La vie no est rose - Anna Capítulo 30

Capítulo 30 Problemas, abrazos y hasta luego

El martes Sophie se levantó temprano como siempre, lo que la sorprendió fue el hecho de que ella estaba abrazada a la espalda de Eva, Sophie se levantó de inmediato y se fue al baño después se preparó para salir a trabajar, preparo el café de Eva y fue a despertarla.

Sophie salió del trabajo y se fue sin almorzar a la universidad, ya que quería terminar todo lo más rápido posible para poder ir a distraer a Eva y que esta no fuera a trabajar a ese lugar. Sophie logro terminar todo cerca de dos horas más temprano de lo normal, y todavía le quedaba una hora antes de que Eva saliera de la casa, ya que se suponía que era a la hora que Carlos llegaría y Eva tendría que abrirle la puerta, por lo tanto ella no podría salir antes, así que cogió su móvil y la llamo.

--------------------

-      Hola Sophie, ¿Cómo estás?

-      Muy bien, ya termine todo aquí en la universidad y me voy para casa quiero que hoy ágamos algo juntas – Dijo Sophie

-      Pero hoy no puedo, tengo que salir – Contesto Eva con un tono de tristeza en su voz

-      ¿Y no puedes aplazar lo que tienes? – Pregunto Sophie con un tono de esperanza y sin notar el tono en la voz de Eva.

-      No, no puedo, me ofrecieron un trabajo y tengo que ir hoy al lugar y a presentarme

-      ¿Y dónde es?

-      En Lavapiés – Eva dudo por un segundo si contestaba con la verdad o no, pero al final no fue capaz de mentirle a Sophie

-      Eva pero esa zona es de dudosa reputación, ¿A qué horas tienes que ir?

-      Tengo que estar en menos de dos horas allá – Eva ya se estaba preparando para el intento de Sophie de convencerla de no ir

-      Vale, pues espérame que ya casi llegó a casa y yo te acompaño – Dijo Sophie al notar que Eva se empezaba a poner a la defensiva

-      ¡¿Qué?! – La pregunta había tomado a Eva por sorpresa, esperaba muchas cosas menos esa frase

-      Que me esperes que yo te acompaño

-      Sophie estás loca, tu no me vas a acompañar, voy a ir sola

-      ¿Por qué no puedo acompañarte?

Eva se negaba a que Sophie la acompañara, ya que ella no quería que Sophie se arriesgase al peligro de esa zona, pero antes de contestar cayó en la cuenta de lo ridículo que sonaría si ella dijera eso, ya que es el mismo motivo por el que Carlos y Edith no querían que ella fuese a esa zona.

-      Porque prefiero ir sola

-      ¿Te molesta que yo te acompañe?

-      NO!! – Se apresuró a decir Eva – No me molesta que me acompañes, de hecho me encanta estar contigo, pero no en ese lugar – Eva no fue consiente de la alegría de Sophie al momento en  que dijo que a ella le encantaba estar con Sophie

-      Eva me preocupo por ti, y si quieres ese trabajo no te voy a dejar sola.

-      Sophie tu ganas, no voy a ir a ese lugar ni voy a aceptar ese trabajo – Eva decidió que era mejor no ir a ese lugar ya que Sophie a veces era igual de testaruda que ella, y no iba a haber forma de convencerla en este caso.

-      Vale, entonces nos vemos en casa – Dijo Sophie alegremente.

-----------------

Sophie realmente no quería arriesgarse a sí misma en ese lugar, sin embargo sabía que la única forma de cuidar a Eva, en ese caso, era acompañándola; pero se alegró muchísimo de que Eva se rindiera y decidiera no ir. Y también la emociono saber que a Eva le gustaba estar con ella.

---------------------

A Eva la sorprendió mucho su propia actitud, ya que no entendía como Sophie había logrado, en tan poco tiempo, hacerla desistir de una idea. Ahora que la llamada había terminado y podía pensar, se daba cuenta de que si Carlos o Edith se hubieran ofrecido para acompañarla habría dicho que sí, sin embargo con Sophie sintió la necesidad de protegerla. Pese a esta sorpresa inicial, Eva después se sintió contenta, ya que Sophie, a diferencia de Carlos y Edith, la apoyo con la decisión, Sophie no estaba contenta con la idea, pero aun así no intento hacer que se negase a ir a ese lugar.

Con una gran sonrisa en su rostro, Eva se dispuso a ir a cocinar, pero el sonido del teléfono la interrumpió.

-      ¿Aló?

-      Hola hija, ¿Cómo estás?

-      Muy bien, me iba a poner a cocinar, ¿Y vosotros como estáis? – Preguntó Eva al notar cierto tono de preocupación en la voz de su madre

-       Pues la verdad es que te tengo malas noticias hija

-      ¿Estáis bien? – Preguntó Eva ahora mucho más preocupada

-      Nosotros estamos bien, pero a tú padre lo acaba de llamar tú tío y le dijo que tu abuela no se encuentra muy bien de salud, hace un par de horas se la han tenido que llevar al hospital

-      ¿Qué le ha pasado?

-      Al parecer ha tenido una especie de paro respiratorio mientras dormía

-      ¿Y cómo está ahora?

-      Por ahora a tu tío no le han dicho nada, tenemos que esperar a que le terminen de hacer varios análisis. Hija me tengo que ir, tu padre está muy preocupado y está bastante mal

-      Ok, cuando llegue Sophie yo le pido que me lleve a casa

-      Vale hija, cuídate.

Justo en el momento en el que Eva colgó el teléfono, Sophie llegó a casa, Eva sin pensarlo dos veces corrió y fue a abrazar a Sophie ya que lo necesitaba, pero lo que Eva no esperaba era que el abrazo de Sophie la reconfortara tanto.

La abuela de Eva era la que prácticamente la había criado mientras ella vivió en Francia, Eva creció rodeada de cajas de música que cada vez iban aumentando de cantidad, y esto era algo que a Eva le encantaba ya que ella y su abuela se pasaban gran parte del día revisando y escuchando las cajas.

La madre de Eva era española pero dominaba el francés, había viajado durante dos meses a Paris por vacaciones y en el segundo día conoció al padre de Eva, y dos meses después de que la madre de Eva volviera a España descubrió que estaba embarazada, por suerte ambos habían seguido en contacto e inmediatamente el padre de Eva hizo todo lo posible para que la madre de Eva y ella pudieran vivir en Paris, así que ella se trasladó a Paris, donde nació Eva, poco después de su nacimiento su madre empezó a trabajar así que fue prácticamente su abuela la que la crío.

Fue cuando decidieron mudarse a España que Eva y su padre aprendieron español y como su madre había decidido no trabajar, ahora si tenía tiempo para cuidar de la pequeña Eva.

-----------------

Sophie acababa de cerrar la puerta y cuando se dio la vuelta Eva venia corriendo hacia ella y después la abrazo, Sophie estaba confundida, no sabía que había pasado en ese corto espacio de tiempo desde que ella hablo con Eva, pero lo que si sabía es que Eva estaba mal y necesitaba apoyo. Sophie empezó a acariciar el cabello de Eva mientras esta apoyaba su frente en el hombro de Sophie.

-      ¿Eva porque no nos sentamos? – Dijo Sophie mientras depositaba un tierno beso en el cabello de Eva

-      No quiero moverme, ¿Te puedo seguir abrazando un rato más? – Preguntó Eva mientras levantaba la cabeza y miraba a Sophie a los ojos

-      Claro que si – Dijo Sophie mientras volvía a depositar la cabeza de Eva en su hombro

Después de un par de minutos Eva habló.

-      ¿Me puedes llevar a casa de mis padres?

-      Vamos

Eva se fue a empacar las cosas de la gatita ya que se la llevaría con ella a casa de sus padres, su padre amaba los animales y Eva supuso que la gatita le proporcionaría una buena distracción. Sophie estaba muy confundida y no entendía nada, sin embargo decidió darle espacio a Eva y dejo que ella fuera la que tomara la decisión de contarle lo que le pasaba

Cuando ya estaban en el coche Sophie no aguanto más la preocupación y decidió preguntar.

-      ¿Tus padres están bien?

-      Si ellos están bien, pero mi abuela paterna no, ha sufrido de un paro respiratorio y todavía no saben porque.

-      ¿Y dónde vive tu abuela?

-      En Paris

-      Oh

Al llegar a casa de los padres de Eva, esta corrió a abrazar a su padre y a entregarle la gatita

-      Muchas gracias Sophie por traer a mi hija – Dijo el padre de Eva

-      No hay porque – Sophie no quería irse, pero esta era un problema familiar y ella estaba estorbando, así que agrego – Creó que mejor me voy…

-      ¡No! – Interrumpió Eva – Sophie por favor no te vallas, quédate un rato más

-      Si Sophie ¿Por qué no te quedas? – Dijo la madre de Eva

-      Ok, yo me quedo, ¿Puedo ayudar el algo señora?

-      Sí, claro acompáñame a la cocina

Una vez en la cocina Sophie y la madre de Eva, empezaron a preparar té.

Cuando volvieron a la sala de estar, Eva y su padre seguían abrazados con la gatita. Sophie les entrego él té y ellos la invitaron a sentarse en el sofá de enfrente.

-      Gracias Sophie – Dijo el padre de Eva y después de un rato agregó, dirigiéndose a Eva – Hija he hablado con tu madre y he pedido a la empresa que me trasladen, en dos semanas nos mudaremos a Paris, y no creó que volvamos hasta dentro de unos años

Al escuchar esas palabras, Sophie sintió como se le revolvía el estómago y su cabeza empezaba a dar vueltas, incluso, estuvo a punto de gritarle a Eva que no se fuera, pero Eva hablo rápido.

-      Ok pá, empezare a empacar todas mis cosas

-      Sophie, si tú quieres te puedes quedar con nuestros muebles, ya que no nos llevaremos nada y la mayaría de las cosas las guardaremos en una bodega – Dijo el padre de Eva

-      La otra semana le pido a Carlos que nos ayude a pasar todas las cosas – Dijo Eva antes de que Sophie pudiera contestar.

-      Muchísimas gracias señor – Fue lo único que pudo decir Sophie después de un rato

P.D: Este capítulo fue un poco más largo ya que quería celebrar que hemos llegado al capítulo 30, mañana no abra capitulo así que aprovecho para desearos un feliz año 2013, y “Que nunca te falte un sueño por el que luchar, un proyecto que realizar, algo que aprender, un lugar a donde ir, y alguien a quien querer...” Un beso y un abrazo enormes de mi parte.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

La Teta Feliz Historias y Relatos ® Anna Derechos Reservados

© Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del autor.