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Llevaban un rato durmiendo cuando el sonido del móvil
despertó a Clara. Era Neira, habían encontrado a Freddy muerto en extrañas
circunstancias a las afueras de la ciudad. La inspectora le dijo a su compañero
que la recogiera en su casa en veinte minutos.
– ¿Qué
pasa? – preguntó Vega medio dormida – Son las cuatro y diez de la madrugada,
¿qué haces vistiéndote?
– Es
Freddy, lo han encontrado muerto. Tengo que ir para allá – le dijo Clara
mientras se ponía la ropa.
– ¿Y
tienes que ir ahora?
– Es
lo que tiene este oficio.
Cuando
acabó de vestirse, Clara se acercó a Vega, que seguía acostada en la cama, y la
besó.
– Tú
quédate aquí y duerme. Y no fisgonees mucho.
– ¿Qué
se puede fisgonear en una casa vacía? – le dijo Vega besándola para después
darse la vuelta y seguir durmiendo.
Efectivamente era Freddy, el amante sospechoso de la
muerte de Tania Rota, el que se encontraba con un tiro en la cabeza dentro de un
coche, en un oscuro descampado a las afuera de la ciudad. La zona en donde
había sido hallado el cadáver correspondía a otra comisaría, que sería la
encargada de la investigación así que Neira, le tomó las huellas, una muestra
de saliva y le arrancó unos cuantos pelos al muerto.
Del lugar de los hechos se fueron directos a los
laboratorios de la Policía Científica para que analizaran las pruebas y las
cotejaran con las recogidas en el lugar del crimen. Neira tenía un colega por
allí que les echó una mano y agilizó el tema. Los resultados de ADN fueron
positivos, los pelos de la cama y el semen extraído del cadáver pertenecían a
Freddy. Con estos datos se fueron a ver al juez.
Se había confirmado oficialmente que Alfredo Navarro,
alias Freddy, era el autor material de la muerte de Tania Rota. Vega había sido
descartada como sospechosa, sus huellas correspondían a las encontradas en el
tocador del dormitorio, que estaba alejado de la cama, y las explicaciones que
había dado ella las aceptaba el juez como ciertas, cosa que alegraba a Clara. Pero
quedaba una persona sin identificar, la de las huellas localizadas en la
mesilla, junto a los restos de cocaína encontrados.
Tras una mañana frenética, decidieron ir a comer antes de
regresar a la comisaría. Nada más llegar, les avisaron que el jefe les esperaba
en su despacho.
– Bien
señores, ¿qué tienen que decirme? – dijo el comisario dirigiendo su mirada
hacia Neira, como responsable que era del caso.
Pero
fue la inspectora Castillo la que decidió poner al día al jefe con los últimos
acontecimientos ocurridos.
– Sabemos
que Alfredo Navarro, alias Freddy, fue quien asesinó a Tania Rota, sus huellas
y los resultados de las pruebas de ADN así lo confirman. Ahora bien, el
asesinato de Navarro da un nuevo giro a la investigación, tal vez lo de la
mafia rusa tome ahora importancia. Habría que investigar esa vía.
– Que
mafia rusa ni que niño muerto, ¡Castillo, no me toque los cojones! ¿Quién dice
que fue asesinado? A lo mejor se pegó un tiro él solito porque estaba
arrepentido de lo que había hecho.
– Señor,
los indicios no indican esa probabilidad, el tiro fue dado a corta distancia
por otra persona y no se ha hallado el arma – dijo Neira con seriedad.
– Pues
se acabó señores, tenemos orden del juez Merino de dar por cerrado el caso, la
Fiscalía Anticorrupción está tras el señor Rota y no quieren que interfiramos
en sus investigaciones. Por nuestra parte, hemos cumplido, hemos encontrado al
asesino que era nuestro cometido. Además, no podemos tocarle los cojones al
señor Rota con gilipolleces, como lo de la mafia rusa, sin pruebas, porque se
trata de uno de los hombres más respetable de este país. Este caso se acaba
aquí y la muerte de ese tal Navarro ya la investigarán en la comisaría que
corresponda. No tengo más que decirles, pónganse con los otros casos pendientes.
Salieron del despacho indignados. Clara pensó en
presentar su renuncia en ese mismo instante pero se contuvo y decidió esperar a
que se le pasara el enfado que tenía, antes de dar el paso definitivo. Hizo una
solicitud para coger el día siguiente de vacaciones y se fue con Neira a beber
al Sónar, dando por finalizada su jornada laboral.
– Me
parece todo una puta mierda, no entiendo cómo se puede cerrar un caso tan en
falso. – dijo Neira con su tercera cerveza entre las manos.
– Te
voy a contar lo que yo pienso. Pienso que, las sospechas de Vega no son tan
descabelladas como nos pareció en un principio y que, al “respetable” señor
Rota, no le interesa que hurguemos en sus asuntos, aunque se trate de la muerte
de su hija. Y te voy a contar por qué pienso eso – dijo Clara dando un trago de
cerveza. – Aceptamos que Freddy es el asesinó de Tania Rota pero ¿quién mató a
Freddy? That is the question, amigo
mío. Por otro lado, tenemos las huellas de un desconocido en la escena del
crimen, la avería en el sistema de vigilancia que fue provocada, el dinero que
Vega dio a su hermana y que no encontramos en el piso. ¿Por qué no hemos
investigado también a los que extorsionaban a la víctima y nos hemos centrado únicamente
en Freddy desde un principio? Lo que yo creo es que, el juez Merino ha actuado
como la batuta del señor Rota y nosotros, junto con el hijo puta de Peláez, hemos
tocado a su ritmo. Se han quedado muchos indicios sin investigar porque el magistrado
no ha querido. La muerte de Navarro tiene mucho que ver en todo este asunto
pero, se da el caso por cerrado. Y sabes que te digo, que al final, lo de la
Fiscalía Anticorrupción se quedará en humo y Don Román Rota, seguirá saliendo
en las fotos junto a la realeza. Eso es lo que yo pienso, amigo mío pero, no me
hagas mucho caso porque estoy algo borracha.
– Sabes,
ahora, en vez de pena, me da envidia que te largues y dejes toda esta mierda
atrás.
Cuando Clara llegó a la casa de su amante, iba totalmente
borracha. Vega la desvistió y la acostó en su cama mientras la inspectora no
dejaba de balbucear improperios nada inteligibles contra su jefe, contra el
padre de ella y contra todo. Luego, se quedó dormida.
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Buenisimo por fin se supo quien es el asesino aunque falta algo más en la investigación. (Espero que se pueda aclarar todo)
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