Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Nunca Digas Adiós - Cristalsif - 13 y 14

Capítulo 13

Cercanas y Distantes


Luto en medio de mi silencio sepulcral, telas negras cubren mi cuerpo mostrando al mundo mi amargura. Este es un dolor insoportable, mas no hayo consuelo en depositar mis lágrimas en el yerto cadáver de mi hermano. No queda de él nada salvo un retrato, no pude siquiera cumplir su deseo de arrojar las cenizas de su cuerpo sobre la playa. Tú, oh tú... Nataru Blan o Natsuki Kuga, como sea que te llames... me has arrebatado todo cuanto me es querido y por ello... voy a escribir en tu piel mi nombre, voy a hacerlo con tinta sangre, tu propia sangre. Estas de pie, indigna, salvaje, como si lamentaras lo que ha pasado. Cuan hipócrita puedes ser al estar en esta ceremonia. ¿Es acaso que el asesino aparenta solemnidad ante un hecho que él mismo provocó?


Shizuru yace a mi lado, pero sus ojos se desvían sobre el cuerpo magullado de esa que todo este tiempo ha mentido y ello enerva mi sangre. Tampoco olvido su pretensión de eliminarme, después de haber asesinado a mi querido hermano. Disfruto como un austero consuelo sus heridas cubiertas por la tela, la piel descarnada por el ácido, los cortes del hielo en sus mejillas y su frente. Así también la silla de ruedas en la que su cuerpo in merecedor de misericordia, reposa. Pero esta vez el destino me sonríe, es un atisbo de luz en mi vida. No soy ciega monstruo de Fukka, sé bien como miras a mi Onesama, como te atreves a pretender su cercanía. Bastarda de una prole maldita, tú espera pacientemente el final, porque yo no solo he de quitarte lo que has delatado amar más, haré que implores clemencia cuando yo, tu verdugo, te haga lamentar incluso haber nacido.

El cómo supe quién era mi definitiva enemiga, fue decidido por su propio padre, si supiera que ha mandado a la horca a su propia hija, seguramente hubiera omitido tantos protocolos. Suichiro Blan, nos citó para mostrarnos las grabaciones realizadas por sus satélites durante la confrontación. Fuimos aquella tarde, me negaba a dejar sola en el hospital a Shizuru, pero tenía que esclarecerse lo acontecido con mi hermano. Él murió a causa del rayo helado de Natsuki, esa monstruosa arma eliminó a la criatura que mi hermano controlaba y con ella a él. Se bien mi querido Rio-chan que solo has querido librarme de su molesta existencia y has muerto, por defender los ideales que un día me dijiste. Siempre me protegiste de todo, incluso de los traidores de nuestros padres... cuando ellos repudiaron mi naturaleza, tú y Kagura los enfrentaron. Se negaron a transferirte mi potestad legal y desde entonces luchaste por darme el lugar merecido. Cada largo día y noche en vela haciendo prosperar el negocio familiar... 'cuando ellos no estén, todo esto será tuyo y de Kagura... no lo olvides Tomo-chan, yo no inclinó mi cabeza ante ellos por otra voluntad que la de verlas felices a ustedes dos... mis pequeñas hermanas'. Ahora soy mayor y ya no estarás para ver mis éxitos Riota, mucho menos mi dicha junto a la mujer que amo, sin embargo juro por nuestro vinculo que mi venganza será inclemente.

-Ha acabado hace un rato la ceremonia Tomoe-chan- La voz cálida de mi amor me aleja de mis mortíferos pensamientos. Solo por ti mi adorada Shizuru, sería capaz de sonreír en un día tan negro como este.

-Esperaba, que todos se marcharan... la mayoría están aquí sin sentir nada por mi perdida, no quiero la presencia de esos seres despreciables, no verán mi dolor... no por ahora...- Dije a Shizuru, antes de acercarme al retrato de mi hermano, depositar allí mis rosas negras y encender otro incienso para que su alma encuentre algo de paz. -“Sé que solo la encontraras cuando acabe con Blan y su panda de cómplices... esas asesinas no irán por la vida sin pagar el justo precio”-

-Bien dicho querida hermana...- Me giré para mirar a la persona a mi lado, era Kagura.

-Desde donde quiera que esté, el calor de los brazos amables de mi hermano me acompañan y me dan fuerza “para vengarme”- Dejó en mis pensamientos las últimas palabras, se bien del aprecio y gratitud que guarda mi amada Shizuru a esa mujer, sé que desde su infinita bondad no encontrara culpa en las acciones de esa mujer, por ello mi amor... no debes saber mis verdaderas intenciones. Cuando esto acabe y seas mi esposa, juro no guardar otro secreto ante ti, salvo este único. Superarás la perdida de esa amiga, que esta tan obsesionada contigo y no te deja en paz... solo entonces podrás ser feliz a mi lado, por siempre.

Los labios de mi hermana se depositaron sobre mi frente, y su cálido abrazó me confortó un instante, las lágrimas se permitieron escapar dejando a la vista mi momentánea debilidad. Shizuru simplemente nos dejó espacio con su silencio durante largos minutos. Después salimos del lugar de la ceremonia para abordar la limusina que nos llevaría a la entrega del testamento de mi hermano.

Muy a mi pesar solo los miembros de la familia podían asistir al evento, y dado que Shizuru aún no es mi esposa, no se me permitió llevarla. Pasamos primero por su casa, para dejarla en manos de su familia, su salud aún se encuentra delicada y no puedo exponerla a muchos esfuerzos, por ahora. Ella estaba ahí, junto a su padre y sus cómplices, ese repugnante ser, ni siquiera pudo cumplir su promesa para contigo amor mío, falló en la labor de protegerte, intento matarme y acabo con mi hermano, por eso a pesar de ser tu amiga mi Onesama, no puedo tenerle piedad.

Le di un beso a mi amada, ante la presencia de Takeshi-sama y Shizuma-sama, ellos me dieron su sentido pésame. Shion Fujino, por otra parte, permaneció distante cuidando con recelo la silla de ruedas en la que yacía la asesina. Entiendo que esa mujer está comprometida en matrimonio con él y dicho acuerdo se llevó a cabo en aquella fiesta. Tantos actos lamentables e infortunados en un solo día, no imagino soportar semejante ignominia, como verme emparentada indirectamente y a través de Shion con ella.

Kagura y yo nos despedimos formalmente, subimos a la limusina, para dirigirnos a nuestra mansión, donde el abogado de Riota leerá sus últimas voluntades. En tanto Kagura me miraba con una expresión sería. Con sus finos dedos, presionó el mecanismo para que el vidrio polarizado alejara toda vista y escucha del conductor con nosotras, entendí quería tratar un asunto importante.

-Tomi-chan... ¿Aún estas segura de llevar a cabo tu matrimonio con la señorita Fujino?- Sus ojos verdes me miraron con un dejo de preocupación.

-Eso no es cuestionable siquiera, querida hermana- Tomé un Martini de la hielera y lo serví en una pequeña copa. -Shizuru será mía a cualquier costo-

-¿Aún... si ella no lo desea?- Me hablaba sin mutar sus expresiones, Kagura siempre fue una mujer de porcelana tan parca para todo, que no me extrañaban sus insinuaciones.

-Ella me ha dado el sí hermana, tú estabas presente- Suspiré pesadamente. -Lo será aun si ella no quiere-

-Las palabras muchas veces son contrarias a los gestos de una persona... Fujino-san, tiene en sus pensamientos a otra persona-

-Conozco a Shizuru Onesama hace mucho tiempo... no es una persona de una sola mujer. Nuestro acuerdo siempre fue claro al respecto, la nuestra es una unión por conveniencia y por tanto ella puede gozar de los placeres de una amante- Desvié la mirada y bebí mi copa.

-¿Aun si esa persona fuera... la asesina de nuestro hermano?- Por instantes, una sonrisa lasciva se mostró en los labios de mi hermana. -Natsuki Kuga o Nataru Blan... es una mujer muy hermosa, un poco salvaje para mi gusto, pero bien plantada por donde la mires ¿No temes un poco que ella te robe a tu preciada Onesama?-

-Ella no será un problema cuando la elimine Kagura- Sonreí antes de tomar completamente mi copa.

-Imaginaba que esto sucedería... tolerarías a cualquier mujer excepto esa, aunque ello ya delata un severo problema en tu relación con tu prometida- Removió sus negros cabellos tras su oreja.

-¿Me lo dice la persona que permite a su esposo gozar de numerosas amantes?-

-Kioshiro no me interesa en lo absoluto... a diferencia de ti, yo no estoy enamorada y nuestra unión fue meramente una conveniencia, tú sabes muy bien cuáles son mis intereses... hermana- El brillo en sus ojos verde me trajo memorias muy viejas. Cerré los ojos...

-¿Tienes miedo a los truenos... verdad pequeña? Tú One-chan no dejara que nada te haga daño- Un cuerpo sobre el mío, unos labios en mi boca y mis manos siendo sujetas por otras pálidas. Esa noche llovía intensamente y los truenos rasgaban la oscuridad de la noche, alumbrando nuestros cuerpos desnudos. Esa noche sentí por primera vez un beso, una caricia y el fuego en las entrañas. Kagura tomó lo que yo había reservado a mi amada Shizuru, pero ella estaba lejos... en un lugar donde no podía alcanzarla, se había ido a Fukka y yo estaba tan triste por su partida. Era presa en un jaula de oro, cautiva y sometida a los deseos de mi hermana. Cuyos juegos y pasiones sacie esa noche tormentosa. ¿Por qué te fuiste también Kagura? Todos aquellos a los que quiero, siempre me dejan sola...

-Eso lo sé...- Volví a mirarla, su rostro estaba muy cerca del mío. Sus labios tomaron los míos como siempre, con pasión y lujuria nada más. Kagura solo viene de visita a casa para pasar una noche conmigo y después volver a dejarme. Correspondí simplemente, antes de sentir sus manos deslizarse por mis muslos, bajo mi falda. Volvemos a nuestro juego interminable...

-Parece que tu prometida no te contempla hace mucho tiempo... estas tan... húmeda con apenas un roce- Me dijo al oído, antes de morderlo. Pero tiene razón, eso debo resolverlo en poco tiempo. Por ahora, es preciso calmar esta terrible sed que crece cuando ella está cerca.

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Bajamos del auto, mi hermana deposito como siempre una suma generosa de dinero al conductor por su silencio. A ella siempre le gustaron los lugares más insospechados y peligrosos para hacer aquello que a los ojos del mundo está prohibido, por la misma razón ocupaba grandes sumas de dinero, ocultando nuestro secreto. Hacía mucho frío con el invierno cerca y Kagura depositó en mis hombros un abrigo. Volvía a comportarse como la gentil hermana a la vista de todos, solo la delataría la humedad en sus labios, por lo que pasé un paño de áloe para no dejar huella de mí en su cuerpo.

-No pensaste en lo practico... no tenemos tiempo de asearnos- Susurré cuando acomodaba el saco en mi espalda. Frente a nosotras se mostraba la mansión Margueritte, la mitad de ella estaba destruida y en remodelaciones. La otra mitad era habitable y nuestros padres no quisieron marcharse de la que llamaron, la morada de la familia desde tiempos remotos.

-No me culpes, no te has negado Tomi-chan...- Dijo antes de apartarse y caminar a mi lado.

-Como si alguna vez pudiera decirte no- Dije por lo bajo para no alargar más la peligrosa conversación.

Ingresamos por la entrada principal y nos desviamos a uno de los despachos intactos. Al abrir la puerta todos estaban reunidos, nuestros padres nos miraban con reproche por la tardía llegada. Pero Kagura sonreía, ella había pedido al conductor venir por el camino más largo, para tener algo de tiempo a solas conmigo. Tomamos asiento alejadas de ellos, sé bien que los deseos de Rio-chan no serán de mucho agrado para ellos.

-Muy bien... dado que están todas las personas presentes y a quienes está dirigido este testamento... ¿Puedo proceder honorables señores?-

-Adelante- Mi madre realizó un ademán que apresuraba al abogado, algo viejo y regordete.

-Yo Riota Margueritte previó cumplimiento de los requisitos legales, en pleno uso de mis facultades mentales y físicas, dejo en este documento mis voluntades en caso de ocurrida mi muerte- El viejo abogado se detuvo y puso sobre la mesa caoba tallada a mano un portafolio. -Este documento de sepelio, además de las pruebas aportadas por la policía, las grabaciones sagitales y demás, aportan la valides de este documento que prueba el fallecimiento del joven Riota Margueritte, el día 1 de agosto del presente año, a las 23:43. Adjunto en este maletín, yacen copias de todos los documentos legales, que comprenden todos los bienes de Margueritte Riota-sama y serán entregados según su voluntad expuesta en este maletín- Dijo solemne el señor.

Abrió el portafolio y separo algunas carpetas. -Las acciones que me son herencia y que compré a lo largo de mi esforzado trabajo, serán entregadas a mis hermanas Kagura y Tomoe Margueritte en una proporción del 50% a cada una- No había terminado de hablar el viejo cuando ya le interrumpían.

-Esto es inaudito... ¿Cómo pudo mi hijo dejar todo control de la corporación a sus hermanas? Ni Tomoe, ni Kagura saben nada del negocio familiar- Refuto inmediatamente mi padre.

-El joven tuvo en cuenta este detalle Margueritte-sama- Dijo sin siquiera molestarse el abogado. -Por lo que continuo exponiendo la voluntad de su hijo.... “Teniendo en cuenta que mis amadas hermanos no cuentan con el conocimiento suficiente. Kagura tiene una formación profesional diferente a la que requiere la corporación y con la suma de las acciones unidas, las dos obtendrán el control mayoritario, así tanto como Tomoe aún no completa su formación en administración de empresas. Dejo a su cargo y responsabilidad una persona de mi entera confianza... mis hermanas podrán empoderar legalmente a Iori Katsuya, persona con la formación profesional adecuada”-

-¿Y ese quién es?- Dijo padre sin ningún tipo de cuidado. Yo simplemente tensé la mandíbula, ellos siempre oponiéndose a los buenos deseos de Riota.

-La esposa de su hijo, Margueritte-sama-

-¿Mi hijo se casó?- Ahora fue madre la que habló más que sorprendida. El secreto de Riota, solo estaba en conocimiento de Kagura y de mí. Ella no es una mujer de nuestro nivel social, pero él la amaba, así que se casó con ella sin siquiera consultarlo con nuestros padres.

-No me diga que ella también está en el testamento- El poco control y calma de mi padre, salió a relucir. Todo aquello que disminuyera las arcas familiares, tocaba su fibra más sensible y avariciosa.

-No señora, su hijo hizo entrega de sus bienes materiales en vida a su esposa, por eso no aparece en el testamento- El nervioso abogado, secó el sudor de su frente con una pañuelo notando como se ponían de tensos los ánimos en la familia.

-No puedo creer los alcances de este mocoso- Golpeó la mesa con fuerza mi padre.

-Pido algo de respeto a su memoria padre... no sea que vendamos a desconocidos nuestras acciones- Dije sin mediar demasiado, si bien será Iori quien tomé el control yo no voy a permitir que hable así de la memoria de mi hermano. Esto fue suficiente para espantar a mi padre, se bien que solo se casó con madre para tener acceso a su fortuna, por eso ni ella, ni nosotros fuimos importantes para él nunca.

-Kagura hija mía... has entrar en razón a tu hermana, no pueden entregarle el control de la corporación a una desconocida- Trató de conciliar madre, dado que estas porciones habían sido entregadas de este modo por el abuelo.

-La voluntad de mi hermano se cumplirá muy a tu pesar madre... sabes bien que la propiedad de la corporación está distribuida en seis partes, la tuya, la de padre y la de nosotros, los hijos, así como la de los accionistas minoritarios. Ustedes hicieron lo que desearon mientras Riota trabajaba sin descanso, siempre controlando nuestra propiedad cuando éramos pequeñas y alejándonos completamente de la corporación. Ahora no será de ese modo- Sentencio fría como siempre, no sin dejar de dedicarme una sonrisa.

-Señores, estas discusiones podrán llevarlas a cabo al terminar de leer el testamento- Dijo el abogado tratando de centrar la atención en el trabajo que tenía pendiente. Los aludidos gruñeron y guardaron silencio en el acto.

-La suma disponible en mi cuenta personal por monto de... - El hombre se sirvió verificar por computadora el saldo actual en el banco. -100 millones de dólares- Los ojos de mis padres se abrieron enormemente, ni siquiera yo imaginaba que tuviera tanto dinero en el banco. -Será dispuesta en un fondo que se distribuirá de la siguiente manera. El 30% a mi querido sobrino Keita Margueritte en cuanto este cumpla la mayoría de edad legal. Otro 60% a Kagura y el restante 10% a Tomoe- Las manos temblorosas del viejo sujetaban las hojas, iba a decir algo importante al parecer. -El completo de la patente del proyecto Slave, avaluada en 200 millones de dólares, será entregada a mi hermana menor Tomoe Margueritte- El sujeto gordo, levantó la vista y acomodó los lentes. -El apartamento en Tokio, lo dejo a mi hermana Kagura y su hijo Keita, de este modo podrás librarte del compromiso con Kioshiro, sé que no lo amas y fuiste obligada a desposarlo, tú y tu hijo no tiene por qué soportarlo... la casa en la playa, quedará en poder de mi hermana Tomoe, espero que pueda disfrutarla en compañía de su futura esposa.... Esta señores fue la voluntad de Riota Margueritte-

-Esto es falso, un robo... mi hijo poseía aún más bienes raíces- Padre no cabía en su asombro al igual que yo, los dos por diferentes razones.

-Como le dije, él distribuyó el resto en vida. Parte de las acciones a nombre de su esposa, así como todas sus propiedades, salvo las mencionadas- El hombre se levantó del asiento, guardó los documentos y caminó hasta mí, depositando un sobre en mis manos. -Esto él quería que lo tuviera personalmente señorita...- Volvió la vista sobre todos. -Los espero el próximo lunes para firmar los documentos de traspaso... mi sentido pésame- Dijo antes de casi salir corriendo.

-Sus padres y no dejó nada para nosotros... jamás debí haber parido a un hijo tan malagradecido- Madre rompía de ira su pañuelo de seda con las manos. Su cara se descomponía en una llena de rabia, todo el dolor por la pérdida de mi hermano se había evaporado en sus ojos, ya no tenía que fingir.

-Eso fue todo lo que hiciste madre... parirle. El abuelo mostró más amor que tú en sus años de enfermedad, que tú en toda una vida. No sé porque te extraña- Me atreví a decir.

-¡¿Cómo te atreves?!- Se acercó a mi dispuesta a pegarme, pero la mano de Kagura retuvo la suya antes de que logrará golpearme.

-¿Tú también Kagura?- Preguntó padre mirándonos con incredulidad.

-Siempre hice lo que querías para lograr tu aceptación... incluso casarme con un hombre por el que no siento más que repudio, pero nunca fue suficiente, ahora lo tengo claro. Ha muerto tu hijo y todo en lo que piensas. Es en lo que deja tras de sí... no sé preguntan ¿Por qué debían estar presentes aún si nada les sería heredado?-

-Para mostrarnos su verdadera naturaleza...- Complete yo antes de tomar la mano de mi hermana y salir de la sala, así como de la mansión.

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Puede ser un tanto extraño, que un objeto tan pequeño sea capaz de destruir aquello que parece inquebrantable en una persona, su esperanza, su Fe, su voluntad. Tal vez fue cuando aquel video manchó con cruentas imágenes nuestra retina, que supe quien había hecho esto, quien en el anónimo de un ausente remitente había planeado con saña dejar a la vista algo tan... íntimo. Mientras los gemidos llenaban la sala y bien pareciera que todas nos hubiéremos reunido ahí para ver una interesante película porno, yo no sabía si desviar la mirada por respeto o tener un poco de valor y seguir mirando. Alguna vez imaginé el cómo sería el cuerpo desnudo de Fujino, quepa decir que era meramente un poco de curiosidad. Para nadie es un secreto que esa mujer lo tiene todo muy bien puesto, pero verla contorsionándose de maneras insospechadas en una danza erótica como la que podía ver en el video, es algo que nunca creí que ocurriría y si, está muy pero que muy bien esa Fujino.

-Apaga eso- Dijo Mikoto, quizás la única con el suficiente valor para decir alguna palabra.

-Déjalo...- Musitó Natsuki con una voz de ultratumba. -Quiero arrancarla definitivamente de mi corazón... quiero ver sus burlas y juegos para ya no reservarle un solo pensamiento amable- Todas miramos en su dirección, sus lágrimas bajaban silenciosamente por sus mejillas hasta su barbilla y de allí, caían al vacío, manchando el suelo. Pero Kuga no gemía, ni siquiera cambiaba la pétrea expresión de su rostro.

Guardamos silencio, el video tenía un contenido de unas 4 horas gravadas en él, cuando íbamos por la segunda hora yo estaba a punto de arrojarme por el balcón del edificio. En principio, he de admitir que los fetiches parecieran interesantes, después eran cosas muy locas que comenzaban a fastidiar y luego salió a relucir el complejo incestuoso que tiene Margueritte con Fujino. Una serie de pañales, teteros, esposas y juguetes tan diversos que nada tenía que envidiarle ese cuarto a un sex-shop. Para Mikoto aquello parecía alguna clase de tortura, su mente inocente se estaba viendo seriamente afectada. Mai levantaba una ceja con incredulidad y tenía la cara como un tomate. Natsuki, bueno... ella no sé si aún continua cuerda, al menos ya no llora.

-Imagino que algunas de las aquí presentes no hemos hecho ni la mitad de esas cosas- Dije para ver qué tan mal estaban los ánimos.

-Nunca se me hubiera ocurrido- Mai fue la primera en hablar.

-A este paso voy a tener miedo al sexo- Mikoto intervino después. -¿Cómo le puede entrar semejante cosa a Margueritte? ¿Y por tantas partes?-

-Rayos, no tienes que ir tan al grano Mikoto, que lo estamos viendo ¿Sabes?- Dije con desgano, pero para ser sincera yo me estaba preguntando lo mismo. Joder somos lesbianas, ¿Por qué hay tantos penes de juguete en este video? Se agradece que Fujino no se deje perjudicar por esas cosas, creó que ese sería un serio trauma para todas, de Margueritte me esperaba cualquier cosa.

-Yo... no puedo creer esto- No me esperaba que Natsuki se uniera a la conversación.

-Sí, yo tampoco puedo creer que Margueritte sea tan pervertida, quien la veía tan modosita- Pretendí indagar, en el fondo esperaba que le disparase al televisor de 51 pulgadas, que incendiara la casa, pero esa rara calma, estoy segura que nadie se la esperaba.

-No es eso Nao... con la cara de psicópata que tiene, esto no me resulta extraño- Respondió con voz áspera.

-¿Entonces?- Me atreví a preguntar a riesgo de mi vida.

-Que Fujino finja tan bien el estarlo disfrutando- ¿Acaba de referirse a ella por su apellido?

-Esas cosas no se pueden fingir...- Dije con cierto enfado, no puede estar justificándola justo ahora ¿o sí?

-Natsuki...- Mai intervino, y Mikoto salió corriendo al baño seguramente a devolver el almuerzo. La hubiera acompañado, pero tengo una reputación que mantener. -Es enfermizo esto que hacemos, no voy a negar que tenía curiosidad al principio, pero... es masoquista quedarte a ver algo así-

-Es cierto, apoyo a Mai... de verdad hay que pasar página, no puedes darle el gusto de verte mal a quien te envió esto- Que fijo, fijo... fue esa pelos disparejos.

-No lo haré....- Se puso de pie, materializó su arma y disparó en la pantalla, justo en el punto donde la última imagen mostraba la cabeza de Tomoe. ¡Bien esa es Natsuki! Eso significa que no enloqueció todavía, bueno no del todo. Luego simplemente se marchó a su cuarto, con pisadas arrastradas.

Cuando estuvimos seguras que Natsuki ya no podía vernos, ni oírnos y seguramente seríamos lo último en lo que estuviese pensando. Mai y yo nos miramos a los ojos.

-No puedo creer su cinismo- Deposité con cierta brusquedad mi refresco en la mesa de la estancia, mientras el televisor hacía corto. -Preparando su linda boda como si no hubiera pasado nada... ¡Se va a casar con la hermana de ese sádico de Riota! Qué es además una pervertida- Tensé la mandíbula. -Y por lo visto es un mal polvo... si se nota que Fujino lo hizo por compromiso, estoy segura que sus gemidos sonaban a aquella conocida película porno, repitió los sonidos textuales y el número de veces- Me crucé de brazos. -No puede ser coincidencia-

-No te exaltes Nao, te acaban de dar de alta y no puedes tener emociones fuertes- Mai okasaan al rescate, como está visto que es la única con madures suficiente en la manada. -Hay cosas en las que no se puede intervenir, por más que lo deseemos...- Su rostro mostraba la misma impotencia que el mío, pero en sus ojos lila aun albergaba un dejo de esperanza ¿Cómo puedes hacerlo Mai?

-Aunque sea de esa manera... ¿Está pretendiendo ceguera o qué?- Cerré los ojos exasperada. -Esta fue una muy mala jugada de Margueritte... no le ha importado exponerse así solo para fastidiar a Kuga y linda que la hizo- Si juntara más mis cejas del enojo que cargo, estoy segura que se fusionarían para ser solo una ceja. -Lo que daría por mandar ese video a los canales más prestigiosos de televisión-

-Sabes que si hacemos eso el escándalo sería monumental... nuestro ligero inconveniente es que, Fujino-san sale en ese video y si distorsionamos su cara, corremos el riesgo que arreglen el video- Habló con serenidad mi querida Mai Okasaan, tengo la sospecha que ella había pensado en eso primero.

-Eres una agua fiestas... ¿Entonces como nos vengamos?- Inquirí mirando sus ojos lila con interés.

-Por ahora no hay un modo conocido- Tomó una postura pensativa, mientras de fondo oíamos las arcadas de la pobre Mikoto. Seguramente le recortaran los servicios maritales a Mai a raíz de este incidente. Recordaremos censurar este tipo de videos a Mikoto en lo futuro.

-Y dejar que Fujino devora mujeres este tan campante después de romperle el corazón al 'cachorro'- No puedo permitir eso, esta nuestro honor en juego. Esta fue una declaración abierta a la guerra y esa mocosa no se saldrá con la suya.

-Es su vida Nao, me encantaría tanto como tu poder entrar en su mente y saber qué diablos piensa, pero no es así de fácil...-

-Mira Mai, no pretendo seguir arriesgando mi cuello por una persona tan cobarde... se muere de la ira cada vez que estoy cerca de Natsuki... como si me la fuera a comer. Pero le dejo libre el camino y ¿Qué obtengo a cambio? Que se haga la que no sabe nada y se case con esa mocosa-

Estaba por continuar bebiendo mi refresco cuando... -Más parece que la ofendida fueras tú y no Natsuki- Rio por lo bajo, mi amiga.

-¿Quéeee?- Escupí intentando no ahogarme con mi bebida.

No me había recuperado del último comentario... pero ella siguió atacándome. -¿A ti te gusta Natsuki?-

-¡Ni que estuviera loca!- Me fue muy difícil guardar la compostura. -Y tú eras la que decía que nada de emociones fuertes... como te contradices mujer- Desvié la mirada a otro lado, no entiendo porque me arden las mejillas.

-Supongo que son meras exageraciones mías, pero... es que ni siquiera Shion que es en teoría su prometido, ha pasado tanto tiempo en su cuarto como tú... en el hospital no te despegaste de ella ni a sol ni a sombra, además hasta le diste un ramo de jazmines- Levantó una ceja mirándome y está claro que si no me explico lo suficientemente bien, me voy a meter en un gran lío.

-¿Qué no puedo ser una mujer agradecida con los favores de una persona?- Suspiré pesadamente. -Me salvó la vida un par de veces esa noche... no lo diré muy seguido Mai, pero ella es de las pocas personas que realmente me entiende. Ella sabe lo que es desconfiar de todos y de todo, incluso de una misma. Me ha tendido la mano en los momentos en los que yo ya no creía en mi misma, o en lograr mis objetivos. Cuando más desesperada estaba por mi madre, ella simplemente llegó con un grupo de médicos especializados, sin decir nada, sin humillaciones. Yo jamás hubiera podido pagarlos, la operación de Okasaan era más riesgosa y complicada que la de tu hermano, Takumi... Natsuki no es muy expresiva, pero ahí estaba en la sala de espera discutiendo conmigo para que no pensara demasiado en lo que pasaba al otro lado de la puerta en el quirófano, no voy a confundir el agradecimiento con amor Mai- Eso lo tengo muy claro, Natsuki y yo nos llevamos lo que pudiera decirse bien, pero de ahí a estar enamorada de ella... hay mucho trecho.

-No dije que la amaras Nao... pregunté si te gusta, eso es muy diferente- Diablos, que suspicaz.

-En ese caso... sí, pero vamos. Hasta tú que tienes a Mikoto le hechas una miradita cuando sale en toalla de su cuarto- Me reí de buena gana. -No es como si estuviéramos ciegas Mai-

-¡Yo... yo no miró a Natsuki de esa manera!-

-Tranquila, no estamos poniendo en duda tu amor por Mikoto, ella también tiene lo suyo y créeme se pondrá mejor con los años... pero Natsuki está en el momento justo y como la recetaron los doctores- Que lindo es voltearle la torta a alguien.

-Tal y como está la situación... hace meses no me hubiera creído capaz de lo que estoy a punto de decirte, pero Nao, le harías un gran favor a la humanidad si conquistaras a Natsuki- ¿Habla en serio?

De nuevo mi refresco, ya he escupido la mitad. Mai es inhumana, siempre que doy un sorbo dice alguna cosa de infarto. -¿Qué no aprendes a decir las cosas en momentos más adecuados?- Me secaba la boca con una servilleta y ella la mesa manchada. -Tú no lo pillas Mai, hay cosas que fluyen naturalmente y de gustarle... gustarle a Natsuki lo dudo, solo tiene ojos para Shizuru, por otro lado... ¿Quieres que esa loca me mate? Tú sabes cuan peligrosos pueden ser sus celos- Yo tengo muy fresca en mi memoria el cómo elimino a Julieth en el carnaval, sus ojos llenos de ira y esa expresión pacíficamente sádica.

-Bueno si tanto ha surtido efecto la presión social como para que se case con esa niña, ¿No te parece que eso también disminuiría seriamente tu exposición a sus celos?- Una rara sonrisa se fue formando en los labios de Tokiha y yo empecé a temer por mí, digo... acabo de salir del hospital, no quiero volver tan pronto. -Celos... ¿Cómo no se me ocurrió antes?-

-Ohh... no... ¡Ni lo pienses Mai!... arriesga el cuello tú, ¡Yo no soy tan suicida!- Me importa un rábano que nos escuchen los vecinos, pero es que Mai me pone en unas situaciones.

-Vamos Nao, ¿No eras tú la que hablaba de los favores que le debes a Natsuki?- Sujetó su mano a las mías, voy perdiendo cuando habla en ese tono.

-Prefiero empeñar el salario de toda mi vida para pagarle en metal, que tolerar las locuras de Fujino cuando... haga eso que estas planeando- Murmuré con el ceño fruncido en pose digna.

-¿Cómo estás tan segura que hará algo? Si tú no has oído mi plan-

-Es que tienes lengua de víbora del edén y estoy temiendo resultar convencida- La miré buscando la treta, pero ella simplemente sonreía.

-¿Tanto miedo le tienes a Fujino?- La voz de Natsuki a nuestras espaldas nos tomó por sorpresa a las dos.

-¿Yo? Estas mal de la cabeza, ¡Yo no le tengo miedo a esa devora mujeres!- Dije aquello por reflejo. -¿No te habías ido a tu cuarto?- La miré sin saber dónde esconderme, siento como que me atrapó con las manos en la masa.

-Me pareció más interesante su plática-

-Maldita Kuga- Dije por lo bajo, pero ella hizo caso omiso de mis insultos y Mai comenzó a reír escandalosamente.

-Te reto a que lo demuestres... que no le temes a Fujino- Dijo Mai y Natsuki me miró a los ojos como en antaño, como si no fuera ella también a arriesgar el pellejo.

-¡Acepto!- Quien se cree esta para decir que YO, Nao Yuuki le tengo miedo a Shizuru Fujino... -Espera un momento... ¡Mai!- Me di cuenta de su engaño cuando ya se alejaba de la mesa, con dirección del cuarto donde estaría Mikoto con su mejor amigo, 'alias' el baño.

-Bien... discutiremos más tarde los detalles... es un placer hacer negocios contigo Nao- Apenas y tuvo el descaro de despedirse con un ademán, estando casi en la puerta. Chica inteligente, sabe que su integridad física está en riesgo después de haberme engañado.

-Endemoniada Mai... en que lío me habré metido- En fin, suspiremos... decidí beber en paz mi refresco. Deposité la lata en mis labios, solo para notar que estaba vacía. -Hoy no ha sido mi día- Me puse de pie para ir a la despensa en la cocina, cuando el brazo de Natsuki me cortó el camino.

-¿Así que te gusto he?- Sus ojos gélidos, en ese raro tono de hielo. No me di cuenta en que momento cambiaron ¿Qué significa esto?

-No dejes que se te infle tanto el ego Kuga, no sea que te pique y caigas al suelo- A pesar de la extraña sensación al mirar sus ojos, mantuve mi expresión altiva. Lo que no me imaginé, fue que en un movimiento brusco yo terminaría presa entre sus brazos, su cuerpo pegado al mío y mi espalda contra la pared.

-¿Eso es un sí?- Me dedico una sonrisa sugerente. ¿Qué diablos? ¿Esta es bipolar o qué? Hace una hora estaba llorando a moco tendido por Fujino.

-Eso no lo escucharas de mis labios...- Estarás buenísima Kuga, pero yo no voy a dar mi brazo a torcer tan fácil.

-Eso es lo que tú crees- No le entendí del todo hasta que sus labios se pegaron a los míos de forma salvaje. Sentí fuego en las entrañas, su boca se abría paso sin permiso, besando bastante mejor de lo que me hubiera imaginado y para que negar, que cuando interpuse mis manos en su pecho, me encantó que me tomara por las muñecas impidiéndome todo movimiento. Separó sus labios de los míos, aflojándome las manos sin soltarlas. -Vamos Nao, para que resistirse a algo que estamos deseando hace tiempo- Su voz grave, así como sus besos en mi cuello me hicieron estremecer. Si lo sabemos tú y yo Kuga, que mi fuerza de voluntad se evapora en un suspiro, cuando hablas así y me besas justo allí. Pero una Nao que se respete, no pasa tan pasiva por la vida.

Encontré mi fuerza, así como mis deseos ¿Esto es un juego verdad? Yo no soy de las que huyen a un reto. Liberé mis manos con un giro de combate, la empuje hacia atrás y corrí hacia ella, cuyos brazos me estaban abiertos. Pegué mis labios a los suyos y aferré mis manos a su larga cabellera, impregnándome de ella, disfrutando la fuerza de sus brazos en derredor de mi cintura. Del juego cadencioso de nuestros labios y nuestras lenguas, la mordí sin piedad por la burla a la que había sido sometida. Mucho antes de mediar pensamiento alguno, estábamos en el sofá con las manos surcando la piel de la otra... yo tocando más de lo que una amistad permite, bajo aquella camisa masculina... a la que por cierto le rompí los botones de un tirón. Sentía sus piernas enredadas contra las mías y nuestras caderas unidas, ansiando que ninguna prenda estorbosa impidiera nuestro camino a la gloría.

-Vaya que se lo tomaron muy a pecho- La voz burlona de Mai nos interrumpió cuando las cosas iban por buen camino. A su lado estaba una mareada Mikoto, mirando a otra parte, seguro con la idea de no devolver otra vez hasta su primera comida de bebe.

-Rayos Mai... interrumpes justo cuando las cosas van a ponerse interesantes- Me levanté del regazo de Natsuki, mirando de malas maneras a nuestra intrusa amiga.

-Bueno... así como Mikoto y yo no podemos hacer cosas interesantes en las zonas comunes, ustedes tampoco... las reglas son las reglas... ¿No Natsuki?- ¿Mai quieres morir verdad? Ahora necesito con urgencia una ducha de agua helada. ¿Quién me iba decir que Kuga se tenía guardada tanta pasión debajo de toda esa fachada de mujer de hielo?

-Como sea... ya habrá tiempo para divertirnos después- Natsuki se puso de pie, sin la menor intensión de acomodarse la ropa, o alguna señal de vergüenza. Mientras a mí me ardía la cara, a ella la refrescaba la brisa de la tarde y a la vista se antojaba tan deseable con su cabello hondeando, así como su ropa a medio desvestir. -¿Te apetece dar una vuelta conmigo Nao?- Yo simplemente asentí muda, temiendo que mi voz temblara al hablarle y es que de verdad no puedo permitirme perder categoría. Pensándolo bien, creo que voy a disfrutar este juego de darle celos a Shizuru. -Bien... voy a ducharme y en un rato vamos- De nuevo la vimos desaparecer camino a su cuarto.

-Y tú decías que te ibas a sacrificar mucho en la tarea- La risa burlona, así como el pronunciado e innecesario codazo de Tokiha me trajo de vuelta al mundo real.

-Cállate Mai... yo también me voy a duchar- Me marché pisando fuerte y de mal humor, como toda mujer iniciada que se respete, a la que se ha dejado con las ganas. En verdad detesto estas odiosas interrupciones que nunca faltan, Mai... me has jodido una buena ¡Rayos!

-0-0-0-

El agua resbalaba sobre mi cuerpo o debiera decir, la figura humana de este tiempo. Pego la frente a la fría porcelana de la pared y las heladas gotas aquietan una ínfima parte del calor insoportable en todo mi ser, pienso tomar a otra mujer, solo para lamer como un perro mis propias heridas, no sé ya si solo para mantener un poco del orgullo de quien soy ahora. Me has traicionado descendiente de la maldita sangre Viola y tú también mi amada Kiyohime, a la que con desdén me refiero. No queda de mí más que un manojo de cólera, y sangre en ebullición. Me duelen las entrañas, por causa de este maldito corazón mortal. Una vez, en el pasado, implore, supliqué por tu amor y lo preferiste a él. ¿Por qué no has querido cambiar nuestro infausto destino?

-Por qué Kiyohime... ¿Por qué no me escoges a mí?- Cerré los ojos con violencia, este dolor es tan vivido como la primera vez y sin importar cuantas veces se repita no atenúa ni una pizca mi agonía.

-Recuerdo-

Llegué corriendo allí a nuestro lugar de encuentro, la fuente que principiara nuestro destino y marcara cada instante de nuestra vidas, allí a la sombra del gran árbol de la familia Viola, un cerezo cuyos pétalos terminaban de caer con el fin del otoño. Muy pronto nevaría y con el hielo, la flores hibernarían o morirían en el frío, así como las aves marcharían a sitios más cálidos y los osos se ocultarían en sus cuevas. Estamos en la estación del cambio, el momento único de las posibilidades, se mi amor el lugar cálido al que pueda ir, o deja que el hielo me consuma.

Me encontré sus finos cabellos castaños, siendo movidos por los hilos del viento. Pero estaba tan turbada por la noticia que había llegado a mis oídos, esa que lo cambiaba todo. Injusto gritaba mi mente, cuando la noche anterior te habías entregado a mí como prueba de tu amor. -Mienten los ponzoñosos labios de tu madre, no puede haber un candidato mejor que yo... ¿O es acaso que develaste mi secreto Kiyohime?-

Si no fuera mi voz la que me delató, lo hicieron mis pasos a su espalda, pero no estaba en mi el gesto amoroso de abrazarla, pues temía en mi cólera y mi ausente razón, causarle algún daño. -No lo ha sabido por mis labios Nataru- Se dio la vuelta para mirarme... sus ojos derramaban lágrimas de sangre. No es algo que una persona común pueda ver, pero desde que nos encontramos la primera vez, sentimos algo especial en la otra, era tan fácil ver su alma a través de sus ojos, que me fue imposible no rendirme ante su belleza, no entregarlo todo sin reserva, incluso aquel secreto del que dependía mi vida.

-Solo tú lo sabías...- Sentencie con voz grave. -Ven conmigo, escapa conmigo... mi familia te dará cobijo en su seno y yo te protegeré con mi vida... no te cases con él, por piedad amor mío-

-No es mi elección, no puedo ser tan libre como tú... yo no puedo protegerme con el velo de una identidad falsa- Sus palabras fueron crueles, ella conocía mis razones.

-Sabes bien porque hago esto... Saito Blan es apenas un niño pequeño, sin un heredero varón...- ¿Acaso has olvidado todo lo que te dije un día?

-Lo sé muy bien. El emperador retiraría todo privilegio a vuestra familia... y si no fuera él, los otros señores feudales atacarían sin piedad a las provincias bajo su dominio, sin una cabeza visible y fuerte, toda tu familia estaría en peligro- Habló como la parca, sin emociones.

-Si lo sabes entonces ¿Por qué dudas de venir junto a mí?- Deslicé mis manos sobre su rostro y bese cada lágrima llena de dolor.

-Porque la misma guerra se libraría de cualquier modo, los Viola y sus aliados los Fujino, así como la familia Kanzaki... todos irían contra ti y los tuyos, conoces tan bien como yo... las leyes que rigen sobre nosotros, incluso sobre las emociones- Retiró mis manos de su rostro y me apartó con un movimiento suave pero firme. -Lord Ikeda Kanzaki ha sido mi prometido desde mi nacimiento, es tiempo de que lo acepte- Las puertas de su alma se cerraron ante mí, sus ojos vacíos ya nada me hablaban de su sentir y en ese instante, como nunca en mi vida el miedo lo lleno todo.

No deseaba creer sus palabras, no de la mujer dulce y gentil, no de la persona que amaba pronunciando mi más grande derrota. -No seas obstinada ¿Acaso sientes algo por ese Kanzaki?-

-Si dijera que sí... ¿Te marcharías?-

-No osaría hacer nada que te hiriese, si lo amaras a él... entonces yo- No me permitió concluir mis palabras.

-Así es, él es todo lo que tú no puedes ser Nataru, él puede darme una semilla de la que tú eres incapaz- Veneno en su voz y en sus ojos.

Sus palabras laceraron en lo hondo de mi pecho, tan fría la daga de una realidad cruel para mí, ella sabía con certeza la verdad bajo aquel traje de combate, había probado mi piel al desnudo y aquello no fue un impedimento en el instante de la entrega sublime. -Pareces haber pensado en el futuro... algo tan digno de ti y de tu estirpe- Mis rodillas se apartaron del suelo y me erguí cuan orgulloso era, a pesar de recibir el más duro desplante, de estar destrozado por dentro. -Miente muy bien querida Kiyohime... porque no podrá él hacerte sentir la mitad de lo que yo lograra un efímero instante- Le di la espalda, atacando su dignidad de mujer. Tan herido estaba en lo hondo de mi interior. -Buscará sin encontrar tus secretos, ni las delicias del amor que yo te prodigara, mucho menos será amable con tus tiernos muslos y aunque sus envites siembren en ti, el fruto de la nueva vida, cuando veas al niño que haya salido con dolor de tus entrañas... miraras sus ojos sabiendo que añoras y añoraras, en él encontrar el tono esmeralda... de estos ojos que un día te miraron con tanto amor- Presioné mis puños, antes de caminar lejos de allí, de escalar los muros que me trajeron hasta ella.

Porque maldito el destino que supo alejarnos, se cernió lúgubre sobre mí aquel día. Monté mi caballo y cabalgué sin descanso durante largas horas, llegué al pie de la montaña, debía rodearla para volver con los míos y cobijar mi amargura en el abrazó amable de mi madre. Pero yo quería, deseaba que la naturaleza que me maldijo con semejante impedimento, uno tan doloroso y capaz de privar de todo sentido a mi vida, esa misma. Me volviera al principio y me abrigara con su solidez, para llegar con la clemente dama de la muerte. Dejé abandonada mi montura y subí, cargando a cuestas el peso de mi agonía y mi armadura. Cuando al fin llegué lo suficientemente alto, con el cansancio y ya casi sin aire.

Grité con más fuerza, grité con todo el sufrimiento atorado en mi pecho. -¡YUKIIIIII OOONAAAAA!- Golpeé la nieve en lo alto, hasta encontrar las rocas que le fueran sustento y destrozar mis puños contra ella. Clamé el nombre de nuestro pasado, la criatura a la que nosotros los Blan rendimos culto. Cuando toda mi fuerza se agotaba contra las rocas destrozadas.

-Que hace que tú clames a mí con tal agonía, con tanta ira y rencor- La voz de esa figura etérea, aquella que solo hiciera parte de los relatos más antiguos del origen de los Blan, decidió hablarme.

-Dicen que tienes el corazón de hielo, dicen que puedes desgarrar a un hombre con apenas una ventisca... dicen tantas cosas de ti, mi adorada Ona Yuki... que he venido hasta ti, buscando el consuelo de la muerte en tus brazos-

-Yo poseo tal poder, pero no entiendo porque alguien que pertenece a mi estirpe... suplica a mí con tan inapropiado deseo- Tenía unos peculiares ojos verdes, una piel pálida como la mismísima nieve bajo mi piel y una cabellera negra tan larga que bien pudiera rosar el suelo. Era, como verme en un espejo, de alguna manera.

-Mi corazón está roto, tan lleno de dolor que cada respiro hace que las espinas se hundan con más fuerza en él, puedo soportar la peor de las torturas físicas, pero no esto- Me arrodillé y posé mi frente sobre la roca. -Ten piedad de mí, y acaba mi pena por favor... Gran Madre-

-Miró con ternura tus actos infantiles pequeña, pero no puedo yo derramar la sangre de los seres que me son amados... no se equivocan del todo al decir que tengo un corazón de hielo, pero tú lo has removido y es por eso que entiendo tu pena...- Los dedos sorprendentemente tibios de aquella mujer me tocaron, obligándome a levantar la cara para verla de cerca. -Yo puedo darte un regalo, que es al mismo tiempo una maldición... para dejar ir a las personas que amamos sin sentir dolor, no debemos amarlas en primer lugar, por eso... cuando la veas otra vez, no sentirás absolutamente nada, tu corazón será en el exterior de hielo- Al concluir sus palabras sentí tanto frío, que casi puedo jurar hasta mis huesos se congelaron... con los segundos el dolor que sentía se evaporó tan rápido que al fin noté, mi corazón había dejado de latir dentro de mí, ya no había nada en él. -Mis hijos viajan sobre la tierra, sin saber... el poder que les otorga mi herencia. Tu mi querida Nataru, me llevaras contigo a donde vayas- Su voz se apagó lentamente en mi mente.

Cuando me puse de pie ya nadie yacía conmigo, las heridas no estaban en mis manos y de ellas solo quedaba el recuerdo carmín en las rocas. Comencé a descender por la montaña, no sin dificultades, el hielo era resbaladizo y mi daga era lo único afilado para pegarse a las rocas. Tenía la sensación de ser observada todo el tiempo, pero por algunos momentos, solo podía observar la forma difusa de un animal. Tras unas horas más pude diferir un lobo blanco, era extraño, dado que no son propios de nuestra zona, aun así era demasiado grande para confundirlo con un zorro. Solo cuando al fin llegué al pie de la montaña, la figura canina se acercó y aunque temí por mi seguridad, el animal pareció hacer una venía ante mí. Sorprendida como estaba, volví sobre mis propios pasos con un molesto ardor en los ojos. Mi fiel caballo aún aguardaba por mí, subí en él y decidí volver, pero por un camino diferente, aun así aquel lobo continuó a mi lado todo el tiempo. Al llegar al primer pueblo, entré en una posada y aunque el feroz animal caminó a mi lado, nadie se asustaba en su presencia, tiempo después noté que ellos no podían verlo, entendí entonces que él era el regalo de la Gran Madre.

Más tranquila, solicité una botella de sake a la joven doncella que atendía el sitio, así mismo un cuenco de agua para lavar mis manos manchada de polvo y sangre. En cuanto el pedido me fue dispuesto, pretendí asearme, sin embargo, al mirar mi reflejo en el agua del cuenco de porcelana negra, noté... que mis ojos, así como mi alma, ahora estaban hechos de hielo. Sonreí ante mi descubrimiento y en las posibilidades que ello me regalaba. -Ahora sé que hacer... Kanzaki Ikeda, morirás en mis manos... yo no temo a nada, tú en cambio, tienes mucho que perder- El lobo a mi lado aulló, sin siquiera ser percibido por la marabunta reunida en aquella posada, no supe bien, si era de dolor, el que yo ya no podía expresar o de alegría ante mi futura victoria.

-Fin Recuerdo-

Si hubiese sabido que aquel era el principio de mi fin, no hubiese estado tan contenta de ya no tener un corazón. Natsuki Kuga, sufre del mismo modo que yo lo hice un día, deseó con tanta fuerza no sentir tal agonía, que volvió a despertarme. Y no sé, si eso es bueno o es malo, si voy a cometer los mismos errores o voy a enmendarlos, por ahora... voy a jugar una carta diferente. Los celos, esas emociones mórbidas de las que todos somos esclavos, tú mi querida Kiyohime, serás la primera en sufrirlos, porque esta vez yo haré que la historia sea diferente.

-Lo haremos Natsuki...-

-“Así será”-

-0-0-0-

Ha pasado casi un mes desde el terrible incidente. Vivimos una aparente calma y tengo más independencia, desde que Suichiro-san procuró dotarme con los medios para mí propia seguridad, entre ellos tejidos de corsé que toleran las balas, los brazales que ha buena hora diseñara Kuga-sama para mí y me entregara Nina ese funesto día. Así mismo un vigilante a distancia, según tengo entendido hay un monitoreo las 24 horas del día a cargo de una señorita llamada Irina Woods. Incluso cuento con una 9mm que yace oculta en el corpiño, y un dispositivo de alarma. Todas esas cosas son suficientes para protegerme después de la completa destrucción de los miembros supervivientes del Primer Distrito. Por esta razón mi escuadra de escoltas habitual, ya no me acompaña y por más que me niegue a decirlo siento extrañarlas... en especial a mi Natsuki. 

Recuerdo las circunstancias, en aquella ceremonia fúnebre sentí honda culpa por las heridas que ella ocultaba en su cuerpo, a pesar de sanar con vertiginosa velocidad, la recuperación le obligaba a guardar absoluto reposo, agotar la menor energía posible. La silla de ruedas y vendas que sobresalían incluso de sus ropas negras lo dejaron muy claro a mi vista. Pero siempre que pienso en ello, termino reprochándome tantas cosas que no podría numerar. Una de esas culpas, es que he dejado pasar el tiempo, uno que inexorable transcurre para todos de formas diferentes. Para mí con más peso cuando soy artífice de mi propia desgracia, porque no volví a buscarla y la deje ir. Así mismo cada ocasión en la que Tomoe habla de su hermano como si este hubiese sido un héroe de guerra, pasó por la contradicción de desengañarla o dejarla creerlo... a fin de cuentas él ya está muerto y muy a mi pesar, yo lo eliminé indirectamente. En muchos sentidos mi 'prometida' es como una niña pequeña, caprichosa y banal atrapada en un cuerpo de mujer, simplemente no soy capaz de hacerle ver la cruda realidad.

Ya no soy ni la sombra de lo que fui, cada mañana me veo obligada a tomar cantidades industriales de té, para dar principio a mi jornada académica y claro, preparar mi 'dichosa' boda. Me ocupo al máximo en todo, las labores como representante al consejo me absorbe en interminables reuniones, los clubes a los que me uní agotan cualquier hueco entre clases y los preparativos de mi matrimonio se roban las horas libres. Tan solo la noche es un espacio para pensar, aun así ni siquiera lo consiento y quepa decir que he pasado las últimas noches, manchándome más en el apartamento de Tomoe.

Aun con todo, tantas cosas traen su memoria a mí, pero son meros fantasmas de los pequeños momentos que compartimos tantas veces. Es irónico saber que los recuerdos más intensos, son aquellos en los que ella solía fingir ser Nataru Blan y duelen de forma insoportable en mi corazón.  Ya no está allí en el gimnasio esperándome cada mañana, ya no vaga junto a mí en mis largas sesiones de natación por las tardes, mucho menos asiste a clases dada la incapacidad medica que le fue impuesta. Ni siquiera asistí al falso cumpleaños, con una semana de tardanza respecto al real, no fui a su habitación en las instalaciones médicas de Garderobe cuando se me dio de alta. No tengo cara para mirarla después de todo lo que pasó, más aun cuando culposos son los actos en mi consciencia. Sus palabras fueron certeras... “Mientes muy mal, aunque ella está impregnada de ti...” Si supieras que he cedido a sus juegos, tan solo para acallar su llanto por el hombre que pretendió matarnos aquel día. Si supieras que sigo sus caprichos solo para hacer que no piense, que no sufra... porque otra vez me he manchados las manos de sangre y no encuentro una forma de limpiarlas. No importa lo que haga, siempre que observo mis manos, puedo ver en ellas la muertes que pesan en mi consciencia.

-No imaginaba que los actos de Shizuru fueran meramente, una forma de auto castigarse- Casi parecía una burla.

-Suponía que incluso tú te negabas a hablarme- Cerré los ojos posando las manos en el mármol de lavabo mientras el agua corría, esta es una de las cosas que secretamente me da calma. 

-Me cuesta hacerlo... desperdicie mi única oportunidad por una persona que no merece ni siquiera lastima- Ella cerró la llave, quien iba a pensar que fuera ambientalista.

-Ara, que sutil puede ser para insultarme... Kiyohime- Abrí los ojos, y en el espejo me vi a mi misma mirándome con reproche, con los brazos cruzados y una pose altiva. Mi reflejo contrario a lo que puede ser para alguien cuerdo o sin vínculos espirituales, se movía a voluntad con sus propios gestos.

-Sé que estas deseando que lo haga, pero no seré tan clemente contigo- No hay nada más difícil que intentar engañarse a una misma.

-¡Tú no puedes entenderlo!- Respondí a su ardid con fuego en los ojos, pero eso no tiene efecto en ella.

-Ja... Shizuru olvida muchas cosas de mí. Tan solo se tortura sin fundamento, repite la historia de mis fracasos, tal como lo hizo su madre antes de ella al dejar a un lado a Shura-san- Sonrió con amargura, como si hubiera tenido que presenciarlo.

-¿Qué?-

-Tú madre los concibió a ustedes dos una noche de copas, Takeshi tomó ventaja de la oportunidad que la desinhibición de tu madre le otorgara, para ver completos sus deseos con ella- Me miraba como si narrara las noticias, cuando en realidad expresaba un acto cruel y llenó de bajeza.

-Mientes, padre no... no haría tal cosa- Aunque en el fondo sabía sus palabras tan ciertas, cuando madre mira a Shura-san. Siempre noto una amargura inconmensurable, pero también un atisbo de alegría nunca antes vista.

-Esa noche el destino obró de forma extraña... sintiéndose indigna con su verdadera pareja, Shura Wong. Shizuma se negó a todo contacto o posibilidad dichosa con ella, proclamando un mes después el acontecimiento de su matrimonio con Takeshi, su prometido oficial, para la fecha ya se sabía encinta de ustedes... para ella su nacimiento fue la luz en medio de la oscuridad, en eso acertaron los dioses- Kiyohime posó su mano en el espejo y yo hice lo mismo con el raro animo de sentir consuelo en su contacto. -Algo parecido aconteció con tu abuela Kaoru Viola, amaba a un joven soldado extranjero... un tal Nathan Kruger, pero ella se casó con su prometido y el joven despechado pereció en la guerra. Y así una a una, todas las mujeres de la familia Viola... por eso las han llamado malditas, las nacidas para jamás ver completado su afecto sincero por la persona amada. Creí que serías la excepción y ese error voy a pagarlo caro- Al mirarla me di cuenta que estaba culpándome, o aceptando sus culpas. -Siempre estas sujeta al destino, a todas nos faltó valor. Eran meras circunstancias, casualidades... en las que tomamos malas decisiones-

Su voz se apagó y mi reflejo volvió a cumplir las layes de la física. No había elegido el lugar más adecuado para tener ese tipo de conversaciones con mi otro yo, pero ella no es muy comunicativa que digamos. El toqué de la puerta me dio saber la razón de la repentina partida de Kiyohime, salí del servicio y ya me esperaba mi séquito de fan girls. Sonreí como siempre, le resultaría difícil dispararme a cualquier francotirador con semejante cantidad de personas a mi alrededor.

-Fujino-sama... los exámenes de final de semestre están trocados, quizás usted...- Murmuró una de las chicas enunciando la agenda y los inconvenientes en nombre del alumnado. Esto no dista mucho de Fukka en ese sentido, la miembros del club de Fans hacen encuestas de las necesidades de mis condiscípulos y me hacen saber los resultados, de este modo mi gestión como representante del consejo es intachable.

-Dialogaré el inconveniente con el consejo y la administración en la reunión del lunes- Musité tranquilamente. Caminaba por el jardín principal de Kiray cerca del primer nivel, donde se imparten las clases de secundaria. -Se tratará el tema de la actualización de software en las salas de computo, así como en el aula móvil. También la vigilancia en las entradas alternas de...- Levanté la vista de mi agenda, me detuve abruptamente al reconocer entre el alumnado una figura de singular caminar.

No era solo por extrañarla la razón de mi reacción... ante el mundo se mostraban de nuevo sus gráciles curvas de mujer, en unos ajustados pantalones de cuero negro, una camisa blanca de manga corta, con un pronunciado escote. Sujeto por un chaleco y unos zapatos a juego con el pantalón. El cabello suelto moviéndose con el viento, haciendo que el mundo temblase bajo sus pies o es quizás que mi corazón late demasiado rápido ¿Y esos lentes negros? Hubiese babeado sin recato de no ser por mi molesta compañía. ¡Cielos! Viene hacía aquí.

-Saludos Fujino-san- Dijo formalmente, retirando los lentes para posarlos provocativamente en su chaleco y me costó bastante no bajar la mirada a ese punto en su escote.

-Kuga-san... me alegra verla recuperada- A mi espalda escuchaba los impertinentes murmullos que cuestionaban quien era ella. -¿A que debo el motivo de su visita? Cuando Kuga-san debería estar en cama todavía-

Levantó una ceja de una forma que en verdad dificultaba mi control, mientras sus ojos verdes me escrutaban. -Sabes que sano bastante rápido- Sonrió de forma lasciva ¿Dónde quedó mi Natsuki tímida? Luego expuso un rostro neutral. -Me parece que su prometida equivocó la dirección de envió, esto no me incumbe en lo absoluto... pero a usted si- Extrajo de su bolsillo delantero en extremo pequeño, un dispositivo externo. Acercó su rostro al mío, a una peligrosamente corta distancia de mis labios. No solo yo contuve el aliento. Un tenso momento en el que presionaba la carpeta y libros en mi pecho... después de torturarme unos instantes, se desvió a un lado. -Procura que tus intimidades sean solo eso, algo íntimo y no de conocimiento público- Susurró con una voz tan fría, en cuanto se apartó le miré sin entender. Había depositado el dispositivo sobre mis libros... Volvió a ocupar sus lentes oscuros, se dio la media vuelta abruptamente, asegurándose que sus cabellos pasaran a escasos centímetros de mi rostro y me llenaran de su aroma. -En cuanto lo veas, lo entenderás...- Dijo a cierta distancia, levantando la mano para despedirse.

-¿Fujino-sama conoce a esa joven? Ha sido un tanto impertinente- Pregunto Taiga-san, la joven que instauro el fan club, además de una especie de secretaria.

-Es... “el amor de mi vida”... una amiga de mi anterior instituto- Me mordí el labio intentando mantener intacta mi mascara.

-Esperemos que no esa clase de amiga Fujino-sama... su imagen podría- No le permití concluir.

Me dispuse a mirarla no permito tales intromisiones en mi vida privada. -Ara... ¿Acaso Taiga-san duda de mí fidelidad para con mi futura esposa?-

-De ningún modo Fujino-sama... yo... yo lo decía por ella, ha sido muy atrevida con usted- El grupo de mujeres asintió mirando con cólera a mi Natsuki. -Además... ella parece estar con esa joven- Añadió.

-No entiendo a qué se refiere...- Miré sin entender a la chica. Pero al seguir con la vista lo que miraban sus ojos negros, sentí el mundo desmoronarse bajo mis pies, incluso la respiración faltarme. Los libros cayeron al suelo y todo se desmoronó ante mí, con una espina supurando veneno en mi corazón.

Entre rosas... mi amada besaba a Nao como si no hubiera mañana. Sin darle un solo respiro y ante todos los que pasaran tomaba como suya a esa mujer... esa... que tantas veces juró no sentir por mi Natsuki. Era tan doloroso observarla con ella, como si todos sus juramentos se evaporaran entre mis dedos, como las palabras que fueron llevadas por el viento y las letras que fueron arrancadas con violencia de un cuaderno. Observaba su rostro, sus ojos abiertos que me miraban con burla, mientras sus manos se aferraban a la cintura de esa mujer, cuyo cuerpo estaba cubierto por una chaqueta de cuero beige, falda negra y botines marrón.

-Fu...Fujino-sama esta... temblando- Sentí a las chicas rodearme con rostros llenos de preocupación.

Aspiré el aire con profundidad. -Es el agotamiento...- Dije recibiendo los cuadernos y el dispositivo que me entregaban mis fans. -Nada de qué preocuparse- Volví a sonreír como siempre.

-Si Fujino-san se siente mal... debe reposar- Taiga se atrevió a tomar mi mano y guiarme a otro lugar. Me deje hacer, simplemente porque si me permitía perder el control... alguien acabaría muerta.

Mi joven colaboradora, alejó a mis fanáticas de mí y salió un momento para preparar algo de té. Yo reposaba en mi oficina, aprovechando la corta ausencia revisé el dispositivo en mi computadora. Una serie de sonidos familiares, así como situaciones ocurridas hace largo tiempo, imágenes lamentables que Natsuki pudo en mal momento ver. Un rencor descontrolado lo llenó todo en mi interior, sin darme cuenta me había mordido el labio con tanta fuerza que sangraba.

-¡Fujino-sama!- Escuché la voz alarmada de Taiga-san. Apague la computadora y extraje el dispositivo.

-Taiga-san haría bien en dejarme a solas...- Lo dije en un tono tal que no admitía discusión. Sin que ella supiera muy bien cómo o porque, terminó saliendo por la puerta. Una bendición y maldición en una misma mirada, ojos de demonio como dijeron tantas veces en el pasado, aquellos que murieron bajo mis manos.



Capítulo 14

Interferencia

Su piel bajo mis labios, sus dedos recorriendo cada centímetro de mí expuesta, el placer de tenerla y tomarla a mi antojo... fue algo inusitado por no decir que jamás paso por mi mente tal posibilidad, no hasta hoy. En medio de las sombras, con la luna adornando el firmamento, allí donde su lánguida luz perneaba la húmeda y desnuda figura de aquella, que entre líneas admitió ser mi amante. Sé, mientras mis manos la recorren entera y saboreo el manjar de sus respingados pechos, que el corazón cuyo palpito acelerado escucho, no es mío y nunca lo será. Pero esto no es algo que amargue este instante o los que sean venideros. No hay amor entre nosotras y ambas lo tenemos tan claro, que a los ojos del mundo nuestros actos serán viles y carecerán de sentido. No hay más sentido que roer el alma de otra, que no contempla esta idílica y erótica danza de cuerpos. Hago mío el candor y la húmeda entrepierna de aquella ninfa de melena roja como el fuego. Escuchó atenta el sin fin de gemidos y mi nombre en sus labios, teñido de pasión... lujuria.

Perpetro el más cruel juego, ansiando más en la debilidad de este cuerpo mortal, imperfecto. Porque de besos y caricias bajo la lluvia, de correr buscando resguardo, de subir las escaleras con afán entre caricias que queman, pasamos a este momento. Si pienso en cómo llegamos aquí, como arrancamos la tela húmeda de la piel en medio de este desaforado deseo que todo lo consume, que todo obstáculo supo romper... me doy cuenta que somos banales y divertidas nada más. Nos mordimos, luchamos por saber quién tendría el control y se ha sabido sometida con gusto a mis brazos, a mi tacto fogoso. Las estanterías arruinadas así dan fe de ello, tanto como la ropa desperdigada y desgarrada. De todo esto es apenas testigo, el trémulo sonido de la cama que soporta el envite de unión y fusión de nuestros cuerpos.

No hay momentos ya para pensar, siento sus uñas clavarse en mi espalda símbolo de su ascenso a la cima del placer mismo. Mi cadera responde con soltura y velocidad los deseos ya no tan secretos de ella. Me aborda entonces un cóctel de hormonas, nicotina o tal vez éxtasis. Para que drogar y apagar mi amargura en una copa, cuando tengo algo más efectivo para olvidar por un momento el tormento al que día con día estoy sometida. Un gemido hondo y ronco escapa de mi garganta a coro con el de ella, quizás más agudo. Arquea su cuerpo pronunciando el intenso contacto de nuestras intimidades y yo muerdo su cuello con sumo placer, a fin de dejar claras mis marcas en su cuerpo. Una tácito acuerdo que delate la obviedad de nuestros truculentos actos, pero de todos ellos el más impensable... que sea un secreto a voces, hacer público lo nuestro.

Miró de nuevo en sus ojos verdes cuyo brillo lascivo delata para mí, lo asertivo de mi desempeño en la cama, algo que temía dada mi escasa experiencia. Procuro por todo medio no dejar el completo de mi peso sobre su delgado cuerpo. Una gota de sudor resbala por su barbilla, y sus cabellos se adhieren por partes a su rostro felino. Pero sé que no se ha calmado todavía esta sed de lo prohibido. Nao sonríe antes de darme la vuelta y sentarse en mi regazo, haciendo un corto movimiento circular con su cadera, a todo ello yo respingo. Nuestra sensibilidad está a flor de piel y ella disfruta viendo mis reacciones, esta es ya la tercera vez que lo hacemos. Hemos variado tantas poses, movimientos y variedades que de algún modo ha sido para mí, como si hubiese estado con al menos 3 mujeres distintas. No hay ternura en lo que hacemos, solo disfrute carnal.

-Quien pensaría que tendrías tanta resistencia- Se inclina para susurrar en mi oído, entes se succionar con mucha fuerza en mi cuello, del lado izquierdo... sabe que es hora de dejar su marca. -Yo voy a llevarte al límite 'cachorro'- Pero mucho antes de que termine, mi mano está acariciando la humedad que mana de su interior y vuelve a gemir, mientras yo sonrió.

-Me pregunto... solo un poco quien implorara descanso, te aseguro que no seré yo- Levanto medio cuerpo de la cama, aferrándome a su cintura para callar cualquier respuesta con un beso inclemente, uno que no da paz o sosiego, tan contrario que inquieta y obliga a más. Enreda sus piernas a mi cadera, sus dedos a mi cabello y es hora de volver a empezar...

Pasamos algunas horas más, hasta que el cansancio la venció y con una sonrisa de satisfacción, orgullosa tal vez, se dejó dormir acunando su cabeza entre mi hombro y mi cuello. No imaginé que tener intimidad con otra persona que no fuera la amada pudiera ser tan placentero. Miré a mi lado y el cuerpo apenas cubierto por la sabana hasta la cadera de Nao, trajo a mi algo de ternura. Con un movimiento cuidadoso subí la sabana para cubrirla del frío de la noche.

-“¿Sientes culpa... señorita Kuga? Si fuera el caso, has debido dejar tal responsabilidad en mis hombros y mi consciencia”- Escuché la voz del monje en mi mente. Cerré los ojos, si bien ella había ideado todo lo concerniente a la forma de dar celos a Shizuru. Temía de algún modo que esa desconocida a la vez conocida pudiera lastimar a Nao. -“No siento culpa, no cuando sé que en este momento ella está en la misma situación con su prometida... no hay nada entre nosotras por mucho que eso me pese”-

-“Tal vez solo desees dejar ir el dolor que sientes, Yuuki-san ha sido la mejor posibilidad que pudieras tomar... al menos ella es sincera consigo misma y contigo”- Coincidí con mi alter ego.

-“Tal vez”- Procurando separarme de mi amante antes de que la luz del sol tiña de naranjas y amarillos el cielo. Recogí mi ropa y me trasladé a mi habitación. No había tiempo para dormir, me duche a consciencia con la idea de cumplir unas diligencias inaplazables en la universidad.

Tomé las llaves sigilosamente, pues no solo nosotras tuvimos acción nocturna, seguramente Mai y Mikoto también hayan consumado su sentir. Di pasos silenciosos por el pasillo, tomé el casco de la mesa de la sala principal y me encaminé a la puerta. Pero antes de lograr abrir, se escuchó el golpe violento al otro lado. Miré por el visor de la puerta, fuera de ella había un hombre, alto y hasta atlético, de piel pálida, ojos azules y corta melena de un tono rubio arenoso. Se le notaba nervioso mirando a todos lados, como si su vida dependiera de ello. Busqué en el cajón cercano un arma, en el estante al lado de la puerta, no he de develar todavía el secreto de mis armas cromadas, la cargué con rapidez mientras el desconocido golpeaba con más fuerza la puerta, en más de 3 toques. Abrí al tiempo que le apuntaba con un arma.

-¿Sae-chan?- Me miró como si viera un fantasma pero pronto recordé que ese apelativo era usado por los cercanos a mi madre. -Tengo que admitir que te ves como hace...- No le permití terminar.

-Se equivocó de persona, pero dado que tenemos que ser prudentes- Con el arma apuntando en su pecho miré a ambos lados en el pasillo, Vacío. Sujeté al hombre por el cuello de la camisa, con fuerza lo hice entrar y lo arrojé al sofá más cercano. Me di la media vuelta, cerré la puerta con él pie y continué apuntándole con mi arma, escuché a mi espalda los cerrojos mecánicos completar el cierre de seguridad. -Tienes 10 segundos para decirme quien eres, que haces aquí y quien te dio mi dirección o serás un colador lleno de balas... lamentaré lo de sofá, pero bien vale la pena- Llevé el dedo al gatillo para que viera que no me temblaría el pulso.

-Soy Airo Nakamura, estaba buscando a Saeko-san o a la pequeña Kuga y la dirección la obtuve hackeando varías redes, me costó tres meses dar con tu paradero- Continuaba escrutándome como si fuera un bicho raro, sus manos levantadas con la clara idea de mostrarse inofensivo. -¿Eres Natsuki Kuga, la hija de la doctora Saeko Kuga?- Aunque fuera una pregunta, estaba claro que él sabe bien quien soy y ello le... ¿Enternecía?

-Aquí las preguntas las hago yo... ¿Para que buscas a la familia Kuga?- Fruncí el ceño con desconfianza.

-Para encontrar a mi hija y remitirle una misiva muy importante... además de informar un suceso de alto secreto sobre la corporación Sears y la familia Margueritte- Se le miraba sincero y determinado, pero lo último no lo sabía, imaginaba que alguien más que solo el imbécil del Riota estaba detrás de los ataques.

-¿Por qué habría de confiar en ti?- Dame una buena Nakamura o en breve iras al encuentro de tus dioses.

-Porque tú y yo tenemos un objetivo común Natsuki... queremos acabar con Sears y el proyecto Slave. Créeme cuando te digo, que los tres Slave que enfrentaste junto a tus amigas son una migaja en comparación con lo que se avecina- Sus ojos azules eran tan límpidos como el agua, sinceros podría decirse y por alguna extraña razón el sujeto me resulta familia ¿Pero de dónde lo conozco? Hice un esfuerzo por recordar...

-Hey Natsuki...- Decía un sujeto rubio de ojos azules, cuyo rostro más joven se asomaba por una de las puertas del laboratorio. Yo estaba sentada en uno de los sofá del pasillo jugando con mi peluche, ese con forma de perro salchicha. -Te hice tu helado de mayo como te gusta- Su sonrisa era cálida y yo confiaba ciegamente en él.

-¡Tío Airo!- Corrí como alma que lleva el diablo, reía mientras corría por los pasillos hasta llegar a los brazos de ese hombre, que me levantaba para posarme sobre la mesa del laboratorio y darme un agitador de muestras con mi sabor favorito, fabricado por él. Helado de mayonesa dulce y chocolate. En cuanto probaba un bocado reía de contento, comiendo sin descanso ¡Era delicioso!

-¿Quieres un poquito?- Le extendía la cucharita llena del aderezo.

-Pero solo un poquito... porque este litro es para ti, has sido una niña buena y te lo mereces- Abría la boca para recibirlo y luego. -Esta deliciosa-

-¿Verdad que si?- Afirmaba yo con tanta alegría, mientras él acariciaba mis cabellos.

-Así que aquí estaban par de pillos- Una voz suave, calmante incluso, se escuchó a la espada de él. Luego una frondosa melena negra, así como unos amorosos ojos esmeralda se posaron sobre mí.

-¡Mamí! El tío Airo me hizo mi helado favorito-Dije feliz de la vida convidándole también de mi helado, el cual degustó dichosa.

-La conscientes demasiado Nakamura-san- Se cruzó de brazos fingiendo seriedad, pero pronto comenzó a reírse.

-Vamos Saeko... no te pongas formal, es una niña y merece algo de diversión- Se le notó nervioso pero alegre.

-Lo sé... me alegra mucho que juegues con ella. Cuando tengas hijos serás un gran padre, querido amigo- La mirada afable de mi madre así como su mano acarició el hombro de aquel rubio amigable.

-Ojala pudiera...- Se puso triste un momento, raudo volteó a verme con su rostro divertido. -...pero tengo a mi pequeña Natsuki ¿Verdad?-

-Sip...- Asentí volviendo a comer mi helado.



-¿Tío... Airo?- Lo miré con un destello de reconocimiento. -Tú... tú trabajabas en Sears con mi madre- Bajé el arma y tomé asiento pesadamente en el sofá frente a él.

-No lo soy de sangre... pero si de corazón, en aquellos años la pequeña Natsuki me llenó de alegría y yo procuraba consentirle algunos caprichos a escondidas de Saeko- La sonrisa de antaño llenó su rostro curtido y algo magullado. Tenía una cicatriz en la barbilla y otra en la mejilla izquierda, además un mechón de cabello blanco en uno de los laterales de su cabeza, cosas que no recordaba portara en aquellos años. Me di cuenta entonces que era un hombre marcado por la tragedia.

-¿Por qué me buscaste?- Han pasado tantos años que este encuentro no es casualidad.

-¿Podrían dejar de hacer tanto ruido? No he dormido nada y...- La voz de Nao nos interrumpió siendo que ella muy a mi vergüenza estaba cubierta apenas por su ropa interior. Sonrojada corrió a velocidad sobrehumana de vuelta a su cuarto.

-¿Cof... En qué íbamos?- Atraje la atención de Airo, que miraba sorprendido el pasillo ahora vacío.

-Te busqué... porque llegó a mí la información de que estabas viva... no solo tú... mi querida Alissa también. Creí... creí que habían muerto en el carnaval- La voz le tembló un momento, pero era un hombre y seguramente contuvo el nudo en su garganta.

-En efecto Airo, morimos en el carnaval, de no ser por Mashiro-sama estaríamos muertas... sin embargo ¿Qué tiene que ver Alissa Sears con todo esto?-

-Es Alissa Nakamura... no Sears- Su expresión se hizo pétrea. -Ella es mi hija... y sin la ayuda de Saeko ella jamás hubiera llegado a este mundo-

-¿Qué tiene que ver mi madre en todo esto?-

-Mucho más de lo que te imaginas... ella...-

-Natsuki... ¿Qué dijimos de traer visitas sin avisar?- La voz cutre y terrorífica de Mai volvió a interrumpirnos, por suerte ella estaba más presentable... si a eso se le llama presentable. Tenía un pijama semitransparente muy pero que muy corto.

-Esto te interesa Mai... trae a las demás, y por favor... cámbiense de ropa o pónganse algo que cubra más... vamos a tratar un tema muy serio ¿Verdad Airo?- Confirmé con solemnidad, no hay secretos para el resto del escuadrón Otome.

-Así es... es sobre la Hime artificial y el proyecto Slave... ellos van a atacar Natsuki y será a escala mundial- La seriedad en sus ojos zafiro así como su cara, me hizo temer lo peor.

-0-0-0-

La calma y la tranquilidad son algo que a ciencia cierta he olvidado con el paso de los últimos años vividos, el té es la única alternativa que he encontrado para resolver tal predicamento. No solo apacigua las tempestades de mi alma, también me brinda la vitalidad suficiente para cumplir con mi ocupada agenda. Hoy es uno de esos días en los que no tendré ni un segundo de reposo. La endemoniada reunión con el consejo lleva más de una hora según lo planeado y parece que va a alargarse más de lo previsto, por suerte para mí logré concluir unos cuantos trabajos finales esta madrugada.

-Los estudiantes a los cuales represento, aseguran la gran dificultad que supone realizar los trabajos impuestos por los docentes con tan deplorables sistemas informáticos, es por eso que debemos establecer un monto más alto en este cargo al presupuesto del año entrante- Añadí a la discusión en el momento indicado, ya que se estaba hablando del presupuesto anual.

-Kaichou Fujino, hicimos una actualización tan solo al principio de este año- Acomodó sus lentes un hombre viejo y desgastado por la vida, o puede que los números. Era el contador y representante legal en lo que a finanzas refiere en Kiray.

-De los cuales apenas nos resta un mes en el calendario académico, el más importante he de recordarles... Kiray se enaltece no solo de sus altas especificaciones académicas y de los más excelsos procedimientos educativos. Para ello debemos proveer con suficiencia, sistemas que vayan de la mano de dichas exigencias- Tomé un poco de aliento para continuar el parloteo. -Según el presupuesto de este año- Que señalé en la carpeta 5 con la que los asistentes contábamos. Todos se sirvieron mirar. -Nuestros gastos incrementaron en papelería... dado que es política de Kiray, que los estudiantes puedan imprimir todos sus trabajos en la secretaria. Previniendo los impases que esto puede ocasionar en cifras, he comparado algunas de las cotizaciones que remitimos a algunas compañías de software... los gastos en papelería cubren en 2 años la cotización más costosa entre las opciones revisadas, eso significa que aun si invertimos a plazos la compra de los equipos y Software requeridos, dentro de dos años este gasto será eliminado, siempre y cuando... se establezca una política telemática para el envío de trabajos- Di algo de tiempo a que los oyentes se habituaran a la idea y luego proseguí. -A la velocidad de un clic nuestro estudiantado podrá remitir grandes volúmenes de información, seremos ecológicos y ahorraremos lo indecible en gastos. Quepa decir que en 5 años haremos un ahorro del 10% en los gastos totales, habiendo pagado de antemano la cotización, lo cual impactara directamente los rendimientos de Kiray-

La aprobación no se hizo esperar, tratamos posteriormente la seguridad de las zonas más alejadas de la universidad y con algo de reticencias aprobaron el caso. No olvido el ataqué al que fuimos sometidas Nao y yo cierto día. Terminada la reunión me dispuse a salir del lugar. No sin recibir un par de elogios, entre ellos algunos provenientes de Sergei-san, director a cargo y quien fue el primero en apoyar las ideas.

-Su gestión ha sido impresionante Fujino-san...- Su mano confianzuda se depositó en mi hombro, un gesto poco habitual entre nuestras costumbres.

-Se lo agradezco Gakuencho- Respondí afable, conservando el protocolo que la situación requería.

-Si me permite un momento de su tiempo deseo hablar con usted- Se le notó apenado. -Hay un caso con el que tengo un poco de inquietud. Me doy cuenta que usted está al tanto de las situaciones del alumnado más de lo que yo puedo estarlo, por ello me gustaría consultar su opinión- La sonrisa de aquel hombre me resultó un tanto extraña, pero concedí la invitación.

Nos dirigimos a su despacho, notando que bien pudo en sus años mozos ser alguna clase de soldado, casi marchaba a la par que caminaba. Sus ojos dorados, de tono miel y la corta melena rubia en un cuerpo atlético, dejaba ver que Sergei era un hombre muy conservado a sus años. Esperaba no tardar demasiado, pero el destino prefiere siempre unos caminos diferentes. Ya en su oficina, tomó un archivo y lo poso sobre su escritorio frente a mí. Al abrirlo me quedé estupefacta, pues vi la foto de Natsuki en ella o debiera decir la de Nataru Blan.

-¿Que sucede con este alumno Gakuencho?- ¿Ahora que hizo mi Natsuki? Lo miré intentando no delatar nuestro grado de 'familiaridad'.

-Solicita la cancelación de su semestre, así como el retiro de su matrícula y su traslado- El caballero, ya con algunas canas me miró con calma. -Cuando admitimos a un estudiante en Kiray firma una cláusula de permanencia y sin la aprobación de la dirección no puede trasladarse a otra parte, si es por mi mandato... ninguna otra institución accederá a su transferencia- Se cruzó de brazos y apoyó su espalda en el enorme sillón rojo reclinable.

-¿A qué se deben sus dudas sobre... Blan-san?- Inquirí tragándome la zozobra que me supo entender sus intenciones, solo quiere irse, sin más.

-Es un prodigio señorita Fujino...-

-¿Un prodigio?- No es por demeritar a mi Natsuki, pero en Fukka apenas y aprobaba raspando.

-Hace dos carreras al mismo tiempo, en administración tiene un buen promedio... nada fuera de lo común. Pero en biotecnología, sus avances son asombrosos, a nuestra institución le cuesta muchísimo dejar marchar a una persona con sus capacidades- Mencionó el origen de su predicamento, en tal caso la respuesta era obvia.

-Entonces niegue tal solicitud- Por dios deja de hablar con el corazón, si alguien quiere marcharse no se le puede retener.

-Es difícil, pues tiene serías motivaciones personales que no puedo... obviar- Ara ¿Acaso mi Natsuki habló con él de sus intenciones y justificaciones? Vaya cosa tan inusual.

-Me sería de mucha utilidad que el Gakuencho me explicara mejor la situación, de otro modo... no veo cómo puedo aportar mi humilde opinión- Sonreí amable aunque la curiosidad estuviera devorándome por dentro.

-Le parecerá absurdo, pero la respuesta es simple... amor, desamor... el joven Nataru Blan solo quiere huir- Sergei sonrió como si aquella fuera una niñería.

-Eso es si... Absurdo- Dije con dificultad. Él se puso de pie y comenzó a preparar un poco de té. No era enserio lo de marcharte en cuanto acabaras con el primer distrito ¿Verdad Natsuki?

-¿No le parece tonto que alguien quiera arruinar un impresionante futuro solo porque una dama caprichosa le ha rechazado? No encontrará otra institución mejor capacitada que la nuestra en la carrera de su interés- El director me daba la espalda mientras calentaba agua en una tetera especial.

-Me impresionan las fuentes del Gakuencho, esa sería información demasiado precisa- Me mordí un labio intentando tragarme el deseo de reprochar, las cosas son mucho más complejas de lo que él habla.

-Me lo ha dicho una apreciable amiga de mi juventud, Shura Wong-san- Sirvió el agua hirviendo en dos recipientes. -¿Manzanilla o Té verde Fujino-san?- Me miró de soslayo.

-¿Wong-san?- ¿Es acaso que el mundo es un pañuelo? -Té verde por favor-

-¿La conoce Fujino Kaichou?-

-Tan solo de vista- Me mostré prudente. No iré por la vida admitiendo que esa mujer tiene loca de amor a mi madre y además tenemos un divorcio inminente con su llegada a nuestras vidas.

-Probablemente la Kaichou ignora que ella me ha expresado esta información, después de todo es su tía y está al tanto de la vida privada del joven- Depositó las tasas en la mesa, tendiéndome la del té verde más cerca.

-Eso no lo dudo Gakuencho... empero hay algo que usted me oculta- Estrujé entre mis manos la tasa y sorbí un poco de él ¡Delicioso!

-Que suspicaz... yo estoy enterado de absolutamente todo- Su sonrisa calmada pasó a un rostro de seriedad. -¿Cómo va el feliz acontecimiento de su matrimonio Fujino Kaichou?- Palidecí un momento, esos ojos miel miraban con maña.

Me recompuse pronto. -Bien... mi boda será el próximo fin de semana. ¿Le ha llegado mi invitación?-

-Claro que sí... estaba pensando en obsequiarles una cama, pero es un tanto inapropiado... así que he optado por una vajilla de plata y un juego de sala caoba donde puedan compartir románticas cenas- Sergei estaba siendo absolutamente irónico.

-Se lo agradezco Gakuencho, pero si esto es todo para lo que me requería, debo marcharme... entenderá estoy sumamente ocupada- Bebí el completo de mi té y una gota de sudor bajo hasta mi barbilla. Me puse de pie. -Con su permiso- Me incliné con sumisión como dictan nuestros cánones ha de hacerse ante una autoridad mayor en años y jerarquía.

-Fujino-san-

-¿Si Gakuencho?- Levanté la vista para verlo directamente.

-Cuál es su veredicto, debo dejar ir a Nataru Blan-san o debo obligarlo a quedarse- Sorbió de su té sin quitarme la vista de encima.

-Recomiendo que el joven Blan-san concluya sus estudios por lo restante del semestre, y con la llegada del año entrante se le exponga la posibilidad de un año sabático o bien su retiro permanente de nuestra institución, en tal caso debe ser su elección y nosotros no debemos retenerlo- Me supo amargo decirlo, pero esos son los protocolos que se deben seguir en casos así. Le di la espalda y me encaminé a la puerta, conteniendo las lágrimas en mis ojos cerrados.

-No ha de dejarse marchitar una flor tan exótica, las flores silvestres nacen y crecen expuestas a los ambientes más salvajes, y por ellos son las más hermosas... pero si la raíz no se aferra a la tierra que le da sustento, irremediablemente mueren- La voz de Sergei llegó a mis oídos, me detuve.

-¿Cuáles son sus verdaderas intenciones Gakuencho?- Le miré de soslayo.

-Ella va a desposar a tu hermano, en cuanto tu boda sea realizada. Takeshi-san ha jugado vilmente sus cartas y Natsuki Kuga pertenecerá a la familia Fujino de un modo u otro, ella es como esa flor silvestre... una que sin esperanza, sin tierra de la que asirse esta marchitándose- El rubio estrechó sus manos con fuerza, causando un sonido de golpe seco que me estremeció un momento.

-¿Y eso a mí en que me afecta Sergei-sama?- Respondí con enfado.

-Sean cuales sean tus planes, te recomiendo compartirlos con ella... o dímelo tú Shizuru Fujino... no solo ella se está marchitando- Eso fue todo lo que estuve dispuesta a escuchar, me fui de ahí como quien escapa de sus demonios. En medio de mi carrera sin mirar dirección, llegué a los jardines principales, el único lugar en el mundo que me da calma.

Natsuki casarse con Shion ¿Es una broma? Estreché en mis dedos el puente entre mis cejas intentando apagar el dolor de cabeza que amenazaba con emerger. Esto ha sido causado por la intervención de Shura-san... me hace lamentar deberle la vida. No imaginaba tanta empatía entre ella y Sergei... en verdad el mundo es un pañuelo y con repudio he de añadir, que nosotros somos los desechos...

-¡Natsuki escúchame!- Esa voz... levanté de inmediato la vista, a lejanos metros de distancia estaba Shion caminado tras una apresurada pelinegra que pronto reconocí y como no hacerlo. Maldigo al mundo entero por hacerla ver más agraciada, cada día desde que optó por volver a su vestuario femenino.

Shion atrapó la mano de Natsuki, y esta se detuvo a mirarle, él estaba enfadado, ignoro el porqué. Agitado, movía las manos de un lado a otro señalando su propio cuello y señalando a mi Natsuki, mientras ella se cruzaba de brazos mirándole con indiferencia. La tomó por los hombros desesperado y dio un beso a sus labios ¿Qué él hizo qué? Abrí más los ojos, incluso espabilé un par de veces notando que ella lo empujaba y se limpiaba la boca con fastidio. Comencé a correr en dirección de ellos antes de que las cosas tomaran tintes más oscuros.

-Eres mi prometida, merezco algo de respeto... por lo menos cúbrete el cuello- La voz de mi hermano me detuvo en secó, antes de ser vista me escondí tras un árbol agudizando más el oído.

-Mira Shion, era genial cuando te comportabas como un amigo- Miré sigilosamente a través de un par de ramas. Natsuki se pasó la mano a través de su cabello amarrado en una coleta alta, que desperdigaba un mechón sujeto por pinzas a un lado de su cara, cubriéndola para mi mala suerte desde mi ángulo, aunque muy sexy, eso sí. -Pero no pretendas comportarte como el señor Fujino porque te aseguro... que soy capaz de tirar por tierra la promesa que le hice a tu padre-

-No serías capaz ¿O Sí?- Oí temor en la voz de Shion.

-Mira que a mí la reputación me la suda...- Se cruzó de brazos imponente. ¿Entonces era verdad? ¿A qué hora llegaron a semejante acuerdo? -Tu madre y Shura-san... podrán ellas solitas con la maldición... ni de broma me voy a sacrificar así-

-¿Estás diciendo que no te vas a casar conmigo?- La incredulidad de mi hermano me causaba entre gracia y amargura. ¿Cómo se puede disfrutar así el dolor de la propia sangre?

-Lo que oyes Fujino-

-Pero tú...-

-¿Yo qué?... fui muy clara contigo en la fiesta, te aprecio como amigo y por eso no te he roto la cara cuando me has besado a la fuerza- El puño de Natsuki se cerró hasta hacer palidecer sus nudillos. -Tú hiciste promesas que no has cumplido... entre ellas no pretender tocarme como un hombre y ¿Qué acabas de hacer?-

-Perdóname por favor, he muerto de celos al notar la marca en tu cuello... ¿Quién ha sido? ¿Mi hermana?- Bastaba mirar a Shion, somos tan terriblemente parecidos que su rostro crispaba de celos tan evidentes, que serían visibles a un kilómetro de distancia. Espera ¿Cuál marca?

-Ojala fuera suya...- Por un segundo la serenidad o enfurruñamiento de Natsuki se hizo amargura, pero lo dicho fue solo un segundo.

-¿Que has dicho? ¿No fue mi hermana? ¿Entonces quién?- Volvió a tomarse el atrevimiento de sujetar a Natsuki por los hombros.

-Si tanto te interesa saberlo fue Nao- Desvió la mirada hacía mi dirección y logré esconderme sin ser vista, por los pelos. Suspiré ¿Nao le hizo esa marca? ¿Dónde? El monstruo terrible de los celos comenzó a nublarme el juicio, me mordí los labios intentando mitigar mi enojo. -“En el cuello... tonta”- Gracias Kiyohime, por lo que me toca. Claro mi hermano no hacia otra cosa que señalar esa parte.

-¿Y quién es esa?- Inquirió mi hermano con evidente contrariedad.

-En tu idioma... Yukito Naori-san-

-¡Ese canalla!-

-Dirás esa... y no es lo que presumes, solo somos...-

-¿Amigas?- La ironía conjugada con el reproche en la voz de Shion me incomodó profundamente, sus preguntas nos van a llevar a un mal final. -¿Amantes?- Río de ello. -Esa mujer no siente nada por ti, ella no te ama con la devoción que lo hago yo-

-Es por eso mismo que la he elegido a ella- ¿Qué? No entiendo nada. -Ella no me exige nada a cambio de entregarse completamente- La mordida se hizo más intensa, incluso pude probar el sabor metálico en mis labios.

-¡Entonces te acostaste con esa!- El gritó de Shion bien pudo oírse hasta el continente Americano.

-Baja la voz Fujino- Instó mi Natsuki, no la imaginaba tan... recatada.

-¿No que te importaba poco tu reputación?- Retó, este hermano mío no sabe que va perdiendo desde antes de empezar a discutir.

-Me preocupa la tuya...- OMG, esa no me la esperaba. Olvidaba su capacidad de enternecer, ahora mi hermano esta frito.

-Natsuki... me confundes de maneras insoportables. Sé que no puedo reprocharte nada salvo por ese título que te esmeras en quitarme- Volví a mirar a través de las ramas, Shion estaba si... derretido. -No sé qué puedo hacer para robarme tu corazón, me impides acercarme y si no te hubiera visto en la cafetería... seguramente hubiera tardado otro mes en poder verte. No sé dónde vives, no sé nada de ti-

-Por eso no entiendo cómo puedes amarme... no me conoces- Vi resignación en la cara de Natsuki.

-Me bastó con verte- Rayos sí que tiene palabras de galán barato.

-Shion... mientes, la diferencia entre lo que tu sientes y el amor sincero es... abismal-

-¿Cómo puedes decir eso?- Que actor, mira que fingirse dolido.

-Conozco tus andares nocturnos querido amigo... y tus idilios con Kanzaki... deja ya de esmerarte por llamar amor al capricho que tienes conmigo- Sospecho que tanto Shion como yo no esperábamos tal cosa como respuesta ¿Espera Reito y mi hermano han... oí bien? Está claro quien se sonrojo brutalmente, delatándose a sí mismo en el acto.

-Yo puedo explicarlo Natsuki- Shion se arrodilló, vaya esa sí que es una medida desesperada.

-No me importa Shion, si te acuestas con Reito, con todo tu club de Fans... solo usa protección ¿Te parece?-

-Pe... pero- Se aferró a las piernas de Natsuki, nunca imaginé que mi hermano fuera tan... ¿Dramático?

-Yo no me quiero casar contigo, porque realmente tengo la esperanza de que Shizuru recapacite y no se case con la loca de Tomoe...- Suspiró prolongadamente, antes de levantar a Shion del suelo. -Tengo el corazón roto... me estoy desmoronando aunque no tenga derecho a demostrarlo. Siento una ira inconmensurable al pensar que ella pasa cada noche con esa mujer. Me he sacado la espina con mi mejor amiga y eso es muy ruin. Por lo menos ambas tenemos claro ese asunto y Nao no me ama, solo se divierte conmigo- De algún modo terminaron abrazados. -Por eso Shion, no te encapriches conmigo, inténtalo bien con Reito... él es una buena persona-

-Yo... Natsuki...-

-No digas nada... todo está bien-

Dejé de mirar, apoyé la espalda en el tronco. No puede ser verdad todo lo que estoy oyendo, esa no es mi Natsuki dejándose usar por otra persona y consintiéndolo en busca de algo que... mitigue su malestar. -“Que es lo que más te pesa... que al escucharla, te parezca estar viendo el reflejo de ti misma hace un año o que se haya acostado con la pelirroja”-

-“¿Te encanta torturarme no es así?”- Respondí enojada.

-“Cuando te lo mereces... no puedo intervenir porque es tu vida y tú no me permites tomar el control... sigo sin estar de acuerdo con tus planes, ¿Realmente crees que esa mocosa tiene aquello que estás buscando?”- Ya no sé cómo quitarle semejante tono maternal a Kiyohime cuando me habla con taaanta ¿Sabiduría?

-“No tengo la certeza Kiyo... pero más le vale tenerlo, porque me está costando demasiado...”- Si estoy arriesgando tanto por nada, juró que yo misma acabaré el trabajo que no concluyo en su día el monje.

-“Si te sirve de consuelo... estos actos han sido causados por mi Nataru”-

-“¿Qué?”-

-“Esta retando mi paciencia donde sabe puede causarme más daño”-

-“Ara, de modo que no solo yo estoy muriendo de celos”-

-“Es su modo de cambiar nuestra historia”-

-“¿A qué te refieres?”-

-“El cómo pasaron las cosas entre ella y yo... al igual que tú, yo pensé en su bienestar antes que el mío... fue un error fatal, porque mi forma de protegerla fue tan mala como la que tuvimos en el carnaval y tienes ahora... en aquella época ella fue solo mía y yo solo suya. Se ha modificado la historia en la medida que tú... bueno tú has conocido íntimamente a mucha más gente y Natsuki ahora ha estado con otra.”-

-“¿Entonces si se acostó con Nao?” La voy a matar- Estreché los dientes.

-“De eso estoy absolutamente segura... nuestro vinculo me obliga a verlo”- Una serie de imágenes de mi Natsuki invadieron mi mente abruptamente... ella besando a Nao, estrechándola entre sus fuertes brazos, con la piel al desnudo, sus caderas unidas en un ritmo cadencioso y... -“¡Para!”- Empecé a sudar, me dejé resbalar hasta el suelo. -“¿Cómo lo soportas Kiyo?”-

-“Igual que tu Natsuki e igual que mi Nataru... tantas veces”- El video... ahora comprendía el peso del arma que arrojó Tomoe contra ella, verla de ese modo con... con Nao. Resulta insufrible. -Solo nos estamos haciendo mucho daño...- Las lágrimas comenzaron a escapar, ya no soportaba más el peso sobre mis hombros. Ya no sé qué debo hacer...

-¿Shizuru?- De pie frente a mi estaba ella, ¿Es un espejismo? -Oii... ¡Shizuru!-

-“Es real... idiota” Err... si dime Kuga-san- Traté de no tener otra discusión mental con mi alter ego para no parecer subnormal. Mientras con él envés de mi mano secaba las escurridizas lágrimas.

-¿Estás bien?- Se arrodilló frente a mí y posó su mano en mi frente. -Tienes calentura- Su rostro se comprimió preocupado.

-¿Qué? “Tienes fiebre... idiota”... Solo estoy un poco cansada, Kuga-san no debe preocuparse por mí... aunque es muy amable de su parte- Intenté sonreír, pero ella levantó una ceja con incredulidad.

-Baka... nos vamos a la enfermería- Antes de que pudiera objetar nada, sus brazos me envolvieron y en un santiamén flotaba a la velocidad de su cuerpo trotando de camino a la enfermería. Se sentía paz escuchando el latir presuroso en su pecho, donde mi cabeza terminó apoyada.

-Llegamos...- ¿Tan pronto? Levanté la cabeza y ella se miraba prodigiosa. Pero mis ojos se quedaron fijos en la marca que estaba expuesta en el lado izquierdo de su cuello y de nuevo el monstruo en mi interior quiso salir a flote. -¿Enfermera?- Dijo un par de veces más en lo que yo desviaba la mirada a otro lado, procurando bajar de la comodidad de sus brazos. -Shizuru...-

-Ara, Kuga-san ha sido muy cortes conmigo, tomaré asiento en una de las camas mientras espero a la enfermera... no deseo ocupar más su tiempo, seguro tiene muchas cosas que hacer “Más ahora que no vamos a aprobar de inmediato tu suspenso”- Me moví parsimoniosa en apariencia, hasta la cama. Esos terriblemente tibios y atléticos brazos no pierden su encanto con el tiempo, me temblaban las rodillas.

-No te preocupes... yo estudio biotecnología y entre ellas tenemos algunas clases de medicina- Dijo tomando una bata del perchero del sitio, buscando un fonendoscopio y posando unos lentes que traía en el bolsillo se su chaleco sin mangas. ¡Diablos! Si se ve taaan Kawai así. Enfoca... enfoca Fujino.

-Ara, no imaginaba que Kuga-san fuera tan multiusos “Mentirosa...”- Fruncí el ceño un momento. -“A callar Kiyohime”-

-Olvidé mencionártelo... estoy estudiando la misma carrera que mi madre y bueno... la de administración de negocios, la estaba estudiando por ti- ¿Por qué tiene que sonrojarse en momentos así mi Natsuki? Si no tiene que ser experta en seducción, le sale tan jodidamente natural.

-Si... recuerdo que era parte de su trabajo de escolta “Eso es cruel Fuji...”-

-Claro... a ti te encanta ver mis esfuerzos de esa manera- Se inclinó y posó el fonendoscopio en mi pecho, no sin antes abrirse espacio entre el escote de mi camisa blanca. -Respira profundo por favor... es una revisión de rutina- Obedecí y ella después de un par de respiros, fue por un tensiómetro de aire para medirme la presión sanguínea. Guardé silencio mientras posaba el aparatejo en mi brazo e introducía el fonendoscopio en la banda inflable del instrumento. Comenzó a bombear con una seriedad casi clínica que me sorprendió. -Bueno no hay nada malo en apariencia... tienes 120-80 mmHg... aunque por tu salud de Hime... deberías tener tan solo 110-70... esta alta, pero irregular, oscila entre lo normal para ti y el estándar humano... mmm ¿Estás nerviosa?- Comenzó a sonreír con un dejo de picaresca que... me abrumó.

-Es... el estrés Kuga-san- Desvié a un lado la mirada, con ese comprometedor sonrojo en las mejillas. Ella sujetó mi barbilla y me plantó un beso de la nada... como se nota que no pierde las mañas, nuestro “primer beso consensuado” fue así. Tanto divagué que por suerte o muy mala suerte no respondí a su beso.

-Está bien...- Se cruzó de brazos frente a mí sonriendo. -Pero no puedes ocultar los hechos ante la medicina-

-Ara, ahora que lo pienso si estoy nerviosa- Sonreí con maldad absoluta, mientras ella me miraba confusa. -Voy a casarme... cualquier mujer en mi lugar estaría nerviosa- En cuanto esas palabras salieron de mis labios lo lamente en mis muertos. El rostro de Natsuki ensombreció, fue a la mesa a depositar el material médico, la bata en el perchero y buscó en una serie de cajones. Fue por un vaso con agua y en un momento ya estaba frente a mí.

-Tomate solo una aspirina...-  Dejó caer en una de mis manos una pastilla y en la otra el vaso con agua.

La miré con una mueca de disculpa. -Kanina...- Pero eso no cambio nada, le asesté el golpe donde más duele. ¿Qué me pasa porque solo puedo hacerle daño?

Se inclinó seria ante mí, para quedar a mi altura. -En 5 minutos tu presión sanguínea se habrá normalizado, como Hime tienes un metabolismo el doble de veloz que aprovecha al 90% de todo lo que consumes... por eso te doy la mitad de la dosis recomendada para humanos... no se te ocurra tomar más de estas... te doparías- Se puso de pie y camino a la puerta seguramente enfadada, pero se detuvo y yo sentí un dejo de esperanza. -y Fujino... tu estomago es más resistente que el de un humano común... por ende no te preocupes por las contradicciones de la medicina... fíjate, a mí no me mató una dieta basada solo en mayonesa y vodka cuando te fuiste de mi lado... así que a ti no te dará una gastritis por esta tontería-

Me quedé perpleja mirando la puerta cerrarse, pero esas esmeraldas llenas de ira no desaparecían de mi cabeza. -“Es muy inteligente ¿Verdad? No sé qué enseñen en esos cursos de Biología, le han sentado de maravilla”-

Pero yo estaba pensando en otra cosa. -“No sabía que lo había pasado tan mal cuando me fui... pensé que le daría lo mismo... que se olvidaría de mí al día siguiente”-

-“El mundo no deja de girar si no estás... así que apura esa pastilla que me duele mucho la cabeza... además, nos la recetó nuestra doctora favorita”- Estoy segura que la muy atrevida de Kiyohime sonrió. -“Además... ¿No oíste? Ya no se va a casar con tu hermano... hay mi Nataru... como te gusta hacerme sufrir”- Un hondo suspiro se escuchó en mi loca mente.

Yo bajé la vista sobre la pastilla, ignorando completamente a mi otro yo. -¿Y si la guardo en la estantería de pequeños detalles de mi Natsuki?-

-“No sabía que teníamos una de esas”-

-Es privada Kiyo... incluso para ti Fufufu- Ella gruño en mi interior, y yo deje el vaso a un lado. Estrechando la pastilla en su envoltura, cerca de mi pecho. -Que fácil me recuerdas porque me enamoré de ti... mi Nat...su...ki-

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2 comentarios:

  1. Por dios yo soy una simple mortal quele encanta la serie a si que sifue escribiendo esta linda historia gracias por ponerla en el blog no tardes mucho mi querida natsuki

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  2. Wow la historia esta muy buena y natsuki q no se va dar x v#ncida por el a amor de fujino

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