Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Chica Amante - Kinkaid - 17

¿Qué? ¿Dónde? ¿Dónde está? pregunté con desesperación. No la vi salir lastimada, él la abofeteó y se cayó y todo lo que pude ver fue a él. ¡Mierda! Me soltó y me volví para buscarla, y haciendo de costado, hecha un ovillo, con los ojos cerrados, la mandíbula apretada, todo su rostro era la viva imagen del dolor. Me sentí enferma mientras corrí a su lado, inclinándome sobre ella con rapidez. ¿Ángel? susurré, agachándome y acariciando su mejilla de color rojo donde ella había abofeteado. Gimió y trató de moverse, haciendo un estrangulado jadeo. Me duele, Lena. Por favor, me duele mucho exclamó, mirándome desesperadamente. Parecía aterrorizada, se veía tan asustada que sentí como si mi corazón dejara de latir al verla. ¿Qué te duele, Ángel? pregunté, tratando de aliviarla mientras me inclinaba y besaba su mejilla dolorida. Necesitaba conseguir un poco de hielo o algo así, entonces estaría bien, tendría un moretón por una semana aproximadamente, pero estaría bien. Mi nariz y la cabeza dijo con voz ronca, sollozando, volviendo el rostro hacia el suelo ensangrentado, llorando histéricamente. ¿Su cabeza duele? Miré hacia   su herida, la estaba acunando protectoramente. Podía ver la sangre filtrándose a lo largo de pelo. Mi corazón se detuvo, no podía respirar. Todo lo que podía ver era la sangre, lo único que podía oír era su llanto y quejidos.

ALEJA-Oí el coche estacionar, así que di un salto y corrí hacia la ventana. Me estremecí cuando lo vi salir del coche y caminar furioso hacia la casa. Me sentí enferma. No podía dejarlos hacer esto, se iban a meter en tantos problemas. No podría soportar perder a ninguno de ellos. No quería que Javier se metiera en problemas, pero en serio me mataría si Lena estaba en problemas por esto. Mordí mi labio, pensando. Tal vez podría ir y ser otro testigo, entonces de esa manera cuando él empiece algo primero podría decir que fue en defensa propia también. Otro testigo ayudaría sin duda a su caso. Oh, mierda, ¡Lena me va a matar por esto! Salí corriendo de su casa hacia la mía. Podía oír gritos provenientes de adentro y me detuve, sentí el temor familiar que siempre sentía cuando era una niña. No podía moverme del lugar, era como si estuviera congelada. Podía oír su voz, gritando, y me helaba la sangre pero esos eran Javier y Lena allí, siempre estaban cuidando de mí, siempre. Podía hacer esto por ellos, todo lo que tenía que hacer era presenciar como él lanzaba el primer golpe. Me acerqué a la puerta, no estaba cerrada, sólo la empujé. ¡Esto es todo por tu maldita culpa! Tú y Alejandra tenían que abrir sus sucias bocas y decirle a Jimmy lo que pasó. Has arruinado todo para mí, todo, pedazo de mierda. Debería haber empujado a tu jodida madre por las escaleras o algo así, cuando me dijo que estaba embarazada de ti gritó mi padre enojado. Gemí a causa de las horribles palabras que acababa de decirle a mi hermano. Mi padre siempre fue una desagradable pieza para trabajo, pero eso fue bajo, incluso para él. Escuché una explosión y un gemido, así que abrí la puerta, para ver a Lena sosteniendo a Javier, tratando desesperadamente de mantener a Javier lejos de mi padre, que estaba parado contra la pared, mirándolos con rabia. ¡Así no! Javier, ¡así no! gritó Lena, a Javier mientras lo sujetaba en sus brazos.
Javier no estaba calmándose. Su rostro estaba rojo de ira, lo único que podía detenerlo cuando estaba así, era yo. Odiaba verme alterada ni algo, era tan sobre protector. ¡Javier, cálmate! supliqué desesperadamente. Él dejó de moverse, Lena lo apartó y me miró sorprendida y un poco asustada. Se movió hacia mí y vi a mi padre, moverse al mismo tiempo, estaba mucho más cerca de mí que Lena, y estaba bloqueando su camino. Ni siquiera tuve tiempo de alejarme antes de que agarrara mi muñeca, apretándola fuerte, su cara enojada y roja. Me estremecí mientras me apretaba más fuerte haciendo al dolor disparar por mi brazo. Intenté sacar mi brazo con rapidez, pero él no lo soltaba. ¡Tú! ¡Tú maldita arruinaste todo! me gritó, hundiendo sus uñas en mi piel. No podía respirar. ¡Déjala ir, ahora! ordenó Lena, luciendo tan enojada que realmente me asustó. Mi padre se volvió hacia ella, aun sujetándome con fuerza. ¡Vete a la mierda! Es mi hija le espetó él, tirando de mi brazo, haciéndome perder mi equilibrio y tropezar más cerca suyo. Podía oler el alcohol en su aliento, haciéndome sentir enferma. Giré y tiré de mi brazo, tratando de liberarme. Todavía no me dejaba ir, así que puse mi mano sobre su pecho y lo empujé tan fuerte como pude. Él no se movió ni un centímetro. Vi su mano moverse y cerré los ojos sabiendo que me iba a golpear. Su mano conectó con mi cara, haciéndome sentir como si mi cabeza hubiera explotado. Me caí hacia atrás y me estrellé en el aparador. Dolor como nunca había sentido en mi vida se disparó a través de mi cabeza. Era como si alguien me hubiera dado con un martillo. Me aferré al aparador, tratando de mantenerme en pie mientras siseaba a través de mis dientes. Javier pasó por encima y me agarró tirando de mí hacia abajo sobre el piso, sentándonos abajo apoyándonos en el aparador.
Mierda. Ale, ¿estás bien? preguntó con desesperación, acunando mi cabeza contra su pecho. Envolví mis manos en mi cara, tratando de respirar a través del dolor. No gruñí. ¿Lena? ¿Dónde está Lena? pregunté, abriendo los ojos y mirando alrededor por ella, pero apenas podía ver nada, porque mis ojos estaban llenos de lágrimas. Podía oír ruido gruñidos y gemidos. Oh Dios, ella no está... ¡Por favor, dime que no está haciendo eso! Parpadeé y miré para ver a Lena golpear a mi padre una y otra vez, su rostro era la viva imagen de la rabia. Ella  no iba a parar hasta que ya no respiraba. Esto era todo. Lena me iba a ser arrebatada. Sentí mi corazón rompiéndose en mil pedazos. Ve a detenerla susurré, apenas capaz de hablar. No. Deja que lo mate gruñó Javier enojado. Negué con la cabeza. ¡Oh, Dios mío, por favor! Javier, ¡ve a detenerla! Por mí, ¿por favor? La necesito. Dile que estoy herida. La necesito jadeé mientras una oleada de náuseas se apoderaba de mí, haciéndome vomitar. ¿Lena? grité desesperadamente, pero fue apenas un susurro. Javier se movió. Iré a buscarla dijo rápidamente mientras se ponía de pie de un salto. Rodé hasta ponerme de lado, llevando mis manos en  mi cabeza. Cerré los ojos con fuerza contra el dolor; un par de segundos después Lena acarició mi mejilla haciéndola arder de nueva. ¿Ángel? susurró, sonando tan preocupada que me rompía el corazón una vez más. Lena podía hacer que todo estuviera bien. Me moví para levantarme pero una oleada fresca de dolor me golpeó, haciéndome jadear. Duele, Lena. Por favor, duele tanto murmuré, levantando la Mirada hacia su perfecto rostro. Ella lucía tan preocupada por mí. Yo estaba perdiendo todo. Ella iba air a la cárcel y yo estaría sola. ¿Cómo iba a vivir sin ella? ¿Qué duele, Ángel? preguntó, mientras inclinaba su cabeza y besaba mi mejilla. Mi cabeza. No pude mirar su rostro cuando se dio cuenta que estaba perdiendo mucha sangre, no quise ver el dolor y la devastación allí. Volví me rostro hacia la alfombra y sollocé. Esto era completamente mi culpa. Debería haberme quedado en su casa como me dijo. Si estuviera allí ahora y Lena no estaría enfrentándose a la cárcel. Ella sólo había golpeado a mi padre porque yo estaba allí, no lo hubiera hecho si yo sólo me hubiera quedado. ¿Por qué no podría haberme quedado allí como ella me había dicho? ¡Javier! ¡Llama una ambulancia! gritó Lena desesperadamente. Estaba acariciando la parte de atrás de mi cabeza suavemente. SShh, todo está bien. Está bien, Ángel me arrulló. Sentí su brazo envolverme, así que volví mi rostro hacia ella. Estaba acostada junto a mí. ¿Cómo demonios todavía me estaba consolando? Esto era toda mi culpa; ¿por qué no me gritaba? Lo lamento tanto dije honestamente. Esto iba a arruinar todo; ella  no me querría ahora que había desobedecido su pedido. Ella  inclinó la cabeza y besó mi frente. Ángel, no tienes nada que lamentar susurró, acercándose a mí. Su mano frotaba círculos en mi cabeza, tan suavemente que apenas podía sentirla. Esto es mi culpa exclamé, sollozando una vez más. Ella sacudió la cabeza ferozmente y se alejó de mí de un empujón. Sentí mi corazón romperse. Lo sabía; ella me iba dejar ahora. Se puso de pie y fue hacia mi padre quien estaba intentando levantarse del suelo y comenzó a golpearlo de nuevo, gritando una retahíla de improperios. Javier la lanzó al piso. ¡Détente! ¡Ve con Alejandra, ahora! ordenó, mirándolo con ira. Lena asintió y corrió de vuelta hacia mí. Voy a levantarte, ¿de acuerdo? dijo suavemente. Sacudí la cabeza, no quería moverme. No. Por favor no susurré. El dolor era tal que me sentía enferma. Ella lucía como si también estuviera sufriendo mientras se movía sobre mí, apartando el cabello de mi rostro, besándome suavemente, murmurando palabras tranquilizadoras. ¿Dónde está la maldita ambulancia? le gritó a Javier. En camino. ¿Qué le sucede? preguntó Javier, arrodillándose junto a mí. Los puntos creo. Voy a hacerte pagar por esto, ¡pequeña mierda! gritó mi padre desde la puerta. Javier y Lena ambos se movieron para levantarse pero yo tomé la mano de Lena, no quería estar sola de nuevo. Sal de aquí antes de que te mate yo mismo Javier, por favor susurré, sin querer más problemas.
La pequeña zorra gruñó mi padre. Lena estaba tan enojada que todo su rostro estaba roja cuando se movió para levantarse una vez más. Justo en ese momento pude oír las sirenas aumentando haciéndose más intensas. El rostro de Lena voló al mío, sonrió débilmente. Está bien ahora, Ángel, la ayuda llegó. Todo va a estar bien dijo suavemente. Levanté la mirada para ver que mi padre se había ido; Javier estaba de pie en la puerta esperando la ambulancia. Lena me estaba mirando, sus hermosos ojos azules apretados con preocupación. La amaba tanto, ¿cómo me las voy a arreglar cuando ella me deje y se vaya a la universidad, y todo lo que me quede sea lo que podría haber sido? El paramédico se acercó con Javier. ¿Qué sucedió? le preguntó a Lena. Está herida. Ángel, ¿te golpeaste la cabeza o algo? preguntó Lena, sosteniéndome la mano con fuerza. Asentí, asustada de moverme en caso de que el dolor se pusiera peor, no podía soportar mucho más. De acuerdo. Bueno, te llevaremos al hospital; te revisaré en la ambulancia. ¿Te duele en otro lugar, Alejandra? preguntó el paramédico. Me duele la espalda, y las caderas. Hice una mueca cuando me guio para que yaciera sobre la espalda. Él asintió. Eso puede suceder a veces. Asentí mostrando mi acuerdo. Lena sostuvo mi mano todo el camino, sólo mirándome, sin hablar. Su rostro era la imagen del dolor. Ella estaba sufriendo mucho; podía ver el dolor en sus rasgos mientras me miraba. Cuando llegamos allí fui llevada en una camilla a un pequeño cubículo y un doctor vino casi inmediatamente. De acuerdo, Alejandra, voy a tener que mirar y ver si tu cabeza está abierta explicó, poniéndose unos guantes. Miré horrorizada a Lena, apretando su mano con más fuerza. SShh, todo está bien. Estoy aquí. Todo está bien me calmó, frotando su mano libre suavemente contra mi rostro. Grité cuando el dolor me atravesó, hacienda que nuevas lágrimas cayeran mientras el doctor hacía su examen. Lena las besó suavemente, mirándome, con el corazón roto. Lo lamento, pero tu cabeza está abierta y el tabique también está afectado. En un proceso quirúrgico. Necesitará ser hecho bajo anestesia general explicó, mirándome con un poco de tristeza.
¿Eso es seguro? preguntó Lena, apretando mi mano con más fuerza. El doctor asintió. Es la forma más segura. Quería que esto terminara; no quería estar sangrando abundantemente po runa semana, especialmente si era así de doloroso todo el tiempo. Lena me miró, esperando porque yo tomara la decisión. De acuerdo murmuré, cerrando los ojos. De acuerdo, bien, iré y me aseguraré de que haya un quirófano libre. Es un proceso muy rápido. Volverás aquí después afirmó el doctor, asintiendo hacia Lena mientras se iba rápidamente. Lo lamento tanto, Lena, esto es toda mi culpa. Ella  jadeó, y sacudió la cabeza con fiereza. ¡Podrías dejar de decir eso! No es tu culpa, Ángel. Deja de culparte. Ese imbécil te hizo esto, no tú. Si inclinó y me besó la frente con suavidad. No. No debería haber dejado tu casa. Me dijiste que me quedara allí. Debería haberte escuchado sollocé, sintiendo mi corazón romperse una vez más. Ella salió cuidadosamente de la cama y me envolvió con sus brazos, intentando no moverme. Nada de esto es tu culpa, Ángel. Es sólo una de esas cosas. Sabes que soy un firme creyente en que todo sucede por una razón; No tienes la culpa. Si alguien tiene la culpa, esa soy yo, si no le hubiera dicho que saliera de encima de ti él podría no haberte golpeado dijo quedamente. Sacudí la cabeza y sepulté mi rostro en su pecho, aferrándome a ella con fuerza, esto no era su culpa, nada de esto era su culpa. Te amo susurró una y otra vez en mi oído, hasta que el doctor volvió y me llevó al quirófano. Lena caminó junto a mi cama hasta que llegué al cuarto y no se le permitió entrar más. Me besó suavemente, los ojos con lágrimas brillantes con tristeza y dolor. Estaré aquí cuando despiertes. Te amo más que a nada me prometió. Sonreí ante sus palabras. Ella  todavía me amaba, todavía me quería. Sólo esperaba que no estuviese diciendo esas cosas porque yo estaba disgustada o dolorida. Recé porque ella realmente todavía me quisiera después de lo que había hecho.
Lena. Tan pronto como ella pasó esas puertas y estuvo fuera de mi vista, me hundí en el piso y puse la cabeza en mis manos y llore con toda mi rabia contenida. Todo mi cuerpo dolía. Ella tenía tanto dolor y no había nada que yo pudiera hacer. Apreté mis manos en puños, presionándolos contra los ojos, intentando no pensar en él. Más pensaba en él, más quería salir de aquí y arrancarle la cabeza; pero no podía hacer eso. Necesitaba estar aquí para mi chica cuando ella despertara. Ella no necesitaba nada más de que preocuparse ahora mismo. Cerré los ojos y apoye la cabeza contra la pared, esperando que ella saliera. Apenas noté cuando Javier vino y se sentó junto a mí, pasando un brazo por mi hombro. El brazo de Javier se apretó alrededor de mis hombros. Estará bien, Lena me aseguró, apretando mi hombro. Después de alrededor de cuarenta minutos la sacaron de la cirugía, todavía dormida por la anestesia. Me puse de pie de un salto, mirándola. ¿Está bien? pregunté desesperadamente, dando saltos alrededor de la cama mientras la empujaban por el corredor. Todo salió bien. Estará bien. Podría comenzar a despertarse de la anestesia en una hora. La mantendremos aquí durante la noche, y la dejaremos ir mañana en algún momento de la tarde. Tendrá que estar tranquila por un día o algo confirmó el doctor. Asentí y la seguí hasta su cuarto, sentándome junto a su cama, sosteniendo su mano con fuerza. Javier y yo nos sentamos en silencio junto a la cama, no había nada que decir, nada que pudiera mejorar esto. Después de alrededor de media hora, ella movió su mano en la mía. Di un salto mientras sus ojos aleteaban. Ésta era la segunda vez en tres días que había despertado así conmigo y le pedía a Dios que nunca fuera así de nuevo, porque ya no podía soportar más de esto.
Hola, Ángel murmuré, acariciando suavemente su rostro, lucía dolorida y ya estaban comenzando a formarse cardenales donde él la había golpeado. Ella volvió la cabeza hacia mí pero no abrió los ojos. Te quedaste exhaló, una pequeña sonrisa en la esquina de su boca. ¿Honestamente pensaba que la dejaría? Por supuesto que me quedé. La besé suavemente. Ella lloriqueó y tomó débilmente el frente de mi camisa mientras me devolvía el beso. Te amo tanto, Lena susurró. Sé que es así, pero yo te amo más respondí. Nunca nadie había amado tanto a alguien como yo la amaba a ella. Javier se aclaró la garganta para que me apartara, todavía sosteniendo su mano con fuerza. Él se inclinó sobre ella y la abrazó. Voy a ir a llamar a Ruth y a Jimmy. También llamaré a tus padres, Lena dijo Javier, besando su mejilla antes de desaparecer detrás de la cortina, dándonos algo de privacidad. ¿Te acostarías conmigo? Asentí y me metí cuidadosamente a la cama con ella. ¿Te duele algo? pregunté mientras suavemente pasaba un brazo sobre ella.
No realmente. Estoy dolorida, pero no tanto como antes. Hizo una mueca mientras se movía en la cama. Cerré los ojos y sepulté el rostro en el costado de su cuello. Necesitas dejar de asustarme de esta manera. Realmente me vas a causar un ataque al corazón pronto bromeé, intentando aligerar la situación. Ella rio sin humor. Estoy tan cansada, Lena. Volvió la cabeza, acariciando la mía con su nariz. Ve a dormir, Ángel la arrullé, subiendo las sábanas para mantenerla tibia. Ella se durmió y se despertó varias veces por unas pocas horas. Le dieron más medicinas para el dolor, pero dijo que estaba bien. Después de un par de horas le permitieron salir de la cama para ir al baño mientras que fuera acompañada por dos enfermeras; lo cual ella no apreció en lo absoluto. Una enfermera vino a las nueve, sonriéndome con tristeza. Lo siento, pero las horas de visita han terminado. Voy a tener que pedirte que te vayas dijo en tono de disculpas mientras acomodaba a Alejandra en su cama. ¿En serio? ¿No puedo quedarme? No causaré problemas, ¿por favor? Dormiré en la silla, ni siquiera sabrá que estoy aquí rogué, dándole la expresión que parecía funcionar tan bien con Alejandra. Ella suspiró y puso los ojos en blanco. De acuerdo. Pero si alguien pregunta, te escabulliste aquí. ¿Entiendes? preguntó, sonriendo y sacudiendo la cabeza. Sonreí. Gracias. Wow, ese rostro también funcionaba en otra gente.
Javier se despidió, prometiendo volver a primera hora de la mañana, y traernos  a Aleja  y a mí una muda de ropa. Una vez que se hubo ido, ella se movió en la cama, haciendo una ligera mueca pero intentando no mostrarme que le dolía. Dormiré en la silla, Ángel protesté, haciendo una mueca ante de la idea de darme vuelta y aplastarla o algo. ¿Por favor, Lena? rogó. Maldición, ¿por qué no podía decirle que no a esta chica? Suspiré y me saqué las zapatillas, metiéndome en la cama con ella. Ella se acurrucó contra mi pecho y lloró hasta quedarse dormida. Desperté muy temprano en la mañana con alguien sacudiendo mi brazo. Levanté la mirada para ver a dos hombres de pie allí, ambos mirándome severamente. ¿Qué demonios? Oh maldición, ¡me voy a meter en problemas por dormir aquí! ¿Elena Hamilton? preguntó uno de ellos. Asentí y me senté en silencio. Sí susurré, intentando no despertar a Alejandra. Demasiado tarde, se movió y dio un salto cuando vio a los dos hombres de pie allí. Elena Hamilton, estoy arrestándola por sospecha de Daños Físicos Graves. No tiene que decir nada, pero cualquier cosa que diga puede ser usada en su contra en una corte. Tiene derecho a un abogado. Si no puede pagarlo, uno le será facilitado afirmó, mientras tomaba mi brazo. ¿DFG? ¿Ese imbécil está presentando cargos?
ALEJA. Me senté rápidamente. ¿Qué demonios? Lena puso su mano en mi hombro. No te levantes dijo severamente. Jesús, ¿la condenada chica estaba siendo arrestada y todavía estaba preocupada por mí? ¡Esto es estúpido! ¡No pueden arrestarla, no fue su culpa! grité desesperadamente, mirando a los dos hombres que estaban observando a Lena ponerse sus zapatos. ¿Por qué demonios está tan calmado con esto? ¿Esperaba que algo así sucediera? Ha habido un serio reclamo, Señorita. Necesitamos investigarlo declaró el hombre, sin siquiera molestarse en mirarme.
Ángel, todo está bien. No te preocupes me aseguró Lena. ¿Bien? ¿Cómo esto está bien? Se giró para mirar al hombre que sostenía su brazo. ¿Puedo besar a mi novia? rogó. El rostro del hombre se suavizó levemente y soltó su brazo. Lena se inclinó y me besó suavemente en los labios. Te amo, Ángel. No empieces a estresarte por mí. Necesitas descansar ordenó, acariciando suavemente mi rostro. Mientras se alejaba, entré en pánico. No podía dejarla ir, la necesitaba. Lancé mis brazos alrededor de su cuello y me negué a soltarla. Por favor no se la lleven, ¿por favor? Esto no fue su culpa, todo fue mi culpa. Debería sólo haberme quedado en su casa. No debería haber ido a casa, ¿por favor? rogué, agarrando mis manos en el cabello de Lena, sollozando en su hombro. Señorita, tiene que dejarla ir ahora declaró el mismo hombre. Tensé mi agarre en Lena, probablemente lastimándola pero ella no se quejó. ¡Señorita! ladró el hombre. Lena frotó sus manos por mis brazos suavemente, desenganchando mis manos de su cabello. Cuando estuvo libre de mis brazos, se alejó para mirarme. Estaba estresada y preocupada, podía decirlo por sus ojos. Te amo prometió, besándome suavemente en los labios de nuevo. También te amo susurré, no confiando en mi voz para hablar de nuevo. Lena se puso de pie y el hombre inmediatamente llevó sus manos detrás de su espalda, esposándola. Los ojos de Lena no dejaron los míos mientras sentía mi corazón rompiéndose de nuevo. Observé mientras la llevaban hacia afuera de la habitación dejándome sola. Me sentí enferma. No podía dejarlos hacer esto, esto no era su culpa. Podría presentar cargos también, entonces verían que mi padre me golpeó primero, y luego Lena  sería liberada porque estaba defendiéndome. Pero no lo dejarían libre por eso, ¿no? Defenderme es una cosa, pero ella se volvió loca, nunca creerían que lo que hizo fue en defensa propia. Pongo mis manos sobre mi rostro, intentando pensar en algo. En cualquier manera, Lena se metería en problemas por esto porque mi padre había presentado cargos, aún si presentaba cargos contra mi padre, los cargos de Lena seguirían en pie. Autodefensa o no, aún sería acusada de LCG4 porque lo hizo a pesar de que fue provocado. No puedo tomar el riesgo de que fuera liberada. ¿Y si no lo era? ¿Y si era enviada a la cárcel por esto y la perdía? En la única cosa que podía pensar era en conseguir que mi padre quitara los cargos. Tomé mi teléfono y llamé a Javier. Contestó en el segundo tono. Javier, Lena fue arrestada dije simplemente. ¿Qué demonios? ¡No hay manera! gritó, haciéndome encogerme lejos del teléfono levemente. Javier, mira me dejarán salir esta tarde, ¿así que puedes traerme algo de ropa limpia para ese momento? pregunté, intentando mantener la calma. Sí, estaré allí en como veinte minutos accedió. Podía escucharlo haciendo un estrépito en el fondo, probablemente lanzando todas mis cosas en un bolso o algo. Gracias. Cerré mi teléfono, presionándolo contra mi frente, pensando. ¿Había otra manera? Sólo no podía ver otra opción. Mis manos estaban temblando, estaba asustada como el infierno, pero marqué el número de teléfono de la casa de mi padre. Sonó por un largo tiempo. Justo cuando me iba a rendir, contestó. Su voz estaba gruesa de sueño; envió un estremecimiento por mi columna. Cerré mis ojos con fuerza. ¿Hola? De alguna manera se las arregló para sonar aterrador con una palabra. Lesiones corporales graves.
Soy Alejandra dije, tragando el nudo en mi garganta. Él rio. ¿Y qué puedo hacer por ti, Alejandra? Quiero que quites los cargos contra Lena contesté, intentando sonar segura. Rio de nuevo. No voy a quitar los cargos, ¡esa cabrona rompió mi nariz aprovechando mi borrachera! Deberías ver lo que le hizo a mi rostro gritó, haciéndome estremecer. ¿Cómo es que aún me asusta, y tan sólo estaba al teléfono? Por favor, por favor no hagas esto, ¿por favor? rogué, intentando no llorar. Él suspiró. ¿Quieres que quité los cargos? Sí contesté, secando las lágrimas de mi rostro. Ven a mi casa y hablaremos sobre eso declaró, sonando entretenido. ¿Ir a su casa? Oh Dios mío, ¿está bromeando? Por favor quita los cargos. Sabes que me golpeaste primero, ¿por favor? rogué, sintiendo la bilis subir por mi garganta, le encantaba mantener esto en mi cabeza podía notarlo. Ven a mi casa y hablaremos sobre eso repitió. Levanté la mirada al reloj; Javier estaría aquí en como diez minutos. ¿Puedo llevar a Javier? pregunté, sabiendo que era la pregunta más estúpida que había preguntado en mi vida. ¿Por qué en la tierra podría llevar a Javier? Si estaba algún lugar cerca de él entonces no tendríamos que preocuparnos por cargos, porque estaría enterrado a un lado de una carretera en algún lugar.
No. ¡Deja a ese cabrón fuera de esto! gruñó. Oh Dios, ¿puedo hacer esto? ¿Realmente puedo ir allí y hablar con él? ¿Era lo suficientemente fuerte? Sabía la respuesta a esa pregunta. Haría cualquier cosa por Lena, aún si tenía que matar a mi padre yo misma para detenerlo de presentar cargos. Sin víctima, no hay crimen. Me tragué mi miedo. Bien, estaré allí en una hora dije silenciosamente mientras cerraba mi teléfono, desesperadamente intentando no tener un ataque de pánico. Necesitaba ser fuerte a hora. Me recosté en la cama e intenté calmarme. No podía demasiado alterada cuando Javier viniera, de otro modo no querría dejarme sola. Yací allí, contando las losas de espuma en el techo, intentando no pensar en algo más. Llegué a 867 antes de que Javier entrara corriendo a la habitación. Lucía realmente cansado y estresado. Apostaría mi último centavo que no había dormido muy bien anoche. Me atrajo a un abrazo suavemente e intenté no estremecerme mientras lastimaba mis costillas. Mierda, Aleja, esto es malo. Sacudió su cabeza, luciendo ambos enojado y preocupado al mismo tiempo. Asentí; necesitaba sacarlo de aquí rápido. Javier, necesito que vayas a la estación de policía y veas si hay algo que puedas hacer por Lena. No me dejarán salir hasta esta tarde, así que no puedo ir ordené, presionando su mano. Él asintió, luciendo preocupado. ¿Estás segura de que no quieres que me quedé aquí contigo por un rato? ¿Estás bien? Asentí y sonreí débilmente.
Sólo necesito que Lena esté bien. Así que si puedes hacer eso por mí, Javier pedí, asintiendo hacia la puerta. Me abrazó de nuevo. Bien. Te llamaré si escucho algo. Besó la parte superior de mi cabeza y puso un bolso con mi ropa en el suelo junto a mi cama. Si te dejan salir, llámame y vendré a buscarte y te llevaré a casa dijo severamente. Asentí y lo atraje a otro abrazo para no tener que mentirle a la cara. Bien. Por favor anda a ver si puedes hacer algo rogué. Cierto. Te veré en un rato. Sonrió de modo tranquilizador antes de girarse y correr fuera de la habitación. Le di un minuto para irse antes de que apretar el botón de llamada en la muralla. Una enfermera entró en un minuto. Hola, ¿cómo te estás sintiendo hoy? ¿Necesitas más analgésicos? preguntó, sonriendo amablemente. Sacudí mi cabeza. No, necesito darme de alta. Mi hermano fue a buscar el auto. Mi mamá ha tenido un accidente. Necesito irme mentí, balanceando mis piernas fuera de la cama. Alejandra, no puedes sólo irte, tuviste una cirugía ayer frunció el ceño. El doctor dijo que podía irme a casa esta tarde. Son sólo unas pocas horas antes repliqué, agarrando el bolso que Javier trajo y comenzando a ponerme mi ropa, estremeciéndome levemente mientras me movía. ¡Alejandra, no deberías salir de la cama todavía! Aún si eres dada de alta esta tarde sería para estar en cama por un par de días explicó, frunciéndome el ceño.
Mira, aprecio tu preocupación, pero me iré de este hospital ahora. No puedes mantenerme aquí en contra de mi voluntad. Conozco mis derechos. Puedo darme de alta temprano siempre que firme una forma diciendo que me voy contra las órdenes del doctor para que no pueda demandarlos después dije severamente. Ella comenzaba a molestarme; no tenía tiempo para esto. Me miró un poco sorprendida antes de asentir. Iré a buscar un doctor murmuró, dirigiéndose a la puerta. Dígale que traiga las formas con él, no tengo tiempo para esperar solicité, mordiendo mi labio. Estaba ansiosa para terminar con esto; necesitaba a Lena fuera de problemas, ahora. Terminé de vestirme y guardé mis cosas y me senté en la cama, impacientemente observando la segunda manilla del reloj avanzando. Finalmente, luego de lo que se sintió por siempre pero probablemente como tres minutos, un doctor entró mirándome severamente. Alejandra, no recomiendo que dejes el hospital todavía declaró. Sacudí mi cabeza. Mi mamá ha tenido un accidente; necesito ir con mi hermano. Está en el auto esperándome, necesito irme ahora.
 Sólo muéstreme dónde firmar.  Asentí hacia elsujetapapeles en su mano. Él suspiró y me pasó la forma apuntando el final. Básicamente es un permiso, diciendo que te he recomendado quedarte en el hospital y te estás yendo en contra de mis órdenes explicó mientras firmaba mi nombre en los tres lugares que apuntó. Asentí y se lo devolví, agarrando mi bolso. Necesitas tomarlo con calma, Alejandra. Si comienzas a sentirme mareada o débil, regresa. Si comienzas a sangrar mucho o tienes dolores fuertes, más fuertes que los normales, tendrás que volver inmediatamente ordenó, mirándome preocupado.
Asentí confirmando. Lo haré. Necesito irme. Gracias por cuidarme repliqué, ya haciendo mi camino hacia la puerta. No me detuve para mirar atrás; caminé lo más rápido que pude hacia la parada de taxis y salté en el primer taxi disponible, dándole la dirección de mi padre. Tomé mi teléfono y revisé la batería, haciendo un nuevo grupo familiar con Javier, Lena, Jimmy, Ruth, y el teléfono de mi mamá en él. Escribí un mensaje para Javier, listo para enviarlo cuando llegara allá. Adiviné que serían como quince minutos de manejar rápido de la estación de policía a la casa de mi padre, lo que sería lo suficiente para hacer que mi padre quitase los cargos y que Javier llegase antes que algo sucediera. Al menos, esperaba que lo fuera. Cuando el taxi se detuvo afuera de su casa estaba tan nerviosa que mis manos estaban temblando. ¿Estás bien allí, cariño? preguntó el conductor, mirándome preocupado. Sí, estoy bien. Gracias murmuré, pasándole el dinero, tomando profundas respiraciones para intentar y calmarme. Cierro la puerta del taxi y le envío a Javier el mensaje que tenía ya escrito: “Estoy en lo de papá. Por favor ven a buscarme, ahora. NO ME REGRESES LA LLAMADA. Alejandra”
Llamé a la puerta y contuve la respiración, esperando a que abriera. La puerta se abrió casi de inmediato. Allí estaba, el hombre que me hizo perder a mi infancia, el hombre que está haciendo que mi novia enfrente cargos por lesiones corporales graves. Su cara era un desastre. Él tenía razón; sin duda Lena hizo un buen trabajo. Su nariz estaba vendada e hinchada, casi cada centímetro de su cara estaba rojo y con aspecto inflamado, y tenía dos horribles ojos morados. No podía dejar de estar un poco orgullosa de Lena, sabía que no debería estarlo, pero mi chica era una tipa dura. Él sonrió. Alejandra, vamos adentro. ¿Cómo estás? preguntó cortésmente. ¿Está bromeando? ¿Cómo estoy? Pasé junto a él e ignoré su pregunta. Vamos a prescindir de las cortesías. ¿Qué es lo que quieres para que retires los cargos contra Lena? pregunté, deseando que mi voz no delatara lo aterrada que estaba.
Sonrió, dio media vuelta y entró en la sala de estar, obviamente esperando que lo siguiera. Tan pronto como estuvo fuera de la vista, le quité el seguro a la puerta para que todo lo que Javier tuviera que hacer fuera abrirla. Luego lo seguí hasta la sala. Por favor, deja que esto funcione, por favor. Toma asiento instruyó, sentado en el sofá y acariciando el espacio junto a él. Sabía que tenía que darle por su lado, también sabía que necesitaba mantenerme tan cerca de él como pudiera, así que hice mi camino hacia allí y me senté, girándome en el asiento para estar frente a él y estar lista para correr si lo necesitaba. Me golpeaste y me hiciste caer -Es por eso que Lena te golpeó contesté con toda naturalidad. Esa pequeña hija de puta, siempre fue un problema gruñó, apretando las manos en puños. Tragué saliva. ¡Oh, Dios mío, esto no estaba funcionando! Fue tu culpa. Fuiste a nuestra casa buscando pelea, querías que esto pasara incité. Él asintió con la cabeza; una sonrisa maliciosa se deslizó en su cara.
Sí, estaba esperando meter a tu maldito hermano en problemas, pero esa mocosa de al lado se lo impidió. Javier siempre fue un problema, incluso cuando eran niños solía ponerse en mi camino gritó, sacudiendo la cabeza molesto. Javier solía impedir que me golpearas. Te detuvo cuando trataste de violarme. ¿Es eso de lo que estás hablando? pregunté. ¡Oh Dios, por favor responde a la pregunta! Me miró furiosamente. ¿Violación? A la mierda con eso, no es violación. Eres mi hija; me lo debías por toda la mierda que tenía que aguantar. Estabas jodidamente madura para la cosecha afirmó, mirándome lentamente, poniéndome la piel de gallina. Mi mano se cerró alrededor de mi celular en el bolsillo. ¿Crees que puedes darles palizas a tu esposa y a tus dos hijos durante años, abusar sexualmente de tu propia hija y tratar de violarme, y eso está bien? pregunté con la voz quebrada. ¡Hiciste mi puta vida una miseria! Necesitabas una buena bofetada para mantenerte a raya. Te estaba disciplinando, eso es todo espetó, levantándose del sofá y agarrándose el cabello. ¿Disciplina? Una vez golpeaste a Javier tan fuerte en el estómago que no pudo comer durante días. Le rompiste el brazo y las costillas. ¡Nos tenías completamente asustados de hacer cualquier cosa por si te hacíamos enojar! grité, tratando de provocarlo. Se volvió hacia mí y me puse de pie rápidamente, necesitando estar de pie en caso de que necesitara correr. ¡Javier se merecía todo eso! ¡Debería haber ahogado a ese chico al nacer! gritó, golpeando su mano en la mesa de café, haciéndome gritar. ¿Qué hay de Jimmy, Matías y Ruth? ¿También necesitan disciplina? pregunté.
Asintió con la cabeza. Sí, todos necesitan aprender un poco de respeto. ¿Dónde está Ruth de todos modos? preguntó, con sus ojos tratando de perforar los míos. Ha vuelto a Mersey mentí. Hizo un gruñido furioso y agarró la mesa de café, volcándola de manera violenta. Me eché hacia atrás cuando casi se estrelló en mis pies¡ Vamos, Aleja, puedes hacer esto! Quiero que retires los cargos contra Lena, y te vayas de la ciudad declaré de manera casual. Se rio y puso los ojos en blanco. Bien, eso no va a suceder. Te diré algo, retiraré los cargos contra esa mocosa, si vienes a vivir conmigo ofreció, volviéndome a mirar lentamente. Me sobresalté, sintiéndome enferma y un poco mareada, luego me di cuenta que era porque no estaba respirando así que aspiré una respiración entrecortada. No. Vas a retirar los cargos, irte de la ciudad y nunca molestarme a mí o a mi familia de nuevo. Y cuando digo a mi familia, me refiero a Ruth, Jimmy y Matías también dije con severidad. ¡Oh Dios, esto iba a funcionar! No podía dejar de sonreír; saqué mi teléfono de mi bolsillo y presioné enviar. Me reí en silencio antes de volver a poner mi cara de póquer. Él me miraba como si hubiera perdido la cabeza, haciéndolo parecer aún más divertido para mí. ¿Y por qué iba a hacer eso? preguntó, con algo de diversión en la voz. Porque si no lo haces, iré a la policía y les contaré todo lo que ocurrió cuando éramos niños. Confía en mí; el tiempo que pasarás en la cárcel será mucho más largo que el que Lena recibirá. Y estarás en una parte mucho peor de la cárcel también, donde ponen a los violadores y pedófilos.  Me encogí de hombros. Se rio. ¿Y quién va a creerle a una puta sucia como tú? Soy un profesional respetado. Puedo permitirme los mejores abogados para hacer pedazos tu caso, y además, no tienes pruebas. Esto sucedió hace mucho tiempo, es tu palabra contra la mía gruñó, dando un paso más cerca de mí. Sentí la bilis aumentando en mi garganta y rogué que Javier estuviera cerca. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que envié ese mensaje de texto? En realidad, ahí es donde te equivocas. También tengo tu palabra corregí, sonriéndole mientras sacaba mi teléfono celular. Otra vez me miró como si fuera estúpida. Los teléfonos inteligentes de hoy en día tienen todo tipo de artilugios; cámaras, reproductores de música, calculadoras... grabadoras de voz dije alegremente, alzando las cejas ante el último. Examiné el menú y reproduje la conversación que acababa de grabar en mi teléfono. Miré su cara con una sonrisa de satisfacción. Malditamente merecido. Me golpeaste y me hiciste caer. Es por eso que Lena te golpeó. Ese pequeña hija de puta, siempre fue un problema. Detuve la grabación. ¿Escuchaste lo suficiente, o quieres escuchar qué más hay aquí? ¿Te acuerdas delo que dijiste? ¿Lo que admitiste? Abuso, intento de violación dije, sonriendo como una idiota. Agarró el teléfono y lo lanzó contra el suelo, aplastándolo con su pie, fuerte. Luché contra el impulso de reír. Oh, papi, ese teléfono me costó mucho dinero. ¿Sabes cuánto cuesta un iPhone nuevo en la actualidad? pregunté con sarcasmo. Sonrió, obviamente pensando que había ganado. No tienes nada ahora.  Agarró mi muñeca y me atrajo más cerca de él. Me reí y asentí confirmándolo. Tienes razón. No lo tengo, pero mi familia lo hace. Se las envié hace un momento. Otras cinco personas tienen esa grabación, y si no quitas tus sucias y pervertidas manos de mí en este momento, irán a la policía declaré con aire de suficiencia. Me abofeteó fuertemente en la cara, haciéndome gritar cuando su mano se estrelló en mi piel ya inflamada. Me agarré la cara y lo miré fijamente; lo odiaba más de lo que alguna vez había odiado algo en mi vida. ¡Retira los cargos en este momento, vete de la ciudad y nunca vuelvas a ponerte en contacto con nosotros! De lo contrario, me aseguraré de que las cinco grabaciones lleguen a la policía. Lo digo en serio, retira los cargos y vete y lo dejaré estar. Sólo quiero a Lena libre ordené. No me importaba nada más. Siempre tendríamos las grabaciones; si alguna vez se acercaba de nuevo a nosotros yo no tendría ningún problema en presentar cargos y despacharlo para siempre. Pero no podía hacer eso ahora, Lena todavía estaba enfrentándose a la cárcel y no podía correr el riesgo de que fuera declarada culpable y enviada a la cárcel por defenderme. Mi padre me miraba con odio mientras lo pensaba. Me di cuenta por su expresión furiosa que sabía que no había otra opción. Si no quería ser acusado de intento de violación, abuso infantil y un par de reportes de agresión entonces tenía que es tarde acuerdo con lo que yo estaba diciendo.
Eres igual que tu maldito hermano gritó venenosamente, mientras me sacudía por el brazo. Sonreí. Me tomaré eso como un cumplido. Javier es el mejor hermano del mundo. Pequeña perra dijo entre dientes. Saqué mi brazo de su agarre. Llámalos ahora, retira los cargos y quiero hablar con ellos después para asegurarme de que está hecho ordené. ¡Oh, Dios mío, está funcionando! Realmente iba a funcionar. Oí a un auto frenar con un chirrido afuera y segundos después Javier irrumpió por la puerta. Parecía criminalmente furioso cuando saltó hacia nosotros con los puños cerrados. Javier, todo está bien. Sólo estábamos hablando. Ha decidido retirar los cargos e irse de la ciudad. ¿Verdad, Simón? expliqué, burlándome de su nombre. Javier me miró, con evidente sorpresa en su cara. Me agarró del brazo y me puso detrás de él, mientras fulminaba con la mirada a mi padre. ¡Vaya, si las miradas mataran! Agarré su brazo, apretando suavemente para llamar su atención. Todo está bien Javier, cálmate. He arreglado todo declaré, luchando contra la tentación de dejar que lo matara, pero no podía dejar que también Javier se metiera en problemas. ¿Arreglado todo? preguntó, sin apartar los ojos de la cara de mi padre que en realidad parecía asustado de Javier en este momento. Para ser honesta, no me sorprendió que estuviera asustado. Javier podría ser malditamente aterrador cuando quería serlo. Llámalos y retira los cargos ordené. Mi padre nos miró con desprecio y se volvió para agarrar su teléfono. Mientras estaba de espaldas, Javier me miró.
¿Qué pasó? ¿Qué diablos estás haciendo aquí? preguntó rápidamente. Sonreí. Revisa tu teléfono. Frunció el ceño, y sacó su celular. Un mensaje de voz dijo, lo abrió y lo reprodujo. Vi su cara mientras lo escuchaba; pasó de ira, a sorpresa, a felicidad. Me miró con orgullo y metió su teléfono de nuevo en el bolsillo, envolviendo su brazo alrededor de mis hombros, sosteniéndome firmemente a su lado. Empecé a sentirme un poco débil sobre mis pies, necesitaba sentarme y descansar. Todo lo que quería hacer era volver a dormir. Javier, mantén la calma y termina esto, ¿de acuerdo? Él va a irse de la ciudad. También le envié el mensaje a mamá, Lena, Jimmy y Ruth, así que sólo tienes que asegurarte de que hace lo que dice. Sólo necesito a Lena libre dije, cuando me senté en el sillón detrás de él. ¿Estás bien? preguntó, con algo de preocupación en su voz. Asentí con la cabeza, sonriendo. Estoy totalmente bien. Sólo tengo que sentarme. Tú puedes encargarte desde aquí, sólo mantén la calma respondí, sintiendo que mi cuerpo se relajaba al saber que no tenía que hablar con él de nuevo. Javier solucionaría todo, siempre lo hacía. Vi como mi padre llamó a la policía y retiro los cargos. Javier los llamó desde su teléfono y le confirmaron que los cargos habían sido retirados y que ninguna otra acción sería tomada contra Lena. Él se cernió protectoramente frente a mí todo el tiempo, permaneciendo entre mi padre y yo. Realmente era el mejor hermano que alguien alguna vez haya tenido. Después de unos diez minutos, Javier se volvió hacia mí.
Estamos listos para irnos, Ale.  Tomó mi mano y me levantó del sofá. Me empujó hacia la puerta frente a él, sus ojos no dejando a mi padre en ningún momento. Será mejor que no vuelvas, viejo. La próxima vez que te vea, te mataré o iremos a la comisaría a presentar cargos, todos nosotros. No estoy seguro de qué opción prefiero, personalmente, me encantaría estar allí y verte quemar afirmó, con una pequeña sonrisa, como si estuviera imaginándolo. Él no estaba bromeando, no había ninguna duda en mi mente de que Javier lo mataría, y si no lo hacía Javier, estaba bastante segura de que Lena lo haría. ¡Vete de la ciudad hoy! gruñó Javier cuando cerró de golpe la puerta, empujándome hacia su auto. Se aseguró de que estuviera dentro antes de dirigirse a su lado y conducir velozmente por la calle sin decir una palabra. Después de dos minutos de conducción se detuvo y apagó el motor. Sus manos agarraron el volante con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos. Su mandíbula estaba apretada con tanta fuerza que me sorprendió que sus dientes no se rompieran bajo la presión. ¡Bueno, sabía que estaría enojado conmigo! Tomó unas cuantas respiraciones profundas, obviamente tratando de calmarse. ¿Qué demonios fue eso? gruñó. Respingué y lo miré disculpándome. Javier, funcionó. ¿Tienes alguna idea de cuán malditamente estúpido fue eso, Aleja? Piensa en ello, ¿y si no funcionaba? ¿Y si no recibía tu mensaje? ¿Y si él había decidido lastimarte? ¡O peor! gritó, golpeando furiosamente su mano contra el volante. Me sobresalté. Había gritado muy fuerte y se hizo eco en el auto haciéndolo aún más fuerte. Javier, lo siento. Tenía que hacerlo; fue la única manera en la que pude pensar para liberar a Lena. Ahora siempre tendremos esa grabación para que no se acerque a nosotros de nuevo expliqué, rogándole que entendiera mis razones. No dijo nada, todavía estaba muy enojado. Debes estar orgulloso de mí susurré, poniéndole mi cara de cachorro.
Suspiró. Me siento orgulloso de tu idea, Aleja, pero eso fue malditamente estúpido. Simplemente porque funcionó, no quiere decir que lo que hiciste estuvo bien. Se supone que debes estar en el hospital por amor de Dios. ¿Cómo diablos saliste? Oh, mierda, por favor, dime que no te escapaste o algo así y que están buscándote dijo, haciendo una mueca. Me reí y meneé la cabeza. Pedí el alta voluntaria. Estoy bien, sólo necesito reposo en cama, del cual tendré un montón una vez que mi novia esté fuera de custodia dije, sonriendo ante  la idea. Javier se rio malvadamente. ¿Sabes qué? Ya no voy a gritarte. Lena también va a estar seriamente enojada contigo por hacer esto. La dejaré ocuparse de ello dijo, riendo mientras arrancaba el auto de nuevo. Oh, mierda, estaba en lo cierto; Lena iba a estar muy enojada de que me pusiera en un peligro como ese. Javier me miró y se rio de nuevo. Bueno, me alegra ya no tener que ser el único en refrenarte todo el tiempo. Lena puede encargarse. Se burló de mí y no pude evitar reír, él en realidad parecía un poco aliviado. ¿Necesitas volver al hospital? preguntó. Negué con la cabeza. Me sentía bien, sólo estaba cansada y necesitaba sentarme, mi cuerpo se sentía como si hubiera corrido un maratón pero no sentía dolor ni nada. Estoy bien, de verdad. Podemos ir a recoger a Lena y luego ir a casa sugerí, apoyando mi cabeza en el reposacabezas. Sólo necesitaba que Lena me abrazara. Me dijeron por teléfono que estará allí otra hora por lo menos. Necesitan tramitar su salida o algo así. Te llevaré a casa y puedes esperarla allí.  Me sonrió tranquilizadoramente y se dirigió en la dirección de nuestra casa.
Cuando nos detuvimos en nuestro camino de entrada, Ruth y Jimmy salieron corriendo de la casa, mirándome preocupados. Oh, Aleja  ¿estás bien, cariño? preguntó Ruth,  preocupándose por mí mientras caminábamos hacia la casa. Estoy bien. Sólo estoy cansada. Asentí con la cabeza. ¿Qué era ese mensaje? ¿Fuiste a ver a Simón? preguntó Ruby, frunciendo el ceño. Asentí y miré a Javier de manera suplicante; sólo quería ir a la cama. Te contaré en un rato, Ruth. Ale necesita descansar intervino Javier, dirigiéndome hacia el pasillo de atrás. Le sonreí agradecida. Ya no podía tratar con ello; estaba asimilando la realidad de lo que acababa de hacer. Realmente había sido estúpida. Traté de no imaginar todas las cosas que él podría haberme hecho. Me estremecí ligeramente y aparté los pensamientos, ya había terminado, no pasó nada. Tuve suerte. Javier me siguió hasta mi habitación poniendo mi bolsa en el suelo por mí; me quité los zapatos y me metí en la cama con la ropa puesta. Él se sentó en el borde de mi cama, mirándome con tristeza. Fuiste muy valiente, y estoy orgulloso de ti, pero nunca vuelvas a hacer algo como eso dijo con fiereza. Asentí con la cabeza y bostecé. No lo haré. ¿Irás a recoger a Lena? Negó con la cabeza. No, le pediré a Jimmy que vaya a recogerla. No quiero dejarte aquí hasta que sepa que ese cabrón está fuera de la ciudad respondió. Asentí con la cabeza y cerré los ojos, necesitando dormir; estaba física y emocionalmente agotada. Me desperté cuando sentí a alguien subiéndose a la cama. Abrí los ojos atontada eché un vistazo para ver a Lena metiéndose en la cama conmigo. Rompí en llanto y arrojé mis brazos alrededor de ella. Nunca había estado tan feliz de ver a nadie en mi vida. Ella me abrazó con fuerza, acariciándome el cabello, meciéndome suavemente mientras presionaba sus labios contra mi cuello, de la manera que siempre hacía cuando yo estaba alterada. Metí mis manos en su cabello y no quise soltarla nunca. Jamás la quería lejos de mí otra vez. Todo está bien ahora, Ángel. Todo está bien. ¿Cómo te sientes? preguntó en voz baja mientras se echaba hacia atrás para mirarme. Sus hermosos ojos azules me miraban preocupados. Sonreí y la besé, presionándome apretadamente contra ella. Sonrió contra mis labios y retrocedí. Estoy bien. Contenta de verte prometí, recorriendo su hermosa cara con mis manos. Se pasó la mano por el cabello, sólo mirándome tiernamente durante un par de minutos. Javier me dijo lo que hiciste dijo, su cara volviéndose dura. Tragué saliva e hice una mueca.
Lo siento, tenía que hacerlo murmuré en tono de disculpa. Hundió la cara en el costado de mi cuello. No voy a gritarte, si eso es lo que estás pensando respondió, riéndose entre dientes contra mi piel. Dejé escapar el aliento que no me di cuenta que estaba conteniendo y me relajé. Se alejó para mirarme. Aunque estoy seriamente enojada contigo. No me gusta que hayas hecho eso, pero no necesitas que se te añada más presión de la que ya tienes. Ya has pasado por mucho dijo con tristeza, su mano deslizándose hacia abajo para descansar sobre mi vientre. Sólo voy a decir esto; nunca te pongas en una situación así de nuevo. Jamás te pongas en peligro otra vez. No me importa cuál sea la razón; no es una razón lo suficientemente buena para que salgas herida. ¿Me entiendes? gruñó. Asentí, pude ver que hablaba en serio; estaba dementemente enojada, también quería decir mucho más de lo que dijo. Entiendo. Asentí, sonriendo con aire de culpabilidad. Te amo, Lena, mucho. Ella era lo más importante para mí. Toda esta situación me demostró cuanto la amaba, haría cualquier cosa por ella, incluso enfrentarme a mi peor pesadilla. Te amo también, Ángel susurró, inclinando la cabeza y besándome suavemente. Para el aquel momento en que se apartó las dos estábamos un poco sin aliento. Lena, ¿puedo preguntarte algo? murmuré mientras ella se acomodaba en la cama junto a mí. Asintió, tomando mi mano y entrelazando sus dedos con los míos. ¿Todavía quieres estar conmigo? Contéstame con sinceridad. Me miró como si estuviera loca. Ángel, siempre te he querido. Siempre te querré. Siempre dijo con fiereza.
Sonreí, con la felicidad burbujeando dentro de mí. Muy bien, pregúntale, vamos Alejandra puedes hacerlo. Cuando nos enteramos que mi padre estaba rondándome estabas pensando en pedirme que me mudara a Boston contigo empecé nerviosa. Asintió con la cabeza. Sí. Se veía un poco confundida respecto a dónde iba esta conversación. Boston es una maravillosa oportunidad para ti, ¿no? Y si pudieras harías cualquier cosa para ir allí, ¿verdad? pregunté, necesitando confirmación antes de preguntarle. Parecía aún más confusa. Sí, pero está bien, quiero quedarme aquí contigo. Eres lo más importante en el mundo para mí respondió, besando mi sien suavemente. Sacudí la cabeza, esa no era la respuesta que quería. Lena, responde a esto honestamente, no pienses en mí. Lo mejor para tu carrera es Boston, ¿no es así? Asintió con la cabeza. Sí, pero…comenzó. Puse mi mano sobre su boca para detener su respuesta. Quiero ir contigo, si todavía quieres que lo haga. Antes dijiste que querías pedirme que fuera contigo. ¿Todavía quieres eso? pregunté, mirando su cara sorprendida, ella no esperaba eso en absoluto. No respondió; seguía mirándome, con la boca abierta. Lena, ¿quieres que vaya contigo? repetí, apretándole suavemente la mano. ¿Harías eso por mí? preguntó, mirándome con tanto amor que hizo que mi corazón se derritiera.

Asentí. Sí, te seguiría a cualquier lugar si me lo pidieras. Pero estarías dejando mucho atrás, Ángel. Tu escuela. Tus amigos. Javier. Tu casa susurró, ahuecando suavemente mi mejilla inflamada. Asentí con la cabeza. Sí, pero lo haría para estar contigo, de modo que hace que todo valga la pena. Me encogí de hombros. ¿Cómo demonios conseguí una chica como tú? preguntó, acariciando suavemente mi mejilla con su pulgar. Tal vez fuiste una asesina en una vida anterior bromeé, haciéndola reír..Asesina serial bromeó, haciéndonos reír a las dos de nuevo. Se inclinó y me besó con tanta suavidad y ternura que me hizo sentir la chica más especial y más afortunada del mundo. Se apartó del beso demasiado pronto para mi gusto. ¿Te mudarías a Boston conmigo, Ángel? preguntó. Sonreí y la abracé fuerte. Me encantaría, Lena. Necesitaba un nuevo comienzo. Habían pasado tantas cosas aquí que necesitaba irme y comenzar de nuevo. Necesitaba olvidar todo y mirar hacia el futuro, mi futuro con Lena
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4 comentarios:

  1. huy que buena... muchas gracias sam

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  2. UNA ESCRITORA PARA UNAS ASIDUAS LECTORAS17 de diciembre de 2014, 23:41

    HOLA CHICAS
    GRACIAS POR LOS COMENTARIOS DE PARTE DE TODAS LAS ESCRITORAS YA QUE SUS OPIBIONES SON LEIDAS POR NOSOTRAS, ESTO NOS MOTIBA A SEGUIR ESCEIBIENDO Y TAMBIEN ASI SABEMOS QUE LAS MISMAS ESTAN SIENDO LEIDAS POR MAS CHICAS.
    UN ABRAZO

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  3. Es una historia muy buena
    Y nos lleva a ese,mundo del abuso sexual que en la mayoría se oculta por miedo a que les creamos o por la vergüenza que se siente porque se sienten sucios y culpables sin serlo el abusador hace que su víctima calle por miedo y por vergüenza como a callo Jimmy por miedo y vergüenza la Protagonista por el miedo que este abusador la mantuvo con maltratados
    Felicitaciones por hondar en un tema que cuesta mucho hablar pero que lamentablemente existe en todos los países en todas las culturas y clases sociales

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  4. rayos como sufri con este capitulo , creo que fue muy impertinente presentarse con su padre , a dios gracias salio bien librada , no quiero imaginarme lo que le hubiese hecho , en fin a esperar que pasa en el proximo capitulo .*.*

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