Capítulo 8
Piel a Piel
*Aleth Zyden*
El viento… que dulce es el viento, ¿Será por ello que
siempre estoy corriendo? Me gusta… El tiempo transcurre de rara forma cuando lo
hago, aunque voy tan rápido como puedo, todo parece ir tan lento y siento como
la adrenalina que corre por mis venas, se convierte en la droga perfecta de mi
adicción, porque estoy eufórica, porque olvido cualquier inquietud de mi
corazón. Si alguien me pregunta porque me gusta correr tantos riesgos, tendría
la respuesta en la sensación de este instante, si pudiera vivirlo… tan solo así
lo entendería.
Así como todo vuelvo a la realidad, el empujón del hombro
de la capitana del equipo verde trata de sacarme de la competencia, pierdo un
poco el equilibrio pero con mi brazo me apoyo en uno de los árboles del
recorrido, me catapulto con la fuerza de mi brazo y sigo corriendo la alargada
cuesta. La chica parece molesta por no lograr su cometido, yo sonrío
retadoramente mientras sigo corriendo, vemos la primera bandera cada una con el
color de los respectivos equipos, las demás capitanas van detrás y solo Kyara
Tetsuya del equipo verde parece ser rival suficiente.
Continúa la carrera y yo no pierdo de vista mi objetivo,
aunque tampoco descuido a Kyara. Llegamos a la sima, tomo la bandera roja
llevándome la delantera en el salto a la cascada puesto que por la altura la
capitana del equipo verde se lo piensa dos veces antes de saltar. Sin embargo
en cuanto Kyara ve mi osadía también se zambulle en el agua. Nado con alguna
dificultad pues la bandera ocupa una mano, saco la cabeza del agua, con cierto
agotamiento ubico la plataforma flotante, voy hasta allí y poso la bandera en
el espacio que a mi equipo le corresponde, hay un snorkel al lado, lo tomo, lo
pongo en mi cabeza y vuelvo a lanzarme al agua, cada paso es mecánicamente
realizado y sin pensar demasiado.
Ese es el secreto para poder ser eficiente, no temer, no
dudar, simplemente hacerlo, la planeación ya ocurrió antes del evento. Justo
debajo de la plataforma en el agua encontré unas véngalas marinas del color de
cada equipo y con ellas debo iluminar el lecho del lago, se supone que hay un
pequeño contenedor con una serie de piezas de un rompecabezas que deberemos
armar después pero esa parte le toca a Giselle. Después de algunos minutos, de
subir por aire y bajar al lecho, siento la compañía de mis competidoras, además
de mi véngala en mano... encuentro el contenedor de mi equipo después de que
debí descartar los otros contenedores, fue muy cansado subir a la superficie
después de permanecer ese tiempo bajo el agua.
Pero no me cuestione ese punto y acudo al instante a la
orilla donde mi gente me aclamaba por ser la primera en asomar la cabeza en el
agua, sin embargo en cuanto me quite el snorkel algo me jalo hacia abajo
tomándome por la pierna, trague bastante agua, me di vuelta y allí bajo el agua
estaba Kyara, tratando de robar mi contenedor. No tuve otra opción que patalear
para zafarme de ella, en cuanto tuve oportunidad, nade hacia la superficie
donde encontraría el aire que estaba necesitando. Sin un respiro nade a toda
prisa para que ella no me alcanzara bajo el agua, en cuanto llegue a la orilla,
trote jadeante hasta Giselle a quien le pase la caja, ella no presto mucha
atención, pero me miro con extrañeza y prosiguió con su parte de la labor, yo
por mi parte me fije en mi pierna y en efecto tenía un par de arañones.
-¡Listo!- Dijo Giselle que siempre ha sido una experta en
lo que a armar rompecabezas respecta, sonreí y la vi correr con dirección a las
bicicletas donde continuaría la siguiente etapa del triatlón. Después de un
rato las demás llegaron y procedieron con la siguiente etapa, teníamos ventaja
pero no era para confiarse, o eso pensaba hasta que una voz odiosa me
interrumpió.
-¿Te duele la piernita?- Kyara se cruzo de brazos frente a
mí.
-¿Y a ti te duele mucho el orgullo?- Respondí con mi
sonrisa sardónica.
-¡Oye tú!- Su enojo no se hizo esperar, quiso tomarme del
hombro y yo me aparté con un movimiento rápido, tropezó y cayó al suelo.
-Deberías ser más cuidadosa al caminar señorita Tetsuya - Musité
socarronamente alejándome del lugar.
-0-0-0-
Estaba tratando por todos los medios sacarme la corbata del
uniforme pero cada vez que lo hacía Giselle volvía a acomodármela o anudarla en
lugar público, a ella no se le daba nada dejarme avergonzada ante la multitud,
simplemente argüía que si quiero conquistar a cierta persona tendría que estar
impecable.
-… Además es la ceremonia de premiación y ganamos así que
hay que…-
-Que estar presentables…- Complete con desgano. -De verdad
no veo como esto me ayude con ESA persona-
-Que tú no te das cuenta lo linda que te vez totalmente
impecable… y aguas que ahí viene… te dejo- Terminó de acomodarme el cuello y se
alejo despidiéndose de mí, sentí entonces el aroma de su perfume ya tan
conocido para mí.
-Felicidades… Zyden- Que frío se oyó mi apellido en sus
labios, pero ni modo, estas son las cosas de estar enojada con la mujer que
amas. Me di vuelta para verla, ella luce siempre perfecta.
-Es la costumbre… siempre ganar- Que borde sonó aquello.
-Ya veo- Suspiro largamente. -Necesito hablar contigo-
-Eso ya lo estamos haciendo ¿no cree Directora?- Su mirada
triste ante mi indiferencia y yo, quiero que alguien me callé para dejar de
decir estupideces y arruinarlo más.
-No te comportes del modo que lo hacen las niñas si es que
no quieres ser tratada como una… te veré en el lugar de siempre dentro de dos
horas- No me miro más, simplemente se fue y yo me quede con un pasmo de
narices.
-0-0-0-
Con la cólera suficiente para no acudir pero la necesidad
aun mayor de verla, me di cuenta que no había forma de negarme cuando después
de un par de cocteles, parloteos y bailes en la ceremonia, me escabullí entre
la multitud solo para verla. En medio de las sombras ya tan habituales para mí,
acudí al bosquecillo en lo alto de la cascada donde nos encontramos a
escondidas toda esta semana, me toco dar la vuelta y cuando llegaba por la
cuesta donde antes fue la competencia, vi una pequeña fogata muy bien
disimulada. Una tienda de campaña muy cerca del lugar, lo cual me extraño,
¿acaso Asura planea pasar aquí la noche?
Camine hacia el fuego observando en la llamarada, siempre
me ha gustado el fuego, tan hermoso, tan vivas, tan peligroso. Estaba distraída
cuando sentí una mano en mi hombro, sonrío, me doy vuelta y cuál es mi
descontento al encontrar un rostro masculino, me aparto y alejo aquella mano.
-¿Quién eres y que haces aquí?-
-Lo mismo podría preguntar yo- Dice el sujeto de cabello
rubio, que era lo único que podía distinguir en la noche.
-¿Porque le daría explicaciones a un sujeto extraño como
tú?- Mencioné con expresión molesta.
-Ya te enseñare lo que tu padre no ha podido, un poco de
respeto- Intento cogerme del brazo pero yo no era ninguna tonta, me moví rápido
evadiéndolo, lo cual no pareció agradar al sujeto, aun en la oscuridad intento
golpearme, pero logre usar bloqueos. Hasta que me agarro de la ropa, y odie la
bendita corbata del uniforme porque me iba a ahorcar el fulano con ella…
-¡Déjala André!- Un tono siniestro para tratarse del
habitual tintineo de su delicada voz. Me di vuelta con la poca movilidad que
tenía y si en efecto ahí estaba ella con una cara de enojo que nunca imagine
verle.
-¡Pero Asura!- Fruncí el ceño en cuanto aquel gañan se
atrevió a murmurar el nombre de mi amor.
-Es una de las alumnas del instituto… suéltala, es una
orden- Añadió al final y me vi libre del agarre de aquel sujeto de mal talante.
-Hay Asura… Asura… estás jugando con fuego… amiga mía…-
Podría jurar que poco le falto a aquel sujeto para destilar ponzoña de su boca.
Prosiguió… -No sabes el favor que te iba a hacer al deshacerme de esta mocosa,
y ¡hasta gratis!…- Como si fuera algo jamás visto, ¿realmente habla de matarme
el tipo este?
-Hablaremos tu y yo en otro momento, así que piérdete… y
recuerda tú lugar- Mencionó secamente Asura.
-Solo no lo arruines jefa… te digo que si tan solo tú
supieras quien es ella…- Casi siseo bífidamente aquella víbora humana, pero
dejo la duda en el tintero. La mirada de aquel hombre se dejo ver en la
cercanía del fuego, su repudio hacia mí fue inmediato, sentí un dejo de
familiaridad… a aquel tipo lo he visto antes pero ¿Dónde? -No veremos después…-
Sonrió malevo para perderse en la oscuridad.
De pronto palidecí acordándome de él… era el guardaespaldas
de mi padre o mejor dicho su matón a sueldo… él… él… negué con la cabeza, no me
constaba… no aun. Notando la conexión de pronto pensé en qué relación podría
tener Asura con él, pero no convenía preguntarle, o aquel hombre podría decirle
la verdad sobre mi familia, sobre mí. Me quede parada como estatua pensando en
las mil posibilidades y disyuntivas que este encuentro suponía para mí. Pero
una mano acaricio mi mejilla, volví a la realidad, no supe en qué momento Asura
se acerco tanto a mí.
-¿Que es él de ti?- Di un paso atrás, mi razón y lógica
actuaron primero, tenía que asegurarme.
-Mi guardaespaldas- Dudo un poco al responder mirándome con
precaución. Pienso que quizás ella no sabe de qué calaña es ese tipo.
-Veo…- Suspire resignada. -Felicidades es uno bueno… solo
tenía que estrujar la corbata un minutos más y…-
Sus labios en mi frente, sus abrazos en derredor de mí
abrazándome férreamente y su casi imperceptible temblor. -No te preocupes el
pagara caro lo que te hizo-
-¿Por qué… tiemblas?- Susurré acunada en su pecho donde su
palpito estaba desbocado.
-Por temor…- Su voz trémula me sorprendió.
-¿A qué temes?- Proseguí.
-A perderlo todo, si te pierdo a ti-
-Por una niña temes perder... es absurdo- Me pareció
incomprensible, poca cosa era yo, o eso pensé siempre.
-No… no por una niña…- Palidecí y agradecí que no me viera.
-Comprendo…- Quise soltarme, pero ella no me dejo ir, no sé
de dónde saca tal fuerza.
-Aleth… tú eres mi mujer… eres lo que más temo perder y no
sabía que te perdía cuanto más intentaba protegerte- Se vio preciosa con los
tenues rayos de la luna, pues la fogata poco hacia para iluminarnos.
-No entiendo… me tratas como a una niña… ¿y luego me llamas
tu mujer?-
-Pensaba que me aprovechaba de ti…- Yo iba a replicar pero
me contuve. -…que debía ser responsable, como todo lo que se espera de mí, me
forcé a verte como alumna como una niña para no desear lo que pensé no debía
desear… y me equivoque- Se apartó un poco para verme a la cara. -… ahora sé que
no eres una niña… me lo has dicho a gritos con tus actos todo este tiempo-
-Hacías un buen trabajo ignorándome- Su expresión de culpa
y yo quiero que alguien corte mi franca e impertinente lengua. Sin embargo es
tan cierto… era terrible su rechazo.
-Lo siento Aleth… déjame demostrarte que es verdad…-
-Inténtalo… estoy aquí Asura, vine a tu cita… ¿no significa
eso nada?-
-Mucho en verdad- Se acerco a mí y tomo mi mano, caminamos
hasta estar cerca de la fogata.
Me saque la chaqueta del uniforme ante la desaprobación de
Asura que seguiría siempre siendo la directora… mi amada directora. Digamos que
dejo de disgustarle cuando me quite la corbata, me desabroche algunos botones
dejando a la vista parte de mi pecho, me remangue las mangas, me desfaje la
camisa y avivé fogata, inclinada eche algunos maderos a sabiendas de que daba
una excelente vista de mi retaguardia y piernas a mi amada, me moví
sensualmente con toda intención.
-Linda forma la tuya de tortúrame un poco, haces que desee
lo que aun no debo tocar- Su sonrisa y sus palabras francas me dejaron sin
aliento en cuanto la mire.
-Ah ¿sí?- Me di vuelta para verla mientras volví a sentarme
junto a ella. -Hasta donde yo sé, cierta chica tiene carta blanca en ese
aspecto… claro, este es un privilegio solo concedido a ti, mi hermosa dama-
Respondí retadoramente. Su expresión lasciva me lleno de beneplácito.
-No te lo voy a poner tan fácil- Dijo volteando la balanza
a su favor… mm… así que ella será definitivamente una chica difícil.
-Eres cruel- Afirme aun sonriendo.
-Lo sé- Que divino juego de miradas.
Pero acorde a su palabra, al principio de aquella noche,
tomamos un poco de vino y comimos algo que Asura preparó en la fogata, bastante
delicioso… no sabía que cocinara tan bien. No me culpen, no lo esperaría de una
directora.
-Estuvo delicioso- Mencione sonriendo. -Me impresionas-
-¿Qué? Solo porque sea directora no se supone que ignore
otras cosas- Me ofreció algo más de vino.
-Eso veo- La mire atontadamente, me emboba mirarla, así que
disimulé tomándome de un trago el vino.
-Quiero preguntarte algo- Tomo mi mejilla con su mano. Yo
asentí como pude, sin encontrar palabras en mi mente. -Porque si sabes
defenderte tan bien… te han lastimado tanto aquella vez- La mire sorprendida,
así que tuvo tiempo de verme cuando estaba peleando con André.
-Por favor… no me preguntes eso- Desvié la cara.
-No lo haré más, no quiero arruinarlo… solo… no vuelvas a
mentirme, quiero confiar en ti y que tú puedas confiar en mí- Me obligo a verla
tomando mi barbilla. -Me preocupas… porque te amo- Me quede helada… era la
primera vez que me decía directamente aquellas palabras, ese te amo… sonó como
el canto de querubines en sus labios.
La mire completamente desarmada y solo pude decir… -Yo
también te amo… con toda mi alma- Sus dedos se posaron sobre mis labios.
Me estremecí ante la sutil caricia de sus dedos, como un
silencio que cortaba el aire, como el ardor que solicitaba saciar la sed en su
boca. La mire a los ojos perdiéndome en el carmesí de su mirada, era el cielo y
el infierno prendido de su rostro perfecto. La ansiedad de mi piel y el calor
que manaba mi cuerpo se aferro a ella en un abrazo, sin dejar que una sola
palabra emergiera de sus labios, los aprese con total necesidad mientras mis
manos presionaban en su espalda para no dejarla escapar.
Sus instintos le gritaron al oído mi deseo, y así sentí sus
manos vagar sin rumbo fijo por mi cuerpo. Su pasión me embargo cuando su
respuesta en un beso aun más intenso no se hizo esperar, mis suspiros se
ahogaron en mi garganta, mientras mis manos con vida propia la desnudaban.
Sentí la urgencia inclemente que pedía un poco mas de ella a cada instante, el
aferrarme a su cuerpo de diosa ya no alcanzaba, quería entonces hacerla mía y
ser suya.
Busque con mis manos tomar su rostro, ver en sus ojos la
determinación anhelada, pues no podría tolerar un no de su parte y su mirada,
tan suya, me dedico la ternura y el amor que ansiaba, me abandono el miedo, el
estupor a su rechazo, pues sus besos ahora más dulces y sus manos sobre mi
pecho delataron por completo su deseo. Sonreí entre caricias y abrazos, entre
miradas y besos… me pareció que era al fin mi momento perfecto.
Con suma delicadeza y ya sin el miedo a que todo terminara
en abrupto de alguna interrupción, nos tomamos el tiempo para disfrutar cada
contacto, en medio de la demostración de nuestro sentir inconscientemente
buscamos el cobijo de aquella tienda de campaña. De la ansiedad al amor, de la
pasión a la dedicación construimos con dulzura los instantes venideros, así la
sentí inclinarme levemente hacia nuestro lecho, con suavidad deposito su cuerpo
sobre el mío pudiendo sentirla como tantas veces había soñado. Sus dedos se
deslizaron por mi rostro, su sonrisa tan inigualable abrumo en mis sentidos
cualquier duda.
Nos dedicamos a querernos en la suavidad de nuestros
labios, en la cercanía de nuestros cuerpos que poco a poco dejaban ver la
desnudez de nuestra piel. Sus manos descendieron por mi cuello alejando la
camisa que aun tenia prendida, la palidez de mi cuerpo supo ella, pues ya no
habría secretos entre nosotras. Así sus besos se dedicaron en mi cuello a
provocarme mil descargas eléctricas, haciendo que un gemido en mis labios se
escapara. Tras su sonrisa entre maleva y al tiempo dulce, volví a tocarle suave
con mis dedos, pues fuera su piel como una nube tan delicada.
Quiero tenerte por siempre mía dice mi alma y mientras
tomas lo que es tuyo solo te miro, quiero besarte, quiero tomarte entre mis
brazos mi amada Asura, mas tú que sabes, que con mi cuerpo hayas embeleso. Que
haces de mi mujer, que una caricia me ha hecho sentir en un instante lo que no
he sentido en toda mi vida, esto es amor, si no lo es entonces que es. Siento
temblar cuando tus manos de mi se apartan por un segundo porque he de temer que
sea un sueño lo ahora compartes conmigo, así te abrazo temerosa, temblorosa. Tú
no lo sabes pero da miedo perder el cielo si es que alguna vez lo tocas.
Presiono en tu piel cuanto resulta más intenso, mis besos
se mueven por tu cuerpo al que descubro poco a poco en su textura, en su sabor
dulce como toda tú. Dejo que mi boca recorra con tenues mordidas tu cuello,
adoro tus suspiros. Continúo mi camino mientras descubro en mis manos el punto
secreto de tus debilidades más intimas, prosiguen mis labios que se deleitan en
el manjar de tu pecho, mas parece que no eres inactiva pues pronto tomas tú el
control.
Esto es como una primera vez pues es amor lo que
compartimos, me abro por completo a ti mientras te deslizas saboreando mi
cuerpo, me aferro a las sabanas para contenerme cuando la habilidad de tus
suaves manos me estremece, te miro desnuda y no hay nada más perfecto. Sin
embargo en un instante de cordura tomo tu mano, te atraigo contra mí y cambio
nuestras posiciones, me quedo sobre ti, me acoplo a tu figura hasta que nuestras
intimidades son una, comienzo a moverme y ahora eres tú, mi Asura quien gime de
gozo, quiero que sea puro nuestro primer encuentro.
Tus piernas me envuelven con el paso de los momentos, puedo
sentirte por entero, puedo amarte sin reservas, besos de fuego mientras el
ritmo aumenta, susurras mil te amos en mi oído, yo te aclamo con tu nombre cada
tanto. Siento tus manos aferrándose firmemente a mi espalda, miro tu rostro y
en tus ojos el amor desborda… así voy sintiendo que nuestros cuerpos tiemblan,
nuestras almas vibran, nuestros latidos se vuelven uno, entonces llega el
culmen de nuestra noche y el sonido de nuestras voces hace eco en aquel bosque,
él fiel testigo de este amor que es Nuestro Secreto.
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Que hermoso capitulo en verdad me dejas sin palabras. Besos de admiracion para vos Cristalsif. Atte Maria
ResponderEliminar"aguas que ahí viene"??? jajaja.
ResponderEliminarEste capítulo estuvo perfecto, que forma más hermosa de mostrarnos el amor, muy emotivo y sublime sin pasarse de lo vulgar, Cristalsif eres mi heroína en verdad que manera de transmitir con un escrito ^^. Att. Maria
ResponderEliminarsencillamente hermoso
ResponderEliminarEstupendo no cabe dudas y como siempre una pizca de humor que le da un toque grandioso, como siempre me dejas sin palabras y agradezco tu generosidad de compartir tus escritos.
ResponderEliminarC/c
Hermoso!!!!!!! creo q vienen las complicaciones!!!!!!!!
ResponderEliminarDisculpa, intente ver el.capítulo 9 pero no me lo permite, la verdad ya me quede picada con la historia, muy bUena, excelente (Y)
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