Páginas

Confundida yo? - M.G.M - 15

15
Sábado 9:00 am.
Desperté con los rayos del sol iluminando mi rostro, había bebido así que me dolía la cabeza,  mi cuerpo sufría las consecuencias de una ligera cruda, conforme mis ojos se adaptaban a la luz fui descubriendo el escenario en el que me encontraba. Había ropa en el suelo, estaba completamente desnuda, y un brazo rodeaba mi cintura, aun lado de mi se encontraba la maestra, desnuda, dormida, abrasándome como si yo fuera su oso “Teddy”.
 Sentí que ese brazo comenzó a moverse, como reconociendo que era lo que estaba tocando, primero recorrió mi cintura, después se alejó y comenzó a palpar mi abdomen, subió un poco y toco uno de mis senos. Al sentir y comprobar lo que era se alejó como si se hubiera asustado, en ese momento, la maestra abrió los ojos de golpe, se levantó un poco y vio alrededor, haciendo  su propia etapa de reconocimiento.

Yo solo la veía sin decir nada, su cabello estaba despeinado, y se veía terriblemente mal, aunque debo de suponer que yo lucia de la misma forma que ella.
-Abril.
-Maestra.
-No estamos en clase.
-Lo siento, Daniela.
Parece que no se había dado cuenta de que estaba desnuda, puesto que sintió el aire en su piel, dio un pequeño salto de la impresión y se tapó.
Yo no tenía ni idea de lo que tenía que hacer, no estaba recuperada del golpe de Judith como para volver a enamorarme de alguien. Busque mi ropa, vi mis calzoncillos, me levante como si nada, los recogí y me los puse. Daniela me miraba sonrojada por contemplar mi cuerpo desnudo parado enfrente de ella, cuanto noto que me daba cuenta de la forma en que me miraba, aparto la vista como si sintiera pena. Busque su ropa interior y se la di en la mano.
-Gracias- dijo apenada mientras yo me daba la vuelta para que se cambiara.- No crees que está de más que hagas eso después de anoche.
-Bueno, te noto un poco penosa y no quiero incomodarte.
Ella rio amablemente y después dijo- Listo, puedes voltear.
Me di la vuelta y estaba de nuevo con ese conjunto blanco con vivos azules, y por una extraña razón me seguía causando la misma curiosidad de anoche.
-¿Esta bien?- pregunte mientras ella se ponía el resto de su ropa y yo hacía lo mismo.
-¿Tú lo estás?
-Fuera del dolor de cabeza sí, estoy bien.
-Yo también estoy bien, con dolor, pero nada grave.
Terminamos de cambiarnos, eran las 9:30.
-Mis padres llegan en media hora.
-Vale, te ayudo a recoger, lo que alcance.
-Gracias- comenzamos a tender la cama, la cual se encontraba como pleito de perros.
-Soy tu maestra, esto no está bien.
-Con “esto”, te refieres a…
-Que tú y yo traspasemos la línea de maestro-alumno.
-No tenemos que traspasarla, no es que te halla embarazado ¿o sí?
Al escuchar mi broma se echó a reír.
-Vale, dejémoslo en casual.
-Me parece bien miss Botello.
-Hasta pronto señorita Juárez, la espero en mi clase.
-Allí estaré.
Salió de la casa, encendió su auto y se alejó camino a su casa, la observe hasta que se alejó.
Me senté en el sofá y encendí la tv. A un lado de mi pude distinguir que se encontraba su chaleco, lo olvido, supongo que tendré que entregárselo, lo are mañana.
Mis padres llegaron, mi hermano también, y todo volvió al normal caos de siempre.
Judith llamo para ver si podíamos salir a comer juntas, no pude decirle que no, si me negaba podría entender mal las cosas, además solo quedamos como amigas, así que acorde en vernos en un restaurant del centro.
Llegue a la reunión con Judith, nos sentamos en una de las mesas que se encontraban afuera, en donde podíamos observar un parque que se encontraba en frente.
Mientras comíamos ella me contaba sobre cómo sus padres y ella habían ido a un concurso de su hermana Renata, en donde un chico vomitó en el escenario, la conversación estaba un poco aburrido pero decidí escucharla.
-Abril, ¡Hola!
Gire hacia la voz, era Elisabeth, que se acercaba para saludar.
-Hola- le di un beso en la mejilla- ¿me estas acosando?
-Mira quien lo dice- saludo a Judith- ¿Dónde está Daniela?
-Bueno, podría jurar que debe de estar en su casa, ¿y Katia?
Apenas pregunte por ella, sentí unas manos que rodearon mi cintura.
-Te guste ¿verdad?- pregunto Katia al momento que me soltaba y me permitía darle un abrazo de frente.
-Más bien me asustaste- conteste riendo.
-Me debes una enseñada de tetas- dijo la chaparrita y ocurrente chica que se percataba de la presencia de Judith.
-Bien, si lo hago ahora nos correrán mor inmorales-me di la vuelta y recordé que no se las había presentado a Judith.-Miren chicas  ella es mi amiga Judith- hice una referencia a Judith que se encontraba parada un poco sacada de onda- ellas son Katia, y Elisabeth.
-Mucho gusto- digo Judith, saludándolas de nuevo- ustedes se parecen a las chicas de “Tren de media noche”.
-Bueno- dijo Elisabeth con voz muy sensual- somos tren de media noche.
-No me habías dicho que conocías a tren de media noche- me reclamo con tono de novia celosa.
-Nos conocimos anoche- agrego Katia- y no estas con Danielita.
-No, ella está en su casa.
-Segura que no es tu novia, tú y Daniela hacen buena pareja.- Menciono Elisabeth mientras se  sentaba en una silla en nuestra misma mesa.
-Sí, Abril- dijo Judith, con un tono ampliamente molesto- tal parece que tú y esa Daniela hacen bonita pareja.
Katia se sentó, al igual que Elisabeth, así que todas tomamos asiento.
-Y ¿Tú, Judith tienes alguien?
-No- contesto mientras me  miraba- yo no soy.
-No eres ¿Qué?- pregunte un poco molesta.
-No soy valiente, para atreverme a amar por completo- me lanzo una mirada que hiso que la carne se me pusiera de gallina.
-Valla- dijo Elisabeth.
-¿Cuando me mostraras las tetas?- dijo Katia para romper la atención que se había generado.
-No, por ahora.
Un mesero se acercó para tomar la orden, estaba decidido que compartiríamos mesa.
Platicamos sobre cosas del ambiente, Katia, Elisabeth y yo nos mostrábamos muy cómodas con el tema, lo hablábamos sin pena ni tapujos, a diferencia de Judith que se mostraba algo fuera de lugar, no entendía muy bien de que se trataba, o se ponía muy incómoda. A decir verdad la comida se puso entretenida en cuanto ellas llegaron al lugar, antes de eso tenía ganas de salir huyendo.
Nos despedimos de las chicas y regrese a  mi casa. Platique con mi madre sobre cómo realizar un flan bien hecho, y después de una película en familia, me duche y me fui a dormir.
El domingo me desperté tarde, desayune, recogí mi cuarto, lave lo que estaba sucio, ropa principalmente, y salí a entregarle su chaleco a Daniela, a eso de las 12:30.
 Llegue a la casa de  mi maestra, después de meditarlo me atreví a tocar.
-¡Voy!- grito Daniela desde el interior de su casa.
Después de unos minutos salió, llevaba puesto un raro overol blanco y el cabello recogido en un chongo despeinado.
-Abril. Pasa.
-Gracias- decidí entrar a su casa.
-¿Quieres algo de beber?
-Jugo estaría bien.
Se metió a la cocina y salió con dos vasos de jugo de naranja. Me dio uno, le di un trajo y lo deposite en la mesa al lado de su vaso.
-Solo vine a traerte esto- le di el chaleco que llevaba en la bolsa que colgaba de mi hombro.
-Gracias- lo tomo y lo puso en un perchero que se encontraba en una esquina.
Me levante y le dije.
-Bien, eso era todo de mi parte.- me acerque a la  puerta para marcharme.
-¡Espera!
-Sí- me di la vuelta hacia donde se encontraba ella.
-¿Quieres ayudarme a pintar?
-¿Pintar?, claro ¿Qué dibujo quieres hacer?
-No me refería a pintar sobre papel.
-Entonces.
-Me refería a la pared de mi cuarto.
-Wow, nunca lo he hecho, pero será divertido.
Tomo mi mano y me llevo a su habitación. Todo el piso estaba cubierto por una lona, los muebles y todo lo que pudiera mancharse estaba protegido por un plástico.
-Toma- saco un overol blanco de una bolsa- cámbiate.
-Ok- tome el overol, y me quite la ropa.
-¿Qué haces?
-Me cambio- dije mientras me quitaba los pantalones y la blusa.
-El baño estaba por allá- apunto hacia una puerta que se encontraba a un lado.
-Bueno, ya lo hice, así que no queda nada que hacer.
Saco tres botes de pintura, uno de color rosa, otro morado y uno azul.
-¿Cuál quedara mejor?
-Morado- conteste mientras examinaba la pared para parecer experta.
Destapo el bote, vertió un poco de pintura en unos recipientes y me dio un rodillo.
-¡Comencemos!
Tome el rodillo y comencé a manejarlo, la pintura no me quedaba pareja. En algunos sitios se miraba más cargada que en otros.
-Eres pésima- me dijo Daniela, mientras contemplaba mi fragmento de pared mal pintado.
-Es un estilo muy moderno.- dije defendiendo mi trabajo- además no creo que tú lo hagas mejor.
Me di la vuelta a ver su parte, y casi muero del susto al ver que ella había dibujado una florecita morada en la blanca pared.
-Es bonita- dijo encogiéndose de hombros ante mi desconcierto.
-Sí. Es lo más hermoso que he visto, si fuera abeja yo si la polinizaba.
-¿Me estas albureando?
-Claro- conteste sin preocupaciones- ¿enserio la piensas dejar?
-Sí, es mi pared y creo que se ve bien.
-¿También puedo dibujar algo?
-Claro, por eso pedí tu ayuda.
Me acerque a una de las partes blancas de la pared y dibuje lo que parecía ser la forma de un cuerpo de una mujer muy voluptuosa.
-¿Qué te parece?
Daniela miraba el dibujo con una cara de horror.
-¿Eres tú?- me pregunto mientras me comparaba con el dibujo.
-¡Oye!- conteste molesta- es un perro.
-Abril, no sé en qué mundo los perros se ven así, eso parece una chica desnuda.
-Bueno, es porque aún no acabo- me acerqué con una brocha, y lo que parecían unos senos se convirtieron en unos ojos, lo que parecían los hombros se alargaron para formar orejas, le que parecía ser la entrepierna, se convirtió en el hocico, y lo que de primero aparentaba ser una chica desnuda se convirtió en un simpático perro de caricatura.-Te encanta, no tienes que agradecer, mal pensada.
-Me atrapaste.-dijo sonriendo- aunque de primero si se  parecía a ti.
-No, yo no tengo los senos tan grandes.
-Sí, los tienes.
-¿Me estás diciendo tetuda?- pregunte fingiendo ofensa, y haciendo pucheros amenazando con llorar.
-No, bueno si, pero no, no quise ofenderte con la verdad.
-Grosera- me acerque a la pared y comencé a dibujar una enorme cara con rasgos exagerados, puse un globo de dialogo y escribí “bla, bla, bla, bla”, y sobre ese divertido personaje escribí “es Daniela Botello”- Tu gemela- dije mientras estallaba a carcajadas.
-Esta reprobada- dijo con tono serio mientras me fulminaba con la mirada.
-Bueno, valió la pena. Además si se parece a ti.
-Claro que no. Yo soy más…
-Sexy- interrumpí para después ponerme a dibujarle un cuerpo exagerado en curvas a la simpática cara- ahora ya es igual que tú.
-Bueno, me has ayudado bastante con ese trasero, así que te perdono.
Voltee a ver sus pompas de forma sínica, y después de contemplarlas un rato concluí.
-Bueno, el tuyo es aún más grande.
-¿Qué?
-Nada- me  apresure a dibujar corazones alrededor de su clon en la pared.
Se acercó al bote de pintura rosa, saco una brocha y comenzó a dibujar.
-Decidí que también mereces lugar en mi pared, así que te dibuje.
Mire el dibujo en la pared, era una mona con los dientes un poco chuecos, dos colitas y tetas monumentales.
-Dime que no me veo así.
-Pero si es tu clon- dibujo un cuadro de dialogo escribió “tetas, tetas, tetas” y arriba puso “Abril Juárez retrato” aun lado anoto la fecha.
-Me gusta su actitud, sabe lo que quiere.
-Tetas, tetas y más tetas.- dijo haciendo caras.
-No te reflejes- dije mientras dibujaba un gusano morado.
-Vamos, yo soy recatada y no pierdo la cabeza como cierta chica.
-¿Quieres apostar a que si la pierdes?
-Va- dijo ofreciéndome sellar el trato con un apretón de manos.
-Va- le di la mano, y la acerque hacia mí para darle tremendo beso en los labios.
La impresión hiso que soltara la brocha, me tomo de la cintura y se reusó a liberarme.
-Vez- dije cuando esta por fin me dio oportunidad de liberarme.
-Perdí- dijo sínicamente, antes de volver a atraparme entre sus brazos para volverme a besar.
Continuamos así por un buen rato hasta que recordamos lo que teníamos que hacer.
Me acerque de nuevo a la pared, pero esta vez con una brocha llena de pintura azul. Dibuje una chica estilo anime con una capa.
-¿Quién es?- pregunto Daniela, acercándose a la pintura.
-Súper bollera- conteste llevándome las manos a la cintura en pose heroica.
Ella solo sonio y continuo dibujando un conejo zombi.
Yo continúe haciendo otro dibujo estilo anime diferente al anterior con una capa diferente.
-¿Y ahora de quien se trata?
-Tortilla maravilla- conteste de nuevo con tono heroico- cuando alguien tiene problemas aparecen súper bollera y tortilla maravilla para salvarlos- comencé a cantar- súper bollera, al mundo salva, con su bollo, de la justicia, súper bollera, si una lencha, lo necesita, tortilla maravilla esta lista, “pum”, “paz”, “cuz”, “saz”, al mal acaban antes de irse a la cama…- alargue la nota en la última palabra lo más que pude.
-¿Juntas?
-Sí- conteste tímidamente.
-Loca- me abrazo y apoyo su mejilla en la mía- no debes de ser tan adorable, es peligroso.
-¿Para ti o para mí?
-Ahora, para ti.
-Me violarías- afirme dándole poca importancia.
-Sí, tal vez lo haga- continuo pintando soles y estrellas.
Yo por mi parte me puse a dibujar monstruos con cuernos, y vacas voladoras mitad perro, mitad alce, mitad pingüino, mitad coala.
Me estire y sacudí mi broca, sin querer pinte la mejilla de Daniela.
 -Danielita, yo- comencé a reír- te vez sexy de morado- dije levantando el pulgar en señal de aprobación.
-Vale- dijo en un tono algo siniestro- tú te miraras genial de azul, tomo la brocha y la sacudió llenándome la cara de manchas azules- sexy- dijo mientras copiaba exageradamente mis movimientos anteriores.
-Sabes, el rosa te sentara muy bien- tome otra brocha y le pinte toda la mejilla derecha.
-Dijiste que te gustaba el morado así que esto te encantara- tomó la brocha y la deslizo sobre mi frente.
Sumergí las manos en la pintura azul, me acerque veloz hacia ella, la bese y puse mis manos en su cara dejándola con mis dedos azules estampados en su piel.
Tomo la brocha, mezclo un poco de rosa y azul y pinto mi nariz. Para posteriormente, besarme y pintarse conmigo.
Continuamos jugando con la pintura hasta que terminamos pintadas por completo.
Nos miramos y no pudimos evitar las risas burlonas.
-No puedes llegar así a tu casa- me dijo mientras frotaba mi  cara con una franela.
-Ouch, no me arranques la cara- proteste.
-Date un baño.
Tomo mi mano y me llevo hasta la regadera.
Antes de que saliera la ale hacia mí y encendí la llave mojándola.
Nos miramos fijamente mientras las gotas de agua empapaban los overoles pintados, no dijimos nada, solo nos quedamos viéndonos.
-No seas tan adorable- dijo mientras apartaba un mechón de mi cara.
-No puedo evitarlo, es lo que provocas en mí.
Se acercó y me abrazo. Permanecimos abrazadas hasta que estuvimos completamente empapadas.
Con delicadeza quite el pesado overol de su cuerpo, ella realizo lo mismo por mí.
Tomamos una ducha juntas, sin hablar, solo enjabonando frotando y enjuagando.
La pintura se calló, no por completo pero si la mayoría.
Saco una toalla para secarnos, y un poco de ropa. Me puse unos pants grises que saco, debido a que mi ropa se manchó de pintura.
Después de vestirnos ella se animó a hablar.
-Siento lo de tu ropa.
-Descuida- dije sonriendo.
-¿Quieres comer algo?
-Claro.
Nos dirigimos a la cocina, en donde ella se puso a cocinar un platillo que francamente yo nunca había escuchado.
-No sabía que te gustara cocinar- dije mientras la miraba, puesto que no me permitió que hiciera algo, porque según ella yo era una invitada. 
-Es divertido, espero que quede bueno, es la primera vez que casino para alguien.
-Si lo haces bien, me tendrás de pégole aquí diario.
-No necesitaba que aumentaras la presión.
-Si no me quisieras aquí, solo cocina mal y no vuelvo.- dije con un tono triste.
-Ahora esto me tiene que quedar delicioso.
-Lo entendiste mal, si esta bueno no saldré de aquí.-aclare.
-Por eso, tengo que hacerlo mejor que nunca.
-Yo que tu no me esforzaba tanto. Soy gay. Podría violarte.- dije en tono intimidante.
 -Quiero correr el riesgo- contestó con una amplia sonrisa.
-¿Te arriesgaras a que te viole?
-No, en todo caso seré yo quien te viole a ti.
Después de las bromas, terminó de preparar la comida.
Se veía muy rico, pero ¿sabrá igual?
-Bueno, pruébalo.
-Espero no morir- dije mientras me acercaba con un tenedor al plato, probé lo que parecía muy prometedor, mi sorpresa fue enorme al darme cuenta de que si estaba bueno, no creo haber probado algo tan delicioso antes.-Dios, esto es muy rico- me senté en la mesa con un plato repleto de ese extraño platillo.
-Entonces, ¿te tendré seguido por aquí?
-Si habrá comida de por medio sí.
Se sentó y comimos, durante la comida platicamos sobre como decoramos su cuarto. Me conto que se adelantó varios años en la escuela, termino la maestría en Estados Unidos pero decidió volver al país y trabajar aquí.
-¿Vamos al concierto de tren de medianoche?
Sonreí ante su petición- Claro- hice una pausa para tomar un poco de jugo- ¿te gustó alguna?
-Te refieres a Katia y Elisabeth.
-Sí.
-En realidad, las dos son muy lindas.
Sin poder evitarlo algo en mi interior se sintió mal con su comentario, mi cara se mostró seria, pero no podía permitir que ella descubriera eso, no estamos saliendo ni nada, solo fue un polvo y ya.
-Wow, ¿trio?
-No dije que alguna me gustara, solo son lindas y ya, eso no quiere decir que me las quiera tirar. Además creo que les gustaste.
-No, no creo que yo les guste, me las tope el sábado y no dejaron de preguntar por ti.
-¿Dónde las viste?
-En un restaurant, fui con Judith y ellas llegaron me vieron y fueron a saludar.
-Con Judith – su cara se tornó seria, pero no puedo comprobarlo porque se levantó por más jugo- y ¿no te dijeron algo sobre las tetas?
-Katia, me dijo que le debía una enseñada de tetas.
-Y lo hiciste.
-No, no soy tan zorra como te parezco- dije esto último en tono de broma pero tal parece que ella no lo entendió.
-No me pareces zorra. Ni nada por el estilo.
-¿Entonces cómo te parezco?
-Me pareces- hiso una pausa- buena, divertida, linda y algo loca.
-¿En qué sentido lo de loca?
-De manicomio.
-¿Y lo de buena?
-En todos los sentidos.
-¿Incluido el sexy?
-T. o. d .o .s los sentidos.
-Entonces vamos al concierto – afirme mientras me ponía recoger los platos vacíos que yacían en la mesa.
-Sera el martes, ¿te dejaran?
-Sí, soy un adulto, así que sí.
Le ayude a lavar lo que se encontraba sucio, no permití que ella me lo impidiera.
Después de terminar con las labores en la cocina, me dirigí a recoger mi ropa que estaba en su cuarto, al salir de el en el suelo un enorme libro llamo mi atención, lo levante y vi que se trataba de un álbum. Baje hacia la sala donde ella estaba con el álbum en las manos.- ¿Podemos verlo?- pregunte mientras ondeaba el álbum por lo alto.
Se llevó las manos a la cara mientras reía- Lo viste en el suelo, cuando estabas dibujando el perro lo oculte para que esto no pasara.
Me senté a su lado y puse cara de cachorro- Anda vamos, quiero verte desnuda de bebe abrasando un osito.
-Si se lo dices a alguien te coseré. Y no tengo fotos de esa forma.
-Pero no soy verdura- dije al tiempo que abría el álbum.
-Yo no dije que te cosería del verbo comida.
-Comida no es un verbo- comencé a reír- maestra le falta estudiar.
-¿Quieres enseñarme? Además me refería a algo relacionado con aguja e hilo, y no te cosería la boca precisamente.
Por instinto cerré las piernas, al momento que dirigía mi atención a las fotografías.
En ellas se encontraba Daniela a los tres años vestida de princesa.
-Eras linda ¿Cuándo te desgraciaste?- pregunté con un tono de tristeza más falso que los billetes de dos pesos.
-Gracias- dijo alegre y satisfecha, hasta que entendió lo que dije- oye, ¡que grosera!
-Era broma, estas muy bien aún.
Continuamos viendo sus fotos, no había perdido sus rasgos, seguía siendo ella, solo que más grande.
Cada foto nueva que miraba iba acompañada con un mimo de mi parte, mis frases eran “¡que linda!”, “¡cosita!”,” ¡nena!”, “¡te veías chistosa!”, todas mis frases provocaban que las mejillas de Daniela se pusieran rojas, y yo disfrutaba de contemplar ese lindo color sobre su rostro.
Perdí la noción del tiempo, entre tantas imágenes y anécdotas que me contaba, cuando terminamos el cielo comenzaba a oscurecer.
-Creo que te he robado el domingo- dije mientras me dirigía a la puerta.
-No, al contrario, hiciste que lo disfrutara.
-Bueno, nos vemos en la escuela, o el martes.
-Paso por ti a las 8.
-Vale- me acerque y le di un beso en la mejilla, para después marcharme por la calle alumbrada por la escasa luz del sol.
Al llegar a casa, era tarde, el sol se había ocultado por completo.
-Abril ¿Dónde estuviste?, le marque a Judith y Claudia pero ninguna sabia de ti.
Mi madre me gritaba histérica.
-Estuve con una amiga, pero ¿por qué no me llamabas a mi móvil?
-Lo hice- me mostro el teléfono que olvide en una repisa.
-Lo siento- me encogí de hombros- no quería preocuparla.
-¿Te estas disculpando?, ¿estás bien?, ¿te sientes enferma?
-No tengo nada malo, solo que estas en lo cierto.
-¿Qué es lo que quieres?
-Concierto el martes, con una amiga.
-¿Hora de llegada?
-No lo sé, tal vez una de la mañana.
-Me arrepentiré de esto, pero puedes.
-Gracias- la abrace- me voy a bañar.
-Espera, ¿por qué traes eso que no es tuyo, y tu ropa en la bolsa?
-Bueno, me manche de pintura, por eso se me hiso tarde, y me prestaron esto.
Sin permitir más preguntas me fui a duchar, me prepare y me dormí.

Los lunes siempre tengo hueva, mi cuerpo se siente pesado y estoy como muerta en vida, nunca me han gustado, no se el porqué, tal vez es por el hecho de que son el comienzo de una larga jornada de trabajo, los maestros siempre dejan más tarea los lunes, con la excusa de que acabamos de descansar.
Recorría el pasillo rumbo a mi salón con paso lento y cansado, pero resignado a no dar marcha atrás. Cuando Claudia interrumpió mi avance.
-Miren si es la perdida- dijo mientras me abrasaba- ¿Dónde estabas?, tu madre llamó.
-Estaba con una amiga, solo que se me hiso tarde.
-No la preocupes.
Nos encaminamos juntas al salón, platicamos de lo que había hecho ella el fin de semana, aunque no se la paso muy bien, tuvo que ir con su familia a un evento familiar, y por lo que me conto se la pasa terrible.
Judith  apareció, y sin nada comenzó con un regaño.
-¿Dónde estabas?, tu mamá llamo, dijo que saliste a las 12, y eran las 4 de la tarde y tu perdida.
-Estaba con una amiga.
-Con Daniela.- inquirió ella.
-¿Cómo lo sabes?
-La mencionaron las de “tren de media noche”, tus amigas.
-¿Conoces a tren de media noche?- interrumpió Claudia emocionada.
-Sí, son mis amigas.
-Escuche que mañana tendrán un concierto ¿planeas ir?- pregunto con mucho ánimo, se notaba que era fan.
-Tal vez- dije sin confirmar nada.
El docente entro a su aula así que no nos dio tiempo de seguir conversando, espero que Claudia no planee ir, de ser así podría ser peligroso.
Las aburridas clases, de los aburridos maestros pasaron como tortuga, en ese momento se me olvidaba que también son humanos, y tienen una vida aparte de la escuela como todos, como Daniela.
Judith me invito al cine, pero la rechace para ponerme a terminar mis tareas y no tener cosas pendientes.
Papá estaba en una reunión con unas personas en la sala, por lo que decidí entrar por la puerta de atrás y no molestar.
Mientras me rompía la cabeza tratando de encontrar la respuesta para uno de mis problemas de matemáticas se me vino a la mente el recuerdo de lo que pasó con Daniela esa noche.
La imagen de ella frente a mí, de sus labios sobre mi piel, recordar las texturas, los olores, los sabores, todo me recordó esa noche.
¿Cómo es posible que las cosas sean así?, ¿Cómo pude a verme metido con mi maestra?
Esto demuestra que la vida da sus vuelcos, cuando estaba con Mariana, no me imaginaba sentir algo por alguien más, después  llega Judith, y ahora no sé qué siento por Daniela.
Después de mi pausa regrese para luchar contra las matemáticas.

La hora se acercaba, faltaban 20 minutos para las 8 de la noche, yo me encontraba lista desde hace una hora, no podía aguantar más, sentía que el tiempo se hacía más largo y corría con una lentitud increíble, era mucho sufrir. 
El reloj marco las 8 de la noche y no pasó nada, (no va a venir, debe de tener cosas más importantes que hacer, de seguro se olvidó de mí, tal vez si quiere hacer ese trio con ellas, se aburrió de estar conmigo y no vendrá) esas eran las ideas que me estuvieron dando vueltas en la cabeza y destrozando el corazón por 3 minutos hasta que el timbre sonó.
Abrí la puerta y ahí estaba, lista para que nos fuéramos, sentí que se me quito un gran peso de encima.
-Lamento la tardanza- dijo mientras la saludaba con un  beso en la mejilla.
-Descuida, huyamos antes de que  mi madre se arrepienta.
Corrimos hacia el auto y salimos deprisa al concierto.
El lugar era un auditorio, estaba lleno de personas, en su mayoría jóvenes, todos tomaban alcohol y se divertían. El espectáculo comenzó justo a la hora establecida.
Katia y Elisabeth dominaban el escenario y satisfacían todas las exigencias de su público. Se dieron cuenta de nuestra presencia y nos saludaron con un movimiento de manos, Katia hiso un ademan invitándome a mostrar las tetas, lo que yo conteste con una sonrisa y me escondí detrás  de Daniela, lo que causo que la chica estallara a carcajadas en media canción.
Entre cuerpos que  se movían al ritmo de la música, Daniela y yo nos dejamos llevar y comenzamos a bailar.
Me quede petrificada al ver que a unos metros se encontraba Claudia bailando con un chico de lo más animada.
Me acerque a Daniela y a gritos le comunique de la presencia de mi amiga, lo peor vino cuando vi que a su lado estaba Judith.
-¿Qué hacemos?- pregunte a Daniela.
-Tenemos que, escondernos sugirió ella.
Si la miraban era obvio que la reconocerían, nos abrimos paso entre la gente, y cuando nos íbamos a  ocultar por completo una luz nos ilumino.
“Mis amigas Abril y Daniela”
Grito Katia desde el escenario, las miradas se dirigieron a nosotras, para no ser descubiertas lance a Daniela fuera del alcance de la enorme lámpara que nos enfocaba.
Salude al público y en cuestión de segundos me vi levantada por los presentes y llevada en brazos hasta subir al escenario.
-¿Y Daniela?- pregunto Elisabeth al momento en que me subía al escenario.
-Le da pena- conteste acomodándome el pantalón.
-¿Quieren que Abril cante?- pregunto Katia con entusiasmo al público.
Todos gritaban, así que no pude identificar cual fue la  respuesta.
De la nada me dieron un micrófono y me plantaron justo al centro del escenario.
Entre la gente, distinguí a Claudia que por el movimiento de sus labios parecía gritar “es mi amiga Abril”, a su lado se encontraba Judith que me miraba expectante, busque a Daniela que había alejado hacia el otro lado del escenario, me sonreía y aplaudía, no sé leer labios, pero intuyo que decía “vamos tu puedes”, o algo así.
-Lo siento, pero no canto- dije mientras trataba de huir.
-Vamos, ayúdenme a convencerla- solicitó Katia a la gente que comenzó a corear “canta, canta”.
Me llevaron de nuevo al centro, tome aire y valor y hable.
-Hola- sonreí amistosamente- yo no soy cantante, pero si Katia y ustedes lo desean, les reventare los oídos- me dirigí hacia Elisabeth y le pedí que tocaran “La tuviste que cagar” de piltrafas. La banda me indico que estaban listos- esta canción es una de mis favoritas, y muchos la sentirán a do con su historia, no es necesario decir a quien va dedicada, esto es La Tuviste Que Cagar.
La música comenzó y cante, me moví por el escenario e invite a la gente a corearla, Katia y Elisabeth, me ayudaron a cantarla, Judith solo miraba triste, creo que entendió la indirecta.
Después de canciones de todo tipo, románticas, de despecho, de fiesta, el concierto termino.
Yo me encontraba can Daniela alejada de la vista de Claudia y Judith.
Cuando todo acabó, nos acercamos a saludar a las chicas.
-Hola- dijo Daniela saludando a Katia y Elisabeth.
-Hola, Dani, ¿verdad que Abril canto esa canción con dedicatoria?- pregunto Katia mientras me miraba de forma acusadora.
-Es lo mismo que yo creo- contesto Daniela mientras se unía a Katia con lo de las miradas acusadoras hacia mi persona.
-Tal vez- conteste sintiéndome amenazada.
-¿A quién la dedicaste?- preguntó Elisabeth uniéndose a las otras dos con lo de las miradas.
-A, alguien- conteste sentándome en una silla que se encontraba cerca.
-No tenemos derecho de acosarla- me defendió Elisabeth.
Las cosas se relajaron de nuevo.
Después de platicar un rato nos invitaron a tomar algo, oferta que no rechazamos.
Estuvimos platicando durante un rato, Daniela y yo, solo tomamos una copa, para no desairar a las chicas.
La conversación se alargó hasta las dos de la mañana, en cuanto nos dimos cuenta de la hora que era, nos despedimos y nos marchamos.
Mire en el celular, mi madre me había mandado mensajes, y tenía 10 llamadas perdidas. El último mensaje decía “ya no  llegues, quédate en donde puedas”.
En cuanto lo leí no pude evitar decir “mierda”, Daniela escucho y pregunto qué era lo que ocurría. Le mostré el mensaje.
-Que extremo- dijo mientras tomaba la desviación a su casa.
-Sí, así son las reglas. ¿Podrás dejarme en el próximo puente?
-¿Puente? Yo esperaba dejarte en el basurero- dijo riendo sarcásticamente.
-Vale-conteste  triste.
-Oye, claro que no- dijo al momento que llegábamos a su casa- te quedaras conmigo.
Le mande  un mensaje a mi madre, diciéndole que me quedaría en casa de mi amiga.
Entramos, encendió los focos y me dirigí al sofá.
-Gracias- dije mientras me recostaba en el cómodo mueble.
-No te dejare en el sofá- dijo levantándome de un tirón.
Me llevo de la mano hasta su  habitación, la cual esta vez se encontraba mejor acomodada.
-La cama es grande- dijo mientras se quitaba la ropa- estarás cómoda.
Me desvestí, fui al baño a lavarme la cara, y me acomode a un lado de ella.
Las luces se apagaron, nos volteamos de espaldas y me dispuse a dormir.
Pase una hora intentando serrar los ojos pero no lo lograba, Daniela no hacia ruido y estaba muy quieta, me pregunte si ella estaba dormida, y para comprobarlo decidí hablarle muy bajito para preguntarle.
Abrí la boca con la intención de preguntar si ya estaba dormida, pero la Voz de Daniela se me adelanto.
-¿Estas dormida?- susurro suavemente.
-No- dije con lo  misma baja intensidad.
-Tampoco puedes- volvió a susurrar.
-Así es- dije a susurros- pero ¿Por qué susurramos si ninguna de las dos duerme?
-No lo sé- volvió a decir  a susurros.
Nos echamos a reír y nos volteamos boca arriba.
-¿En qué piensas?- me pregunto llevándose las manos a la nuca.
-En que estoy aquí.
-¿Te molesta estar aquí?- su tono reflejaba sienta desilusión.
-Me asusta.
-¿Te asusta mi casa?- pregunto desconcertada.
-No-me voltee hacia ella- me asusta el no poder reprimirme.
-Reprimir que.
-Las ganas de besarte- me encogí de hombros y me di la vuelta al lado contrario.
Se quedó en silencio unos momentos, hasta que sentí que su brazo rodeaba mi cintura, y comenzó a besar mi cuello.
Me di la vuelta hacia  ella.
-No tenemos que reprimir nada- dijo antes de besarme.
El movimiento de sus labios jugueteando con los míos, me hacía querer más.
-¿Qué sientes?- me pregunto después de detenerse de pronto.
-No lo sé. Es diferente a lo que he sentido antes.
-¿Te asusta?
-Un poco- me puse encima de ella- pero me gusta, al igual que  me gustas tú.
Revivimos lo que hicimos aquella primera noche, solo que esta vez en su casa.

No sé bien cuando terminamos, lo repetimos tanto como pudimos antes de quedar vencidas por el cansancio, no sé cuántas veces fueron, pero cada vez fue mejor que la última. 
------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® M.G.M - Derechos Reservados
© Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del autor.

3 comentarios:

  1. ¡Excelente capítulo! Saludos para tí, M.G.M. :)
    Lidia Z.

    ResponderEliminar
  2. :o Que lindo, Dani y Abril hacen bonita pareja :3

    ResponderEliminar
  3. Interesante y Magnifico, sigue aso éxitos!

    ResponderEliminar