Tercera Parte
Llegamos a su piso y, tras prestarme un pijama y darme un cepillo de
dientes nuevo, nos metimos en la cama y nos quedamos dormidas una en brazos de
la otra.
Todo el fin de semana nos lo pasamos en la cama. Y no como ustedes pensáis.
Creamos un fuerte lleno de almohadas, papeles y expedientes y equipadas con
pantalones cortos deportivos y cómodas camisetas de tirantes, mucha cola light
y pizza de atún, nos enfrascamos en las notas y encontramos al fin una fisura.
El domingo por la tarde nos enfrascamos en llamadas para conseguir nuevos
testigos y finalmente dimos con un total de cinco examantes del marido
dispuestas a declarar, claramente despechadas o engañadas por el mismo. Al
parecer no sólo tenía relaciones esporádicas, sino que mantenía a varias
amantes al mismo tiempo y gastaba en ellas parte del poco dinero que tenía la
mujer de herencia paterna en vez de gastarlo en su hijo, como exhibía la
cláusula del suegro. También averiguamos que el marido cobraba la subvención estatal
por desempleo mientras trabajaba en una empresa de la construcción como capataz
habiendo mentido en su número de la seguridad social y usando la de su mujer.
Lo teníamos.
El lunes a las 8 de la mañana, Mackenzie y yo nos presentamos en el
juzgado y escasos 20 minutos después de mostrar las pruebas de la seguridad
social, mandamos llamar a las amantes y ganamos el caso consiguiendo una
manutención completa por parte del padre, así como la devolución a plazos por
el dinero “robado” de la herencia, además de pagar una multa de más de 12000
dólares por el delito de falsificación y estafa. Por los cuales le cayeron 8
años de cárcel por no disponer del dinero. “Está
hecha para el derecho, Letrada, aun es joven, pero quién sabe, tal vez en menos
de veinte años llegue a jueza…”Dijo el juez Ferrer, el cual había llevado
varios de sus casos“Gracias Juez, muchas
gracias” dije, mientras estrechaba su mano. Estreché la mano del abogado
defensor mientras escuchaba los improperios del marido mientras lo sacaban de
la sala los policías judiciales.
Carla me abrazó y lloró como una niña pequeña mientras Janine le
acariciaba la espalda dulcemente “Es
usted una Santa, Doña Evelyn. Mi hijo y yo le estaremos eternamente
agradecidos” dijo mientras levantaba a un niño de apenas 4 años y lo
llenaba de besos “No todo ha sido cosa
mía, sin la letrada Richardson no lo habría conseguido. Se pasó todo el fin de
semana conmigo ayudándome con el caso” Carla corrió y abrazó a una muy
sorprendida Mackenzie, la cual, como pudo, respondió al efusivo abrazo.
Ya en el bufete, Mackenzie y yo nos tomamos un café y nos relajamos un
poco después del ajetreado fin de semana. “Dios,
sólo quiero dormir… ¿Cómo has podido aguantar todo el trabajo extra durante
todo el mes?”“Pues, siendo sincera, con el agradecimiento de todas las personas
a las que ayudo” Mackenzie me miró con orgullo y pasión “Evelyn, eres sin duda la mujer más
maravillosa del mundo. Y de verdad, ojalá no estuviéramos ahora aquí…
deberíamos estar metidas en la cama…” la insinuación me subió más colores
de los que debería y provocó un inadecuado pinchazo en cierta zona para un
horario laboral “¡Mackenzie!” dije
enfadada, aunque divertida. Ella levantó las manos como si no hubiera roto un
plato en su vida.
Cada tarde desde entonces, salíamos juntas del trabajo y salíamos a
cenar o a dar un paseo juntas. Se notaba lo que ambas deseábamos, pero amaba la
sensación de la dulce y cruel espera. Fuimos juntas a la fiesta de cumpleaños
de July y Don nos saludó con un fuerte abrazo y una mirada cómplice “Veo que os estáis llevando bien chicas”
dijo, mientras nos tendía un par de cervezas “Ahora mismo te presentaré a Paul y las niñas Evelyn, te van a
encantar, son adorables… aunque antes” Dijo, mientras bebíamos de nuestros
botellines “¿Para cuándo es la boda?”
no bañamos a Don de cerveza de milagro, ya que se apartó justo a tiempo para
empezar a reírse fuertemente “¡Don! ¡No
seas viejo verde! Lo siento mucho chicas, a veces le da por hacer de celestina
y se le pasa la mano” dijo un hombre alto y canoso, cercano a los 60 años
que debía tener Don. “Lo siento de
verdad, pero es que sois tan adorables intentando conteneros en el bufete que
no podía evitarlo” dijo Don “Os
presento a mi marido Paul. Paul, ya conocer a Mackenzie y esta joya pelirroja
de aquí es Evelyn Doherty, la hija del cascarrabias de Marcus. Y menos mal que
la belleza la sacó de Keyla, que si no…” Don se rio de su propio chiste. Mi
padre no era feo, pero tenía lo que se podría llamar una belleza irlandesa.
Alto, robusto, barbudo y medio calvo y mi madre era una refinada señorita
inglesa. Fina, pequeñita y elegante. Se podría decir que hicieron un buen
coctel conmigo y saqué lo mejor de ambos. “Oh,
por cierto Mackenzie, tu padre está por aquí, y creo que ya ha oído algunos
rumores sobre Evelyn…así que ya te puedes ir pensando la fecha, ya sabes cómo
es” Mackenzie se puso blanca como la tiza “¿Cómo qué rumores? ¿Fuiste tú verdad Don? Vieja alcahueta”
Don y Paul se rieron sin parar “¿Y
qué esperabas querida? El pobre lleva un año preocupado por ti. No hacías más
que suspirar por aquella joven cajera y desde que se ha enterado que estás con
la nueva joven promesa del derecho de esta ciudad está que no cabe de
felicidad” vi como Mackenzie me miraba de reojo entre avergonzada y
furiosa…supongo que contra su padre. Yo, que no me avergonzaba de mi antiguo
trabajo dije sin reparos “Yo era la joven
cajera, Don. Y no me avergüenzo de ello. Estoy orgullosa de haber sabido
mantenerme sin la ayuda de mi padre y aun lo estoy más de que ese trabajo me
diera la oportunidad de conocer a la mujer más brillante, maravillosa y
preciosa que he conocido y conoceré jamás” Don sonrió de manera cómplice “Yo ya lo sabía querida, tú padre me lo
dijo, el que no lo sabía es él. Y creo que ahora no te libras de ser su nuera”
Don señaló a mi espalda y Mackenzie y yo nos giramos, para encontrarnos con un
hombre alto y fuerte, de cabello rubio, seguramente teñido debido a sus más de
50 años y unos escrutadores ojos grises que me miraban de arriba abajo. “Papá…” dijo Mackenzie. La miré
rápidamente, intentando ganar fuerzas, pero ella estaba roja como un tomate,
así que volví mi mirada de nuevo hacia el que seguramenteera James Richardson.
No iba a dejar que su padre mi viera débil. No señor. Avancé lentamente hacia
él sin apartar mi mirada y le tendí la mano “Encantada
de conocerle, señor Richardson. Espero parecerle lo suficientemente buena para
su hija, porque no pienso dejarla esté o no de acuerdo” James Richardson
pareció momentáneamente asombrado y me trague el nudo que sentía en mi garganta
ante el miedo de tener a este hombre de más de metro noventa a punto de aplastarme
como un bichito. Hecho que casi ocurrió, al encontrarme de repente rodeada de
unos fuertes brazos y siendo alzada sin dificultad por ese gran hombre. Empecé
a notar una fuerte vibración…se estaba riendo. “¡Bienvenida a la familia! Y por favor, llámame James, no soy tan
viejo” James me dejó en el suelo y me quedé momentáneamente en shock. Sentí
una mano apoyarse suavemente en la parte baja de mi espalda y me encontré con
una sonriente Mackenzie“Siento todo esto,
de verdad” iba a decirle que no se preocupara cuando apareció una mujer
clavada a Mackenzie solo que veinte años mayor. Tenía el cabello de un rubio
más oscuro y unos vibrantes ojos verdes “Querida,
me dijiste que era preciosa pero sin duda supera mis expectativas…siempre soñé
con tener hijos pelirrojos… ¡me conformaré con nietos!” ¿Qué? ¿Hijos? ¿Ya?
Pero si ni siquiera hemos ido a la cama todavía “Dios, mamá, por favor. Sólo llevamos juntas dos semanas, no quiero que
la asustéis…”“¡Tonterías Mac! Ya he hablado con su madre y me cae de fábula, y
no pienso dejar que se escape la mejor compañera de Bridge que he tenido en la
vida” espera, ¿mi madre qué…?
De repente, se escucharon unos fuertes gritos fuera de la cocina que
eran demasiado familiares…oh, no es posible. “Eres horrible para las direcciones Marcus, ¡llegamos una hora tarde!”
“No es culpa mía Keyla, estos barrios no tienen ni pies ni cabeza, con lo fácil
que sería que todo estuviera encuadrado…” “Lo que sea Marcus, yo solo quiero
ver a mi niña y conocer a la hija de Nora, seguro que es tan guapa como ella…”
de repente, el gran tonel pelirrojo de mi padre, y mi alegre y pequeña madre
irrumpieron en la cocina. “Hija” Gritó
mi padre al verme. Vino hacia mí y me doblo como un palillo en un abrazo de oso
“¡Marcus compórtate! No estamos en el campo”
le riñó mi madre, mientras examinaba detenidamente a Mackenzie, a la que le
tendió la mano con una cortés sonrisa “Encantada
de conocerte Mackenzie, tu madre me ha hablado maravillas de ti y por lo que
veo eres tan preciosa como ella” mi madre se giró hacia mí “Menos mal que tienes más gusto que yo hija,
al menos tienes el gusto exquisito de tu padre con las mujeres”“Madre…”
“¡Chitón! Que si no llega a decirme Nora que tú y esta maravillosa chica
salíais juntas no me entero hasta el día de la boda” “pero mamá ni siquiera…”
“Nada de peros, eres igual de cazurra que tu padre, ¡conozco a los Richardson
desde hace años! Si me hubieras llamado más de vez en cuando os habrías
conocido mucho antes de tener que jugar a las tiendecitas” “Oh Keyla, no creo,
ambas son iguales. ¿Mackenzie, recuerdas aquella fiesta de hace 4 años donde te
dije que iríamos a una casa de campo en a las afueras?” Mackenzie asintió,
“¿Recuerdas también que te dije que
quería presentarte a alguien?” espera…hace 4 años…oh “Pues resulta que quería presentarte a Evelyn. Acababa de conocer a
Nora cuando fui a la ópera con unas amigas, me habló de su hija y yo pensé en
presentaros para que así Evelyn tuviera a alguien conocido aquí en la ciudad…y
como tenías los mismos gustos…ya sabes” No fastidies, esa estúpida fiesta a
la que no fui porque estaba demasiado ocupada con el papeleo de la universidad
y buscando como loca un piso barato y decente. “No te preocupes Mackenzie, aquí la homenajeada no apareció porque
decidió adelantar su marcha a la ciudad” Dijo mi madre.
Mackenzie y yo nos miramos. “Sucedió
cuando tenía que suceder” dije sin apartar mi mirada de ella “Ni antes ni después” concluyó ella,
dándome un casto beso en los labios. “Creo
que voy a llorar…” dijo mi madre agarrando las manos de Nora, que también
parecía al borde del llanto. “Ya, ya…
Dios, las mujeres son unas sensibleras” “¡Dios Marcus eres un insensible!
Nuestra hija ya es toda una mujer comprometida…” no quería seguir oyendo
más planes de boda así que agarré a Mackenzie del brazo y empecé a sacarla de
la cocina “Se acabó, ustedes hablen de lo
que quieran, yo me llevo a mi novia a ver a las cumpleañeras y nos vamos de
esta jaula de grillos”
Dos horas más tarde, Mackenzie y yo llegamos a su piso en la ciudad
después de escapar ambas de nuestras atosigantes madres. Por suerte, a nuestros
padres sólo les interesaban las repercusiones sociales y económicas, así que
nos dejaron un poco más en paz. Pero mi madre y Nora no pararon de hablarnos
sobre trajes de novia y lo bonita que sería una boda en invierno.
“Dios, ha sido demasiado
intenso” Dijo Mackenzie,
dejándose caer en el sofá y quitándose rápidamente los tacones “¿Intenso? ¡Ha sido una tortura! Y yo que
pensaba que esto sólo le pasaba a los heteros”me dejé caer junto a
Mackenzie en el sofá, abriendo mi camisa sin mangas hasta el escote “¡Qué calor! ¿Te importa que me ducho aquí?
No sería capaz de volver a salir a la calle con el calor que hace sin
refrescarme primero” Mackenzie negó con la cabeza “Hay toallas de sobra en el baño de invitados. Yo también me daré una
ducha en el baño de mi dormitorio” Me dirigí al baño del fondo cuando
Mackenzie me llamó “Es sábado, ¿Por qué
no te quedas y vemos un peli y pedimos una pizza?” “¡Claro!” “Genial, te dejaré
el pijama en el cuarto de invitados. ¿La pizza de siempre?” “Yep”
Me duché rápidamente con agua fría y disfruté del olor del champú de
melocotón y mango de Mackenzie. Encontré un poco de aceite coco y me lo puse
por el torso y las piernas…siempre me gustó el olor del coco. Me puse la toalla
después de peinar mi cabello y dejarlo húmedo sobre mis hombros y salí para
dirigirme a la habitación de invitados. Antes de entrar, Mackenzie salió de su
cuarto con unos culotes rosas y una camiseta de futbol rota sobre el ombligo de
color blanco y rojo. Iba descalza e iba mirando al suelo mientras se cogía el
pelo en un moño alto. Estaba tan sexy siendo descuidada que era casi
doloroso…pensé en darle una pequeña sorpresa, así que en cuento levantó la
vista y me vio, le sonreí y fui dejando que la toalla se fuera deslizando hasta
que entré por completo en la habitación de invitados y tire la toalla fuera,
para que pudiera verla. Sólo fue un susurro pero creo que oí “Tramposa”. Mi pijama era muy parecido al suyo, sólo que
en vez de una camisa suelta que enseña el ombligo, yo soy más de taparlo todo
pero enseñarlo de otra manera. Me puse los pantalones cortos a lo comando, ya
que la ropa interior de Mackenzie me quedaba algo suelta. Admito que tiene
mucho mejor culo que yo…y más pecho, pero en fin. Me puse la camiseta de
tirantes negra y me miré en el espejo de cuerpo entero de la habitación. Los
culotes y la camiseta negra me daban un look sexy y desenfadado. Perfecto.
Salí de la habitación justo cuando llamaron a la puerta “¿Puedes abrir tú? He dejado el dinero en la
entradita gris” Me gritó Mackenzie desde el salón. “Claro” llegué a la puerta, cogí los 20 dólares y abrí la puerta a
la nerviosa adolescente. La chica no debía de tener más de 17 o 18 años y me
estaba repasando sin mucho disimulo “Humm…esto,
¿pizza grande de atún?” le extendí el billete de 20 y ella me pasó la
pizza, empezó a rebuscar el cambio en su riñonera mientras yo dejaba la caja de
la pizza en la mesa de la entrada. Me volví y la chica me dio el cambio
alargando el contacto de nuestras manos más de los necesario “Hasta la vista…” Dios, que descarado.
Cerré la puerta y llevé la pizza a la cocina, después de dejar el cambio en el
mismo sitio donde encontré el dinero. Mientras buscaba un par de cervezas para
acompañar la pizza, Mackenzie gritó desde la entrada “¿Por qué hay dinero? Te di el dinero justo…” cogí la pizza y las
cervezas y me dirigí al salón “¿Quién es
Chris y porque quieres que la llames para “divertiros”?” “¿Cómo?” Dije
girándome y encontrándome con la miranda furiosa y asombrada de Mackenzie “¿Has abierto la puerta así?” “¿Y cómo
quieres que abra? Sólo voy en pijama” Mackenzie se acercó y me tendió un
dólar “Ten, creo que esto es tuyo”
Cogí extrañada el dólar y vi que tenía algo escrito <555-937-423 llámame, ¡nos divertiremos! Chris> sonreí ante la
arrogancia de la joven adolescente y me di cuenta del enfado y los celos de
Mackenzie. Así que arrugué al dólar, lo tiré sin miramientos a la basura y
agarré firmemente a Mackenzie de su desnuda cintura. Le di un profundo y posesivo
beso hasta que dejó de estar tan rígida, al separarnos me dijo “No vuelvo a dejarte abrir la puerta…Nunca
más”
Bebimos cerveza y comimos pizza mientras veíamos como Reese Witherspoon
pasó de rubia tonta a rubia abogada. Hablamos de algunos de nuestros profesores
de la universidad y la televisión dio paso a una película de terror. Yo no se
podría decir que era una valiente, pero a veces me reía de algunas películas de
terror. Esta era un clásico, El Grito, y como ya la había visto un par de
veces…en vez de ver un fantasma veía una cabeza de fregona pegada a un palo
moviéndose por el techo asustando a una anciana muda mientras Buffy, que en
esta peli en vez de cazar vampiros cazaba fantasmas, perseguía a un niño albino
de pelo negro con aires de Pavarotti y a una mujer contorsionista con el
síntoma de la rana croadora. Intenté mostrar estas impresiones a Mackenzie,
pero no parecían dar resultado del todo. A veces reía de manera nerviosa y
otras sencillamente cerraba los ojos con fuerza, así que me acerqué a ella, la
rodee con mis brazos y puse el canal de cocina. Empecé a hablarle de cosas sin
sentido hasta que empezó a reírse normal de nuevo. Al consolarla no me había
dado cuenta de la cantidad de cuerpo que teníamos pegado y ahora era bastante
consciente.
Sentí como Mackenzie se ponía rígida de pronto. Me fui apartando de
ella hasta que sentí como me agarraba firmemente de la muñeca “No” dijo sin más. La miré, buscando una
señal que me dijera qué hacer. Yo la deseaba, muchísimo, pero sería capaz de
esperar por ella, sería capaz de… “Te
deseo, Evelyn…” ¡A la mierda!
Alcé a Mackenzie y la volqué sobre el sofá, besando sus labios con un
deseo desbordado. Mackenzie me rodeo la cintura con sus piernas y me acercó más
a ella, mientras nuestros besos se volvían más profundos y exigentes. Ambas
gemimos al sentir nuestras pelvis unidas, sólo separadas por la fina tela de
nuestros pantalones. Sentía la humedad creciente en mi entrepierna, y aún más
sentía la suya. Deslicé mi mano derecha dentro de su camiseta y un escalofrío
me recorrió cuando sentí sus pequeños y duros pezones. Alcé la camiseta sin
contemplaciones y se la saqué de un solo movimiento. Besé su cuello mientras
mis manos masajeaban una y otra vez los abundantes y lechosos pechos, coronados
por unos pequeños pezones rosados que gritaban por la ausencia de mis labios.
Deslicé mi lengua entre sus pechos dejando un camino húmedo y sediento hasta el
ombligo, donde introduje mi lengua suavemente imaginando otra clase de botón.
Mackenzie gimió con impaciencia hasta que mis labios encontraron su pecho
izquierdo y soltó un grito ahogado de excitación “Dios, Evelyn” viaje de uno a otro mientras mis manos bajaban
hábilmente sus pantalones, dejando unas preciosas braguitas de encaje rosa a la
vista, visiblemente empapadas por su excitación.
Mackenzie se irguió y me quitó rápidamente la camiseta de tirantes. Vi
sus pupilas dilatarse hasta el borde de sus ojos verdes mientras contemplaban
mis pequeños y tersos pechos. Los besó y mordió mientras sus manos subían y
bajaban por mi espalda, provocándome espasmos de deseo y anhelo. Le robé su
boca a mis pechos mientras rodábamos de un lado a otro del gran sofá. Por el
camino conseguí deslizar mis pulgares por la cintura de su encaje y deslizarlas
por sus suaves y largas piernas hasta tenerla completamente desnuda a mi
merced. Estaba sobre ella, separada, contemplando toda su belleza “Mackenzie…eres preciosa…” “No tanto como
tú” quise contestar pero su mano se adentró velozmente dentro de mis
pantalones y sus ojos se abrieron tanto como los míos al sentir su mano
directamente en mi caliente e hinchada humedad. Ahogamos juntas un grito de
placer al sentir como se movía hábilmente sobre mí. No tardaría mucho si seguía
así “No, así no” saqué su mano a la
vez que bajaba de un tirón mis pantalones y encaje mi muslo entre sus piernas.
Me estaba inclinando sobre ella cuando sentí que me daba un suave empujón y
quedó sobre mí, con una sonrisa victoriosa que en un instante se volvió
lujuriosa al sentirnos completamente unidas. Se movió sobre mí, como una diosa
embriagada por el placer, besando mis pechos, mi cuello, mi boca… podía sentir
como nuestras respiraciones se volvía cada vez más rápidas y nuestros
movimientos más urgentes. Quería que se corriera sobre mí… deslicé una mano
entre nosotras y la alcé ligeramente para penetrarla primero con uno y luego
con dos dedos. Sentía su interior caliente y húmedo vibrando a mí alrededor a
la vez que sentía su muslo contra mi entrepierna. Cabalgó sobre mí como una
amazona salvaje hasta que ambas llegamos a la cima gritando nuestros nombres.
La abracé con fuerza con mis dedos aun dentro de ella, sintiendo los últimos
coletazos de placer en su interior, hasta que ambas nos derrumbamos en el sofá
exhaustas.
Esa noche hicimos el amor en el pasillo de caminos al dormitorio como
dos adolescentes impacientes, en la mesa del comedor la degusté cual manjar
culinario, en la cocina rodee sus hombros mientras mis glúteos sentían el frío
mármol y mi entrepierna el calor de su lengua. En el baño nos duchamos y nos
limpiamos muy a fondo para acabar empotradas contra el cabecero de la cama con
la ayuda de un colorido arnés. Fue la noche más excitante, pasional y sexual de
toda mi vida…y espero que también de la suya…
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Nuestro dúo dinámico por fin se unió en uno solo, que fin de semana mas intenso, muy bueno el capitulo felicidades
ResponderEliminaroooo que ricoo de verdad me gusto mucho espero leer el próximo capitulo
ResponderEliminarBuenisima la historia, feñicitaciones y q gusto leerla. Este capitulo uffff pasionalmente ...
ResponderEliminarMe sigue gustando muchísimo tu historia. estoy ansiosa por leer los nuevos capítulos.
ResponderEliminarPero que noche de pasión tuvieron esta parejita ,me gusto mucho el capitulo a ver que les sucede en el futuro
ResponderEliminarM.S