Parte 5
¿Qué le diría? Le tenía
que decir la verdad? Que sus bellos ojos me recordaron el cuerpo varonil y
erótico de mi amigo Edward? No!, eso la mataría y por ende a mí. Pero Porque no
parto primero por el problema?. Acá hay un problema, grave por cierto. Desee el
cuerpo de Edward mientras hacía el amor con Jane. Eso era malo? Se supone que sí.
¿Cómo que se supone?¡ Lo era! ¿Por qué dudo tanto? Está bien, ¿qué debo hacer?
Retornar, pero ¿con qué cara y explicación? Podría decirle que me acorde de
algo urgente. Quien se cree esa mentira tan vaga?
Por no decir además que es el
cliché que los hombres usan para engañar a una mujer. ¿Qué tal si le decía la
verdad? ¿Tuve miedo, bueno, pero a qué? ¿A hacerle el amor? ¡Vamos! No podía
decirle eso! Lo he hecho con Jane como no sé cuantas veces a pesar de mi corta
edad. Es magnífica. Me encanta el sexo y a ella también. Como pude haber tenido
miedo?. Estaba pensando mucho. Siempre lo hago. Tal vez improvise mi argumento,
si es que se asoma alguno a mis labios.
Decidí por lo tanto
devolverme, pero no podía volver con las manos vacías. Al llegar allá sin nada
que decir. Desee por un momento las "1000 excusas que se le pude dar a una
mujer", típico libro de historietas que aparecen en los diarios. ¿Qué
mierda hago? Llegar allá con las manos vacías seria como ir a la guerra sin
casco ni balas. Tenía que pensar, después de todo eso era lo que me
caracterizaba, pensaba hasta porque la yema de un huevo es de ese color
amarillo tan intenso. ¿Pero qué digo? Parezco yo el marido! De una pareja
casada llena de engaños e infidelidades, buscando una excusa. Una simple excusa
para volver a casa, a mi casa. Me harte, sin embargo y correría la misma
fortuna que desde un comienzo pensé en correr: ir a casa con las manos vacías. Sí,
eso es lo que haría. Con excepción de un pequeño detalle.
¿Cómo estás? – me di
vuelta y para mi sorpresa y menos bienvenida estaba Edward con esa cara de
Muchos amigos, yo, por mi parte, lo que menos necesitaba era amigos.
Eeehh... mal...
–levante una ceja y mi expresión de transformo en un: "acerté en la
respuesta que di?"
¿Por qué? ¿Qué ocurre?
– Por supuesto que mi respuesta fue errónea, siempre que alguien responde
"mal" a ese tipo de preguntas viene por reacción en cadena un
"por qué" y yo, sin tener ni una pista de ese porque
No.... no lo sé Edward.
– ¿Qué estaba haciendo? Tenía que echarlo, no hablar con él. Estaba tratando de
descifrar el enigma de cómo mejorar una relación y estaba agravando el asunto! Debía
correr, correr para arrancarme de Edward y no de Jane. ¿Qué estaba haciendo? No
quería correr, de alguna manera esa voz tan profunda hacia que me quedase ahí,
sentada en ese banco del parque. Más aun, para empeorar las cosas Edward se
sienta al lado mío.
A mí también me ha
ocurrido algo así... Pero se me pasa, son cosas de la vida, después todo se
olvida – Ojala que eso ocurriera en este caso, me dije.
Tal vez – respondí por
responder algo
Te puedo invitar a alguna
parte para aliviar esa pena? – lo mire.. NO! Esa era la respuesta, tenía que
decir no! No! Era una palabra tan simple, corta y precisa. Esta vez estaba
segura de que debía decirlo. Lo iba a decir, si, eso era lo que iba a hacer.
¿Por qué no? – Respondí,
Porque mierda respondí eso?¡¡ Esto no debía empeorar! Era horrible, una
pesadilla. Pero no podía resistirme ante tales encantos. Soy tan vulnerable.
Tan poco fiel. Soy despreciable. Jane no debía tenerme. ¿Yo no la merecía o tal
vez si?
Fuimos hasta un café
que quedaba cerca del parque. Por un momento pensé en tomar alcohol, pasar todo
esto, pero no podía seguir más despreciable. Mi padre tomaba alcohol, no quería
yo también empezar a hacerlo. No sabía que tomar, que hacer. Correr parecía una
buena opción, pero ¿de qué hablaba? Tenía que afrontar las consecuencias. No podía
correr, aunque quisiera. De pronto me acorde de Jane, quizás me estaba buscando
y yo aquí en un café nerviosísima con un hombre. ¡Con un hombre! Jamás me lo
perdonare. Estaba engañando a Jane con un miembro viril. Me pregunte si era
grande. ¿Porque pienso en cosas así? Yo estaba pensando en Jane.
¿Qué hacías tan
acomplejada en el parque? – me distrajo y olvide todo lo que estaba pensando.
Lo mire. ¡Qué sexy era! Me tenía hechizada como cuando Jane lo hace.
Na... nada... o sea,
estaba pensando. – esa era una respuesta buena?
Ah... Yo estaba
comprando un regalo o por lo menos eso trataba de hacer.
¿Para quién?
Bueno, jajaj –rio- para
una persona que me ha robado el corazón.
... – torne los ojos
esperando a que terminara su oración – ¿Quien? –como si no supiese quien...
¿Acaso no es obvio?
Si, es obvio, no
respondas eso. – Sonrió, se veía tan tierno. Luego tomo un poco de café que los
dos habíamos pedido (sí, yo también, pero el mío estaba intacto)
Odisea, ese es un
extraño nombre – cambiaba el tema, quizás para mejor.
Mi madre me lo dio, a
causa de una aventura que tuvo mientras estaba embarazada de mí.
¿Qué aventura?
Cuando viajo a Europa,
en la aduana le encontraron unas hierbas, que no estoy segura si de verdad era
marihuana. El hecho es que se la quisieron llevar, pero ella se escapo y de
asustada anduvo de fugitiva visitando Europa hasta que, bueno, como no pudo
devolverse por avión, se devolvió en un barco ilegal y me pario en una cabina
diminuta, donde no pudo moverse hasta que un marino supermodelo la rescato y mi
madre se quedo enamorada de él.... – me resultaba cómica la historia, en
realidad parecía sacada de película – Al final, cuando llegamos a tierra firme
mi madre estuvo como un mes tratando de ubicar al marino. Nunca lo encontró,
pero lo recuerda con cariño. Según ella, esa ha sido la aventura de su vida y
creo que la única. Por eso me puso Odisea, como un recordatorio a su pequeña
aventura.
No parece una historia
real.
Ojala no lo fuera. –
Edward se rio, y su risa me contagio. Estábamos entrando en confianza y
realmente, eso era malo, muy malo.
Pasamos unos minutos en
el café riéndonos y hablando de extravagancias. Las preocupaciones se me iban
de a poco, pero siempre había un "pero". No todo iba bien a decir
verdad.
Fue en un momento
relajado, cuando mire por la ventana, vi pasar una señora pinturita con un
perro fifí, unos niños con una pelota, listos para ir a jugar y de repente algo
espantoso: Jane. Estaba afuera! Y me vio por la ventana cuando yo también
estaba mirando! Santo cielo! Quería irme! Veía a Jane, se acercaba, estaba
abriendo la puerta del café, donde mierda me meto?¡ Porque en momentos así la
tierra no te tragaba? Estaba entrando, venia hacia aca, mis piernas no respondían.
Era un caos, una pesadilla!
QUE MIERDA HACES AQUÍ
CON ESTE HOMBRE?¡ - Estos sin duda eran de esos momentos vergonzosos y
terribles que me hizo pasar Jane durante tanto tiempo. ¿Qué le podía decir?
Nada! Estaba asustada! De Jane! Y ella tenía todo el derecho de estar enojada!
Este... bueno. – Pero
entonces ocurrió algo más terrible aun, Edward había reaccionado y agarro el
hombro de Jane pidiéndole una explicación. Ella irradiaba ira hasta por las
orejas, se dio cuenta de que Edward la agarro, empujo su brazo retirándolo de
su hombro con brusquedad y agilidad, luego lo agarro de la camisa en el pecho y
lo empujo hacia la mesa. Que escena! Jane tenia a Edward amenazado de muerte en
una sutil movida, lo miraba con odio, sin ningún remordimiento que la parase de
su acto asesino. Yo trate de pararla, pero con una sola mano basto para
empujarme y tirarme lejos. Luego lo intento otro tipo muy corpulento que la
agarro de los brazos y la tiro hacia atrás. Jane luchaba para que la soltasen,
Edward se sobaba la garganta y trataba de respirar. Yo, como la mayoría de las
veces, miraba.
NO VUELVAS A VERLA, ME
OYES?! MENOS TOCARLA! – Jane estaba descontrolada.
Jane!! Trata de
relajarte un poco por favor! – yo, con mis vergonzosas reacciones no tuve ni el
valor de poder gritarlo
Jane?... Jane, la hija
de Thompson? – De que mierda hablaba Edward? En ese momento no importaba, lo más
seguro, puesto que vino el dueño del café y nos hecho de su recinto. Mientras
lo hacía yo trataba de llevarme a Jane lejos, afortunadamente, esta vez cedió.
Edward, aparentemente, no sabía que hacer porque se quedo mirando como yo
arrastraba a Jane hacia el departamento mientras ella le gritaba una sarta de
garabatos y malas palabras a Edward, entre ellas, también amenazas.
Al llegar al departamento
nos esperaba un dialogo lleno de explicaciones y aquí iba mi turno.
Acaso corriste a los
brazos de él mientras me dejaste botada?¡ - Jane estaba histérica, agarraba el
tapiz del sofá con fuerza y no hallaba donde meter la otra mano para evitar
pegarme. Yo estaba asustadísima
Por supuesto que no!
Eso no tiene nada que ver...
NO ME HAGAS VOLVER A
PEGARTE ODISEA!
TE ESTOY DICIENDO LA
VERDAD! – Entre tanto grito Jane se acerco y me agarro la polera del pecho
Dime la verdad.... – Santo cielo! Su voz era
entrecortada, ¿cuánto rato más podía aguantarse?
No... No puedo... – ¿Qué
más podía decirle? Estaba en pánico! Sabía que ahora me podía romper un
brazo... Jane me miraba, su odio se apago un poco para mantener ahora una
expresión más dolorosa, pero solo unos momentos, luego le volvió el odio que más
temía. Levanto su brazo, su mano, pero estaba vez no estaba estirada, estaba
cerrada.
Espera. – Y se mantuvo
inmóvil... – Jane... por favor no me hagas esto, te lo ruego...
Como puedo no
hacerlo?.... – La mire, ¿quién podía responder algo así?
Está bien, Jane. Está
bien, si, es cierto. De cierta forma sí corrí a los brazos de Edward, pero…
pero... – ¿por qué no se me ocurría nada? Más aun, mi sorpresa floreció ahí
cuando Jane me soltó y agachaba su puño lentamente.
¿Por qué?... – su
expresión era terrorífica.
No… no lo se... a veces
el corazón actúa de forma extraña, ¿no?
Así que... tu corazón
no estaba actuando cuando de una forma correcta, cuando te bese? – lágrimas
brotaban de sus ojos, pero algo mas notaba, sus dedos estaban incontrolables,
se los agarraba fuertemente y se los tiraba de una manera anormal – Acaso tu corazón
no sentía lo que yo sentía cuando agarraba tus senos, tus nalgas, tu boca?¡ -
Yo miraba su mano y observaba que su mano derecho le estaba haciendo gancho al
dedo índice de su mano izquierda, se lo iba a quebrar!
Jane, ¿qué te estás
haciendo? ¡Para! ... – pero era tarde y antes de que le pudiese decir otra
cosa, esta vez me pego hacia fuera, en la cara, haciendo que mi nariz sangrara.
De verdad dolió.
¡Tu... Perra!... – De
cierta forma era verdad... era una perra!... – Todo este tiempo has
pretendido?¡ Nada ha sido verdadero?¡
No!, o sea si!, quiero
decir que todo lo que he sentido ha sido verdad! Jane, en ese aspecto nunca te
he engañado!
CALLATE! – Me agarro la
muñeca – ¿QUE MIERDA QUIERES DECIR ODISEA? ¡QUE MIERDA! – ¿Cómo cresta iba a
saberlo?¡ Ni yo a veces me podía entender...
Jane... yo... nunca
quise hacerte daño, de verdad... lo... lo lamento, ¿está bien? Yo cometí esta
vez una "falta" y te pido disculpas como tú lo haces conmigo..
Y como tú dices bien,
una "disculpa" no es suficiente...
¿Y qué quieres que
haga? ¿Quieres que te ame? ¡Pero si lo hago!
Tú no me amas Odisea, tú
no me necesitas como yo a ti... si fuera así, no correrías a los brazos de ese
hombre... Si fuera así, no me engañarías con alguien de mi propia sangre... – ¿Qué
acababa de decir? ¿"propia sangre"?
¿Qué... qué quieres
decir con eso?...
Edward mi querida, es
mi primo... Por eso es que lo conozco y lo desprecio. Solo se acuesta con las
mujeres por sexo...
Pero... pero... el no
te reconoce...
Eso es porque cuando me
conoció yo era gorda, chica y tenía el pelo largo. Incluso así, trato de meter
su verga en mi vagina... ¿es con ese hombre con el cual querías irte a la cama
después de estar conmigo? – Su expresión era de satisfacción por una pequeña
venganza de palabras – ¿Acaso quieres que te muestre como lo hace? ¿Te gustaría?
¿Después de todo querías irte a la cama con él, no es verdad? – Yo la miraba,
estaba asustada, Jane tenía cara de psicópata.
Agarro mis pantalones y
los desabrocho con brusquedad: ¿"Qué haces" le preguntaba, pero Jane
me respondía que me iba demostrar como lo hacía "ese hombre". Me
bajaba los pantalones, yo trataba de pararla, pero obviamente era inútil,
aparentemente yo carecía de fuerza de física. Cuando tenía abajo los pantalones
ella me tomo de las piernas y me colgó de su hombro como si fuese un pedazo de
carne de vacuno y me tiro al sofá, yo trate de pararme, pero Jane me lo impidió
con otra bofetada en la cara y luego se tiro encima para tratar de besarme, y
solo tratar, porque a decir verdad no me estaba besando, pasaba su lengua por
mis labios, boca y oreja. Pero lo peor fue cuando reposaba su boca en mi oreja,
puesto que me repetía una y otra vez: ¿Te gusta acaso perra? Yo se que te
gusta". No era Jane! no mi amada Jane, esa flor tan triste y vengativa.
Esto era otra cosa! Esto de verdad era una violación provocada por un hombre y
no por una mujer!.
Mientras me decía eso
su mano se hundía dentro de mi vagina, encima incluso de mi ropa interior,
mientras que con la otra mano agarraba mi pezón con fuerza. Yo le repetía una y
otra vez que parara, pero cada vez que lo hacia ella respondía con otra
bofetada en la cara, que seguía ensangrentada por la primera. Más aun, como no podía
seguí metiéndome su mano en mi vagina Porque mi ropa lo impedía, entonces se
apresuro a sacármela y volvió a meter su mano, esta vez se volvió a acercar a
mi oreja: ¿Qué pasa hermosa? No estamos húmeda? Pues yo tengo algo que te
ayudara a ponerte en forma". Sus ojos denotaban furor. Fue entonces como
odie tanto ese objeto. Con una mano entonces me sujetaba la cabeza, mientras que
con la otra alcanzaba un objeto que tenía en la mesa, era un objeto de
decoración que era largo y redondo (como un pene) y me lo acerco a la cara para
que pudiese verlo mejor: "No te gustan las vergas Odisea?", por lo respondí
que no, que por favor parara. Pero no lo hizo. Metió aquel objeto dentro de mi
vagina que estaba seca! Que dolor en un comienzo! Y lo movió de manera
energética. Yo gritaba de dolor y Jane me volvía a preguntar si me gustaba o
no. Por supuesto que no! ¿Qué le había pasado a Jane?. Estuvo bastante tiempo haciéndolo
hasta que mi vagina ya se empezaba a humedecer y Jane se empezó a cansar. Hasta
que por fin lo saco y yo aproveche para pararme, estaba histérica!, confundida!
Miraba a Jane que todavía no era ella, era un verdadero demonio y me miraba con
esos ojos llenos de odio. Brillantes y potentes.
¿Qué es lo que pasa
Odisea? No querías acostarte con "Edward"- y dijo su nombre con un
desprecio inolvidable
¿Qué mierda es lo que
te pasa a ti?¡ Estoy empezando a pensar de que verdad sufres alguna psicopatía
grave!!
YO SOY LA MUJER DE LA
CUAL TE ENAMORASTE, NO DE ESE PATAN!
NUNCA HE DICHO QUE
ESTUVIESE ENAMORADA DE ÉL!
SE TE NOTA EN TUS OJOS!
LA MIRADA QUE DEMUESTRAS CADA VEZ QUE LO VEIAS QUE ME PARTE EL CORAZÓN! ESA
MIRADA QUE ME DABAS A MI CADA VEZ QUE TE AMABA! – Entonces se acerco súbitamente
hasta quedar enfrente mío, yo estaba entre la espada y la pared! Me encontraba
en una esquina y la mesa se encontraba al lado con un plato de comida. No había
salida! – Esa mirada que me dabas cada vez que trataba de insinuarte, aquella
mirada de deseo... – Estaba llorando, y cuan mal me sentía yo cuando veía a una
persona llorar, en especial cuando era mi culpa! ¿Qué es lo que podía hacer?
Por una parte lo único que quería era empujarla y salir corriendo, por otra
parte quería escucharla, comprenderla, volver a perdonarla. Pero Jane no me
dejo decidir puesto que entre tantas lagrimas no pudo contenerse y me beso los
labios agarrando mi cara con sus dos manos, su cuerpo se aproximaba al mío
presionándolo cada vez con la muralla, yo podía sentir sus senos con los míos,
su vagina con la mía. A pesar de que era una posición erótica, no era
precisamente el momento de pensar así, aunque Jane pensase lo contrario.
Observaba que sus lágrimas, mi sangre y nuestra saliva se tornaban en un solo
fluido que las dos estábamos probando. Era sin duda algo único, sentir tanta
mezcla de sentimientos era lo que Jane siempre me enseñaba y realmente amaba
eso en ella. Más aun, soltó sus labios de los míos y comenzó a desabrocharse
los pantalones con una mano mientras que con su cuerpo y la otra mano seguían
sosteniéndome, luego agarro una mano mía para dirigirla a su vagina. Yo no podía
creer lo que sucedía, era algo extraño y Jane parecía dolida, todo por mi
culpa, todo por querer algo mas cuando en realidad ya lo tenía todo.
Jane, para, por favor
no lo hagas...
¿Qué no haga que,
Odisea? – mi mano reposo justo en su clítoris y comenzó a mover mis dedos para
que le provocara placer.
Jane, por favor, no
quiero hacer esto...
Tu vas a hacer lo que
yo ordene Odisea... – y movió con mas fuerzas la mano que sujetaba la mía. Sin
embargo aquellas palabras hicieron que mi ego respondiera y sencillamente
aquella frase de obligación coarto completamente mi libertad mental. ¿Cómo me podía
decir eso? Acaso no era suficiente que ya me humillara lo suficiente metiéndome
cosas extrañas, pegándome de manera incondicional y mas encima exigiéndomelo
todo?¡ Jane estaba fuera de limite! Por lo que con mi mano libre trataba de
echarla hacia atrás, una y otra vez hasta que finalmente lo logre
YO NO VOY A HACER NADA QUE
TU QUIERAS, ME ESCUCHASTE?¡ - estaba histérica, ¿cómo podía? ¿Con que cara?
Pero nuevamente Jane me volvió a pegar otra cachetada, ¿cuántas más podía sin
sentirse culpable?, aparentemente muchas porque me volvió a pegar otra de pura
rabia y se alistaba para la 3era cuando yo reaccione y tome un cuchillo que se
encontraba en el plato de comida sobre la mesa.
Vuelve a hacerlo y te
juro que no tendré remordimientos... – Sin embargo Jane no tuvo temor y se
acerco lo suficiente para quedar frente a frente con el cuchillo
Hazlo... – Yo me quede
parapléjica, ¿qué es lo que debía hacer?, pero mi rabia todavía seguía ahí y la
de Jane igual, pero ella no le temía al cuchillo por lo que esta vez sí que se
alisto para volver a pegarme y yo volví a amenazarla con el cuchillo – Suelta
el cuchillo Odisea...
NO! –grite, estaba
asustada, de Jane, de verdad daba miedo, ya veo que si no la lastimaba yo, me
iba a lastimar ella, ¿qué es lo que debía elegir? Más aun, Jane trato de
quitármelas para tirarlas lejos, pero yo no quería, por lo que las dos
terminamos peleando por el cuchillo, yo empujaba a Jane hacia atrás y ella se
agarraba hacia ella siendo el cuchillo nuestra única conexión. Más aun, todo
termino mal Porque Jane, al tratar de quitarme el cuchillo lo dio vuelta
apuntándome a mí, y a la vez justo me tiro hacia ella cayendo sobre el
cuchillo, dañando mi hombro. Afortunadamente el cuchillo solo hirió el costado
de mi hombro, rompiendo una vena, por lo que comencé a sangrar
considerablemente. Jane se dio cuenta de tanta sangre y se olvido completamente
de todo lo que había pasado. Se asusto y gritaba preguntándome si estaba bien.
No sabía qué hacer. A mí me dolía mucho, mi herida parecía profunda, no quería
verla a lo mejor estaba fatal y con lo desesperada que estaba Jane más miedo me
daba mirarla, tal vez era peor de que se sentía.
Ay! Odisea, ¿estás
bien?.. Lo siento mucho, lo lamento – sus manos estaban llenas de sangre y creo
que casi termina en un colapso nervioso, tiritaba como loca y tenía su mirada
desorbitada.
Jane... cálmate – yo
comenzaba a sudar – mírame, mírame... – me miro- toma el teléfono y llama a una
ambulancia, ahora – Movió la cabeza en señal de afirmación y se paro y llamo.
Apenas les salían las palabras, pero pudo darles por lo menos la dirección.
Luego se volvió a acercar a mí y tomo mi cabeza suavemente con sus manos, me
miraba y me repetía que lo sentía así como también trataba de besarme. ¿Qué nos
había pasado? Las dos habíamos actuado en torno al rencor, por una parte Jane a
causa de celos hacia Edward, por otra yo, que me defendía echándole toda la
culpa a Jane por volver a "violarme" de una manera mucho más dura que
la otra vez. ¿Estábamos condenadas a que nuestra relación siguiera así de mal?
Era mejor, acaso, ¿para las dos separarnos de una buena vez? Solo quedaba una
semana para que cumpliera 18, y creo que es en ese entonces donde decidiré que
es lo que quiero yo con la vida de Jane.
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dios que fuerte pobre de ambas chicas creo que jane eberia de buscar ayuba profesional ya que todo se salio de control ansiosa por el siguiente
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