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Ella, Tu, Yo Te amo - Mayra (Capítulo 52)

Capítulo 52 “La oscuridad de Cristina" parte 2
Cristina luego de pasar por el auto decidió hacer una parada antes de ir a casa, se detuvo frente a un portal que tantas veces visitó, pero que nunca se atrevió a aparcar su auto a la vista de todos. Siempre haciéndolo en calles atrás. Estando frente a la puerta tomó el poco aire que le permitió su nerviosismo y, presionó el timbre, alcanzó a escuchar unos pasos acercándose, por un momento su corazón se agitó imaginando que quien abriría la puerta sería la mujer que había robado sus sueños, la misma que había logrado alegrar y avivar su corazón ahora inerte… La puerta se abrió al tiempo que ella regresaba de su fantasía y se enfrentó con la realidad, cuando observó a una Susana recién levantada de la cama...

–Hola – Saludó Susana algo sorprendida de verla, pues ella sería la última persona que imaginaba encontrar al pie de la entrada…
–Cristina... ¿Qué haces aquí? Preguntó con reserva
–Me dejé algunos accesorios personales en la habitación de Ana y he venido a buscarlos…
–He... ¿Y tiene que ser ahora?
–Susana sé que no me soportas, pero mira solo recojo mis cosa y me marcho –Dijo encaminándose a la casa sin esperar contestación…

–¡Sus! qué esperas par... –Se asomó gritando Lucía, quien también mostraba rasgos de estar recién salida de la cama, apenas cubriendo su desnudez con una camisa que poco dejaba a la imaginación –¿Cris? Alcanzó a decir con el rostro desencajado…
–Hey Lucía, lamento interrumpir… Me marcho enseguida, solo vengo por algunas cosas personales que dejé aquí –Agregó sin detenerse ni a prestarle atención a la escena. Se encaminó rápidamente subiendo en dirección de las habitaciones, dejando atrás a aquel par que se vieron descubiertas, aunque claro aquello preocupaba más a una que a la otra...
Apenas entró a la habitación pudo percibir en el aire la reminiscencia de su esencia, aquella fragancia que había buscado desesperadamente por meses, se detuvo a observar todo en la habitación e imaginó que por respeto, Susana no había querido mover nada de cómo Ana había dejado la habitación antes de su partida. En la cama aún se podían observar prendas que seguramente Ana había dejado antes de marchase, igualmente había cajones desordenados y abiertos imaginó que seguramente había tomado todo a prisas, se encaminó y se sentó sobre la cama tomó un jersey y lo abrazó impregnándose del aroma que aún mantenía como si con ello pudiere sentir a Ana.
–Cris –Escuchó la voz de Lucía que asomaba medio cuerpo…
–Déjame sola un momento por favor –Solicitó en un ruego para que no viera sus lágrimas.
–Claro el que quieras –Contestó Lucía que sintió tanta lastima por su hermana ya que sabía lo mal que la estaba pasando porque a pesar de que Cristina intentaba ocultarlo, ella al igual que Laura la conocían bien además era algo que ni queriéndolo Cristina podría ocultar todo su dolor porque a kilómetros se le notaba lo que estaba sufriendo…

Después de unos minutos en los que las lágrimas cesaron, Cristina recogió la ropa de la cama y la puso en su sitio, cerro los cajones, abrió la ventana y dejo que sol entrara, se recostó al lado derecho de la cama mirando hacia la izquierda y se abrazó de la otra almohada y así estuvo otros minutos hasta que su ojos se fijaron en un libro que estaba sobre la mesita de noche, entonces recordó que a Ana le fascinaba la lectura, y en muchas ocasiones ella la había observado enfrascada en ese libro y le encantaba ver como fruncía el ceño concentrada y en otras ocasiones sonreía seguramente por algo gracioso que leía. Nunca se había detenido a pensar en las pequeñas cosas que le gustaban, ni había pensado en lo poco que conocía de sus gustos, y se preguntaba que tantos otras había que desconoció de Ana, quizás la causa de todo… Era lo complicado que había sido todo para ella… Primero toda esa atracción sexual tan avasalladora que ninguna pudo detener y que se resumía a encuentros sexuales urgidos y fugaces. Luego la otra situación fue la relación secreta en la que se resumía en estar en habitaciones de hotel o en cualquier otro sitio y al final un noviazgo que tardo más en aceptar que en finalizar. Y sabía que estas dos últimas situaciones fueron más culpa de ella que de la propia Ana…

Lucía entró más tarde a la habitación y la encontró dormida por su rostro humedecido y triste supo que había llorado, tenía entendido por comunicación con Laura que no había parado en casa desde el día anterior por eso decidió dejarla dormir pero antes de que se machara de nuevo un pequeño ruido de la puerta la despertó…

–Me he quedo dormida – dijo aun adormilada.
–Solo venía a decirte que Susana tiene que irse al restaurante y yo me marcho a casa a realizar algunos asuntos que he postergados. Me voy pero tú puedes quedarte y seguir durmiendo si así lo deseas, no hay problema con Susana.
–No, también salgo para casa, Laura debe estar preocupada y considere en dar aviso a la policía o vaya a indagar de mi paradero a los hospitales- Se incorporó quedando sentada sobre la cama.
–Laura sabe que estas aquí... Estaba angustiada y me llamó…
–Aun así creo que es mejor irme a casa –Se puso de pie.
–¿Quieres que te lleve? Pregunto…
–No, te lo agradezco pero tengo el auto afuera.
Se encaminó lentamente en dirección al baño, se introdujo y lavó su rostro para espabilarse un poco, después con una toalla eliminó el exceso de humedad, cuando salió de éste notó que Lucía aún permanecía de pie justo en el mismo lugar… La conocía demasiado bien que sabía que intentaba decirle algo pero no se atrevía.
–¿Quieres decirme algo? ¡Solo dilo y ya! –Indicó mientras terminaba de acomodarse el cabello…
–Esto de... no… es… Olvídalo es una tontería…
–Bien, entonces me retiro –Expresó de lo más indiferente sin dar importancia al balbuceo de su hermana, sabía que tarde o temprano Lucía lo hablaría si lo creyera conveniente. Se acercó a ella besó su mejilla a manera de despido, tomó su bolso y las llaves del auto, se detuvo a coger los accesorios personales que había dejado, llevando además el libro y jersey de Ana. Y sin volver la vista atrás se disponía a salir de la habitación cuando…

–Espera –La detuvo nerviosa Lucía –Quiero decirte que lo que viste cuando llegaste no es lo que piensas…
–Yo no he pensado nada… Umm pero ahora que lo dices… Ya entiendo que es lo que No, quieres que piense Lucía pensó demasiado tarde que debió haberse quedado callada…
–Pues eso que entiendes… Es precisamente lo que no quiero que pienses –Cristina no pudo evitar esbozar una sincera y leve sonrisa “cosa” que hacía tanto no hacía… Sabía cuál era el temor de su hermana, la conocía más de lo que ella imaginaba. Estaba al tanto desde hace tiempo de lo sucedía entre Susana y ella. Intuía que no era una simple amistad, incluso en alguna ocasión lo comentaron ella y Ana.

–No sé lo que esté pasando entre ustedes, pero sí es “Eso” lo que quieres que –NO- piense… Solo te diré una cosa, con quien tú duermas ni a mí, ni nadie nos importa. Por otra parte lo que creo que –SI- importa es que tú seas feliz… Y sí “ESO” que no quieres que piense a ti te hace feliz… Pues adelante, disfrútalo, vívelo y gózalo al máximo, sin temores, porque las cosas bellas e importantes a veces son tan fugaces… Y te puedes arrepentir más tarde de no haberlas conservado… Te lo digo sinceramente por experiencia propia.

Le dio otro beso a su hermana y salió de la habitación dejándola noqueada con tan confusas, contundentes y reflexivas palabras. Antes de llegar a la puerta para salir de la casa se encontró con Susana que esperaba seguramente por Lucía…
–Gracias por dejarme entrar y quedarme un rato en casa…
–No tienes nada que agradecer esta es su casa y sé que ella lo hubiera permitido…
–De cualquier forma gracia, sé cuánto te desagrado y que también me odias…
–Yo no te odio... Y siendo sincera… Más que desagradarme me revienta lo miserable que te comportaste con ella, sabiendo cuanto te amaba, pero al mismo tiempo me causas lástima… Es tan contradictorio verte aquí… Pues imagino cuánto debes estar sufriendo por la mue...
–No pudo terminar la frase –En fin solo pienso que mereces este sufrimiento, pero hay quienes no merecemos a haberla perdido…

No le sorprendió la sinceridad de Susana ni la forma tan firme en que le habló… Ana muchas veces le comentó que ella era una chica muy especial, demasiado franca y espontánea, que jamás se guardaba las cosas que le molestaban, también le había dicho que a pesar de su corta edad era muy madura y leal.
–Lo lamento tanto… Más de lo que imaginas –Lo señaló y se marchó sin más de la casa…

Cuando llegó a su casa, advirtió que Laura se encontraba ahí, saludó de lo más tranquila sin dar mucha explicación, cosa que Laura tan poco exigió, situación que Cristina agradeció en silencio… Se dirigió a su alcoba, tomó algunas prendas del vestidor y se encaminó al cuarto de baño para darse una ducha rápida, luego de salir de la regadera y colocarse una toalla en su cabeza y secar su piel, se puso unas bragas, un short y el jersey de Ana… El vestir esa prenda era el único modo de sentirla, tomó el libro que había sustraído de casa de Ana, lo acarició con ambas manos y examinó la portada detenidamente que llevaba por título “Amante Despierto”, en la parte inferior de ésta en una franja en color negro se leía “La hermandad de la daga negra”. Sin más preámbulo abrió la lectura, observó el argumento sorprendiéndose ya poco conocía el lado gótico de Ana.
No imaginó que el texto fuera de vampiros, después observó cuidadosamente la tipografía del libro, el diseño, la fuente, tipo de hoja. Detuvo su minucioso escrutinio cuando percibió el olor del papel y acarició con sus dedos la superficie de éste, cuando de pronto algo parecía sobresalir de los bordes y atrajo su atención, rápidamente saltó las páginas hasta llegar donde se abultaba, asombrándose al descubrir una fotografía que ignoraba existiera. Era una selfie de ella, quien aparecía dormida sobre el pecho de Ana, en tanto la otra miraba la cámara con una tierna sonrisa… Mientras precisaba cada detalle de la sonrisa de Ana y ver el rostro de ella misma durmiendo con tanta paz, las lágrimas brotaron de sus ojos y comenzaron deslizarse por sus mejillas… Siempre era así, al estar entre sus brazos se aferrada a su cuerpo como si no quisiera desprenderse de este jamás… Le maravillaba la sensación de infinita paz que ella le provocaba, cuando estaba a su lado eran de las pocas ocasiones que no requería de somníferos para dormir. Le bastaba con ella y sus caricias para estar bien, sin importar ni tiempo ni nada…

Lo que no sabía la desdichada Cristina era que en otro continente, una mujer disfrutaba de la calidez de un hogar y las tiernas caricias que Ana brindaba de modo inocente.
Kenia se había quedado dormida, mientras yacía recostado en el sofá con su cabeza apoyada en las piernas de Ana, ésta era su lectora. Cuando observó que Kenia se había dormido, Ana detuvo la lectura y cuidadosamente depositó el libro en la mesita de al lado para no moverla… La contempló sin prisas por unos segundos mientras le acariciaba su cabello suavemente para no despertarla…

Pensaba en lo agradecida que estaba con ella por todo sus cuidados y su apoyo desde que la rescató, pero sobre todo pensaba en el lazo increíble que habían hecho ambas, desde el día que Kenia la invitó a los arrecifes, donde pacientemente le enseñó a bucear y fue la guía que le reveló los más bellos y sublimes secretos que el mar ofrecía ante sus ojos, sin duda fue la aventura más fantástica y maravillosa…
Pero su día no terminaba con esa aventura submarina… Las doce horas que estuvo a solas con Kenia… algo mágico sucedió, no podía explicarlo pero ambas embonaron a la perfección, solo sabía que desde ese día podían estar juntas por horas… Hablando o permaneciendo en silencio sin incomodarse…
Había ocasiones que hasta mencionaban las mismas palabras a la vez o sugerían cosas muy similares, como si estuvieran conectadas a un ordenador por un hilo invisible que las programaba en complicidad, empatía y acuerdos mutuos. Le sorprendía lo bien que se llevaban.

Cada día después de cenar y hacer lo propio con los cuidados de la nena y llevarla a recostarla a su cuna. Era casi una rutina de ambas, terminar con una cerveza o una buena copa de vino tinto, sentadas en el asiento colgante colocado en el portal de la casa frente al mar. La primera vez fue casual… Ana no tenía sueño aun y había salido al pórtico para disfrutar de la brisa del mar, la noche y su cielo inundado por trillones de estrellas… Kenia al verla tan inmersa en la nada, atrajo su atención que decidió acompañarla y desde entonces el estar montadas en el chime colgante cada noche era como un ritual silencioso. Era la cita no acordada-
Al principio conversaban de lo sucedido durante su respectivo día, aunque por lógica Ana comentaba poco, a no ser algún que otro regaño de Zita o gracia de la bambina… Después discutían de cualquier tema o terminaban con alguna lectura la una en compañía de la otra, como había sido el caso de esa noche...
Claro con la modalidad de que en ésta ocasión Kenia se había quedado dormida, antes de dar su acostumbrado despido de buenas noches, cosa que Ana no le importó, ya que le dio la oportunidad para observarla dormir en todo su esplendor y ver esos pequeños gesto que hacía de manera involuntariamente mientras soñaba, fue un privilegio que agradeció en silencio el descubrir cuanto disfrutaba contemplarla…

Lloraba como una niña sentada sobre el sofá que daba al ventanal, con sus pies desnudos sobre el sillón abrazándose ella misma, en un intento de darse consuelo… Su llanto parecía interminable, pero cuando éste se aplacaba, su dolor parecía aliviado y su cuerpo sanado, pero cuando volvían sus recuerdos éstos se hacían acompañar de sus fantasmas del pasado y sus miedos...

La primera vez que descubrió a Samantha siéndole infiel fue una tarde en la que llegaba a casa antes de lo habitual, con una botella de una cosecha especial en mano, para celebrar que había ganado un caso muy importante, el cual sabía que era la antesala para acercarla más a su sueño de ser socia de la firma del bufete donde colaboraba. Se sentía feliz y deseaba compartir su triunfo con la mujer que amaba… Pero cuando entró al apartamento su asombro fue enorme al observar algunas prendas desordenadas por el suelo, al tiempo que escuchaba algunos gemidos que salían de la habitación… Titubeante se encaminó silenciosa hacía la alcoba y al cruzar el umbral de la entrada encontró a Samantha teniendo sexo con otra mujer… En una posición que nunca se imaginó, “Era una escena de lo más bizarra para llevarla a la práctica con la persona amada”…
La mujer se encontraba sometida e inmovilizada de pies y manos con grilletes y ataduras afianzada a la cama, llevaba los ojos vendados con una delicada bufanda de seda en color marsala, mientras que Samantha enfundada en un extravagante corsé de piel del tipo sadomasoquista en color negro, con sus senos expuestos y, látigo en mano… La follaba frenética con un arnés atado a su braga por donde sobresalía un descomunal falo… Su sorpresa fue mayúscula y su dolor no menos grande, tanto que se quedó enmudecida sin poder articular ningún fonema, estaba en shock, su cuerpo no le respondía, quería escapar a toda prisa de la habitación, pero sus pies no obedecían la orden de huir, parecían anclados al suelo y sus músculos los sentía flácidos como fideos y luego sin poder evitarlo resbaló de su mano la excelente cosecha de vino, impactándose con furia contra el piso, pequeños fragmentos vidriosos se esparcieron por recinto dejando escapar el granate líquido… Cuando tuvo dominio de sus piernas salió… Escapando a toda prisa de ahí...

Sintió su corazón romperse en mil pedazos… Más que cuando su insensible padre las abandonó por una joven mujer, dejando destruida a su madre… Experimentaba la traición de Samantha Igual a lo sucedido en el pasado “No podía creerlo”. Cuando un padre casi perfecto, siempre amoroso y pendiente del más mínimos requerimiento de su familia, las abandonara por otra mujer… Sin importarle el dolor y la traición, qué su abandono dejaba a la familia…
Como ahora tampoco creía que Sam la pudiera engañar. ¿Que había hecho mal? ¿En que se había equivocado? ¿Porque lo hizo sí, repetía siempre que la amaba?... No concebía que se estuviera acostando con otra, sabía que Samantha era coqueta, incluso desde el principio conocía los  rumores de sus numerosas conquistas… Pero aquello solo eran cotilleos de mujeres despechadas. Confiaba demasiado en su amor, pues nunca vio nada que le hiciera pensar lo contrario… Nada hasta ese día…

No transcurrió demasiado tiempo para que Samantha la buscara, le pidió perdón de todas las formas, le juraba que estaba arrepentida, que la amaba y que ella era el amor de su vida, que nunca antes la había engañado, que solo había sido en esa ocasión, que aquello había sido el más estúpido error por haber sido tan débil y haber caído en la tentación, pero que parte de esa infidelidad era por su culpa…

Cristina se quedó atónita, no daba crédito él que Samantha la estuviera culpando por su desliz, Sam le expresó abiertamente que ella la empujó a acostarse con otra ¿Pero por qué dices eso?...
El primer argumento era porque todo el tiempo se la pasaba trabajando, el segundo era por mantener su relación oculta ante sus colegas y amigos… Y el tercero pero más humillante, que el sexo con ella en los últimos tiempos estaba siendo de lo más aburrido y monótono… Como coloquial y despectiva se dice “cold fish”…

Cristina no podía creer lo estaba escuchando, se negaba a seguirla oyendo. Huyó de ahí, intentando olvidar y evadir todo lo sucedido, pero aquello no podía dejarlo así y cuando estuvo más calmada reflexionó la cruel crítica…
En su cabeza seguía escuchando los reclamos de Sam, los cuales le hicieron sentirse verdaderamente culpable… Cristina fue severa e implacable con ella misma, por una parte era cierto que pasaba demasiado tiempo en el bufete, como también era verdad que mantenía oculta su relación… Pero en lo sexual, no supo qué decir de su desempeño…
Samantha se mantuvo alejada por un tiempo para darle su espacio, dejar que pasara el enojo y olvidara lo sucedido… Y volvió a la cargada, intentando retomar la relación. Aplicó la estrategia de halagar y consentir a Cristina; con poemas, flores, mensajes y ruegos para reconquistarla… Y conocedora de la debilidad femenina su persistente terquedad no tardaron en dar sus frutos… Y Cristina al poco tiempo no tardó en perdonarla, cayendo en la telaraña de Samatha…
Retomaron nuevamente la relación con más pasión y nuevos bríos, para beneplácito de ambas, Cristina por su parte en un intento de mejorar su desempeño sexual y de convivencia, modificó en lo posible sus horarios laborales, procurando pasar más tiempo al lado de Samantha, en lo no pudo ceder ni un ápice fue en llevar abiertamente la relación amorosa con Sam, pues temía que al hacerlo su homofóbico jefe jamás la hiciera socia de la firma… Y de nada habría valido todos sus esfuerzos y años dedicados al bufete.
Pero para compensar a Samantha por aquello, dejó de lado sus prejuicios y mojigaterías, aceptando las perversiones y juegos sexuales que Sam propuso con la idea de mejorar el aspecto sexual y no caer en la monotonía. En cada acto las reglas del juego era implementados por la “experta” Sam…
La primera vez vistió un Baby doll en satín coral, mismo que Sam le había comprado, ordenándole modelara la prenda por toda la habitación, Cristina sumisa obedeció, dejando de lado su incomodidad y timidez para no contravenir el capricho de Samantha, quien complacida observaba a su amante con mirada atenta y lasciva, luego de haber saciado su excitación al contemplar su casi desnudez…
Después la guio hasta una silla estilo moderno ubicada en el comedor, le indicó se sentara y cruzara sus brazos tras el respaldo, donde sus muñecas fueron atadas y sus ojos vendados. Todo aquello era nuevo para ella ya que su estricta moral y sus valores jamás le hubieran permitirían hacer nada como aquello, la experiencia le provocaba morbo y curiosidad… Sus sentidos se agudizaron, escuchaba atenta sus pasos al rodearla, percibió cuando deslizaba sus manos desde sus pantorrillas hasta sus piernas, haciendo pausas por sus caderas, topándose con las alforzas de sus bragas para deslizárselas y abandonarlas por debajo de sus pantorrillas… luego se alzó hasta sus rodillas para abrir sus piernas… Reaccionando hasta que sintió algo húmedo y caliente rozar sus genitales… Después con labios y lengua se apoderó ávidamente de su sexo, no podía objetar que el estar inmovilizada y en tinieblas la desesperaba, pero al mismo tiempo le provocaba mayor excitación…
Sintió su lengua ardiente yvoraz torturando su clítoris, incluso soportó cuando sus dientes la mordisqueaban mientras ella se retorcía de placer y dolor, gemía cada vez más y más… Estaba tan excitada, tanto que advertía su humedad fluir copiosa en un torrente y la lengua que la incitaba comenzaba a acelerar y mantener su ritmo de estimulación… Ella sabía que el nivel tan intenso de excitación en el que se encontraba en cualquier momento podría correrse y estallar en un orgasmo, estaba por culminar… Cuando aquella estimulación se detenía…
–Ahh! Vamos sigue… N… no te detengas ahh –Pidió extasiada entre espasmos…
No aun no –Objetó la otra…
Por favor cariño, sigue que estoy a punto…
Lo sé, por eso me he detenido, y te vas a correr cuando yo te lo permita…  ¿Umm…?
Per... Iba a protestar –Cuando sintió que Sam cubrió su boca con la mano, impidiéndole terminar la frase… Y susurró al oído…
Shhh si no dejas de quejarte será peor para ti… Así que callada que lo mejor está por venir…
¿Estarás callada? –La interpeló… Y Cristina asentó con un movimiento de cabeza pues aun permanecía su boca obstruida… Bien –Y destapó su boca…
Luego escuchó sus pasos y la onomatopeya de un frasco al destaparse y la vibración emitida muy similar a la de un cepillo dental eléctrico… Nuevamente sintió sus manos en las piernas y cómo se las abría otra vez, inclusive tiró de ellas para colocarla ligeramente hacía el frente, provocando un poco de dolor por las ataduras de las manos, por lo que gimió, Sam con un simple “Sshh” la aplacó. Seguido de esto se colocó hábilmente sobre ella, pudiendo sentir como se acomodaba en sus piernas logrando quedar a horcajadas entre las suyas. Inmediatamente después, sintió un objeto penetrarla por la vagina, fue entonces que recordó el arnés y el dildo en color escarlata, observado sobre la cama… Sintió en su interior las vibraciones producidas por el complemento sexual, el cual estimulaba  las paredes de su vagina haciendo que éstas se contrajeran…
Samantha la embestía con fuerza, mientras la otra suspiraba y gemía de placer, hasta que aturdida por tanto gemido, Sam con una mano le cerró la boca, evitando continuara gritando… Y con la otra presionaba su cuello, obstruyó su respiración hasta hacerla cada vez más deficiente…
Cristina entró en pánico, incluso creyó que ya no podría respirar más, pero contradictoriamente la “asfixiofilia” que estaba siendo diestramente practicada por Sam a través del estrangulamiento del nervio vago del cuello, amplificó sus niveles de placer y excitación, haciéndole perder casi la conciencia por la falta de oxígeno en el cerebro y llevándola a un descomunal orgasmo…
Pero aquello era solo la iniciación por un camino escabroso y obsceno, aún ignorado por ella… El juego se hacía cada vez más fuerte, donde ambas competidoras intervenían con roles específicos y la expansión se complementaba con la inclusión de otros elementos como lencería, juguetes eróticos, implementando prácticas sexuales diversas…
Donde el papel activo era desempeñado por Sam y, quien dictaba las reglas del juego. Y Cristina tan sólo era la pieza de menor valor del ajedrez “el peón”, por lo que Samantha la movía y colocaba a su antojaba sólo para poseerla…
Se volvió sórdida y egocéntrica que incluso en alguna ocasión que salieron a un bar, Cristina portaba un provocativo vestido que Sam había elegido para la ocasión, pero eso no era parte morbosa del relato, sino que le ordenó se colocara en su vagina un huevo vibrador inalámbrico que ella manipulaba y lo hacía funcionar a placer, causándole momentos vergonzosos, que hasta cierto punto eran excitantes, el humillarla en público era parte de su gratificación… Y aquello solo era el principio…

En otra momento Sam le vendo los ojos y la sujetó a la cama, le colocó una mordaza para silenciarla, pero aquello no era lo sugestivo, sino cuando sintió como golpeaba con el cuero la parte interior de sus piernas… Se espantó y ahogó su dolor en un gruñido, grito qué se quedó atrapado en el lienzo de la mordaza, que sin ésta se hubiera escuchado doloroso. Sorprendiéndose cómo aquello la llevaba al límite de lo incomprensible, aumentando su excitación y descubriendo la delgada línea que disgrega el dolor del placer…

No sabía cómo ni en qué momento había caído en esa vorágine de desenfreno… Recapacitaba en eso cuando la cera ardiente escurría por el cirio y caía sobre su cuerpo provocando la sensación de perforar su delicada piel ya irritada y enrojecida por los azotes propinados. Se hallaba sensible de tanto manipuleo… Sin darle descanso seguía lastimando su ya lacerada piel con sus manos frías y afiladas uñas la rasguñaba hiriéndola más… Con aquellas mágicas y retorcidas caricias, solo ella podía lograr hacerla estallar en un placer infinito…

Aquellas relaciones tan sórdidas le hacían sentir la euforia del vértigo de estar montada en un circuito de sube y baja, igual al diseño especificado para una montaña rusa…Cada día era algo diferente, siempre causando un sinfín de sensaciones… Era tan contradictorio el comportamiento de Samantha como si fueran varias personas en ella. Era tan delicada cuando la desvestía para llevarla a la ducha y lavaba con suavidad su cuerpo o cuando con toda calma secaba y perfumaba su piel para cubrirla con delicadas prendas de satén… También cuando después de desatarla curaba sus heridas y frotaba cuidadosamente sus manos…

Pero no era todo en lo que ella había cambiado y sin darse cuenta había perdido hasta la perspectiva de sus prioridades, cosas que eran importantes estaban en segundo plano… El control de su cuerpo, de ella misma y de todo lo que sucedía en la relación estaba a cargo de Samantha… Había un aumento inesperado en su libido y algo parecido a la adicción por mantener actividades sexuales constantes… Su comportamiento se volvía obsesivo… No era consiente más que del placer que esto causaba y no lo advertía, por lo menos… No hasta aquella noche cuando las palabras de Laura llegaron a su cabeza arrasando con todo aquello que estaba sucediendo…

Laura había asistido a una conferencia médica en NY y había acordado en verse con Cristina esa misma tarde en su hotel, mientras conversaban y bebían café este se derramó sobre su blusa por lo cual Laura ofreció otra prenda limpia para que la reemplazara por la que se había estropeado, cuando Cristina se desvestía Laura entró al cuarto de baño con la blusa para ella, quedando pasmada al ver su espalda flagelada por los azotes propinados la noche anterior… Laura fue tan insistente queriendo le explicara el origen de tales heridas y Cristina no tuvo más remedio que relatarle todo lo que estaba sucedido en su relación con Samantha desde hacía meses, dejando a Laura francamente pasmada…

Estoy bien –Expresaba por milésima vez…
¿Bien? Si… Muy bien… Se te nota con esa espalda más herida que Santo Cristo ¡Mujer!... Juro por Dios Qué por más que me digas que no pasa nada y todo va de maravilla, me dejas de lo más preocupada y disculpa el comentario… Pero pienso estás cometiendo un grave error…
No es tan malo…
Vale puedo entender que lo disfrutes y que el sexo sea genial… Y seguro se habrán leído “Las 50 sombras de Grey” Misma que me conozco dé que va… Y que tú te sientas hasta la protagonista de saga… Pero yo por lo menos no me veo siendo golpeada para excitarme y correrme…
Aunque te explicara y diera todos los argumentos… No lo entenderías Lau…
Vale tienes razón no lo entiendo… Pero escúchame Cris sé que para esto tiene que haber ciertos límites ¿Cuáles son los tuyos?... ¡No se Cris…! Entiendo que haya gente que le guste esas prácticas y se vale. A ti te gusta y lo disfrutas ahora, pero que pasará mañana cuando esto ya no sea suficiente… ¿Has evaluado o conoces cual es la afectación psicológica, de esto?... Porque física no tienes ni que decirlo… Puesto que “esa” ya la he comprobado por mi misma... ¿Hasta dónde estás dispuesta a soportarlo? Espero sepas detenerte a tiempo o más preocupante aún… ¿Sabes si, ella podrá detenerse?... Cuando tú ya no estés dispuesta a continuar seguir con el sadomasoquismo… ¿Ojalá sepas decir basta? ...Cris hace mucho que tú y yo somos amigas y creo que te conozco más que tú propia hermana… Eres una mujer inteligente, independiente, controladora y dominante… Siempre has sido capaz de manejar tu vida ¿Cómo pretendes que ahora entienda que sexualmente eres sumisa?  Disculpa pero no puedo creer que realmente te gusten esas prácticas ¿Y que conste que no lo digo porque piense que sea malo? Es solo que yo no veo que tú tengas pinta para eso... Cris temo te estés haciendo daño y, lamento lo que voy a decir porque seguro te vas enojar, pero yo no confió nada en esa noviecita tuya... ¿De verdad es éste tipo de amor el que tú quieres? ¿Es eso suficiente para ti?... ¿Estás segura que ella realmente te ama?... o ¿Qué es lo que pretende de ti?... ¿Es ese tipo de relación donde deseas permanecer?…

Ella no había pensado en nada respecto a eso y en ese momento tampoco estuvo dispuesta hacerlo… Pero todas esas palabras habían  encontrado un sitio en su interior, fuertes y violentas como un mazo dispuesto a golpetear, las cuales no tardarían en hacerlo, pues por la noche del siguiente día justo cuando Samantha llegó a casa, como un ritual que se venía repitiendo en los últimos meses, le preparó la bañera con sales aromáticas, la desvistió y limpió delicadamente su cuerpo con una esponja con la que recorrió cada parte de su piel, luego de secarla y perfumarla con bálsamo de lavanda, la llevó a la cama y la recostó. Ató sus manos a cada lado de la cabecera del lecho con unas esposas.
Hoy vamos hacer algo diferente –Le indicó con una sonrisa, mientras ella no pudo evitar sentir una extraña mezcla de miedo y placer Pensó ¿Cómo era que había llegado hasta esa situación? Mira tengo esto para ti– Señaló Samantha, mostrándole una bala de acero la cual conocía muy bien de otras ocasiones en que la había utilizado por petición de aquella– Anda, vamos inhala… Y Ella sumisa obedeció –Bien… Así me gusta cariño…
Luego de un cajón sustrajo unas pinzas que ya le era familiares y las colocó en sus pezones, sin más le abrió las piernas y metió sus dedos de manera brusca en su vagina para poner lubricante, hecho que le desagradó y de manera involuntaria contrajo sus músculos vaginales… Luego le introdujo unas bolas chinas, mismas que ya conocía por experiencia propia, conocía lo que aquello provocaría y no pudo evitar sentir enorme deseo. Luego abrió las esposas para liberar sus manos, después tiró dos veces de la cadena que llevaba atada al cuello, indicándole se colocara en posición de cuatro o “coito a tergo” también conocida vulgarmente como “postura del perro”… Después de haberse colocado como Samantha le había ordenada, la otra subió a la cama y se colocó tras ella, siendo esto lo último que pudo observar Cristina, antes de que sus ojos fueran vendados…
De inmediato sintió sus manos cuando le recorría y estrujaban su trasero, luego comenzó a azotarlo una y otras vez con una paleta de madera, intercalando sus glúteos con cada golpe asestado se escuchaba un “Tazzz”, sentía un intenso dolor que por momento se iba transformando en placer, luego sus manos migraron, remontándose hasta sus inflamados senos los cuales comenzó apretar con fuerza infringiendo más presión sobre las pinzas en sus pezones, provocando se retorciera más. Volvió a sus glúteos para seguirlos estrujando y flagelando, pero ahora con un pequeño látigo…
Por la parte trasera le apretujaba sus piernas, abría y cerraba sus nalgas y, comenzó a introducirle el dedo por la vagina, sin importarle que llevara puestas las bolas chinas… Continuó con el dedo dentro moviéndolo en círculos, sentía como entraba y salía… Al calor de la pasión metió otro dedo y luego uno más… Estaba frenética metiéndolo y sacándolo ávidamente qué como resultado de esa estimulación, Cristina levantaba y bajaba la pelvis. Pero Sam se abrazó a ella para inmovilizarla con la mano que aún mantenía libre, replegándose fuertemente a sus caderas… Mantenía aún la mordaza en su boca, dejando escapar ahogados gemidos de éxtasis y dolor… Cuando de repente se escuchó: ¡Riiiing! ¡Riiiing! ¡Riiiing! ¡Riiiing! Y toda aquella locura se detuvo… Era el timbre que llamaba en la puerta, Cristina se quejaba pero ya no era escuchada…

¿Sabes linda? …Esta noche vamos a cambiar de juego– La escuchó decir, sin agregar nada más, tan solo percibió sus pasos alejarse–

Hola guapa, si que te has demorado… Ya pensaba que no llegarías…
Lo lamento cariño, siento haberme retrasado– Escuchaba el cuchicheo que mantenían, sin entender lo que decían… La voz de aquella mujer le pareció conocida…
Entonces date prisa y vístete… Porque esta noche ¡Mmm!

Minutos después escuchó clac, clac, clac, los pasos que ingresaban a la habitación, era un suave taconeo muy diferente al ya conocido. Sintió cuando la venda era desatada y retirada de su rostro, percibiendo un intenso destello que le hizo cerrar sus ojos por el estímulo luminoso del entorno… Lentamente los abrió de nuevo hasta que sus pupilas se adaptaron a la intensidad de la luz mejorando su visión.
Cuando sus ojos se adecuaron totalmente y pudo ver lo que ocurría en la habitación, éstos se abrieron descomunales al contemplar al pie de la cama a su amiga Kate, quien la observaba fijamente con una sonrisa lasciva… No comprendía lo que estaba pasando ¿Qué hacia ella ahí? ¿Quien la había invitado? Y ¿Por qué vestía así?... Con ese extravagante traje de cuero… De inmediato buscó la mirada de Samantha en busca de alguna explicación… Pero aquella nunca llegó y como respuesta solo le expresó una cínica sonrisa…
Ella intentaba hablar, quería preguntar mil cosas, pero sus dudas y cuestionamientos se atropellaban en su cabeza, sin dejarle expresar pregunta alguna de lo que estaba sucediendo. Pero como siempre quien tenía la última palabra era Samantha… Ignoró cualquier expresión en su rostro y solo le hizo una señal a la otra mujer para que se acercara, quien dé inmediatamente obedeció y a toda prisa comenzó a desnudarla, por último le colocó el arnés Samantha… Quien de inmediato recostó a Kate para colocarle las esposas que se encontraban afianzadas en la cabecera de la cama, la sujetó también con el collar para cuello y comenzó a penetrarla…

Cristina no daba crédito, tan estaba como “voyerista”, contemplado a aquellas dos teniendo actividad sexual, con la diferencia que no obtenía ninguna gratificación erótica, sino todo lo contrario… Las observaba frente a ella, veía como Kate se retorcía cual serpiente de puro placer, mientras Samantha la penetraba rabiosa, mantenía sus ojos fijos en Cristina quien permanecía inmóvil, detallando la imagen de su mujer follándose a su amiga frente a ella. El espectáculo era tan bizarro que le provocaba confusión física y emocional. Con una disociación de sus sentimientos, había un desapego de la realidad que contrastaba con la pérdida del objeto de sus afectos…

Aquello era un caos con todos sus sentimientos expuestos y revueltos en una lucha interna donde se proclamaba “El bien y el mal o lo bueno y lo malo”… Su cabeza hizo ¡KA-BOOM! Como una gran explosión, y las palabras de Laura emergieran de la nada ¿A caso ese episodio era su límite? o ¿Aun le faltaba algo más por experimentar? ¿Requería de mayor humillación que aquello azotes? ¿Podría en verdad ser una sumisa?... Aquello ni si quiera se lo podía contestar… ¿Cómo fue que había acabado en eso? ¿Acaso no lo sabía? Pero en realidad si… ¡Ahora Sí que lo sabía! Era por “Miedo” por ese estúpido miedo de verse sola... Miedo a ser dejada como su madre… Miedo a sufrir el abandono del ser amado, ¿Pero todos sus miedos era justificables para caer tan bajo y para perder su integridad?
Mírame le gritó– Samantha, dio una orden con voz áspera y seca que la sustrajo de sus pensamiento –Lo haré mejor para ti –Finalizó… Y tomó el mando a distancia que estaba sobre la cama al lado de ella y lo puso a funcionar, activando lo que antes había introducido en su vagina…
Sintió la vibración en su interior que le provocaba cerrar las piernas, Kate fue llevada hasta la cama y se colocó sobre ella arrodillada aprisionando sus piernas, sus rostros quedaron frente a frente, los labios de Kate se posaron sobre sus senos, mientras Samantha las observaba, ella se movió inquieta mostrando su desacuerdo con todo lo que sucedía…
–Se escuchó un fuerte… ¡¡PAAFFF!!
Y su mejilla empezó arder, había sido Samantha quién le había propinado tremenda bofetada…
Te voy a enseñar a obedecer y que sepas quién manda… ¡Quédate quieta! –Le dijo con toda rudeza y ella se asustó –sujeta sus brazos –ordenó a la otra mujer –Quién enseguida obedeció…
Luego la inmovilizaron, Cristina intentó soltarse pero estaba esposada con sus manos a su espalda, Samantha la cogió del pelo y la arrastró por el piso y con un látigo ¡PLAZ! azotó su espalda. A eso prosiguieron cinco ¡PLAZ! ¡PLAZ! ¡PLAZ! ¡PLAZ! ¡PLAZ!, antes de detenerse para decirle a la otra mujer que le quitara la mordaza…

Ya no quiero detente –pidió apenas fue liberada de la mordaza
¿¡QUE!?... ¡¡TE RECUERDO QUE QUIEN DECIDE CUANDO PARAR SOY YO!! –Gritó Samantha enfurecida porque él entretenimiento no estaba resultando como ella esperaba…
¡YA NO QUIEROO…! ¡DÉJAME POR FAVOR! –Chilló ella también enojando… Pero a Samantha no le importó y apretó más fuertemente el astil del látigo hasta que su puño quedó blanco por la tensión del agarre.
¿GRRR… ¿Ya no quieres he? Pues ahora vas a suplicar –Anunció en un tono demasiado lúgubre, tanto que una descarga fría recorrió su espina dorsal y un miedo inexplicable la invadió…
El dolor de los otros azotes fueron insoportables sentía incluso como brotaba y escurría la sangre por sus heridas…
¡PARA! ¡Detente ya! Esto no es así Samantha –Intervino Kate –Ella también debe estar de acuerdo en lo que le estás haciendo… Esto tiene sus límites…
¡PLAZZZ! –Zumbó el látigo pero esta vez no fue Cristina la víctima… El golpe lo descargó severamente sobre el cuerpo de Kate…
¡Tu cállate! O te daré lo tuyo –Samantha vociferó desquiciada y continuó torturando a Cristina…

Cristina despertaba con su cuerpo inerte, aún tirado en el suelo, estaba desorientada, no tenía muy claro lo ahí hubo sucedido… Había perdido la noción del tiempo, quizás se desmayó a consecuencia del dolor o su organismo en un mecanismo de defensa se desconectó eligiendo bloquear sus sentidos… Seguía en el piso con terrible dolor en todo su maltratado cuerpo, con las heridas expuestas y los vestigios de sangre seca en ellas, mientras que otras aún permanecían mojadas del viscoso fluido… Dolía y dolía demasiado, pero aquello al final sólo era dolor físico y ese se controlaba con analgésicos y cicatrizaba con el tiempo… Pero lo que más le dolía no podía ser curado ni con sedantes, ni con compresas… Lo que sentía por dentro era mucho más profundo y doloroso, había suplicado, había rogado, había implorada. Y nada fue suficiente para que “Ella” se detuviera y dejara de golpearla de forma tan atroz… Fue despiadada y cruel, como si en ella no quedara ningún vestigio de humanidad…

Cuando Samantha al fin dejó de maltratarla. No se detuvo ahí, fue entonces que se abalanzó sobre su cuerpo como perturbada, solo para abusarla, Cristina sin fuerza ni voluntad se abandonó al ultraje, dejando la poseyera de nuevo… Ya no era una mujer, ahora solo era un despojo maltrecho, ni rastros de la mujer orgullosa, segura, y dominante que siempre había sido…

Escuchaba el murmullo de voces y sonidos fuera de la habitación, pero poco le interesó, ya no importaba nada… Continuaba en posición fetal desnuda e inmóvil derrumbada en el piso… Se abrió la puerta de la habitación pero ella permaneció quieta, podía oír las tímidas y pausadas pisadas que se acercaron hasta ella, pero tampoco hizo nada, permaneció con los músculos retraídos cual rigidez de un cadáver… Estaba muerta pero su corazón aún latía…

¡Dios mío!... Cris… Criss… ¿Qué te han hecho? –Le susurró Laura con la voz entrecortada –Cristina elevó la parte superior de su cuerpo y Laura la estrechó en su regazo, mientras abrigaba su cuerpo con un cobertor que había tomado de la cama…

Cuando regreso de sus recuerdos aun sentada en el sofá abrazada a ella misma, no sabía cuánto tiempo llevaba en esa misma postura lo único cierto es que le dolía el cuerpo horrores sentía el estómago vacío pero no podía ni quería levantarse.
De nuevo observó la fotografía que sostenía entre sus manos y las lágrimas escurrían sobre ella…

-      Estaba segura que nunca más me volvería sentir viva y mucho menos vulnerable hasta que llegaste tú, y comprobé que podía experimentarlo todo a tu lado me asuste de lo que podías hacer sobre mí de lo que podía hacerte, hay una sublime línea entre el amor y el dolor – dijo con su voz ronca por el llanto mientras sus ojos se posaban sobre la mujer que la tenía entre sus brazos en aquella fotografía


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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Mayra - Derechos Reservados
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15 comentarios:

  1. Pleaseeee no nos abandones otra vez :) espero con ansias la continuacion =]

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  2. Gracias por continuar con la historia, de verdad espero ese tan ansiado final, simplemente me has dejado sin palabras, interesante capítulo.
    Lari

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  3. Saben yo pensaba que las escritoras se demoran demasiado, lo pensaba mis respeto para ellas, por el tiempo la imaginacion, veran algunas de nosotras nos escrbimos practicamente a diario con Angela [kinkaid)
    A la cual le agradezco enormente por las innumerables historias que nos hace llegar , si es verdad ella se tarda en enviar los capitulos, pero es que las chicas, que nos deleitan con sus historias tambien tienen vida, tambien tienen problemas no podemos exigirles mas de lo que nos dan, yo por mi parte solo puedo decir GRACIAS x tomarse el tiempo de escribir aunque tarde, simplemete dejar un mensaje para saber de ustedes.
    Y antes de que me pregunten el correo de kimkaid es : caramelodulce2109@hotmail.es

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  4. Que historia, SORPRESA pura!!! Gracias x continuarlas. Espero tu proximo capitulo ansiosamente. Da -Argentina-

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  5. Mayra leyendote en esta historia sentí cosas intensas me diste muy buenos momentos y se agradece pero un poquito de respeto a tus seguidoras no estaría mal, entiendo q te habrá podido pasar lo q sea pero xfa sigue con los pocos caps. Q queden hasta el final, acabala aunq sea x tus personajes. Llegue a AMAR a ANA!! Gracias. Carmen

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    Respuestas
    1. Que puedo decir que no haya dicho ya LO SIENTO y claro que terminare esta historia gracias por continuar leyéndome
      Bsos.

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  6. no lo puedo creer?¡¡¡.. el capitulo estuvo de lo mejorr gracias por continuar pensé que ya no la continuarías... graciasssss ... pero por favorr no no abandones de nuevooooooo please

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  7. Buenisimo el capitulo!!!Gracias.

    Lays.

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  8. ...Mayra.... pertenezco al club de fieles en la lectura de tu historia, ja, ja, ja... ANIMO pues para lo que viene con esta historia, yo deleitándome: GRACIAS MILES..... !!!! Atenea Palas!!!!

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  9. Yo sin duda esta historia es de mis favoritas, cuando entre y vi que habían Publicado casi muero de la emoción Gracias May

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  10. Qué sorpresa!!! Feliz por el regreso no nos dejes de nnuevo
    Ale

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  11. Siiii... volvisteeee, comence a leer esta historia hace una semana, estuve dos dias leyendola y cuando termine el cap. 50 rogaba porque siguieras con mas... es una de mis favoritas. Escribes maravilloso, me encanta que al leer una vaya imaginandoselo casi como ver una peli.... amo a las parejas de Ana&Cris (aunque me da pena ahora), Daniela&Victoria y Lucia&Susana... sigueeeee.
    Daniela. Chile

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  12. Hola Mayra,
    Gracias por seguir escribiendo y sarte el diempo de terminar la historia, la verdad ya habia dejado de leer las historias hasta que esten terminadas. jiji
    Pero tu historia siempre me hacia pasar por el blog con la esperanza de encontrar algun capitulo.
    Esta genial por favor continua no nos dejes por mucho tiempo asi.
    Saludos
    Desde Ecuador Jess

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  13. Gracias por regresar.
    Toma el tiempo que necesites, pero jamás te detengas.
    Debo confesar que me encanta la inclusión del sadomasoquismo en tu historia, (el cual respeto, cada quien disfruta su sexualidad de la manera que desee), porque el amor de una mujer es indescriptible y no resta más que vivirlo, pero la moneda lleva dos caras y la crueldad puede alcanzarnos en formas que no imaginamos.

    Un abrazo inmenso mujer!!

    Mgalad

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  14. Mayra gracias por continuar la historia y no dejarnos con las ganas de no saber como termina,entiendo que tengas que tomarte tu tiempo para poder continuarla, porque entre tu vida personal y que no siempre acompaña la imaginación, seguro que tenías que estar frustrada, así que tranquila,yo pienso esperar lo que haga falta por seguir disfrutando tu historia,que junto a `No me olvides` es mi favorita.
    Y no es por presionarte pero....haz lo posible para que Ana y Cristina terminen juntas :-D
    Saludos,Rita

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