hermanita

B. y eso será un secreto hasta el día de la cita

Q. y cuando se supone que será

B. mañana

Q. ¿mañana? ¿Pero estás loca?

B. tranquila Quinnie, tengo todo bajo control

R. no entiendo porque se molesto

S. enana le robaste el solo y no quieres que te mire a matar?

R. yo no le robe nada, no tengo culpa de tener una voz excepcional

S. ¡ay! No de nuevo... por favor Berry deja los minutos de diva y concéntrate en ganar ¿quieres?

R. eso hago San

S. ¿y cómo van tus planes de cita con la gringa?

R. no sé, no hemos hablado

S. y dudo que puedan hablar

La típica carcajada burlona de Santana se escuchaba en el salón de ensayo de aquel lugar

R. quiero aprender hablar algo de inglés

S. Tú qué?

R. San no sé qué me dice cada vez que está conmigo, y no me fío de las traducciones de su hermana

S. es cierto, note cierta tensión ahí, es como si una dijera una cosa... y otra pués algo totalmente diferente

R. también lo notaste ¿eh?

S. aja y como aprenderás? Si quieres le digo al rubio guapo de Sam

R. pues al menos un libro o algo que me ayude a entender un poco más que un Hello.

Q. He... Ho... Hola Rachel

B. ¿Cómo estás? Te ves preciosa

Q. ¿Có mo es tás? Pre cisa

B. Q no pre ci sa, TE VES PRECIOSA

Q. Britt para... esto es una locura, no puedo aprender frases completas en unas 18 horas? Esto es de locos

B. bueno si quieres yo estoy contigo en la cita, te pongo un micrófono y te voy dictando y

Q. ¿Qué? Para... para... No, no y no… ¡es mala idea!

B. ¿Por qué? Q... ¿Tú... estás pensando en llevártela a la cama de nuevo?

Q. yo... yo... no... ahh…

Quinn salía enojada de la habitación rumbo a la pequeña terraza que tenía, la tarde había sido agotadora, siguiendo las ideas de su hermana estaba enloqueciendo, y para colmo de males el intento fallido de aprender algunas frases de aquel idioma que jamás logro entender

B. Aún puedes cancelar, si eso quieres

Q. Britt... yo... nunca me sentí así, en serio yo quiero, pero mi otro yo me dice que estoy cometiendo una locura

B. el amor es eso Q, una locura, una divina locura

Q. por qué crees que es amor?

B. porque jamás te vi ese brillo en los ojos en todos los años que te conozco como en las pocas horas que hemos estado en este lugar.

R. Sam tú crees que puedas enseñarme algunas frases en inglés

Sm. Claro linda, seré tu profesor de inglés

S. Ojo rubio, no quieras pasarte de listo ¿eh?

Sm. Yo solo tengo ojos para ti mi morena hermosa

Aquella noche en vez de bajar a disfrutar de las presentaciones que se hacían en aquel bar del hotel, se quedaron los tres en la habitación tratando de hacer magia, enseñar frases de un idioma a la diva para que no quedará muda en la inesperada cita con la rubia.

Los primeros rayos de sol caían sobre aquel paraíso del Caribe, Brittany había tenido una noche bastante entretenida con su hermana y su mascota, afinando detalles de aquella cita que sería en unas horas. Decidida se encaminaba hacia aquel salón donde ensayaban las chicas latinas para su show

B. ¡Buenos días!

“Buenos días” respondieron a coro el grupo que se encontraba allí

S. Creo que te buscan enana

R. ¿Britt?

B. Hola Rachie, podemos hablar

R. Eh... si... ¡si claro!

B. Contigo también ¿Santana?

S. Vaya rubita dos veo que estás bien informada, espera yo ¿por qué?

B. Vamos

Ambas chicas se miraron confusas, pero accedieron a seguir a la rubia hasta los jardines del hotel

B. Ire al punto, Rachie tu cita es a la hora de almuerzo

R. ¿Qué? ¿Cómo?

S. Es muy pronto

B. Lo sé, no te había dicho, y si no asistes, Quinnie me matara, primero echara a Tubbi en medio del índico

S. ¿Índico?

B. Si este océano

R. Es el atlántico Brittany

B. Como sea, luego me matara, ¡por favor Rachie!

S. Si tu rubia hermana es rara... ¡tú estás más loca!

Sm. Chicas las he estado buscando, buen día

S. Hola guapo!

R. Que tal Sam, ella es Brittany

Sm. Un gusto linda

B. Tú eres perfecto

S. ¿Perdón? ¿Que dijiste rubia?

B. ¿Quieres unirte a una causa justa?

Sm. Disculpa ¿no te entiendo?

B. ¿Conduces?

Sm. Por supuesto, pero sigo sin entender

B. Perfecto, mucho gusto, soy la asistente de Cupido

R y S. ¿Qué tu qué?

Aquello parecía una escena genuina de una loca película, Brittany había hecho un plan que hasta el momento tenía fallas, pero como si del destino se tratará todo en cuestión de minutos tomaba su rumbo.

Q. Hola mamá

J. Hey hija, ¿cómo has dormido?

Q. genial ¿y tú?

J. Perfecto

Q. Has visto a Britt?

J. Aún no, ¿por?

Q. No, por nada mamá

F. Buen día bellas damas

Q. ¿Otra vez tú?

J. Quinn!! Hola Finn ¿Qué tal la estadía aquí?

F. De maravilla Judy

Q. ¿Judy? Señora Fabray para la próxima

J. Quinn que te ocurre con Finn

Q. ¿a mí? Nada

F. déjela Judy, creo que trata de reprimir sus sentimientos por mi

Q. ¿mis qué?

B. Quinnie te he buscado por todos lados, ven conmigo

J. Hija esa son formas de saludar, no te he visto desde ayer en la tarde y te apareces así como si nada

B. Hola mamá

Dejándole un beso rápido en la mejilla a su madre, saco a su hermana mayor casi arrastrada de aquel restaurant donde desayunaban

Q. Me puedes explicar qué te pasa

B. Tienes que arreglarte para la cita

Q. Britt son las 9:25 de la mañana, no se supone que es en horas de almuerzo?

B. Aún faltan detalles

Q. ¡En serio estás loca!

Tomaron de nuevo un taxi y se alejaron del hotel.

R. Puedo ausentarme del ensayo señora Emma

E. Querida que te dije acerca del señora

R. Está bien Emma

E. Pues no lo sé, háblalo con tu equipo

R. Eso haré, pero ¿por ti no hay problema?

E. Claro que no, anda ve y habla con ellas

R. Chicas quiero hablar con ustedes

Sg. Si diva, te puedes ir, acá tenemos todo bajo control

M. Además me quedaré con tu solo así sea tras bastidores

R. Pero si no he dicho nada aún

Sg. Ya hemos sido amenazadas

R. San?

Sg. y M. Ajá

Las tres sonrieron, la latina con su típica personalidad ya había hecho de las suyas en aquella tierra extranjera.

Un auto de color negro aparcaba en aquel muelle, el sol iluminaba con su máximo esplendor aquellas aguas turquesas, la brisa marina corría cálidamente, muchas embarcaciones se visualizaban allí, un rubio ojos azules bajaba impecablemente vestido de blanco, abría la puerta de atrás y estiraba la mano para ayudar a bajar a la chica; Quinn desde el yate fijaba sus ojos verdes en la figura de aquella mujer,

Q. –Dios es hermosa-

R. no puedo creer que Santana te haya convencido para hacer esto

Sm. No te preocupes, es por una buena causa

Rachel venia del brazo del chico quién le servía de chofer y guardaespaldas, de pronto sintió una mirada sobre ella, alzó su vista y ahí estaba, una rubia con el cabello suelto moviéndose al compás del viento, con vestido veraniego de color blanco igual al que vestía ella.

R.-Parece un ángel-

Sm. Hacen linda pareja

R. no somos parejas

Sm. Estoy segura que lo serán

Aquellas palabras hicieron estremecer a la morena mientras se acercaba a su cita

Q. Ho... Hola Rachel

R. Hola Quinn

Sm. Bueno chicas disfruten

El rubio ayudó a subir a la embarcación a la diva y acto seguido se marcho.

Q. Estás preciosa

R. - Está hablando español, pero ¿Cómo?- Tú tambien Quinn

Sujeto sus manos y la incito a seguirla hasta colocarse en la popa del yate, sintió cuando esté comenzó su marcha por el agua y se sorprendió

R. ¿A dónde vamos?

Q. Sorpresa

R. -Imagino que también aprendió frases igual que yo, genial no recuerdo ninguna para preguntar esto-

Lo hermoso del paisaje le dejo sin habla, aquellas aguas casi del color del mismo cielo, esa brisa que la envolvía, esa lujosa embarcación, aquellos asientos blancos como su vestido, una botella de algo que parecía champange, una sonrisa se dibujo en su rostro y su corazón se aceleró cuando sintió que la rodeaban desde atrás por la cintura y posaban un par de brazos sobre su abdomen, la rubia afinco su mentón en el hombro derecho de la diva y se quedó admirando la vista de lo que sin duda para ambas era el paraíso terrenal.

Q. Vamos

R. ¿What? ¿Are you crazy Quinn?

Q. ¿Excuse me?

R. No voy a saltar al agua en medio de la nada

El yate se había detenido en el medio de aquellas azules aguas, la rubia intentaba convencer a la morena de saltar junto a ella, en su mano llevaba un par de snorkels que les serviría para sumergirse en las profundidades y contemplar las maravillas acuáticas

Q. Please

R. No

Q. Vamos Rachel

Durante unos 5, quizás 10 minutos estuvieron entre si y no de parte de la diva, hasta que por fin la rubia se canso y la tomo entre sus brazos y se arrojo al agua

R. Loca, eso estás... muy loca

El gesto de enojo tras aquella acción y verse completamente indefensa en medio del mar, hizo que Rachel se aferrará al cuello de la rubia

Q. ¿Are you Ok?

R. No sé nadar muy bien, igual no sé para que me explico sino me entenderás

Quinn sonrió, le extendió el snorkel para que se lo colocará y repitió ella la acción, luego la tomo de la mano y la hundió, la diva no podía creer las bellezas que observaba, ciento de peces, arrecifes de coral, la arena blanca que se veía en el fondo, aquellas imágenes perdurarían en la mente de Rachel por mucho tiempo.

Después de nadar, reír, jugar con el agua, ambas se sentían hambrientas, ahí no importaba sin las palabras en un idioma u otro se pronunciaban perfectamente, o si expresaban con exactitud lo que querían trasmitirse, solo los gestos, las sonrisas, las miradas llenaban ese espacio.

Subieron de nuevo al yate, la rubia no quitaba sus ojos de las piernas de la diva mientras ascendía por aquellas escalerillas

R. ¿Te quedarás ahí?

Una sonrisa nuevamente por respuesta, abordo totalmente para que se pusiera en marcha con dirección a una isla que se podía observar desde donde estaban a unos cuantos kilómetros.

Un enorme restaurante se levantaba cercano a las orillas de aquel inmenso mar, un ambiente totalmente tropical, marcado por la alegría de la música, pero a su vez un toque de romanticismo hacía de ese lugar un rincón especial; mesas y sillas de madera pulida, todas las mesas cubiertas con manteles blancos impecables, se podía ver las aguas bañando la pálidas arenas, Rachel estaba en un sueño, o al menos eso creía ella, y Quinn, sencillamente estaba siendo feliz.

Tres mojitos llevaban encima, lo suficiente para sentirse liberadas de sus fantasmas, para soltar los miedos, las inseguridades, y dejarse llevar por aquella sensación de bienestar que les producía al estar juntas, sentadas en aquella arena suave, abrazadas viendo el atardecer

R. Gracias Quinn, es lo más hermoso que han hecho por mí

Q. Gracias Rachel por hacerme feliz

Un español claro, con unas palabras contundentes, segundos bastaron para conectar sus miradas, y unir sus labios por primera vez desde que comenzó aquella cita. Un roce suave, que fue tomando fuerza, una pasión que se fue expresando a través de los besos, pero que se detuvo por causa de la morena

R. Qui… Quinn... creo... que debemos regresar... está anocheciendo...

Se levanto y apuro el paso para nadar una corta distancia e introducirse en la embarcación, atrás dejaba una rubia aturdida producto del deseo que sentía por aquella pequeña morena latina.

S. ¿Crees que estén bien? Ya casi anochece y no regresan

B. Tranquila, todo está bajo control

La latina miraba con duda a la rubia, además el gato que tenía entre sus brazos le producía una desconfianza inexplicable

S. ¿A quién se le ocurre traer un gato de vacaciones?

B. Lord no es un gato cualquiera

S. ¿no?

B. dice que eres muy escéptica

S. oye ¿y tú que sabes? -dios pero que me pasa, los gatos no hablan Santana... NO HABLAN-

B. Vamos al hotel, Tubbi me dice que regresaran, pero no debemos esperar

S. ¿Quién es tubbi?

B. él, se llama Lord Tubbintong

S. Genial, y yo pensé que la loca era la otra rubia, ahora resulta que es de familia…

R. Quinn creo... creo que debemos regresar al hotel, estamos solas en este yate, ya el capitán se fue y... y

Q. Canta para mi Rachel

La rubia no presto atención y además tampoco entendía aquella lluvia de palabras de parte de la morena, solo tenía un objetivo en su mente, algo que deseaba desde que la escucho en aquel salón

R. ¿Qué?

Q. Canta para mi, ¡please!

Y esa mirada que traspasaba todas sus barreras la dejó hechizada

Solo en ti
Por siempre seré feliz
Historia que presentí mucho antes de vivir en mí

Porque solo en ti,
Encuentro lo que ayer perdí
Tú eres en mí existir,
Mi gran felicidad

Si tú me amas
Yo seré esa esperanza
Que jamás se querrá morir
En este amor sin fin
Tú serás siempre mi alma

Despertar, paraísos de visión y paz
Se que solo los podré encontrar,
En mis días junto a ti

Si tú me amas,
Yo seré esa esperanza,
Que jamás se querrá morir
En este amor sin fin
Tú serás siempre mi alma

Si tú me amas,
Yo seré una esperanza
Que jamás se querrá morir
En este amor sin fin
Tú serás siempre mi alma amor mío

Jamás querrá morir
Abrázame hasta el fin
Volaré si me amas

Haces realidad,
La magia de soñar
Volaré si tú me amas

Quinn tenía el corazón a mil, esa voz embriagadora la hacían elevar por el cielo de la felicidad, aquellas palabras que no comprendía su significado pero que estaba seguro expresaban todo lo que Rachel sentía hacia ella, una fuerza la empujo hacia la diva, quedando sus rostros frente a frente, sus ojos oscilaban entre los de ella y sus apetecibles labios, su respiración la podía sentir en sus labios, sus delicados dedos dibujaban su rostro, y un susurro marcó la libertad del deseo

Q. Te amo Rachel Berry

R. Te amo Quinn Fabray

B. Vamos a divertirnos la noche entera

S. Al menos te deshiciste de esa bola de pelos

Sm. Linda

B. Te pareces a Quinn

S. ¿Qué? Ni en mil años me parezco a esa gringa loca

B. hey, es mi hermana de quién hablas

Sm. Calma chicas, mejor vamos a darnos prisa que si no llegamos tarde

S. ¿Estás seguro que es por aquí ese dichoso bar?

Sm. Según esté mapa si

B. yo nunca uso mapas, tubbi siempre me guía

S. ahí vamos de nuevo

De pronto Brittany se quedó paralizada, Sam y Santana notaron que se quedó atrás de ellos sin moverse, ambos cruzaron miradas confusas

Sm. Brittany ¿estás bien?

No recibían respuesta, echaron unos pasos atrás hasta quedar a su lado cada uno,

S. Brittany ¿te pasa algo?

De nuevo silencio, la rubia de ojos azules tenía el rostro desencajado, unas lagrimas empezaron a salir, haciendo camino en sus mejillas, sus acompañantes se hacían señas tratando de entender ese cambio repentino, notaron que la mirada de la chica estaba clavada en algo, siguieron la dirección; notaron una pareja a unos cuantos metros de ellos abrazados y besándose

Sm. Brittany... ese chico... ese chico es tu novio

Santana paso su brazo rodeando la cintura de la chica, quizás temiendo alguna reacción por parte de está en contra de lo que suponía el rubio

B. No… es… ¡es mi mamá!

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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Luzi Müller - Derechos Reservados

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