Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Confundida yo? - M.G.M - 11

11
-¡Abril!, ¡Abril!
-Judith, ¿Dónde estás?
-¡Abril!
Corría lo más rápido que mis piernas me lo permitían, pero aun así no podía encontrarla, su voz se escuchaba cada vez más cerca pero no lo suficiente para poderla mirar. Mi corazón latía a mil por hora, el bosque se hacía cada vez más denso y oscuro.
-¡Judith!, ¿Dónde estás?
-¡Abril, ayuda!
-¡Judith!
Después de tanto correr pude divisar una figura, era Judith, estaba segura, corrí hacia ella.
-Judith, ¿estás bien?
-Te extrañe.
Se acercó a mí y me beso.

-Judith, yo…-fue entonces que pude ver quien era en realidad esa sombra- Mar.
-Te amo.
-Yo igual.
La continúe besando hasta que un sollozo, llamó mi atención.
-Judith.
Sí, allí se encontraba, justamente de pie ante mí, viendo mi agasaje con Mar, sus ojos estaban inundados por lágrimas.
-Judith, yo…
-Nada…-se quedó en silencio un momento, hasta que una sonrisa se asomó en su rostro- tengo una mejor idea.
No tenía ni idea de que era lo que pudiese hacer, se acercó a Mar, y la beso…
No podía creer lo que estaba viendo.
-Judith- susurre suavemente.
-¿No quieres unirte?-Dijeron al unísono.
-¿Qué?- pregunte sin entender lo que estaba pasando.
-Sera divertido- respondió Judith, mientras se acercaba para besarme.
-¡No!, ¡no!, ¡no! ¡NO!
En ese momento sentí un duro golpe en la cabeza.
Abrí los ojos y me di cuenta de que todo había sido solo un sueño, uno muy raro y depravado sueño. Tirada en el suelo, di un fuerte suspiro agradecida que no fuese cierto-Gracias dios- exclame aliviada.
Es lo más loco que mi mente a ideado, un trio lésbico, no, con ellas no, aunque, sería divertido, no, que locuras estoy pensando.
Me metí a la ducha y me di un baño con agua helada, para despertar.
Con la mente fría, y más tranquila que antes, decidí quédame en casa y ver la tele, temía que si salía me encontrara a Mar, y bueno no sé qué haría en ese  caso.
Mientras permanecía en el sofá, comiendo palomitas de cabeza (bueno, eso es normal, si no has comido palomitas de cabeza no has vivido), escuche el timbre, mi madre y todos los demás miembros de mi familia se encontraban fuera, con mi tía, a la que por cierto aún no he ido a ver, así que tenía que atender, algo que realmente me desagradaba, el hecho de tener que levantarme hasta la puerta, tan lejos de mí, (para mi lejos es igual a 3metros), abrí sin preguntar quién era, no sé el por qué si yo siempre pregunto, tal vez es porque en el fondo me imaginaba quien podría ser.
-¿Podemos hablar?
-Sí, pasa- le dije que si y la invite a pasar, me pregunto ¿que estaba pensando?
-Abril, sobre lo que paso yo…
-No era tu intención- interrumpí tratando de adivinar lo que diría.
-Te equivocas, era con toda la intención.
En ese momento me encontraba algo desconcertada no sabía que era lo que estaba pasando, no comprendía lo que estaba tratando de hacer.
-¿Qué?
-Sí, era con toda la intención, esperaba que me rechazaras, era para comprobar que lo lograste, así que pasaste.
-¿Qué?
-Aun no lo captas- se rio muy divertida mientras yo seguía con la boca abierta tratando de entender que era lo que estaba pasando.
-Pero…
-Tranquila, fue idea de Nora, le comente lo que habíamos hablado y me dijo que tenía que cerciorarme de que ya no hubiese nada.
 -Así que tu novia te dijo que  me pusiera a prueba.
-Sí.
-Está loca.
-Un poco.
-No pensó en lo que sucedería si yo cedía.
-Bueno, en ese caso creo que te hubiese tenido que rechazar.
-¿Tú?, rechazarme. Sí claro.
-No te crea tan irresistible.
-Pues, según yo lo soy.- me acerque a ella suavemente, me  incline para acercarme a sus labios, y cuando estuve lo más cerca que era posible sin besarla…
Me aleje de ella y sonreí.
-Ahora soy yo la que callo.
-Claro, te estaba “probando”.
Las dos comenzamos a reír, después de toda mi preocupación, su explicación fue suficiente para tranquilizarme, relajarme e incluso hacerme bromear con ella, comenzamos a platicar como buenas amigas, hablamos sobre lo que habíamos pasado todo este tiempo, sobre Nora, sobre Judith.
-Me alegro de que las dos estemos bien.
-Igual yo, ahora podre estar tranquila, Mar, tú te mereces lo mejor.
-Abril, eres increíble como amiga, y espero que esa chica te cuide y tú a ella.
-Creme, la cuidare.
-Bien, tengo que irme, iré al cine con Nora.
-Divierte, y usa condón.
Al escuchar mi desvarío solo se rio.
-Lo are, sin globito no hay fiesta.
-Ya sabes, no te valla a embarazar.
-Nos vemos.-sonrió, y me beso en la mejilla en señal de despedida, beso que yo correspondí con el debido respeto.
Ahora que las cosas se habían arreglado, podía  estar tranquila, ya no me sentía mal, ni nada de eso, no puedo creer que haya dudado de ella, en ese momento me daba pena lo que llegue a pensar de ella.
Las palomitas las había terminado junto con Mar durante nuestra platica, solo me quedaba recoger, así que lo hice.
Después de recoger todo, decidí ir a ver a la tía, era por eso que había ido, y no había tenido la bondad para ir a verla. Tome mi chaqueta, y me marche rumbo a su casa.
Al llegar se encontraba algunos familiares a los que salude la manera más cortes que pude, entre a donde  se encontraba mi tía.
Era un cuarto amplio, ordenado y limpio, en ese momento no se encontraba nadie con ella, me aproxime a la cama donde descansaba y susurre un hola.
-Abril, hace tiempo que no te veo, Mar, debe de tenerte ocupada.
-Tía yo lo siento, y bueno, Mar, y yo, ya no.
-Lo  siento.
-Descuida, fue en buen plan. Pero ¿Cómo se encuentra?
-Bueno- tosió- he estado rodeado de buitres.
-No lo dudo- sonreí con ella.
-Antes de enfermar, no venían, ahora parece que les ha nacido el amor.
-Así somos.
-No, tu no. No creas que se me olvida que tú eras la única que venía a verme, a ti no te daba miedo tu tía gay, espero que tu madre no me culpe.
-Descuida  ella no te culpa, de hecho dudo que lo sepa, y si lo sabe lo disimula muy bien.
-Sigue como antes.
-Sí.
-Sé que es duro, a mi madre también le costó, pero descuida, lo entenderá algún día.
-Eso espero.
-¿Y estás sola?
-No, tengo, mmm- me quede pensándolo un momento, me sentía un poco rara hablando con mi tía de esto.
-Novia- interrumpió mi tía.
-Sí, novia, eso es lo que tengo.
-¿Es bonita?
-Mucho- metí la mano en mi pantalón y saque mi celular en el que tenía unas fotos de Judith, y se las mostré a mi tía.
-Es muy bella.
-Sí, lo es.
-¿Esta en el armario aun?
-Sí- dije con un semblante d tristeza.
-Eso no es bueno, no tenemos por qué ocultarlo.
-Sí, solo que aún no está preparada.
-Y ¿Qué piensas?
-¿De qué?
-Del hecho de que aun esta en el armario.
-Bueno, sé  que es difícil salir pero la esperare, yo sé que lo lograra.
-¿Y si no?
-Bueno, tendré que ayudarla, no la obligare, pero le daré todo mi apoyo.
-Haces bien.
Antes de que pudiera decir algo, entro uno de los “buitres”, a saludar a mi tía.
-Me tengo que ir- dije al ver  que el “buitre” no planeaba irse.
-Te cuidas, Ab.
-Pelea con los “buitres”- dije al acercarme a la puerta.
-Lo are.
Sonreímos mientras nos miraba con enojo, lo cual nos causó más gracia, éramos algo parecidas en ese sentido.
No recordaba lo agradable que  era mi tía, el ser como yo, toda una bollera, era genial, la sentía tan sincera, llena de sabiduría, aunque no me gustaría terminar como ella, fue reprimida y se quedó sola, sin nadie, más que su desagradecida familia, y todo por no haber tenido el valor de salir del armario.
Ya era de noche, estaba en la cama, admirando la pintura azul del techo, mientras recordaba la conversación con mi tía, ¿Qué pasaría si ella no sale?, ¿acaso no lo lograría?, ¿estaría dispuesta a esperarla?
Tome el teléfono y la llame, sin pensar en el que le diría.
-Bueno.
-¿Se encuentra la chica más hermosa del mundo?- pregunte, sabiendo de que sabía que era yo, por el identificador de llamadas de su móvil.
-Déjeme revisar, mmm, lo siento pero no se encuentra aquí.
-¿No sabe dónde está?
-Sí, se encuentra del otro lado de la línea.
-No se vale, usas mi cumplido, invéntate otro.
-Ya, vale, lo siento, solo decía la verdad.
-Bueno, no me enojo por que es cierto.
-Claro, eres hermosa.
-Lo soy, debes de ser muy suertuda por tenerme, no me pierdas.
-Solo loca te perdería.
-Te extraño.
-Y yo, ¿Cuándo volverás?
-No lo sé, hoy fui a ver a mi tía.
-¿Cómo está?
-No tan mal.
-Espero que se recupere.
-Yo también, sin ella no tendría con quien hablar de mis bolledramas.
-¿Tus bolledramas?
-Sí, así llamamos a nuestros dramas lésbicos.
-¿Tu tía es…?
-Sí, es bollera.
-No lo habías contado.
-No lo habías preguntado. Y ¿Qué onda con tus padres?
-Igual, todos en su tema.
-Lo siento, pero ¿Qué has pensado sobre decirles?
-Tengo miedo…
-Lo entiendo- interrumpí temiendo que me digiera que no se los diría nunca.
-Prefiero esperar que estés con migo para decirles.
-Claro- esperaría a que yo estuviera con ella para decirle a sus padres, eso quería decir que si tenía planeado decirles.
-Te amo.
-Y yo.
-Nos vemos.
-Nos vemos.
Si ella solo esperaba que yo estuviese con ella para decirle a sus padres, estaba dispuesta contarles todo, si ella lo hace no tendríamos que escondernos, bueno no ante sus padres. Pero como reaccionara mi madre cuando le diga, la odiara  o la aceptara, no podía saberlo hasta el momento en que se lo digiera, mi padre seguro que estará feliz si formalizo.
No me quedo nada más que relajarme y dormir.
Eran alrededor de las 3 am, escuche que la puerta de mi habitación se abría, de pronto sentí que una mano tocaba mi espalda, me desperté y pude ver que se trataba de mi madre.
-Abril, tu tía se ha muerto.
Al escucharla no podía creer que fuera verdad, hace pocas horas la acababa de ver, y habíamos platicado, ella había estado bien mientras platicamos, incluso me daba la impresión de que se podría recuperar.
-No, la acabo de ver.
-Tal parece que empeoro y murió.
Mis ojos comenzaron a arder, la vista comenzó a llenarse de destellos ocasionados por el reflejo de las gotas de agua que inundaban mis ojos, las lágrimas corrían sin que yo pudiera hacer algo para detenerlas, era inevitable, sentía una opresión en el pecho que no me dejaba en paz, se había ido, no estaría más conmigo, no podía creer, no podría conocer a Judith.
Me cambie lo más rápido que pude y acudí hacia donde se encontraba su cuerpo, al llegar allí no había muchas personas que lloraran, no hasta que me vieron, una de mis tías, comenzó a llorar como Magdalena, se notaban sus lágrimas falsas, no era más que otro “buitre” como ella los llamaba, me acerque a su féretro y la vi, en la caja, callada, con un semblante alegre,  parecía contenta.
Mis lágrimas no dejaron de correr por mis mejillas.
Todos se mostraron hipócritas, eso me enfurecía, no toleraba a las personas así, si no dije nada fue para respetar el funeral de mi tía.
Mientras la misa se llevaba a cabo para después darle sepultura a su cuerpo, no soporte tanta lagrima falsa, así que salí de la iglesia corriendo mientras lloraba, corrí y me oculte tras un árbol para poder llorar sin que nadie me viera.
Sentí unos brazos que rodearon mi cuerpo, sin saber quién era respondí al abraso, en ese momento eso era lo que necesitaba.
-Lo siento, hermosa.
-¿Cómo supiste que estaría aquí?
-Sabía que no soportarías a los hipócritas de tus parientes que solo fingen.
-Me conoces muy bien.
-Abril, te conozco más de lo que crees.
-Mar, gracias.
-Abril, somos amigas ¿qué no?
-Sí- no resiste más y me desplome en sus brazos, lo cálido de su cuerpo me hacía sentir mejor, era tan suave y abrigador.
-Te amo.
-Y yo a ti.
Me sentía segura entre sus brazos, parecía que el dolor desaparecía, por arco reflejo me acerque a sus labios y la bese.
Mar correspondió a mi beso, sin mostrar algún disgusto, por mi mente no pasó nada más que sus labios y la suavidad de los mismos.
El beso se prolongó más de lo esperado, no quería soltarla, me reusaba a dejarla ir, ella me apretaba con tanta fuerza, como si quisiera que nuestros cuerpos se unieran o se rompieran. Nos estábamos devorando la una a la otra, no resistí mas y me arroje sobre ella, estábamos detrás de un enorme árbol que tapaba todo, yo sobre ella en el suelo helado, que parecía calentarse al ritmo de nuestros cuerpos, me aferre a su cintura como si mi vida dependiera de ello.
Mi corazón comenzó a acelerarse a una velocidad sumamente peligrosa, sentía sus manos recorrer mi cuerpo, tan delicada y experta, mientras sus labios reclamaban los míos con tal recelo, que parecía ser dueña absoluta de estos.
Me detuve un poco titubeando, la mire a los ojos, y ese momento breve de cordura desapareció por completo, y me entrega nuevamente a los instintos.
Con una facilidad increíble me las arregle para quitarle la chaqueta y la blusa, dejándola únicamente con una blusita de tirantes que traía, sus manos se deslizaron por mi espalda, y terminaron por sacarme el suéter de botones de un tirón, sumergidas por completo en el mar de la pasión todo se desvaneció, todo, no nos importó el hecho de estar en un lugar público, sabíamos que nadie iría hacia ahí, introdujo su mano dentro de mis pantalones y me hiso sentir la suavidad de la yema de sus dedos, mi mente se nublo por completo, el placer era incesante, tocarla, sentirla, era lo único que quería hacer en ese momento, entre las contracciones de nuestros cuerpos, fuimos avanzando más y más, hasta llegar a donde ambas queríamos llegar, humedad, suave, delicada, así se encontraba ella ante la presencia de mis curiosas manos.
Sus gemidos en mi oído, con esa melodía que por alguna extraña y sobrenatural razón me encantaba escuchar, una y otra vez al ritmo de mis dedos.
Terminamos agitadas, empapadas en un suave sudor que bañaba nuestros cuerpos, con el corazón tratando de regularizar su ritmo.
No dijo nada, y yo no sabía que decir, tomamos la poca ropa que nos habíamos quitado, nos arreglamos, todo sin decir nada, hasta que ella se atrevió a romper el silencio.
-Abril, yo…- se calló de nuevo.
-Esto, no fue.
-Dejemos las cosas así, esto no fue nada.
Después de decir esto salió corriendo, mientras yo estaba sentada en el suelo, el cual antes había cumplido la función de cama.
Después de haber pasado uno instantes allí, tratando de asimilar lo que había hecho, me levante y me fui a casa.
Al llegar estaba mi madre en la cocina, y al escuchar mi llegada, salió como rayo.
-¿Estas bien?
-Sí.-mentí para no tener que hablar con ella.
-Mañana por la mañana regresamos.
-De acuerdo.- comencé a subir los escalones de una manera más lenta de lo normal.
Al día siguiente por la mañana nos fuimos de regreso, sin tener tiempo de hablar de lo sucedido con Mariana, aunque ella dijo que eso no había pasado, era imposible que lo olvidara. Ahora ¿cómo podría darle la cara a Judith?, ¿cómo podría mirarla a los ojos?
El camino se me fue muy rápido, será que mi menta continuaba bajando que no me di cuenta del paso de las horas, cuando recobre el sentido del tiempo estábamos llegando a casa a las 8:00p.m.
Sin hablar de nada, me duche, me metí a la cama e intente dormir.
Imágenes alternadas de lo que pase con Judith y Mar se reproducían en mi mente, parecía que jugaban con miga, besaba a una y cuando me daba cuenta se trataba de la otra, era confuso. Ellas eran tan diferentes, Judith con su inocencia y su inexperiencia, y Mar con toda su sabiduría y su agilidad. Las imágenes se fueran reproduciendo durante toda la noche  lo cual me impidió dormir.
Por la mañana, un ligero tinte morado rodeaba mis ojos claramente cansados, no había dormido bien desde que mi madre me despertó para comunicarme de la muerte de mi tía, y mi cara lo reflejaba por completo.
Después de un profundo suspiro comencé a prepararme para darle la cara a Judith, tendría el volar de decirle, supongo que sería lo más correcto, aunque cuando uno admite su amor por otra chica, el que esta te ponga el cuerno al poco tiempo de comenzar su relación debe de ser muy decepcionante, lo mejor es que calle por ahora, se lo diré, pero en otro momento, no será mentir sino ocultar la verdad, lo cual no es tan malo, ¿o sí?
Al llegar a la escuela, la salude de una manera ciertamente fría.
-Abril, ¿tu tía?
-Murió.
-Lo siento.
Extendió sus brazos y me abrazo de una forma muy cálida, en ese momento me sentí como la peor basura del universo, me mataba el hecho de haberla engañado, fui débil por un momento y cometí un grave error.
Mi llanto, se hiso presente de nuevo, me puse a pensar que es lo que mi tía diría, pero esto solo hiso que este estallara con más impaciencia.
Durante todo el día, ella estuvo tratando de hacerme sentir mejor, se portó tan linda, mientras ella se desvivía en atenciones mi vergüenza aumentaba más y más.
Al término del día agradecí que todo terminara, el hecho de poder irme a casa donde no tenía que ver a Judith y sentirme terrible por lo ocurrido era un gran alivio.
Me despedí de ella de una manera cortes y me fui, ella pareció entenderme, por lo de mi tía. No discutió, ni hiso escenas, se portó como toda una mujer madura.
En mi casa, las cosas parecían tranquilas, no discutí nada, solo me fui a mi habitación, hice la tarea de la escuela y me relaje.
Debí de haberme relajado tanto que termine por quedarme dormida, no supe en que momento fue.
Me concientice de que estaba dormida y desperté, al entreabrir los ojos, pude ver la silueta de una chica que se encontraba sentada a mi lado, contemplándome, al despertar por completo me di cuenta de que se trataba de Judith, me miraba mientras sonriera.
-Lo siento ¿te desperté?
-No, descuida, no me había dado cuenta de tu presencia. De hecho quien se tiene que disculpar soy yo.
-Claro que no, estas cansada y necesitas descansar.
-¿No te asuste con mis ronquidos?
-De hecho, tus ronquidos son sexis.
-Bueno, toda yo lo soy.
-Oh, sí que lo eres.- se inclinó hacia a mí, y me dio un beso muy tierno.
-Pero tú eres más que yo.
-En eso no te equivocas.
-Tienes razón, soy la más afortunada por tenerte aquí. Oye,  si te das cuenta de que estas aquí, en mi cama, y yo soy lesbiana y podría violarte.
-Tal vez me gusta correr riesgos. O soy yo quien quiere violarte  a ti. Tu madre no está, y tu papá y tus hermanos salieron.
-Sabes que ese escenario me favorece a mí.
-¿Por?
-Bueno, tu eres quien está aquí sola, así que…- me acerque a ella que se encontraba sentada a mi lado, la bese y le dije al oído- Podría intentar algo.
-Intentémoslo, o ¿te da miedo?- se acercó más a mí, hasta que termino arriba de mí, me comenzó a besar y a acariciar mi cara, de una forma, tan dulce e inocente.
Correspondí a sus besos, la abrase y continuamos así durante un rato.
-Te extrañe.
-Y yo- la continúe besando, mientras por dentro me moría de arrepentimiento por lo ocurrido con Mariana, estaba a punto de decirle, cuando comenzó a quitarse la chaqueta azul que llevaba.
-Tenemos que recuperar el tiempo perdido.
-Judith, yo…
Me callo haciendo una señal con el dedo, y continúo con más besos y caricias por encima de la ropa.
Cuando comenzó a besar mi cuello, me di por vencida, no lograría decirle nada mientras ella continuara así, decidí entregarme al momento y disfrutar de su compañía.
Terminamos, abrasadas viendo una película, con solo tenerla cerca era suficiente para mí, no necesitamos llegar a tener sexo para disfrutar de estar juntas. Con solo besos tiernos era más que suficiente para hacer vibrar cada una de mis células, la forma en que su sonrisa formaba unos pequeños hoyuelos en sus mejillas me encantaba, el sonido de su voz todo era perfecto.
El tiempo fue pasando, y se hiso tarde, mi madre no tardaría en llegar, y algo me decía que si la encontraba allí, pasaría algo malo, nos despedimos con un beso, y se fue en su camioneta.

Mientras se alejaba no podía dejar de contemplarla, hasta que termino por perderse en la esquina.
------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® M.G.M - Derechos Reservados
© Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del autor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...