Los
sentimientos en este momento de su vida estaban ya de menos, hacía tiempo que
ya no contaba lo que su cuerpo pidiera, lo que su corazón necesitara, estaba únicamente
en este mundo para hacer lo que la sociedad tenía estipulado: trabajar, comer a
unas horas determinadas, dormir, levantarse y hasta divertirse, todo de manera casi proyectada.
A
pesar o quizás en razón de ello, Hilda odiaba la rutina, la programación. Desde
niña soñó con ser libre como los pájaros que contemplaba desde su ventana, pero
pronto se dio cuenta que la vida no era así, que su vida estaba marcada por lo
que era, por quien era...
Hija
de un Senador influyente y acaudalado de su país, tenía que vivir para la vida protocolar
de su padre, nunca pudo disfrutar de nada de lo que hacían las niñas en la
infancia, siempre con guardaespaldas, con la rutina de su papá. Ahora ya mayor y fuera
de ese ambiente seguía como programada, como que la vida era siempre igual, sin
encontrar salida de lo marcado. Había terminado su carrera universitaria,
graduada con honores tal como se esperaba de ella, trabajaba ahora como
contadora de varias empresas importantes, ocupándose de las transacciones tanto
nacionales como internacionales, y aunque muchos compañeros la envidiaban, por
pensar que había conseguido estos logros a causa de su apellido, Hilda era
sumamente responsable y había llegado por propios méritos… nadie imaginaba que
en su interior existía una naturaleza rebelde que pugnaba por salir.
Pero
eso estaba a punto de terminar, esa vida establecida, cambiaria para Hilda. El
rumbo de su destino estaba cambiando en aquellos momentos, los astros se estaban
alineando en un sentido que haría dar a la monotonía de su cotidiano un giro de
ciento ochenta grados.
Esa
tarde, Hilda acababa de salir de su trabajo, iba metida en unos vaqueros y una
camisa de cuadros, chaqueta de cuero y unas botas camperas, su pelo suelto
sobre los hombros y unas gafas de sol, su bolso colgaba de su hombro, las calles
llenas de gente que iban y venían de sus trabajos o estaba comprando en los
comercios.
De
pronto una sirena sonó casi al lado de Hilda, dio un salto asustada por el
ruido cuando, sin darse cuenta dos encapuchados salían de una joyería escopeta
en mano topándose con ella. Dos coches patrullas se acercaban raudos por la avenida; los
encapuchados, tomaron a Hilda por la espalda y la encañonaron y haciendo que los coches policías se
detuvieran y al bajar los uniformados sólo pidieran que dejaran a la chica, que
era una locura y que no podrían escapar. Hilda estaba asustada, su mirada
horrorizada, mas su espíritu luchador la impedía llorar, su corazón latía a
cien por hora, la voz no salía de su garganta, casi paralizada por el miedo.
Uno
seguía encañonando a Hilda y el otro se introdujo en el asiento del copiloto y
un tercero, que ya estaba dentro era el
conductor del coche.
Los
dos secuestradores la empujaron al auto y aceleraron a tope dejando la marca de
los neumáticos en el asfalto. El coche desapareció por
las calles de la ciudad a toda velocidad.
Al
final y tras varios quilómetros o eso le pareció a Hilda, el vehículo se detuvo,
ella estaba tirada en el asiento de atrás y con la vista mirando al suelo,
cuando la empujaron afuera del auto, se encontró en una especie de almacén desguazado
y abandonado, los tres secuestradores, salieron.
-No
te muevas y no te pasará nada ¿Entiendes?
Hilda
sintió un escalofrío al oír la voz, pero también se quedó algo extrañada pues
era una voz de mujer, pero su sorpresa fue mayor cuando sintió la conversación
entre los delincuentes, todas eran
mujeres.
-¿Qué
hacemos con ella?
-La
dejaremos aquí, tampoco nos ha visto las caras, no creo que represente ningún
peligro-expresó la que parecía ser la “jefa”.
.
-De
acuerdo, ya conocéis el plan, seguiremos con lo acordado ¿Entendido? ¿Alguna
duda?
-Sí,
entendido. No, todo está más que claro…
Una
de las ladronas se acercó a Hilda y mirándola a la cara le dijo:
-Tuvimos
suerte de que estuvieras allí, sentimos haberte causado este trastorno, no
estaba en nuestros planes tu presencia.
Mientras
le estaba dando las explicaciones una parte de su manga dejaba ver su antebrazo,
poco trozo, pero lo suficiente para que Hilda pudiera percatarse de un pequeño
tatuaje con un extraño dibujo, no tuvo mucho tiempo porque la secuestradora fue
requerida por sus “cómplices”.
Las
tres ladronas, le ataron las piernas y brazos, y se fueron andando, Hilda pudo
observar como una de ellas caminaba de una manera extraña.
La
policía la encontró en el almacén no
mucho tiempo después; resultaba casi obvio que la habían dejado en un sitio
donde era factible la rescataran rápidamente. Quizás estaban cerca de localizar
a los ladrones.
-¿Todo
bien señorita?- preguntó uno de los oficiales- ¿podría decirnos algo que nos
ayude a encontrar a los atracadores?
La
gente y curiosos se amontonaba cerca del almacén abandonado, la ambulancia
esperaba a Hilda, y esta miró a la gente que estaba aglomerada mirando, y una
mirada le llamó la atención, una chica de estatura medía con pelo corto y ojos
intensos, la miraba de una forma para Hilda extraña.
-Señorita,
Sé que este no es el mejor momento, pero si pudiera recordar algún detalle de
ellos nos ayudaría mucho…-insistió el policía
-Perdone-
dijo Hilda sin sacar la vista de aquella joven que era bonita y que tampoco la
dejaba de mirar- Pero no puedo ayudarles no se quitaron las mascaras, ni se
dirigieron a mí.
Hilda
se vio mintiendo a la policía, pero no supo
por qué lo hizo, qué fue lo que le llevo a mentir de esa manera, una
sonrisa en la cara de la joven que no dejaba de mirarla, casi le hizo a ella
misma sonreír como contestando a una pregunta. Los sanitarios se encargaron de
ella, y Hilda desvió la mirada de la joven.
-No
hace falta estoy bien, solo fue el susto. No tengo nada más.
Cuando
volvió la mirada hacía el mismo lugar,
la joven ya no estaba allí.
Hilda
volvió a su rutina, su trabajo, su padre como supondréis intento ponerles
guardaespaldas, cosa que ella rechazó.
Caminaba
hacía su casa cuando se paró a tomar una café, en un bar, estaba en ello cuando
sintió a su lado la presencia de una mujer, cuando volvió la vista, la vio, era
la misma joven que la observaba, cuando lo sucedido.
-¡Hola!
-¡Hola!
Usted es la chica del secuestro ¿no?
-Sí,
perdone y usted ¿Es?
-Sí,
sí, perdóname tú, mi nombre es Viola, y
te vi con la policía, tuviste que pasar un mal rato ¿no?
-Sí,
no fue nada agradable estar encañonada y pasar un rato de bastante temor, pensé
que mi vida podría haber acabada en aquel momento, cosa que tampoco me hubiera
importado mucho- dijo mientras miraba fijamente a la mujer, su voz se le
antojaba familiar pero no podía identificar de donde…
-¡Por
favor no digas eso! ¡La vida es algo maravilloso, es un privilegio poder
levantarse cada día y ver que seguimos respirando!-respondió inmediatamente la
joven, al tiempo que le preguntaba-¿Tu nombre es?…
-Hilda,
perdona pensé que ya te había dicho.
-Veo
que estas tomando un café ¿Puedo acompañarte y pedirme uno?
-Sí
por supuesto ¿Por qué no?
Viola
y Hilda mantuvieron una conversación amena, relajada e Hilda pudo comprobar que
Viola era una persona, aparte de bastante atractiva, con unos ideales respecto
a la vida, que por lo que intuyo resultaban
muy similares a los que ella siempre quiso experimentar: hacer lo que te nace
en ese momento, en no ser ordenada, programada casi en cuando a la vivencias,
eso era algo que inmediatamente la cautivó de Viola.
-¿Las
señoritas se van a servir algo más?- se acercó el mozo a preguntar- Disculpen Uds.
es que es mi cambio de turno y necesito cerrar la mesa…-adujo el camarero…
Hilda
miró algo sobresaltada su reloj de muñeca
-¡Por
Dios! – Exclamó- hace más de dos horas que estamos aquí…
-Sí,
y lo estoy pasando genial- dijo Viola- ¿te esperan en algún sitio? ¿Novio? ¿Marido?
¿Hijos?
-No,
no es eso…nadie me espera por cierto…
-Entonces…
te propongo algo…primero paguémosle al caballero así puede terminar su jornada…
y…
-¿Y…?
- Y
luego te invito a cenar… ¿Aceptas?
-Ehhh….
Si ¿Por qué no?- contestó casi sin pensarlo- al tiempo que sacaba su billetera
para abonar los cafés…
-Deja
por favor, pago yo…
-De
ninguna manera… vos invitaste con la cena…jajajaja, eso significa que correrás
con los gastos, y te aseguro que soy de buen comer…
- ¡Vaya!
Nadie lo diría viendo lo delgada que eres…
Minutos
después las dos jóvenes estaban en la acera, Hilda miró a su acompañante como
esperando que le indicara que hacer. Viola solo señalo hacia la calle…
Allí,
imponente a juicio de Hilda se encontraba estacionada una moto de gran
cilindrada
-¿Vamos?-
dijo Viola- conteniendo la risa al ver la expresión de la mujer
-¿En
eso? –no pudo evitar decir, es que su experiencia se limitaba a las limusinas
de su padre y a su propio utilitario- Si, vamos- respondió decidida.
Hilda
se colocó el casco que Viola le ofreció y subiéndose a horcajadas se aferró
fuerte a la conductora. Al principio le resulto difícil respirar, no estaba
segura si se debía al vértigo de la velocidad que llevaba el vehículo o a la
sensación que le producía su cuerpo pegado literalmente a Viola, lo cierto es
que la invadían emociones que nunca había experimentado, pero que tenían mucho
que ver con su verdadero espíritu, ese que ella sentía preso desde que nació…
Se
detuvieron poco después… pero no estaban en un restaurant. Hilda miró
sorprendida a su alrededor…
Se
trataba de un gimnasio, o al menos eso decía el cartel medio desvencijado que
colgaba de la puerta de entrada…
Sin
decir palabra, Viola la tomó de la mano y la llevó al interior del lugar.
Atravesaron una especie de sala donde había un ring de boxeo, bolsas de arena
colgando de los techos, y otros implementos típicos de quien practica ese
deporte, además de pesas desparramadas por varios sitios… llegaron a una puerta
espejo y al cruzarla ingresaron a una habitación amplia, con casi nada de
muebles, sólo una mesa casi a ras del piso y algunos almohadones en el suelo.
Giró para mirar a Viola y esta leyó el interrogante en sus ojos.
-¿Asombrada?
¿Asustada?- preguntó
-Asombrada,
algo… Asustada…¡¡¿¿Debería estarlo??!!
-No,
por supuesto que no, no hay razón para ello, tengo algunas ideas en mente pero
ninguna que implique dañarte…
-jajaja…
y esas ideas… ¿En qué consisten?
-Bueno,
te invite a cenar, ¿no?... pongámonos cómodas y cenemos… luego entre ambas algo
se nos ocurrirá…- dijo al tiempo que se sacaba por primera vez la chamarra de
cuero
-Ok-
dijo Hilda haciendo lo propio con su abrigo
En
unos instantes Viola se puso manos a la obra, y casi sin que su acompañante lo
notara preparó una especie de picada que sirvió en la mesa, tomando cosas de un
pequeño refrigerador que había semi oculto en una de las esquinas. Con un gesto
la invitó a tomar asiento en los almohadones. Una vez ubicadas Viola le ofreció
servirle una copa de vino…
Al
estirar su brazo para servirle una parte del mismo quedó al descubierto,
exhibiendo un tatuaje que Hilda recordaba muy bien… porque desde el secuestro
no había dejado de soñar con esa voz y ese pequeño dibujo en forma de… ¿De qué?
¿Araña?
-ah,
lo viste…
-¿Qué
cosa?- preguntó sin dejar de observar la diminuta araña que exhibía en el dorso
de su muñeca…
-Mi
pequeño tatuaje…-aclaró Viola- es una araña ¡las detesto!
-Las
detestas… ¿y te tatuaste una?
-Ja,
si… es mi manera de enfrentar mis temores, ¡mostrándoles quien manda!
-
Entiendo… -esa mujer no dejaba de sorprenderla- disculpa… hay un baño en este
lugar...
-si,
por supuesto- atravesando la estancia abrió una puerta simulada con cortinas
hasta el piso- aquí es…
Hilda
entró y se encontró con un amplio baño decorado con exquisito gusto en el que
una gran bañera dominaba el espacio…
Se
apoyó contra el lavabo y viéndose al espejo no pudo menos que admitir lo que ya
era obvio, Viola y una de sus secuestradoras era la misma persona, ella era
quien la había apuntado y tomado de rehén, y ¡¿Ahora qué?! ¿Para qué se le
había acercado en ese café? ¿Cómo debía actuar? ¿Enfrentarla y decirle que la
había reconocido? O simplemente ver qué era lo que ella pretendía, quizás
querían asegurarse que no había revelado nada a la policía… sin embargo… eso
parecía poca razón para arriesgarse…era más que claro que nada había dicho o al
menos que no fue suficiente para capturarlas…
Su
mente estaba llena de dudas, decidió salir y no pensar, por primera vez, quiso
arriesgarse y dejarse llevar por el momento...
Justo
cuando abría la puerta para salir Viola
se acercaba a ver como estaba, parece que demoró más de lo que creyó…
-¿Estás
bien?
-Sí,
perdón… no me di cuenta el tiempo, es que me quede admirada con la bañera…- se
sintió algo tonta al decirlo pero fue lo único que se le ocurrió…
-ah,
es que nos agradan los baños de inmersión…
-¿Les…?
-Si,
a mis amigas y a mi…
-comprendo…
-no,
no comprendes… te cuento, somos algo así como una “banda” de tres amigas, a
todas nos agrada el box, como habrás visto y luego de la práctica solemos usar
esa bañera…
-¿Banda?
Eso suena a peligro…
-Bueno,
quizás…- dijo en forma misteriosa- ¿cenamos?
-sí,
claro…
Por
extraño que parezca la cena no fue para nada incómoda para Hilda, sin siquiera
proponérselo borró de su mente quien era en realidad Viola, y lo pasaron
charlando de naderías, de sus gustos en comida, libros, películas… un sutil
coqueteo entre ambas se daba en forma natural, cruce de miradas, roces sin
querer de sus manos al tomar algún alimento, palabras con doble sentido apenas
insinuadas…
En
un momento Viola se puso de pie y acercándose a la pared desplegó de una repisa
un equipo de sonido, haciendo que el lugar se inundara de una música suave,
lenta, que invitaba a la intimidad…
-Me
dijiste que este era el tipo de música que te agradaba, ¿No?
-Sí,
esa es…
-¿Bailamos?-invitó
extendiendo su mano hacia ella- ¿o te parece muy poco convencional?- chicaneó a
su acompañante- digo, decís que sos estructurada…
-Nunca
dije eso… bueno, dije que no solía salirme de lo convencional…
-entonces...
-Acepto,
¿por qué no?- contestó tomando su mano…
En
ese momento algo cambio… las dos mujeres comenzaron a bailar dejándose llevar
por el ritmo lento y cadencioso de la música…sus cuerpos se pegaron uno a otro
como llevados por una fuerza que escapaba a la decisión de ambas…
Apenas
movían sus pies, bailaban en un espacio muy reducido, ambas sintieron que su
alrededor desapareció. No hubo palabras, sólo un idioma que expresaba lo que
sus sentidos estaban experimentando, roces, sonidos apagados, respiración
entrecortada...
El
deseo más terrenal se hacía presente en cada movimiento, y a la vez parecía que
sus almas iniciaban un diálogo de miradas que anticipaba mucho más que pasión
contenida…las manos de Viola se aferraban a la cintura de su compañera de
baile, acercándola más si es que eso era posible. Hilda no se resistía, por el
contrario sus manos iniciaban un lento juego de caricias en el cuello de Viola,
toques suaves que recorrían su nuca rozando apenas el lóbulo de sus orejas, lo hacía
de forma tan sutil que la chica no podría asegurar que eso estaba pasando si no
fuera porque su estómago empezaba a sentir ese cosquilleo tan familiar y los
poros de su piel pedían a viva voz que no se detuviera… casi en un susurro dijo
en el oído de Hilda mas como una caricia que como pedido…
-
quiero besarte…
Apenas
separándose, Hilda la miró a los ojos y le dio la respuesta entreabriendo los
labios y humedeciéndolos con su lengua, Viola no necesitaba más estimulo y sus labios buscaron
ansiosos pero lento los de su pareja, ambas iniciaron un reconocimiento entre
tímido y vehemente, sus bocas dieron paso la una a la otra, mientras sus
lenguas se trenzaban en una danza de placer y erotismo… las manos de ambas no
resistieron por más tiempo y comenzaron a acariciarse mutuamente.
En
tanto Viola levantaba la camisa de Hilda para introducir bajo ella sus manos y
reconocer el territorio de la espalda primero para deslizarse lento hacia su estómago
buscando el botón del pantalón, las manos de Viola rozaban suaves por sobre la
remera de Hilda los pechos de esta, sintiendo como sus pezones reaccionaban a
su tacto…
Tan
ensimismadas en sentir y dar placer estaban que nunca escucharon abrirse la puerta…
-Perdón…
- dijeron dos voces al unísono…en tanto carraspeaban para llamar la atención…-
¿Viola?
Ambas se separaron como impelidas por un
resorte…Hilda tratando de acomodarse la camisa dentro del pantalón ya
desprendido y aspirando profundo para intentar recuperar la respiración giró de
forma tal que quedó de espaldas a las dos jóvenes…
-Chicas…
que sorpresa, no pensé vendrían hoy por aquí…-dijo Viola, algo más compuesta
que su pareja…- les presento a Hilda…- girándose hacia ella…
Esta
se volvió sobre si, para quedar frente a las amigas que acababan de interrumpir
lo que sin duda hubiera terminado en una apasionada noche de… ¿sexo?...sí, eso,
sexo y del bueno si tenía en cuenta como se sentía todavía…
-Hola
¿Qué tal?- alcanzó a decir antes de reconocer en una de las mujeres a la
morocha que la miraba atenta entre la multitud el día del secuestro…
En
ese momento la segunda joven se acercó para saludarla y el círculo se completó
en la mente de Hilda, la manera peculiar de caminar de la chica le recordó a
una de las atracadoras…No cabía duda alguna, eran ellas, las tres chicas que la
habían secuestrado…
-Mucho
gusto, mi nombre es Joaquina, Jo, para los amigos, y también para las amigas de
mis amigas…
-Hola…-
casi susurró
-lamentamos,
la interrupción, no sabíamos que vendrías Viola…
-no
hay problema, no estaba planeado, sólo surgió… conocí a Hilda y decidimos cenar
juntas, este me pareció un buen lugar para charlar tranquilas…
-
ja, y nosotras llegamos para molestar… bueno, mejor nos vamos y ustedes
continúen con lo que estaban haciendo…- dijo Jo en forma pícara...
-
No, no hace falta, es tarde, yo ya me estaba despidiendo- exclamó Hilda…
-Hey!!
Eso no es verdad, espera un segundo, igual debes esperar que te llevo… no creo
siquiera sepas donde estamos…
-eh…
bueno, pero puedo pedir un taxi…
-de
ninguna manera, yo te traje, yo te llevo a tu casa…
Ninguna
se percató que las otras dos mujeres se habían marchado discretamente, mientras
ellas discutían que hacer…
-Ja,
estamos solas nuevamente…
-sí,
pero realmente debo irme…
-¿por
qué? , Lo estábamos pasando bien…
- sí,
pero es tarde…mañana debo trabajar-dijo no muy convencida…
-¿en
sábado?, no lo creo…
-está
bien, es que… no sé, creo que es mejor dejarlo así por hoy…
-bueno,
es algo, significa que volveremos a vernos…
-quizás…
así como nos encontramos dos veces de casualidad…
- ¡No
hay dos sin tres!... bien- sonriendo abiertamente- es más que evidente que ya
te diste cuenta quienes somos…
Hilda
sólo la miro… sin saber que decir…
-¿No
hay nada que quieras preguntar…? Supongo
que es un impacto el saber que estás en un lugar desconocido, con una
delincuente peligrosa…
-No
tengo miedo si es lo que quieres decir… sin embargo, no entiendo porque me
buscaste, porque vos si sabías quién era yo…
-Si,
claro, lo sabía, desde el día del atraco cuando imprevistamente nos serviste de
escudo, me propuse averiguar quién eras, primero porque quería asegurarme que
estuvieras bien, y segundo…
-¿Segundo?-
quiso saber Hilda
-Bueno,
la verdad… quede prendada de tus ojos, de tu mirada, sabía que estabas
asustada, pero no lo demostraste, y no voy a negar que sentí mucha curiosidad
al saber que no habías dado ningún dato a la policía respecto de quiénes éramos…-la
observó para preguntar- ¿Por qué callaste? ¿Por qué no informaste quiénes éramos?
-no
sabía eso…
-Hilda…
sabías que éramos mujeres, también viste mi tatuaje, eran datos importantes…
- No
tengo respuesta a eso…sólo seguí mi instinto, algo me hizo guardar silencio…
- ¿Y
ahora? ¿Qué harás?
-bueno,
no puedo ir con la policía y decir que
de repente recuperé la memoria y que casualmente sé quiénes son y cómo
encontrarlas…además supongo que lo
impedirías… la pregunta es… ¿Por qué dejaste que te descubriera? ¿Por qué te
acercaste a mí, sabiendo que yo puedo denunciarlas? ¿O acaso piensas callarme de una manera
violenta?- preguntó segura que no le haría daño… Hilda no sabía el por qué de ese sentimiento de complicidad para con Viola…por
qué se sentía tranquila a su lado, después de todo era una ladrona
peligrosa…ella también había averiguado después del día del robo y pudo saber
que se trataba de una banda que en los últimos meses había realizado varios
atracos, a joyerías principalmente, todos rápidos, limpios, sin heridos, y con
botines de consideración…
En
su interior sintió algo de admiración por estas mujeres que se atrevían a
desafiar a las leyes impuestas, que transgredían el orden social. Ahora que las
conocía se preguntaba por qué lo hacían… no parecían necesitarlo…
-¿¿Por
qué lo hacen??- la pregunta salió de su boca sin pensarlo…
- Porque
nos gusta- fue la respuesta simple- sólo porque disfrutamos de la emoción del
peligro, además de que nos proporciona un buen estilo y nivel de vida, claro…
- Pero
¿y si las atrapan? ¿Sí alguien sale lastimado?- no pudo evitar decir
- Nunca
pasó, contigo fue la primera vez que surgió una complicación… y lo lamento,
bueno no en realidad, porque te encontré- dijo al tiempo que se acercaba y
tomando su mano la atrajo hacia sí.
Hilda
no se resistió, sus cuerpos se juntaron y volvieron a besarse con pasión.
Con
esfuerzo se separó de ella y dijo:
-Realmente
debo irme, creo que tengo que pensar, y contigo cerca…
-¿En
qué tienes que pensar? Es obvio que nos atraemos y mucho…
-Eso
lo sé, pero…
-A
ver… puedo entender tu confusión, me gustas y mucho, y creo que yo no te soy
indiferente, no te busqué para asegurarme que no nos hubieras delatado, eso ya
lo sabía, quiero conocerte, no me pidas que explique lo que siento, no sabría
cómo, nunca lo hago, sólo siento y me dejo llevar… quiero estar contigo…
Esas
palabras retumbaron en la mente de
Hilda, su vocecilla interna le repetía: “¿Acaso no es lo que siempre te digo? ¡Hacer
lo que nos venga en ganas! Salirnos de este mundo tan armado por la vida del
senador” “¡Vamos es la oportunidad que esperabas!”…
Y
quizás porque en la vida hay cosas que no tienen explicaciones lógicas, o
porque el destino así lo quiso, Hilda aceptó no sólo que Viola la llevara a su
casa sino seguir frecuentándose en forma asidua. Desde ese día se vieron a cada
momento, por la particularidad del “trabajo” de Viola, esta disponía de mucho
tiempo libre entre operación y operación, como le gustaba denominar a sus
robos, así que si bien Hilda continuó con su trabajo habitual, cada momento
libre su “novia” estaba esperándola con su moto para salir sin destino fijo,
las más de las veces terminaban cenando en el gimnasio y las horas de charlas y
de conocer todos los secretos de sus almas se hacían cortas, ambas disfrutaban
de la mutua compañía, el tiempo se les pasaba sin que lo notaran y por extraño
que parezca no volvieron a intimar, ni siquiera un beso profundo, sólo algún
roce casual y miradas que parecían decir más que las palabras…
Esa
tarde de viernes Viola recogió a Hilda a la salida de la compañía internacional
donde trabajaba arreglando las transacciones de dinero por la exportación de
soja. Como de costumbre subió a la moto para dejarse llevar… pero algo cruzó
por su mente y al abrazarse a ella le dijo al oído para que la escuchara en
medio del ruido:
-Vamos
a mi casa por favor, necesito buscar algo…
Sin
hacer preguntas, fiel a su estilo, Viola cambió el rumbo para detenerse frente
al edificio de apartamentos donde tantas veces había ido a buscarla. Al bajar, Hilda
la miró y sólo dijo:
-¿Vamos?...-extendiendo
su mano- sería conveniente que asegures
la moto, quizás nos demoremos, podemos dejarla en mi cochera, ya que mi auto
esta en el taller…
Viola
nunca había entrado a la casa de Hilda, pero siguió sus instrucciones y
estacionaron en el subsuelo, tomando luego el ascensor interno que conducía al
piso en que se encontraba el apartamento
-El
11-dijo- presiona el piso 11…
Ambas
extendieron la mano a la vez y al tocarla Hilda la aferró con la suya y la
llevó a girarse para quedar de frente, con la espalda apoyada en la pared del
ascensor… sin decir palabras se acercó lento y comenzó a besarla suavemente en
los párpados, las mejillas, la comisura de los labios, con roces suaves,
dejando sentir apenas su respiración…en tanto sus manos comenzaban a recorrer
el contorno de su cuerpo… Viola, no se movía, la dejaba hacer, sintiendo un
placer como nunca había sentido, queriendo apresurar el encuentro pero aletargándolo
como anticipando el goce…
Las
manos de Hilda se colaron por debajo de la campera de cuero y reconocieron cada
centímetro de piel, su boca buscó la de Viola y su lengua la penetró sin
encontrar resistencia, pero tampoco respuesta, esto la incitó a profundizar el
contacto presintiendo una especie de desafío silencioso, con una de sus piernas
separó las de Viola al tiempo que su mano derecha se alejaba para apretar el
botón y detener el ascensor entre pisos…
Desprendió
lento el pantalón e introdujo su mano entre la tela de este y las bragas de la
mujer, acariciando su bajo vientre, sintió como cada músculo de ella se
contraía…y su respiración comenzaba a agitarse ya sin disimularlo… eso le dio
coraje para correr apenas la ropa interior e iniciar un toque más íntimo… en
ese momento Viola reaccionó y tomando control de la situación la llevó hasta la
otra pared del ascensor mientras su lengua la poseía totalmente, para luego
descender con su cuerpo y levantando el suéter besar cada centímetro del estómago
de Hilda hasta llegar a sus pechos, los que succionó por sobre el sostén…
Absolutamente
excitadas ambas, casi ya en el punto en el que las decisiones las toma el
instinto, cuando la cordura pasa a ser un convidado de piedra, Viola preguntó
- ¿Dónde
demonios están las llaves de tu departamento? – mientras hacía que el elevador
retomara su camino…
Buscando
en su chaqueta Hilda tomó su tarjeta magnética y apenas el ascensor se detuvo ambas salieron sin dejar de
besarse, abrieron y entraron rápidamente… ya no hubo lugar para las palabras,
lo que siguió fue la noche de amor más perfecta que ellas pudieron imaginar,
sus cuerpos se encontraron más allá de lo físico, ambas sintieron que hacían el
amor por primera vez… exhaustas pero plenas después de verse completamente se
durmieron…
Hilda
fue la primera en despertar, por primera vez en toda su vida sentía que estaba
en el lugar correcto, con la persona correcta… y es que el amor que sentía
había roto las barreras impuestas desde que empezó a vivir… sin querer
perturbar el sueño de Viola, la grabó en su retina, observando cada detalle de
su rostro, cada peca o pequeña arruguita… se la veía relajada, feliz, con un
gesto casi risueño… no pudo contenerse y dejó un beso en la comisura de sus
labios, como llamada por el deseo, Viola despertó y tomó posesión de la boca de
su mujer, iniciando nuevamente el juego amoroso, pero esta vez sabiendo más una
de la otra, y si esa primera vez había sido mágica ahora sus cuerpos se
exploraban con la seguridad de saberse
correspondidos…escuchándose “te amo” al
unísono cuando juntas alcanzaron el clímax.
Ya
relajadas, sintiendo la ternura de tenerse cerca, Hilda volvió a mirarla, para
decir
-Yo
te amo, nunca creí que fuera a poder decir esto a nadie. Te amo, y nada hará
cambiar eso…
-Me
alegro, porque yo me enamoré de vos apenas te vi…
-Ja,
¿Entonces me llevaste contigo por amor y no para huir? – bromeó Hilda.
-No,
pero quedé prendada de tu mirada…
- Y
ahora… ¿Qué? ¿Cómo sigue esta historia?
- No
comprendo…, juntas, ¿cómo debería seguir? Te amo, me amas, quiero estar contigo
siempre… como hasta ahora...
- Pues
yo quiero más- dijo Hilda decidida
-¿Más?
Exactamente qué es lo que estas tratando de decirme…-preguntó no sin cierto
temor en la voz
- Quiero
que compartamos todo… quiero saber, quiero estar en todos los aspectos de tu
vida…
-¿Estás
diciendo qué…?
-Eso,
exactamente, que quiero que vivamos juntas, que no existan secretos entre ambas
- No
los hay…
-Lo
sé, sé que nunca me ocultaste quien eres ni lo que haces…
- ¿Quieres
que deje mi estilo de vida por nosotras?- preguntó
-No,
no quiero eso, tu forma de vivir es parte de lo que amo en vos…-afirmó segura-
quiero ser parte de eso también…
- No
comprendo…-dudó Viola…
-Amor,
quiero ser parte de la “banda”, así de simple…
-¡¿Así
de simple?!-exclamó Viola…- no sabes lo que decís, es una locura…
-¿Por
qué? ¿Por qué es bueno para vos y tus amigas y no para mí?
- Porque
no deja de ser peligroso, porque te quiero conmigo segura, no quiero que nada
malo te pase, porque por primera vez pienso en dejarlo todo y vivir sin riesgo
una vida normal, junto a la mujer que amo…
- ¿Dejarías
la emoción de robar por mi? ¿Tendrías un empleo de 9 a 17? ¿Soportarías esa
rutina?
-Bueno…-dudó
por primera vez Viola…-no lo sé, nunca imaginé antes no hacer lo que hacemos
con Jo y Fabiana, además, están ellas, no sé como lo tomarían, sé que me quieren
ver feliz y si decido terminar con las operaciones, lo entenderán…
-Pero
es que no te estoy pidiendo eso, te estoy pidiendo ser parte de ese mundo de
ustedes….
-¿Por
qué? ¿Para qué?, Amor… yo nunca creí que llegaría el momento en que diría esto
pero…no quiero arriesgar a perder lo que encontré con vos… quiero que vivamos
juntas, que esa sea nuestra máxima aventura, aprender a convivir a diario, a
querernos por nuestros defectos, a gozar con la espera para vernos, a cuidarnos
del dolor…quiero un mundo contigo, nuestro mundo…
-yo
también quiero eso, pero no a costa de que cambies, no para que en unos meses o
años me odies o te fastidies por tener que cumplir con un trabajo que aborreces
sólo por mantenernos…. Viola, yo detesto lo que hago, y sé de lo que hablo, en
poco tiempo, la frustración ganaría terreno y tu felicidad junto a mí se
desmoronaría…
-Entonces…
que propones… no entiendo…
- Veamos…
yo quiero ser parte de tu vida… pero entiendo que es riesgoso y tampoco quiero
perder esto que tenemos, que empezamos a construir...
-Entonces...
-Ninguna
está en condiciones de vivir sin trabajar… yo no discuto que tengo una buena
posición y algo de ahorros pero no da para toda la vida…sin embargo…
-¿Qué?
-Si
diéramos un último golpe… uno grande, que nos permita irnos lejos para siempre,
no sé, establecernos en otro país, invertir y vivir tranquilas, formar una
familia, incluidas Jo y Fabiana, si lo quisieran…
-¿¿Un
gran golpe??
- Sí,
¿por qué no?
-y ¿Qué
tienes pensado, Srta.?
-ja
ja, ¿Es qué lees mi mente?
-Quizás….
-En
pocos días más, una de las empresas para las que trabajo recibirá una suma
multimillonaria, y por cuestión de fechas para evadir costos impositivos, lo
harán en dinero líquido…
-¿¿Es
lavado de dinero??
-No,
no, lo que hacen es legal, inmoral, sin dudas porque evaden y evitan que algún dinero llegue a redistribuirse, pero es
legal…deshonesto para decirlo claro, pero dentro de la ley…algo que el sistema
permite…y hasta encubre…el poder del vil metal que le dicen…
-¿y
vos queres que nosotros le saquemos ese dinero legal pero inmoral?
-Sí,
definitivamente, quiero que lo hurtemos, y nos vayamos lejos de aquí…
- Me
parece una locura… pero... Mi vida completa es una locura y la adrenalina de
compartir con vos esa parte de mi existencia me resulta demasiado atractiva…-concluyó
Viola…
-Decidido
entonces, ¡¡hablemos con tus compañeras y pongámonos a trabajar!!
Así
lo hicieron, al día siguiente, se reunieron las cinco, no podemos decir que la
sensación de sorpresa de las chicas fue exagerada, es probable que se lo vieran
venir, desde que Viola conoció a Hilda algo había cambiado, si bien seguía
siendo la compañera y amiga de siempre se la notaba más interesada en pasar
tiempo con su enamorada y menos con
ellas, el “trabajo” estaba en un claro segundo plano. Por esa razón de alguna
manera celebraron la decisión de sumar a
la banda a Hilda, además sin contar con
el hecho que el golpe que les ofrecía
les permitiría casi retirarse o tener un largo descanso…
Las
próximas semanas lo pasaron organizando el atraco, Hilda había proporcionado
todos los datos necesarios, parecía sencillo, nada debía salir mal, la suma que
robarían sería híper millonaria y ya tenían concretada la salida del país.
Conforme se acercaba el momento Hilda se encontraba sensiblemente más nerviosa,
aunque trataba de no demostrarlo… Viola por su parte parecía tener nervios de
acero, quizás se debiera a su larga experiencia en estas lides. Sin embargo
aunque lo disimulara, el hecho que su novia y amor de su vida estuviera
involucrada no dejaba de poner algo inquieta. Por primera vez temía que algo
fallara, quizás por eso, repasaba obsesivamente cada uno de los detalles.
El
dinero llegaría el sábado por la tarde, la empresa estaba enclavada en una zona
de oficinas razón por la cual no habría demasiado tráfico ni transeúntes, eso
era una ventaja en un aspecto, pero si algo salía mal, no podrían perderse
entre la gente, debían huir en velocidad. Sabían que la custodia al camión
transportador de caudales no sería excesiva, pues a pesar del monto que
trasladaban, muy pocos conocían de su llegada. Esto podría perjudicar a Hilda,
que sería considerada como posible entregadora, por eso era importarte que ella
siguiera estos días con su rutina habitual, y que la salida del país se
concretara tal y como la habían planeado.
Esa
noche de viernes como siempre Viola la pasó a buscar por su trabajo, se
montaron a la moto y fueron directo al departamento de Hilda, cenaron, vieron
una película y contrariamente a lo que hacían casi siempre no hablaron demasiado.
Al momento de acostarse, Viola lo hizo
primero en tanto Hilda optó por tomar una ducha…
En
ello estaba cuando sintió la puerta del baño abrirse, la cortina del duchador
se corrió y en completo silencio Viola se introdujo dentro, ninguna emitió
palabras, se hicieron el amor con una intensidad que superaba todas las
experiencias previas, el tiempo y el lugar desaparecieron, las amantes dieron
rienda suelta a todas las sensaciones que es posible experimentar…
Viola
observó a su mujer, la miró detalladamente, descubrió una gota de agua
recorriéndola y unos celos absurdos la embargaron, y decidió emularla, comenzó
a seguir su itinerario, rozó su frente deteniéndose en sus parpados a los que
acarició con sus labios casi venerándolos, bajó por su pequeña y respingada
nariz cruzando hacia el pómulo izquierdo, se frenó muy cerca de la comisura de
los labios para luego provocar el deseo de Hilda amagando con toques suaves
pero sin llegar al beso, en tanto sus manos tomaban las de ella sosteniéndolas
contra la pared de la ducha evitando así que pudiera tomar el control de la
situación. Sin poder resistir mas, invadió su boca tomando posesión de cada
recodo, desatando una apasionada respuesta que despertó aun más la necesidad de
unirse en una perfecta comunión de cuerpo y alma, renuente abandonó los labios
para bajar lento por el cuello, dejando en máxima alerta cada una de las
células del cuerpo de Hilda, la respiración de ambas comenzaba a acelerarse y
entrecortarse al tiempo que las manos de Viola seguían a su boca para ocuparse
de los pechos de su mujer, alternando caricias con el pulgar e índice y sus
labios que succionaban los pezones con unción provocando la inmediata reacción,
en tanto con su pierna separaba las de Hilda comenzando a casi rozar con su
muslo la pelvis que automáticamente presionó contra ella; arrodillándose besó
su estómago, deteniéndose en el ombligo, mientras sus manos no dejaban piel sin
acariciar, y curiosas como si fuera su primera vez investigaban inquietas la intimidad que guardaba el lugar de más
calor que Viola anhelaba redescubrir con ansias y allí dirigió sus manos que con una
delicadeza que contradecía la urgencia de poseerla, acariciaron lento los límites
del sexo de Hilda separando, abriendo para con su boca poseerla completamente,
jugando, acariciando, entrando y saliendo hasta que los gemidos la urgieron a
acelerar el ritmo provocando el clímax que llegó con un grito de placer…lento
comenzó a erguirse para llegar a la boca de Hilda fundiéndose en un largo y
profundo beso que tenía el sabor de ambas…
Poco
a poco ambas fueron recuperando el ritmo de su respiración y entre mimos
terminaron de ducharse, se secaron mutuamente para irse a la cama tomadas de la
mano como si no pudieran desprenderse ni un segundo. Ya acostadas fue Hilda la
que amó a Viola con todos sus sentidos y dejando su esencia en ello… exhaustas
su sumieron en un sueño profundo en el que permanecieron unidas.
Hilda
abrió sus ojos ya entrada la mañana, quizás más ansiosa y excitada que Viola
por “el trabajo” que harían en unas horas, preparó el desayuno y con besos
suaves y olor a café recién hecho la despertó, después de un rato de besos y
caricias y con el desayuno casi frío, Viola habló por primera vez desde la
noche anterior
-¿Cómo
estás amor?- preguntó
-Algo
nerviosa, no te puedo mentir, pero la ansiedad me gana, quiero que todo pase ya
y estemos lejos, para disfrutar de nuestro amor…
-
Hilda, amor, si no estás segura, si lo prefieres podemos suspender todo, las
chicas entenderán y de igual manera podremos disfrutar de nuestro amor- dijo
seria Viola
-No,
no es eso, es sólo el nerviosismo lógico, no quiero dejar de hacerlo, no me
preguntes por qué, pero es algo que siento me debo a mi misma, quiero tener esa
experiencia, una vez, luego, juntas por siempre y lejos de la rutina y las
reglas impuestas… ¿sí?
-sí,
juntas, por siempre…
Volvieron
a besarse como sellando un pacto silencioso de amor eterno…
Al
poco rato llegaron Jo y Fabiana, traían consigo todo lo necesario para el
atraco y juntas terminaron de revisar los detalles, parecía sencillo, Fabiana como
siempre conduciría el vehículo, y ellas tres se encargarían de reducir al guardia y conductor del camión
de caudales una vez que ingresaran al edificio, llevarían máscaras, a excepción
de Hilda que debería facilitarles el acceso a la empresa, a fin de marcarles el
momento de entrar y ayudar a tomar por sorpresa al guardia de la compañía. Todo
debía ser rápido y limpio, en menos de 5 minutos tendrían que estar alejándose
del lugar.
Se
cambiaron, revisaron las armas, eso le produjo una corriente de adrenalina a
Hilda que nunca había tenido un arma de fuego en sus manos, por supuesto no le
dieron ninguna, puesto que el plan no contemplaba que ella quedara en
evidencia, su parte del trabajo debía ser lo menos expuesta posible, así lo
había pensado Viola, no quería que corriera ningún peligro, sin embargo su
presencia era fundamental pues conocía
el mecanismo de retiro de valores y la dinámica de la empresa. Una vez dentro,
Jo y Viola se ocuparían de todo y Fabiana de sacarlas de la zona a toda
velocidad…
Cuando
llegaron a la empresa, tal como previeron el movimiento de transeúntes y tráfico
era casi nulo, se estacionaron a una distancia prudente, Hilda bajó del auto y
se dirigió a la entrada.
Allí
ingresó sin problemas con su clave de acceso, tal como suponía no había casi
personal, salvo el guardia de recepción. Hilda temblaba por dentro aunque su
andar era seguro, en su cabeza se agolpaban muchas ideas “¿Qué diría su padre,
amante de las normas, si la viera? Tantos días de su vida había ido a ese lugar
a trabajar sintiendo que moría por dentro de tedio, disconforme con esa
monotonía que sentía la consumía en vida… y ahora… aquí estaba, con el amor de
su vida esperando fuera para concretar la aventura que les daría el resto de la
vida juntas…Las terminales nerviosas de todo su cuerpo estaban alertas, nunca
se había sentido tan viva, una mezcla de temor y ansiedad la invadía…
-Srta.
Hilda… ¡Buen día! ¿Qué raro Ud. por acá en sábado?- dijo a modo de saludo el
guardia de la empresa…
-Hola
Saúl, ¿Cómo esta Ud.?- respondió con una calma increíble en la voz- es que me
quedaron unas planillas importantes que debo presentar el lunes a primera hora
y pensé retirarlas hoy…
-Vaya,
bueno…
-¿Algún
inconveniente en que lo haga?- preguntó
-No,
no, por supuesto que no, Ud. tiene su propia clave, es sólo que esperaba al
camión transportador…
-Bueno,
no se preocupe, creo que yo terminaré rápido aquí…
Según
el plan Hilda debía esperar que los guardias del camión llegaran, subieran y en
ese momento dar la señal para que Viola y Jo bajaran, facilitando el acceso a
la recepción de la empresa donde reducirían a los guardias…
A
partir de allí, todo fue rápido, Hilda mantenía una charla trivial con Saúl
haciendo tiempo para que llegara el camión. A la hora prevista el transporte se
detuvo en la entrada, sólo que en vez de los dos guardias acostumbrados, descendieron
tres, en tanto dentro de la cabina quedaba el conductor. Dos ingresaron al
edificio y el tercero quedó en las cercanías mirándolo todo. Esa era una
complicación inesperada, según el plan, las chicas ingresarían con la ayuda de
Hilda y adentro reducirían a los guardias, tomarían el dinero y saldrían a toda
velocidad, sin que el chofer del camión fuera parte, ahora con otro guardia
afuera, habría que modificar parte del plan…
Hilda
dio la señal haciendo sonar el móvil de Viola, en pocos minutos, las dos chicas
ingresaron, casi sin darse cuenta Saúl, fue tomado por la espalda y apartado de
la vista del guardia que permanecía en la calle, y de los guardias que deberían
salir con el dinero que ya habían ido a buscar al subsuelo, donde estaba la
bóveda… hasta ahí, salvo por la salida que se complicaría con el otro guardia
todo iba según el plan….
Cuando
los dos transportadores salieron con las bolsas de dinero, Jo los redujo con
rapidez y tomó el dinero, afuera, Fabiana esperaba ver salir a sus compañeras
ya con el auto en marcha, y con la orden de último momento de Viola de reducir
como fuera al guardia que estaba en la puerta…
Pero
algo salió mal, un segundo de distracción y ninguna notó que Saúl había sacado
su arma cuando las chicas empezaban la retirada y disparó sin previo aviso hiriendo en el brazo
a Jo, que cayó al piso, todo sucedió en cuestión de segundos, al verse libre el
otro guardia tomó su arma y dio un alerta de “alto” … quizás si Viola no
hubiera pensado que Hilda estaba ahí, que debía evitar que algo sucediera no se
hubiera demorado esos segundos en ver la posición de la mujer que amaba, en
medio del frenesí, al ver a su amiga caída, abrió fuego, sin cubrirse, los
guardias respondieron de igual modo, hiriéndola en medio del tórax…
Mientras
Fabiana notando que el plan se estaba cayendo a pedazos aceleró el automóvil
disparando al guardia de fuera y tratando de acercarse lo suficiente para que
sus compañeras heridas llegaran hasta el. Hilda sin pensar al ver a su mujer
caída salió como disparada hacia donde ella estaba, sin notar que Fabiana
continuaba disparando y los guardias hacían lo propio, quedó en medio del fuego
cruzado… casi al llegar junto a la mujer que amaba, sintió un fuerte golpe en
su espalda, cayendo de rodillas frente a ella...
En
el aire comenzaba a sentirse el peculiar olor a pólvora, y las sirenas
policiales comenzaban a sonar cada vez más cerca… Fabiana subiendo a la acera,
levantó a Jo y salió huyendo, con la certeza que era imposible rescatar de allí
a sus compañeras…
Las
dos amantes con sendos disparos de muerte alcanzaron a juntar sus manos, de
pronto el mundo desapareció para Hilda que sólo podía ver a los ojos de Viola,
en un segundo hecho eternidad ambas se miraron, se entendieron, y por increíble que parezca la hija del
senador, la que siempre había acatado las normas impuestas se sintió libre,
plena por primera vez en su corta vida, había cumplido su sueño, la monotonía se
había acabado, el qué dirán dejó de preocuparle, sentía que había cumplido con
su destino, ese que anhelo desde pequeña…y en ese instante junto a la mujer que
amaba fue feliz…
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noooo por que tuvieron que morir??!!! pero como todo en la vida a veces nada sale como lo planeas...
ResponderEliminarexcelente historia de principio a fin, buena combinación por las escritoras...
saludos Dafné
Muy buena la historia que lata que hayan muerto
ResponderEliminarpero sigue siendo excelente
Javi :)
Este equipo se pasa con sus historias, me gusta leerlas a las dos, besos . Bell
ResponderEliminarimpresionante historia me ha tenido sujeta hasta el final, con un final tragico ke lo engrandece gracias por compartirlo, saludos.
ResponderEliminarBuena historia, aunque que triste que para poder ser libre halla tenido que morir. Gracias por compartirla :* Ale(Colombia)
ResponderEliminarGrandiosa la trama y el final, me encanta este tipo de historias. Un saludo desde Colombia
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