Una
semana después de aquel espantoso acto de ira por parte de Erick, Keely no
había pasado por ahí y empezaba a preocuparme. Frente a Erick disimulaba mi
preocupación ya que él estaba aún más nervioso, su hermana no lo había llamada
ni una vez y no contestaba sus mensajes ni llamadas.
-
tranquilo, necesita tiempo- él se limitaba a mirarme sin expresión alguna y yo
le acariciaba su pelo – sabe cuidarse sola y lo sabes. – Expreso media sonrisa
y seguimos trabajando – Por cierto, deberías declararte, tal vez te
corresponda- le dije riendo y me gire ya que empezaba a ponerse rojo.
-
calla – y no pude evitar reírme ante la situación.
Estaba
concentrada en mi lecturas sobre la importancia de una buena Administración
cuando el sonido tenue de alguien tocando la puerta me desconcentro, se me hizo
extraño por la hora que era, gire a
hacia el reloj y vi la hora marcada en números digitales -- 11:46 pm, ¿Quién
será a esta hora?--Fue uno de los pensamientos que obtuve, y el otro -- ¿un ladrón?-
- me levante sigilosamente de la silla para tomar una sombrilla de metal algo
pesa, que nunca usaba por lo mismo de su peso. Afuera estaba lloviznando y mis
nervios empezaron a ponerse tensos, no sabía si preguntar por quién era, y mi ritmo cardíaco se sobresaltó cuando
escuche la puerta sonar de nuevo.
-
Yae – sonó la voz desanimada de Keely detrás de aquella puerta, lo cual hizo
que dejara la sombrilla aun lado y en acto rápido abriera la puerta. Se
encontraba totalmente mojada y tenía una expresión dolida, me quedo viendo unos
segundos y se lanzó contra mi cuerpo soltando en llanto, mil pensamientos
pasaron por mi mente pero me limite a abrazarla sin importarme que empapara mi
ropa.
Aquellas
imágenes volvían atormentar mi mente una vez más, y como siempre despertaba agitada y con mis
manos aferradas fuertemente a las sabanas,
no comprendía que era lo que pasaba o lo que podría significar aquello, un leve
movimiento me saco de mis pensamientos y me gire hacia el cuerpo que estaba a
lado mío y observe aquel rostro profundamente dormido, note que aun sus ojos
estaban hinchados de tanto llorar. Aquel estúpido hombre seguía engañándola
pero esta vez ella lo descubrió y fue de la peor manera, el idiota se atrevió a
llevar a una de sus conquistas a su casa y por si fuera poco los encontró
revolcándose en su cama. Note como su
piel se estremecía por el frío que se
sentía y tire de la sabana para en volverla suavemente.
Eran
las 3 de la mañana tenía que lograr dormir un rato ya que iría a la escuela,
aquella noche fue larga y sabía que no estaría en las mejores condiciones, di
un suspiro profundo y me recosté tratando de conciliar una vez más el sueño,
pero todo aquello fue en vano, de alguna manera me sentía inquieta, mi cabeza
empezaba a dolerme así que decidí
levantarme resignada al no poder descansar, empecé con una rutina de
ejercicios para después meterme en la ducha, la cual me relajo un poco, cuando
llego la hora de irme, me debatía entre despertarla o dejarle una nota, me acerque a la cama
despacio, observando detenidamente su rostro ahora más relajado y
sumergido en un profundo sueño, tome uno
de sus hombro moviéndolo levemente para no asustarla, ella abrió los ojos
pesadamente y me acerque un poco a su oído.
- Tengo que irme, puedes quedarte todo lo que
quieras, hay todo lo necesario en la cocina si apeteces comer algo- le sonreí tímidamente
y ella se me quedó viendo fijamente, después de sonreírle nuevamente, bajó la
mirada – Discúlpame, no pudo quedarme, esta clase es importante- asintió aun
con la mirada hacia abajo, estaba dispuesta a salir de aquella habitación
cuando ella me abrazo, hundiendo su rostros en mi espalda dijo con voz suave.
-
Gracias – Escuche su respiración agitada, estaba tratando de no romper en
llanto, me gire para abrazarla fuerte.
-
Tratare de regresar temprano – No sabía que palabras utilizar, sentí como se separaba
suavemente y su rostro esbozaba una media sonrisa.
-
voy a estar bien, no te preocupes- asentí con la cabeza y salí de la casa aun preocupada así que
decidí hacer una llamada a aquel chico que debería estar aún preocupado, sabía
que tal vez a Keely no le agradaría pero no quería que estuviera sola.
Era
mi último año en la universidad y no podía concéntrame, aquello estaba desesperándome, aquel sueño
atormentándome el cual se hacía cada vez más presente, Keely se estaba quedando en mi casa. Cada
noche le llevaba una taza de caféy ella se recostaba en el sillón para tomarlo con tranquilidad, mientras que yo
trabajaba en una pequeña mesa colocada justo enfrente a ella,en aquellos
momentos notaba en su expresión tranquilidad, pero sabía que estaba fingiendo
estar bien, aparentando ser muy fuerte, aunque abecés me daba la impresión de
que en verdad no le había afectado tanto, después de trabajar un rato en mi
tesis y notar que de nuevo me había sumergido en mi trabajo, giraba a ver la
hora, siempre terminaba muy tarde, y hay estaba Keely en el sillón totalmente
dormida, como cada noche la despertaba despacio y la ayudaba a llegar al cuarto.
-
Deberías cargarme- dijo fingiendo molestia, mientras se colgaba de mi brazo
como si no pudiera mantenerse de pie, solté una pequeña risa.
-
Imposible, pesas mucho – Soltó mi brazo y antes de darme cuenta dio un brinco
en mi espalda colocando sus brazos sobre mis hombros, trato de abrazar mi
cintura con sus piernas pero cayeron sin soltarme del abrazo.
-
Debes sostenerlas – Dijo riendo y sin darme tiempo a protestar volvió a dar un
brinco, esta vez sostuve sus piernas antes de que cayeran y escuchaba su risa
divertida sobre mi oreja – camina – coloco su mentón sobre mi hombro, moví la
cabeza en negación empecé a caminar con dificultad – vez como no peso – sin
separar su mentón. Al llegar a la cama me gire quedándome de espadas para que bajara
en ella, pero se mantuvo inmóvil, trate de sacudirla pero eso provoco que
perdiera el control y cayéramos juntas, soltó un gritillo al caer, y reímos un
rato por la situación, nos acomodamos para dormir, en poco rato nos quedamos profundamente dormidas.
Las
semanas pasaba y yo me estaba acostumbrando a tenerla a mi lado, no me había
dado cuenta que con aquellas risas, aquellas tazas de café y cada salto en mi
espalda hacían que mi corazón empezar a latir más rápido, hasta que decidió regresar
a su hogar.Tenía claro que no podía quedarse para siempre, pero no había
imaginado que me iba a doler cuando lo hiciera, que dejaría un vacío en mi otra
vez. Me dolió darme cuenta que aquel esfuerzo por olvidar ese sentimiento que me
atormento por un largo tiempo simplemente había sido en vano, que me había
engañado a mí misma creyendo que algo tan grande podía olvidarse. Estaba claro
que no podía decirle, ya que eso haría que se alejara nuevamente de mí, y no
quería que eso sucediera, así que decidí guardármelo para mí.
El
tiempo era algo que no podía hacer que aquel sentimiento se apaciguara, me la
pasaba fingiendo no molestarme cada vez que un chico se le acercaba o tratando
de que no me delatara mis sonrojos cada vez que ella se acercaba o decía algo
lindo sobre mí, tratando de disimular que la amaba con locura y diciéndome a cada
rato que todo el cariño que me daba era porque éramos amigas. Confundiéndome abecés
por sus miradas, y por las tardes de películas que pasaba conmigo, molestándome
con las palomitas de maíz, o cuando me quedaba dormida en aquella mesita
céntrica abrumada por el trabajo de la tesis y ella se molestaba en llamarme
sabiendo que me había quedado dormida, asegurándose de que me fuera a la cama.
Todos esos detalles que tenía conmigo me hacían feliz y desdichada al
mismo tiempo, porque sabía que solo lo hacía porque éramos amigas.
Aquel
día había visitado a mi familia ya que se celebró el cumpleaños de mi madre, ya
no soportando la aprensión de aquel sentimiento quería ahogarlos en el alcohol,
sabía que no era la mejor manera de afrontarlo pero ese día no podía más,
ingería poco a poco esa bebida embriagadora relajando mi mente, horas después
me retire alegando que tenía que descansar, pero en realidad a ellos no les
gustaba verme tomar así que fui a un sitio especial para seguir lavando aquel
sentimiento. Al poco rato recibí una llamada a mi celular, al ver borrosamente
el nombre, mi corazón loco ignoro todo aquel alcohol ingerido y salto de
alegría.
-
Hola – mi voz ya sonaba pesada por los efectos del alcohol, se escuchó un
silencio del otro lado del teléfono.
-
¿En dónde estás? – su voz era seria, con un poco de molestia
-
hola hermosa, estoy celebrando – mis sentido estaban perdidos, y mi cordura
también – celebrando mi estupidez jajaja- reí fuerte
-¿Estas
tomada?, ¿Dónde estás?- su voz aparentaba desesperación y molestia.
-
En el mismo bar que tomamos aquella vez- dije alfin de un largo silencio, sabiendo que
con aquello habría la posibilidad de que viniera y yo soltara la boca, se
escuchó como cortaba la llamada y di un gran suspiro, pedí otra ronda cervezas
para esperar aquella chica. Cuando llego ya me encontraba notablemente mareada,
se sentó a mi lado y tomo una cerveza para empinársela toda, mi ojos
demostraron impresión, - ¿vas a celebrar conmigo? – y sentí su mirada con
furia.
-Noo,
vine hasta aquí para llevarte- tomo mi mano tratando de jalarme pero puse
resistencia, si seria a irme con ella perdería el control y la besaría.
-
Lo siento, pero no te pedí que lo hicieras, estoy bien, así que puedes irte- se
me quedo viendo incrédula de mis palabras, mire la botella de cerveza que tenía
en mis manos, tratando de evadir su mirada. Observe de reojo su silueta parada
a mi lado y como bajaba la mirada, dio la vuelta.
-
Eso me pasa por tonta - alcance a escuchar aquellas palabras y me gire sorprendida
viendo como salía de aquel sitio, volví
a mirar la botella en mi mano unos segundos y di un suspiro pesado, cerré
mis ojos y pude ver su cara atónita y con un aire de tristeza de hace rato,
volví a suspirar y me dije.
-
¿Cómo puedes controlarme? – sonreí a mi pesar y me dispuse a alcanzarla, pero
mis pasos eran torpes y mi visión era casi borrosa, al salir del bar gire hacia
los lado tratando de verla, pero tuve que entrecerrar muchos los ojos para
evitar que viera doble, cuando logre contactarla sonreí como idiota y me dirigí
hacia ella, observe que alguien se le
acercaba y la tomaba de la cintura, me quede estática, no pude moverme y me
dolió el corazón, baje la mirada y
estaba dispuesta a dejar ese lugar cuando vi que estaba forcejeando, como pude
trate de llegar a ellos y con esfuerzo evidente empuje al tipo que mangoneaba a
mi Keely, tratando de no caer por el estado en que me encontraba, pose mi mira
en aquel cuerpo en el suelo y al ver su rostro una ira incontenible surgió en
mí, apreté mis puños fuertemente y estaba preparándome para defenderla a como
diera lugar porque ni yo creía que podría hacer algo y menos en ese estado.
-
Maldita zorra- Escuche que decía molesto, se levantó rápido, mientras Keely se
ocultaba detrás de mi espalda – Keely amor, solo quiero hablar contigo- se
acercó mirándola.
-No
tenemos nada de qué hablar- tomo mi espalda y asomo su rostro sobre mi hombro,
escuchaba su respiración agitada y aquel hombre se acercó con intenciones de tomarla.
-
Ya escuchaste, no quiere hablar contigo -lo empuje de nuevo, sin perder de
vista sus movimientos, aunque no podía hacer mucho por la visión tan pésima que
tenía, sin darme cuenta del cómo,sentí un golpe en mi mandíbula.
-
Tu cállate estorbo – caí al suelo dejándome aún más mareada de lo que estaba,
solo escuchaba un grito ahogado de Keely.
-
Corazón tú tienes que estar conmigo, no voy a permitir que te vallas de mi
lado- la voz de aquel se escuchaba autoritaria.
-
suéltame, déjame en paz, te odio- me incorpore dolorosamente y observe el
forcejeo, mi estómago empezó a revolverse y de donde pude saque fuerza para
acercarme lentamente, contuve mi furia tratando de concentrarme, y di una
fuerte patada que se estrelló en la parte media de aquel idiota, supuse que le
había provocado mucho dolor por que cayó al instante sujetándose su parte y aullaba dolorido, Keely sin pensarlo
tomo mi mano y me jalo hacia su coche.
-
Maldita, te vas a arrepentir – escuche la voz dolorida del hombree ingrese como
pude en el auto, cuando escuche que arranco,recosté mi cabeza en el asiento quedándome
dormida. Sentí un movimiento leve en mi brazo y la voz queda de Keely
llamándome, habíamos llegado a mi casa, salí del auto apoyándome en ella,
caminando tambaleante ya que realmente me había afectado el golpe, aunque no
sentía dolor, llegamos hasta la sala y me acomode en el sillón recargándome
exhausta, al poco rato estaba Keely sentada a mi lado y tenía un algodón en
mano, me limite a mirarla sin expresión, casi ignorándola por completo, el
sueño me invadió completamente, subí mi cuerpo completo en el sillón escuchando
un reproche de ella, y empecé a soñar. Todo parecía tan real, pero sabía que
aquello no era real, soñé que ella abría mis piernas para instanciar las suyas y
tomaba mi rostro para untar alcohol en la herida del labio, el dolor parecía
tan real que emití un - - auch, duele - -, y escuchaba como reía divertida
después de contestar - - Lo siento - - y en mi sueño tan real la observaba
callada y concentrada en curar la herida, acaricie su rostro sonriendo
levemente escuche un - - ¿qué pasa?- - ella sin quitar esa sonrisa que tanto me
gustaba y yo sin dejar de acariciarla - - eres tan hermosa - -, y note como se
sonrojaba y solté una leve sonrisa cerrando mis ojos, ella se había detenido y
estaba inmóvil, abrí mis ojo y me encontré con su mira seria, me la quede
viendo fijamente, deseando besar aquellos labios desesperadamente, pero eso
solo era un sueño así que podía hacerlo porque no era real, aunque no hubo
necesidad de hacerlo porque ella tomo mi rostro con sus dos delicadas manos y
acerco lentamente su rostro, sentí su aliento chocar con el mío, y el rose de
sus labios desboco mi corazón con cada movimiento despacio,cálido y sedoso,
tomé su cintura delicadamente apasionando más el beso, todo se sentía tan real,
tan presente. Se levantó del sillón sin romper aquel beso y me jalo hacia ella,
caminamos hacia la habitación, ella colgándose de mis hombros y yo
aprovechando para sumergir mis manos
entre su piel y la ropa, ahora me besaba con desbocada pasión y me dejaba llevar por aquellos dulces movimientos,
al llegar a la cama la acosté lentamente, de ninguna manera rompería aquel
largo y delicioso beso así que como pude me coloque debajo de ella sintiendo su
cuerpo rosar con el mío, ella bajo sus manos
a mi cintura, metiéndolas sobre las ropas y aquel contacto hizo que
saliera un gemido desesperado y me separe de aquellos labios para comenzar a
besar su cuello, sabía que aquello le gustaba por que escuchaba su respiración
en mi oído, sentí un leve mordisco en mi oreja y eso provoco que succionara despacio aquella piel, sabía que
eso iba dejar una marca y ella me aprisiono sobre la cama mirándome divertida,
bajo su rostro para morder mi labio pero no había medido el lugar y me lastimo
la herida dando un reproche por eso - - auchh - -, se separó lentamente y
sonrió, cerré mis ojos unos instantes, aquello parecía real,
pero era un sueño, tan solo un sueño.
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De verdad que muchas felicitaciones! Has sabido llevar muy bien esta historia, estoy ansiosa por leer lo que sigue, no tanto por la intimidad de las chicas sino porque espero que de verdad se den las cosas entre ellas, saludos!
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