Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Chica Amante - KinKaid - 15

Nuestra relación con Jimmy había cambiado también. De hecho, era un amigo muy cercano ahora; era un buen chico y parecía aumentar su confianza cada día. Creo que tal vez tenía algo que ver con la influencia de Karla. Habían estado saliendo un par de veces, y Karla me dijo que él la había besado la anterior noche, con lo que estaba encantada. Realmente le gustaba, y creo que a él también le gustaba ella, lo cual era muy dulce. Jimmy había estado yendo a ver los partidos de hockey de los viernes con nosotros por las últimas dos semanas, incluso había venido a nuestra “fiesta después del partido” por un par de horas también. Nunca hablamos de mi padre, nunca me preguntó algo acerca de él y no saqué el tema. De vez en cuando, lo mencionaba de paso, cosas que tenían que ver con su vida o casa, y cada vez me hacía sentir enferma y un poco nerviosa. Hoy era domingo, iba con Jimmy, a verlo en una competencia de skate. Cuando paró con su auto enfrente de mi casa, justo después del almuerzo, le di un beso de despedida a Lena y reí ante sus pucheros. Deja de hacer pucheros Lena. Estaré devuelta en un par de horas dije, riendo. Suspiró dramáticamente. 

¿Pero por qué no puedo ir? Los domingos son mis días se quejó frunciendo el ceño. Sonreí. Lena, ya te lo dijo, sólo podía conseguir un pase de invitado. ¡Me pidió que fuera con él! Deja de quejarte. Nos vemos más tarde le ordené, besándola de nuevo mientras me levantaba. Te amo juré, a la vez que agarraba mis llaves y el teléfono celular. Te amo más, Ángel gritó mientras abría la puerta y corría hacia el coche. Hey saludó Jimmy, sonriendo mientras me subía a su brillante auto deportivo.
Hey. ¿Ya estás mentalizado y listo para la competencia? pregunté, sonriendo. Asintió con la cabeza. Sí, estoy un poco nervioso. El nuevo truco que he estado practicando sigue saliéndome mal. Voy a quedar como un idiota si fracaso refunfuñó, haciendo una mueca. No fracasarás Jimmy. Ten algo de confianza le respondí con firmeza. Sonrió y rodó los ojos, conduciendo al parque de skate donde habían colocado una enorme rampa de media pipa. Jimmy había estado tratando de enseñarme algunas cosas acerca del skate pero para ser honesta, como la mayoría de las cosas deportivas, me entraba por un oído y salía por el otro. Si no estaban bailando, entonces no estaba realmente interesada. Por lo general me gustaba ver a Lena jugar, pero eso era sólo para verla en su sexy uniforme. La rampa que habían colocado era absolutamente enorme. Me sentí un poco enferma cuando la miré. Era tan alta, por lo menos quince pies de altura de cada lado. Umm, Jimmy, ¿estás seguro acerca de esto? pregunté, mientras caminábamos al stand de iniciación. Jimmy entregó nuestros pases de competidores y nos dieron las bandas amarillas para la muñeca y saludamos. Alejandra, voy a estar bien, no te preocupes rio mientras me arrastraba hasta la zona de patinaje donde la gente estaba dando vueltas esperando para continuar y practicar. Mierda, Jimmy, ¡es tan alto! ¿Qué pasa si te lastimas? pregunté, tragando el nudo en mi garganta. Hey, termina eso ahora mismo. Me dijiste en el coche que tenga algo de confianza, espero que hagas lo mismo dijo sonriéndome, abiertamente. Vaya, tenía confianza, ¡pero dolería caer de allí! Nos sentamos allí viendo a los otros skaters dar sus vueltas. Los trucos que estaban haciendo me dejaron alucinada, saltos mortales, sosteniéndose de las manos, todo en lo que pudieras pensar. Todo el tiempo sólo me sentí cada vez peor. Ni siquiera estaba segura de poder verlo haciéndolo. Después de una hora, Jimmy fue llamado para ir y estar listo, y mi corazón empezó a tratar de salir de mi pecho. Oh Dios. Por favor, ten cuidado le supliqué. Voy a tratar. Pero si me muero, puedes tener mi auto replicó, guiñándome un ojo. Sólo si puedo volver a rociarlo de rosa bromeé, tratando de no mostrarle que estaba aterrorizada. Se echó a reír y se alejó rápidamente a la zona  de calentamiento por un par de minutos. Cuando finalmente fue su turno, no podía respirar. Lo vi subir las escaleras hasta la cima de la plataforma y posicionarse al final, con el consejo de inclinarse a la espera. Me sonrió y traté de devolverle la sonrisa, estoy bastante segura de que mi expresión parecía más una mueca de pesar. El silbato sonó, y se tiró. Apreté los ojos, cerrados, escuchando el aplauso y la alegría de la gente, pero no quería ver. Sabía que en el momento en que abriera mis ojos, caería y se rompería el cuello. Después de una hora, bueno, sentí como si fuera una hora, probablemente fuera aproximadamente un minuto, la gente aplaudió como loca, así que por casualidad abrí mis ojos. Jimmy estaba caminando por las escaleras, sin huesos rotos ni sangre. Salté de la silla y aplaudí junto con los demás, decidiendo fingir que lo había observado. La próxima vez tendría que decirle que no podía venir. Sólo gasté su boleto de repuesto cuando ni siquiera lo vi. Hizo un trote corto y me abrazó con fuerza. ¡Eso fue impresionante! gorjeé con entusiasmo. Se echó a reír y sacudió la cabeza.
¿Sí? ¿Se veía bien a través de tus parpados? preguntó, riendo más fuerte. Lo miré con tono de disculpa. ¡Lo siento tanto! No podía verte, Jimmy. Me sentía tan enferma. Tenía tanto miedo, simplemente no pude dije disculpándome. Negó con la cabeza. No te disculpes, está bien. Sin embargo, aterricé se jactó, sonriendo ampliamente. Asentí con la cabeza. Lo sé, escuché a la gente animada dije un poco avergonzada. Me sentía muy culpable. Me trajo aquí para verlo y darle apoyo y ni siquiera podía hacer eso. Supongo que era una hermanastra inútil. Nos sentamos de nuevo y me dio un resumen de todo lo que me había perdido y otras cosas para ser contadas. Jimmy fue uno de los últimos en hacerlo, así que no tuvimos que esperar demasiado tiempo antes de que los resultados fueran anunciados. Cuando el hombre entró en el escenario agarré su mano nerviosamente, rogando que haya obtenido buenos resultados. Está bien, así que tuvimos algunos trucos excelentes hoy. Los jueces quedaron muy impresionados, así que felicitaciones el hombre se paró en la pequeña plataforma. Bien, entonces, en orden inverso. Viniendo en el tercer lugar con un puntaje de cuarenta y cuatro puntos de cincuenta, es… Jimmy Bruce llamó. Chillé y salté sobre él con entusiasmo mientras se reía. ¡Oh Dios, Jimmy, eso es impresionante! Estoy tan orgullosa de ti me entusiasme, casi llorando. Sonrió abiertamente.
Gracias, Aleja. Será mejor que vaya a buscar mi trofeo asintió hacia el escenario. Me quedé allí animando y aplaudiendo como una idiota, mientras subía y conseguía su trofeo de plata. Volvió corriendo y me abrazó girándome en un círculo. Jimmy, eso es tan bueno. Déjame verlo prácticamente lo arrebaté de sus manos y observé el trofeo de plata con un pequeño hombre en una patineta. Estoy muy contento con cuarenta y cuatro puntos. Es mi mejor resultado sonrió con orgullo. Hey, ¿vamos comer algo para celebrar? Yo invito sugerí, felizmente. Por supuesto. Sólo tengo que cambiarme primero; realmente no puedo salir así miró abajo a su camiseta rasgada, pantalones cortos de patinador, sucias zapatillas de deporte, haciendo una mueca. ¿Por qué diablos iba a necesitar cambiarse? Jimmy, no me importa qué te pongas dije con honestidad, mientras comenzábamos a caminar de regreso a su coche. Se echó a reír. Aleja, estoy hecho un lío. Estas son mis ropas de competencia. Siempre llevo la misma cosa; son como mi ropa de la suerte. Están todas rasgadas y sucias. Además, estoy sudado y eso respondió, encogiéndose de hombros. Subimos al auto. Voy a hacer una parada en casa y me cambiaré, luego podemos irnos dijo mientras sacaba el auto de la playa de estacionamiento. ¡Oh, mierda! ¿Quiere que yo vaya a su casa? Empecé a sentirme mal. No podía ir, no quería ver a mi padre, no podía. Cerré los ojos, dispuesta a no enloquecer. Lena no estaba aquí, así que no quería tener un ataque de pánico.
No puedo susurré. Me miró, confundido. ¿No puedes ir a cenar? preguntó, mirándome como si estuviera loca, probablemente porque era mi idea, en primer lugar. Negué con la cabeza. No puedo ir a tu casa, Jimmy. Por favor, no puedo verlo supliqué, cuando continuó en la dirección opuesta de mi casa.  ¿Simón? preguntó, frunciendo el ceño. Asentí con la cabeza, incapaz de hablar a través del nudo en mi garganta. Me temblaban las manos. Cerré los ojos y pensé en Lena, tratando de mantener la calma. Pensé en el color de sus ojos, cómo se sentía su pelo cuando pasaba mis manos a través de él, el sonido de su voz. ¿Estás bien? preguntó Jimmy, sonando afectado. Asentí débilmente. No quiero verlo, Jimmy susurré, dándome vuelta en mi asiento para mirarlo. Él estaba tratando de ver el camino y mirarme, al mismo tiempo. ¿Por qué no? preguntó en voz baja. Sacudí la cabeza. No podía hablar de ello, sobre todo no con él, era su padrastro, por amor de Dios, vivía con él. Yo no, por favor rogué con mis ojos. Suspiró y meneó la cabeza. No está ahí de todos modos. Se fue el fin de semana con mamá y Matías. No volverán hasta tarde, esta noche dijo. ¿No estaba allí? ¿Estás seguro? pregunté, mi cuerpo empezaba a relajarse. Asintió y sonrió para tranquilizarme.
Positivo. Fueron a Mersey el fin de semana para ver a mis abuelos. No estarán volviendo hasta las diez o algo así. Lo miré para asegurarme de que no estaba mintiendo o tratando de engañarme o algo así. Parecía estar diciendo la verdad. Jimmy era un muy buen tipo, no me haría algo así, no me mentiría. Está bien acordé, en voz baja. Sonrió y volvió a mirar a la carretera. Por lo tanto, ¿puedo saber por qué tú y Javier odian tanto a Simón? preguntó con curiosidad. Cerré los ojos, realmente no quería tener esta conversación con él, con nadie. Incluso Karla no sabía ningún detalle acerca de mi padre y de mi infancia. Jimmy, no quiero hablar de ello. Está en el pasado, prefiero que se quede ahí contesté, rezando para que lo dejara. Asintió con la cabeza, viéndose un poco decepcionado y triste. Está bien. Bueno, si alguna vez necesitas hablar conmigo sobre cualquier cosa, puedes hacerlo. Ya lo sabes, ¿verdad? preguntó, mientras entraba en una calle muy bonita. Asentí mirando por la ventana, las casas eran enormes, con grandes coches de lujo en las entradas. Se puso en el camino de entraba y miré a la gran casa azul pálido. Se veía como si mi padre la hubiera hecho, ciertamente, por sí mismo. ¿Estás seguro que no está aquí? cuestioné nerviosa, mientras me levantaba y caminaba hacia el lado de Jimmy. Estoy seguro. El coche ni siquiera está aquí confirmó, moviendo una mano al estacionamiento vacío. Me relajé y seguí muy de cerca de Jimmy, hasta la casa. Apenas podía respirar. Al abrir la puerta de entrada me apoderé de la parte de atrás de su camiseta. Rio entre dientes. Aleja, no hay nadie aquí me aseguró, sacudiendo la cabeza mientras envolvía su brazo alrededor de mis hombros, tirándome dentro de la casa. Era preciosa ¿Quieres un trago?  Ofreció, llevándome a la cocina. Um, claro  miré alrededor, a todos los adornos y muebles caros. Podría caber toda mi casa en tu sala de estar y cocina dije, sonriendo. Se echó a reír. Está casa es agradable, pero es demasiado grande para nosotros. No sé por qué este tipo de casa tan cara.  ¿Qué hace mi padre ahora entonces? pregunté con curiosidad, cuando me entregó una lata de refresco. Acciones y participaciones. Es un gran agente de bolsa o algo, realmente no lo entiendo. Hace un montón de dinero, sin embargo dijo, casualmente. Todavía estaba haciendo eso, entonces, eso era lo que hacía cuando éramos niños. No quería hablar más de él; estar en su casa me estaba volviendo bastante loca. Por lo tanto, tú y Karla, ¿huh? bromeé, tratando de cambiar de tema. Se sonrojó y asintió con la cabeza. Es bonita murmuró nervioso. Sonreí al ver su sonrojo, era realmente adorable. Dijo que la besaste levanté las cejas con entusiasmo, a la espera de más detalles. Tenía la visión de ella del “beso perfecto”, ahora quería la suya. Sonrió abiertamente. Sí, ¿dijo que le gustó? preguntó, ruborizándose más fuerte. ¡Oh infiernos, si lo hizo!
Sí, le gustó mucho confirmé, meneándole las cejas. Largó una carcajada. Bueno, gracias a Dios por eso parecía tan aliviado que no podía dejar de reír. Estaba pensando en invitarla a salir, correctamente, ya sabes, siendo exclusivo. ¿Crees que iría por eso? preguntó, mirándome con esperanza. Sonreí al ver su cara de preocupación. Claro que iría por eso a Karla realmente le gustaba, sin duda sería exclusiva. Se rio y desordenó la parte de atrás de su pelo. ¡Increíble! Gracias, Aleja. Ve a cambiarte, entonces, y después vamos a comer. Estoy muerta de hambre instruí, asintiendo hacia el pasillo. Está bien, estaré en cinco minutos. Me encogí de hombros. Puedes ducharte y esas cosas si quieres, no me importa esperar. ¿Estás diciendo que huelo? preguntó, riendo, mientras se abría camino a la sala. Bueno, estaba tratando de ser cortés bromeé. Se rio y rebotó por las escaleras. Me senté en el mostrador de la cocina, bebiendo felizmente mi Pepsi, jugando con su trofeo, cuando oí la puerta abrirse y a una mujer hablando. No, sólo tengo que darle un poco de medicina y ponerlo en la cama dijo. Sentí mi aliento entrecortado en la garganta. Bueno, no ha dejado de estar malditamente llorando espetó mi padre, sonando molesto. Salté de la silla tan rápido que casi me caigo. Me mudé al otro lado del mostrador, teniendo que poner algo entre nosotros, estaba viniendo hasta aquí. Mi corazón estaba fallando en mi pecho. No podía respirar correctamente. Había una puerta detrás de mí, agarré la manija, desesperadamente buscando alejarme antes de que él llegue. No podía verlo; no podía dejar que me viera. Agitando la manija rápidamente me di cuenta de que la puerta estaba cerrada con llave. Podía sentirlas lágrimas empezar a picarme en los ojos. Lo siento, Simón. Lo pondré en la cama en un minuto, dormirá dijo la mujer, en voz baja. Que esté malditamente mejor, me está dando un dolor de cabeza gruñó furioso. Metí la mano en mi bolsillo, agarrando mi celular. A quién pensaba llamar, no sabía. Lena y Javier estaban demasiado lejos, y Jimmy probablemente en la ducha. No había nadie, sin ayuda; estaba sola en mi horror. Me di la vuelta frente a la puerta, esperando a que entrara. Me sentí enferma. Oh Dios, ¿realmente iba a vomitar? La señora entró, llevando un niño lloriqueando en sus brazos, acariciando su espalda con dulzura. Sus ojos se posaron en mí y saltó una milla, obviamente, no sabiendo que estaba aquí. Hola, lo siento, no me di cuenta de que Jimmy tenía amigos dijo, sonriéndome con gusto. Era muy bonita, cabello castaño y ojos grises, como mi madre y yo. Asentí con la cabeza, incapaz de hablar. ¿Jimmy tiene amigos aquí? preguntó mi padre, mientras caminaba a través de la puerta.
Me sentí mareada, mis piernas estaban débiles, se veía casi exactamente como él mismo, sólo un poco mayor, un poco menos de pelo y más gris. Sus ojos eran duros y severos, como solían ser, no como la foto que Jimmy me mostró. No había cambiado en absoluto. Me miró, sus ojos rastrillando sobre cada parte de mi cuerpo mientras me quedaba ahí, sin poder moverme, sin poder respirar. Me sentí como una niña de nuevo. Estaba aterrorizada, y esta vez no tenía a Javier para protegerme. El hombre que arruinó mi infancia, la niñez de mi hermano, estaba de pie a menos de quince metros de mí. Alejandra dijo en voz baja. Sonrió y sentí aumentar la bilis en mi garganta. Alejandra? repitió la señora, mirando entre él y yo. ¿Tu hija, Alejandra? preguntó, con una sonrisa tirando de sus labios. Mi padre asintió con la cabeza, sin separar sus ojos de los míos. Me sentí como un venado atrapado en los faros de un coche que se aproxima y lo único que puede hacer es prepararse para el impacto. Bueno, es grandioso al fin conocerte. He oído a Simón y Jimmy hablar tanto de ti que ya ciento como si te conociera dijo la señora, sonriéndome con gusto. Traté de devolverle la sonrisa y fingir que todo estaba bien, que no estaba a punto de desmayarme en cualquier segundo, que no estaba a unos cinco segundos de tumbar la casa a gritos. Igualmente, Ruth contesté en voz baja, arrastrando mis ojos de él ¿Qué estás haciendo aquí, Alejandra? preguntó mi padre, levantando las cejas y sonriendo con una media sonrisa. El sonido de su voz envió escalofríos por mi columna mientras trataba desesperadamente de no recordar mi infancia. Tenía pesadillas con su voz, sus ojos, la forma en que se paraba tan derecho y cómo sus puños siempre estaban cerrados, igual que ahora.
Yo... yo vine con Jimmy. Él está... él esta se está cambiando tartamudeé. Inmediatamente me regañé mentalmente por mi tartamudez. Sus viejas reglas volvieron, enderézate, habla claro, no murmures. Ruth sonrió. Bueno, es genial que estés aquí. ¿Te gustaría quedarte a cenar? Creo que vamos a pedir comida, porque no tenemos muchos alimentos aquí.
No pensábamos volver hasta tarde esta noche, pero Matías ha estado enfermo toda la semana, así que volvimos temprano explicó Ruth mientras besaba la cabeza del bebé con suavidad. Ella parecía muy agradable, demasiado buena para este imbécil abusador. Negué con la cabeza, incapaz de hablar de nuevo. Me temblaban las manos, así que las apreté juntas con fuerza, tratando de mantener el control y no lanzarme al suelo a llorar. ¿Estás segura? No es molestia. Nos encantaría que te quedaras para la cena, ¿no es así, Simón? continuó, sonriéndole, completamente ajena a lo que yo estaba viviendo mi peor pesadilla en estos momentos. Él asintió con la cabeza, su mirada viajó a lo largo de mi cuerpo, haciéndome sentir escalofrío. Estoy segura, gracias dije en voz baja, quebrándome un poco al final. El niño empezó a llorar de nuevo. Los ojos de Ruth se agrandaron mientras miraba Simón. Voy a darle un poco de medicina y a dormirlo dijo, levantando la cabeza hacia la despensa, de la que sacó una botella de medicina y una cuchara. Mi padre anduvo un par de pasos hacia mí y yo retrocedí contra la puerta, mi respiración salió entrecortada. Le eché un vistazo a mi teléfono abierto y marqué el número de Jimmy, era la persona más cercana, si tan sólo pudiera llamarlo y decirle de alguna manera que bajara, podríamos irnos.  ¿Cómo has estado, Alejandra? He estado tratando de verte por años, pero tu hermano no me dejó afirmó con sorna en la palabra hermano. ¿Había estado tratando de verme y Javier no me dijo? ¿Por qué diablos no iba a decirme algo así? Conociendo a Javier, probablemente pensó que me estaba protegiendo. Miré a la madre de Jimmy en busca de ayuda, ella estaba regresándola botella de medicina. He estado muy bien, gracias contesté. Miré mi teléfono, que todavía estaba tratando de conectar, Jimmy no respondía. ¡Maldita sea! Voy a llevar a Matías a la cama y vuelvo para hacer un poco de café o algo. Sugirió Ruth, sonriéndome amablemente. Está bien, amor respondió mi padre, sin apartar sus ojos de los míos. Tragué saliva, ¡no podía estar allí sola con él! ¿Puedo ir contigo? pregunté con desesperación. Ruth me miró un poco sorprendida. Me gustaría ver el cuarto de Matías, si eso está bien mentí con rapidez. De ninguna forma me quedaría aquí con él. No creo que eso sea una buena idea, Alejandra. Matías no está bien. Puedes ver su habitación en otro momento interrumpió mi padre antes de que Ruth pudiera contestar. Ruth sonrió. Ya vuelvo. Se dirigió fuera de la habitación con el niño aferrado a su cuello. Di un paso a un lado y casi salgo corriendo de la habitación después de ella. Tan pronto lo pasé, agarró mi muñeca, halándome para que me detuviera, lo que casi me hace caer. Sentí el grito tratar de salir de mi garganta, pero me lo tragué, no podía demostrarle cuanto poder tenía sobre mí.
Te ves hermosa, Alejandra. Igual a tu madre cuando tenía tu edad. Siempre has sido un jodido durazno ronroneó, lamiéndose los labios mientras pasaba su mano por mi mejilla. Levanté mi rodilla y le di un rodillazo tan fuerte como pude en la ingle, tirando mi brazo de su agarre y corriendo por el pasillo tan rápido como mis piernas pudieron llevarme. Aunque no tenía ni idea de a dónde debía ir. Había venido en el coche de Jimmy, así que no quería simplemente salir corriendo de la casa sin un lugar al que ir. En vez de eso, corrí hacia las escaleras, pasando el pasillo hasta que me detuve en una puerta con un anuncio de “Entre bajo su propio riesgo” colgando. Tenía que ser la habitación de Jimmy. No me molesté en tocar, sino que entré azotando la puerta detrás de mí y estallando en sollozos histéricos mientras me inclinaba contra ella. ¡Aleja! ¿Qué demonios? exclamó Jimmy. Alcé la vista y allí estaba, de pie envuelto en tan sólo una toalla, con el cuerpo mojado acabando de salir de la ducha. Me retiré de la puerta y me lancé hacia él, abrazándolo con fuerza, ignorando el agua que goteaba de su pelo sobre mí mientras sollozaba en su cuello. ¿Qué pasa? ¡Alejandra, por amor de Dios! ¿Qué pasó? preguntó desesperadamente mientras frotaba las manos por mi espalda tratando de calmarme. Necesito ir a casa. ¡Necesito irme, ahora mismo! grité. Mis piernas apenas me sostenían, él estaba soportando a la mayor parte de mi peso. Probablemente lo estaba lastimando dada la fuerza con que me aferraba a él, pero no se quejaba. ¿Qué pasa?  Preguntó, separándome para mirarme. ¿Jimmy, por favor? Me atraganté. Él asintió con la cabeza y me arrastró hasta la cama para que me sentara. Tengo que vestirme dijo, ruborizándose.  Asentí con la cabeza y cerré los ojos, tratando de imaginar a Lena, la necesitaba para calmarme, no podía entrar en crisis aquí. Lo escuché moverse vistiéndose. Menos de un minuto más tarde, tomó mi mano. Estoy listo. Vamos dijo, tirando de mí con suavidad. Me aferré a su mano con fuerza mientras me conducía a través del cuarto hasta la puerta, deteniéndose con una mano en la perilla. ¿Me prometes que me dirás de qué trata todo esto más tarde? pidió, mirándome suplicante. Asentí con la cabeza. Aceptaría cualquier cosa que me pidiera con tal de que me sacara de aquí. Envolvió su brazo a mí alrededor, acercándome a su lado, mientras abría la puerta que nos llevaba rápidamente por las escaleras. Me puse rígida cuando su madre salió de la sala de estar. ¡Mierda! ¿Qué están haciendo en casa? preguntó, sorprendido. Ella sonrió con cierta tristeza. Matías no está bien. Se puso enfermo ayer por la noche y ha estado incómodo durante todo el día, así que vinimos antes explicó, abriendo los brazos para abrazarlo. Apartó de mí y sentí mi aliento entrecortado en mi garganta por estar por mi cuenta. Él le dio un rápido abrazo. Te extrañé susurró ella, dándole palmaditas en la espalda. Él sonrió y la besó en la mejilla. Yo también. Mira, mamá, tengo que llevar a Alejandra a su casa, su hermano  la necesita mintió, pasando de nuevo su brazo sobre mí rápidamente. Ella sonrió con tristeza. ¿Segura de que no puedes quedarte a cenar, Alejandra? A Simón le gustaría pasar algún tiempo contigo.
¿Pasar tiempo conmigo? ¿Es una maldita broma? Negué con la cabeza. No puedo susurré. Mi padre caminaba por la esquina, así que me encogí al lado de Jimmy, apretándome contra él con tanta fuerza que dolía. Su brazo se apretó a mí alrededor, aunque no sabía por qué estaba actuando de esa manera. Realmente era un gran hermanastro. Hola, Simón saludó Jimmy, con rigidez. Hola, Jimmy. ¿Siendo acogedor con mi hija? preguntó, su voz dura me hizo estremecer. Me tengo que ir susurré desesperadamente, enterrando mis dedos en su costado. Los veré más tarde dijo Jimmy volteándose y empujándome delante de él para colocarse entre mi padre y yo mientras caminábamos hacia la puerta. Prácticamente corrí hasta su auto, mirando hacia la puerta todo el tiempo en caso de que viniera a buscarme. Aunque sabía que no lo haría. Necesitaba mantener su papel frente a su esposa y Jimmy, pero eso no impedía que el pánico se elevara en mi pecho. Jimmy me miró preocupado mientras aceleraba por las calles. ¿Estás bien, Alejandra? Te ves muy pálida y estás temblando dijo, tomando mi mano. Asentí con la cabeza.  Quiero ir a casa escupí. Está bien, sshh. Te llevaré a casa. Frotó su pulgar sobre la palma de mi mano mientras se dirigía a mi casa. Apreté los ojos cerrados. Realmente no había cambiado nada, la forma en que me miró me revolvió el estómago. ¡Oh Dios, necesitaba a Lena!
Después de unos diez minutos de estar tratando de pensar en otra cosa que no fuera mi padre, nos detuvimos en mi entrada. Me lancé del auto y corrí hacia la casa, rezando porque Lena todavía estuviera allí. Abrí la puerta y la vi sentada en el sofá jugando PlayStation con Javier. Ambos levantaron la mirada cuando entré. Lena me sonrió con alegría antes de que su rostro se ensombreciera. Se levantó del sofá mientras corría hacia ella. ¿Qué demonios? gritó furiosa, mirando a Jimmy que venía detrás de mí. Me lancé hacia ella, sollozando. Vaya, la necesitaba, era la única que me mantenía cuerda cuando mi mundo comenzaba a desmoronarse. Me envolvió en sus brazos con fuerza, volteándome lejos de Jimmy, con todo el cuerpo y estresado. ¿Qué diablos está pasando? gritó Javier, dando un paso hacia Jimmy, luciendo muy enojado. No lo sé. Me estaba cambiando cuando ella simplemente se volvió como loca y comenzó a llorar. ¡Javier, yo no le hice nada!  Exclamó Jimmy sonando un poco asustado. Javier me agarró del brazo, tirando de mí lejos de Lena. ¿Alejandra, él te lastimó? me preguntó con fiereza, señalando acusadoramente a Jimmy. Negué con la cabeza, tratando de hablar. ¿Pensaban que Jimmy me había hecho daño? Fui a su casa. Se suponía que no estaría ahí. Lloré, mis piernas no soportaron mi peso. Lena me agarró de la cintura antes de que cayera al suelo y me levantó rápidamente, se sentó, tirando de mí en su regazo, retirando el pelo de mi cara y besándome en la mejilla. SShh está bien, Ángel. Todo está bien susurró.
¿Quién no se suponía que iba a estar allí? Alguien tiene que decirme qué demonios pasó. ¡AHORA MISMO! gritó Javier cada vez más enojado y furioso. Papá dije con voz ronca. Los ojos de Javier se ampliaron, sus manos se cerraron en puños, su mandíbula se mantuvo apretada. Sentí los brazos de Lena apretarse más a mi alrededor. ¿Lo viste? preguntó Javier, su voz sonaba realmente amenazadora. Asentí con la cabeza y lo vi mirar a Jimmy de nuevo, como si de alguna manera fuera su culpa. ¿La llevaste a tu casa y dejaste que ese imbécil se le acercara? gruñó Javier, haciendo que Jimmy se estremeciera. ¡Yo no sabía que estaba allí! No se suponía que estuviera allí. Llegaron temprano a casa, mientras yo estaba en la ducha protestó, manteniendo sus manos en alto inocentemente mientras Javier lo miraba como si quisiera matarlo. Si las miradas mataran, Jimmy estaría muerto ahora mismo. ¿Qué hizo, Ángel? susurró Lena, empujando mi cara para que pudiera verla. Negué con la cabeza. ¿Podría decirles? Si lo descubrían, no tenía duda de que irían hasta allá en un futuro muy, muy cercano y se meterían en problema. Dime ordenó Lena. La abracé con fuerza, no podía mentirle.  El.... me agarró del brazo. Me dijo... que me veía hermosa, como mi mamá a mi edad, y que yo era un ma... maldito du... durazno susurré, apenas capaz de articular palabra, mi voz subiendo y bajando entre sollozos. Los brazos de Lena se apretaron a mi alrededor, tan fuerte que en realidad empezaban a dolerme las costillas.
Lena, me haces daño. Me quejé, apretando mis manos en su pelo. Sus brazos me soltaron al instante, pero su cuerpo estaba tan tenso que probablemente estaba dándole una úlcera. Javier agarró las llaves. Voy a ir. ¿Vienes Lena? preguntó Javier, caminando hacia la puerta. ¡Oh, diablos, no! ¡No podía permitir que se metieran en problemas! Lena me levantó de su regazo y me sentó en el sofá. Vigílala le dijo a Jimmy con severidad, mientras se puso de pie para irse. ¡No! grité, agarrando la mano de Lena. ¡Javier, no! supliqué. No voy a dejar que te haga daño otra vez gruñó Javier. No lo hará. No se acercará a mí. Ha sido mi culpa, no debí ir a casa de Jimmy. No debía tomar ese riesgo. Por favor, por favor no lo hagas. No puedo ver que se metan en problemas. Te necesito. Los necesito a los dos. Por favor no me dejes sola le supliqué. Apreté la mano de Lena para dar énfasis. Por favor rogué halándola cerca de mí de nuevo .Ella suspiró y miró a Javier. Ella tiene razón, Javier. No podemos ir si él no hace nada primero. Se saldría con la suya y seríamos nosotros los que nos meteríamos en problemas razonó Lena. Me relajé. Lena estaba siendo sensata; ella siempre pensaba bien las cosas, no como Javier. ¿Qué quieres decir con “hacerle daño de nuevo”? preguntó Jimmy en voz baja. Los tres lo miramos. Javier habló primero.
Nada. Creo que deberías irte, Jimmy.  Él asintió con la cabeza mirando hacia la puerta, señalándole que se fuera. Jimmy negó con la cabeza. No. Alejandra, me prometió que me diría qué era todo esto dijo, mirándome suplicante. Tiene razón, le dije eso. Javier me miró, dejándome tomar la decisión. Yo le dije eso confirmé, asintiendo con la cabeza y cerrando los ojos, presionándome contra Lena de nuevo.
Lena-¡Vaya, esto iba a ser tan duro! La halé de nuevo a mi regazo, deseando que se acercara a mí. Mi corazón no había vuelto todavía a la normalidad después de haberla visto sollozar así. Estaba tan molesta que mis dientes se apretaban con tanta fuerza que mi mandíbula dolía, tratando de mantener el control. Quería ir ahí y golpearlo hasta que no quedara nada de él, pero ella tenía razón, seríamos nosotros los que nos meteríamos en problemas y ella no necesitaba más estrés en este momento. Javier le hizo un gesto a Jimmy para que se sentara en el sofá frente a nosotros y se sentó a su lado. Ambos se veían estresados. Alejandra se acurrucó en una bola en mi regazo, halando sus rodillas y enterrando la cara a un lado de mi cuello. La balanceé gentilmente mientras escuchaba a Javier contándole a Jimmy sobre los abusos de cuando eran niños, cómo su padre había tratado de atacar a Aleja y la forma en que lo había echado de la casa hace tres años. Dejó salir lo del abuso sexual del que nadie sabía mucho porque ella se negaba a hablar de eso. Todo el tiempo Jimmy simplemente se sentó allí, jugando con sus manos. ¿Por qué no lucía como en shock con todo esto? Si alguien se sentara allí y me dijera que su padre lo había abusado por años, creo que por lo menos estaría un poco en shock, ¿no es así? Después de más o menos diez minutos bajé la mirada hacia Aleja para ver que estaba dormida en mis brazos. Se veía tan triste y vulnerable; su cara estaba todavía roja de llorar. No dejaría que algo la volviera a herir nunca. Agité la mano hacia Javier para llamar su atención. La voy a poner en su cama susurré, incorporándome y tratando de mantenerla inmóvil mientras la cargó hacia su cuarto, recostándola en su cama. Gimoteó y se acurrucó más cerca de mí, así que me recosté con ella por un par de minutos hasta estuviera de nuevo en un sueño profundo. Besé su frente y volví a la sala. Jimmy tenía la cabeza entre sus manos. Javier se veía realmente enojado otra vez.

¿Qué está mal? pregunté, mirando entre ellos dos. Javier me miró, parecía en serio estresado y preocupado. No veía a Javier así muy seguido, siempre era muy fuerte y de hecho me hacía sentir un poco enferma verlo así ahora. Lo está haciendo de nuevo. Ha golpeado a Jimmy y su mamá algunas veces gruñó Javier, viéndose disgustado. ¡Maldición! Le dije a Javier que debimos haber llamado a la policía en vez de sólo patearlo fuera, pero insistió en que no quería que Alejandra pasara por eso. ¡Y ahora él se lo estaba haciendo a alguien más! Mi mamá estaba hablando sobre dejarlo el año pasado. Entonces en su lugar nos mudamos aquí. Ella dijo que era un inicio fresco y que todos deberíamos empezar de nuevo, pero no ayudó dijo Jimmy tristemente. Me arrodillé a su lado y puse mi mano sobre su hombro. Realmente no lo conocía tan bien, era más el amigo de Ángel que el mío, pero sabía que era un buen chico. Jimmy, ¿tu mamá aún quiere dejarlo? pregunté, mirando a Javier, quien parecía listo para explotar en cualquier minuto. Tendría que vigilarlo de cerca. Si el momento llegaba entonces estaría ahí a su lado, pero no podíamos precipitarnos a nada, tenía que verse como autodefensa. Jimmy se encogió de hombros. No he hablado con ella acerca de ello desde que nos mudamos aquí, así que no sé. Sé que está asustada por Matías. Él no lo ha golpeado todavía, pero tiene sólo un año replicó, su voz quebrándose. Apreté su hombro solidariamente. Ese idiota era una pieza realmente enfermiza. Javier se sentó a su lado y palmeó su espalda torpemente. Ángel sería perfecta para esto de confortar; era tan malditamente cariñosa y amable. Jimmy, necesitas decirle a tu madre que él ha hecho esto antes. Podría ser el empujón que necesita para dejarlo antes de que le haga algo a Matías dijo Javier amablemente. Jimmy asintió, levantándose. Iré a casa y hablaré con ella cuando pueda. Jimmy, si alguna vez necesitas ayuda llámame. Día o noche, ¿entiendes? Y si necesitan un lugar para quedarse algunos días, tu madre y tu hermano también, se pueden quedar aquí dijo Javier intensamente. Lo dice en serio, Javier era un gran chico y nunca dejaría que alguien hiriera a su familia o amigos, supongo que técnicamente Jimmy era su familia también. Gracias. Esperaré hasta que él no esté allí, y entonces hablaré con ella. Asintió, viéndose muy triste, y un poco asustado. Llámame y déjame saber cómo va. Y digo en serio acerca de un lugar donde quedarse, a mi mamá no le importará, y ella no estará siquiera en casa por otras dos semanas declaró Javier, guiando a Jimmy a la puerta. Puso su brazo alrededor de su hombro. Todo va a estar bien le aseguró Javier. Jimmy parecía como un pequeño niño perdido, no se veía preparado para esto para nada, pero supongo que había necesitado crecer rápido como Javier lo hizo cuando era más joven. No creo que debas decirle a Aleja nada de esto. Realmente no necesita nada más sobre qué preocuparse, y ni siquiera sé que es lo que va a decir mi mamá acerca de todo esto murmuró Jimmy, frunciendo el ceño. Asentí. Esa probablemente era una buena idea. Si Ángel supiera de esto estaría poniéndose toda preocupada, preocupándose acerca de Jimmy y Matías, y por todo lo que sabíamos quizás su mamá no quería dejarlo en primer lugar. Podíamos decirle cuando el momento llegara. Sí, buena idea estuve de acuerdo, asintiendo. Está bien, gracias. Nos vemos. Sonrió tristemente y se dirigió fuera de la casa. Javier cerró la puerta y presionó su frente contra ella. Lena, necesitas darme una buena razón de por qué no debería ir allí y cortar su garganta gruñó, todo su cuerpo rígido. Porque entonces tú estarías en la cárcel, y Ángel no tendría a su hermano mayor aquí para protegerla dije rápidamente, sabiendo que Aleja era la única cosa que lo mantendría calmado y contenido. Javier se giró hacia mi e hizo algo que nunca lo había visto hacer en su vida; se dejó caer contra la puerta, tiró sus rodillas hacia su pecho, y lloró. Sentí mis entrañas retorcerse ante la vista de eso. Estaba tan enojada de nuevo que necesitaba recordarme a mí misma exactamente la misma razón de por qué no podía ir allí y cortar su garganta. Me senté a un lado de Javier y puse mi brazo alrededor de su hombro mientras lloraba. No creo que jamás haya tenido una liberación adecuada antes.
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3 comentarios:

  1. Uff; que capitulo...que duro y que impotencia la de estos chicos, que horrible sentirse con las manos atadas. Muy buena historia.

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  2. La verdad que esos psicopatas nunca sanan eso si ,se perfeccionan en aparentar los mas buenos y esto deja como enseñanza que hay denunciar el peor error es kedarse callado espero que muchas persona lo hagan RO ARGENTINA

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  3. Diablos!!!! Creo que odio a ese bastardo mas de lo que deberia.
    Por Hombres como el, vale la pena ensuciarse las manos con gusto.
    Y hacer de su cuerpo una obra de arte lo mas escalofriante que pueda existir. Bastardo de mierda....

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