Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Tequila y Limón - Yada - 5

Capítulo V
“Yo me volví a meter entre tus brazos, tú me querías decir no sé qué cosa, pero calle tu boca con mis besos...”
La suite presidencial, demasiado grande y ostentosa, pero no me quedó más remedio, no había otra, lo único que me parece espectacular es la vista que tiene y el hecho de que los ventanales del tamaño de ambas paredes diagonales se corran por completo dando paso libre a la  grandísima terraza haciendo la ilusión de que flotas sobre el mar.La cama colonial King size, La antigüedad de los muebles me hace sentir que estoy en una de las habitaciones de la hacienda.

       La panorámica que ofrece la terraza del centro de Vallarta y de la bahía me empuja a fantasear con Paola completamente desnuda sobre uno de los camastros de la misma, cierro los ojos sumergiéndome en las imágenes de mi mente…mmm, la brisa marina me revitaliza, estos han sido días muy pesados, la angustia por la salud de Marce me agotó física y mentalmente,  no puedo obviar la ansiedad por no saber nada sobre Paola y el stress de las horas previas a mi llegada;  aún sigo sin saber qué es exactamente lo que siento y sin querer definirlo, no quiero complicarme más, estoy segura de que la quiero para mí y no le voy a dejar el camino libre a nadie, lo que pase después… no se… por ahora la única certeza que tengo es que muero de  ganas por verla, por volver a tocarla,  no sé todavía en que plan voy a llegar, tampoco quiero ponerla en camisa de once varas, me da la impresión de que si bien su sexualidad está completamente definida no la vive con la misma libertad que yo… bueno supongo que actuare de acuerdo a las circunstancias  con que me encuentre, la verdad es que aunque siempre he sido muy segura de mi misma no puedo olvidar el hecho de que cuando llamé a su recamara contesto Carlota, le he dado mil vueltas a esa situación y me produce una sensación que se me va haciendo común estos últimos días, un calor agudo en todo mi cuerpo, un ardor en mis entrañas, ¿serán…? no por favor no, yo no podría sentir eso, es un sentimiento marginal, absurdo y ridículo.
        Estudio la imagen que me regresa el gran espejo que reposa en la pared a un costado de la cama - necesitas un buen baño Tzuri y maquillaje, luces terriblemente demacrada y cansada - cuando esté lista le llamare a Pantera, espero que me ayude a caer de sorpresa, presiento que algo se trae con María Inés, no sé bien que es pero su actitud en la fiesta fue muy rarita.

PAOLA
   - Dime Juan Alberto, mirándome a los ojos dime que Tzuri no te ha llamado – le decía María Inés prácticamente acorralándolo.
   - Güerita ya te dije que Lobo no se ha comunicado conmigo, caray María no lo ha hecho con nadie, ¿por qué estás tan segura que a mí me ha llamado? – al igual que Inés me parecía que si a alguien le hablaría sería a Juan.
   - Te voy a pedir que cuando te llame a preguntar en donde estamos, -porque lo va a hacer- me lo digas, si no tendremos un problema tú y yo. –  la expresión de Juan fue la de quién acaban de poner entre la espada y la pared.
   - Bueno ustedes las mujeres no entienden que para los hombres es muy difícil traicionar la amistad.
   - Los hombres siempre sirven de tapadera de otros hombres… Tzuri es mujer –en ese momento intervine interrumpiendo los argumentos de Inés y la intención de Juan por debatirla.
   - Sé que me conoces de hace muy poco Juan, ¿pero acaso no me consideras tu amiga también? – Dije en considerable tono de chantaje – a estas alturas en que he compartido con vosotros tantas cosas no voy a mentiros, estoy coladisima de tu amiga y por lo menos quiero estar preparada emocionalmente para cuando le vea.
   - Claro que te considero mi amiga, pero si Lobo se comunica conmigo y me pide no decir nada pues no lo voy a hacer.
   - Pues te voy a decir una cosita mi amorcito, si Tzuri nos cae de sorpresa vas a dormir tú solito lo que resta de estas vacaciones ¿me has entendido?
- Entiéndeme Güerita… No puedo jugarle chueco a Lobo.
   - ¿Jugarle chueco? pero si esto es también por su bien, hazle un favor a tu amiga y ayúdanos, te aseguro que esto también es por su bien. – Juan nos miró a ambas con un “ni de coña” dibujado en su rostro.
   - Por favor Juan, tampoco te estoy pidiendo que le mientas solo que me avises que ya llegó, ayúdame por lo menos a no hacer el tonto ¿sí? – le mire suplicante.
          En eso el móvil de Juan empezó a sonar, Inés y yo le vimos con cara de es ella cuando vimos su expresión al ver la pantalla, Inés le quito el aparato y antes de responder junto sus manos en señal de súplica pulso para admitir la llamada y la puso en alta voz.
   - ¿Pantera? …¿bueno?… Juan ¿estás ahí? -  ahora las dos teníamos las manos juntas rogándole a Juan.
   - Lobo… si, dime… ¿dónde te has metido? – respondió Juan al fin con el ceño fruncido.
   - En el DF, pero ya estoy aquí… ¿me tienes en spekaer?
   - Si, si – nos hizo una mueca como diciendo “ya ven”- es que me estaba lavando la cara lobo.
   - Ahhh… pues te decía que llegue hace un rato, quiero saber qué planes tienen para hoy, ¿dónde van a estar?
   - ahorita quedamos de vernos en la playa.
   - Juan ¿en qué habitaciones están?
   - Yo estoy en la “crownview”, Ricardo y Mariana están en la “angel’sview”, Rosi está en la “serafín”, Carlota en la “ángel dome”, María Inés y Paola en la “san Gabriel”.
   - ¿María Inés y Paola están compartiendo habitación? ¿Por qué? – le hacíamos señas de que no dijera mas pero él nos obvio.
   - Carlota nos alcanzó y ya no había habitación, Pao le cedió la suya y por eso comparte con María. ¿Tú en cual estas? – por lo menos le preguntó.
   -¡En la presidencial, es la única que alcance, bueno pantera les caigo en la playa bye.
          María Inés le reprocho el haberle dado tantos detalles, pero este le reviro diciéndole que lo que le pidió fue que nos dijese cuando llegara y eso ya lo sabíamos. Al final le dejamos y quedamos de vernos en la playa.
   - Bueno ¿lista amiga?
   - Uuhhhmmm –suspire profundo- ¡no! – la mire con susto.
   -Tienes que tranquilizarte, recuerda en cuanto la veas trátala con cortesía, se muy amable pero marca distancia, muestra poco interés por su ausencia en estos días, tienes que ser fuerte a su cercanía y verte cómoda en la compañía de Carlota o de Rosi fíjate bien con cual se pone peor y entonces eliges, una vez que elijas te tocara llevar las cosas más lejos Pao, pero sutilmente solo deja que la elegida haga su labor.
   - ¿Hasta dónde permitiré que lleguen las cosas?
    - Hasta donde Tzuri lo permita – mi expresión debió ser de mucha angustia, porque ella riendo añadió –no seas tonta amiga, te aseguro que no permitirá que lleguen a mucho.
         Quisiera tener la seguridad de Inés, pero no, estoy padeciendo desde ya por lo que tengo que hacer, me va a costar un mundo mostrarle desdén y no creo ver un atisbo de celos por mi cercanía a Carlota o Rosi, en ambas situaciones he estado ya y nunca ha demostrado nada, Inés dice que el amor embrutece y que por eso no me he dado cuenta, pero que si me lo propongo lo notare y si no en todo caso ella me lo dirá, estoy segura de que a la postre eso es lo que pasara, Inés tendrá que decidir por mí y haré lo que sigue con la duda de que verdaderamente sirva de algo.
TZURI
          Juan estaba raro, podría jurar que no estaba solo, ¿me estoy lavando la cara? eso estuvo bizarro, pero ¿será? o realmente se estaba lavando la cara y estoy paranoica, sí, estoy paranoica, no le dije nada de lo que tenía pensado decirle, de cualquier manera fue fructífera la llamada, es un alivio saber porque razón está Carlota en la habitación que supuestamente es de Paola; estoy hecha un lio con la ropa, de plano no sé qué ponerme, nada me parece, nada me gusta, un bikini, nada extremo top y tanga, un short, sandalias, el cabello medio recogido, maquillaje -en serio que sin él me veo demacrada-, ok  me miro no muy convencida, me da risa la manera en que me estoy viendo al espejo, siempre he sido muy vanidosa y me gusta hacerlo pero creo que es la primera vez que lo hago de esta manera, parto rumbo a la playa, tengo la boca seca y las manos sudorosas…¿estoy nerviosa? ¿por qué?, ya me estoy hartando de preguntarme eso;  ya estoy en la playa, sacudo las manos, necesito beber algo, antes de empezar a buscar tomo algo en el bar, miro con calma, ubiqué a Ricardo con Mariana, cerca esta Juan con Inés y Rosi no veo a Paola, sigo buscando… la veo… ¡carajo! ¡La veo! y siento fuego en  mis venas necesito un trago, necesito serenarme, necesito la botella de tequila… ¡hija de su…!
PAOLA
           Toda yo soy un cumulo de emociones, de sentimientos encontrados, estoy nerviosa, angustiada, tengo miedo… pero estoy emocionada, tiemblo solo de saber que la voy a ver, casi cinco días sin verle, sin sentirla cerca y saber que en un momento mi necesidad será saciada provoca que se me erice la piel de solo pensarlo, tengo que ser fuerte, lograr que no se me note el estallido de felicidad que está a punto de brotar desde mis adentros va a ser toda una hazaña, tengo que ser fuerte… tengo que ser firme… tengo que controlarme,  me concentro todo lo que puedo.
   - Tienes cara de estar a punto de presentar un examen de física nuclear – la voz de Carlota era cantarina.
   - Uyyy eso sonó a que tengo una cara muy fea.
   - Tú nunca podrías tener una cara fea – anda ya Paola, tía respóndele algo, concéntrate.
   - Gracias es bonito escuchar cosas lindas.
   - Ummm pues me la pones muy fácil, contigo las cosas lindas salen solitas.
   - Vas a provocar que me ruborice.
   - Eso estaría muy bien, ¿quieres ir a nadar? – sentí la mirada de Inés penetrándome.
   - Vale vamos – me tomó de la mano y yo eché a correr soltándola, me costaba, en verdad me era muy difícil.
           Ya adentradas en el mar me dedique a disfrutar del agua y la espuma en mi piel, nadamos, brincábamos las olas, parecíamos dos crías jugando, Carlota aprovechaba cualquier oportunidad para tomarme entre sus brazos, desde un revolcón de las olas, hasta un momento de risa por alguna situación divertida, yo estaba muy consciente de lo que estaba haciendo pero me dejaba hacer sabiendo que en cualquier momento Tzuri se podría aparecer,  dudosa de que esto surtiera algún efecto en ella.
TZURI
           ¡Un Tequila derecho! -le pedí al cantinero-  me miró con extrañeza cuando puse el caballito sobre la barra -¡otro! – y a este le siguieron no sé cuantos más, los necesarios para calmarme, mi cerebro repasaba una y otra vez la imagen de Paola risueña mientras Carlota con su cuerpo pegado a su espalda la sostenía con firmeza de la cintura con ambos brazos,  tomándose de las manos,   ¡ver como Paola se le colgó del cuello!,  -¡otro! -le dije al cantinero-, me lo tome de golpe al igual que los otros, un poquito de sal en mi mano una chupada a un limón y ¡vámonos! 
   - Hola – dije a modo de saludo evitando el besito y colocándome en una tolla sobre la arena.
   - ¿Vienes entrada Lobo? – evidentemente mi tufo a tequila era muy escandaloso ¿será que me vieron?
   - Entradita nomás.
   - ¿Que le paso a Marce? ¿Fue muy grave? - me preguntó Ricardo.
   - Si es muy grave, está en coma, pero el diagnóstico es muy alentador.
   - ¡¿En coma?! Pero ¿cómo paso?
   - Un accidente – mentí, no era cosa de ventilar la privacidad de mi amiga.
   - Y quien es Marcela amiga, ¿es tu novia?
   - Noooo, Marce es heterosexual – exclamo Ricardo en medio de una risotada.
   - Ah entonces es la única mujer que te ha dicho no – escudriñó María Inés.
   - Es mi mejor amiga quizá la única amiga que tengo -dije molesta - y hay muchas heterosexuales en el mundo que seguro no están interesadas en mí.
   - No te molestes Lobo, María no lo dijo con mala intención -seguramente así era, no la tenía en ese concepto pero como ando ahorita, no era quien me la debía si no a quien se la cobraba.
          Continuamos hablando de trivialidades, yo haciéndome la loca para no voltear hacia donde estaba Paola con esa bruja, en eso llego un chico güerito de buen cuerpo, alto, rojo como un camarón producto del sol intentando darse a entender en español.
   - Hola, yo te está viendo y pensé si me podía estar a ti y hablar  uno poquito conmigo y tomar algo tú y yo, tú ¿piensas que pu… ee do?- me dijo con evidente esfuerzo.
   - Si claro por qué no, me pareció divertida la situación y me levante para ir con él, pedimos algo de beber y estuvimos charlando un rato, pude facilitarle las cosas y hablarle en ingles pero me pareció muy divertido escucharlo, no es que me burlara, no, al contrario, siempre he admirado como los canadienses y los estadunidense no le temen a hablar nuestro idioma y me choca un poco que a nosotros nos da pena hablar en inglés por vergüenza a que nos escuchemos mal, carajo si no es nuestro idioma, es lógico que cometamos errores.Bueno el caso es que Keith resulto muy agradable, es corredor de bolsa en Nueva York vive en Manhattan y tiene veintinueve años, es soltero y heterosexual y “según él” cuando vio mis ojos pensó que había conocido a la mujer con la que se casaría, su expresión fue graciosa cuando le dije que yo no me casaría y que en el remoto caso de que lo hiciera lo haría con una mujer, después de un momento incomodo seguimos charlando por un buen rato más, nos despedimos con la promesa de salir a disfrutar de la vida nocturna antes de que cualquiera de los dos dejara Vallarta, regrese donde los demás y ya estaban ahí Paola y Carlota, a diferencia del resto me acerque a saludar a Paola y le bese en la mejilla.
   - Hola Pao ¿Cómo te lo estás pasando?
   - Muy bien gracias.
   - ¿Y a mí no me saludas? – la mirada de Carlota era retadora.
   - Por supuesto Carlota “es un placer encontrarte aquí”
   - Oigan como que es hora de que vayamos a comer algo ¿no?
         Decidimos ir a nuestras habitaciones a  darnos un baño y cambiarnos de ropa para ir a comer, más bien cenar y después irnos de antro, Paola estuvo... como decirlo… seca conmigo, fue amable y cordial pero seca… aunque el tequila había hecho su labor y podía aparentar tranquilidad, por dentro estaba que me cargaba la chingada.

PAOLA
         Desde el instante en que le vi llegar a donde estaban todos con ese aire seguro que siempre tiene todos mis esfuerzos se fueron por el caño, ya no pude hacer otra cosa que mirarle, mirarle sin importarme que Carlota se diera cuenta, sin importar los consejos de Inés, mis ojos no obedecían, solo ansiaban deleitarse con ella, con su figura, con esas largas y bien torneadas piernas, su cintura bien acentuada por el perfecto tamaño de sus caderas, sus senos de mediano tamaño, pero como siempre sus ojos, esos ojos que me embrujan y mi cuerpo traicionero vibra ante su sola presencia, así esté a tantos metros de distancia, en cambio a ella se la ve tranquila, sonriente como casi siempre, ni siquiera me ha buscado, no he visto una señal de interés por mi ausencia, sus ojos permanecen en dirección a todos y a nadie… espera, espera… se le ha acercado un tío… y ella  le sonríe, se levanta y… ¡¿se va con él?!, ¡mierda! Paola todo te sale al revés, ¿pero que no se suponía que la que tendría que estar ardiendo en celos es ella?, todo mi cuerpo adquiere vida aparte alimentado por la cólera y camina solo hacia donde están todos, Inés me mira intentando calmarme, pero nada puede hacerlo, no puedo dejar de verla divertida con el tío ese que se la come con los ojos, le acaricia el cabello y ella lo permite, ¡¿por qué coños lo permite?!... no entiendo nada, ¿que no se supone que no le van los tíos?  
   - Pao quita esa cara mujer… ¿en qué quedamos? –  me hablo al oído.
   - ¿Pero es que tú le  has visto Inés?
   - No digas nada, que ahí viene, al ratito hablamos y has todo como quedamos… sí puedes Paola, sí puedes.
        Sentirla… su cercanía, joder, no fue fácil controlar los estremecimientos de mi cuerpo y de mi voz, pero creo que no ha ido tan mal. Ella fue… ¿cálida conmigo?… si sentí calidez en su mirada y en su voz… y como siempre mi imaginación juega conmigo y creo haber notado un dejo de tristeza al sentir mi frialdad, sus palabras hacia Carlota fueron corteses pero sonaron irónicas, claro que eso no necesariamente tiene que ver conmigo, ellas siempre se han odiado. De cerca pude ver cansancio en su rostro, me da rabia no poder preguntarle donde es que ha estado estos días, Inés casi me lleva volando a la habitación cuando nos separamos del resto del grupo.
   - Hayyy Pao me han entrado unas ganas de matarte, pero que suerte has tenido de que Tzuri no volteara a verte cuando por fin se hizo presente, porque si lo hubiera hecho lo habrías arruinado todo.
   - ¿Suerte? dices que eso fue suerte, ¡pasó de mi Inés!, con toda la facilidad del mundo, pasa de mí, no le intereso nada ¡¿y tú le llamas a eso suerte?! – Ella me miraba divertida, cosa que a mí me enfureció más- ¡no le veo la gracia tía! ¿Va a ser necesario que folle con Carlota frente a sus narices a ver si así por lo menos se rasca?
   - ¡Claro! – sonó como comprendiendo mi reacción-… es que tú no la viste cuando llego.
   - Si le he visto… le he visto desde que llego.
   - No Pao tú la viste cuando llego con nosotros no cuando llego a la playa, creo que solo Juan y yo la vimos, te vio con Carlota amiga y le cayó como bomba.
   - Ehh… ¿cómo?.. ¿En qué momento?
   - Llego al pie de la playa la vi desde que nos empezó a buscar con la mirada y cuando no te ubico empezó a buscarte y te vio con Carlota jugueteando en el mar… créeme amiga que estaba enojadísima, se fue al bar y estuvo bebiendo un buen rato, supongo que para calmarse. Algo tienes que tener muy claro Pao, Tzuri no va a perder los estribos fácilmente, en serio vas a tener que poner mucho de tu parte para que eso suceda.
   - ¿Y si se ha puesto así por la rivalidad que tiene con Carlota? ¿Si no es por mí?
   - ¡Paola me desesperas!... me ha tocado ver a estas disputarse campeonatos y mujeres muchas veces y Tzuri se divierte en esas disputas, nunca la he visto enojada y hace un rato estaba encabronada mujer, muy encabronada.
   - ¿De verdad?- le sonreí poniendo carita de niña que le acaban de decir que le van a regalar la muñeca que tanto desea.
   - De verdad… tonta –afirmo riendo- ahora porfa amiga ¡hazme caso! ¿Sí? –Asentí con la cabeza llena de emoción, deseando que todo eso fuera realidad y que el ridículo queiba a hacer valiera la pena –bueno ahora toca escoger que vas a usar esta noche, tienes que ir a matar niña.
TZURI
         ¿Qué pedo contigo Tzuri?, esta niña me está afectando demasiado, no me gusta, no me gusta lo que acabo de experimentar ¿qué es esta sensación?… ¿me pudo?, si me pudo su indiferencia, me trato como si nos hubiéramos visto ayer, al parecer mi ausencia le fue inclusive, es evidente que se la está pasando bomba… es que ¿acaso lo que paso entre nosotras la noche anterior a mi partida no significo nada para ella?... ¿y para mí que significo?, ¿por qué con ella soy así?, ¿por qué con ella me siento así?... ¿qué me está pasando contigo Paola?
       Después de otra batalla con el espejo, decidí dejarme lo último que me estaba probando cuando me di cuenta de la hora, pensé que podría interrogar a Juan, pero lo deseche de inmediato porque para hacerlo tendría que darle respuestas así que me toca irme a ciegas en esto. He sentido a esa mujer temblar en mis brazos, la he escuchado suspirar con mis besos. NO ME LA VOY A DEJAR QUITAR.
PAOLA
   - Mmm no rojo no… negro tampoco… mmm ¿rosa?... tampoco – ambas camas eran una montaña de ropa, la mía y la de María Inés que seguía examinando minuciosamente cada prenda hasta que sonrió con expresión de haber encontrado por fin la armadura perfecta para esta noche y es que me siento como a punto de entrar a un campo de batalla -el azul es perfecto resalta el color de tus ojos, tu cabello y tu piel… sí, resalta esa belleza etérea que tienes.
          Me sentía muy ridícula haciendo todo esto, como si fuera una púber jugando a la gran conquistadora, pero es tanta mi ansia por conquistarla que estoy dispuesta a hacer lo que sea, a dar lo que sea necesario, hasta mi sensatez, claro que ésta hace rato que la he perdido, ahora solo soy un manojo de emociones y pensar que según yo me he enamorado antes varias veces, pero esto que siento es tan distinto, un millón de veces más intenso, me controla todos los sentidos, me pierde, me impulsa llevándome a la gloria y al infierno… estoy enamorada hasta la medula de la persona más peligrosa para mi corazón y temo que voy a salir herida, pero es tanta mi locura que no me importa nada ya, quiero vivirlo, quiero llevarme este recuerdo así me duela el resto de la vida.
TZURI
Ahhhh parece un ángel… ¡Dios!, ¡que bella esta!, esta sensación en mi pecho, en mi estómago, estas ganas de abrazarla, de acariciarla, necesito saber que es mía, pero  está resguardada de un lado por Rosi y del otro por Carlota, una le acaricia el brazo y la mano, la otra la mejilla, el cabello, le habla al oído y yo  paralizada, sin atreverme a hacer nada, y es que nunca le he peleado una mujer a nadie, nunca he sentido esa necesidad, ni siquiera con Carlota, es decir confieso que si le he bajado varias chavas, pero… era… como decirlo… natural… y en este momento mi mente y mi cuerpo no son capaces de coordinarse, Rosi me mira a cada movida que da con Paola, sé que lo que pretende es hacerme rabiar, pero a pesar de tener la certeza de que su interés no es verdadero detesto que la toque; y Carlota mi eterna rival… es curiosa mi sensación, pero me sucede exactamente lo mismo, no es que quiera ganarle de nuevo la partida, no… lo que quiero es que le quite las manos de encima, que deje de hablarle al oído ¡carajos será que Paola puede dejar de sonreírle así! ¡Porque la deja tocarla de esa manera!, ¡No quiero que la toque! ¡No quiero que la toque!, estoy a punto de saltarles encima, respiro profundo y me levanto para salir casi corriendo a los baños, una vez ahí golpeo la pared con todas mis fuerzas y grito todos los improperios que me sé, me mojo la cara, respiro profundo tratando de calmarme y me dirijo tratando de dibujar la mejor de mis sonrisas hacia la mesa.
   - Estamos discutiendo que tipo de antro escoger ¿tú qué piensas?- me cuestiona mi hermano ajeno totalmente a mi tempestad interna.
   - El que ustedes decidan por mi estará bien.
   - Uno romántico y que sea mixto, para sentirnos cómodos todos –hija de su puta… -y para que te ligues algo Tzuri es deprimente estar solita en Vallarta.- ¡vas y chingas a tu m..! Sola te vas a quedar tu cabrona, pensé mientras le sonreía a Carlota, no le voy a dar el gusto de verme emputada.
   - Vaaaaamoooonoooossss que la noche es joven- indico María Inés.
        Arribamos a un lugarcito bastante mono a media luz, en la zona romántica de la bahía, en un momento se esfumaron Ricardo y Mariana, María Inés y Paola se perdieron unos minutos pero en cuanto volvieron Carlota se adueñó de ella y Juan se fue a Bailar con Inés, nos quedamos Rosi y yo solas, pero no estaba el horno para bollos y respondí a sus iniciativas de conversación con monosílabos, así que se fue furiosa no se adonde. Yo no le podía quitar los ojos de encima a Paola que realmente se veía hermosa en ese vestido azul cuya tela caía sobre su cuerpo dibujando sutilmente las formas que cubrían dejando a la imaginación el resto de los trazos, en esos momentos solo bailaban, no me gustaba pero por lo menos no pasaba nada más allá, no me entendía, vine aquí decidida a quitar de en medio a quien se me pusiera enfrente y ahora mismo me sentía incapaz de hacer nada, me daba pánico que los demás se dieran cuenta de lo que me estaba pasando, no podía controlar esta situación como tantas otras porque todas mis energías estaban puestas en  controlar esta tormenta interna, no quería perder  los estribos, no quería hacer el ridículo, me dedique a observar refugiada por esta semioscuridad cada uno de los movimientos de ese cuerpo que deseaba como nunca he deseado nada en mi vida,  una sensual voz me saco de mi ensimismamiento.
   - Hola io soy Adua  te estoy viendo desde hace un momento, estas molto sola, te importaría si me siento contigo -  me volví en dirección a ese sonido casi musical para encontrarme con unos ojos verdes propiedad de una chica muy morena de cabellos muy cortos, bellísima.
   - Hola Adua yo soy Tzuri y me encantaría tu compañía –le sonreí haciendo un ademan con mi mano para que se sentara.
   - Perdona si soy muy directa, pero io soy así y tú me gustas mucho, me interesa saber si no me estoy equivocando y  quizá no estés interesada.
   - Pues sí que eres directa -le dije con verdadera sorpresa- ¿y cómo no estar interesada en una mujer tan bella?
   - Ohh eso es muy lindo oírlo, es una verdadera lástima que ahora mismo me tengo que ir, mi vuelo sale en unas horas pero me darías tu teléfono io voy a regresar en unos días a la capital, te llamo y quedamos, io voy hasta donde tú me digas.
   - Claro que si –busqué en mi cartera y le di una tarjeta de presentación con la certeza de que no volvería a saber nada de ella pero al leer la tarjeta me dijo.
   - ¿Tú vives en la ciudad de México?, io viajo mucho  para ahí por negocios. Te llamare ciao -y se marchó dándome un pequeño pico en los labios.
         Cuando mi mente y mis ojos regresaron a lo que verdaderamente les importaba me di cuenta de que ya nada podía detener lo que estaba a punto de desatarse, no había anestésico posible, mi cuerpo entero se convirtió en un volcán en erupción.

PAOLA
        ¿Será posible?... o como siempre lo estoy imaginando, me mira de una forma  extraña,  con admiración, con deseo, pero un deseo más allá de lo carnal, mil hormigas recorren mi piel, me estremezco, pero me enfoco en lo planeado, esta vez no daré paso en falso, me dejo conducir por Carlota hasta la mesa y recibo alegre las  caricias furtivas y mal intencionadas de Rosi, que pasea su mano desde mi hombro hasta mi antebrazo, descansa su mano sobre la mía, se con claridad cuáles son sus intenciones a diferencia de las de Carlota que si está en verdadero plan de ligue y es mucho más atrevida, pega sus labios en mi oreja, me pasa los nudillos  por la mejilla y no sé si a ella le importa pero por lo menos no me ha quitado el ojo de encima, su expresión es seria, lo que me da un rayo de esperanza en que esto verdaderamente funcione.
         Estamos en un sitio muy bonito con ambiente bastante bohemio y romántico, hay parejas de chico y chica, chico y chico y chica con chica, Inés me dice que la elegida debe ser Carlota y concuerdo con ella.
         Estoy en la pista con Carlota y bailo normal, no me atrevo a nada más y me cuesta permitirle avances, es decir no soy una santa pero nunca he sido de ligues casuales y cuando mi corazón está comprometido simplemente me resulta imposible ver a alguien más con deseo o gusto y ahora mismo mi corazón ya no es mío, le pertenece completamente a esa mujer que no hace sino mirarme con expresión extraña. En ese momento vi a Tzuri hablar con una mujer muy bella, la vi sonriente ligándose a la morenaza esa y la ira y los celos me brotaron por cada poro, sin poder evitar el resoplido que emití.

   - Ella no es para ti Paola –su voz suena gentil, sin afán de herir- no pienses que te lo digo por mi rivalidad con ella, hay muchas cosas que tendría que explicar más profundamente para que entendieras la sinceridad de mis palabras, lo que te digo es que Tzuri no es para ti  porque no es para nadie -noté como su mirada se nublo y algo dentro de mí se movió comprendiendo de pronto una verdad acojonante.
   - Pero… es que tú… ¿tú sientes algo por ella?- suspiró profundamente antes de responder.
   - Nunca imagine decirlo en voz alta y menos a otra de sus chicas… desde niña, pero por mi forma de ser no encontré otra manera de estar siempre presente en su vida que así, no soy una persona fácil ¿sabes?  no me conformo fácilmente y decidí que si no podía tener su amor tendría su odio –calló,  cabizbaja continuó- me apena muchísimo reconocer que mis intenciones al acercarme a ti inicialmente no fueron muy diferentes a las de Rosi, digo eres bellísima pero también me movieron los celos… si, también me he dado cuenta de que tú eres especial para ella… pero sinceramente te digo que creo que vas a salir lastimada, espero que no… pero Tzuri es como es y no creo que cambie, no lo hace por maldad, es simplemente su naturaleza… pero quién sabe, a lo mejor lo que intentas funciona… no te sientas mal conmigo – dijo serenamente al notar la vergüenza reflejada en mi cara- pero hay que hacerlo más contundente, úsame, mira que no ha dejado de verte, no sé si de verdad se logre el propósito, pero vamos a intentarlo.
           Me brindo una sonrisa franca, sincera, y yo le devolví el gesto, entrelace mis brazos alrededor de su cuello en un gesto comprensivo, empático.
    - ¿Me besarías? por favor –le pedí a Carlota.
    - ¿Segura? – asentí ligeramente con la cabeza.
          Ella fue acercándose poco a poco a mis labios mientras yo cerré mis ojos, temiendo que de no hacerlo me retractaría, fueron segundos pero se me hicieron eternos, apenas note el aliento de Carlota cruzarse con el mío cuando sentí unos dedos enterrándose en la piel de mi brazo tirando de mi con fuerza, abrí los ojos sobresaltada y vi su rostro enrojecido, esos ojos negros que adoro parecían dos hogueras y sus labios generalmente húmedos, rojos y carnosos lucían tensos carentes de color.
   - ¡Ya fue suficiente! ¡Tú y yo nos vamos ahora mismo! –mirándome fijamente y pasando de Carlota.
   - Estúpida ¿no te das cuenta de que ella está conmigo?, de que quiere estar conmigo.
   - No, ella está conmigo, ella se va conmigo… –lo dijo de tal forma que dejó muda a Carlota, soltó mi brazo y tomo mi mano halándome con delicadeza pero firmemente hacia la salida.
TZURI
          Ver cómo estaban de pie en la pista sin bailar solo mirándose de esa manera extraña, diciéndose no sé qué cosas, hizo que el esfuerzo por contener toda la rabia acumulada fuera nulo, desbordándose cual caudal  embravecido, mientras caminaba hacia ellas las vi abrazarse, estaban a punto de besarse y apresure el paso, casi corrí,  en ese momento ya no supe de mí, no sé qué dije ni que hice, solo recobre la conciencia cuando fuera de ese lugar seguía caminando  sin saber a dónde con Paola de la mano.
   - ¿Me puedes decir que coños te sucede? – Me dijo soltándose de mi mano- que yo no soy un objeto, te enteras… no soy una de tus mujercitas, no soy de tu propiedad.
- Yo… yo solo… no sé qué me pasó... – balbucee.
   - Ahhh, no sabes que te pasó… te lo explico a ver si te enteras… ¡que la señorita está acostumbrada a que lo que toca le pertenece y que solo ella decide cuando lo bota! ¡Eso es lo que te sucedió ahí dentro!
   - ¡Noooo!, no es así – grité tomándola por los hombros volviéndola hacia mí.
   - ¿No? ¿no es así? dime como es entonces Tzuri, has actuado como si fueras mi dueña, segura de que  me puedes tomar a la hora que se te dé la gana y desecharme igual --vi las lágrimas empezar el recorrido por sus mejillas y eso me quebró.
   - No Paola, eso no es así, yo… yo no actué así porque te considere un objeto….
   - Dime entonces por qué lo has hecho, porque yo ya no soporto este juego Tzuri, me rindo, tú ganas, vale ¡tú ganas! – se cubrió el rostro con sus manitas, sollozando.
   - Lo lamento…-me acerque temerosa- lamento lo que dije allá dentro, pero no estaba pensando, ¡no lo soporte más! ¡Son horas torturándome! ¡imaginado a Carlota o Rosi tocándote! y llego y te veo en sus brazos, feliz todo el día con ella y cuando te vi mirarla de esa forma, abrazarla de esa forma, cuando las he visto a punto de… ya no pude…- levante su rostro para que me viera, se lo quería decir mirándola a los ojos, necesitaba que su mirada azul me diera las fuerzas necesarias para asumir que experimenté con toda la intensidad de que era capaz ese sentimiento primario y absurdo que siempre he considerado ridículo -¡estoy celosa! estoy tan celosa que no sé cómo me contuve para no golpear a Carlota el día de hoy, no sé cómo no la golpee cuando estaba a punto de besarte, ¡muero de los celos si alguien te toca, si te miran con deseo, si te veo sonreírle a cualquiera como te vi hacerlo con ella!
          La abrace ternura, la tome por la barbilla y la besé suavemente, despacito, saboreando cada parte de sus labios, inspeccionando con mi lengua cada espacio de su boca y permitiéndole a la suya hacer lo mismo, ella separó sus labios de los míos y me susurro al oído.
   - Vámonos ¿sí?
          Yo no respondí con palabras, caminamos abrazadas, besándonos de cuando en cuando, me deje llevar por las sensaciones que cada roce y cada beso producían en mí, llegamos a mi habitación, estábamos en silencio, no sé cuánto tiempo me perdí en sus ojos azules, acariciándole el cabello de la raíz a la punta con ambas manos, dibujé con la yema de mis dedos el contorno de su rostro, de su cuello, sus hombros, le tome con delicadeza del cuello y el mentón con ambas manos y la atraje hacia mí cubriendo su boca de breves besos, sus mejillas, su nariz, regresando de nuevo a esos labios, recorriendo de nuevo cada poro de la piel de su rostro apenas en un roce, nuestras miradas se encontraron, mi frente pegada a la suya, sus manos caminaron hacia mi cuello y mi boca hacia la suya, movimientos leves, suaves, sutiles, probándonos, saboreándonos de nuevo por largo rato para después dejar que nuestras lenguas iniciaran un baile lento, pausado, que se fue intensificando, mis manos se deslizaban sobre su espalda por encima de la tela que la cubría, ella desataba mi cabello; con movimientos suaves y sin dejar de besarla le desabroche la cremallera y en una caricia escurrí los tirantes que se ceñían a sus hombros, la tela de su vestido se deslizo por su piel hasta llegar a sus pies, yo seguí besándola mientras sus dedos desabrochaban uno a uno los botones de mi camisa, sus manos fluyeron sobre mi vientre, abdomen, mis senos, aunque cubiertos por la tela que los arropaba se erizaron ante su paso, mi clavícula, mi cuello y hombros, extendí mis brazos hacia atrás permitiendo que me despojara de esa prenda, nuestros labios unidos, separándose solo lo necesario para tomar aire, nuestra lenguas entregadas a esa danza deliciosa, el coloquio de nuestros cuerpos entendiéndose a la perfección, nuestras manos quitando una a la otra las ultimas prendas que nos estorbaban para que todo fuera piel,  su piel y mi piel, su cuerpo y el mío, unidos en lo que en ese momento parecería una masa amorfa de movimientos cadenciosos, de extremidades entrelazadas, con mis labios pegados a los suyos le susurre  -“te necesito” -  mi lengua resbalo hasta su cuello, a sus hombros, conduciéndola hacia la cama recorrí con manos, lengua y labios toda su piel de la cabeza a los pies reconociéndola entera, mi peso sobre ella deleitándome en el contacto de nuestros cuerpos, nuestras bocas saboreándose con desespero,  entrepiernadas sintiendo la humedad de su intimidad, reglándole la mía en una  antología de besos y caricias, de susurros inteligibles, de gemidos ahogados retrasando al máximo el momento hasta que nuestra carne no pudo más y  mis dedos  palparon con suavidad los mojados labios vaginales, examinaron cada área de su intimidad, sus piernas me abrieron camino para saciar mis ganas de sentir lo que en este momento sentía mío, solo mío. Y toque, sentí, acaricie  aquella zona que me recibió húmeda, caliente, palpitante, sentí su mano aprisionar mi vulva, sus dedos juguetones y tiernos internarse en mí, nuestras caderas iniciaron movimientos rítmicos, acompasados, nuestras bocas y lenguas siguieron besando, lamiendo, queríamos más y hurgamos ambas en nuestro interior, nuestras caderas pasaron de movimientos lentos a meteóricos, su brazo libre me aprisiono con fuerza, nos mirábamos fijamente hasta que ambas explotamos en una marea de placer, mi cuerpo  se desvaneció sobre el suyo que se había liberado del último átomo de energía al abrazarme; la humedad de sus ojos desparramarse sobre su rostro me lleno de un sentimiento de infinita ternura, no dijimos nada, en ese delicioso silencio solo se escuchaban las olas del mar y la respiración de dos mujeres con brazos y piernas entrelazadas, cada espacio de nuestros cuerpos húmedo y pegajoso. Estuvimos así hasta que el cansancio producto del éxtasis nos hizo caer en un profundo sueño.

PAOLA
          Desperté, sentirme aprisionada en esos brazos me hizo abrir los ojos para constatar que era ella la que me abrazaba, que era su respiración la que sentía en mi rostro, le miré por largo rato, extasiada en sus rasgos, en su respiración pausada, el aroma a salitre y la brisa marina me dieron ganas de salir a la terraza, con suavidad me desprendí de ese abrazo, me enrede en la sabana y me encamine hacia la barandilla, suspiré, a lo lejos se escuchaba un mariachi entonando unas letras que me estremecieron.

Despacito, muy despacito se fue metiendo en mi corazón
Con mentiras y cariñitos la fui queriendo con mucho amor
Despacito, muy despacito crecía la llama de mi pasión
Y sabiendo que no era buena le di mi vida sin condición
Y hoy que quiero dejarla de amar no responden las fuerzas de mi alma
Ya no sé dónde voy acabar, pero yo ya no puedo olvidarla
Despacito, muy despacito, me dijo cosas que nunca oí
Me enseño lo que tantas veces con otros labios no comprendí
Pero todo, todo se acaba
La dicha grande también se va
Y nos deja nomas recuerdos,  recuerdos de ella que no vendrán
Y hoy que quiero dejarla de amar no responden las fuerzas de mi alma
Ya no sé dónde voy acabar,  pero yo ya no puedo olvidarla
          Aquellas frases me llegaron al alma y volví a sentir el temor atenazando mi corazón, saldría herida como me habían advertido, como yo misma sabía, pero lo que había pasado no lo cambiaba por nada, esta noche sentí que por primera vez en mi vida hice el amor, esta noche por primera vez supe lo que es amar de verdad, me entregue como nunca antes lo hice y sentí que ella se ha entregado a mí con la misma pasión, con la misma ternura. Sus brazos me rodearon, sacándome de mis pensamientos, besándome la mejilla, me volví encontrándola frente a mi completamente desnuda.
   -  Pero tú estás loca, que te pueden ver- le reñí entre risas.
   - Hazme un espacio dentro de la sabana – me la quitó y la volvió a colocar encima de las dos, tirité al sentir el calor de su piel y su boca en la mía- ¿tienes frio mi amor?-  preguntó con sus labios pegados a los míos, mi temblor al escuchar esas palabras se acrecentó.
   - No – dije sin dejar de besarla.
   - ¿No? –Se separó mirándome a los ojos con picardía – ¿entonces soy yo la que te provocó ese estremecimiento?
   - Engreída –le di un empujón quedando yo fuera de la sabana.
         Ella terminó por aventarla y me volvió a abrazar, besándome con más pasión nos fue llevando hasta recostarnos en una de las acostonas.
   - ¿Sabes? esta mañana cuando llegué te imaginé desnuda aquí mismito y te hacia cositas muy ricas.
   - Ah sí ¿qué cositas?
   - ¿Te las platico o te las hago? – me dijo metiendo su lengua en mi oreja provocando un gemido involuntario.
   - No sé, ¿puedes hacerlas y decirlas a la vez?
   - Pues está difícil, porque lo que imaginé requiere de mucha lengua.
          Me besó apasionadamente, frotando su cuerpo sobre el mío, dejo mi boca y descendió con lentitud lamiendo mi cuello, el nacimiento de mis senos, me chupo los pezones y sus manos acariciaban mis caderas, mis piernas, su lengua seguía su viaje hasta mi abdomen, mi piernas se abrieron y sentí el roce de un pezón en mi clítoris, mis gemidos se atropellaban con mi respiración entrecortada y mis caderas iniciaron un vaivén frotando con más fuerza toda mi vulva con su seno, sentí su dientes clavarse en mi vientre, luego en mi ingle, abrí mas mis piernas para recibir esa lengua que me transitó de punta a punta, explorándome toda, suavecito, con movimientos ondulantes por largo rato hasta que se tensó introduciéndose en mi vagina haciendo movimientos circulares en mi interior, eso y la punta de su nariz en mi clítoris hicieron que mis gemidos fueran gritos, ella me halo colocando mis piernas sobre sus hombros, mis pies paseaban sobre su espalda… esa lengua que era la gloria entraba y salía de mí, dándome un placer difícil de describir,  deseaba prolongar más el momento, pero mi cuerpo no me lo permitió estallando en un orgasmo impetuoso que me dejo con la boca seca y sin fuerza alguna, ella se quedó recostada en medio de mis piernas que la rodeaban posesivamente.
         Hicimos el amor una y otra vez, nos saboreamos sin saciarnos hasta que el cansancio de nuestros cuerpos terminó por vencernos y nos quedamos dormidas. Desperté con el delicioso sabor de su sexo en mi boca y la placentera sensación de su cuerpo pegado a mi espalda y sus brazos aprisionando mi vientre.
   - No te levantes, no te muevas – me dijo al sentir la intención de mi cuerpo- quédate así conmigo -me apretó más entre sus brazos.
   - Necesito ir al servicio  - le dije acariciando sus brazos.
  - Hazte pipi aquí – dijo besándome en la nuca provocándome escalofrío y haciéndome reír.
   -  Estás loca.
   - Estoy loca por ti mi amor – me volvió hacia ella colocándose encima de mí, “mi amor”  me estremezco al escuchar esas palabras, seguramente la intención de ella al pronunciarlas no es la misma con que las reciben mis oídos, pero amo escucharlas, me besa el cuello, la boca, los senos, sus manos me recorren toda de nuevo, las piernas se abren, friccionamos nuestras vulvas rozando clítoris contra clítoris, nuestros movimientos pasan de pausados a frenéticos, hasta que nos tensamos por el estallido de placer.
   - Cariño – me sorprendo ante esa palabra que pronuncia mi boca porque me sale del alma- en serio tengo que ir al baño.
   - Sale pues vete, abandóname – me hace un puchero que me hace tomarle la cara con ambas manos y besarla, doy un brinco y corro al servicio. 
          Escucho el teléfono de la habitación sonar y a ella responder.
   - Hola… si está conmigo, sale gracias María Inés… no sé… te envió un mensaje ¿va? … yo tengo otros planes… pero no se ella… por eso, te envió un mensaje en un momento.
          La veo de pie en el marco de la puerta del servicio a través del espejo, me sonríe, adoro verla desnuda, solo esa cascada de chocolate que cubre espalda, hombros, brazos hasta la cintura.
   - Era María Inés, no sé si tendrás problema con eso, pero le dije que estábamos juntas, estaba preocupada por ti, le dijo a todos que seguías en la habitación, creo que tienes que comunicarte con Ricardo o tu hermana, para que los tranquilices…- me miró dubitativa, con expresión de no encontrar las palabras para decir lo que quería decir- también quería saber si los alcanzábamos, creo que quieren dar un paseo en yate, le dije que te preguntaría… pero  a decir verdad a mí me gustaría que pasáramos el día tú y yo aparte.
         Su mirada era muy diferente, me volví recargándome sobre el lavabo y estire la mano en ademan de que se acercara, al hacerlo me levanto hasta hacerme sentar sobre la superficie plana de éste quedando a su altura, se acomodó entre mis piernas, entrelace mis brazos alrededor de su cuello, ella me rodeo la cintura con los suyos, pegue mi frente a la suya.
   - Pues claro que prefiero que estemos solas tú y yo – le bese mordisqueándole los labios,  ella me abrazo con más fuerza y por primera vez la escuche suspirar.
   - Tengo hambre ¿nos damos un baño rapidísimo para ir a desayunar fuera? – me dijo sonriente.
    - Vale, pero antes hay que hacer llamadas, tú le avisáis a Inés y Juan, y yo hablo con Ricardo y Mariana.
   - ¿A Inés y Juan? – me miró con cara de desconcierto y mi expresión fue la de alguien que ha dicho algo que no debió.
     -Bueno quise decir a Inés. Porque ella es mi amiga y a Juan porque es el tuyo… y… pues eso – me hice unas pelotas impresionantes desparramándola más todavía.
   - Si mi amor intenta componerla – suspiré al escuchar esas dos palabras otra vez.
   - Vale pues ya he metido la pata hasta el fondo, pero por favor podrías fingir que no estás enterada.
   - Sale, pero quiero detalles - hablé a la habitación de Ricardo y Mariana y he preferido decir la verdad, que estoy con Tzuri y que pasare el día con ella,  sé que no les ha hecho mucha gracia pero no me han dicho nada, Tzuri le hablo a Inés diciéndole que hoy no les veríamos. Luego del baño “rapidísimo” que tomamos juntas fuimos a mi habitación a que me mudara de ropa y salimos sin rumbo fijo.
TUZRI
             Me desperté y sentí un desasosiego al verme sola en esa enorme y revuelta cama totalmente desnuda, escuche música a lo lejos y cuando me incorporé mis ojos la vieron enredada en la sabana al borde de la terraza, me encamine hacia ella y la abrace con fuerza,  en un jugueteo ella quedo frente a mí en todo el esplendor de su desnudes  muy cerca de un camastro trayendo a mi mente la fantasía de hacia unas horas y procedí a hacerla realidad, hemos estado juntas una y otra vez, y mis ganas de ella no se agotan, lástima que mi cuerpo sí y me quedo dormida con ella en mis brazos. Cuando despierto la veo dormida aun, nuestros cuerpos se han separado durante el sueño,  pero necesito sentirla y me pego a su espalda y la abrazo, aspiro profundamente deseando llenarme de su olor, sigo sintiendo un profundo temor a mis sentimientos por esta mujer, pero me niego a dejar de sentirlos,  me inundan los recuerdos de anoche cuando la tuve por primera vez, nunca en mi vida he sentido a una mujer como la he sentido a ella, nunca me he entregado como lo hice con ella, no fue solo corporal fui más allá en cada beso en cada caricia iba algo muy mío, muy de mis adentros, todavía no me atrevo a ponerle nombre, lo único que quiero es disfrutar de estos momentos, sé que se irá pronto y yo todavía no decido nada sobre mi futuro y tampoco sé si seré capaz de entregarme a una relación, de estar solo con una mujer y tengo la certeza de que con ella las cosas tendrían que ser así, mi única convicción en estos momentos es que los días que este aquí la quiero para mí y me quiero con ella.
        Siento el impulso de su cuerpo intentando levantarse, la aprieto más y se lo impido, bromeo con ella y volvemos a entregarnos al placer que nuestros cuerpos se producen, mesorprende lo cariñosa que soy con ella, es decir, soy una persona muy cariñosa, lo soy con mi familia, con mis caballos, lo era con Chocolate el perro gran danés que recibí como regalo en mi cumpleaños 9, pero nunca he sido cariñosa y tierna con una mujer, pero con ella las palabras melosas me brotan solas, sin pensarlas, sin poder evitarlas, me sorprendo también ante la emoción que me produce cuando se comporta cariñosa conmigo, cosa que siempre deteste con otras mujeres, María Inés llama preocupada porque  Paola no ha ido a dormir a su habitación, me extraña que  haya llamado hasta ahora, la tranquilizo y reconozco que está conmigo, después de una breve conversación voy al baño en busca de Paola, la observo frente al espejo del lavabo, se ve preciosa despeinada, desnuda, me invita a acercarme y aprovecho para volver a meterle mano, nos ponemos de acuerdo para pasar el día y una vez lo acordamos la veo meterse a la ducha y la sigo, siento su piel mojada en la mía y me extasió, la beso, la acaricio  recorriéndola toda, la empujo contra la pared con suavidad y bajo hasta su pubis separando sus piernas, comiéndomela entera, saboreando el producto de su éxtasis. 
        Ambas estamos hambrientas y vamos en busca de un sitio donde comer, quiero llevarla a un lugar especial, deseo que este día sea inolvidable para ella, para las dos, decido que vayamos a la isla Rio Cuale.
       Me fascina ver su expresión embobada al ver el paisaje que se presenta ante sus ojos, comemos en un restaurantito a orillas del río, yo ordeno chilaquiles y ella me arma pulla entre risas por no ordenar algo del mar, me da toda una cátedra de los valores nutricionales del pescado y los mariscos después de escuchar que no me gustan, me hace reír, me obliga a probar de su pescado zarandeado y yo le obligo a comer de mis chilaquiles, me mato de la risa al ver el enrojecimiento de su cara y dar brinquitos en la silla haciéndose aire con ambas manos, ella me da un golpe en el brazo por mis burlas, le veo tomarse su bebida y la mía de golpe pero no se le quita lo enchilado, la tomo de la mano y sacudo el salero en su palma, le digo que chupe  y repito la operación varias veces, hasta que siente que se le pasa un poco.
   - Ya una vez comí esto en casa de tus abuelos pero no estaban tan picantes… como puedes comer eso corazón te vas a quedar sin estómago.
   - Es que los que comiste en la casa seguro te los prepararon con casi nada de picante sabiendo que eran para ti y no te preocupes por mi yo estoy acostumbrada a comer chile desde que tengo uso de razón, la comida no me sabe a nada sin picante.
   - Estás loca, como puedes disfrutar de una comida que te quema los labios, la lengua, la boca entera, el esófago y las tripas.
   - Te digo que es cuestión de costumbre.
   - Anda ya, yo nunca me acostumbraría.
   -¿No?- me le acerque seductora, verla así me había provocado unas ganas locas de besarla, no me importó la gente y la hice, fue un beso chiquito, un picorete.
   - No, no me acostumbraría – me beso también.

PAOLA
          Durante la comida un grupo de mariachis amenizaba  y escuche las letras de la canción que anoche oí desde la terraza.
   - Oye esa canción ¿cómo se llama? – ella sonrió
   - “Despacito” de José Alfredo Jiménez. ¿Te gustó?
   - Si es hermosa la música y la letra – respondí-, y es lo que me está pasando contigo pensé.
   - José Alfredo Jiménez tiene canciones bellísimas, muy tequileras.
   - ¿Tequileras?
   - Si, canciones para enamorados, para  despechados, canciones para llorarle al amor con una botella de tequila.
   - Ahhh – ella me beso y decidimos que era hora de marcharnos.
           Caminábamos tomadas de la mano por la orilla de un rio  serpenteado de ornamentación de todos los colores, árboles, arbustos que lo llenaban de verde intenso, flores silvestres rojas, blancas, amarillas, construcciones en ladrillo bastante rusticas adornadas con pequeños balcones decorados con flores que le dan un aire verdaderamente pintoresco al sitio.Nos introducimos en pequeñas callecitas adoquinadas  repletas de coloridos puestos de vendedores de artesanías, plata y talavera, admiré la belleza de las iguanas que  entre los arboles lucían un tamaño descomunal y según nos contó un niño que jugaba junto a otros en el río son orgullo del lugar. Tzuri se empeñó en tomarme una fotografía muy cerca de uno de esos bichos y estaba muy divertida por la expresión que quedó plasmada en la foto. Cuando nos cogió el atardecer después de ir a comer regresamos a la ciudad y caminamos por la playa, mi cuerpo tenía necesidad de ella, de sentirla de nuevo y después de disfrutar de la puesta del sol corrimos a la habitación para dar rienda suelta a nuestros deseos, nos volvimos a entregar con desenfreno y de nuevo me he quedado dormida extasiada entre sus brazos, al día siguiente también lo pasamos solas recorriendo los alrededores de ese puerto que no están dentro de la guía turística pero que son bellísimos, llega la noche y una sensación de nostalgia adelantada se aloja en mi pecho, mañana partiremos de nuevo rumbo a la hacienda y en unos días regresaremos a España, en unos días un océano me separara de ella… Necesito hablar, decirle como me siento, lo que siento, pero no me atrevo, me gana el temor a escuchar algo que rompa el cuento de hadas que estoy viviendo y prefiero callar ante esa posibilidad y disfrutar los pocos días que me quedan en este país, en estas tierras de las que me he enamorado y en las que nació la mujer de mi vida.
TZURI
          Amanecí otra vez entre sus brazos, sintiendo su piel pegada a la mía, feliz, liberada, plena; así me siento y no quiero pensar en mañana, ni en los días que faltan para que se vaya, no quiero pensar en nada, solo quiero vivir este momento, la he hecho mía infinidad de veces pero aún me parecen pocas, me he entregado a ella otras tantas y mi cuerpo nunca se siente satisfecho, prácticamente estos días no hemos visto a nadie, ella abre sus ojos y me pierdo en ellos, hace el intento por decirme algo pero no la dejo, la beso con pasión, mis manos resbalan por esa piel, tocándola toda, acariciándola, me pierdo en su cuello, entre sus senos, devorándolos, lamiendo y succionando sus pezones, escuchar sus gemidos me excita más y mi lengua enloquece, bajo hambrienta de ella, deseosa de sentir ese sabor de nuevo en mi paladar y la lamo, la chupo, la penetro, adoro los movimientos de sus caderas, de sus piernas que se abren de par en par, dejándome poseerla, me mojo de placer cuando le sobreviene el orgasmo.
         Estos días nos hemos aislado de todos, se supone que tendríamos que regresar mañana pero le pido que nosotras nos quedemos unos días más, la expresión de su rostro me provoca comérmela a besos, es tan transparente, no intenta ocultar la felicidad que le causa mi petición.
   - ¿De verdad? ¿No se molestaran tus abuelos? – me mira con esos pedazos de mar que tiene por ojos.
   - No mi amor, no lo creo, en todo caso Ricardo regresa con Mariana y es quien creo que debe pasar… - mis palabras se detienen en mi garganta, es la primera vez que soy consciente de que en unos días se habrá ido al otro lado del mundo -más tiempo con ellos.
    - Si, si quiero.
          Pasamos esos días sin separarnos para nada, nunca había pasado tanto tiempo con una misma mujer, nunca había sentido de esa manera a ninguna otra y sabía que en poco tiempo tendría que desprenderme de ella, no me iba a sentir liberada después de todo como pensaba, me dolía el solo pensarlo, esa última noche en Vallarta cenamos en la terraza de la habitación.
   - ¿Te gusto venir a México Barbie?
   - Me enamore de México.
   - ¿De verdad?
   - Si, de verdad – bajó su cabeza ocultando su mirada, levante su barbilla.
   - ¿Qué pasa linda?
   - Me… me gustaría saber si… ¿vas a ir a Madrid?
          Ahí estaba la pregunta tan temida, no sabía a estas alturas que era lo que sentía por ella, mi única certeza es que  no deseaba herirla. Pero tampoco quería mentirle.
    - Mi amor, podría decirte que iré de visita y con eso irme por la tangente, pero sé que tú pregunta se refiere a la decisión pendiente de irme a vivir definitivamente para allá  – ella volvió a agachar su cabeza y esta vez le tome con ambas manos la cara levantándosela con dulzura - todavía no decido nada, pero honestamente te digo que mis deseos de quedarme a vivir aquí no han cambiado y no sé si al final cederé a la presión de mi familia.
   - Aunque no lo creas te entiendo, yo también amo a mi patria y si estuviera en tu lugar no sabría que hacer… pero hay algo que necesito decirte esta noche… desde que te vi por primera vez… es más antes de verte en carne y huesos, cuando vi tu fotografía en tu piso… yo me… me sentí profundamente atraída por ti y he vivido una vorágine de sentimientos hasta admitir que estoy locamente enamorada, y aunque no nos volvamos a ver necesito que lo sepas.
          No sé explicar lo que sentí al escuchar aquello, lo que sentí al ver anegada de lágrimas esa mirada azul, solo sé que enmudecí y me puse de pie tomándola en mis brazos con mi corazón desbordándose, le bese los cabellos, los ojos, el rostro completo, me fundí con ella en un abrazo eterno y luego la bese profunda y pausadamente, le bese el cuello, la desnude  poco a poco dejando un camino de prendas de la terraza a la cama, besando cada parte que iba quedando libre de tela, lamiendo cada espacio de piel, acariciando hasta la última partícula de su cuerpo, me hice paso hasta su interior deleitándome en él, mientras besaba su boca, su cuello, su clavícula, el nacimiento de sus senos, sus pezones, su vientre;  me hundí en esa cueva que sentía tan mía, la lamí, la saboree anhelando que quedase eternamente su sabor en mi boca, ella se obsequió a mí, me entrego todo su placer y en ese momento le puse nombre  a esa entrega corporal que solo vivía con ella… la ame, la ame con locura… le hice el amor hasta desfallecer durante toda la noche, la mañana y hasta el momento de marcharnos.
PAOLA
          Soy incapaz de describir en palabras lo que sentí cuando me propuso quedarnos más tiempo en este lugar que se ha vuelto mi paraíso, y es que si dependiera de mí no nos marcharíamos nunca; he disfrutado cada segundo que paso con ella, pero el tiempo  cruel avanza sin detenerse.  Esta última noche estoy decidida a saber que pasara con nosotras, necesito saber si hay un nosotras o si me tendré que quedar con el recuerdo de lo aquí vivido, tengo mucho temor como siempre, principalmente porque tengo la certeza de su respuesta, aun así hago acopio de coraje y le cuestiono, ella comprende a que me refiero y aunque sus palabras sonaron dulces me hieren, ha sido honesta conmigo y no ha ocurrido nada dentro de ella que le haga desear vivir en España y dejar México  y le miento al decir que le comprendo porque yo en su lugar sentiría lo mismo, pero que gran mentira Paola, si tú en su lugar no durarías en dejarlo todo por estar con ella. Sin embargo en un impulso le confieso lo que en verdad siento por ella, esperanzada por encontrar eco a esos sentimientos, pero ella se queda en silencio, solo me mira con ternura y me besa, me hace el amor  como me lo hizo la primera vez, pero esta ocasión la siento más entregada, mas mía, aun así  no dice nada que me dé a entender que corresponde a mis sentimientos, hacemos el amor toda la noche, no hemos dormido, seguimos en esa entrega delirante aun cuando nos duchamos, hasta que el tiempo apremia y tenemos que prepararnos para partir, llegamos a la hacienda y nos separamos, tengo el tiempo justo para preparar mi vuelta a Madrid.
   - Amiga me lo tienes que contar todo y con detalles- me decía mi adorado Pepe Grillo sentada en la cama mientras yo terminaba de hacer mi equipaje, en unas horas partiríamos hacia la ciudad de México.
   - Ahora no me alcanzaría el tiempo para darte detalles, solo que sepas que tus bubis están a salvo por qué tenías razón en todo lo que has dicho.
   - No creas que con eso me conformo, por lo menos me merezco que me cuentes algo más – apuntó sonriente.
   - Que te digo Inés, que estos últimos días han sido los más felices de mi vida, que me llevo el recuerdo de haber sentido mía a la mujer que amo y que a partir de este momento empieza el calvario para mí – mis lágrimas brotaron – y  que te quiero mucho y te estoy muy agradecida por todo lo que has hecho por mí.
   -Ven acá – me abrazó- pero es que ¿no han quedado en nada?, ¿ella no te ha dicho nada en concreto?, ¿no te dijo si te alcanza en España?
   -Ha sido honesta conmigo y me ha dicho que su deseo es quedarse a vivir aquí y que no ha decidió nada aun, eso significa amiga que no siente lo mismo que yo, porque si lo sintiera me hubiera pedido que me quedara.
   - ¿Te quedarías a vivir aquí si te lo pide?
   - Con ella me iría al fin del mundo Inés.
          Caminé rumbo a la casa de Tzuri, es curioso pero salvo la vez que por impulso fui hasta allí nunca más volví a entrar y esa ocasión solo llegue hasta el living, ella me atrae en cuanto abre esa puerta y me besa con desesperación, llegamos ya a medio vestir a su habitación, siento sus manos tocarme y me estremezco pero esta vez no es de placer, es agridulce esta sensación de sentir el gozo que me producen sus caricias y saber que quien sabe cuándo las volveré a sentir o si las volveré a sentir, le suplico que me muerda ansiando que deje marcas en mi cuerpo que perpetúen un poco más allá este momento, soy consciente de cada gemido, de cada suspiro que escapa de ella, de los míos propios, del tacto de mis manos en su piel, del sabor de su boca, los movimientos de su lengua dentro de la mía, del calor de su vagina, de las contracciones de la mía que aprietan sus dedos en mi interior, quiero probarla y  lo hago deseando llevarme su sabor y no olvidarlo jamás, los jugos que produce el orgasmo que detona en mi cuerpo no son la única humedad que se produce en mi organismo, siento  lágrimas recorrer mis mejillas, las limpio antes de que ella se dé cuenta y le vuelvo a decir que le amo, desde que se lo he dicho por primera vez fluye con facilidad y me deleito en decirlo.
   - ¿Vendrás con nosotros? -pregunté con un hilo de voz.
   - Por supuesto linda.
   - ¿Aunque solo sea para despedirnos unas horas después en el aeropuerto?
    Me besó con ternura y no dijo nada más, solo me abrazo.
           Las despedidas nunca han sido fáciles, me he encariñado con todos, me despido de Chelito, Rosario, Melesio y parto rumbo a la estancia a despedirme del resto, ahí están los abuelos, María, el tío Samuel, Rosi, Juan y mi Pepe Grillo, al despedirme de ella le abrazo con fuerza y le pido que sigamos en contacto, le suplico que me despida de Carlota y que le dé las gracias de mi parte por aquel momento, al ver su cara de extrañeza le pido que solo le diga eso, que ella entenderá, prudente como siempre no insiste, solo me dice que le puede mucho el que su vuelo hacia México salga unas horas después que el nuestro, que le hubiera gustado despedirme allá, pero que cuando yo esté partiendo ella apenas estará llegando, me cuestiona para asegurarse de que tengo sus teléfonos móvil y fijos de Monterrey y México y su correo electrónico y me abraza muy fuerte; la abuela Esther, esa tierna señora que siempre intenta hacerse la dura llora al abrazarme, Juan, me carga y me da vueltas antes de decirme que seguramente nos veremos antes de lo que pienso, María también llora y me pide que me quede con ella, hago un esfuerzo sobrehumano para no llorar también, Rosi me abraza y me dice al oído que a pesar de todo no puede evitar que le caiga yo muy bien y le correspondo el gesto,  el tío Samuel me abraza muy fuerte y me ratifica que ésta es mi casa, siempre que quiera venir me esperaran con los brazos abiertos.
   - Quédate mi niña… no esperes a que ella te lo pida, hay ocasiones que hay que tomar decisiones por ella, es muy testaruda pero te aseguro que está muriéndose porque te vas    – El abuelo Alberto me susurra al oído y me abraza con fuerza.
   - Quisiera estar tan segura como tú abuelo – me reafirmó con su tierna mirada lo que antes había dicho.
         Durante todo el trayecto a Guadalajara apenas y nos rozábamos las manos, lo mismo en el avión rumbo a México, ya en el aeropuerto en la espera comimos algo y en un momento en que Mariana y Ricardo se fueron a comprar algún libro o revista, me perdí en esos ojos oscuros y le repetí acariciando su mejilla que le amo, ella siguió mi caricia y vi como sus ojos se nublaron atizando mi esperanza de escuchar decir al menos un te quiero de esos labios, pero no fue así, vi como abrazaba a Ricardo y mi hermana de pie a punto de cruzar la línea de revisión para abordar.
   - Me ha encantado conoceros a todos, espero veros muy pronto por Madrid.
   - A mí también me ha dado mucho gusto conocerte, a todos nos ha gustado mucho.
   - Sister, cuídate mucho, recuerda que te extrañamos un chingo y estamos en contacto.
   - Dale besos a papá y mamá, diles que los quiero y tú cuídate mucho, te quiero bro.
          Ellos se introdujeron  dándonos oportunidad de despedirnos a solas, trate de que mis lágrimas no me traicionaran sin éxito, ella me miro con ternura con esos ojos que adoro y me abrazó con fuerza, me besó y mis labios se abrieron para recibir los suyos sin importarme nada que nos viera todo mundo.
   - Cuídate mucho Barbie… te…. – mi corazón se aceleró-  voy a extrañar mucho, -me miró a los ojos  -¿te he dicho que me fascinan tus ojos?
   - No – forcé una sonrisa- cuídate mucho, vale… te amo – la abrace con todas mis fuerzas, le volví a besar y salí corriendo sin mirar atrás. Cruce la revisión  y me entregue al llanto que inundaba mis ojos y me bañaba el rostro sin importarme nada,  ni Ricardo y Mariana.
          En la sala de espera para el abordaje, mi hermana se sentó en un costado y Ricardo en el otro. Apenas hacia una hora que me había separado de ella y sentía que me estaba ahogando.
   - Pao no me gusta verte así… a lo mejor has debido quedarte un poco más, hasta que resuelvan algo… díselo tú Ricardo.
   - Pao… la verdad es que yo nunca había visto a mi hermana así con nadie, quizá si debiste forzarla a que enfrente sus sentimientos, estoy seguro de que se siente igual que tú.
   - ¿Por qué me dicen esto ahora? ¿Por qué no me lo han dicho antes?
   - La verdad no me atreví, pero todavía estas a tiempo, tú billete puede ser cambiado a cualquier otra fecha, quédate, ve con ella y resuelve lo que esta inconcluso entre ustedes.
Lo miré entre desconcertada por sus palabras y esperanzada con la opción.
   - Pero si no llego con Mariana mis padres me matan.
   - Nuestros padres se han pasado la vida anteponiendo sus propios intereses por encima de nosotras, es hora de que  hagas lo mismo, anda, ve.
   - Ten la llave del departamento, dale la sorpresa.
           Les miré  y empecé a reír, recordé las palabras del abuelo, les bese y salí corriendo por esos pasillos hasta la taquilla de los billetes del taxi.
TZURI
            Te amo le escucho decir una vez más, me estremezco como cada vez que lo dice, le digo que la voy a extrañar, ¿por qué le digo eso? no es eso lo que quería decir, pero me cuesta un mundo decirle lo que siento, me da pavor sentirme atrapada por alguien, así sea por ella, mis brazos no quieren soltarla, mi cuerpo desea suplicarle que se quede, pero mi mente no lo permite, ni siquiera logro llorar, al verla cruzar  la división hacia las salas de abordaje salgo corriendo del aeropuerto, quiero estar en mi departamento a solas, estallo en lágrimas una vez me siento bajo ese resguardo, me maldigo por no detenerla, por no  pedirle que se quede más tiempo, por no decirle lo que siento, me estoy partiendo en pedazos en la oscuridad de mi sala, escucho el timbre de mi puerta  y trato de recomponerme antes de abrir.
           Me sorprendo cuando veo frente a mí a esa mujer, no recuerdo siquiera como la conocí,  pero ella no me da oportunidad de nada, entra cerrando la puerta avienta su bolsa y abrigo y me besa palpando mi boca con urgencia, en principio me paralizo y no respondo, pero luego siento que me puedo aferrar al placer que me puede proporcionar el cuerpo que tengo en mis brazos y me entrego a las caricias sexuales con esta mujer de la que ni siquiera recuerdo su nombre y la conduzco hacia la recamara.
   - Io tenía muchas ganas de esto desde que te vi en aquel bar de Vallarta y he venido con la sola esperanza de encontrarte.
           Ahí recordé donde fue que la conocí y que le di mi tarjeta, el solo recuerdo de un momento en que Paola estaba todavía conmigo me lastimó por dentro. Toque con lujuria aquel cuerpo, era un festín de lenguas enredadas y manos toqueteándose sin pudor alguno, necesitaba adormecer lo que siento, necesitaba aturdirme. Me odiaba por mi cobardía, me odiaba por mi incapacidad de renunciar a la vida que he llevado hasta ahora, me odié por mi inhabilidad para pertenecerle a alguien… estúpida de mí, si le pertenezco ya,  estoy perdida por ella.
PAOLA
            Mi pulso acelerado, mis manos sudorosas frente a este edificio en el que estuve semanas atrás sin siquiera imaginar el vuelco que daría mi vida, estoy llena de emociones encontradas; la emoción de volver a sentirla después de que pensé que ya no podría ser y el miedo a su reacción al verme aquí. No hay luces en su piso, parece que no ha regresado así que me introduzco sin encenderlas, deseo esperarla en la oscuridad y sorprenderla… escucho un ruido proveniente del área de las habitaciones, camino sin hacer ruido hacia allí, viene de la misma habitación que ocupe en mi estancia aquí; su habitación…

Próximo capítulo 17/12

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7 comentarios:

  1. me encanta esta historia un poco bastate triste va este capitulo en especia..ojala que tzuri pueda demostrar su amor a paola antes de que empeoren las cosas..besos desde argentina chubut ...

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  2. Pero es que esta mujer es tonta en la vida JO que yo de paola no vuelvo ha hablarle en vida cñ! Ojala y se de cuenta q esta paola y se infarte ahi mismo por estupida, haber como arregla lo cagado.

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  3. pero mas tonta no se puede serr....pobre paolaa saldra con el corazon partidooo y todo xq porq la otra no puede aceptarlo ..hhayyy me da rabia tzuri

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  4. ¿Wtf en serio? Tzuri es masoquista o simplemente como dijo alguien por ahí arriba un poco tonta ...
    Se va a montar una grande, al final Paola se va a España si esta a tiempo u.U o a la hacienda con el abuelo que parece ser que es el más cuerdo.
    Buenisima historia Yada. Esperando con ansias el próximo capitulo.

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  5. vaya como que para estúpida uno no estudia pero tzuri se saco el premio mayor ..por ser tannnn-........ T-T que mala onda no me gustaría que sufra mas Paola, pero así es el amorrr...

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  6. Donde esta e capitulos 6 subilos porfa

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  7. Noooooo no kiero q se acabe la magia por queeeeeeeee las kiero juntas

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