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El sábado me la había pasado bien con Andrés, en la escuela lo vería, me
pregunto si él, no, no lo creo, él no pudo haber mal entendido lo que paso,
solo fue una salida entre amigos, espero no tener que encontrarme al odioso de
Gastón, eso sería terrible, no lo quería volver a ver.
Al llegar a la escuela todo
estaba como de costumbre, no parecía ocurrir nada de raro, y por fortuna no vi
a Gastón, eso me dio un poco de tranquilidad, pero sentía que algo debería de
pasar, era una de esas raras sensaciones de que algo importante ocurriría, pero
como siempre me falla no le di mucha importancia.
-Abril, ¡hola!
Gire el cuerpo hacia donde se oía
esa voz, era Andrés, estaba muy contento, y al acercarse a mí, extendió sus
brazos y me abrazó fuertemente, no supe cómo reaccionar, era algo raro para mí,
la verdad, por lo general no permito que los chicos se acerquen demasiado, no
los odio, pero no me siento muy cómoda porque sé que lo pueden mal interpretar,
pero por alguna extraña razón con él era diferente, me sentía bien, cómoda, no
sentía presión ni nada, era tan sincero.
Tarde en reaccionar, en cuanto me
di cuenta de lo que estaba haciendo, lo retire de mi lado, el sintió el empujón
y entendió la indirecta.-Hola.- dije mientras acomodaba la mochila.
-¿Cómo has estado?- comenzó a
mover el pie de forma nerviosa- me la pase muy bien el sábado.
-Bien, gracias, yo también me la
pase bien el sábado- tome aire y valor suficiente para decirle lo que tenía que
decir tarde a temprano, era difícil, pero no podía dejar que él lo mal
interpretara.-Escucha, quiero dejar esto bien en claro, tu y yo solo podemos
ser amigos, no puedo darte nada más que mi amistad, lo siento pero no quiero
que tu llegues a mal interpretar las cosas.
Él se quedó en silencio durante
unos segundos, se notaba que mis palabras le habían dolido, sus ojos reflejaron
cierta tristeza.
-Lo sospechaba, pero no lo dejare
de intentar, no te presionare, solamente esperare a que tú te enamores de mí-
sonrío- no me importa te esperare, no perderé la fe.
Al ver como se mostraba tan
seguro de que yo cambiaria de decisión, me sentí un poco mal por él, yo sé que
no cambiare de decisión, pero el… como sea no puedo decirle la verdad, no está
preparado, además, en verdad que disfruto de su presencia, es con el único
chico con quien he logrado sentirme yo misma.
El timbre indico que deberíamos
de entrar a clase, así que lo hicimos.
En el salón Judith se veía un
poco ansiosa, no sé por qué, pero algo desesperante como si solo estuviera
esperando a que sonara el timbre para hacer algo importante, Andrés, estuvo
normal, me veía y sonreía pero eso lo hacía siempre así que no hubo diferencia
alguna.
Las clases se fueron en un abrir
y cerrar de ojos, era hora de ir a casa. Judith y yo salimos juntas de la
escuela como era de costumbre.
-Abril.
Judith pronuncio mi nombre con
cierta timidez, -Sí, dime.
-Te gustaría ir a un lugar con
migo esta tarde, bueno no es la gran cosa, si no tienes tiempo lo entiendo.
Sus mejillas estaban algo
sonrojadas, como si le hubiera costado trabajo decirlo, aunque no sé por qué le
costó trabajo si ya hemos salido juntas, bueno con su hermano, pero la cosa es
que no entendí por qué tenía ese tono.
-Sí, claro, me encantaría ir,
pero ¿a dónde?
-Es una sorpresa- sonrió,
mientras tomaba la curva que la conducía a su casa.
Así que una sorpresa, me pregunto
¿de qué se tratara?, algo que no pude dejar de notar es que sus mejillas son
lindas cuando se sonroja, pero… ¿por qué se sonrojaría?, bueno me daba
curiosidad y emoción saber lo que tenía planeado. Con ella me divierto más, y
creo que es muy diferente de Mar, son algo opuestas, además ella no es como
Mar, recuerdo que me dijo que se estaba enamorando, tal vez me presentaría a su
novio o algo así, como sea, no puede ser, además, cuando me fijo en alguien por
lo general siempre es hetero, pero como en este tiempo no se sabe cómo es la
gente, uno no pierde la esperanza de encontrar a alguien… aunque no sé si pueda
olvidarme de Mar tan fácil, pero eso sí, ya no la recuerdo tanto como antes, ¿a
cazo se puede olvidar el amor así de fácil?, creo que si es así, tal vez no era
tan fuerte como nosotras pensábamos.
No sé por qué pero siento que
Judith , es diferente de las demás, será que ella también es como yo, o es
quizás que me estoy sugestionando y quiero creer que es diferente, pero en
realidad lo dudo, es demasiado perfecta para serlo, pero nada me gustaría más
que lo fuera, pero si lo fuera y las cosas no van bien perdería a una gran
amiga, entonces es mejor que no lo sea y me vea solo como amiga, como se supone
que es normal para algunas personas, pero no para mí.
Callo la tarde y por fin llego
Judith.
-Hola, vamos- dijo mientras yo
serraba la puerta.
Se miraba muy ansiosa, era como
una pequeña niña que iba a su lugar favorito, eso era algo muy tierno, su
rostro mostraba la ilusión que sentía.
Me llevo hasta su auto nos
subimos y comenzó a conducir, se alejó un poco de la zona de casas.
-¿A dónde vamos?- pregunte
entusiasmada.
-A un lugar especial que nadie
conoce, se puede decir que es mi lugar secreto.
Cuando me dijo que era su lugar
especial, muchas cosas pasaron por mi cabeza, me imaginaba como seria, tal vez
era como una bati-cueba y era en realidad una agente secreta, o qué sé yo,
cosas raras y sin sentido, como todas las novelas que nos imaginamos cuando
tenemos una incógnita.
Continuamos hasta que se perdió
el camino y el auto no pudo avanzar más.
-¿Es aquí?- pregunte un poco decepcionada, porque
lo único que miraba era maleza, no me parecía algo especial.
-No, solo que la siguiente parte
es caminando.
Me tomo de la mano y nos
adentramos a la naturaleza.
-Listo, hemos llegado.
Al llegar a donde ella estaba, vi
algo como nunca lo había visto, era un hermoso manantial, que se encontraba
escondido, el agua era azul como el cielo, se encontraba limpia y llena de
vida, había pequeños peces de colores que parecían arcoíris, los arboles eran
grandes y frondosos, daban una sombra espectacular, había algunos árboles de
fruta, era como un pequeño paraíso oculto de la ciudad, era lo más hermoso que
jamás allá visto.
-¿Qué te parece?- pregunto Judith
sonriendo.
-Es lo más hermoso que he visto
en mi vida- mi boca estaba entre abierta por la magnificencia del lugar, era
simplemente increíble.
-Sabía que te gustaría.
-Claro, esto es fenomenal, pero
es tu lugar secreto.
-Sí, así es.
-Has decidido compartirlo con
migo, ¿por qué?
-Bueno este lugar es especial, y
es solo para personas especiales.
-¿Y a cuantas personas especiales
as traído a aquí?
-Solo a una, - me miro a los ojos- a ti.
Yo no sabía que decir, porque
ella me consideraba especial, creo que me mira como una buena amiga, es por
eso.
-Bien, ahora ya se me subió el
ego- comencé a reír.
-Sí, era lo que me temía- dijo
para completar mi broma.
-Nunca había estado en este
lugar, es realmente hermoso.
-Sí que lo es- suspiro
profundamente, mientras contemplaba el horizonte.
Nunca había visto que ella
tuviera una reacción así ante algo, eso me decía que ese lugar le era mucho más especial de lo
que imaginaba, su rostro reflejaba alegría mezclada con un poco de nostalgia, y
yo solo la miraba preguntándome que tendría de especial, pero era evidente que
algo había ocurrido allí, de lo contrario su reacción hubiera sido diferente.
-¿Comamos algo?- dijo mientras me
miraba sonriendo.
-Sí, claro, conteste de
inmediato.
Durante el rato que estuvimos
allí, ella se mostró diferente, como si le hubiese quitado un peso de encima,
era algo bueno, no se le veía tan preocupada como de costumbre.
Después de ese descanso con
Judith, tuve que volver a casa donde mi madre como siempre estaba con sus
tontas insinuaciones, y yo como siempre fingiendo que pongo atención cuando en
realidad, ni siquiera la escuchaba.
La duda porque ese lugar es tan
especial para ella me inunda, no he dejado de pensar en ello no se el porque me
interesa, tal vez es que soy más chismosa de lo que pensaba.
Mientras meditaba acostada en mi
cama, la puerta se abrió, me levante para ver quién era, y lo menos esperado en
ese momento ocurrió, mi madre estaba adentro.
Se sentó en la cama a un lado de
mí, me tomó de la mano y me dijo con mucha emoción.
-Alguien quiere verte.
No tenía ganas de ver a nadie,
solo quería descansar un poco después del lindo paseo con Judith, pero como
estaba de buenas decidí ir a ver quién era.
Baje los escalones con una muy
marcada flojera, en medio de la sala, una sombra esperaba, estaba un poco
soñolienta, así que me costaba un poco de trabajo abrir los ojos, me acerque y
dije- Hola- no veía quien era, pero al estar a su lado me di cuenta de quién
era.
-Hola, Abril.
Mi cuerpo se quedó petrificado,
era Gastón, él era quien estaba allí, en mi sala, con un ramo de rosas rojas y
una estúpida sonrisa burlona, mirándome mientras lamia su labio inferior, era
tan repugnante, como se atrevía a estar en mi casa después de lo que ocurrió,
eso sí que era cinismo, tenía ganas de darle una cachetada, gritarle idiota y
sacarlo a patadas.
-Lo siento- corrió hacia mí- fui
un grosero- me dio las flores- espero que me perdones.
Me quede sin palabras por un
momento, no porque estuviera conmovida, sino porque estaba indignada por su
cinismo.
-Sí, fuiste un idiota, bueno
mejor dicho eres un idiota, crees que con esto se me va a olvidar todo- le
arroje las flores a la cara- así que mejor vete- lo tome de la mano y lo saque,
para después cerrarle la puerta.
Cuando me disponía a subir las
escaleras mi madre salió de la cocina.
-¿Y dónde está Gastón?- pregunto
mientras ponía los dos vasos de agua en la mesa.
-Se tuvo que ir- sonreí
sarcásticamente, y me fui a mi cuarto.
Lo que hice me pareció que fue lo
correcto, no me arrepiento en lo más mínimo, la verdad es que se lo merecía,
además fue un buen día para que él viniera a tratar de echármelo a perder.
Me acosté y me dormí
profundamente.
Mientras dormía tuve un sueño un
poco raro.
Estaba yo en una especie de
bosque oscuro, escuchaba la voz de Mariana, corría detrás de ella tratando de
alcanzarla, pero cuando estaba a punto de alcanzarla, aparecía Judith, entonces
yo me dirigía hacia ella, Judith estaba llorando es por eso que decidí ir con
ella, bueno eso supongo, después cuando estaba frente a Judith la abrazaba,
después de eso desperté porque era hora de levantarme.
Es curioso como un sueño que
parece durar solo un momento en realidad dura horas, y justo en lo más
interesante es cuando despertamos, es
raro pero cuando duermo siempre sueño algo, el día que no sueño es porque no dormí bien, he tenido sueños raros y locos, de hecho les voy
a contar uno de los sueños más locos que he tenido…
Soñé que en frente de mí había
una vaca tomando leche, la vaca caminaba en dos patas, hablaba y trataba de matarme con una metralleta.
Lo sé es raro, pero lo soñé.
Quizás sea un sueño que trata de decirme algo, no sé tal
vez tenga un mensaje oculto, o podría ser que no sea nada de eso y solo fue un
sueño loco.
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Esta historia me cautivo :)
ResponderEliminarMuy bacana la historia mujer, y tranquila que no eres la única con sueños locos jajajaja
ResponderEliminarEsta historia se esta volviendo una de mis favoritas muy buen relato M.G.M
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