13
Han
pasado dos meses desde que comenzamos con esto de Mateo, me he tenido que
disfrazar de chico cuatro ocasiones más. Aunque claro que en estas ocasiones no
he sufrido tanto como en aquella vez en la que me puse a jugar, esa vez me
quedaron varios moretones que tardaron un mes en sanar.
No he
tenido noticias de Mar, desde la última vez, y no me he atrevido a llamarla,
porque bueno, ¿Qué es lo que puedo decir?, no es como decir “hola, ¿Cómo has
estado?, no he sabido nada de ti desde el acostón”, no puedo decir eso ¿o sí
puedo?
Andrés y
yo hemos platicado y salido a dar la vuelta, el ya no intenta conquistarme,
ahora me ve como una amiga, eso me alegra,
puesto que es muy lindo y merece que alguien lo ame, Judith, me ha hecho
dos que tres escenas de celos, pero nada grave.
Esto de
tener que ser niño por ratos, me está comenzando a hartar, lo mejor será que le
diga a Judith que no puedo seguir con eso.
La
campana había sonado, todos salieron del salón y solo quedábamos Judith, y yo,
pensé que esa sería una buena oportunidad de decirle.
-Judith,
me estoy cansando.
-¿De qué?
-De lo de
“Mateo”.
-Abril,
yo no te obligue para que lo hicieras.
-Lo sé,
solo que no es muy cómodo tener que fingir que eres alguien diferente para estar
con la persona que quieres.
-¿No
estas cómoda conmigo?
-No me
refería a eso, sino al tener que ser lo que no soy ante los demás.
-Lo
siento, solo pensé que así estábamos bien, pues nadie sospecha nada.
Sus
palabras me sacaron de onda, no quería que nadie sospechara nada, lo que
significaba que no quería que nadie supiera nada, y eso de amar a medias no se
me da.
-Te
molesta- me pare de la banca de un salto.- no quieres que la gente diga nada de
lo que somos. Te avergüenza.
-No me
refería a eso.
-¿Entonces?
-Me
asusta que nos lastimen.
-Nadie te
puede lastimar al menos que tú se lo permitas.
-Abril,
no es tan fácil.
-Tienes
razón, no es tan fácil, y si no lo quieres afrontar menos.
Salí del
salón sin esperarla, esta conversación lo único que logro fue que comprobara
mis sospechas de que ella no quiere que nadie lo sepa.
Me fui a
la biblioteca y me puse a leer.
-El
lustre de la perla.
-Sí, es
muy bueno- después de contestar baje el libro y mire a la maestra Daniela
parada frente a mí.
-Sí, ya
lo leí, me sorprende que estés aquí, y no con Judith.
-Bueno,
ella y yo peleamos.
-¿Por
Mateo, el novio de Judith?
-Sí, algo
así.
Incluso
la maestra sabia del novio de Judith, debe de ser por que las chicas del salón
la asediaban para que se los presentara.
-Sí, es difícil
cuando eso pasa- dijo para sentarse en frente de mí.
-No sabía
que usted disfrutara de ese tipo de lecturas- pregunte dejando el libro a un
lado.
-Muchos
libros de este tipo son buenos. Te recomiendo el de “Más allá de la
curiosidad”- dijo mientras miraba por la ventana.
-La
alumna que se enamora de su maestra de piano.
-¿Ya lo
leíste?- pregunto sorprendida.
-Sí, es
muy bueno, un poco subidito de tono pero bueno. Además eso de enamorarse de tu
maestra es…
-Descabellado-
interrumpió la profesora.
-Yo iba a
decir real.
-¿Te has
enamorado de un maestro?- pregunto algo intrigada.
-No, de
un maestro no.
La
maestra me miro a los ojos con curiosidad, tomo aire y se animó a preguntar.
-¿De una
maestra?
-No,
bueno, típico infante de 3 años que se enamora de la maestra del preescolar.
Fuera de eso que duro dos días no.
Un
silencio un poco incómodo nos inundó, le acababa de salir del closet a la joven
maestra.
La
profesora era joven, recién graduada, de unos 24 años, alta, cabello castaño,
delegada y de seguro con una larga fila de pretendientes.
-Y usted
¿se ha enamorado de algún alumno?- pregunte por preguntar.
-No, de
un alumno no.
-Preguntare
por incomodar, ¿de una alumna?
-No,
bueno, típico que te enamoras de la chica que parece más madura que las demás,
y que aparte es la más agradable y guapa
del salón.
No supe
cómo reaccionar, tal vez solo sería una broma, así que sonreí de forma amable.
-Sí,
súper típico.
La
maestra sonrió muy natural, hasta que sonó el timbre. Nos levantamos y antes de
que nos separáramos dijo.
-¿Has leído el lado ciego del amor?
-No, creo
que no, pero suena interesante.
-Puedes
pasar por el a mi casa, si te interesa.
-Sí,
claro, hoy mismo paso por él, si no tiene problemas.
-No,
adelante.
-Hasta
luego miss.
Durante
las clases no hable mucho con Judith, estaba algo molesta por su falta de
valor. Al terminar me fui a mi casa hice mis deberes y al terminar me fui por
el libro.
La casa
de la maestra era bonita por fuera,
tenía lindas plantas que decoraban con sus variadas flores de múltiples colores
y formas.
Me
acerque al timbre y toqué.
La
maestra salió con una amplia sonrisa decorando su rostro, llevaba unos
pantalones de mezclilla, una blusa azul cielo y el cabello que siempre había
visto recogido de forma elegante se encontraba suelto cayendo sobre unos
hombros descubiertos.
-Adelante,
pasa.- Hiso un ademan indicándome el camino.
Entre a
la casa la cual era linda también por dentro, tenía unos objetos antiguos
decorando, cosas de nativos africanos como máscaras y tambores, objetos de las
antiguas civilizaciones de México como cabezas olmeca en miniatura, estatuillas
de alebrigues, y más objetos muy curiosos.
-No
imaginaba que su casa fuera así.
-Desordenada.
-No,
acogedora, no sé, siento paz, al estar aquí- hice una pausa para contemplar más
a detalle los objetos- me imaginaba que
las casas de los maestros eran estilo
película de terror.
-Bueno,
si quieres te puedo mostrar el calabozo en el que encierro a los que no hacen
tareas.
-Seria
lindo, ¿hay ratas?
-Creo que
sí, que clase de calabozo seria si no las tuviera.
-Entonces
creo que mejor no voy, las ratas no me gustan, aunque si lo que desea es verme
llorar y escuchar mis gritos histéricos deberíamos de ir.
La cara
de la maestra se ilumino con una enorme sonrisa.
-No
quiero verte llorar.
-Y sobre
los gritos.
-No lo
sé, me gusta torturar a mis víctimas.
-¿Victimas?
-Bueno,
siéntate, ¿quieres algo de beber?- cambio de tema.
-Vino
tinto por favor.
-¡Ya!,
¿Zumo de naranja o agua?, niñita.
-Zumo, y
no soy una niñita.
Después
de un rato salió de la cocina con dos vasos de zumo de naranja.
-Aquí
tienes- me dio el vaso- adulta.
-Gracias
señorita Botello.
-Llámame por mi nombre, no estamos en clase.
-OK,
Daniela.
-Y Abril,
¿tú y Judith tienen algo que ver?
Sin
anestesia, directo y certero.
-Ahora,
creo que no- le di un trago al jugo.
-Lo
siento, no quise incomodarte.
-Descuide.
-No
estamos en clase.
-Lo
siento, “descuida”.
-¿La
quieres?
-Sí, o,
no sé. Bueno, la quiero, pero ella no quiere atreverse a salir del armario, y
no quiero terminar como mi tía.
-Tu tía la que murió.
-Sí, se
quedó sola por miedo.
-Sí,
entiendo.
-Y tu
¿Qué tal andas con las cosas del amor?
-Bueno,
no hay muchas bolleras aquí, la mayoría está en el armario, tal vez me vuelva
hetero.
-¡No!, es
difícil de creer que no tenga pretendientes.
-No de mi
gusto.
-¿Cuáles
son sus gustos?
-Mis
gustos, no sé cómo decirlo.
-Bueno,
yo doy opciones y tú eliges.
-Vale.
Y allí me
encontraba, platicando con una maestra como si de una amiga se tratara.
-¿Hombres
o mujeres?
-No era
necesario preguntar- contestó con una sonrisa.
-Si lo
es.
-Bueno,
mujeres.
-¿Altas o
chaparras?
-Intermedio.
-Vale,
¿rubias, morenas o pelirrojas?
-No sé,
las tres.
-Las
tres, tan seria que se veía, y ahora resulta que con las tres- mi voz era ampliamente exagerada, fingiendo
sorpresa.
-No dije
que al mismo tiempo.
-A- dije
desilusionada- que aburrida.
-Primero
te parezco pervertida y ahora aburrida, no te doy gusto.
-Bueno,
¿me quieres dar gusto?- moví las cejas hacia arriba muy rápido, en son de
coqueteo sínico.
-Abril,
estas reprobada.
-Ya,
bueno ya, me calmo. Siguiente pregunta. ¿Jóvenes o mayores?
-Define
joven.
-De su
edad.
-Sí.
-O
menores.
-¿Te me
estas insinuando?- dijo imitando mi tono de exageración y llevándose una mano
al pecho.
-No, yo
no, la respeto,- comencé a ponerme roja- solo, preguntaba, no es que yo
quisiera…
-Estoy
jugando.
La mire
con una mirada de enojo- Y si le hubiera dicho que sí.
-Siguiente
pregunta.
-Vale.
¿Dar o recibir?
-¿Por qué
preguntas eso?
-Para
saber, si conviene o no.
-No te
contestare- se dio la vuelta y me dio la espalda- ambos.
-Igual.
¿Qué es lo que más le gusta hacer?
-Bueno,
hay muchas cosas que me gusta hacer, me gusta ver las estrellas, leer, tomar
café, escuchar música.
-Ser
interrogada por locas adolecentes…
-Sí,
sobretodo eso.
-¿Su
escritor favorito?
-Bueno,
en la poesía me encanta Pablo Neruda, en
la literatura Isabel Allende.
-Tiene
muy buen gusto, a mí también me gustan, me encanta ese poema de Pablo Neruda el
que dice “me gusta cuando callas, porque estas como ausente, y me oyes desde
lejos pero mi voz no te toca”, y Cuentos de Eva luna de Isabel Allende, son muy
buenos. ¿Color favorito?
-Azul.
-Lees mi
mente. ¿Perro o gato?
-No, y
perro.
-Enserio,
¿playa o bosque?
-Bosque,
y enserio.
-Tengo
más cosas en común contigo que con Judith ¿día o noche?
-Noche,
me sorprende que así sea.
-¿Series
o novelas?, y ¿esto es raro?
-Series,
¿a qué te refieres con “esto”?
-Me gusta
NCIS, ¿Lobos o vampiros? Me refiero a que nos
llevemos bien.
-NCIS es
buena, ¿Qué te parece “Mentes criminales”? lobos, no creo que sea raro.
-Me
fascina ¿crepúsculo o narnia? ¿Te gusta esto?
-Narnia,
si, es divertido tu interrogatorio.
-No me refería al interrogatorio ¿cantar o
bailar?
-Bailar
¿y tú?
-Cantar,
supongo, no contestaste.
-Sí, es agradable. ¿Conoces a alguien
compatible?
-No, lo
siento, pero siempre está la opción de anunciarse en el periódico.
-Que
malvada.- se levantó- voy por el libro.
No podía
creer que me estuviera llevando bien con una maestra, a decir verdad no me
parecía que fuera tan agradable.
Regreso
con el libro en la mano.
-Léelo,
vale la pena.
-Sí, lo
are, bueno, ya es un poco tarde me voy.
-Sí,
cuídate.
Sentí el
impulso de darle un abraso para despedirnos, en cuanto sentí sus este
estilizados brazos alrededor de mi cuerpo, y la calidez del mismo, fue como si
me transportara a otro lugar, no quería separarme de ella hasta que me percaté
de que ya había pasado mucho tiempo y se podía molestar.
Salí
hacia mi casa con el libro en las manos, me parecía que podría ser divertido.
Antes de
dormir decidí leer un poco, comencé y de
inmediato la historia me atrapo, una actriz en el armario que se enamora de una
artista de Nueva York, me pareció muy entretenido.
En la
escuela estuve evitando el contacto con Judith, no sabía que decir, ella había
dejado en claro su postura, no tenía planeado salir del armario, yo no se lo
había comentado a nadie por ella, porque no quería hacerle daño de ninguna
forma.
Al
caminar por los pasillos me tope de frente con Daniela, se veía diferente a como
se veía ayer, vestía con un traje gris muy formal, el cabello perfectamente
bien recogido maquillaje discreto, unos zapatos de tacón y una medias.
Definitivamente lucia muy diferente.
-Hola
Abril.
-Hola
maestra, el libro está muy bueno.
-Me
alegra que te guste. Cuando necesites algo ya sabes.
-Claro,
gracias.
Me fui
hacia mi siguiente clase al igual que ella.
-Abril,
¿estás bien?
-Sí,
Andrés, solo discutí con Judith.
-¿Quieres
hablar de ello?
-No, lo
mejor es no hablarlo, ya pasara.
-¿Quieres
que vallamos al cine?
-Sí,
claro. Nos vemos allí a las 8.
-Vale.
Al
culminar la escuela, me fui a mi casa, no espere a toparme con Judith.
Salí
faltando treinta minutos para la cita.
Al llegar
al cine se encontraba Andrés en la puerta esperándome con una gran sonrisa de
oreja a oreja.
-Hola- me
acerque y le bese la mejilla.
-Hola.
Entramos
y nos dispusimos a ver una película que
estaba en cartelera, era el estreno de la semana y se esperaba mucho de ella.
Entramos
a la sala, nos abrimos paso entre la gente y nos sentamos hasta arriba. La
película era más aburrida de lo que esperaba, aunque por alguna razón
inexplicable ha el parecía gustarle. Harta y aburrida me disculpe para ir al
baño. Me abrí paso entre rodillas, y empujones hasta salir de la sala, y me fui al baño.
Me puse
un poco de brillo en los labios, me retoque el maquillaje y espere un rato
viendo mi cabello.
-No
esperaba encontrarte aquí.
Gire en
dirección de la voz tan familiar.
-Me está
siguiendo.
-No
estamos en la escuela.
-Lo
siento, Daniela.
-¿Viniste
sola?
-Con un
amigo, ¿y tú?
-Con un
pretendiente de mi madre.
-Sí es
pretendiente de tu madre ¿Por qué sales tú con él?
-Me
refiero a que mi madre me obligó a salir con él.
-Te
comprendo, mi madre también lo ha hecho.
-También
estas aquí por la misma razón.
-No, yo
he venido por mi propia voluntad, solo que la película es pésima, de hecho
estaba planeando disculparme y salir huyendo.
-Me has
dado una buena idea.
Salimos
del tocador, nos dirigimos a nuestras respectivas salas y nos disculpamos con nuestros
acompañantes.
Al salir
del cine me topé con ella.
-Lamento
que tu cita no fuera buena.
-Descuida,
ese tipo conseguirá a otra ¿vas a tu casa?
-Supongo
que sí.
Nos
quedamos calladas durante un segundo.
-¿Te
gusta el karaoke?
-Sí,
claro.
-¿Te apetecería
ir a un lugar conmigo?
-¿Habrá
karaoke?
-Probablemente.
-Vamos.
De estar
con Andrés viendo una terrible película termine yendo con mi maestra a un
karaoke.
El lugar
era un bar-café, no estaba muy lleno, pero tampoco vacío, nos dirigimos hacia
una mesa desocupada y pedimos un capuchino de vainilla para mí, y un late
expreso para ella.
-Así que
una cita…- dije para comenzar la plática.
-Ni me lo
recuerdes, ese tipo era un “Don Juan”.
-¿Era
guapo?
-Algo, y
¿con quién ibas?
-Andrés,
me invito, y bueno él es buen amigo.
-¿Es
guapo?
-Pero si
lo conoces.
-Me
refería a si tú, lo vez de esa forma.
-Bueno,
es lindo.
-Así que
te gusta.
-No, yo
no dije eso, dije que era lindo como- me detuve a pensar un momento con que
podría compararlo- un cachorro de pitbull, no que me gusta.
-Vale.
Llego un
mesero de prominente trasero a traernos nuestra orden.
-Gracias-
le dije al joven que contento con una sonrisa y un giño.
-Estas
desatada.
-¿Perdón?
-Le
coqueteaste al mesero.
-Claro
que no, solo fui amable.
-Sí, aja claro-
dijo ella con un tono sarcástico.
-Bueno,
si así fuera ¿qué?
-No,
nada, adelante, eres joven.
-Mira
quien habla, la “anciana” ¿no?
-Soy tu
mayor- dijo con tono de superioridad.
-Uno o
dos años.
-Seis,
soy seis años mayor que tú.
-Solo es
un número sin importancia.
-¿Solo un
numero?, si alguien de mi edad
coqueteara contigo, ¿Qué arias?
-Bueno,
depende, ¿hombre o mujer?
-Mujer.
-Vale,
¿guapa?
-Algo,
¿es eso muy importante?
-No, de
hecho, eso sale sobrando. ¿Agradable?
-Sí.
-¿Alta y
de cabello castaño?
-Tal vez.
-Bueno,
creo que sí, si es como alguien que conozco yo seré quien le aviente el perro
en cuanto vea una pisca de interés.
-¿Si es
como quién?
Mire
hacia todos lados como vigilando que nadie me viera, la llame para decírselo al
oído y susurre- Es una persona que vale la pena.
-Pero no
me dijiste su nombre.
El
anunciador interrumpió diciendo “Las personas que deseen cantar, inscríbanse,
es hora de mostrar su talento, el
ganador se llevara diez tragos gratis, vamos amigos”
-Deberías
de participar- le dije dejando de lado el tema anterior.
-Lo are
después de que tú lo hagas.
-Hecho. –
Me levante, me dirigí hacia aquel simpático hombrecito y nos inscribí.
-¿Qué has
hecho?
-Nos
apunte, dijiste que lo arias después de mí, así que así será.
-No era literal,
era una expresión.
-Demasiado
tarde miss.
-No,
¿estás de coña?
-Valla,
esa no me la esperaba, y no estoy mintiendo, ve a preguntar si quieres.
Se paró
del asiento y se dirigió con el amable sujeto de las inscripciones, al verla
como sonreía con cara de “dígame que no es cierto” mientras ese hombrecito tan
peculiar le decía que sí, que había sido registrada por su amiga que sonreía
alegremente mientras mandaba besos hacia ellos.
Al
regresar estaba pálida, parecía asustada.
-Tranquila,
maestra, solo es por diversión no se trata de “La Voz”, ni nada de eso.
-Te
matare.
-¿Por
inscribirla?
-No, por
decirme maestra fuera de la escuela.
-Vamos-
sonreí y la abrase- yo te daré mi apoyo mientras cantas.
-¿Cómo lo
harás?
-Bueno
gritare cosas como “Wow es un ángel”, “mejor que Yuridia”, “yo la conozco” he
incluso “¡hazme un hijo!”.
-Con eso
creo que tendremos problemas.
-¿Por?
-No tengo
pene, y eres menor de edad.
-No, eso
es falso.
-¿A caso
tengo pene?
-No, yo
tengo 18.
-Pensé
que tenías menos.
-No, ¿tú
tienes?
-24, me
salte algunos años.
-Somos
dos adultos.
Antes de
poder decir algo, el hombrecito simpaticón se subió al escenario y comenzó.
“Comencemos damas y caballeros con el concurso de karaoke de esta noche. Para
comenzar tenemos al galán de telenovela, el más asediado por las chicas Marcus,
el Hércules de la canción”
-¿Cómo se
atrevió a dar esa introducción para el pobre chico?
-De
hecho, el chico fue quien lo escribió, cuando te apuntas te pide que pongas una
introducción con la que quieres que te presente, la canción se la dices al DJ
antes de subir.
-¿Escribiste
algo para mí?
-Claro.
-¿Es
vergonzoso?
-Bueno…
-Dime que
escribiste “adulto”.
-Bueno-
sonreí pidiendo misericordia- escribí. “Con ustedes, la maravillosa, la maestra
del sexo y la canción, la ninfómana de la educación, la súper bomba sexy Dani”-
mientras le decía mi escrito con emoción, entusiasmo y la voz con un tono
orgasmeado, ella solo me miraba con atención, pensando en la forma de matar a
su alumna.
-Dime que
es broma.
-Si lo
es- conteste con toda tranquilidad, porque en realidad lo era, no sería capaz
de ponerle algo así.
Más
relajadas, nos pusimos a escuchar al pobre chico que desentonaba como nadie,
destrozo la pobre canción, convirtió una maravilla de melodía en basura.
Después de él las personas que siguieron no fueron más brillantes que el pobre
borracho de hace rato.
-Bueno,
nadie canta bien así no tendrás presión.- anime a Daniela, pero no logre sacar
una sonrisa de su preocupado rostro- Bomba sexy, relájate.
Al
escuchar lo de bomba sexy sus labios dibujaron una enorme sonrisa en su rostro,
sonrisa que respondí con una igual de grande.
-¿Enserio
te parezco una “bomba sexy”?
-Claro.
Antes de
que ella pudiera articular una palabra entendible el hombrecito subió de nuevo
al escenario.
“Con
ustedes, la chica de la sonrisa divertida, la más loca, más increíble que súper
bollera, tan cálida como mayo, y apasionada como diciembre, ella es Abril, la
chica de allá”
El
hombrecito decía con suma exageración su dialogo, mientras Daniela reía, desde
que escucho más increíble que súper bollera, me miro y comenzó a reír a
carcajadas. El sujeto de corbata de payaso apuntaba a mi dirección.
Me
levante salude a la gente mire a Daniela- Allá voy, y lo hago por ti.
Me
acerque al Dj y le pregunte si no había una guitarra, me la dio y le agradecí,
no lo aria con pista tocaría “Te vi venir”, de Sinbandera con la guitarra.
Subí a la
tarima, me acerque al micrófono y hable.
-Buenas
noches a todos, primero quiero decirles que esto es por una amiga, así que les pido
que me disculpen por destrozar sus oídos- la mayoría de los presentes rieron-
bueno espero que les guste, traten de no lanzar tomates- las personar rieron de
nuevo- te vi venir.
El DJ
bajo las luces y dejo una que me iluminaba, acomode la guitarra y comencé.
Cuando
comencé a cantar algunas personas aplaudieron, otras silbaron y gritaron mi
nombre, y unos se levantaron, mire hacia Daniela, estaba de pie aplaudiendo.
Mientras
cantaba le lance miradas y guiños, las personas
parecieron disfrutar, aunque bueno, después de los desastres que me antecedieron creo que debí
de sonar muy bien.
Antes de
bajar del escenario me acerque al micro.- Gracias, y espero que les haya
gustado- “Guapa” grito alguien en el público- guapo, gracias, y quisiera
invitar a alguien al escenario. Mi amigo Roy- apunte hacia el ya mencionado
hombrecito que tenía ese nombre- me ha permitido hacer esto. Bien demos la
cordial bienvenida a una gran chica, ella es única, divertida y extraordinaria,
y tengo el honor de presentarles a Dani, aplausos público- las personas
comenzaron a aplaudir y alabar a Dani, que subía al escenario con miedo.
Baje y me
senté en un lugar libre bajo el escenario, Dani hiso una señal al DJ y comenzó
a sonar su pista, “Blanco y negro” de Malú comenzó a sonar, al inicio Dani
entro un poco nerviosa, pero su voz era increíble, me pare y aplaudí junto a
las personas en el lugar. Todos vitoreamos a Dani, quien comenzó a soltarse y
se mostró más relajada.
Me arme
de valor y lo grite- ¡¡¡¡HASME UN HIJO!!!!
Daniela
me miraba incrédula mientras sonreía y cantaba, se acercó a donde estaba y
comenzó a cantarme.
Al
terminar agradeció al público y bajo a mi lado.
-¡Lo
gritaste!
-Te dije
que lo aria.
-No creí
que fueras capas.
-Pues lo
soy, ahora ¿Qué dices?
-De que.
-Del
hijo.
Sus ojos
se abrieron aún más, y su boca se entreabrió del susto.
-Era
broma, me refiero a lo de cantar.
-A,
bueno, no es tan malo.
Unos
concursantes más pasaron, pero no les pusimos atención, nos dedicamos a
platicar.
Roy se
subió de nuevo a la tarima – Ya tenemos ganador- destapo el sobre- pero tenemos
un empate, las ganadoras son Abril y Dani.
Las
personas aplaudieron y nosotras subimos al escenario.
-Gracias-
dijo Dani mientras recibía el trofeo.
-Gracias
gente- dije acercándome el micrófono- les doy las gracias por no arrojar
tomates- las personas rieron de nuevo- y bueno diviértanse y adiós.
-Esperen
chicas- dijo Roy poniéndose en frente de nosotras- ¿por qué no cantan una
canción a dueto, para la gente?
-Vale-
respondió Daniela sin que yo pudiese decir algo.
Nos
pusimos de acuerdo y resolvimos en interpretar “Por amor al arte” de Iván
Guevara con la guitarra.
Me
acerque al DJ para pedirle la guitarra de nuevo, me acomode en un banquito de
madera y comenzamos.
Daniela
inicio con “por amor al arte dejaron de escribirse historias para contarte, se
secaron los mares de sueños para despertarte, por amor al arte la noche se hizo
de día, borrando la oscura sombría de tu soledad.”
Yo
continúe con “por amor al arte la luna se bajó del cielo para consolarte las nubes
dejaron paso al sol para iluminarte. Por amor al arte tu vida ya no era tan
fría y dejaste de sentirte bacía por tu soledad.”
Y al
unísono entonamos
“Y
apareció en tu vida
La
chica de tus sueños
Tu princesa herida Y
ella curó tu infierno
Lo que tú no sabías
que aunque nacieras princesa
No
querías un Romeo
Esperabas a Julieta
Nadie
supo explicarte porque la querías Que
el hombre de tu vida se llamaba María
Pero escúchame amiga
Si
ella también quiere amarte
No hay que darle más vueltas Yo
se… Que es por amor al arte
Es por
amor al arte”
Las
personas no se molestaron al contrario, parecía que lo disfrutaban.
Era
difícil de creer que estuviera yo ahí cantando una canción hermosa con mi
maestra.
Nos
reusamos a tomar los tragos del premio, pero nos dieron los vales para que los
cambiáramos cuando quisiéramos.
Nos
dirigimos a tomar un taxi juntas, su casa quedaba más cerca así que insistí en
que primero la dejáramos a ella.
Durante
el taxi platicamos de lo sucedido. Hasta que llegamos a su casa.
Me baje
para acompañarla a su puerta.
-Bueno,
señorita Juárez, nos vemos en la escuela.
-Profesora
Botello, nos vemos en la escuela.
Nos acercamos para despedirnos con un beso en
mejilla, al estar cerca de su oído le susurre- Adiós, bomba sexy, nos vemos en
la escuela.
Ella se
ruborizó y solo dijo “hasta luego”.
Llegue a
mi casa a las 12:00am, me metí en la cama y dormí como tronco.
En la
escuela me encontraba con sueño, la primera clase me la pase dormida, y en el
receso Judith decidió enfrentarme.
-Abril,
¿podemos hablar?
-Si
claro-le hice u lugar en la banca en la que me encontraba.
-Yo…
-Descuida,
no te voy a presionar, no soy quien para juzgarte, además no creo tener la
calidad moral para hacerlo. Mira, no sé qué es lo que sientas, pero tal vez
solo sea confusión y se te pase.
-Crees
que estoy confundida, Abril, crees que lo estoy. ¿Confundida yo?, no lo creo.
-Bien,
¿podríamos ser amigas?
-¿En lo
que me “des confundo”?
-Algo
así. Mira sé que no estas lista, y no te presionare, solo que podemos darnos el
tiempo para pensar.
-¿Te
gusta Andrés?
-¡No!, para nada.
-Bueno,
entonces, solo amigas.
-Sí, eso.
Amigas.
Judith
suspiro profundamente, sus ojos comenzaron a ponerse brillosos.
-De
acuerdo, amigas. Hasta que…
-Tú
quieras, en el momento en que tú quieras algo más, podremos serlo, en esta
etapa bien podrías ser una heteroconfusa.
-Sé que
te amo. Pero te entiendo. Amiga.
Pensar
que antes éramos algo más y ahora solo amigas, aunque no puedo negar que aún me
gusta. Pero no sé si ella sienta lo mismo.
Entramos
a las clases, y la última era la clase de Daniela.
Se veía
algo agotada, parecía cansado, entro al salón, saludo como todos los días, puso
trabajo, y al finalizar pidió que le entregáramos todas las libretas para
revisar.
Al final
de mi trabajo pegue una nota que decía “café del centro hoy en la tarde a las
5, si (carita feliz) no (dibujo de un plátano)”.
No note
el momento en que lo leyó, así que solo espere.
Cuando me
enrejaron el cuaderno, busque la nota pero no estaba, lo más probable es que no
quisiera volverme a ver y esa era la manera más sutil para decírmelo.
Todos
salieron, me agache por mi mochila y al levantarme estaba una nota en un papel
rosa. La destape y allí estaba mi respuesta, un enorme si con un emoticón súper
sonriente comiendo un plátano.
Me
levante de mi lugar y me fui a mi casa acompañada por Judith como siempre,
después de nuestro acuerdo, las cosas se relajaron entre nosotras.
Llegue a
casa, realice la tarea y me dormí hasta las 4:30. Al ver la hora me levante, me
puse una chaqueta y me fui al café.
Al llegar
se encontraba Daniela, sentada en una silla, esperando, miraba el reloj y bueno
eran las 5:20, así tenía razón al hacerlo.
-Hola, se
me hiso algo tarde.
-Enserio,
no me di cuenta- trato de sonar lo más natural posible, pero no lo logro.
-¿Ya
ordenaste?
-No, te
estaba esperando.
-Gracias-
llame a un camarero y pedí un capuchino de vainilla, ella pidió un café negro.
-Capuchino
de vainilla de nuevo.
-Bueno,
me gusta la vainilla.
-¿Qué más
te gusta?
-Creí que
la del interrogatorio era yo.
-Bueno,
ahora es mi turno. ¿Hombre o mujer?
-¿Enserio?-
ella asintió con una sonrisa de satisfacción por la venganza.- Mujer.
-¿Altas o
chaparras?
-Altas.
-Altas,
las bajitas están descartadas. ¿Rubias, morenas o pelirrojas?
-Castañas.
-¿Jóvenes
o mayores?
-¿Te me
estas insinuando?- moví las cejas picaronamente.
-Esto ya
lo viví, pero al revés.
-Bromeaba,
la edad no importa, mayores, bueno de 17 en adelante.
-¿Activa
o pasiva?
-No, yo
me reservo el derecho de responder.
-Si no
contestas- se detuvo a analizar la amenaza- te voy a, te voy a, a reprobar.
-No-
sonreí picaronamente- intermedio, depende la persona, me acomodo bien en ambos
lados.
-¿Qué es
lo que más disfrutas hacer?
-Me
encanta observar nubes, siempre encuentras formas increíbles, leer, hacer
sonreír a la gente, tomar capuchino de vainilla, estar con personas a las que
quiero.
-Y ¿A
quién quieres?
-No
recuerdo que esa pregunta la hubiese hecho yo.
-No la
hiciste, solo pregunto.
-Bueno,
no lo sé.
-¿Sientes
algo por alguien?
-Siento
algo por Judith, pero ella, no se atreve a afrontarlo, y bueno, ahora no se si
la amo o no, aunque me paso lo mismo con Mariana, pero la última vez que nos
vimos las cosas se subieron de tono.
-¿Se
pelearon?
-Hicimos
lo contrario a la guerra.
-Entiendo-
su cara se mostró seria- y la amas, a Mariana.
-No lo
sé, las cosas están bien hasta que llegamos a un punto sexual, si no estamos en
una situación así, solo la puedo ver como amiga, hasta que ella comienza a
tocar y bueno. Con Judith es muy diferente, disfruto de estar con ella, solo
que ella no se atreve a amarme por completo.
Creo que me hare monja.
-¿Monja?
-Sí, así
me evitare problemas.
-No creo
que sea la solución.
Tomamos
nuestros cafés y guardamos silencio, aunque no se sintió incómodo.
-¿Tú a
quien quieres?- pregunte para romper el hielo.
-Bueno,
no sé, hay alguien pero, no estoy segura que sea amor.
-Te
entiendo.-Sonreímos y continuamos con el café.
-No has
cambiado tus bebidas.
Recordé
que se refería a lo del bar.- No, aun no, ¿y tú?
-No, no
he tenido con quien salir.
-Bueno,
que te parece si las cambiamos este viernes.
-Me
parece buena idea, nos vemos en mi casa
a las 7.
-Hecho,
es una cita señorita Botello.
-Una
cita.- repitió mientras estrechaba mi mano.
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autor.

Parece que Abril no tardará mucho en olvidar a Judith,gracias a Daniela,la ´´sexy maestra´´ XD
ResponderEliminarAl menos parece que tiene más en común con ella que con sus anteriores parejas,el único problema será que sea su profesora.
Rita
Huy me tiene enganchada esta historia...buenísima saludos Sam Italia
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