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Los últimos tres días han pasado
tranquilos, Judith y yo hemos mantenido todo en secreto, nadie tiene ni idea de
que somos más que dos simples y buenas amigas, mi madre se siente mal por
haberme golpeado, y no he hablado con papá para decirle lo que paso, aunque
pienso hacerlo hoy si tengo la oportunidad.
El hecho de llevar una relación a
escondidas a resultado un tanto excitante, eso de escondernos en el baño es
divertido, aunque temo que algún día nos canse, lo cual es lo más seguro,
puesto que el amor es difícil de esconder, y bueno a decir verdad soy muy mala
actriz, desde el kínder en donde interprete a “Doña Blanca” en el típico baile
de diez de mayo, ya no he vuelto a ser elegida como actriz de alguna obra,
supongo que debe de ser porque lo hice terriblemente mal.
La escuela se ha estado haciendo
un poco más pesada. Cada día tenemos más tareas y las cosas se van poniendo un
poco más serias.
Hoy en clase de ética abordamos
brevemente el tema de la homosexualidad, y bueno la reacción de los compañeros
fue un poco dura, verán…
-Haber chicos, hoy hablaremos
sobre las orientaciones sexuales- dijo la maestra al comenzar la clase.
-¿Cuántos tipos de orientaciones
conocen?- preguntó al grupo mientras anotaba el tema en la pizarra.
-Los gay, los normales y bi.-
dijo uno de los alumnos que a decir verdad no conocía, creo que ni siquiera lo
había visto antes.
-Bueno
si, pero eso no son los términos correctos- se sentó y busco algo en su
portafolio- los tipos de orientación sexual son los siguientes: heterosexuales
(atracción hacia el sexo opuesto), homosexuales (atracción por el mismo sexo),
bisexuales (atracción por ambos sexos), asexuales (sin orientación sexual),
pansexuales (hacia todos).
En cuanto
la maestra dijo la palabra homosexual, todos comenzaron a decir cosas como “qué
asco”, “guáchala” “que enfermos”, en fin ese tipo de cosas que suele decir la
gente estúpida. No pude evitar voltear a ver a Judith para ver su reacción, yo
ya estaba acostumbrada a ese tipo de comentarios, pero ella, vi como agachaba
la cabeza como sintiendo “vergüenza”, se siente feo, lo sé, pero no debe de afectarnos
lo que los demás digan.
-No deben
de expresarse de esa forma- replico la maestra mientras trataba de controlar a
los retrasados que decían ese tipo de cosas,- somos personas con diferentes
gustos pero los mismos derechos, no tenemos nada más de diferente, solo la
preferencia.
-Sí
maestra- dijo otro compañero que no había visto antes.- No tenemos que
discriminar a las personas como Adrián, ellos no tienen la culpa de ser unos
maricones, afeminados, maripositos.
Todos
comenzaron a reír, burlándose de Adrián, en realidad, yo no sabía que el fuera
gay, de hecho a decir verdad no había tenido mucho contacto con él, es por eso
que yo no lo sabía, el pobre chico agacho la cabeza y se quedó callado ante las
burlas de los demás.
-Silencio-
exclamo la maestra tratando de controlar a los cavernícolas que seguían
diciendo tonterías.- No tienen por qué expresarse de esa manera, no tenemos
nada de diferente, lo único que nos diferencia es nuestra preferencia sexual.
-Cierto-
dijo otro chico cuyo nombre no recuerdo- no molesten al gay.
Las risas
siguieron, el rostro de Judith estaba pálido, se notaba que a ella también la
afectaba, sabía que ella estaba sufriendo por lo que decían, no sé qué me llevo
a hacer lo que hice, creo que fue el rostro de Judith, no podía permitir que la
siguieran molestando (sin darse cuenta de que lo hacían), me levante y dije-
Vasta, no tienen nada de que seguir riendo. –Me acerque al chico que más reía
sin control- Haber tú, ¿Qué es lo que se te hace tan gracioso?
El chico
me miro y me dijo- A poco vas a defender a la nena.
-Pues yo
a la única nena que veo aquí es a ti- le conteste con un tono de reproche-
¿crees que eres mejor que el?, pues te tengo una noticia no lo eres. Además no
tiene nada de malo, el amor es amor, no importa si se trata de un hombre o una
mujer, sigue siendo amor.
Todos se
quedaron callados, creo que les sorprendió que
yo defendiera al pobre chico, la maestra se acercó a mí y dijo.
-Tienes
razón, el amor es amor, y no importa nada.
Después
de eso, la clase volvió a la normalidad, y todo se tranquilizó, Adrián continuo
normal, y Judith se veía un poco más relajada, de hecho creo que el que yo haya
defendido al chico la hiso sentirse mejor.
Al
terminar la clase la maestra se acercó a mí.
-¿Abril,
podemos hablar?- dijo mientras guardaba algo en su bolso.
-Sí,
claro- dije mientras regresaba y me sentaba en el pupitre que se encontraba en
frente del escritorio.
-Quería
decirte que me sorprendió la forma en la que te expresaste hoy.
-Bueno,
solo fue mi forma de pensar y nada más- conteste de una forma modesta, la
verdad es que me sorprendía que la maestra quisiera hablar con migo sobre eso.
-Pues me
agrada que pienses así- dijo mientras se inclinaba hacia adelante para quedar
más de frente con migo.
-Bueno,
me alegra que le guste mi forma de pensar- nos quedamos calladas un segundo-
pero ¿de qué quería que habláramos?- pregunte esperando que quisiera abordar
algún otro tema.
-De hecho
era de eso de lo que te quería hablar.
-Oh, solo
quería hablar de mi forma de pensar.
-Sí, es
que no pensé que tú pensaras de esa manera.
-Bueno,
pues ya ve, dicen que las apariencias engañan, y pues bueno yo no soy la
excepción.
Me miro
directamente a los ojos mientras sonreía, yo no sé el por qué pero le
correspondí la sonrisa, era como…bueno no sé cómo expresarlo, como cuando sabes
lo que la otra persona piensa, pero lo que yo sabía (o bueno más bien creía que
sabía que pensaba) era de que ella sospechaba algo de mí, y a decir verdad la
maestra Daniela me parece un poco, no, no lo creo, mi radar siempre faya.
Después
de unos segundos, le dije que si podía retirarme a lo que ella acepto.
Afuera
del salón me estaba esperando Judith ansiosa por saber de qué habíamos hablado
la maestra y yo, pero en realidad no le di muchos detalles, a decir verdad le
mentí, le dije que se trataba de un trabajo que le debía, no quise decirle la verdad para que no se mortificara
ni nada de eso.
-¿Quieres
ir al cine?- le pregunte a Judith, para matar el silencio que se había hecho
presente.
-Sí,
claro- contesto con entusiasmo- hay que ver una película de terror.
-De
terror, bueno, espero que no te de miedo- comencé a hacer el típico ruidito de
uuuuyyy.
-No, para
nada. Yo si soy valiente- dijo mientras se estiraba para verse más alta.
-Ya
veremos- conteste mientras reía.
La casa
estaba como si un huracán hubiese pasado por allí, todo desordenado y se notaba
que no habían limpiado, era muy raro ya que mi madre es fanática de la
limpieza, (cosa que yo no herede) y el tener la casa así no era algo que a ella
le alegrara.
Entre
hasta la cocina para ver si ella se encontraba allí, pero no había nadie,
estaba completamente vacía, no tenía ni idea de en donde se podía encontrar.
Comencé a llamar a Toni, pero él tampoco estaba, no había nadie en la casa,
solo yo. El que todos se fueran sin avisar era muy raro, nunca hacían eso, así
que supuse que algo estaba pasando.
Me cambie
de ropa y fui a buscar algo en el refrigerador, mientras me disponía a
prepararme un sándwich de jamón, alguien entro a la casa.
-¡Abril!-
grito mi madre muy deprisa al entrar.
-¿Qué
pasa?
-Tenemos
que ir a la villa- dijo mientras buscaba algo en la repisa.
-¿Por
qué?
-Tu tía
se puso mal, y parece que es muy grave, así que tenemos que ir a verla.
-Ok,
vamos.
Me subí
al auto que había dejado encendido, le comunique a Judith lo ocurrido y me
disculpe por no poder ir con ella.
La verdad
es que lo de mi tía no me preocupaba mucho, era una señora mayor, así que era
cuestión de tiempo, además, ya no podía moverse, creo que su vida ya no era
vida,
En
realidad lo que estaba pensando es en que regresaría a mi lugar de origen,
vería a mis amigos así que posiblemente volvería a ver a Mariana. ¿Pero qué le
diría?, supongo que tendría que contarle que ya encontré a alguien, pero que
tal si no podía, si al volverla a ver seguía sintiendo lo mismo que antes,
podría ser que lo que sentí por ella sea más fuerte que lo que siento por
Judith, mi corazón se aceleró de la mortificación, que sería lo que tenía que
hacer.
-¿Estás
pensando en ella?- pregunto mi madre muy seria, tal parecía que había leído mi
mente, ese es uno de sus dones, el poder leer mi mente.
-Sí-
conteste con cierta melancolía.
-Aun no
la olvidas.
-No lo
sé- la forma en que mi madre me sorprendió, lo hiso de una manera muy educada,
no me agredió, y su tono era más respetuoso, cosa que ella nunca hacía.
Después
de esto mi madre no volvió a hablar en todo el camino y yo tampoco, la verdad
no sabía que decir.
Mientras
esperaba el momento en que llegáramos, Judith me mando mensajes, para saber
cómo me encontraba, en todos conteste tratando de mostrarme muy tranquila,
Judith no sabía nada sobre Mariana, no le había dicho nada, y no podía
decírselo ahora por mensajes de texto
(eso no se hace es de mala educación) cada vez me acercaba más.
Por fin
llegue, la casa se veía igual que antes, nada parecía haber cambiado, era de
noche, así que no fuimos a ver a mi tía, decidimos ir a dormir un poco.
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Me gusta el personaje de Abril, es una niña que demuetra sus prinsipios, eso me gusta,:)
ResponderEliminarVamossss abrilllllll que catacterrrrrrrrr jajaja
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