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Judith llego a las 6 de la tarde
para salir a dar una vuelta, en cuanto la divisé acercándose por la ventana
corrí hacia la puerta sin siquiera darle la oportunidad de que tocara el
timbre, mi madre grito-¿a dónde vas?- y yo solo dije –lejos.
Le di un fuerte serrón a la
puerta y camine muy rápido con Judith.
-Ya- exclamo Judith, deteniéndome
para que dejara de caminar- ¿Qué te paso?
-¿Por qué crees que me pasa
algo?- pregunte tratando de ocultar mis sentimientos.
-Tu mirada dice que te ocurre
algo- comenzó a acariciar mi mejilla- no
sé qué fue, pero si te puedo ayudar en algo lo are.
Cuando termino de decir lo
último, no sé qué me paso que sentí la necesidad de abrasarla y lo hice.
Ella correspondió al abraso, me
tomo fuertemente entre sus largos y muy estilizados brazos, yo no supe porque
lo había hecho, pero cuando me di cuenta ya estaba entre sus brazos.
-Gracias- le susurre levemente al
oído, termine el abrazo- lo necesitaba, en serio lo necesitaba.
-Entiendo- dijo tomándome de las
manos- ¿quieres contarme lo que te paso?- pregunto de forma muy seria.
-Es complicado- conteste
acomodándome el cabello- no es fácil de explicar, solo- me detuve a pensar en
lo que diría, no podía decirle, me pelee con mama porque ella no acepta que soy
gay, era algo raro, me gritaría loca y se iría corriendo- una discusión con mi
madre.
Ella me abrazo de nuevo y dijo-
Sé que nos acabamos de conocer pero si necesitas algo, cuenta con migo.
Sus palabras se escucharon tan
sinceras, sentí que ella decía la verdad, pero aun así no era el momento para
decirlo.
-Lo tendré en cuenta- conteste
sonriendo.
Después de esta pausa comenzamos
a caminar y platicamos un poco sobre nosotras.
-Abril, extrañas mucho tu hogar-
pregunto un poco vacilante, mientras pateaba una piedra que se encontraba en el
camino.
-Sí, no todo, solo algunas cosas-
suspire de manera inconsciente.
-Por lo que se ve esas “cosas”,
son importantes para ti- se recargo en el tronco de un enorme árbol que se
encontraba en el parque.
-Sí, realmente lo son, pero estoy
demasiado lejos,- me recargue al otro lado del enorme tronco- así que tengo que
olvidar.
-¿Te arrepientes de estar aquí?-
se dio la vuelta hacia mí, en sus ojos veía que se encontraba algo nerviosa, no
sé por qué, tal vez esperaba que le dijera que sí, y que me regresaría.
-No, no me arrepiento, fue
doloroso- suspire nuevamente- pero fue lo mejor, además me gusta este lugar, es
bonito, y no todas las personas son presumidas.
-No todas- repitió mientras ponía
sus manos sobre su cintura- estas diciendo que los de aquí somos presumidos-
frunció el ceño levemente.
-No, no todos- dije riéndome-
solo tu un poco.
-Así que soy presumida- dijo
riendo- pues mira yo tengo una paleta y no te doy- después de decir esto con el
típico tono de niña mimada, sacó de su bolsa una paleta de piña, la cual puso en su boca y comenzó a chuparla.
-Vez, ay lo tienes presumida-
dije mientras reía.
-No te creas, mira te traje una-
me dio una paleta igual a la de ella- para que veas que no soy tan presumida
como crees.
-A bueno- exclame mientras
destapaba la paleta- me has hecho cambiar de opinión, ya no eres presumida,
solo por la paleta.
Judith entendió muy bien la
broma, y se rio mucho, eso es algo que se me da naturalmente, hago reír a la
gente. Continuamos nuestra caminata, hubo algunos minutos de silencio hasta que ella se animó a preguntar otra
cosa.
-¿Tenias novio en tu antiguo
hogar?- comenzó a chupar su paleta escudándose en ella.
-No, eso no es lo mío, ¿y tú
tienes novio aquí?-le devolví la pregunta.
-No, creo que tampoco no es lo
mío.
-A, entonces estamos en las
mismas, ¿y qué es lo tuyo?- pregunte mientras miraba hacia otro lado para no
encontrarme con su mirada.
-Tal vez lo mismo que lo tuyo- se
paró frente a mí, y me miro a los ojos- ¿Qué es lo tuyo?
Me devolvió la pedrada de la
misma forma que yo lo había hecho- Tal vez lo mío es la soledad eterna- mi
respuesta fue perfecta para evitar más cuestionamientos.
Me miro y sonrió retomando la
caminata.
-Esa fue buena- dijo en voz baja.
Sé que se dio cuenta de que le
estaba ocultando algo, no tengo idea de cómo me conoce tan bien si solo lleva
un día de conocerme, con ella me siento bien, no siento que tenga que utilizar
mi antifaz.
Caminamos y charlamos sobre
cualquier cosa, todo era reír y reír, el tiempo se nos fue tan rápido que
cuando nos dimos cuenta ya estaba oscuro, el sol se había ocultado, nos despedimos
y nos marchamos a nuestras respectivas casas.
Mientras caminaba con paso lento,
haciendo tiempo para llegar tarde a casa y no encontrarme a mi mamá.
Para ser el primer día en la
nueva escuela no fue tan malo, pudo haber sido peor, encontré a una nueva
amiga, lo que si me dolió fue la pelea con mi madre, no entiendo cómo puede
hacerme sentir tan mal.
Llegue a casa, mi madre estaba en
su cuarto, entre y no vi a nadie justo como quería, subí a mi habitación, me
puse la pijama, y decidí conectarme en el chat,
Mar y yo solíamos conectarnos en la noche y pasar horas platicando,
aunque en la mañana nos volviéramos a ver, era algo tonto que nos gustaba
hacer, me conecte esperando que ella también lo hiciera.
Revise y allí estaba, conectada,
apenas iba a escribirle un correo cuando ella me envió uno.
-Hola.
Al ver su mensaje de saludo me
sentí muy emocionada, - hola Mar- escribí de prisa esperando su contestación.
-¿Cómo te fue?
-Bien, no fue tan malo como lo
esperaba.
-¿Te divertiste?
-Un poco, pero te extraño.
-Yo igual pero debes de salir.
Al leer esto me quede un poco
sorprendida, ¿a qué se refería con eso de que
debo de salir?, ¿por qué lo dijo?, ¿ella ya lo hizo?, todas estas dudas
giraban en mi cabeza, me quede congelada durante unos segundos.
-Sí, yo saldré, ¿tú ya lo
hiciste?
-Aun no, disculpa tengo que irme.
-A dios, cuídate.
Inmediatamente se desconectó.
El tono tan frio que utilizó, me
dejo algo confundida, sentí que ella estaba como tratando de evitarme, sentí
que estaba muy distante bueno lo está pero me refería a que estaba distante
emocionalmente, no entiendo por qué lo dijo acaso ella ya me está olvidando, ha
pasado muy poco tiempo, no lo creo, seguro que solo son mis nervios, es muy
pronto para que me allá olvidado.
Me acosté, cerré los ojos y me
puse a dormir, o por lo menos lo intente, pero no dejaba de pensar en Mariana.
El despertador sonó a la misma
hora de siempre, con mucho sueño y medio dormida, me di una ducha rápida,
termine me vestí, y me fui a la escuela sin desayunar para no encontrarme con
mi madre, aun no estaba lista para volverla a ver, sus palabras seguían
doliendo, y el eco de su voz me perseguía, como si la estuviera viviendo el
momento una, otra y otra vez.
Al llegar a la escuela en la
entrada se encontraba Claudia conversando con un chico.
-¡Abril!- grito moviendo la mano
haciendo referencia a que quería que fuera con ella.
Camine hacia donde se encontraba
con ese chico, me acerque un poco temerosa y
dije un suave –hola.
-Mira, te presento a mi amiga
Abril- le dijo al chico que se encontraba a un lado de ella- Abril, él es mi
amigo Andrés.
-Mucho gusto- dije saludando al
joven, él era alto, moreno y puede decirse que era guapo, lástima que no sea mi
“tipo”, el no dejaba de verme, lo cual me hiso sentirme un poco incomoda.
-El gusto es mío- contesto con
una sonrisa de lado que en lo personal no me pareció tan encantadora como él
hubiera querido.
Sentí como sus ojos analizaban
cada parte de mí, como se figaba con mucho entusiasmo en cada uno de los rasgos
de mi persona, sus ojos brillaban
intensamente reluciendo su tonalidad azul.
-Bien, pues conózcanse- dijo
Claudia mientras sonreía como si hubiera hecho su buena obra del día.
-Hola, así que eres nueva aquí-
dijo nerviosamente mientras metía sus manos en los bolsillos.
-Sí, soy nueva- conteste
intentando no ser grosera.
El silencio incomodo se hizo
presente, se sentía su nerviosismo y mi indiferencia, no me sentía cómoda con él y tal vez él tampoco se
sentía cómodo con migo, era uno de esos momentos típicos en que solo esperas
que alguien diga algo o que alguien llegue y te salve de la situación.
Mire su rostro y note que él no
me dejaba de mirar mientras sonreía, me preguntaba qué era lo que le estaba
ocurriendo a ese pobre chico, le estaría dando un ataque o algo así, bueno creo
que en el fondo si sabía que era lo que le ocurría solo que no lo quería ver.
Entre la incomodidad del momento
a lo lejos divise a Judith que se alejaba de prisa.
-Lo siento me tengo que ir- me
disculpe con el atontado muchacho, y corrí hacia donde se encontraba Judith.
El solo se quedó viendo como me
alejaba de prisa.
-Hola- dijo Judith con un tono un
poco seco.
-Hola- conteste con mucha amabilidad-
¿ocurre algo?- pregunte parándome en frente de ella.
-No, nada- dijo mientras
acomodaba su cabello detrás de las orejas-¿Qué tal tu nuevo amigo?
-¿Quién?- pregunte de manera
inocente.
-Andrés- dijo Judith asiendo un
leve ademan en dirección de chico.
-Ah, sí,- conteste un poco
distante- me lo presento Claudia.
-Y ¿te pareció guapo?
-Bueno es lindo, pero no mi tipo,
digamos que no es lo mío.
-Eres de las pocas que piensan
eso de él, no es lo tuyo, buena
respuesta.
-¿acaso te gusta?- pregunte un poco
desconcertada.
-Claro que no, se puede decir que
no es lo mío- sonrió ligeramente mientras me miraba a los ojos.
-No copies mis frases, están
patentadas- dije con un tono de broma.
Me miro mientras reía- lo siento
no lo sabía- se disculpó mientras seguía riendo, su risa era muy contagiosa así
que me uní a ella.
El timbrazo que indicaba el
inicio de la clase se hizo presente, interrumpiendo nuestras risas, mientras en
aquella aula repleta de adolecentes los cuales el aprender no era su máximo en
la vida, que solo se interesaban por sus asuntos, logre divisar que el chico que me presento Claudia estaba en mi mismo salón,
podría parecer raro pero ayer no lo había notado en todo el día, mientras yo me
sorprendía un poco con su presencia él no dejaba de verme con una sonrisa en el
rostro, sonrisa que no pude devolver por más que lo intente.
Tome el mismo asiento que el
primer día a un lado de Judith, el profesor entro saludo amablemente y comenzó
a dar su clase.
Mientras apuntábamos las
indicaciones del docente mire a un lado y vi a Andrés que se cambió a un
pupitre a un lado de mí, al verme sonrió y dijo suavemente –hola.
Lo mire tan contento muy alegre y
se puede decir que algo emocionado, trate de poner una sonrisa lo suficiente
mente convincente y conteste con dulce y suave –hola- su mismo saludo de una
manera similar, el chico no dejaba de
verme mientras sonreía durante toda la clase, incluso creo que tal vez ni
siquiera hizo sus apuntes por no perder detalle de mi persona, ¿acaso se estaría enamorando?, pues si era
así lo siento por el por qué yo no le puedo ofrecer absolutamente nada que no
sea una amistad, debía pensar en cómo decirle que no quería nada con el sin
tener que darle explicaciones, no podía dejar que él se siguiera ilusionando
con migo cuando es obvio que yo nunca voy a quererlo de esa forma, es muy injusto para el que yo
lo siga permitiendo, pero quizás solo sea el resplandor por ser la “chica
nueva” y todo se le pasara solito sin necesidad de que yo tenga que intervenir.
Me concentré por completo en mi
clase, trate de ignorar al chico que me observaba con sumo detalle, me sentía
incomoda pero no deje que él se diera cuenta, el tiempo paso muy rápido las horas se fueron y el receso llego.
Salí junto con Judith rumbo a la
cafetería, mientras disfrutábamos de un sándwich ella comentó un poco seria.
-Creo que le gustas a Andrés.-
mordió el sándwich de jamón que tenía en las manos para escudarse.
-Espero que no- contente con un
tono muy serio.
-Noté que toda la clase se te
quedo viendo- tomo un poco de jugo- no perdió detalle de lo que hacías-
completo su oración.
-Sí, me di cuenta y me sentí algo
acosada- conteste de forma directa, pero había algo que me inquietaba porque
ella hacia tantas preguntas sobre Andrés, será que le gusta, no deje pasar la
oportunidad y se lo pregunte sin rodeos- Preguntas mucho, dime la verdad, ¿él
te gusta o qué?
Me miro a los ojos sonrió y dijo
de manera inmediata y con mucha seguridad –No, no me gusta él, no es mi tipo-
mordía nuevamente el sándwich el cual ya solo le quedaba la mitad- ¿por qué
crees que me gusta?- me miro nuevamente con una mirada muy tranquila.
-Bueno, pues siento que preguntas
mucho por él, y sobre lo que yo puedo sentir hacia él, que pensé que tal vez te
estés reflejando- su rostro se mostró un tanto serio cuando mencione lo de que
se podía estar reflejando.
-No, él no- dijo nuevamente.
Terminamos de comer, nos
levantamos de la mesa y decidimos dar una vuelta por allí.
-Te vez algo triste- me dijo
mientras caminábamos lentamente por el corredor.
-No, no es nada- conteste
tratando de mostrarme tranquila, pero a pesar de llevar tan poco tiempo de
conocernos ella podía ver dentro de mí y darse cuenta de cuando le estaba
mintiendo.
-Para no ser nada parece
importante- se detuvo frente a mí, acomodo un mechón rebelde de mi cabellera.
Suspire inocentemente,-Es solo
que extraño a mi Mar- dije con un tono de melancolía.
-¿Tu Mar?, ¿acaso vivías cerca de
una playa?- pregunto muy inocentemente.
-No- dije sonriendo por su
confusión- Mar es mi Mariana ella es…
-A es tu amiga- interrumpió de manera inmediata impidiéndome completar.
-Sí, la extraño demasiado, es que
ella es única, no creo encontrar a alguien como ella- dije mientras recordaba
el dulce rostro de Mar con una enorme sonrisa en el rostro antes de que nos
separaran.
-Se ve que la quieres mucho- dijo
algo seria.
-Sí, no te imaginas cuanto la
quiero- al decir esto mi rostro se llenó
de una luz que supongo que Judith también pudo percibir.
-No soy Mar, pero aquí me tienes-
dijo mientras extendía los brazos pidiendo un abrazo.
Sonreí, y le die el abrazo que
solicito con ese gesto- gracias amiga- le dije al oído para demostrarle que
realmente valoraba lo que ella hacía.
Sus brazos rodearon mi cuerpo con mucha
fuerza, demasiada diría yo, sentía que estaba demasiado cerca, pero eso no me
importaba, o por lo menos no en ese momento.
En el pasillo de la escuela las personas pasaban y ella seguía
sin soltarme, hasta que se dio cuenta de que el tiempo comenzó a ser algo
anormal.
Me soltó sonrió y dijo- Vamos de nuevo a
estudiar.
Caminamos hacia el salón y justo
al entrar sonó el timbre indicando el reinicio de las clases. Durante el resto
del día Andrés seguía viéndome demasiado, y se veía que en ocasiones anotaba
cosas, o más bien dibujaba, no sé pero algo hacía.
La preciada hora de la salida
llego, estaba bastante cansada y lo único que quería era llegar a mi casa y
dormir durante toda la tarde, no quería hacer nada más, lástima que mi madre no
tenía eso planeado para mí.
Al llegar a casa entre sin decir nada, entre a
mi cuarto y me recosté en la cama para descansar y dormir un poco, los ojos se
me cerraron sin que me diera cuenta y justo cuando estaba por entrar en una
etapa de sueño profundo, tocaron la puerta de mi habitación, enfadada por la
despertada abrí, o mi “sorpresa”, era
nada más y nada menos que mi madre.
-Abril, arréglate nos invitaron a
comer- apunto hacia su reloj de pulso- apúrate.
La mire con una mirada
somnolienta- ya voy- dije con un tono indiferente.
Genial, yo cansada y la señora
aceptando invitaciones para comer, ¿Quién sería tan tonto como para invitarla a su casa?, bueno supongo que debía
de ser un vecino amable, francamente no
tenía ganas de ir pero era mi obligación, en realidad no es que yo sea súper
responsable, la verdad es que sabía que si no aceptaba mamá se pondría como
loca y se aventaría el típico sermón de agradecer los detalles de amabilidad de
las demás personas y todo eso, además nunca esta demás complacerla de vez en
cuando para después cobrarle el favor.
Me cambie de ropa, me cepille el
cabello y salí, con look muy relajado, que en lo personal me gustaba era por
completo de mi estilo. Al bajar mire la cara de mamá y como siempre no le gustó
la ropa que llevaba, me miro de arriba a abajo movió la cabeza y dijo:
-Ya, eso es todo- su expresión
era como de decepción.
-Sí, ya estoy lista.
Entro papá para decirnos que el auto estaba listo para podernos ir.
Pensé que no iríamos muy lejos,
pero no fue así, tuvimos que ir hasta el otro lado de la privada, era una casa
grande muy lujosa, se miraba que era de unas personas muy finas (o en mi idioma muy fufurufas), comencé a
pensar que tal vez si debí de arreglarme un poco mejor, pero ni modo, ya estaba
allí, y no quedaba más que hacer.
Antes de entrar mi madre hablo con migo.
-Abril, somos nuevos aquí, estas personas se molestaron en
invitarnos, te suplico que no agás nada que nos avergüence- suspiro me acaricio
la mejilla- de acuerdo.
Me sorprendió por completo que
allá dicho las palabras “te suplico”, ella nunca me había dicho eso, tarde un
poco en reaccionar y cuando capte le dije- sí, tratare pero no te lo prometo.
Entramos y un señor muy elegante
nos dio la bienvenida.
-Los estábamos esperando- se
acercó a papá- bienvenido señor Juárez, es un placer tenerlo aquí.
Mi padre lo miro a los ojos,
extendió la mano para saludarlo, y de una manera muy formal le contesto- el
placer es todo mío señor Montero.
A mi ese hombrecillo no me daba
muy buena espina, sentía que algo raro pasaba con él, no sé qué, se miraba como
un tipo muy duro y recto.
Entramos a su casa, y nos
esperaba toda su familia, su esposa, una señora no muy fea, digamos que hasta
bonita, un niño como de 8 años, que de inmediato se llevó bien con el tonto de
Tony, una niña como de 13, un chico de 20, muy guapo, y de inmediato mi madre
volteo a verme para ver si yo me había dado cuenta de eso, así que puse una
cara de indiferencia, el señor se dispuso a presentarnos a su familia.
-Ella es mi esposa Mónica, mi
hijo menor Alex, mi hija Renata, mi hijo Ángel, y…- miro a todos lados- lo
siento mi hija aun no baja- le dijo a la sirvienta algo al oído, la chica subió
y de inmediato bajo, quien faltaba- ella es mi hija Judith.
Yo me quedé sorprendida, era
Judith, la Judith que yo conocía, mi nueva amiga, me desconcertó que ella no me
hubiera mencionado que invitarían a mi familia a comer, pero creo que ella
tampoco lo sabía, cuando me vio su cara fue de sorpresa, nos quedamos viendo
durante un momento, y mi madre se dio cuenta de eso.
Judith bajo se disculpó por la
demora, saludo a papá de beso, igual que a mamá y a Toni, cuando llego a mi
hiso lo mismo, y me susurro hola.
Nos sentamos a la mesa, nuestros
padres hablaban entre ellos, sobre negocios supongo, mi madre no se cansaba de
preguntarle cosas al hermano de Judith y me hacía quedar como la niñita
perfecta para él, yo me sentía como mercancía que estaba siendo regateada para
ser vendida, mi cara se sonrojaba con los comentarios de mi madre y Judith se
burlaba de eso, terminamos de comer y nos invitaron a dar una vuelta, por el
jardín, mi madre me obligo a ir porque Ángel iría, fuimos Mi madre, la mamá de
Judith, su hermano mayor y ella.
Todos hablan sobre flores y como
nos había caído el cambió, mi madre seguía ofreciéndome, así que para no seguir
soportándolo me retrase un poco de los demás, y Judith se acercó a mí…
-No sabía que vendrías- dijo
mientras tocaba una rara flor.
-Yo tampoco sabía que vendría, no
tenía idea de que tu familia fuera quienes invitaron a mi ofrecedora madre-
dije mientras observaba una azucena que
floreaba.
-Si tu madre te ofrece demasiado-
comenzó a reír- espero que comparta las ganancias- dijo en tono de burla.
-Lo malo es que no comparte, si
me diera parte no me molestaría- comencé a reírme porque comprendí el doble
sentido.
-Sí, eso es malo- suspiro
levemente- de haber sabido que eras tú quien vendría me hubiera arreglado un
poco- sonrió suavemente.
No me había fijado que llevaba la
misma ropa de la escuela,- si de hecho a mí me obligaron a cambiarme-sonreí- si
no menos quieren la mercancía- dije
riendo.
Judith, comenzó a reírse mucho, y
como su risa era muy contagiosa yo no me resistí a reírme con ella de una
manera un tanto alocada.
Mi madre volteo a verme, sospechaba algo, se
acercó a nosotras junto con sus
acompañantes.
-Hola chicas, veo que se llevan
muy bien- dijo mi madre con una falsa sonrisa que solo yo identifique.
-Así es señora- dijo Judith de
manera muy inocente.
-Que bien que se hagan amigas-
dijo la mama de Judith muy contenta aparentemente.
-Si señora, somos muy buenas amigas-
complete yo remarcándole a mi madre la parte de amigas.
Note la mirada de mamá, no se
miraba muy contenta que dijéramos, pero eso no me importo, hace tiempo que dejo
de importarme lo que ella quisiera, en ese momento se me ocurrió un plan para
hacerla sufrir un poco, pero, ¿seré tan malvada como para ejecutarlo?, no, no
lo soy, así que desistí de mi idea de hacerla enojar haciendo que pensara que Judith me gusta ,en
primera porque Judith es una buena amiga y en segunda porque no me es del todo
indiferente.
Todos hablaban sobre sus cosas,
mi madre atacaba a Judith con cientos de preguntas para analizar si era un
peligro para su “confundida” hija.
Las cosas siguieron así por un
momento hasta que papá llego avisando que ya era muy tarde y que nos teníamos
que ir.
Nos despedimos de todos, cuando
me despedí de Judith, mi madre no perdió detalle de lo que hacía, y cuando me
despedí de Ángel me empujó hacia él muy suavemente, cosa que no le pienso
perdonar.
Durante el camino mi madre no se
contuvo.
-¿De dónde conoces a esa
muchacha?- comenzó a desmaquillarse.
-De la escuela- conteste
vagamente.
-Ángel es muy guapo-dijo mientras
me miraba por el espejo retrovisor.
-Pues si te parece muy guapo,
porque no te divorcias de papá y te casas con el- dije de forma burlona.
Mi padre volteo a verme y sonrió,
parece que él es único que entiende que solo son bramas y ya, él no se toma
todo demasiado enserio.
-Abril, no digas estupideces- me
grito muy enojada, pero a mi ver su cara de enojo me divertía mucho.
La mire reí de forma burlona- tu
dijiste que era guapo, y si tan guapo te parece pues disfrútalo, ya sabes que
eso no es lo mío- comprendió mis palabras, pero se notaba que no toleraba el no
poder controlarme, el no poder cambiarme, y no voy a dejar que lo logre, no me
dejare cambiar, pues como dice la canción soy lo que soy.
Al llegar a casa estaba más
cansada que antes, solo quería ducharme y dormir, ya era demasiado tarde,
habíamos durado prácticamente toda la tarde en casa de la familia de Judith.
Me bañe y me puse mi linda pijama de perritos, y me recosté
en mi cama para poder dormir, estaba a punto de quedarme por completo dormida
cuando de pronto sonó el teléfono, ese maldito celular que siempre interrumpe
en el momento menos indicado, me ha arruinado muchos momentos antes, (no
precisamente para dormir), me levante
con sueño para buscar el bendito aparato que se encontraba en la bolsa de mis
jeans. Con un tono muy adormilado conteste con un cansado y gastado –Hola.
-Hola, Abril, soy yo Mar.
Genial, Mar decidió acordarse de
mí en un momento no muy bueno, cuando tengo
sueño no funciona muy bien mi cerebro así que tarde un poco en
reaccionar.- Hola Mar, ¿cómo estás?- me senté en la cama para poder hablar
mejor.
-Te extraño demasiado-suspiró con
un aire de tristeza- solo quería escuchar tu voz de nuevo.
-Yo también te extraño- no podía
dejar de pensar que eso de que quería escuchar mi voz se oía demasiado cursi, y
después de una pausa pude seguir- ¿cómo van las cosas por allá?
-Lo mismo de siempre, ya sabes,
las viejas chismosas, las clases aburridas, todo lo mismo. ¿Y qué tal te va en
tu nueva escuela?
-Bien, no es tan mala, es grande,
los maestros son buenos, los compañeros son divertidos- no me atreví a decirle
que había encontrado una nueva amiga, súper buena onda- todos son muy amables.
-¿Las cosas con tu madre siguen
como siempre?
-Sí, creo que peor, no pierde
momento para ofrecerme con los chicos, es como si fuera una mercancía que desea
vender a como dé lugar.
-Espero que las cosas mejoren
entre ustedes.
-Sí, yo también lo espero- tenía
sueño así que comencé a bostezar.
-Te dejo, cuídate.
-Hablamos luego.
Mar comprendió el mensaje de
cansancio que le di, colgó y por fin pude dormir tranquila.
Al despertar me di cuenta de que
no apague el celular, así que estaba
todo descargado, tendría que irme sin él, y eso no me callo muy en gracia.
Llegue a la escuela, caminaba por
allí muy quitada de la pena, cuando escuche mi nombre, me detuve y sentí que
alguien tomo mi mano, era aquel chico, Gastón. Lo mire la verdad no estaba muy
contenta de verlo.
-Hola- dijo después de soltar mi
mano, lamio su labio inferior- no te había visto por aquí.
-Sí, yo tampoco te había visto-
por fortuna- ¿necesitas algo?
-Solo quería saludarte, y saber
que tal te parece la escuela.
-Pues me parece no tan mala, pero
no es la mejor.- me acomode uno de mis clásicos mechones rebeldes que no me
dejan en paz, y puse mi mano sobre mi cintura.
-Que dura crítica- sonrío
mientras pasaba la mano por su cabello en una pose de galán de balneario.
-Si un poco- no pude evitar reír
con su pose- tengo que irme.
-Nos vemos luego- me abrazo de la
nada.
Como se pudo atrever a abrasarme
así como si nada, yo lo retire de manera cortes, pero me hubiera gustado
decirle algo, sin embargo me quede callada y me fui.
Seguía caminando cuando escuche
nuevamente mi nombre. Solo que esta vez era Claudia.
-Hola- dijo efusiva.
-Hola- conteste con un tono más o
menos igual.
-No sabía que conocías a Gastón.- pregunto
mientras hacia un ademan de burla con las
cejas.
-Sí, ya tuve la oportunidad de conocerlo.
-Se ve que le gustas.
-¿Por?- pregunte inocentemente.
-Pues porque te siguió.
Cuando dijo eso me di la vuelta y
lo vi dirigiéndose hacia mí, no sabía que era lo que quería, pero él no me da
buena espina.
-Yo, olvide decirte, bueno
invitarte a una fiesta el viernes en mi casa, puedes venir con amigas- me miro
los labios, y se acomodó el cabello de nuevo,
sonrió y se marchó.
-Abril, no sé tú pero yo si voy-
dijo mientras se arreglaba el pelo.
Claudia ya se auto invito, pero
la verdad es que yo no tenía muchas ganas de ir, así que tal vez no valla.
Continúe mi camino hacia mi aula
de clases, y allí estaba Judith, como siempre en su pupitre, me acerque para
tomar mi asiento y salude cortésmente con mi típico hola. Pero ella parecía
algo distante, como si no me hubiera
escuchado, me sorprendió su actitud, pero supuse que estaría en sus días, así
que no me lo tome demasiado apecho.
Llego el profesor dio su clase y ella continuaba muy distraída, eso me
empezó a preocupar, a pesar de tener muy poco tiempo de conocerla yo sabía que
esa no era su actitud, algo le estaba pasando y tenía que preguntarle, podría
ser algo malo, y quizás necesitaba mi ayuda.
La clase termino y ella salió
corriendo del salón hacia el baño, y la seguí, no es muy correcto seguir a las
personas pero ella me preocupaba.
Cuando entre ella se estaba
lavando las manos.
-¿Qué tienes?-pregunte
directamente.
-Nada- me dio la espalda, su tono
de voz me decía que claro que tenía algo, eso era obvio.
-No soy tonta- respire
profundamente- sé qué te pasa algo, si no me lo quieres decir no importa, pero
aquí estoy, para ayudarte en todo- le tome la mano- si necesitas algo, tú solo
dilo.
Me miro a los ojos, sentí la
tristeza de su mirada, era muy evidente que no
se encontraba bien.
-No pasa nada- sonrío- todo está
bien.
-Ok, vamos.- dije tomándola de la
mano mientras salíamos rumbo al salón, no tenía ni idea de lo que le estuviera
ocurriendo, pero para no ser nada se veía muy preocupada, no me lo quería
decir, y tenía que respetar su decisión, yo sé que es incómodo que cuando no
quieres hablar sobre un tema alguien te esté insistiendo, lo he vivido y no me
gusta, así que no are eso con ella, solo le are saber que tiene mi apoyo, pero
me intriga saber qué es lo que le ocurre, podría ser algo malo, y si esta enmb…
no, no lo creo ella no es de ese tipo.
Durante el resto del día siguió
algo distante y distraída, no se veía nada bien, al terminar las clases
platicamos en el camino.
-Oye, Judith, no sé lo que sea,
pero si me necesitas aquí estoy- me pare delante de ella para quedar de frente-
cuentas con migo para lo que sea.
-Gracias Abril, pero no creo que
tú puedas ayudarme- clavó la mirada al piso- no es nada.
-Si acabas de decirme que no
puedo ayudarte, me parece que debe de ser
algo grave- le acomode el cabello que cubría su cara- me preocupa verte así.
-Es complicado- me miró
fijamente- ya se me pasara.
-¿Segura?- pregunte con mi mirada
intimidante, esa mirada siempre funciona cuando quiero sacarle la verdad a
alguien.
-Sí, completamente segura.
Comenzamos a caminar, ella tomo
la desviación que la llevaba a su casa y yo seguí de frente.
No podía dejar de pensar en que
sería lo que le estaba pasando sería demasiado grave, ella trato de hacerme
creer que no pero se notaba que sí, el deber de una buena amiga es ayudar a sus
amigas cuando la necesitan, además Judith realmente se miraba muy mal, era algo
muy delicado, o por lo menos algo que para ella es muy importante, pero ¿Cómo
ayudas a quien no quiere ser ayudado?, esa es una pregunta que nunca e podido
responder, es algo extraño, los humanos podemos ser muy tercos, y yo soy un
claro ejemplo, cuando se me mete una idea en la cabeza no hay nadie que me haga
desistir de mi idea, pero acaso Judith sería igual de terca que yo, con lo poco
que tengo de conocerla se ve que sí, es por eso que me agrada, pero el ser
demasiado terca no es bueno, yo lo sé por experiencia, la terquedad no me ha
llevado a nada bueno, no dijo que ser un poco terco sea malo, al contrario es
muy bueno, la terquedad nos ayuda a conseguir nuestras metas, pero en exceso
nos puede causar mucho daño.
Creo que lo peor que a echo mi
terquedad es no dejarme ver mis errores,
me ha impedido darme cuenta de que en ocasiones lo que hago no es exactamente
lo correcto, pero en cuanto lo detecto hago todo lo posible por solucionar las
cosas, como sea tengo que ayudar a la terca de Judith, aunque ella no quiera
ser ayudada.
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autor.
uff esta interesante ee me gusta cada vez mas...
ResponderEliminarsiguela publicando nomas c:
vaya me gusto mucho este capitulo, se pone cada dia mas interesante ^^
ResponderEliminarMuy buen capitulo, gracias por seguir subiendolos.
ResponderEliminarCada dia se pone mas interesante la historia!!
ResponderEliminarLays.
me gusta nos tiene a muchas interesadas
ResponderEliminar,M.G.M, Esta historia ha mejorado mucho, esta muy interesante, yo también siento intriga por Judith. By :)
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