¿Por qué se había resistido todo el tiempo? Si cuando ella misma sabia
que estar cerca de Naomi por otro segundo más las llevaría a la locura o al
paraíso. ¿Por qué actuar natural o fingir que nada había pasado? Si en realidad
lo que mas quería es que Naomi supiese como se sentía. ¿Por qué seguir el mismo
comportamientos de años? Si lo único que desembocaba era la soledad ¿Por qué no
cambiar definitivamente?
La persona que tenia en frente era la única que podía trastocarla como
nadie lo había echo desde Heck, la única que realmente provocaba una temblor
interno y una sensación de soledad si no la tenia a su lado. ¿Pero por qué se
comportaba así? ¿Tenia miedo? … la
ultima pregunta hizo eco en su mente, ¿Miedo a que? ¿Perderla? ¿La tenia? Todas
estas preguntas y algunas aun mas profundas hicieron mella en su cuerpo
mientras que Naomi y ella se fundían en un beso apasionado en el baño colocado
a la par de la oficina.
-Dios- dijo la morena – eres tan hermosa- aprecio desde el cuello blanco.
Por alguna razón que no podía explicar ni ella misma todavía, no podía
ser objetiva. Lo que se había planteado esta mañana en ser cuidadosa sobre el
plan, estaba lejos de su mente. Kall jadeando con fuerza en su oído izquierdo no
hacia mas que acrecentar su necesidad de quitarle la ropa y tomarla acá mismo.
El baño era lujoso pero pequeño, aunque esto no era un impedimento ya
que tanto ella como Kall querían apretarse más la una contra la otra. No
recordaba bien como había llegado, pero si recordaba como rebotaban con fuerza
contra las paredes, en un intento desesperado por sentir el cuerpo de la otra
contra el suyo, para acercarse un poco más hacia aquel paraíso que las llevaría
temporalmente a la locura. Empujo casi sin delicadeza a Kall contra la otra
pared a fin de ser ella la que llevase la delantera y en cuanto presiono su
cuerpo contra Kall pudo sentir como se estremecía. Aunque no pudo distinguir si
era ella o Kall.
Percibir a Naomi sobre su cuerpo, era quizás la emoción más deliciosa
que podría haber experimentado en su vida. El calor ya se estaba arremolinando
sobre su vientre y se dirigía peligrosamente hacia el sur amenazando con
excitarla de tal manera, que solo horas y horas de pasión podrían saciarla.
Como si el pensamiento fuese un mapa, un dardo o simplemente una cruz
roja, le señalaban donde se encontraba, en que lugar del espacio-tiempo que el
destino había preparado para el segundo encuentro intimo entre ellas. Ella no
podría hacer esto aquí. No importase que fuese Naomi con quien estaba, no
importaba con quien fuese. La idea de ser descubierta la dejaba K.O. Era
sentido común y maldición que ella tenia bastante de eso.
Podría jurar que sentía como el calor mutuo, el sofocamiento o el aura
que ambas habían construido con creciente anhelo se iba apagando y no por su
parte, sino por Kall. Se pregunto internamente que era lo que había pasado, de
que manera podrías estar tan caliente y al siguiente segundo controlarte. Era
simplemente increíble. Simplemente única y casi fascinante.
Noto cierta presión en sus hombros y como una fuerza la arrastro a ella
contra la pared. Se sorprendió ligeramente, no sabía que Kall poseería tal
magnitud de fortaleza. Era delicada y pequeña –en comparación con ella- con
cierto aire de fragilidad. ¿De donde sacaba aquella energía? No tuvo demasiado
tiempo para seguir pensando, ya que por algún extraño flujo del universo, Kall
parecía volver a encenderse y con ella, la arrastraba.
Había intentado por todos los medios posibles controlarse. Pero había
sido inútil. Naomi solo la besaba y hasta era de una manera burlona, porque la
dejaba decidir si seguir o parar. Y aunque lo había tratado, Dios, si que lo
había intentado, no había podido debido a la fuente de dulzura que emanaba la
boca de su alumna. No podía resistirse o quitarse porque la boca de Naomi era
como un imán. Que la atraía y la dejaba deseosa de más inclusive.
Algo dentro suyo se rendía, se rompía y quebrajaba. Y tampoco quería
luchar contra ello. Ya había tenido bastante en los últimos años y si la
felicidad se presentaba de esta forma insólita, la tomaría y no la dejaría
escapar. No otra vez. Justo cuando su elección había sido tomada, lo escucho.
Esto estaba definitivamente en otro nivel. Si bien la noche anterior
había sentido pasión por parte de Kall, esto era, definitivamente otra
historia. Kall plasmaba con tanta libertad y determinación el mismo punto de
vista que ella había dejado en claro, cuando había rechazado la llamada de
Lane. Que esta persona fuese la misma que hacia dos segundos hacia mas
complicado el encontrarle el defecto, y solo la incitaba a caer mas fascinada
por ella. Casi como si su plegaria de despertar del sueño idílico fuese
escuchada, Kall se separo bruscamente y lo siguiente que supo fue que su
mejilla ardía de una manera intensa.
Tenía la vista hacia la pared del costado y capaz que se debía
principalmente a que la acababan de abofetear de una manera casi brutal. Repaso
mentalmente algún error que podría haber cometido para que el acto de Kall la
justifique, pero no encontró nada. Solo un calor intenso en el fondo de su
vientre y la necesidad de tener a Kall contra ella y adentro de ella. Seguía
pensando hasta que sintió como una mano cálida se posaba sobre su mandíbula
para atraerla ¿La besaría de nuevo? Solo supo cerrar los ojos a la espera de lo
alcanzable pero jamás llego. Aunque un ruido si lo hizo.
-Kall, lamento ¿interrumpir? – pregunto una confusa Lane.
-No te preocupes – escucho la voz gélida de Kall contra su rostro–
Estaba examinando a Naomi – dijo con naturalidad mientras se alejaba.
¿Examinando? Abrió los ojos de golpe y se dio cuenta de las miradas en
el cuarto de baño sobre ella. Unos ojos castaños la miraban profundamente en
busca de un signo de malestar mientras que unos ojos color bosque oscuros
–debido al deseo – solo la miraban distraídamente. Como si el objetivo fuese
realmente el que la estuviesen examinando. Y en aquel momento lo comprendió.
-Tengo hinchazón debajo del ojo izquierdo – señalo justo el punto donde
su piel todavía ardía por la acción de su jefa.
-Se ve bastante rojo – dijo preocupada Lane - ¿Quieres ir al medico?
-Nah – le resto importancia – estoy bien.
-Creo que deberías ir – concreto Kall y se dio vuelta en dirección a
Lane - ¿Podrías acompañarla? – observo como una queja saldría de la boca de su
secretaria compartida y como Kall volvía a callarla – Naomi desconoce donde
esta el medico y me gustaría que tu a acompañases porque debo revisar la
próxima reunión– y el rostro de Lane se ilumino al recibir la preciada sonrisa
de Kall. Estaba enfadada, primero la bofetada, después el fingir y ahora le
regalaba sonrisas a Lane en vez de a ella… ¡A quien había golpeado!
-Bien – respondió de manera animada. Siempre que recibía la sonrisa de
Kall su cuerpo se llenaba de alegría - ¿Vamos Naomi?
-Por supuesto – dijo con fingida alegría. Si Kall quería jugar a que no
eran nada, entonces acabaría en ‘’GAME OVER’’. Paso sin reparar ni siquiera un
segundo en su fuente de nervios y siguió sin muchas ganas a Lane.
Dejo espacio para que pasen ellas dos y en cuanto lo hicieron se recostó
con un silencioso suspiro en la puerta. Había sido simplemente una montaña rusa
de emociones y que gracias a Lane había tenido un final feliz. Considerando el
hecho de que feliz significara una mejilla colorada y una Naomi enojada. Pero ya no había mucho para hacer más que
buscar las carpetas y prepararse para su reunión que se llevaría a cabo en
menos de media hora y de la cual no tenia la mínima idea.
Aun en medio de todo lio, se sentía afortunada. Afortunada por que podía
besar a la persona que movía su mundo, afortunada por la vuelta y caridad del
destino de dejarla ser una vez más y afortunada porque podía ver como causaba
emociones en una Naomi que solo era superación y confianza pura. Y allí de pie
en su oficina y con las carpetas desbordando sus manos, sonrió tanto interior
como exteriormente.
Caminaba sin pensar demasiado el camino, solo seguía a Lane. Su humor
estaba de perros y no era para menos. El camino no había hecho mas que
recordarle hacia donde se dirigía y porque se dirigía a ese lugar. Lane por
otra parte no hacia mas que hablar felizmente sobre lo ‘’bondadosa’’ que era su
jefa y ella no tenia mas ganas de escucharla. La veía caminar alegremente y
casi dar saltos de emoción por una simple sonrisa que había recibido. ¿Qué
haría si supiera lo que ella había recibido antes que ella entrase? ¿Se
desilusionaría? ¿Las delataría? Se dio cuenta que estaba siendo mas infantil
que un niño de 6 años al refregarle una dulce a otro que no tenia nada, así que
simplemente decidió que aguantar seria lo mejor.
Por alguna obra divina, llegaron al medico sin que Lane siguiera
babeando por alguien que ni siquiera estaba con ellas. La puerta de un color
marrón barnizado, se veía brillante y más aun la placa con el nombre del doctor
que ella por supuesto ignoro.
-Mi misión acaba aquí – anuncio orgullosa.
-Espera- la sostuvo del antebrazo antes que Lane escape - ¿No entraras
conmigo?
-No – declaro confusa - ¿Tienes miedo?- pregunto con un ligero tono de
burla.
-No es eso – no podría explicarlo bien pero no le agradaba la presencia
de un doctor con ella, y menos si ella no tenia la culpa de estar allí -
¿Podrías quedarte? – pregunto lo mas dulcemente posible.
-Me encantaría – dijo con sinceridad – pero nuestra sección ha quedado
sin nadie y Kall me necesitara para los últimos detalles – miro la puerta y la
golpeo suavemente – ella te encantara, no te preocupes – intento tranquilizar
por ultima vez a Naomi antes de soltarse y emprender camino hacia el elevador
que se abría invitadoramente.
Salió del ascensor con una sonrisa en su rostro. Le encantaba trabajar
con Kall y quedarse a solas con ella aun más. La vio aparecer por la puerta de
su oficina mientras distraídamente miraba la hora. Dios, era tan malditamente
hermosa. El perfecto rubio caía en ligeras capas desordenadas que rozaban
deliberadamente aquellos hermosos hombros que ahora se mantenían cubiertos por
la camisa que acompañaba al conjunto pollera de Kall. Los ojos de ambas se
encontraron y su corazón salto de alegría, una alegría que Kall nunca noto.
-¿Estas lista?-pregunto Lane
-¿Alguna vez realmente lo estamos? – respondió con cierta duda. El
pasado siempre estaría fresco y era el por que ahora siempre se preparaban de
ante mano con todos y todo.
-Siempre estas preparada – elogio. Recibió una sonrisa aun más amplia y
un codazo por parte de Kall al momento que entraban en el ascensor dirigiéndose
a la sala de juntas en el piso 20.
-Tú me ayudas a estarlo – dijo sin rodeos y sin ver como la piel
porcelana británica se ruborizaba.
En el momento en el cual Lane la
había dejado sola frente a una puerta abriéndose solo había querido correr
desesperadamente pero una mujer de su altura mirándola y escrutándola sin
permiso se lo impedía. Ahora sentada en frente de la desconocida las cosas no
parecían acabar pronto.
-¿Podrías decirme como te lo hiciste? – pregunto dulcemente la doctora.
-Solo me salió – dijo fingiendo ignorancia. Observo como la doctora
levantaba una ceja y cambiaba de pierna.
-Podríamos fingir que te creo o bien podríamos ser honestas.
-Entonces, créeme- dijo en un tono sensual. En cuanto la puerta del
consultorio se había abierto la imagen de una hermosa mujer la había impactado.
Sin embargo ella nunca se dejaba sobrepasar, su mascara de confianza y
arrogancia acudían a ella casi inconscientemente y lo agradeció por que la
belleza en frente era demasiado.
-Bien – respondió de manera cortante. Se levanto e hizo un gesto para
que se sentase sobre la camilla a fin de poder examinarla mejor. Cuando la
obedeció, se acercó y comenzó a examinarla – fingiré que te creo y te daré una
crema para la hinchazón. Si no disminuye o vuelve a salir – dijo lo último en
un tono dudoso – consúltame de nuevo- y
se fue al otro lado de su escritorio.
-¿Es todo? – pregunto esperanzada. Por
un lado solo quería huir de allí y por otro ver como se desarrollaría
una posible aventura con tal mujer. La doctora emanaba auras misteriosas,
sensuales y magnéticas. Obviamente que no tanto como una persona en particular
que recordaba, pero tampoco era cuestión de dejarlo pasar. Ella no pertenecía a
nadie y nunca lo haría. Así lo había jurado en aquella estación de tren.
La reunión se extendía más de lo que pensaba que duraría. Detestaba tan
largas reuniones pero contaban con el apoyo de que siempre investigaban y ahora
siempre estaban más que listas. El director había comenzado con su discurso
introductor tradicional, los empresarios le siguieron el juego de manera
predecible y su papel se había desempeñado de la mejor manera posible. Solo
quedaban algunos arreglos debido a la fusión por parte del otro equipo y sus
abogados que parecían querer poner un palo en cada rueda que ella hacia girar.
De una u otra manera aquellas ruedas girarían sin importar que tantas trabas se
encontrasen en el camino.
Finalmente la reunión pareció cerrar un trato justo para ambas empresas
y mostrar el camino a la ‘’felicidad’’ que no era mas que un montón de signos
de dólares para todos. Ella no era que no los necesitara, pero tampoco
desesperaba como los demás. Aquellas cosas jamás habían importado, solo la
sensación de poder llevar a cabo una prueba y superarla le daba realmente vida.
Para su suerte, en el camino se encontró gente que la apoyaba en su sueño y así
llego donde estaba.
Salió perezosamente de la sala de juntas y encontró su transporte de
metal llevarla a su piso. Camino sin preocupaciones y a un ritmo lento-por la
paz- hasta encontrarse con Lane. Estaba parada, con el teléfono entre la oreja
y su hombro izquierdo mientras que con la otra mano buscaba algo nerviosamente
en los papeles. Se acercó para ayudar y su secretaria le mostro sus dientes
perfectamente cuidados en agradecimiento.
No debería estar paseando, lo sabía. Pero tampoco quería volver a la
boca del lobo y menos si caperucita (Lane) se había aliado con él. Sentada en
la cafetería podía observar la gran cantidad de gente que poseía la empresa. Si
bien su sector era uno de los más privilegiados, (gracias a ellos podían realizar fusiones con otras empresas
y mejorar los ingresos) todavía se sentía ligeramente pequeña en comparación
con las tropas de gente que se movían de un destino a otro para alcanzar su
objetivo. Por ahora estaba tranquilizándose y se encontró con que quizás ya
seria la hora de volver. No podría dejar a Kall todo el trabajo o todo el día
con Lane.
La idea del plan todavía rondaba en su cabeza y se encontró en un
dilema. ¿Volvería con Kall para que no mire a nadie mas que a ella por su plan
o por ella misma? La pregunta choco demasiado fuerte en ella y apretó con tanta
fuerza la tasa de plástico de café que derramo unas gotas de café por las grietas
donde se clavaban sus uñas. Emprendió el paso hacia la oficina mientras
distraídamente tiro el recipiente de café dañado en un cesto de manera
despreocupada.
-¿Naomi? – pregunto porque la ansiedad ya era muy grande para ocultarla.
-No ha vuelto del medico todavía.
-¿Todavía? – empezó a preocuparse. ¿Por qué tardaba tanto? ¿Acaso le
había hecho realmente daño? Lo había hecho por puro impulso. Siempre que la
situación necesitaba de una acción sin pensar, ella la llevaba a cabo aun en
contra de su propia voluntad. Ella sin duda no habría elegido golpear a su
ex-alumna pero al ser innata su reacción frente a las situaciones, así se había
dado. Tenia que hablar con Naomi y pedir perdón – Iré a buscarla – dijo mas de
manera informativa para una Lane que la veía alejarse con tristeza-.
Tuvo que esperar unos momentos antes de que algún ascensor se dignase a
abrirse. Cuando se inserto en él, se dio cuenta que posiblemente no este en la
empresa Naomi. Así que salió como una flecha a buscar las pertenencias de Naomi
y volvió casi volando al mismo ascensor que por algún milagro no se había
fugado. Presiono el botón 8, que era el área de descanso, la cual contaba con
una cafetería-bar y un amplio balcón
para el sector de fumadores. Las puertas se abrieron y al salir choco con una
mujer. No presto mucha atención y solo pidió un perdón sin sentimientos
mientras se adentraba al octavo piso. Antes de que tuviera oportunidad de
buscar con la mirada, un brazo la atrajo desde atrás y la obligo a entrar de
vuelta en el ascensor.
-Que demon – estaba a punto de maldecir y cuando enfoco bien el rostro
que tenía en frente, se relajó – Estaba buscándote.
-¿Si? – Pregunto con incredulidad – medio tarde lo haces – reprocho.
-Yo pensé en… darte tu espacio – admitió tímidamente.
-Gracias por eso – más que un agradecimiento sonó como un hechizo de
soledad. Lo único que había podido descifrar era que si Kall hubiese corrido
tras ella, ahora ella misma no tendría semejante dilema sobre dejar o no a
solas a Lane y Kall.
-Perdona – dijo suavemente mientras con sus dedos tocaba muy
superficialmente para no causar daño la leve hinchazón que se abría paso en el
hermoso rostro de Naomi- no era mi intención lastimarte.
Sintió estremecerse hasta la punta de los pies y se debía a que la mano
cálida de Kall no trasmitía sentimientos de lujuria sino de ternura y amor.
Cosas de las que jamás había experimentado por culpa de su encierro emocional.
En aquel momento el ascensor que ajeno a ellas seguía andando, se paró y dejo
entrar un número de personas. Ella y Kall se vieron obligadas a juntarse por la
falta de espacio y su corazón comenzó una danza acelerada por la dulce compañía
de su compañera.
-¿Te vas a tu casa? – pregunto para crear una conversación de lo
contrario comenzaría a besarla aquí mismo.
-No, son tus cosas – dijo Kall al momento que se las pasaba – tu te iras
a casa.
-Pero – fue interrumpida.
-Pero nada, te lo debo y tampoco creas que es una especie de vacaciones.
Vuelve e investiga los contratos que se llevaran a cabo mañana – vio como Kall
comenzó a ponerse nerviosa y tímida de repente – perdona una vez mas – dijo
acercándose lo suficientemente cerca para que nadie la oyese – prometo
recompensarte – dijo en un susurro en su oído demasiado seductor mientras que
sintió como la mano de su jefa acariciaba lentamente su vientre. Entonces el
ascensor se abrió y con una gracia única, Kall salió de él.
La declaración de Kall la tomo por sorpresa y solo supo inclinarse hacia
atrás en busca de apoyo. El fuego interior no parecía calmarse contra la
frialdad que sentía en su espalda por el ascensor de metal ¿Qué tenía Kall que
con una simple frase podía movilizarla enteramente? El vientre le aleteo en
anticipación y su mente se lleno de vagos recuerdos que parecían lejanos y que
no eran más que el producto de una noche anterior.
Una señora tuvo la consideración y se dio vuelta hacia ella - ¿Estas
bien niña? – pregunto en tono afable quizás por la palidez de Naomi.
-Si, no pasa nada – dijo mentirosamente mientras que por dentro, le
pasaba de todo.
Pd: Chicas, lamento no haberles traído el capítulo la semana pasada. He
estado con los últimos parciales y he pasadoJ, pero todavía quedan los finales que son los
que realmente importan…. En fin, a lo que quiero llegar con esto, es que ahora
no tendré mas clases por lo que sí puedo intentare traerles una que otra semana
dos capítulos. Sepan esperar y serán recompensadas J
Gracias a todas las que me saludaron para mi
cumpleaños! Fue muy tierno de su parte comentarme y desearme un feliz día… lo
tuve y en parte fue por sus comentarios J.
Feliz fin de semana… Eugeene
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autor.
Entré al blog y vi que hoy había capítulo y se me dibujo una sonrisa tonta en mi rostro..Definitivamente la razón no puede con los sentimientos que se albergan en el corazón.
ResponderEliminarVicki..Muchas suerte en los finales, seguro que te va super bien, besitos..
muy bueno, gracias
ResponderEliminarpues yo quiero que Naomi se enrolle con la doctora :)
ResponderEliminarQue mejor forma para terminar la semana.... continuar leyendo tu historia Eugeene,gracias!
ResponderEliminarMucha suerte en tus exámenes finales y si cuela que nos mandes 2 capitulos semanales....mejor que mejor ;-)
Rita
estupendo ,gracias y esperando elproximo. fricia
ResponderEliminarEsa doctora promete, tal vez pueda curarle el corazoncito a Lane </3. El capitulo ha estado muy bueno, como siempre, mmm si no recuerdo mal, ¿No iba a regresar Alex? Tal vez ella pueda hacer que Naomi entre en razón y olvide esa tonta idea de venganza...Eugeene, ¿Nos contarás algún día la historia de Heck? o más bien ¿Qué pasó antes con Kall?
ResponderEliminarGracias por la historia.
Isa (Méx)