Pasado - Fanfic Pepsi - Reigh2008 - 8

Capítulo 8

Nadie se muere por nadie me había dicho alguna vez mi madre, aquella que nunca se estuvo a mi lado ni en lo bueno ni en lo malo, y es curioso que ahora solo recuerde de ella sus sabias palabras…Y es cierto, nadie se muere por nadie, aunque el dolor te mate, aunque la pena acabe contigo, sobrevives…Hoy puedo decir que soy una superviviente de mi misma…

Y como diría Sabina me abandonaste como se abandonan los zapatos viejos, te cansaste pensé, luego comprendí…tristemente… que te habías asustado y dejaste de luchar…y como la ola barre la arena de la playa tu amor por mí desapareció de la noche a la mañana…y destrozaste, arruinaste y lo peor borraste de tu mente una relación de más de un año…

Por aquel entonces, yo tenía claro que al entrar en la universidad me quería marchar de casa…vivir nuestra vida, pero todo estaba en mí, en el mundo de Pepa….

Aquella tarde quedamos en tu casa llevando conmigo un saco de ilusiones, de ideas, de sueños…”me gustaría vivir en un piso cerca del campus, de alquiler…tu y yo…juntas…” pero no te hizo gracia

S: Pepa, yo no me puedo ir a un piso de alquiler, quiero estudiar medicina y no puedo trabajar y estudiar a la vez, por lo menos no el primer año…y además, no puedo dejar a mi padre solo

P: Yo pagaré el alquiler

S: No…no puedes mantenerme, estudiar…todo

P: Pero, era lo que queríamos

S: No…es lo que tú quieres

P: Si…quiero vivir contigo, quiero estar contigo…y tener intimidad

S: Ya…pues tendrás que esperar un poco

P: ¿Esperar?

S: Si

P: ¿A qué? ¿A qué acabes la carrera? ¿A qué decidas contárselo a la gente? ¿A tu familia? Llevamos más de un año juntas y empiezo a estar cansada de esconderme, ni siquiera quieres ir a un bar de ambiente…

S: No tengo porque contarle mi vida privada a nadie

P: Es que tampoco te pido que lo anuncies en el BOE, solo que quizás sea hora de…ser nosotras…

S: Ya somos nosotras

P: No…no te equivoques, somos dos personas que se esconden…que al principio tiene su gracia, pero estoy harta de mentir, de mentir a mi hermano, a tu hermana, a nuestros amigos…y sufro…un día nos van a pillar, en la cama, en el sofá, en la calle…y tu padre me mata, me pega un tiro y a ti te mete en un convento…

S: Me estás animando…

P: No, te estoy diciendo que seamos claras…

S. Pero…y si….

P: ¿Y si qué?

S: Nada

P: El que nada no se ahoga….¿qué pasa?

S: Y si...tu y yo…no…

P: ¿Me quieres?

S: Claro…ahora…

P: Pero no sabes si me querrás la semana que viene….

S: No es eso…es que…¿y si me estoy perdiendo algo?

P: ¿Un hombre? ¿Una mujer?

S: Pepa, yo siempre he querido una familia, hijos…y tu no puedes dármelos…y quizás esto solo sea un juego de la niñez

No rebotaron…entraron…mi coraza no estaba preparada y sus palabras entraron por cada uno de mis poros y estallaron dentro…poco a poco noté mis manos sudar, mi cabeza dar vueltas…familia, hijos….juego…teníamos casi 20 años…

La rabia se acumuló en mí y no me cegué de tal manera que no oí la puerta….solo mi ira, mis gritos de dolor diciéndole que ella era lo más grande en mi vida, que ya no éramos unas niñas, ella se rompió al ver mis lágrimas y mi cuerpo clamaba sus brazos a gritos pidiendo que me abrazara y no me abandonara ante aquella idea, sus lágrimas se juntaron con las mías y justo cuando sus labios rozaban los míos el grito desconsolado de un padre que ha descubierto un engaño….

Nadie se muere por nadie….pero la Pepa Miranda de 19 años murió dos semanas más tarde en su habitación cuando Don Lorenzo le explicaba a mi hermano Paco que su pequeña Silvita le había contado que yo la acosaba, que yo no la dejaba ni día ni noche y que estaba obsesionada con ella…y que lo mejor que podían hacer conmigo era llevarme a un loquero…

Cuando Lola entró en mi habitación algo en mí me dijo que aquella mujer era la única que sabía que no era verdad…

L: Pepa...cariño, tienes que comer algo, estás muy blanca

P: No tengo hambre…

L: Vida mía, explícame que ha pasado…porque tu no estás loca ¿verdad?

P: No…

Me derrumbé en sus brazos, eran demasiados días, demasiadas cosas…

Aquel día entendí dos cosas, que estaba sola en el mundo y que tenía que marcharme de aquella casa…

Angustia, recuerdo los primeros días llenos de angustia y silencio…silencio en mi presencia cada vez que me sentaba en la mesa con mi familia a cenar, silencio a mi alrededor, tristeza en mi, en mis ojos cansados de llorar, en la sensación de impotencia y soledad que me comía por dentro…ganas de gritar…A cada palabra mía un reproche, una bronca…

En mi mundo silencio....

La buscaba, en clase, en los pasillos, en la calle, pero cuando la tenía cerca, huía de mí y su padre, siempre presente me vigilaba… angustia…hasta que un día Lola dio luz a mi vida…

L: Pepa, cariño, tengo una cosa para ti

P: Es de…

L: Si, cógela y que no te vean…

Cogí el sobre con una carta de Silvia en su interior, nerviosa…

“Pepa, no sé por dónde empezar, estas 3 semanas han sido muy duras, te escribo estas líneas escondida a los ojos de todos para decirte que esto que está pasando es lo mejor para las dos, no me busques, no preguntes, respeta mi deseo, vive y se feliz. Silvia”

Te lloré…hasta que llegó un momento que no encontré sentido para seguir haciéndolo…tu seguías con tu vida, y yo…tenía que seguir con la mía

Y exploté

P: Papa, mama…tengo que deciros algo, he mantenido una relación de más de un año con Silvia Castro, ella lo niega, yo no…

3 días después mi padre me echó de casa, 2 semanas después cumplía 20 años, un mes después empezaba la universidad con una beca, y 10 días después y con la ayuda de Lola alquilé un estudio cerca de la zona universitaria…

Mis padres poco después se divorciaron y mi hermano me culpó de todo aquello, mi mundo se desmoronó en poco tiempo, pero yo, yo seguía esperando a Silvia Castro, cada noche, en mis sueños, llegaba para abrazarme en la oscuridad , me decía lo mucho que me amaba, que todo era un sueño y me colmaba mi sed con sus besos

Pero a la mañana siguiente me despertaba y ya no estaba a mi lado, y yo volvía a mi rutina, estudiar, trabajar por la tarde, estudiar por la noche, hasta que el sueño vencía mi cuerpo esperando de nuevo su presencia

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