Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Nunca Digas Adiós - Cristalsif - 27

Capítulo 27

Delirio y Paraíso

Si fuésemos diferentes te diría lo que siento, si tuviera más valor te besaría sin detenerme y hasta hacerte mía, si fuese otra persona... tendría la excusa perfecta para seducirte, y si entonces me amaras... te amaría toda mi vida, Erstin... 


Pero no lo digo, solo esta en mis pensamientos... me fijo en los cuidados que ella ocupa en mi pequeña hermana, las dos rubias casi parecen familia aunque ningún lazo las relaciona, sus ojos del azul más dulce, sus pieles blancas... alguien pensaría que en verdad son madre e hija y una parte de mi adoraría que fuera de esa manera. Desvío la mirada de la pantalla donde las cámaras de vigilancia me permiten saber en todo momento que están bien, aunque Miyu y Nao son suficientes para defender lo que más amo en la vida, no me ha gustado delegar tan importante tarea. La simulación de los modelos ha concluido, la masa continental... se moverá de su sitio según los cálculos realizados. –El mundo que conocemos esta próximo a cambiar- Musito a la espalda de otro que como yo no ha salido del laboratorio en varios días, mi padre esta decodificando el sistema Otome y hemos probado más de 5 millones de combinaciones posibles en idiomas diferentes, sin embargo... el códice no ha sido develado. Mi madre supo llevarse ese secreto al más allá ¿Cuál sería la palabra que usó? En principio pensé un montón de cursilerías, como amor, incluso el nombre de mi padre, los nuestros pero... no sería tan fácil ¿Verdad Saeko? Aun así, la familia es lo más importante y por ellas haríamos lo imposible. 

Vuelvo a mirarlas en la pantalla, Erstin le da un par de bolitas de pulpo apanado a mi hermana, ahora están en el comedor departiendo, pero en el cuadro no estoy yo a su lado. Espero que ellas sepan que mi lejanía esta movida por el esmero de mantenerlas a salvo, pues lo son todo para mí. Intento no fijarme demasiado en la pantalla, con la vana pretensión de leer un par de informes más. Vuelvo a centrar mi atención en las líneas de tinta oscura que contrastan con el pálido papel, cifras, datos, tendencias y todo parece demasiado crítico, las capas de la tierra se han tornado inestables, los volcanes han acelerado varios años sus procesos y en cualquier momento podrían hacer erupción una mega erupción, el mundo marino no parece llevarlo de mejor manera, las grandes autopistas marinas se han distorsionado, sus corrientes se rompen, algo realmente increíble. ¿Pero que significa esto? El mundo, el mundo esta cambiando a una velocidad muy superior a la que proyectaron los científicos de Garderobe. Tal vez... el final este próximo a llegar. 

Me acaricio el puente de la nariz con malestar, tengo los ojos cuadrados de ver graficas de las que apenas entiendo muy poco, porque desconozco su significado y tengo la sensación que los Dinosaurios fueron más felices estando ignorantes de lo que se les venía encima, la ciencia nos lo informa pero... no conocemos la forma de evitarlo o de sobrevivirlo. Elevo la vista hacia el cielo donde el astro brilla incluso de día, esa estrella azul en el firmamento emite una frecuencia completamente diferente a todo lo que hubiésemos visto antes, modifica los espectros de energía. –Lo que habrá de suceder, ocurrirá en muy poco tiempo- Cada vez la radiación es más intensa, como si esa cosa se estuviera acercando al planeta. 

-Así es Nina- La voz de mi padre, del que no esperaba respuesta alguna llega a mis oídos. –Ve a casa con tu esposa- Siento su mano reposar en mi hombro. 

-Padre tenemos que...- Pero silencia mis palabras con su dedo en mis labios.

-Nuestros ancestros seguramente nos miran con pena... tu madre la primera- Tengo la impresión de que en este tiempo su cabello se ha tintado de más y más hilos blancos, sufre por mi hermana igual que yo, que las demás. Pero no esperaba que se angustiara por mí, yo estoy perfectamente. –La familia es lo más importante, solo a su lado lo que parece imposible puede materializarse... de hecho, el principio de la materialización era algo considerado imposible cuando tu madre estudiaba en la universidad y sus estudios fueron tildados de locos... pero supongo que el mismo sentimiento fue vivido por Albert Einstein. Los que se adelantan a su tiempo siempre son vistos de esa manera- ¿He? Ahora si que estoy contrariada, no entiendo que tiene que ver lo uno con lo otro, y al parecer mi padre comprende. –Lo que intento decir es que tu madre nos amo mucho a los tres, a Natsuki, Nina y a mí... pero pasó toda su vida ocupándose del futuro y poca o ninguna oportunidad tuvo de disfrutar el presente que corría. No se lo reprocho, porque gracias a ella y a sus sacrificios ahora tenemos grandes posibilidades de sobrevivir... pero no permitas que eso te pase a ti Nina- 

Mis ojos se abrieron enormemente, yo no dudaba del amor de mi madre, las dos... Shura que me crío y Saeko que dio la vida por nuestro futuro, sin embargo hubiese preferido una vida normal en la que contar con las dos ¿Acaso la misma sensación tiene Erstin y Alissa? –Gracias padre...- No pude evitar un nudo en la garganta. 

-Por otro lado he notado que no paras de mirar el monitor... harías bien en disfrutar de la compañía de tu hermana y la señorita Erstin, no sea que alguien te la robe- Una sonrisa pícara nació de la faz de mi padre y bastó mirar de nuevo la cámara de vigilancia. ¡Esa Nao! –Ve... no te preocupes por esto, tu padre se ocupara de todo- Depositó un beso en mi frente antes de sacarme a empujones del laboratorio.

-¡Te encargo a Midori!- Dije sin más, antes de correr por los pasillos, después de todo no hemos podido retirar el dispositivo introducido en el córtex cerebral de la ex profesora de historia, el maldito aparato esta diseñado para destrozar el cerebro de la persona al menor contacto con sus circuitos... cortarlos es, darle una muerte instantánea a Sugiura-san, y aun con laser es imposible mientras la honda de frecuencia todavía contacte con ella, esa frecuencia se distorsiona con la que emite la estrella, son... idénticas así que no hemos podido separarlas sin arriesgar a la pelirroja. 

Continué corriendo como si la vida se me fuera en ello, desabrochando la bata, arrojé mi bata a las manos de una contrariada Irina que iba de camino a la sala de control de Garderobe. Allí mi padre continuaría monitoreando las lecturas sísmicas del planeta, así como los eventos fuera del planeta con la estrella azul. Se que el viejo tiene sus propios planes, es del tipo que siempre tendrá suficientes planes para anular cualquier situación crítica. Se que esta vez no será diferente papá, siempre tienes la mejor carta al final y esta vez, creeré ciegamente en tu cuidado. 

Tomé el primer vehículo que encontré disponible, una moto, necesitaba volver a casa con prontitud. No me gustó ni un poco lo que vi a través de las cámaras, ¿Qué hacía Nao tan cerca de MI mujer? Porque le susurraba cosas al oído y ¡Diablos! Porque ella se ponía tan roja y... y que rayos eran las fotos que le mostraba esa pelirroja endemoniada. Mira que dejar a esa mujer tan... tan voraz en mi casa ha sido una rotunda ¡Idiotez! Vamos bebe, acelera a fondo que la virtud de mi esposa esta en juego. 

Que mal ejemplo vial, con la premura ni casco me he puesto, pero ahora mismo con las radiaciones de la estrella podría colisionarme contra un muro de titanio y sobrevivir al golpe. ¡Malditos semáforos! ¿Por qué se ponen todos rojos cuando una tiene prisa? De verdad Nao, si osas tocarle un solo cabello a mi esposa voy a matarte ¡¿Qué le cuesta respetar?! Todavía yo que les abrí las puertas de mi casa a esa panda de locas y ni esto de consideración. 

Después de 15 minutos de sufrimiento llegué al edificio familiar, no es como si Garderobe no tuviera espacio suficiente para almacenar a decenas personas, es solo que la vista del sitio es inmejorable. ¡Maldito ascensor que te tardas siglos en bajar! ¡Maldita musiquita de ambientación! Heme aquí con ganas de romper las puertas, golpeando el suelo con mi pie y contando los segundos para entrar al pent-house... maldita teoría de la relatividad, ¿Por qué todo es lento cuando necesitas que sea rápido? Al fin se abren las puertas y me apresuro a buscar a ese par. 

-¡Nina-chan!- Oh no... es mi pequeña hermanita corriendo a mis brazos, no queda de otra que saludarla como es debido, aunque el Tic en mi ojo debe verse ligeramente atemorizante. -¿No debería estar trabajando?- La voz siempre tranquila de Miyu se oye a mi espalda ¿A que horas llegó allí? 

-Decidí tomarme un descanso... ¿Dónde están Nao y Erstin?- Rayos, cálmate Nina o va a parecer que realmente las vigilas. Pero como cuesta mantenerse serena cuando no las tengo al alcance de la vista y no sé que cosas están haciendo. 

-Ers-chan se fue a su habitación, de pronto dijo que le dolía la cabeza y dejo a Miyu para cuidarme, Nao-chan decidió llevarla a su cuarto- La dulce voz de Alissa me envolvió pura y delicadamente... pero esas palabras me erizaron la piel. 

-¿Esta... enferma?- Si como no... en los brazos de Nao no creo que sea mucha su enfermedad. 

-Tenía uno grado por encima de la temperatura normal- Apunto Miyu sin emoción alguna en la voz. 

-Te... te parece si voy a verla, estoy preocupada- Alissa asintió comprensivamente mientras la apoyaba en los brazos de Miyu-san. –Cuídala por mi un momento Miyu-san- La mujer Androide no tardó en asentir mientras yo me daba la vuelta y caminaba a paso presuroso hasta nuestra habitación. ¡Desgraciadas! Si me iban a traicionar así, por lo menos que fuera en el cuarto de huéspedes. 

-¿Nina-chan?- Oí la voz de mi hermana y me detuve un momento. –En la guerra y en el amor todo se vale... solo quien esta dispuesto a todo es capaz de ganar- Esa voz tan madura para una niña de su edad, como siempre me sobresalta y asusta un poco. ¿Qué rayos quería decir con eso? ¿Acaso ella estaba de acuerdo con lo de Nao y Erstin? Decidí no volverme para charlar y correr por los pasillos. Llegué a mi puerta pero... todo el valor y la ira acumulada se evaporó, sentí miedo de encontrarme con algo que... 

-Aguanta Ers- ¡¿Qué?! La... la voz de Nao se oye tan agitada. Trago saliva y acerco mi oído un poco más a la puerta. –Pero... pero duele- ¿Cómo que duele? Acaso ellas están... –¿Merece el sacrificio no?- ¿Cual sacrificio? Malditaaa Nao. –Ujum...- ¡Para de afirmar todo Erstin! Me tiemblan las manos, que ¿Qué están haciendo? –Quédate quieta- Y todavía pretende que no se mueva ¿Está loca? –No aprietes tanto... mm- Pero es con Bundage y toda la cosa, la sola imagen de mi Erstin atada a la cama es... me llevó la mano a la nariz por reflejo, no, no hay sangre, pero como me arde la cara. ¡No es justo! Yo debería esta ahí haciendo todas esas cosas. ¿Y si fui muy lenta? Me la han birlado y con justa causa, seguramente Erstin es una mujer con necesidades y yo... y yo no las he satisfecho. 

Comienzo a golpear mi cabeza contra la puerta haber si mis neuronas empiezan a funcionar de una buena vez. Ups. -¿Quién anda ahí?- Todo el movimiento y el ajetreo dentro del cuarto cesa. ¿Cómo que quien? Tan acostumbrada estas a que no venga a verte que alguien como Nina Blan no cabe en el pensamiento. 

Valor señores, valor... vamos a asesinar a la amante de mi mujer, esa pelirroja no sabe con quien se ha metido. -¡Abre la puerta!- Gritó con tono autoritario. 

-¿Nina?- La voz de mi esposa se oye tan ingratamente sorprendida. 

-¡Que abras la puerta te digo!- Gruño con la autoridad que no tengo, muy mi esposa pero solo de papeles. Llaves, no es la doradita, es la roja ¡Tengo varias rojas!... pero ¿Por qué tengo tantas llaves? Mal tino el mío para dar a la cerradura, ni que estuviera borracha. ¡Al diablo! –Voy a tirar la puerta- Haber si me abres ingrata mujer. Escucho todo tipo de movimientos, un ouch de alguien que golpea contra la mesita de noche, evidentemente es Nao, ¡Va mal si cree que va a escapar! Pateo la puerta y... 

¿Pero que? Me quedo petrificada ante lo que contemplan mis ojos. Cantidad de aromas dulces se pasan por mi olfato, luces tenues y una decoración que incita, pétalos rojos sobre el suelo forman un camino desde la puerta hasta la cama, en la que... Ella esta ¡Amarrada! Mis ojos se abren, sus tiernos muslos a la vista, su prominente delantera tras esa tela que, tiene aires vaporosos... su.. su vientre descubierto en esa pose cautiva y con una sexy una lencería completamente rosa ¡Voy a morir!... Un momento, ¡Ellas dos realmente me...! ¿Y donde esta esa desgraciada? 

-Es...estaba abierto Nina-chan- ¡Baka! No intente girar la perilla. ¿Y que tiene de importante ahora que con la cabeza caliente no pensara en abrir la puerta como se hace civilizadamente? Te distrae ¡Deja de mirarla así! De ahí no se va a mover, hoo pero como voy a disfrutar matando a Nao. 

-Donde... ¿Dónde esta esa traidora?- Busco con la mirada, me acerco a la cama en busca de su cuerpo bajo ella, pero no esta. La ducha... ¡Eso! Corro en dirección del cuarto de baño, pero solo encuentro una tina lista para ser usada, sales preparadas, con velitas y todo, tal parece que realmente interrumpí una velada romántica... a mí no se me hubieran ocurrido estas cosas, me deslizó hasta el suelo haciéndome un ovillo, la muy desgraciada se ha escapado por la terriblemente pequeña ventada del cuarto de baño. ¡Ya que! Me han adornado la frente como les ha venido en gana ¿Desde hace cuánto tiempo? ¿Por qué Nao? ¿Por qué Erstin? 

Si se gustaban han debido ser sinceras, me abrazo a mis rodillas e introduzco mi cabeza entre mis brazos ¡Baka! No llores. Me quedo así no se cuanto tiempo, hasta que una mano tibia se posa en mi hombro. –Nina-chan- 

-No quiero verte- Digo con esa voz rota que me jode la existencia. 

-No digas eso... por favor- Suplica con voz dolorosa y es tan difícil atreverme a mirarla, entiendo que no le he cumplido como debería pero... es un poco cruel que eligiera a Yuuki-san, supongo que son cosas de la experiencia. –Nina... ¡Mírame!- Cierro los ojos con más fuerza, hasta que sus dedos me sujetan las mejillas y me obliga a levantar la cabeza. Oh ¿A que horas se desató? ¡Momento! Ya... ya se puso una bata de baño sobre el atuendo rosa ¿Por qué me siento tan decepcionada? 

Orgullo si sigues vivo en alguna parte de mí, has acto de presencia ¿No? Me pongo de pie frente a ella, intento ser fuerte y mirarla con determinación, si la quieres de verdad debes dejarla ir y que sea libre con la persona que ha elegido. Suspiro profundo. –Ers...tin- Eso, nada de apelativos tiernos, cornuda pero no humillada, no tanto. –Eres libre de irte con... quien elijas, yo se bien que no te has unido a mi por propia voluntad y a una parte de mí le ha costado demasiado entenderlo- Mantén el coraje, ningún Blan ha flaqueado nunca, no puedes empezar tu Nina. –Así que si quieres estar con Nao-san... yo no me interpondré entre ustedes dos, aunque... sea terriblemente doloroso para mí-

Sus ojos celestes se posaban sobre los míos llenos de contrariedad y si seguía mirándome de esa manera, es claro que voy a flaquear. Salí del cuarto de baño con el animo de volver al laboratorio y encerrarme allí hasta el fin del mundo, pero una mano me jaló con mucha fuerza y fui arrojada sin contemplación alguna en la cama, revoté un poco, mirando el mundo con una confusión mayor. La mirada azul que vi me heló los huesos y erizó la piel. ¡Esta enojada! ¿Pero con que derecho? Intento levantarme pero ahí están sus manos sujetándome con una fuerza que no sabía que tenía, ou... 

-¡Baka! ¡Baka!- ¿Y todavía me insulta? ¡Si la infiel es ella! 

-Sueltaaaa- Gritó molesta, forcejeando entre sus brazos y ella encuentra de lo más apropiado el sentarse sobre mí. 

No, espera... que, su rostro cerca, sus ojos lascivos ¡Dios! Su boca, sus labios rojos, su cuerpo encima, ya no... puedo pensar, cierra los ojos o... o... Que suave textura, ¡Saben a cereza! Esto sabe bastante bien, se siente aun mejor, aunque ya no siento las muñecas. ¡Necesito aire! Oh fue mala idea abrir la boca, ahora es claro que tengo su lengua muy dentro, que succiona la mía y ¡No es justo! Maldita corriente eléctrica entre las piernas. Para ya o no... ou ¡¿Me mordió?! Abro los ojos y muevo la cabeza a un lado ¿Qué se cree? ¿Qué porque me gusta se me va a olvidar lo de Nao? ¿La estaría besando así hace unos minutos? Seré masoquista, ¡No imagines esas cosas feas! Fue mala idea lo de voltear la cara, ahora sus labios me recorren desde el lóbulo hasta la base del cuello y mi cadera ya no se puede quedar quieta, o mi indiscreta garganta no para de gemir. ¡Espera! Deja de moverte así en mi regazo, ¡Para! Estoy enojada, se supone que esto no puede resolver las cosas. 

-No... no quiero- Logró decir semejante mentira... 

–Nina... es cruel- Su voz agitada en mi oído me hace estremecer de pies a cabeza, pero hay algo diferente en su voz. Pronto gotas tibias caen sobre mis mejillas, vuelvo a mirarla y en verdad esta, llorando. ¿Y ahora que hago? Nunca me explicaron estas cosas... por favor no llores, se que dije algo que... pero no, no llores. Solloza frente a ti y no haces nada ¡Haz algo! Levanto las manos y la abrazo con fuerza, su cabeza se sumerge en mi cuello y sus lacrimosos no cesan solo aumentan, sus gemidos doloridos los escucho con tanta claridad ¡Fue peor! –Por... por favor no llores- Al menos no estoy muda, ¿Es qué no ves que si estas tan triste me siento el peor ser sobre la faz de la tierra? Pero siempre esas cosas se quedan en mi mente, no fui capaz de decirlo. 

Se calma poco a poco, aflojó el abrazo y ella levanta su torso apoyando sus manos a cada lado de mi cabeza, pero vaya, que enormes pechos tiene... desde este ángulo. ¡Enfoca Nina! Esa cristalina mirada busca la mía y entonces noto que la estoy mirando demasiado fijo ahí, como arde la cara... ¡Mírala a los ojos joder! –Acaso.. ¿Nina no me desea?- Su voz tímida se me antoja tan contradictoria a lo de hace un rato que realmente parece inocente de sus actos. 

Responde o va a pensar que... –Yo... yo- Total fracaso, termino desviando la mirada a un lado ¡Cobarde! Me grita el subconsciente acusador. 

-Entonces no siente nada por mí...- Parece tan desolada ante la idea... Erstin. 

¿Qué se te olvida que estabas con Nao en esas fachas? -Lo dice quien me ha sido infiel con Nao- ¿Por qué la voz tan llena de rencor? 

Plaff, que mano tan pesada tiene. -¿Por qué me pegas?- Pero no le voy a dar el gusto de sobarme. 

-¡Todos tienen razón!- ¿Otra vez enojada? Esta mujer es bipolar. –Nina es fría, no tiene sentimientos...- Eso... eso si que dolió más. -Ella solo quería ayudarme- Y ahora con esa timidez, me case con tres mujeres distintas y a la fecha me entero. 

-Y de que forma- Ho, ahora soy yo quien esta enojada, pero no dejo que su manita me vuelva a pegar. Le sujeto la muñeca y me giro rápidamente, ahora soy yo quien esta sobre ella y la tiene muy bien agarrada. 

-¡Eres insufrible!- Se queja forcejeando. –Quería animarte a hacer las cosas... lo que no te atreves por pura cobardía- Diste en el clavo rubita. 

-Entonces ¿Por qué estás conmigo? Si soy tan insoportable y esa mujer... se... seguramente es... es mejor que yo- Como lastima admitirlo, yo no sé nada de amor, ni de las mujeres y aún así estaba tan feliz de que ella me eligiera a mí. Pero ya no sé porque lo hizo, solo por compromiso seguramente, Nao... ella incluso ha estado con mi hermana y su lista debe ser enorme, ella si que debe saber todos los secretos de una mujer. Libero sus manos y me hago a un lado de la cama para darle la espalda, si quería herirme me ha dado donde más me duele. 

Se hace un profundo silencio y yo creo que le di las cartas de la victoria. Ahora conoce cada maldita inseguridad que me asola y peor aun, esa imagen de líder admirable la he tirado por la ventana con mi propia voz, era todo cuanto tenía para impresionarla, pero ya lo hecho. –Ahora lo sabes, yo no me siento mejor que nadie... es por eso que me sorprende que aceptaras, temí que... esto pasara algún día- 

-Yo... yo no me acosté con Nao ¿tanto te cuesta entenderlo? Ella dijo que si hacia esto no podrías resistirte y entonces... entonces, serías mía al fin- ¿Queeeeé? Me volteo a mirarla y esta tan dulcemente sonrojada, estrechando la bata que cubre esa lencería tan increíble que una punzada lubrica baja por mis... entrañas. Dios ¿Desde cuando soy tan pervertida? Se da cuenta de lo que significan sus palabras y una vergüenza como pocas la lleva a cubrirse el rostro con las manos. 

Necesito que me lo digas, por favor perdona que sea egoísta. –Y ¿Por qué harías tal cosa?- Me veo gateando por la cama para llegar a su lado y retirar las manos que ocultan su rostro. –Por piedad... dímelo- No sea que me este dando alas para pensarlo y esperanzas sin fundamento. 

-Porque... porque yo... yo amo a Nina-chan- Parece abochornada por decirlo, ya no quiere mirarme. Pero no culpen mi incapacidad para decir nada, creo que es un mal congénito, simplemente no puedo hablar. Es momento de que hable un idioma mudo y pido al cielo que no me salga mal. Deslizo mi mano por su barbilla para obligarla a mirarme, primero un pico, corto, tonto e inexperto, luego otro en sus mejillas y sus manos ya no cubren su rostro, solo puedo sentirlo ya que no soy valiente para verla, vuelvo a sus labios... nos inclinamos sobre la cama, siento que alguien cierra discretamente la puerta que yo deje abierta, pero eso no me importa. 

-Hoy serás mía Erstin Ho- Musito en su oído antes de morderlo y que hermoso sonido nace de la cuna de sus labios. Lamí con ahínco su cuello, como el sediento que encuentra un Oasis en el desierto, se mira sorprendida, la siento respingar entre suspiros. Mis manos retiran la bata que estorba la contemplación de su figura prodigiosa, se bien que la tela esta demás y sus dedos buscan botón tras botón liberarme de todo cuanto visto. No se del todo lo que hago, son meros impulsos que me invitan a conocer cada fragmento de su piel con los labios a besos, húmedos, mordidas. 

Su rostro se alza hacia atrás, beso su cuello, su clavícula y poso mis manos en esa ansiada zona de ella, mi dulce Erstin gime de placer ante el delicado masaje que le prodigan mis dedos. Suplico con la mirada el poder retirar la bella prenda de su ser, y un tímido asentimiento me lo permite, desabrocho el sostén que gracias a la providencia es de los que se liberan por delante. Mi gusto quiere conocer el sabor de su piel, mi gusto presiona con labios la corona de su cenit, en su terso y delicado pecho. Lamo y succiono lo que siempre anhele, quiero que nazcan por mí la más dulces palabras, sentires, mil sensaciones a ser posible. Me esmero, me concentro en prodigarle placer mientras el tenue vaivén entre nosotras crece en ritmo, me siento atrapada, embelesada en ella, es todo cuanto soñé. 

Nuestras caderas se unen, una y otra ves con la profunda necesidad de sentirse, pero que incomodo resulta con mi pantalón en medio. Siento sus manos retirarlos como mejor pueden y sus dedos bajo mi ropa interior, oh... los desliza entre mis pliegues con tal cuidado que tiemblo sobre ella, no... err ¿Ella quiere? Espera ¡Espera! Sujeto su mano temerosa, yo no he estado con nadie. Vuelve a besarme y ese simple acto me relaja, me permite sentir el tacto de sus dedos húmedos en mi más intimo lugar. Ya no soy dueña de mi voz, cuyos sonidos bochornosos se escuchan por toda la habitación, me da la vuelta, con las piernas abiertas a cada lado de mi cadera y mi olfato puede percibir sus aromas, únicos, secretos. Me excita mucho más cuando sus besos viajan sobre mi vientre, parece ansiosa y no se la razón, hasta que su boca desliza su aliento en mi intimidad. Respingo al comprender su idea, cierro las piernas y esta claro que ello no es impedimento para que ella me explore con sus labios, o su lengua... tal electricidad envía un mensaje toxico a mi mente y es que me avergüenzo tanto más cuando retira su rostro de ahí, dejándome con la ansiedad a flor de piel... la miro, sus ojos buscan algo que desconozco, mientras su barbilla húmeda, delata donde estuvo. 

-Dilo...- ¿Qué diga qué? Realmente no puedo pensar en algo... ¿No ve que apenas y respiro? 

Lame de nuevo y me mira con sus ojitos de cielo, otra vez. –Por favor... dilo- Siento sus dedos abrir lentamente mis piernas, exponer mi intimidad sin contemplación y vuelvo a avergonzarme, pero no quiero que se detenga. ¡La necesito! 

-¿Qué... de...deseas que diga?- En una postura así es ciertamente cruel, lo dicho se ha dicho con esmero y usando las pocas neuronas funcionales. 

-Lo que sientes- ¿Lo que siento? Introduce lentamente unos de sus dedos en mí ¡Me va a tomar! ¿No es eso prueba suficiente? Cierro los ojos estrechando las sabanas llenas de pétalos rojos, primero es incomodo, luego la estrecho dentro de mí, negándome a verla romper nuestro lazo. 

-Lo...locura- Es todo lo que atino a decir comenzando a mover mis caderas contra ella. Pero algo dije mal, aparta su torso y su rostro, me va a ¡Dejar a medias! Me levantó como puedo, en la postura es tenuemente doloroso, ella todavía tiene algo dentro de mí. 

-Ni... Nina...- Me mira preocupada, me lo merezco por hacerla sufrir. 

-Quiero... hacer lo mismo que tú- Me atrevo a decir y aunque no parece satisfecha con mi respuesta, me vuelve a acostar con su mano sobre mi pecho desnudo. Se da la vuelta, pone sus rodillas a cada lado de mi cara y ante mi tengo su muy húmeda lencería rosa, casi translucida, mucho más que antes. Su aroma inunda mis sentidos, mientras la siento volver a su labor en mí, gimo de placer por unos momentos, desconcentrada por lo que me hace, muriendo de placer entre sus intrusiones en mi interior y su lengua haciendo maravilla sobre mi botón. 

Se detiene un momento y yo miró hacia abajo. -Podrías- Veo sus cabellos rubios adherirse a sus mejillas, perlados de sudor y la suplica en su hermosa faz, sus ojos azules brillar. Asiento con la cabeza y me sumerjo en sus placeres, en el manantial que brota de ella... sonrió entre lamidas, ahora es ella la que inunda nuestro lecho con su voz clara. Me anima de formas que desconoce, quiero hacerte mía también Erstin, con mis dedos muevo a un lado su ropa interior, ahora mi lengua puede explorarla con libertad, toda ella es deliciosa, adictiva a ser sincera. Comienzo a ganar habilidad en los movimientos y cuando estoy segura que no piensa en nada más que mis caricias, cambio mis dedos a su botón y me lengua se introduce en su interior, el nacimiento es aun mejor, más revelador en texturas... sus estremecimientos son salvajes y su cadera presiona mi cabeza para aumentar las sensaciones. Es el momento, quiero que seas mía como yo lo he sido de ti, mis dedos se sumergen en la suavidad de sus pliegues, de su interior. 

Nos agitamos en movimientos, deseosas, mi cadera habla por mí, la suya contra mis dedos y mi rostro, estiro un brazo para retenerla y probar sin descanso sus mieles, raudos envites, velocidad trémula de nuestras manos en la tarea de amar, de fundir y reconocer mundos inexplorados, porque ha sido hoy que no me iré jamás de su recuerdo, o de ella. Tan rápido todo, tan confuso, tan abrumado de emociones y sensaciones, de sonidos ininteligibles que nuestras voces exclaman, que cuando me sorprende, ha pasado con las dos juntas. 

No puedo describir lo que se siente, un vinculo superior que es tener la certeza de tener el cuerpo y el corazón de la persona que amas, cuan placentero es sentir su deseo por ti en la expresión sublime que se ausenta de palabras, cuando el silencioso lenguaje de nuestros cuerpos contorsionándose entre temblores y convulsiones de arcos, delata como laten nuestros corazones al unísono. Hay una droga conocida que pueda ser semejante, toxica, un éxtasis tal en nuestros cuerpos, que cuando esa violenta ola de corrientes eléctricas se va, su cuerpo se desploma exhausto sobre el mío. La pongo a un lado de mí, con la fuerza que no tengo me deslizo como un felino, gateando a cada lado de su cuerpo y es entonces que vuelvo a mirarme frente a sus ojos celeste, sus sonrisa exhausta, su barbilla húmeda. Lamo la misma con la puntita de mi lengua y se sonroja, si supiera que quería conocer mi sabor mesclado con el suyo, que me robo sus labios con ternura porque necesito decirlo. Ahora sé cuanto querías saber mi dulce amor, ahora lo entiendo todo y lo veo con tal claridad que me siento tonta ¿Cómo pude privarme de ti por tanto tiempo? 

-Te amo- Limpio y seguro un susurro sale de mis labios. –Te amo- Repito para que sepa que no lo ha soñado y sus ojos se abren sorprendidos. –Te amo- Lo reitero para estar segura que no es mi sueño y sonrió. –Te amo- Solo, para que a mi me quede claro y poder comenzar a descontar mis torpezas, le debo mil te amos que silencie otras mil veces. Quizás el resto de mi vida sea suficiente para pagar justamente sus esmeros. –¡Te amo Nina-chan!- Ahora es ella la que lo dice y creo que mi corazón ha vuelto a detenerse. Me abraza, me besa, responde mis palabras sin cansarse y yo sé que el sol despuntando en el cielo, solo significa que es el principio de esto a lo que llaman... hacer el amor. 

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Estoy corriendo, no por mi cuenta eso lo sé, me jalan de la mano, intento sujetar mi pequeño peluche, no es posible, en uno de los pasillos se desliza de mis manos, miro atrás mientras las llamas todo lo consumen, he perdido otro amigo, en silencio me despido de los recuerdos… miro hacia arriba pero el rostro de quien me arrastra se torna difuso e imposible es su identificación, tengo miedo, el humo y el calor es insoportable, pero ‘no debo llorar’. Corremos por las escaleras con raras señales, no puedo verlas bien, salimos al estacionamiento, los disparos pasan como zumbidos, tan cerca que la piel se eriza de pavor, pero me repito ‘no debo llorar’. La mano grande, la que no me suelta ni un momento me aprieta con más fuerzas y la queja, un “malditas llaves” me confunde. Solo veo a Durhan, ladra al otro lado del espejo y rasguña con sus patas la superficie transparente, al fin la puerta se abre y soy empujada dentro del auto, el perro me amortigua y me aferro a él temerosa. El sonido del terco motor que aun esta frío hace perder preciosos segundos, no se como lo sé, solo lo sé… un arranque violento y me abrazo a mi perro, era una niña pequeña, alguien debió explicar que un cinturón de seguridad hubiera sido más útil que usar de amortiguador a Durhan. Las lágrimas saltan de mis ojos en las curvas, miro un momento atrás, nos siguen, disparan ¿Qué hemos hecho? ¿Por qué están tan enfadados? Tal vez les molesto que me comiera mi helado yo sola… ¡Prometo compartir! Mamá siempre dice que debo compartir. ¿Se enfadará como ellos? 

-Nada te pasara mi niña- Esa voz… la he oído en alguna parte. Por un momento veo unos ojos verdes como los míos, una melena negra como la noche con un brillo azul que se mezcla con las farolas que pasamos a gran velocidad ¿Acaso eres tú… mamá? Intento enfocar, pero ese privilegio me es denegado, una bruma, un velo hace de ese rostro una mancha borrosa otra vez. –Nada te pasará… mamá te protegerá- Entonces el miedo se va por un momento, cuando su hermosa sonrisa me da paz, me limpio el llanto. –Mi Natsuki es una niña valiente, muy valiente- Dice gentil desviando la mirada del camino, dice aquello pero… sus ojos, sus ojos están muy tristes. 

Yo sigo viendo al frente, un disparo, la llanta estalla, es un sonido horrendo, me cubro los oídos tratando de aliviar el dolor. Miro al frente ella intenta algo con el volante, el chirrido incrementa, su desesperación también, hay una baranda, una curva, un freno, una tremenda sacudida, un abismo, veo las rocas y es el final. -¡Mamíiiiiii!- Grito llena de pánico, grito, suplico, los vidrios se rompen, siento agujas en mi carne, el agua salada entra, arde es muy doloroso, hay rojo… mucho rojo, sus cabellos se sumergen y yo también, mi perro gime, mi llanto escapa junto a mis gimoteos, pero el silencio se hace bajo el agua, mamá… Durhan, no me dejen… por favor, odio… odio la soledad y la oscuridad, pero esa también me llega. 

-Natsuki… ¡Natsuki!- Me sacuden, duele mi cuerpo… 

-¡Mamáaaa!- La voz desgarrada que me duele, el agua fría que aun siento no es más que el sudor gélido que mana de mi cuerpo. Abro los ojos y todo lo que puedo ver es una expresión preocupada, unos angustiados ojos carmín, cuando los míos están llenos de terror. Extiendo la mano para saber que es real y si, su tibia piel se estremece ligeramente ante la caricia, sus brazos me envuelven, su calor apaga el estupor mortecino de mi pesadilla, pues eso era… una pesadilla.

-¿Otra vez?- Su cariñoso cuidado, el amor que destila su mirada hace que me abochorne admitirlo, a esta edad… me despierto llorando con pesadillas infantiles. Apenas puedo asentir y ella ocupa una sedosa prenda para limpiar mi llanto, luego el sudor. 

-Lo siento- Agacho la mirada, no es justo que mis pesadillas vuelvan cuando no llevamos ni una semana viviendo juntas, es tal vez la tensión o quizás algún castigo divino por los menesteres que ocupo en mi trabajo, no merezco a la mujer frente a mí… soy a fin de cuentas un demonio en compañía de un ángel. 

-Estoy junto a ti… no me iré, lo prometo- Susurra en mi oído mientras acaricia mis cabellos con la gentileza de una madre… madre, que terrible se siente todo esto, tengo un hueco en el pecho y ni siquiera te recuerdo, mamá. 

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Estoy de pie, la tetera y su molesto sonido arruinan mi sorpresa, no pasa un minuto cuando unos brazos me rodean por la cintura y su aroma a violetas le delata, su barbilla se apoya en mi hombro y yo ladeo el rostro un poco. Me gusta lo que hace, pero no debo darle tanta importancia o realmente se pondrá con esas bromas peligrosas. Así como cada mañana que yo bajo antes a la estancia, pregunta lo evidente. –¿Qué haces?- 

No conozco muchas recetas, huevos, jugo de naranja y un te post desayuno, le sienta bien, la prepara para las tensiones de su día. -Tu desayuno, se supone que tienes que trabajar- No digo más, si lo hago parecer muy romántico volveremos al cuarto y esta claro que no la dejaré ir. 

-Ara, si Natsuki sigue cuidándome de esta manera no querré abandonar el apartamento- Lo sabía. –Me consiente demasiado- Es lo menos Shizuru, te aguantaste mis momentos de niña pequeña anoche, estuviste en vela hasta hace dos horas cuidando mis sueños, si pudiera decirlo, quiero compensarte cada día por mis defectos. 

-No le des tanta importancia… solo come- Sirvo nuestros platos en la mesa y voy por un par de manzanas para darle un toque saludable al menú. 

-¿Te gusta con cascara?- 

-Si- Desvío la mirada avergonzada, si supiera que hasta para pelar una naranja muero de vieja intentándolo, soy pésima en algunas cosas ¿Qué le vamos a hacer? Ocupo el momento para servirle el jugo y voy a la cocina por el té para dejarlo reposar, se que no haré una increíble ceremonia, sirvo y ya, pero ella sonríe por mi postura en la mesa, si, tengo la mala costumbre de desparramarme en la silla, otro defecto a mi muy larga lista. 

-¿Por qué?- Mantengo la mirada en mis alimentos. -¿Por qué estas conmigo Shizuru? Soy un manojo de defectos- Que mal, hoy salió a la luz mi momento de inseguridad marital, puede ser cosa de la pesadilla o bien que tengo síndrome premenstrual, lo que sea… realmente me pregunto eso cada día. 

-Porque Natsuki es Natsuki, eso es todo lo que importa para mí- Menciona aquello como si fuera lo más evidente del mundo y para mí es como una paradoja socrática, ese tipo que solo sabe que nada sabe, vamos estas respuestas son muy complejas para mí. Nada más ver mi cara de agonía, confusión y de reprobé al examen de metafísica, se apiada de mí. –Natsuki es mi persona especial, me siento completa a su lado, me da paz y protección, confort, seguridad…- Tengo la sospecha que habla de otra persona, no veo de donde esa lista de cualidades. -Natsuki es perfecta tal y como es… por otro lado tiene un cuerpo que me enloquece, es la mejor amante que he tenido y…- 

-¡Shizuru!- Para ese momento mi rostro había evolucionado hasta un estado de tomate en su rojo más intenso. ¡Un momento! -¿Cuántas amantes has tenido?- Levanté un ceja interesada en mis posibles rivales de… oh no, ¡No quiero saber eso! 

-Ara, ¿Es este el momento de revelar mi lista negra? Debo ir por papel y lápiz- Hizo ademán de levantarse de la silla sin concluir su preciado desayuno. 

Le sujeté la mano, no quiero saberlo ¿En que estaba pensando? -¿Tan.. tan larga es tu lista?- Maldito cerebro masoquista, es imposible no mirarla con cara de perrito abandonado. 

-No pensé que mi Natsuki fuese un cachorrito inseguro, la noche pasada parecía todo lo contrario- ¿La noche pasada? Ahhhh, si ella y yo… ¡Malditos pensamientos impúdicos! De repente hace tanto calor. He liberado su mano y mi rostro no esconde un ceño fruncido, odio la idea de imaginar a tantas mujeres en su vida, cuando yo solo he estado con Azula y vamos ni punto de comparación. 

-Natsuki se ve sexy cuando se pone celosa- Se relame los labios y yo no sé si es una indirecta. ¡Enfoca Natsuki! No hay que parecer urgida. 

-¿Celosa yo? Estas mal de la cabeza- Me levanto para llevar mis platos a la cocina, me deja ir, sabe que necesito un espacio y me sorprende, apenas 5 días de convivencia y me lee como a un libro abierto. Terminando de lavar los platos siento esa mirada taladrante que solo ella sabe darme. 

-No son tantas…- Evito mirarla secando los platos ¿Desde cuando me volví tan hacendosa? Ni la más remota idea. –Tuve una novia, la primera, era un poco mayor que yo por 3 años de edad antes de ir a Fukka, mucho antes de conocerte, aquello duró un año y medio, ella fue la primera- Sentí una punzada en el pecho pero fue muy breve, no sabía porque su tono me daba tranquilidad sobre aquello. Animada ante mis ausentes protestas continuó su relato. -Salía a las discotecas, me vanagloriaba causar tal impacto en las personas y era divertido, cada noche salía del bar con una mujer diferente, eso hizo de mí una fama terrible, no era importante para mí entonces, sin embargo algo que solo Natsuki sabrá es que con ninguna de ellas me acosté, me aburría su idolatría- Abrí los ojos grandemente, no me imaginaba que Shizuru despreciara a sus conquistas después de tenerlas en bandeja de plata. 

Volví la vista para mirarla, yacía apoyada en el marco de la puerta mirándome con esa expresión que tantas veces podía poner mi mundo de cabeza, me miraba con amor y su voz se notaba seca al hablar de su pasado, sentía que ninguna de esas personas había dejado huella suficiente para opacar la que con esmero comenzaba a plantar en su camino y eso apagó la angustia en mi corazón. –Puedo contarlas en los dedos de las manos, después de la primera, solo yací en el lecho con otras cinco personas, pero diría que Natsuki tiene algo más que la mitad- Sonrió con un tono de falsedad que me molestó, además de lo dicho. 

-¿Cómo dices eso? Si yo solo he salido con mi ex- Me voltee a mirarla indignada, aunque fuera extraño ahora el número pareciera hacerse importante en una charla matutina. 

-Azula, Zera…- ¡Diablos! Eso no puede considerarse en mi lista, me niego a aceptarlo… espera ¿Cómo sabe eso? -y Nao- Su voz se tornó profundamente agría al citar el nombre y yo no sabía de quien diablos hablaba, claro, con esto de la amnesia me puede decir que hice esto y aquello con 20 y tendré que asumir que así fue. 

Entonces vino un brillo de esperanza. –Tú fuiste la primera, eso dijiste- ¡Bravo Natsuki! Has salvado el pellejo. 

Su sonrisa me dio una buena señal, claro… ahora resulta importante que ella fuera la primera, pero a mí que me coma un tigre, se supone que mi lista es más corta y a poco de la primera pelea conyugal hemos estado. -¿Natsuki?- 

-¿Jum?- Levanté el último plato antes de concluir mi tarea, maniobrando con la puertecilla de la estantería. 

Su voz se llenó de angustia. -¿Ellas fueron mejores?- 

Y ahí va el plato al suelo, tan limpio que me había quedado. Me di la vuelta y lo que vi me partió el corazón, ahí estaba mi siempre segura Shizuru con una expresión temerosa. Dejé el plato en el olvido o lo que quedaba de él, caminé hacia ella con paso seguro y expresión seria, como si estuviese enojada, cuando supuso que me iría a buscar mi espacio me abrió paso en la puerta… pero un segundo antes de traspasar la puerta y pasar a su lado extendí el brazo para sujetarla con fuerza de la cintura, con mi brazo enredado en ella la atraje contra mí, sus manos quedaron apresadas en mi pecho, tomé sus labios entre los míos con premura, sus ojos se abrieron un momento y después los cerró lentamente, para disfrutar del apasionado juego entre nuestros labios, de mi lengua acariciando la suya, de mi sabor inundando su boca, sus manos buscaron aferrarse a mi cintura para que no escapara. Ja ¿Quién querría algo tan absurdo? Soltarla, dejarla ir no esta en mis planes jamás. Pasados unos segundos de deleite, estaba todavía para mí su pregunta en el tintero, me separé no sin antes morder y succionar su labio inferior, el cual libere después de un breve estiramiento, y al mirarlos estaban rojos, deseosos de un poco más. Vi entonces la oportunidad, sabía que no se lo esperaba y vamos yo tampoco me lo esperaba. 

–El sexo es solo eso, sexo… haberte amado y ser amada por ti, es muy superior a cualquier sensación que hubiera sentido jamás- Musité con voz profunda. –Ninguna puede compararse con mi Zuru, porque jamás estarían al mismo nivel- Elevé mi mano sobre su mejilla y dije todo cuanto era verdad. –Nunca podré amar a nadie como amo a Shizuru, porque mi corazón no es mío para entregarlo, es tuyo- Quería mostrarle todo, quería que mis ojos dijeran lo que mis palabras jamás podrían describir a plenitud. Junto su frente con la mía y cerró sus ojos un momentos, totalmente entregada como cada instante que hemos compartido. –Natsuki me hace muy feliz, amo tanto a mi Suki- Perladas gotas bajaron por sus mejillas, pero esta vez eran de dicha. 

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“Podrás encontrarme en cada lugar al que vaya, busca en el mar el verde que te contempla silencioso, serán mis ojos ansiando verte una vez más…” Tecleo en mi móvil un mensaje de texto, pero dudo sobre enviar algo así ¿Y si le parece demasiado meloso? Arrggg que mala soy en esto de las relaciones, a darle la bendición y enviado... ojalá no me arrepienta de esto y ¿Si le llega en mal momento? Diablos, tengo que, nada que hacer, no pude cancelar el envío. 

Como odio esperar. ¿Por qué Shizuru es una mujer tan ocupada? Estoy de pie frente a la entrada de la universidad en la que estudia, la prestigiosa Kiray Gakuen, no me parece la gran cosa pero dicen que es lo mejor que hay en Kioto y supongo que por eso mi castaña estudia aquí. ¿Cómo le hace? No tengo ni la menor idea, trabaja y estudia, tiene espacio para pasar tiempo de calidad conmigo, ayudarme con la limpieza y hasta mis estudios de un tema que nada tiene que ver con ella. Shizuru es simplemente demasiado perfecta y yo tengo que asegurarme de que no me la roben, porque también supe por mis fuentes privadas que tiene muchas pretendientes por ahí. ¡Es mía! Dejen de mirarla así cuando camina en mi dirección. ¡Voy a matar a esa que le anda mirando las respetables! Tengo el ceño tan fruncido que creo que varías temen por sus vidas, no sin justa razón... otras desearían verme tres metros bajo tierra, eso lo sé por sus miradas... y oh, aquí viene Shizuru con su bella sonrisa, me planta un beso en toda la extensión de la palabra y yo me derrito en sus brazos. Todos mis celos –“Aunque no lo admita ni muerta”- así como mi enojo, se evapora entre sus labios adictivos, deliciosos. 

La abrazo por la cintura y levanto sus finos tacones de la superficie terrestre, si no hay palabras para demostrarle que me hace volar al infinito cielo con sus besos, quiero que se sienta sujeta por mí, que se sepa segura en mis brazos y no quiera irse jamás. Su lengua irrumpe en mí con pasión fulminante y escucho los lamentos, sollozos de sus fans, Ja, que lo sepan, su amada Kaichou esta apartada por nada más y nada menos que Natsuki Kruger. 

Vuelvo a depositarla con cuidado sobre el suelo, pero sus brazos todavía se aferran a mi cuello y su aliento que enloquece esta de nuevo muy cerca. –Natsuki se ha robado mi corazón una vez más, tras leer su mensaje las clases se me han hecho sosas...- Frunzo el ceño ¡Se ha escapado! Ahora entiendo como es que una hora se convirtió en dos minutos de espera tras mi mensaje. –No me mires así... extraño mucho a Natsuki y esa clase no es importante, estaban haciendo un resumen de los temas vistos que ya se me de memoria- Con ese argumento y con esa sonrisa, se que he perdido cualquier posible debate mucho antes de empezar. 

-Vamos a casa... allí estudiaras para tus exámenes- La aparto de mi intentando parecer seria, pero es una excusa para volver la vista atrás, pasar mi brazo por la cintura de Shizuru y marcar territorio. ¿Quién dijo que tengo que matar a alguien para hacer saber que ella es mía? 

-Ara, Natsuki esta celosa- El sonido juguetón de su voz, junto a su tibio aliento en mi oído me hacen temblar, malditas piernas de gelatina. 

-Son impresiones tuyas mujer- Digo pasándole el casco. 

-Te ves hermosa, cuando te sonrojas- Me abraza, se aferra, sabe que lo mío es la velocidad, pero... otra vez estoy en desventaja, me arde la cara y sus nada inocentes roces en mi vientre podrían causar un accidente. 

-¡Quieta!- Acomodo sus manos un poco más arriba, lejos de mis muslos o mi vientre bajo y ella es tan... tan Shizuru, me toma las de adelante sin ningún cuidado del público que nos observa. –Shi... ¡Zuru!- Ahora si veo a 100 potenciales asesinas seriales frente a mí. Le bajo las manos a mi cintura. -¡Compórtate!- Que me estas poniendo más y más nerviosa. 

-Snif... no le gusto a mi novia... mejor le digo a una de esas chicas que me lleve a casa- Dice con su voz compungida y con el afán de bajarse de la moto. ¡¿Qué?! Ya me imagino a una de esas niñitas echando escopolamina en el té de Shizuru y a ella atada a una cama, luego la puberta haciéndole sin fin de barbaridades. ¡Eso sí que noooo! 

-De aquí no te vas- Enredo sus manos a mi cintura y arrancó la moto mucho antes de que pueda decir nada, siento su agarre hacerse incluso asfixiante pero eso no importa por cuanto no la he dejado ir. Ya en las calles más pobladas de autos bajo un poco la velocidad y ella afloja un poco, creo que Shizuru es tan fuerte que si quisiera me rompería un par de costillas, pero como toda ella cuando se aferra a mí, nunca me hace daño. –No vuelvas a hacer esas insinuaciones... tal vez te crea- Suponía que no iba a escucharme por el viento y los cascos de por medio, pero sus manos acariciando mi costado con delicadeza, me dio a saber que si... ella siempre me escucha. 

-Natsuki... nunca debe olvidar que es la única para mí- También la oí decir mientras apoyaba su cabeza muy cómoda en mi espalda, sentirla así es sublime. 

Pero esto todavía no esta zanjado, ya no soporto verla sonreír a ese marabunta de chicas tras ella, solo las llena de esperanzas. -No vuelvas a coquetear con esas mocosas- No todas son mocosas, sospecho que su sensei de finanzas le tiene el ojo puesto, esa vieja no hace otra cosa que mirarle el escote en clase y cuando escribe ¡Me enerva! Vale lo acepto he espiado algunas de sus clases pero... es mejor estar segura de las rivales ¿No? 

-Si Natsuki deja de comer tanta mayonesa- ¿Se esta riendo? Que malo es no verle la cara. 

-¿Y qué tiene que ver mi mayo en todo esto?- Creo que debí disimular, supongo que le asqueó que le untara mayonesa a mi manzana. 

-Que es mala para el colesterol de mi Natsuki- Ella sabe que con eso no va a convencerme, acelero otra vez tratando de no prestar atención ¡Nadie se mete con la mayo! Salvo ella... supongo. –Le gusta más que yo- Levantó la voz para hacerse escuchar y vaya, un golpe bajo. 

Llegamos a casa. -¡No es justo Shizuru!- Me bajo de la motocicleta y le tiendo la mano para que pueda bajar, me tiende su casco y yo guardo los dos, caminamos por el estacionamiento, yo la sigo y creo que ha ganado otra vez. 

-Eso solo significa que la mayonesa es más importante que yo...- Con esa pose de lo más indignada y yo, digamos que perdí foco con el movimiento sensual de su andar presuroso. ¡Bendito elevador! Ya no la tengo que seguir como si fuera un cachorrito abandonado por su ama, entramos, pincha el botón de nuestro piso, que es el último. 

-Estábamos hablando de tus fans, ¡No sé por qué involucras a la mayonesa!- Ya estoy desesperada, si me rindo ahora, me veo usando faldas más seguido y esa batalla todavía no ha tenido lugar. Esta empeorando el mohín de su cara ¡Vamos a perder Kruger! Me grita mi cerebro con todas las alarmas encendidas, ¡Haz algo! ¡Alerta roja! ¡Va a llorar! Reitera mi mente en su estado disfuncional, y si llegamos a eso estoy perdida, se ven cristalinos sus ojitos de rubí... ¡Perdimos! ¡Perdimos! 

La beso, ¡Gracias cerebro! Su cuerpo se relaja entre mis brazos y sus labios me responden inmediatamente, desaforadamente acaricia mi punto débil, mi nuca con sus largos y suaves dedos. Se me olvida donde estamos, su boca me abre paso, mi lengua decide divertirse y hacer una fiesta privada con la suya ¡Que dulce! Vamos esto sabe mejor que la mayonesa -“Pero eso es un secreto”- Me repito para que nunca lo sepa. 

Bajo la mano por su cintura hasta su falda, su muslo y tiembla, sonrío entre sus labios, bajo por su barbilla con pequeños picos, llego a su cuello y succiono, un lindo sonido nace de sus labios, por otro lado me animo a morderla... sé que esto va a dejar marca, MI marca. Elevo su pierna para que la enrede en mi cadera, ¡Que obedientes estamos! No puedo evitar pegarla más a la pared del ascensor, mi cuerpo adherido al suyo, mis envites naciendo naturalmente contra su intimidad, suspira en mi oído de una forma tan jodidamente sensual que... tiemblo. 

El ascensor se detiene con un pitido, escucho las puertas abrirse y como si Shizuru quemara doy un salto que me pone en la esquina opuesta del ascensor. Una viejecita nos sonríe pícaramente y nuestras caras se llenan de vergüenza, juro por dios que aquellos fueron los peores segundos de mi vida. La miro con una sonrisa nerviosa, sus ojos todavía preservan esa llamarada de pasión que me prodigaba momentos antes, yo no lo paso mejor... entre el calentón que cosquillea en mi entrepierna, Shizuru sonrojada acomodándose la camisa y planchando la falda con su mano, y la abuelita que se nos ha puesto en medio, con cara de saber que hacíamos, como divertida pero con cara acusadora. 

En una situación como esta, no sé si romper las puertas y secuestrar a mi novia o hacer lo que el sentido común dicta... esperar a que la abuelita se baje en su piso, aguardar a nuestra casa y devorar a Shizuru durante toda la tarde y puede que la noche. Lo importante es que gané dos cosas, la primera... encender los ímpetus de mi amor, y la segunda... hacer que se olvidara completamente de mi sagrada mayonesa. 

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Bajo el libro en mis manos, veo sus castaños cabellos moverse un poco y apoyo mi barbilla en su hombro. -¿Qué es el punto en equilibrio?- Pregunto de la nada, notando que anota y resalta ese detalle en su libreta con su siempre perfecta e inmaculada caligrafía. La verdad es que no quería interrumpir sus estudios, pero, no sé porque la expresión me suena y eso que yo no he estudiado Administración.

Es nuestro día libre, pero ella tenía que estudiar y no soy quien para arruinar sus aspiraciones para el futuro, será la mejor... de eso no tengo dudas. Yo estoy apoyada en el espaldar de nuestra cama, con las piernas abiertas para que Shizuru pueda usarme de asiento provisional. Ella dijo que no podía estar tranquila en la sala donde claramente estaría más cómoda estudiando, solo porque no podía verme, o sentirme. Así que hace unas horas dejé a un lado los videojuegos, la invité a sentarse entre mis piernas y bueno, ella encontró muy cómodo mi pecho para apoyar su cabeza, o mejores sus descansabrazos, que no eran otra cosa que mis piernas desnudas, no es mi culpa que mis pantalones cortos cubran mas bien poco de mis muslos.
Shizuru esta muy cómoda así y es todo cuanto importa, tiene un enorme libro de texto en una mano, su portaminas en la otra y la libreta apoyada en una mesita pequeña que solemos usar para mover el desayuno, pero ya es de ver los usos que ella le encuentra. 

-El punto en equilibrio, no es otra cosa que el momento donde las ventas de una empresa compensan el factor del gasto y costo sin generar perdida o excedentes... es lo mínimo que debe vender una organización para mantenerse a flote- Me lo explica diligentemente, si lo leyera del libro seguramente encontraría que esta escrito en chino o de plano no entendería ni una palabra. Le doy un beso a sus cabello en agradecimiento, pero creo que mi trasero esta volviéndose cuadrado. 

-¿Deseas algo de tomar? Llevas un buen rato estudiando- Le pregunto al oído con un tono amable. 

-No- Esto es raro, ella nunca desprecia ninguno de mis gestos o atenciones. 

-¿Por qué no?- Levantó una ceja, es algo nato, bien sé que no puede verme en esta postura. 

-Porque estoy muy cómoda con las firmes y sexys piernas de mi Natsuki en derredor de mi cintura... están a mi alcance- Desliza sus dedos sobre mis muslos y tira hacia atrás su cuerpo, su cabellera queda apoyada en mi hombro y yo... yo estoy ardiendo en temperatura. 

-¡Zuru!... tienes que estudiar- Pero que voz tan poco convincente la mía, no sabía yo que me quedaba a merced de ella con las piernas abiertas de esta manera. 

-Dame un beso... Suki- Aquello no parece una petición, pero cierto es que no puedo negarle nada, deslizo mi rostro, mis labios muy cerca de los suyos, mi aliento rozándola, hasta besar la puntita de su nariz. ¡No dijo donde! Jejejeje. 

-Hecho... estudia- Levantó mi libro y desvió la cara con el animo de no prestar atención al entumecimiento de mis posaderas o esos ojos que me miran con indignación. 

-Ikezu- Es todo lo que escucho antes de que sus labios me den un beso en el cuello, laman de mí, succionen sin contemplación hasta hacerme volver la vista para responder el beso que le negué un instante atrás. El libro de genética de la doctora Baranoha queda olvidado sobre la mesa de noche, mientras me vuelco en atenciones sobre Shizuru. No sé como es que termina sentada sobre mí besándome sin recato, o sujetando mis muñecas y presionando sus carnosos labios en mi clavícula, entre lo que deja ver mi camisilla. Lleva... su.. su mano hasta mi vientre, sobre la tela, en mi pantalón y respingo, justo ahí. ¡Esta mujer va a enloquecerme! Cierro los ojos extasiada a la espera de que los retire y haga más que bien su labor, sin embargo cuando libera mis manos, su cuerpo se evapora del mío. Abro los ojos y la puerta se remueve, dando vistas de que alguien acaba de salir a gran velocidad. 

-¡Shizuruuuuuu!- Le grito a la nada porque ella seguramente ya me lleva unos cuantos metros de ventaja, pero ni de broma dejo las cosas así. -¡Ven aquí!- Salgo corriendo tras de ella, no se me va a escapar ¡Me las pagará! 

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El tiempo es cruel, que se empeña en pasar pronto cuando uno menos lo desea, una semana de convivencia con ella y yo había acariciado el cielo con las manos, pero el tiempo... mi tiempo de paz había culminado, ya debía yo recordar la frialdad de mi trabajo. Es extraño salir de casa, despedirme con un beso, uno eléctrico y sonreír contemplando la mirada borgoña que lo es todo para mí... un maletín en mi mano, ropa casual, la puerta no se cierra, solo siento la mirada que posa sobre mi espalda, en mis piernas y el camino que nos aleja. Sería normal, incluso dulce para memorar y querer imaginar que cuando acabe el día volveré a sus brazos, en ello conservo mi fe. Quiero detenerme, dar media vuelta y volver a su lado, tomar el primer avión que encontremos, ir a un mundo aparte donde solo estemos ella y yo. ¿Qué tonto pensar así? ¿No es un poco inmaduro para mí? No vuelvo la vista atrás porque la escasa fuerza de voluntad que me aparta de ella, se diluirá con tanta facilidad. 

No sería por siempre aquella despedida, sería rauda y silenciosa como la parca, pues esa misma noche, la señorita Margueritte sería depositaria de un féretro. Una parte de mí ansiaba ver cumplido el cometido, por algo más allá de mi propio entendimiento, si tal vez Nagi dijese la verdad, entonces su muerte sería mi libertad y es claro, un pequeño precio en mi larga lista de culpas, uno que estoy muy dispuesta a pagar. Me perdí en el asfalto, para no dejar rastros, simplemente era cuestión de seguir a mi víctima, imperceptible, sigilosamente y sin dejar rastro alguno de mi camino, solo hasta encontrar el momento propicio para culminar la tarea. Yo Natsuki Kruger... no sabía que al volver todo habría cambiado, que nada podría ser visto por mis ojos... de la misma manera. 


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3 comentarios:

  1. Lo acabo de terminar de leer que buenisima historia!!!

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  2. Espero el siguiente capítulo...

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  3. Me encanta tu historia sigue asi y gracias a dios k actualizas seguido para no kedarme picada con lo k pasara en el sig. Cap.
    jess/Mex

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