Del Borde... Al Precipicio... 8 - Sankh

Capítulo 8

Esta mañana Pati se había quedado dormida y parecía que aún arrastraba la sabana por toda la casa mientras se alistaba para salir al trabajo, el día anterior había sido… ¿cómo había sido?, ¿raro?, no sabía, pero le pareció un día completamente lleno de muchas emociones; hasta la madrugada que debió contarle cada detalle de su almuerzo a Alex. Ambas habían quedado rendidas en la misma cama y Pati había perdido la noción del tiempo, así que, dejando a su hija aún en cama se disponía en unos minutos más estar lista para salir.

En la cocina mientras tomaba su café; esencial de cada mañana para funcionar, miró hacia la puerta y pensó en la penosa situación de ayer con Megan. Alcanzó a sonreír porque nada más de pensarlo se le enchinaba la piel, el sonido del teléfono la sacó de su ensimismamiento, caminó con su taza de café hasta el teléfono, lo descolgó y respondió, -Hola, buen día.

-Hola, Patricia- se escuchó desde el otro lado.

Pati frunció sus cejas en extrañeza y sintió un escalofrío recorrer su cuerpo -¿Megan?

-Buenos días, Pati- respondió Megan.

-Hola Megan, Alex aun duerme y…

-No es con Alex que quiero hablar, sino contigo, ¿molesto?

Pati sorprendida respondió, -no para nada, tu nunca molestas- pero quedando con la interrogante de para que la necesitaba Megan. En alguna parte de su pensamiento salió la idea de que no la necesitara para andar casi desnuda frente a la puerta o para hacer un calendario con fotos sensuales y ella fuese el mes de diciembre, claro, en diciembre hay tantas festividades que nadie mira el calendario, así que ese sería el mes ideal para ella.

Los pensamientos de Patricia fueron interrumpidos por Megan, -Sé que suena como atrevimiento de mi parte, pero necesito que me ayudes a poner en orden unos documentos legalmente, más bien te pido que seas mi abogada. Ya entiendo que debes estar muy ocupada, pero agradecería…

-Con todo gusto- adelantó Pati, sorprendiéndose ella misma de su respuesta tan rápida y sin pensarlo detenidamente.

-Gracias Patricia, te lo agradezco mucho, solo dime cuando me paso por tu oficina y estaré ahí con toda la documentación.

-Si te parece hoy es un buen día, así que encantada de poder ayudarte- dijo Patricia aun sorprendida, pero segura de su respuesta.

-Perfecto, si te parece estaré en la mañana que tengo un espacio de clases y  ahí estaré.

-Me parece genial Megan, hasta entonces.

-Gracias Patricia, te veo en un rato.

Patricia devolvió el teléfono a su lugar, se volteó para continuar alistándose y encontrar a Alex con una gran sonrisa observándola detenidamente.

-Oye Ma y ese suspiro así como de, ‘que bella es la vida, la vida es de color rosa y pajaritos preñados de amor’, ehhh pillina, ¿tienes otras cita?

-¿De qué rayos hablas Alex?, siempre exageras hasta el contenido de un suspiro, no es nada, una simple llamada para una consulta y…debo irme ya llego tarde- dijo Patricia mientras caminaba rápidamente, dejándole su taza de café a Alex y besando su frente.

Alex solo observó a su madre caminar, tomar sus pertenencias y caminar hacia la puerta y entonces gritó, -¿Patricia, estás segura que solo te dieron almuerzo ayer?

Pati continuó su camino y solo respondió, -Alex, ¿ya vas a comenzar?..te veo en la noche, besos preciosa.

-Jum- susurró Alex tomando el café que quedaba de la taza que le había entregado su madre, se dirigió al teléfono, lo tomó y observó el último número de la llamada recibida, -Ajaaaa, ¿entonces si hay clases de lengua?- dijo con una sonrisa gigantesca en sus labios. -Vaya, Patricia, me salió más fiera de lo que pensé.

Alex asintió con la cabeza como en aprobación de eso, que no sabía que era, pero le gustaba, le parecía, -algo- porque cuando preguntó su madre no fue específica, así que pensaba que su madre algo se traía. No le importaba, pero se sentía bien, de alguna u otra manera sentía que su madre por primera vez en tantos años estaba interesada en alguien, ¿en quién? No tenía idea si era Megan, Fabiola o la Hija de la mala sangre, pero no importaba quien fuese, estaba complacida de que su madre hiciese algo por la patria. Salió de sus pensamientos y se dirigió a arreglarse para ir a la Universidad.

Patricia había llegado a la oficina, para como siempre encontrarse a Ana con una sonrisa traviesa y decirle, -En serio que a veces sería útil no tener que verte todas las mañanas parada ahí, esperando que llegue con las decenas de documentos y materiales; en realidad el asunto no es que esperes con trabajo, el asunto es esa sonrisa que pareciera que dice tantas cosas, sin siquiera despegar los labios.

-Buenos días Lcda., ¿cómo se encuentra hoy?, que hermosa se le ve el día de hoy, si yo fuera les le hacía un hijo sobre el escritorio -right now’- le dijo Ana con un tono burlón.

Patricia solo comenzó a reír como demente del comentario de Ana, -estás loca Ana, pero es mentira, me gusta verte cada mañana, eres molesta, pero te quiero.

-Ohhhh, gracias por tan lindo alago Pati, eres tan dulce.

-No es alago.

-Lo sé, pero soy masoca, Srta. Interesante le entrego todos estos documentos que necesitan de su firma, le llamaron algunos clientes y tiene una cita a la una de la tarde con el bufete y a las cinco se puede ir a su casa- terminó Ana entregándole los documentos a Pati con una gran sonrisa.

-¿Me das permiso para irme a las cinco?

-Sí, solo si has hecho todo el trabajo, sino, lo siento tendrá que trabajar sus horas extras con paga normal- y se fue caminando fuera de la oficina sin decir nada más.

Pati miró a Ana alejarse, luego puso su mirada en los documentos que tenía enfrente y dijo, -mi vida es un absurdo totalmente- y dedicó toda su atención al trabajo pensando que podría estar tranquila un buen tiempo hasta que su concentración es interrumpida…

-Permiso Casanova tengo algo para usted, ¿no son hermosas?- dijo Ana entrando a la oficina.

Pati alcanzó a mirar a Ana que entraba con un hermoso jarrón de rosas y lo colocaba en la mesa de reuniones, Ana tenía cara de felicidad y Pati con cara de horror sólo se apresuró a preguntar, -¿Y eso?

-Un arreglo, tonta, ¿no ves?

-Si ya sé que son flores, a lo que me refiero, ¿porque están aquí, quien las envió?

-Mejor la pregunta, debes aprender a hacer las preguntas correctas, corazón, no te duraré toda la vida, son tus flores y, ¿quién las envía?, no tengo la más mínima e ilusa idea, pero supongo que debe ser una mujer con buen gusto como tu detective.

Patricia se dirigió hacia donde se encontraban las flores y tomó el sobre que venía adjunto, con pleno cuidado comenzó a abrirlo, con tanto cuidado que parecerían siete eternidades y dos cadenas perpetuas; tras unos segundos  sintió que la tarjeta fue arrebatada de sus manos por Ana, -contigo es bueno mandar a buscar la muerte mujer, nunca llegaría- con cara de angustia, miró la tarjeta y leyó, -gracias por compartir conmigo un hermoso momento, esperando que se repita, F- con su rostro totalmente iluminado le alcanzó la tarjeta a su jefa y le susurró, - eso me huele a salsaaaaaaa, pero deberé darla unas clases a la detective para que en la próxima envíe Lirios que son tus preferidas- y se alejó deteniéndose en la puerta y dijo, -Pati ,afuera hay una clienta que…- Ana continuó hablando, pero Pati no prestaba atención a lo que decía porque su mente solo estaba…sorprendida, hacía tanto tiempo que nadie tenía un detalle con ella tan hermoso, un detalle que significara que le gustaba a alguien.. -¿la hago pasar, Pati?

-¿A quién?- alcanzó a responder.

-Por un demonio, hace tres horas que te hablo y ni me prestas la debida atención, ¿si hago pasar a la chica?

-Ah, sí claro- respondió Patricia sin saber a qué respondía afirmativamente, y continuó ensimismada viendo las letras escritas en esa diminuta tarjeta, hasta que escuchó un, - Buenos días Patricia, hermosas flores las que tienes ahí.

Patricia quedó desfigurada por la sorpresa de que quien le hablaba era Megan, entonces recordó que le había dicho que pasara, pero, ¿en qué momento se aparecía?, hasta que la sintió cerca de ella y al mirarla solo suspiró, porque se veía tan increíblemente hermosa ese día…

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