Capítulo 77 2ª parte
Solo puedo quedarme mirándolo, estoy en
shock, no esto no puede ser realidad, es una maldita pesadilla. Sigo en casa en
mi cama, mi mujer duerme a lado mío y mis peques estén a unos metros de
nosotras, estoy delirando de las pastillas y lo que sea que haya producido las
heridas que me ha hecho Damián y sé que si hago fuerza voy abrir los ojos y
darme cuenta de que todo es un maldito sueño.
No sé en qué momento Alberto me abrazo y dejo mis lágrimas caer y mojar
su indumentaria de Medico pero poco a poco me alejo de el al pasar unos
segundos y miro sus ojos necesito que me diga algo más.
- Yo… - puedo ver en sus
ojos la tristeza por lo que sea que vaya a decirme – lo siento – vuelve a decir
– ha sido un gran luchador pero su cuerpo no podía más – esta vez las lágrimas
caen de sus igual que de los míos – Gabriel se ha ido… lo siento mucho.
Todos hablamos del corazón roto cuando nos
pasa algo difícil, cuando perdemos un amor, somos engañados, un ser querido,
etc. pero sabemos que no es asi que solo es de una forma figurada de expresar
el dolor y la tristeza que sentimos. En esta ocasión puedo sentir que si paso
en verdad que mi corazón se ha hecho trizas. Una de la luces de mi vida se ha
apagado y no pude hacer nada por el por mi principito.
- ¿ellas… - las lágrimas
no me dejan hablar y mucho menos el dolor que siento, no hay nada peor para una
madre que perder a su bebé – ellas cómo están?
- Las tres son fuertes –
contesta Alberto un poco más repuesto, es entendible, él fue quien ayudo para
que Luna quede embarazada, que los ayuda a venir a este mundo, y les atendió
estos meses – pero hay que esperar, no voy a mentirte, sé que estas intentado
ser fuerte por ellas a pesar de las dos perdidas, están grave, llegaron graves,
han sido mucho en la nieve sufriendo el frio y sin alimentarse bien. Luna
aguanto por ellos lo más que pudo es por eso que ahora las tenemos aquí.
Las amo y estoy feliz de su fuerza, de que
sean unas luchadoras pero por otro lado no puedo evitar estar mal.
- Te dejo sola – dice
apretando mi hombro – sé que así lo quieres.
Al parecer me conoce lo suficiente para saber
que sí que eso es lo que quiero, tengo una mezcla de emociones aunque
sinceramente el dolor es mayor. Me apoyo en la pared y caigo al piso mientras
mis manos se vuelven blancas de tanto apretarlas pero es que todo esto es mi
culpa. Si yo los hubiera dejado en casa estarían bien Gabriel estaría durmiendo
de la manita con sus hermanas o en nuestros brazos mientras nos daba todo su
amor y nosotras a él. Lloro desconsoladamente abrazada a mis piernas, mi madre
mi hijo es demasiado para mí y más sin saber que va a pasar con las otras tres
personas, la rabia y el dolor bullen en mi pecho. No necesito levantar la vista
para saber que a unos paso de mis están ellas y Uriel. El silencio se apodera
del lugar nadie dice nada, solo se escucha los sollozos. La primera en
acercarse a mi es Dani que me abraza fuerte, no tengo ni idea cuánto dura el
abrazo pero me parece eterno.
Apenas me quedan fuerza, me levanto y siento
como todo el cuerpo me tiembla. Ella me suelta y Uriel se acerca, lo empujo
para sacármelo de encima, él vuelve acercarse me paro bien y lo empujo
nuevamente.
- ¿Por qué?
Se repite la misma acción él se acerca y lo
empujo, no me habla solo intenta abrazarme y lo consigue cuando las fuerzas me
abandonan y yo lo abrazo con fuerza.
- Perdí a mi hijo y a mi
madre – digo entre lagrima.
Uriel solo me abraza más fuerte, estamos un
rato uno en brazo del otro, él más que nada intentado ser mi consuelo. Luego de pasar de brazo en brazo para tratar
de todos darnos consuelo mutuamente, porque sé que a ellas también les duele la
pérdida de Gabriel y mi madre, con ella no estuvieron mucho tiempo pero sé que
se llevaban bien, mi madre supo aprovechar bien la oportunidad que le di y
todavía teníamos tantas cosas por compartir.
Me salgo de sus brazos y camino saliendo del hospital, necesito un poco
de aire porque el dolor que siento hace que de alguna manera me cueste respirar
ademas de que las lágrimas y lo complican un poco más.
Camino por las calles sin ningún rumbo fijo,
hasta que al pasar por un negocio me seco las lágrimas y entro y compro algunas
bebidas para beber, pago y sigo caminando. Tengo que estar en el hospital con
las niñas y Luna pero antes de hacerme las fuertes por ellas, necesito dejar
salir todo lo que tengo dentro, no quiero derrumbarme cuando ellas más me
necesitan. Llego al mismo lugar
solitario del otro día, camino hasta el medio del lugar y me siento allí abro
una botella de vodka y comienzo a beberla. Llevo mis ojos llorosos al cielo y
está completamente estrellado, el frio que hace más el viento que sopla en este
lugar escampado me cala los huesos, pero no me importa. En situaciones como
esta a uno no le importa el frio, no le importa el dolor de una espada daña,
dejar de importarte muchas cosas que uno los considera como dolor, cuando sabes
que nada de eso se compara con la que sientes en tu corazón y alma. Sigo bebiendo y mirando el cielo.
- ¿Por qué? – pregunto en
un grito.
Y si se lo estoy preguntando al de arriba, es
mi parte humana la que reclama de todas formas siendo ángel no puedo
entenderlo. Muchas veces escuche que a
personas en mi misma situación culpar a Dios y otras decir que todo pasa por
algo. En mi caso no sé si culparle o no pero me gustaría una respuesta del
porqué, mi hijo tenía tanto por delante y en estés meses me imagine nuestro
futuro.
Dos días
después de que tenemos a los tres con nosotros llegamos a casa con los peques,
las chicas, mi madre, Nana y los empleados nos dan la bienvenida, la sala está
decorada. Era obvio que esto pasaría, no han podido pasar tanto tiempo con
ellos estos dos días por el tiempo de la visita. Podía haber habado con Alberto
para que nos den más tiempo pero quería que nosotras disfrutáramos de nuestros
peques solas porque sabíamos que en casi todas van a querer estar con ellos, no
quiero ni pensarlo.
Veo como Ana
esta en los brazos de Manu, Gabriel en el de Rosa y Lucero en los de mi madre,
algunos de los baberos que son de ellos deberé dársela a ellas, aunque supongo
que yo babeo igual o peor que ellas cuando miro a mis princesas y príncipe. No
sé cuánto tiempo han estado con los peques
hasta que lo llevamos a su habitación están dormidos y Luna necesita
descansar. Ellas lo acuestan en su cuna
se retiran y nosotras a nuestra habitación, dejamos la puerta del medio
abierta y nos llevamos el monitor de bebé con nosotras. Después de que ambas
nos damos una ducha por separado claro esta para relajar un poco nuestro cuerpo
vamos a la cama.
- ¿te quedas a cargo? – pregunta abrazándome y apoyando su
cabeza en mi pecho.
- Por supuesto – respondo rodeando con mis brazos su
cintura y dejando un beso en su cabeza – descansa.
Unos minutos
después siento su respiración y sé que está profundamente dormida, para nuestra
suerte los peques son tranquilos, al menos estos días han parecido eso, solo
han llorado cuando tienen hambre. Cierro los ojos para descansar un rato, tengo
el cuerpo cansado porque en la clínica no se puede dormir como uno quiere
ademas de estar pendiente todo el tiempo de mi familia. Siempre tuve el sueño
bastante profundo pero ahora o mejor dicho desde que Luna con el embarazo y
ahora mucho más, al primer ruido despierto. Escucho por el monitor unos
pequeños ruiditos, abro los ojos y miro el reloj y es plena madrugada, también
miro el monitor y es Gaby tiene su manito en la boca y se mueve. Me levanto sin
hacer ruido y traigo el monitor conmigo.
- Hola mi príncipe – hablo a Gaby y me mira fijamente -
¿tienes hambre? O ¿hay que cambiarte?
Lo saco de
la cuna para que no despierte a sus hermanas que seguro están soñando con los
angelitos, son muy tiernas, realmente lo son los tres.
- Bueno – digo revisándolo y veo que esta limpito – seguro
tienes hambres. Vamos a calentar la
leche y de paso no despertamos a tus hermanas con nuestra charla.
El solo mira
muy atento lo que le digo parece estar prestando atención a todo lo que digo,
bajamos a la cocina y luego de sacar una mamadera con su leche de la heladera,
pongo una olla con agua y coloco ahí la mamadera. Según Alberto no es conviene
que la leche extraída de Luna para circunstancia como esta se caliente en el
microondas porque puede destruir algunas vitaminas, así como también darle el
biberón solo sea en la noche cuando Luna muchas veces se quede en la cama para
que el peque y las niñas no se acostumbren al biberón y no quieran la teta de
su madre.
- Sera mejor que no te acostumbres a la meme – digo
mientras pruebo de que este tibio y no se queme
- es mejor si te alimentas de mamá.
Apago la
cocina y seco la meme y le doy, él se prende con entusiasmo, mientras él se
alimenta subo a la habitación, miro a las niñas que siguen durmiendo lo más
tranquilas.
- Mira mi vida tus hermanas – digo moviéndolo un poquito
para que las mire, creo que está más entretenido en alimentarse igual, ellas
tienen una de sus manita para donde duerme él y la otra en la boca – creo que
están esperando que vuelva con ellas.
Me siento en
la mecedora de la habitación así es más
fácil que se duerma. Pero está muy despierto por como tiene sus ojitos, no
puedo dejar de mirarlo, pienso como una cosita tan tierna como él y sus
hermanas te sacan el instinto materno o de protección al cien por cien, sabes
que todo lo que das ellos te devuelven con su amor triplemente, no hay mejor
regalo que la de su mueca de sonrisa.
- Sabes mi príncipe tu eres el hombrecito de la casa – digo
y dejo en una mesita a lado su biberón vacío y lo levanto para sacarle el aire
– tienes una hermanas bellísima, ellas son las princesas de la casa. Cuando
crezcas tú vas ayudarme con los chicos que quieran estar con tus hermanas, como
te dije son bellísimas y van a traer locos a todos y algunas chicas también –
sonrió al ver como no deja de mirarme – y tu ni hablar, pero a lo que iba amor
eres un afortunado de estar rodeado de estas dos bellezas y ademas de Luna tu
madre – sigo hablándole hasta que poco a poco sus ojitos están cerrándose –
hace un tiempo atrás compre una AK-47 – le cuento a Gaby – creo que nos servirá
cuando queramos asustar a los pretendiente de tus hermanas.
- ¿con que una AK -47?
Eh – escucho como preguntan a mi
espalda.
- Así es – respondo sin girarme – para cuando esas dos
hermosura – señalo con mi cabeza la cuna – nos presenten a sus pretendientes o
novios.
- Deberías dejar de decirles esas cosas a nuestro hijo –
dice Luna alzando a Gabriel y llevarlo para cambiarlo – con razón nunca iba a
dormirse.
- Solo decía que tiene que ayudarme a cuidar a sus hermanas
y mejor si lo sabe desde chiquito.
- Estoy segura que de ti va aprender muchas cosas para
defender a sus hermanas, pero es mejor no hacer planes.
- ¿Cómo qué no? – la miro con una sonrisa – dentro de unos
años me veo a Gaby y a mi hablando con los novios de sus hermanas.
Ella solo
niega con la cabeza y sonríe.
Al recordar esos momentos las lágrimas
vuelven a caer sin control por mi rostro. Al tener un hijo es imposible no
imaginase un futuro con ellos. Y con Gabriel me imagine todo, gateando en la
habitación jugando con sus hermanas o Coco, corriendo tras él al aprender a
caminar, su primer palabra, el primer día de jardín o preescolar mejor dicho,
cuando se le cayera su primer diente, tantas cosas imagine al estar con los
tres y ahora mi peque ya no esta se ha ido. Sigo bebiendo sigo recordando momentos con mis hijos,
recuerdos que por siempre estarán en mi mente, recuerdos que los reviviré constantemente,
a cada instante en lo que me reste de vida.
Voy por la tercera botella de la noche quiero
beber hasta no acordarme de nada pero en mi mente se pasean imágenes de Luna
con la niña y sé que no debo estar aquí, sino en el hospital esperando noticias
suyas, estando en la habitación con ellas dándole calor y amor para que no
dejen de luchar pero también sé que necesito despedirme de él y ella. Obvio que mi madre ya no este conmigo me
duele y quizás este mal que piense esto pero ella al menos disfruto su vida,
vivió muchas cosas aunque también estoy segura que le quedaron muchas por vivir
pero a lado de mi bebé puedo decir que es mucho. Eso es lo que más me duele,
que él no sabrá lo que es festejar un cumpleaños, tener el mejor amigo o amiga,
dar el primer beso, enamorarse, tener una novia, formar una familia, celar a
sus hermanas, defenderlas, etc. Abro otra botella y me levanto apenas de donde
estoy sentada una vez más miro el cielo buscando una explicación un porque que
no creo que llegue, solo espero que mis abuelos, madre e hijo estén juntos. Me
lleva un buen tiempo llegar a la puerta del hospital con la botella media vacía
y la verdad comienzo a sentirme mareada, siempre he tenido aguante a la hora de
beber. Miro hacia dentro y no sé si tengo gana de entrar la verdad es que no
estoy bien, quizás debería ir al hotel darme un baño y volver, no puedo estar
de esta forma cerca de mis niñas y mi mujer. Aspiro profundamente y puedo oler
un perfume que lo reconocería a miles de kilómetros.
- Ari – digo sin darme
vuelta, puedo sentir su mirada sobre mí.
- ¿Qué haces? – pregunta
Al parecer no le gusta que tenga una botella
media vacía en la mano o que esté tratando de ahogar mi dolor y la mil cosa que
pasan por mi cabeza con el alcohol.
- Ya ves – contesto levanto
la botella y dándole un sorbo - ¿quieres un poco?
- No gracias – dice- vamos a que te des un baño, no puedes entrar a verlas
así.
- ¿ahora vas a decirme que hacer? – digo volviéndome a mirarla. Al ver sus ojos puedo
ver que también ha estado llorando.
- Si - responde seria pasando
una mano por mis hombros e instándome a caminar a su lado rumbo al auto que
seguro nos llevara al hotel – cuando no huelas a alcohol vas a venir a verlas,
ellas te necesitan pero no en este estado.
¿Qué
puedo decir? Ella tiene razón.
Me dejo meter en el auto y me hecho hacia atrás y cierro los ojos. Escucho el
sonido de una ducha y los abro, miro alrededor y estoy en la habitación, al
parecer me dormí y supongo que uno de los guardaespaldas que andan con nosotras
me subió hasta aquí. Lo bueno es que no dormí tanto, todavía estoy con ese
pequeño mareo y dolor de cabeza y obvio un poco en la espada, algo que me
olvide por completo en estos días son de esas heridas. Me levanto de la cabeza
y ato el cabello en una cola alta al menos hasta que me bañe, estoy buscando
que ponerme cuando me bañe cuando alzo la vista y la veo frente a mí. Sus ojos
rojos y su pelirrojo cabello cayendo por su espalda y solo una bata puesta,
seguro pensó que yo dormía.
No sé en qué momento acerque a ella, ni cuando
puse mi mano en su cintura para pegarla a mi cuerpo, ni tampoco cuando mi otra
mano se situó en su nuca, lo que si se es que en ningún momento deje de ver sus
ojos.
En un rápido y pequeño movimiento me adueño
de su boca, sus manos en mi hombros siento que me aprieta con fuerza, y las
lágrimas de sus ojos y los míos se mezclan mientras lo sentimos en nuestros
labios el sabor salado, su lengua y la mía luchan por el total control de
nuestras bocas, es un beso apasionado, feroz.
Con tres pasos estamos en su cama, la apoyo
suavemente y yo sobre ella, sus piernas rodean mi cintura, en lugar de gemidos
se escuchan nuestro llanto mientras nuestras bocas no se despegan. Tengo una
mezcla de sentimientos con todas las cosas que han pasado últimamente, amor, rabia,
dolor, remordimiento, traición, desconfianza, desilusión y puedo pensar que
ella siente lo mismo en estos momentos, muerde mis labios y esta vez ademas del
sabor salado de nuestras lagrimas está el gusto a sangre. Mi mano baja y sube
por su pierna hasta llegar al borde de su ropa interior y repito el mismo recorrido, separo mis labios
de los suyos y los llevo a su cuello, puedo sentir el pulso de su corazón y
beso allí apretando mis labios, seguramente luego le queda una marca, su
respiración entre cortada y sus manos acariciando mi espalda. Dejo mis besos
húmedos por todo su cuello y vuelvo a su boca, succiono su lengua y otra vez
comienzan una guerra excitante. Cierro los ojos y en mi mente pasa la imagen de
Luna en la cama luchando por su vida al igual que mis hijas, me separo
rápidamente de ella. Nos miramos fijamente mientras respiramos profundamente
para calmarnos.
- Lo… lo siento – digo
mirándola, ella acomoda su bata – me deje llevar… perdóname, esto no está bien.
No porque no quiera – digo al ver que esta dolida – sino por ella, ellas, por
toda la situación.
Veo como su rostro cambia de expresión al
darse cuenta de la situación en la cual me encuentro. Esta mal lo que hicimos
por cómo se encuentra Luna y las niñas, no es justo para ninguna, aunque las
dos recién dejamos salir todos nuestros sentimientos. Todas las personas
enfrentamos nuestro dolor y pérdida de maneras diferentes y lo de recién no ha
sido la más correcta, sobre todo cuando mi mujer está luchando por su vida con
mis hijas y yo aquí con Ari, besándonos, entregándonos a nuestros sentimientos
al menos de mi parte, no solo lo que siento por ella sino con todo esto.
La miro una última vez y camino al baño,
realmente necesito un buen baño, en la tienda no podía darme uno como quería y
todo por estar pendiente de la comunicación, pero ahora puedo hacerlo y así
relajar mi cuerpo y también llevar algunas cosas para mi familia. El agua tibia cae por mi cuerpo y trato de
que no me dé de lleno en la espalda porque hace que me duela, luego de bañarme
y sentirme completamente nueva o al menos un poco y lo que más me importa es
que me sirve para las siguientes horas. Seco mi cuerpo y me vuelvo con la
toalla el cabello y me pongo la ropa interior cuando levanto la vista al espejo
del baño.
- Mierda – digo sobre
saltada.
- No quería asustarte –
dice.
- Bueno lo hiciste –
respondo - ¿no se suponía que en el cementerio era la única vez?
- Lo sé – responde, esa
voz cargada de años, de experiencia y sabiduría que tanto me gustaba y gusta
escuchar, a veces cuando me recuerdo con ella, vuelvo a escucharla y ahora está
aquí – esta vez baje sin permiso, y no me importa que me pueden hacer.
- Esto parece un sueño –
contesto pasándome la mano por la cabeza – más bien una pesadilla con todo lo
de estos días y ahora tu nuevamente aquí, no esperaba volver a verte.
- Mi niña – dice
acercándose un poco más – te entiendo, no sé cómo puedes estar con tanto dolor.
- Necesito ser fuertes por
ellas abuela – aun no puedo creer que este aquí, parece un fantasma pero ha
sido un ángel en su vida y lo es ahora es entendible pero de todas formas no me
acostumbro – me necesitan y yo a ellas.
- Sabes siempre me gusto
tu fortaleza – responde mientras yo seco mi cabello – nunca te dejaste caer, no
lo hagas ahora.
- Es difícil – suelto un
fuerte suspiro – dime abuela ¿Cómo haces para no extrañar a alguien que ya no
está? Y que el corazón no sienta ese vacío.
- Mi pequeña mi niña
hermosa, no puedes hacer nada, déjalo que pase – responde con una sonrisa dulce
y esas miradas que solo las abuelas pueden regalarte - ¡siéntelo y vive tu
sentimiento! Es tuyo y es hermoso. La persona que extrañas vive en ti. Sabes
que él y ella no se han ido están conectado a tu corazón, agradece lo momentos
vividos juntos, las risas, las miradas, las conversaciones, la complicidad y el
amor genuino entre ustedes. Celebra su vida y su tiempo juntos. Las conexiones de corazón a corazón cuando
son sinceras son eternas ¡nadie muere mientras viva en ti su recuerdo! Eso
atesóralo, no te dejes ganar por la tristeza. Sus recuerdos serán la estrella
que te guíen mi pequeña.
Solo la observo a través del espejo con
lágrimas en mis ojos porque tiene razón debo agradecer los momentos que pude
pasar con mi padre y mi pequeño, sus recuerdos siempre vivirán en mí y ellos en
ellas siempre vivirán.
- Gracias – digo – gracias
por haber tenido la palabras justas en todos los momentos donde más te necesite
e incluso ahora.
- Siempre estaré para ti
mi niña – tira un beso en el aire y poco a poco va desapareciendo con unas
sonrisa en su rostro.
No puedo dejar vencer por la tristeza, tengo
que hacer algunas cosas con respecto a mi madre y mi hijo, pero primero debo ir
a ver a las mujeres de mi vida.
****
Estoy sentada en la cama cambiada esperando
por Luz de que termine de bañarse y cambiarse para ir a comer algo y luego
volver al hospital así las demás vienen a descansar un rato y también
alimentarse aparte de higienizarse. Aun no puedo sacarme de la cabeza lo que
estuvimos punto de hacer hace un rato. Agradezco que se haya detenido porque
por más que lo deseara no era ni es lo correcto. Para Luna y las niñas no es
justo que mientras ellas luchan por seguir con nosotras, nosotras estemos aquí
besándonos y a punto de hacer el amor. Y por otro lado dejamos salir todo lo
acumulado desde antes de que ella haya sido secuestrada, todos nuestros
sentimientos e incluso desde antes de encontrarnos y saber que ella y Agos o
mejor dicho Agos y Luz son las mismas personas.
En estos momentos ni Luz ni yo podemos pensar
en nosotras en los que nos pasa, tenemos
que pensar en Ana, Lucero y Luna son lo primordial en estos momentos sobre todo
para ella. De todo lo que ha pasado me sigue sorprendiendo su entereza, bueno
ha tenido su momento de dolor sus lágrimas cuando Alberto se lo dijo también el
que llegara bastante tomada al hospital y más lagrimas ahora conmigo pero nada
más, sé que si se fue por allí, era para volver entera para ellas. Quien más va
a necesitarla será Luna al saber la pérdida del pequeño Augusto Gabriel, no
quiero ni pensar ni imaginar su reacción. A todos nos duele, a mi padre,
Daniela, Manu y Rosa porque hemos vividos pequeños y grandes momentos con los
tres, ellas no han dejado ser las tías postizas por asi decirlo a pesar de eso
nuestro dolor no se compara al de ellos. Y las niñas seguramente sabrán que
falta su guapo hermano, siempre tuvieron una conexión muy espacial, dormían
tomados de la manito, bueno él en el medio y ellas tomando su mano y la otra en
su boca y al peque no podía hacer lo mismo. Estoy segura que de grande sería un
excelente hermano protector ademas de que Luz le estaba enseñando eso, al menos
le habla de que sea un hermano cuida.
Sé que al hablarles de bebe que sean unidos
los tres porque también escuche decirle algo a ellas, de que lo cuiden de que
de grande seria todo un galán y que sus peleas de hermanos las arreglen
hablando y que no se odian lo hacía para que no terminaran como Damián y ella
odiándose a morir o al menos él haciendo todo lo posible por destruirla.
La veo caminar hacia mí con su cabello
suelto, sus ojos siguen hinchados pero al parecer su cuerpo está un poco
relajado, ademas le habrá ayudado a descargar su dolor un poco más.
- ¿tarde mucho?- pregunta
preparando un bolso con algunas ropas que estoy segura no son todas para ellas.
- No, está bien - respondo – dime ¿quieres cenar en el
restaurant del hotel o llevar algo?
- Mmm tenemos que hacerlo
– pregunta cerrando el bolso – no tenemos tiempo.
- Tú tienes que
alimentarte, llevas muchas horas si comer y eso no es bueno para tu cuerpo. No
quieres enfermarte ¿no?
- Está bien - responde suspirando – pero que sea algo
para llevar por favor.
- Entonces llamare para
que nos preparen algo.
Luego de pedir comida para ambas, porque
pienso que darme con ella y abrigarme bajamos en silencio a la recepción donde
nos deben estar esperando con nuestra comida.
Por su cara sé que le está preocupando un par de cosas pero ahora que
hablamos bien sin pelearnos ni nada no quiero ser tan entrometida. El camino al
hospital es en silencio, cada una metida en sus pensamientos. Para ella debe
ser difícil volver donde se enteró una de las peores noticia que puede recibir
una madre. Al llegar caminamos hasta pararnos frente a la habitación donde se
encuentra su familia, porque están las chicas y mi padre esperando por nosotras
y noticias.
- Ya estamos aquí – digo y
ellos levantan la vista para mirarnos a nosotras.
- Sera mejor que vayan al
hotel – dice Luz que es abrazada por Dani – necesitan bañarse, comer algo y
descansar – al ver que se están por quejar – los necesitas conmigo bien, no
quiero que se enfermen así que hagan esos y luego vienen hacernos compañía.
- Luz tiene razón – ayuda
mi padre interviniendo – tenemos que estar al cien por cien para ella y su
familia, así que andando.
- Tengo que hablar contigo
Uriel – dice Luz al recibir abrazo de cada una para salir rumbo al auto.
Ambas nos despedimos de las chicas que por su
rostro no quieren irse pero Luz tiene razón, en un momento ella necesitara un
poco de descanso asi como les dijo a las chicas sino quiere enfermarse en un
momento como esto ella también deberá descansar.
- Dime – dice mi padre una
vez que quedamos solo los tres.
- Lo que quiero es que
averigües porque cayó el avión – responde sinceramente – ambos sabemos que
cumplimos todos los controles antes de los viajes. Algo paso – y su mirada
parece pérdida pensativa – puede que haya sido el clima o no sé, pero de todas
formas quiero saberlo para salir de dudas, no quiero ni pensar que esos dos
imbéciles tengan algo que ver.
Mi padre y yo nos miramos unos instantes
sabiendo a quien se refiere. Una de esos días que estuvo desmayada cuando
encontramos luego de su desaparición y con algo de fiebre dijo algo de Damián
que quería ser padre sus chicos que se iba acercar a Luna pero que ella no iba
a permitirlo, entre todas las cosas que dijo parecía estar muy enrabiada por lo
que quería hacer su hermano. Uriel dice que se hará cargo de todo que cuando
tenga noticias de lo que sea que haya pasado vendrá y se lo dirá personalmente
y que no se preocupe que las personas que harán ese trabajo son de confianza y
no dirán nada.
La miro caminar de un lado a otro pensativa,
me sorprende que no haya llamado a su padre, necesito saber qué hará al
respecto, el necesita saberlo. Hago que
se siente a mi lado y saco la bandeja con su comida, me mira sin creérselo.
- Sera mejor que comas y
luego hagas todo lo que tengas que hacer sin desmayarte por allí.
- Está bien – responde
comenzando a comer y hago lo mismo.
Cenamos en silencio, quiero hacerle muchas
preguntas de que va ser para que Damián no se entere del asunto y aparezca aquí
porque lo único querrá será fastidiarla y si avisa a su padre es seguro que
vendrán juntos. Luz lo que necesita en este momentos es tranquilidad necesita
mantener su cabeza ocupada en las personas que están a un paso de nosotras.
- Voy hablar con Alberto –
responde tirando en el tacho de basura los cubiertos descartables – vengo en
unos minutos. Fíjate que no entre nadie allí.
Solo asiento en la cabeza viendo cómo se
aleja preguntándome si poder ayudar a sanar su corazón roto.
****
Luego de hablar con Alberto, camino despacio
donde se encuentran el cuerpo de mi madre e hijo. Sé que verlos será difícil
pero necesito darle un beso a ambos, no es bueno verlo de esta manera pero
tengo que hacerlo, como me dijo mi abuela lo único importante son los recuerdos
que tengo con ellos, y esto olvidarme aunque eso no signifique que aluna vez
deje de doler. Como muchas madres que
perdidos a sus hijos y siguen viviendo con el dolor y el recuerdo, yo tengo que
hacer lo mismo, tengo tres personas que van ayudarme y dos personitas que
necesitan de su mami pero no sé si podre ser fuerte siempre y no derrumbarme
por el dolor.
Entro a la morgue donde la única persona del
lugar me indica donde se encuentran los cuerpos y sale dejándome sola. Me
acerco primero a mi madre donde destapo su rostro, puedo lo que hizo el frio en
su piel. Una vez más por más que lo intento no puedo evitar las lágrimas.
- A pesar de lo que paso
con nosotras por culpa de Damián has sido una grande madre mami – digo besando
su frente y acomodando su cabello – papá estará triste sin ti, de una forma u
otra has sido importante en su vida. donde sea que estés, aunque sinceramente
espero que con la abuela y mi pequeño, cuídalo ¿sí? Te amo mamá.
Me quedo observo su rostro un rato más
perdida en mis recuerdos esos donde fuimos tan felices juntas y también mi
padre, antes de que me alejara de su vida en el internado. Camino con paso lento y tembloroso donde se
encuentra Gabriel, al llegar respiro profundamente y destapo su cuerpito. Sigue
siendo un angelito, su rostro también muestra el daño del frio pero sacando eso
es como si estuviera durmiendo. Paso mis dedos por su frente, ojos y nariz,
acaricio todo su rostro.
- Mi príncipe – las
palabras no me salen del todo – no sabes cómo me duele que te hayas ido
teniendo tanto por delante ¿ahora quien va ayudarme con el novio de sus
hermanas? Desde donde te encuentres mi pequeño ángel ayúdame a cuidar de ellas
que nada malo les pase, no quiero perderlas a ellas como a ti. Sé que cada vez
que te hablaba tú me entendías y teníamos un acuerdo de tener la charlas con
los pretendientes de tus hermanas, por eso mismo sé que vas a cuidarla. No me imagino la vida sin ti pero tengo que
aprender a vivir sin ti aunque en cada recuerdo y pensamiento de ti, se me
muere un poquito más el corazón y el alma. Te amo y siempre te amare mi vida –
mis lágrimas mojan el rostro de mi angelito.
No puedo contener el llanto y abrazo su
pequeño cuerpito mientras lo lleno de besos. No quiero ni puedo separarme de
él. Apoyo mi labios en su frente y quedo allí, sabiendo que es la última vez
puedo besarlo. Camino hacia la puerta secándome mis lágrimas, antes de salir me
giro y cierro los ojos, imaginándomelos en un buen lugar y olvidarme como están
en este lugar.
- Sé que nos volveremos a
ver – digo aun con los ojos cerrados – no es un adiós, solo un hasta luego. Los
amo.
Salgo y seco bien mi rostro y camino donde
debería estar hace un buen rato.
- ¿todo bien por aquí? –
digo al ver a Ari mirando el techo.
- Si – responde dirigiendo
sus ojos grises a mí – anduvo una enfermera controlando que todo esté bien,
pero no ha pasado nada más.
- ¿has entrado? – pregunto
nuevamente luego de saber que al menos ha estado tranquilo.
- Desde hoy no – dice
bajando la voz – me duele verlas así.
- Tenemos que tener fe de
que se recuperaran, ellas necesitan todas nuestras energías positivas y también
amor para salir adelante – contesto – voy a entrar a verlas. Puedes venir si
quieres.
Asiente con la cabeza pero sigue sentada,
abro la puerta y respiro profundo al entrar y cerrarla detrás. En una cama esta
Luna con varios cables que supongo son suero, para el corazón y pulmones y
algunos más que sinceramente no se para que serán, también esta tapada con
varias colchas para que su cuerpo entre en calor. Me giro y veo a mis niñas en una incubadora
cada una también con muchos cablecitos en su cuerpo, siento mi corazón desangrarse
un poco más de verlas de esta forma, con el frio que hace allí arriba y
tenerlas aquí luchando me demuestran que son unas campeonas. Toco alguna parte de mi cuerpo que este
caliente para saber que no tengo las manos frías y poder darles un poco de mi
calor. Siempre escuche eso de que la hipotermia es mejor el calor cuerpo a
cuerpo y ellas quiero que sientan el mío y no solo eso sino que sepan que su
mami está aquí, apoyándolas y brindándole todo su amor para que no se den por
vencida. Meto mi mano a la incubadora y
tomo sus manitas que están cerradas, es la primera vez que están separadas,
bueno antes estaban unidas por su hermano.
Acaricio su manita y asi hago lo mismo con sus piernitas, estomago, su
otro bracito, y llego a su rostro, la acaricio por completo. La máquina indica
el sonido de su corazoncito, que late lentamente, pero sé que volverán a latir
con fuerza, que nos iremos de aquí y me levantare en la madrugada porque tiene
hambre y les contare un cuento y se dormirán y al crecer serán mi dolor de
cabeza. Saco mi mano de esta incubadora y en la otra repito la misma acción que
con su hermana. No puedo evitar imaginármelas de grandes, si ahora están
aferrándose a esta vida con todo para no irse, sé que serán unas chicas
increíbles y muy fuertes.
Miro la cama y camino hacia ella, su rostro
esta lastimado por el frio que sufrieron, sus labios secos, dejo un pequeño
beso en ellos y apoyo mi frente en la suya y tomo su mano.
- Te necesito aquí – se
escapa de mis labios – te necesitamos aquí. No te des por vencida, cariño.
Han pasado dos días y las niñas están
mejorando al igual que Luna, eso me tiene alegre dentro de todo. Sé que tengo que viajar a Italia para llevar
el cuerpo de ellos y las personas que iban en el avión con mi familia, pero
quiero quedarme hasta que despierten.
Estoy en la terraza del hospital mirando las llanuras rodeadas de las
majestuosas montañas, estas parecer querer tocar las estrellas. Y una luna que
tiñe todo lo que hay bajo ella de azul y plata. Al escuchar ruido miro a mí
alrededor y me encuentro con un monje que me mira desde la distancia que nos
separa.
- Tu interior está
invadido por el dolor y la ira – dice – eso no te deja ver la realidad.
- ¿Qué realidad? –
pregunto mientras me controlo para no gritarle de que mi realidad es ver a mi
familia luchando por vivir, que perdí un hijo y a mi madre.
- La vida incluye
sufrimiento – dice acercándose por supuesto sin dejar de mirarme – el nacer es
sufrimiento, envejecer es sufrimiento, enfermedad es sufrimiento. Tenemos que aceptarlo. Aceptar
es una parte de la vida que fluye en un perfecto y equilibro orden. Para
comenzar, concluir y renacer de otra forma.
Su argumento me deja sin palabras porque
tiene razón y no me he dado cuenta de ello. Todos hemos de nacer y morir pero
aun así no estamos educados para asimilar la muerte. Me vuelvo a mirarlo pero
ya no está, no me sorprende me quede perdida en mis pensamientos un buen rato.
Es más que obvio que mi corazón y alma está lleno de ira porque Uriel hace unas
horas me dijo que el avión cayó producto de una explosión, al parecer alguien
puso explosivos en él y yo sé perfectamente quien es. En este momento respiro profundo
y pausadamente, no puedo ponerme como locas por mi familia, pero dicen que la
venganza es un plato que se come frio y él se lo va a comer helado, se sacó
todas las rifas para mi odio. El cree que ha sufrido en la vida, no conoce
sufrimiento hasta ahora.
Llego a la habitación donde se encuentra mi
familia y veo varias enfermeras y doctores y entro os más rápido que puedo. Mis
ojos se encuentran con sus ojos color miel, puedo ver el sufrimiento en ellos,
o más bien el terror de lo que ha pasado esos días en la montaña y eso que todavía no sabe nada de Gabriel.
Alberto deja acercarme a ella que parece que va a dormirse nuevamente. Sus ojos
nuevamente buscan los míos y puedo ver que solo una cosa le preocupa y ahora ¿Cómo se lo digo?
- ¿Las niñas? – su voz
suena débil - ¿Augusto?
Respiro profundamente y trato estar lo más
tranquila para ella aunque por dentro estoy hecha una gelatina. Ahora entiendo
a los policías, bomberos y a todos aquellos que tiene que darle una mala
noticia a un familiar.
- Las niñas están bien
- digo parada en la esquina de la cama,
rogando porque vuelva a dormirse.
- ¿Augusto? – vuelve a
preguntar y veo la desesperación, el miedo y dolor en sus ojos.
La miro fijamente, ella quiere respuestas y
aunque esta será la que nunca en su vida querría escuchar ni repetirla, ni
muchos menos revivirla, tiene que escucharla, es su otra madre, pero por cómo
me mira y ver que se aguan sus ojos, sé que comienza a sospecharlo.
- Él no – digo agachando
la mirada, respiro conteniendo una vez más las ganas de llorar – lo siento,
cariño.
Sus ojos se abren de la sorpresa y mueve la
cabeza negativamente, dos enfermeras la sujetan de los brazos, está débil pero
no sé dónde saca tanta fuerza para querer levantarse, comienza a respirar
rápidamente y sus ojos están bañados de lágrimas y el llanto se hace muy
audible en la habitación. Alberto se acerca y le inyecta algo que seguramente
es un calmante para que duerma algunas
horas más. Unos minutos después deja de forcejear con las enfermeras que la
suelta, su respiración esta calmada y sus ojos que paren cerrarse, no dejan de
mirarme.
- Es tu culpa – escucho en
un susurro cuando el calmante ha hecho efecto.
Esta vez soy yo la que no puede controlarse y
empiezo a llorar, sus palabras han llegado a lo más profundo de mi alma.
- No es asi – dice Al
apretando mi hombro en señal de apoyo– solo esta dolida. Todos reaccionamos y
decimos muchas cosas que no son ciertas cuando estamos rotos.
Uno a uno va saliendo de la habitación
dejándome sola, con mis hijas y mujer dormida.
Camino hasta estar a su lado, siento en la silla que esta lado su cama y
en sus rostro puedo las marcas de las lágrimas y también el dolor que acabo de
causarle, aunque este dormida sé que está sufriendo más que yo.
- Tienes razón – digo
dejando un beso en su mano – es mi culpa.
La miro un rato y acomodo su cabello y voy
hacia las niñas. Acaricio sus cuerpitos como todos estos días he estado
haciéndolo. Camino a la salida y miro
una vez más a mis hijas y mi mujer.
- ¿está todo listo? –
pregunto a Uriel.
- Si – responde y veo las
dudas en sus ojos - ¿crees que se enojara?
- Más de lo que me culpa,
no creo – contesto caminando a la salida.
Manu, Rosa, Ari y Uriel viajan conmigo a
Italia el resto se queda aquí para hacer traslado a uno de los laboratorios de
Yang que están a unos kilómetros de aquí. Allí estarán protegidas por el tiempo
que yo solucione todo, no pienso ponerlas más en peligro, tengo todo en mente y
espero que esta vez salga todo como espero.
Dani me mira nerviosa, ella nunca fue muy
cercana a Luna y ahora tendrá que serlo.
- Tranquila – digo cuando
me abraza – te necesito bien para ellas. Necesito que las cuides como si fueran
tu familia – asiente con la cabeza, es una buena amiga – con Luna la tendrás
difícil, se enteró hace unos momentos – suspiro – sé que puedes hacerlos.
Confió en ti – beso su frente – cuídalas, por favor.
Una última mirada de parte de ambas,
haciéndole saber que confió en ella para estos días que voy a estar lejos de mi
familia, aunque pensándolo bien seria así como cerca y lejos a la vez. Subimos
al auto que nos lleva al aeropuerto donde nos espera un avión alquilado. Hace
unas horas hable con mi padre diciéndole que me espere en Italia que tengo que
decirle con respecto a mi madre. El auto va en pleno silencio, me pregunto mi
padre si reconocerá a Ari como Ángel sé que a Uriel si, de una forma u otra
ellos deberán estar lejos de Lucifer especialmente Ari que todavía no ha estado
cerca de un caído como él o eso creo al menos. En el aeropuerto caminamos al
avión y subimos en el sin reaccionar sin ver a nuestro alrededor o eso me ha
pasado a mí, tengo la cabeza hecha un lio con todo lo que pasado últimamente,
con lo de Luna, y que decir de mi padre, no sé qué voy a decirle. El que
debería hablar con el Damián y decir sabes mate a tu mujer y la familia de mi
hermana aunque sinceramente solo quería matar a tu hija. Con Uriel llegamos a
un acuerdo de hacer pasar a toda mi familia por muerta, ello incluye a Luna y
las niñas por más que estén recuperándose. Luego de las horas de viaje donde no
he podido dormir nada porque mi mente solo repite “es tu culpa” llegamos a
Italia, mis guardaespaldas están esperándonos, debemos ir a casa y bañarnos y
también hablar con mi padre, sigo sin saber que decirle, de todas formas no hay
mucho que decir. Las chicas están un
poco más animas, las escucho hablar de todo un poco pero yo sinceramente me
siento cansada tanto física como mentalmente y todavía tengo que actuar ante
Damián que debe estar con mi padre.
Llegamos a casa y cada una quiere ir a su
habitación a darse un baño, sé que mi padre está aquí, porque le pedí que
viniera a la casa de la abuela.
Al entrar me encuentro con quien menos quiero
tirado como si fuera el dueño de la casa, tengo que respirar profundamente para
no matarlo de una vez pero eso no terminaría con mi sufrimiento. Mi nana me
mira y lo mira a él como queriendo sacarlo a escobazos. Le hago una seña diciendo que en unas horas
se van que no se preocupe. En mi
habitación busco ropa oscura para los que no espera en un rato, y me meto a la
ducha, mi espalda esta mejor pero aun no puedo dejar que le dé de lleno el agua
porque duele. No sé cuánto tiempo paso
hasta que salgo del baño cambiada para lo que me toca. Llamo a la puerta de
donde era la oficina de mi abuela que ahora ocupo yo y que sé que ocupa mi
padre en estos momentos.
- Pasa – una vez que
responde, entro.
Esta de espalda, pero estoy segura que sabe
que soy yo, porque si no ya estaría diciendo algo.
- Hija – dice al girarse y
mirarme - estas cambiada.
- Si – respondo con la voz
baja.
- ¿Qué pasa? – pregunta
preocupado.
- Es mamá – contesto.
Lo miro y no sé cómo va a reaccionar al saber
que lo que está pasando. Es Lucifer puede hacer cualquier cosa.
- ¿paso algo con ella? –
me mira fijamente intentado intimidarme, sabe que eso conmigo no funciona.
- Está muerta –
respondo y levanto la vista, sus ojos
están oscuros, mejor dicho rojos – viajaba con mi mujer e hijos y el avión
cayó… murieron todos- digo.
Y comienzo a llorar, de solo imaginármelos a
todos muertos las lágrimas me salen de verdad, de alguna manera estoy actuando
porque mi mujer e hijas están bien pero eso Damián no puede saberlo.
- En una hora van a
enterrarlos – digo – quería decírtelo en persona. Perdón por no llamar.
- Entonces vamos, quiero
despedirme de mi Gabriela – su voz sale profunda, sus ojos no han cambiado del
rojo.
Al salir se pone unos lentes para que nadie
le mire, aunque estaremos los más allegados para el entierro de todas formas.
Él tiene un traje azul aunque no sea negro cuenta.
- Lo siento hija – dice abrazándome – yo preocupado por
mi dolor y el tuyo debe ser mayor. Prométeme que me contaras todo.
- Claro padre – contesto y
calvo los ojos en Damián, comienza su infierno sin saberlo.
- ¿A dónde vamos? –
pregunta el sin cerebro.
- Al entierro de mi mujer
– contesta Lucy de mala gana – y la de tu cuñada y los hijos de tu hermana.
El me mira e intenta controlar una sonrisa
que quiere salir de sus labios al escuchar eso. ¿Él quiere verme destruida? Le
voy a demostrar que conmigo no puede, que todavía sigo de pie, que soy fuerte a
pesar de todo lo que me ha hecho, pero sobre todo que voy a cobrarme lo que
hizo con mi familia.
Una
hora después estamos en el cementerio, cinco ataúdes juntos por supuesto que
solo yo y mis amigas sabemos quiénes son los que tiene cuerpo. Cerca de done
estamos reunidos hay otro ataúdes más que corresponde a los que iban en el
avión, pilotos, azafata y guardaespaldas.
Luna va a odiarme un poco más pero ella podrá venir a despedirse después
de Gabriel y su suegra, los cuerpos de ellos necesitaban un lugar de descanso,
no podían seguir en la morgue, espero que llegado el momento de decirle lo
entienda. Las manos de mi padre están rojas, al igual que su rostro, parece ser
el hombre en llamas que se está controlando para no convertirse en fuego. Lo
que puede la furia y el dolor de un ser querido
siendo enterrado. No quería que se enterara de esta forma pero
necesitaba hacerlo para vengarme de Damián.
Mis amigas se retiran del lugar, a los pocos minutos lo hacen Damián y
mi padre, quedo sola en el lugar unos minutos más. Camino a la tumba de Gabriel y al caer una
lagrima mojo la hoja que está escrita por mí y estoy depositando a lado de su
foto.
Querido príncipe:
No serias capaz de
imaginar cuanto te echo de menos. Tu abuela y tu están constantemente en mi
mente, incluso a veces me parece verlos a lo lejos, en mil lugares. Sé que no
es posible, pero quiero creer que sí, y que no pueden acercarse más, pero que
desde una prudente lejanía me observan y me cuidan. Siempre que creo verlos una
sonrisa vence sin dificultades la lágrima que intenta caer desde mis ojos.
Desde que se fueron que no han sido muchos días hasta ahora, mi vida ha sido un
torbellino de experiencias y de emociones, no sabes las cosas que uno puede
aprender en medio de tanto dolor. Sé que si no se hubieran ido no hubiera
llegado hasta aquí, planeando una venganza contra quien ayudo a que no estén
conmigo hoy y también por enfrentarme a tu abuelo Lucifer para terminar esta
guerra entre caidos y angeles, pero incluso ahora que eso significa traer un
poco de paz al mundo si muero en batalla entre el bien y el mal, te juro que lo
cambiaría todo, sin ni siquiera meditarlo un segundo, por tenerlos de nuevo
conmigo. Quizás sea un sentimiento equivocado, pero me da igual, y dudo que nadie
en su foro interno sería capaz de rebatírmelo. Intentoimaginar que estas en
todas y cada una de las familias a las que puedollegar ayudar de algún modo. Al
fin y al cabo, en cada casa habrá un padre que verá a sus hijos avanzar hacia
un próspero futuro, sin preocuparse por una guerra, incluso aunque no sepa que
están rodeados de angeles. Creo que estarías orgulloso de tu madre, siempre al
menos desde que supe que venían en camino con tus hermanas me moví con la idea
de que me miraras y te enorgullecieras al ver lo que he hecho, espero que si logro mi
objetivo que es ese salvar vidas de los huestes de Lucifer que solo dañan y
lastiman vidas inocentes, puedas estar orgullo en donde estésasí como yo lo
estoy de ustedes, y tus hermanas y madre, han mostrado ser unos campeones, tu
luchaste hasta el final como la abuela.
Sólo me queda la tranquilidad de saber que
cuandoLlegue a las montañas para mostrarle a mi padre quien soy y enfrenemos, estaré
un poco más cerca de ustedes, y si el mundo es justo y la vida también, algún
día, quizás pronto o más tarde, te abrazaré de nuevo entre mis brazos para no
volver a soltarte.
Tu
Madre que te ama con todo el alma.
Nota:
Espero
no me odien por este capítulo pero ya lo tenía planeado de esta forma, en
realidad era un poco diferente pero al hacer cambiado en algunos anteriores
esto de Gabriel y su abuela decidí dejarlo igual. Anonim@s: ¿porque metí a Luna?
Porque en toda historia siempre hay un tercero o tercera en discordia, y
en este caso sé que a todas les gusta la personalidad de Luna que es amable,
cariñosa y cero egoísta, porque no quería que su personaje fuera una perra,
sino todo lo contrario. Pues si dejas de leer es una
pena, no todo en la vida es justo y la historia ya está planeada de esta
forma. Ángela: Pues en los próximos capítulos sabremos muchas cosas como
lo del avión que ya Luz sospecha de Damián. Y espero este te guste compense la tardanza. Ademas el monitor hace
peor a mi gripe, este cambio de estaciones me ha hecho bastante mal. Mía: Gracias a ti por estar allí
leyendo la historia y que te guste. Como dije al principio espero no me odien
por lo que paso. Y por lo de creatividad inmensa, gracias, aunque no lo creo pero ya me han
dicho que tengo mucha imaginación y eso ayuda a crear historias como esta.
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Bueno ya con lo de gabriel no podemos hacer nada... solo esperar que las demas personas en la historia sean felices... ya con ansias que comience la guerra entre angeles y caidos... Y que todo salga bien.
ResponderEliminarGracias por esta gran historia.
Primero que nada que dolor... jamás creí que moriría Gabriel. Creí que la que moría era Luna.
ResponderEliminarSegundo es una muy buena historia, que puedo decir, me gusta.
Muchas emociones en este momento...
Solo gracias por la historia.
Att. Lore (México)
Dios mio se avecina la batalla... Que ansias!!!
ResponderEliminarPienso que a pesar de ser un momento dificil, es una situación real y muy dolorosa.
Saludos y espero el próximo... Abrazos
Luisa V.
cuando el capitulo esta en dos partes... siempre me aguanto las ganas de leer la primera entrega y leerlos juntos.... mis felicitaciones a la escritora... me doy cuenta que cada día se supera asi misma; cada entrega supera la anterior, si solo fueran mas seguidas ; pero la espera vale la pena... kamila Bejarano
ResponderEliminarOMG tan emocionante qué esta la historia
ResponderEliminareste capitulo me dejo con mucha nostalgia
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