Ella, Tu, Yo... Te amo - Mayra (Capítulo 35)

Capitulo 35

“Amor dulce Amor amargo”

Estaban camino a la hacienda, Victoria platicaba animadamente con su hermano en la parte delantera del auto, mientras que Daniela venía sentada en la parte de atrás ajena a la animada conversación de los “hermanos” se limitaba a observar el frío paisaje del recorrido. La ventanilla se encontraba abierta dejando pasar el aire puro y templado que golpeaba su cara y alborotaba su cabello, pero a ella eso no le importaba ya que estaba maravillada por la hermosa campiña que se posaba ante sus ojos, los capos llenos de flores que crecían en una alfombra de prados verdes iluminados por los primeros destellos de sol que apenas se manifestaba tras las colinas la mezcla de tonos amarillos, ocres y oros alrededor del sol, adornado con una capa de azul mar y pequeñas sombras de nubes blancas. El cielo lucía hermoso e hipnotizante y la llenaron de paz.

-¿Es hermoso verdad?- preguntó Victoria al verla absorta

-Si lo es… ¿falta mucho para llegar? - preguntó Daniela con la vista en ella…

-No, ya estamos muy cerca – le respondió

Y así fue poco después entraron por un sendero lleno de árboles inmensos que dieron paso a la entrada de una casa lo más parecida a una mansión antigua. José Luis detuvo el auto justo frente a la casa en la entrada se encontraba una mujer como de unos 68 años que mostraba una sonría de felicidad, la primera en bajar fue Victoria que corrió a sus brazos y la estrechó con fuerza, Daniela bajó tímidamente, mientras que José Luis se dirigió al maletero para sacar el equipaje, mientras lo hacía un joven se acercó unos segundos después para ayudarlo.

-Niña que contenta estoy de volverla a ver – dijo la mujer después de soltarse del fuerte abrazo

-Y yo Amelia… extrañé tanto tu sazón y tus comidas…

-¿Solo eso?- agregó - fingiendo estar ofendida

-No – jajaja - claro no, también te eché de menos a ti- le dio un sonoro beso en la mejilla- ven para presentarte a una amiga- la acercó donde estaba el que aun permanecía junto al auto- Daniela esta linda señora es Amelia mi segunda madre… aunque es más que la primera… porque la verdadera aquella solo me parió…

-¡Niña! No digas eso tu madre te quiere mucho, además que va a pensar tu amiga – Amelia la reprendió- y se giró a mirar a Daniela -mucho gusto señorita Daniela

-El gusto es mío –respondió dándole un beso

-Anda entremos a casa, tus padre estarán de regreso para la hora de la comida –le informó Amelia -mientras tanto ustedes se ponen cómodas y descansan un poco - agrego la mujer dándoles acceso a la casa

-¿Dónde están?-preguntó Victoria mientras entraba a la casa tomando la mano de Daniela, gesto que hizo sentirla un poco extraña…

-Están en un desayuno con los socios de tu padre - informó Amelia

-Vaya... al parecer no pudieron dejarlo para estar presente cuando llegara ¿verdad?- dijo algo molesta

-Niña no tomes a mal ellos querían estar aquí pero…

-Pero nada Amelia - la cortó- ya conozco los excusas de mis padres así que deja de disculparlos que ya no importa… voy a llevar a Daniela a la habitación de invitados… sigue en lo tuyo –agregó con seriedad encaminándose hacía las escaleras tomando de la mano a su amiga -con permiso- alcanzó a decir Daniela, dejándose llevar algo cohibida por aquella ultima actitud de Victoria

Cuando llegaron a la habitación Victoria intento dejar atrás su molestia por la actitud de sus padres, dibujando una sonrisa y mostrándose más tranquila mientras le enseñaba la habitación, pero por más esfuerzo que hizo no lo consiguió… Daniela percibió claramente su enojo y ahora por más que disimulara veía un asomo de tristeza en sus ojos. Quiso preguntar si estaba bien pero se abstuvo pensando en que tal vez no era el momento, ya habría la ocasión para preguntarle, aunque sabía que no era su problema, no podía evitar sentirse afectada sabiendo que aquello le causaba tristeza a Victoria.

-Bueno entonces te dejo para que desempaques, mientras yo hago lo mismo y cuando terminé paso por ti para que bajemos y almorcemos algo ¿te parece?

-Me parece bien – contestó ella

-Vale entonces te dejo- se giro para marcharse pero antes de hacerlo

-Ahh cualquier cosa que necesites solo tienes que pedirlo… Y mi habitación es la que está a lado ¿ok?

-Si gracia - respondió con una sonrisa

-Vale en un rato te veo - dijo devolviéndole la sonrisa para luego marchase cerrando la puerta tras ella

Por otra parte Susana que había dejado desde hacía varios días la casa de Ana, ahora se encontraba compartiendo casa con Lucia cosa que en un principio le pareció la mejor de las ideas, pero ahora estaba de lo mas arrepentida porque lo creyó que era la mejor manera de acercase a ella se convirtió en una tortura. Aunque físicamente la tenía cerca “sí” el pasar tiempo juntas o el estar bajo el mismo techo significaba eso… Estaba muy lejos de obtener algo más que una simple amistad de compañeras de piso o ser las amigas de siempre.

No era solo la tortura de tenerla cerca y saber que no podía esperar mas que su amistad callándose el amor que cada día era más difícil ocultar, sí no el hecho que también debía hacer de “tripas corazón” y tragarse sus celos… Si celos de verla en brazos de cualquier tipejo con el que Lucía decidiera acostarse. Estaba tan fastidiada, tan agotada de ser solo su “amiga de juerga” de las interminables noches de antro, de ligue y de alcohol… Y la noche anterior fue la gota que derramó el vaso y lo último que podía soportar…

Había llegado como siempre al antro de moda, Lucía invariablemente empezaba a beber. Afición que había adquirido y se había acentuado con mayor frecuencia después de los tantos rechazos de Ana.

Le quedaba claro que después de que Lucía tuviera que aceptar su derrota, quedando convencida de Ana jamás volvería con ella. Detonante que retomara su antiguo hábito “hetero” de ir de ligue en ligue con cualquier hombre atractivo que le siguiera el juego de un acostón sin compromiso. Pero aquello ya no era nuevo para Susana que a pesar de que llegaban juntas, minutos después de flirtear con alguien la olvidaba y dejaba de conversar con ella, y eso se repetía continuamente, otras veces estaba tan bebida que tenía que hacerse cargo de Lucía y llevarla a casa.

Por el profundo amor que sentía por ella, tenía el compromiso de cuidarla y protegerla. Pero a pesar que eso la desgastada seguía con la esperanza de que Lucía algún día se diera cuenta y se fijara en ella. Pero no fue hasta que en una de sus tantas juergas… Que Lucía la dejara botada en una disco yéndose con un tipo que acababa de conocer, mientras ella se encontraba en el baño, cuando salió no lo vio donde estaba sentadas, la buscó en la barra y al no encontrarla salió al estacionamiento pero el auto ya no estaba.

Nunca espero reaccionar con tan rabia. No podía creer que no le avisara todos esos sentimientos experimentados en su interior le hicieron caminar por largas horas por las solitarias calles de la ciudad, su rabia se transformó en tristeza y en enojo consigo misma por haberse enamorado de una mujer que ni en su sueños podía ser suya… no quería llegar a casa porque sabía que como en otras ocasiones seguramente Lucia estaría ahí con su acompañante, y además de todo lo que estaba sintiendo tendría que tragarse sus celos al escucharla gemir en brazos de otro… gemidos que deseaba ser ella quien se los provocara.

No supo cuanto tiempo estuvo vagando por las calles, cuando apenas pudo notarlo los primeros rayos del amanecer iluminaban el cielo, ya comenzaba aclarar cuando se encaminó a casa decidida a tomar sus pertenencias y marcharse. Necesitaba cortar de tajo su relación de “amistad” con Lucía y de paso todo vínculo que le provocara sufrimiento.

Y sí eso significaba alejarse de ella definitivamente estaba dispuesta hacerlo, no sabia sí la rabia, los celos o la decepción era lo que la habían empujado a tomar tremenda decisión, pero estaba segura de que sí quería mantener su corazón o lo que quedaba de él vivo, tenia que tomar una decisión y lo mejor era alejarse poniendo tierra de por medio e intentar olvidarla.

Al llegar a la casa todo estaba en silencio, lo que le provocó un gran alivio, que le hizo pensar que quizás Lucía al final no había llegado. Dejó las llaves sobre el mueble de la entrada y se dirigió a su habitación sacó las maletas del closet y comenzó a guardar su ropa, mientras lo hacía unas cuantas lágrimas se escaparon de su ojos y recorrían por sus mejillas “Es lo mejor no tenías posibilidades de que te amará, sólo sufrirías” -se decía secando sus lágrimas con el dorso de su mano.

“Susi” Escuchó su voz a sus espaldas cerró con fuerzas los ojos pensando que lo más seguro aquello era parte de su imaginación, pero antes de abrirlos nuevamente, sintió cómo su mano la sujetaba de su brazo.

-¿Qué haces?-escuchó otra vez su voz pero ahora estaba más cerca, era más real, abrió los ojos y giró su rostro encontrándose con su mirada desconcertada…

-Yo… dijo -desviando su mirada y tomando un poco de aire- estoy empacando

-Si ya lo veo… ¿pero porque?- preguntó Lucía buscando su mirada que en todo momento Susana la ocultaba

-Porque si- contestó al mismo tiempo que se alejaba para tomar distancia ya que tenerla cerca no le ayudaba en nada

-Esa no es una respuesta- dijo Lucía sin entender su actitud

-Pues lo siento es lo que hay- dijo tomando las últimas prendas del closet que introdujo en la maleta para después cerrarla

-No entiendo… ¿te he hecho algo? ¿Estas enojada conmigo?

-No… tú tranquila que no me has hecho nada, soy yo… que soy muy idiota- dijo bajando la maleta de la cama de forma violenta

-Me quieres explicar que te pasa porque estoy pérdida- dijo aún más confundida

-Mira mejor dejémoslo de ese tamaño por favor ¿si?... me voy y punto, no hay mas que explicar - salió con la maleta eludiendo a Lucía que se quedó unos segundos de píe como anclada al piso… antes de seguirla

-Susana por favor detente no te puedes ir así… somos amigas ¿no?- la detuvo del brazo y la giró hacía ella percibiendo sus ojos enturbiados y unas cuantas lágrimas rebeldes que descendían por su mejillas - Susi… ¿Qué te pasa cariño? - dijo cambiando radicalmente su expresión de incertidumbre a una mas cariñosa- Nena sabes que puedes hablarlo todo conmigo - agregó limpiando sus lágrimas con algo lo mas parecido a una caricia

Susana guardó silencio recibiendo su afecto cómo una recompensa y con su último aliento la miró intensamente a los ojos encontrando un poco de calma, de esperanza y sintió que era el momento perfecto para decirle que estaba locamente enamorada de ella, pero antes de que pudiera articular palabra alguna la puerta de la otra habitación se abrió repentinamente y salió un chico atractivo vestido sólo con sus bóxer que seguro era la causa de que Lucia la dejara botada en la disco.

-Preciosa me puedes decir donde queda tu baño-dijo el joven tocándose descaradamente los genitales por encima del bóxer que llevaba, Lucia soltó a Susana y se giró a mirarlo

-Es esa, la segunda puerta - le contestó, el joven se encamino hacía el baño pero antes se detuvo frente a ella para plantarle un beso y darle una palmada en la nalga

-¿Es guapo verdad? - dijo Lucia viéndolo marcharse al baño, pero deja tu lo apuesto, lo bien que se desempeña en la cama…

-Sí tu lo dices-contestó Susana girándose de nuevo para marcharse

-Susana por favor deja de comportarte como una niña y dime ya que te pasa-dijo Lucia al verla de nuevo con la intención de marcharse

-Vale…-se detuvo y la miró con los ojos llenos de furia- Yo dejo de comportarme como una niña pero dime ¿tu dejaras de compórtate como una puta?

-¿Qué?... mira Susana no sé que coño te pasa pero no tienes porqué ofenderme

-Claro perdona no pretendía eso, solo quería decirte lo que pienso, pero que puede importarte lo que yo pienso ¿verdad? Si eres tan egoísta…

-Mira vete a la mierda –dijo Lucia bastante enojada

-Tranquila ya lo estoy haciendo - contestó Susana- lo estoy desde el maldito día que te cruzaste en mi camino… ¡Y MIRAME! – Se acercó tanto a ella que su aliento golpeaba su cara- estoy echa mierda por tu culpa, por estos malditos sentimientos que NUNCA debí sentir por ti

-¿Pero que dices?-preguntó asustada, confundida

-Que más da - contesto Susana con el intento de darse vuelta

-¡NO! Dime de que coño hablas- la detuvo con más fuerza del brazo

-¿De verdad quieres saberlo?- preguntó, pero Lucia no contestó ya que algo en su interior le hizo temer a la respuesta que podía dar Susana

-¡Me lo imaginaba! “para eso me gustabas” - dijo soltándose del agarre de Lucía, tomó de nuevo su maleta y se dirigió a la puerta donde después de abrirla se detuvo momentáneamente para dirigirle una intensa mirada- Y no es tu culpa es sólo mía nunca debí enamorarme de ti - agregó para luego marcharse cerrando la puerta tras de sí.

Lucía quedó noqueada sin poder reaccionar. No hizo ningún intento por seguir a Susana, se quedó parada por algunos minutos con la imagen de la joven en su cabeza, hasta que el ruido de la puerta del baño la regreso a su cuerpo. El amante llegó por la espalda de Lucía y la abrazó comenzó a besar su cuello y sus manos las colocó sobre sus senos que masajeaba suavemente, pero Lucía no reaccionaba a los estímulos eróticos de aquel hombre, su mente seguía repitiendo una y otra vez las últimas palabras de Susana…

Sin más se deshizo del abrazo y se giró hacía el hombre que entendía poca la reacción tan fría de Lucía siendo que durante la noche había estado de lo más caliente y complaciente. Sin preámbulos le dijo que se fuera porque tenía que salir, éste aún incrédulo de las palabras de ella esperando que aquello fuera una broma se quedó parado, en tanto Lucía se encaminaba hacia la recamara para regresar rápidamente con la ropa de este en sus manos. Se la dio sin esperar a que se vistiera le abrió la puerta y lo condujo hacia afuera, tan pronto salió la cerró sin espero siquiera que se despidiera…

Se sentó en el sofá de la estancia con una mezcla bastante extraña de sentimientos, sin atinar a comprender que sentía… Era evidente que no estaba bien y no sólo por lo que le dijo Susana. No estaba bien desde hacía mucho tiempo.

Su vida estaba de cabeza y todas sus locuras la estaban llevando a la mierda. No podía parar todo ese desenfreno, había perdido rumbo. Se sentía tan sola y vacía, dentro de ella sabía que no podía continuar. Cada vez que metía a su cama a cuanto extraño se cruzara frente a ella, mayor soledad le producía era como castigarse por haber destruido la única relación importante que había tenido en su vida, el haber lastimado a la persona que más había amado. Todo lo que hacía era querer llenar con cada amante el vacío y la tristeza que le dejó el haber perdido a Ana… Y lo Susana, ella era solo una chiquilla que estaba confundida, como podría amarla, - si ni siquiera ella misma se amaba -

A bordo de un vehículo de alquiler viajaba Susana después de haber dejado en tan malos términos la casa de Lucía con lágrimas en sus ojos y con el dolor de la derrota, por los sueños destruidos de pensar que en algún momento aquella mujer podría amarla, que tonta e ilusa había sido… Ahora se sentía más sola y pérdida lo único que atinó a pensar era que la única persona que podía entenderla y nunca la juzgaría era Ana, quien siempre la protegía y la había cuidado como si fuera su hermana pequeña y que ingrata había sido de juzgarla por su romance con Cristina y ahora sin tener a donde ir, tendría que volver al único lugar donde siempre fue bien recibida, con la diferencia que había dejado su casa con grandes expectativas y ahora regresaba con el corazón hecho trizas... bajó de auto y como autómata se dirigió al lugar del que nunca debió haberse marchado, lo más cercano al hogar que nunca había tenido…

Tímidamente apoyó el dedo en el botón del timbre como si dudara… que Ana pudiera estar. Pero a pesar del dolor y la pena o lo avergonzada que pudiera estar no tenía otro sitio donde se podía alojar.

Pero Ana ya no estaba en casa llegaba a la empresa, sabía que poco podría hacer pero no podía evadir sus obligación ya que en la ausencia de Daniela ella tenía por lo menos la responsabilidad de estar ahí.

-Buenos días Sofía- saludó a la secretaria que la recibió con una sonrisa

-Buenos días Ana- respondió la mujer levantándose de su escritorio para seguirla hasta el interior de la oficina…

-Daniela dejó algún recado para mí- preguntó con la esperanza de que le hubiera dejado alguna nota explicándole del porque de su repentino viaje

-No sólo dijo que Manuel te pondría al día con los pendientes

-Bien… por favor cuando llegué Manuel lo haces pasar enseguida, te agradecería que me consigas un café expreso es que no he dormido en toda la noche y necesito mantenerme despierta

-Claro Ana ahora te lo traigo…

-Muchas Gracia- dijo cuando su secretaria se marchaba.

Observó la oficina y al parecer todo estaba como siempre, se sentó en la silla frente al escritorio y le dio un vistazo a las carpetas que se encontraban sobre éste al no ver nada importante las hizo a un lado y sacó su portátil, buscó en sus archivos para enviarle a Paco los nuevos menús para el restaurante, luego de hacerlo de dio a la tarea de borrar los archivos que ya no necesitaba, hasta que encontró una carpeta con fotografías que recientemente había guardado la abrió para mirarlas quedando abstraída especialmente en una que se había tomado con Cristina unos días atrás. Donde ambas estaban recostadas sobre la cama, ella mirando a la cámara mientras Cristina dormía en sus brazos, deslizó sus dedos sobre la pantalla como evocando las caricias que le daba mientras ella dormía. La puerta se abrió repentinamente, al levantar la vista se encontró con Manuel que esperaba su aprobación para pasar, llevando su café en la mano

-¡Manuel! adelante pasa por favor- dijo cerrando el portátil

-Recordando viejos tiempos en esta oficina- dijo él yendo hasta ella para saludarla y entregarle su café

-Pues si que fueron buenos momento, anda siéntate – agregó después de saludarse, Manuel tomó asiento- dime ¿sabes dónde está Daniela?

-No... Yo pensé que tú sabías

-Pues no… solo me dejó un breve mensaje donde me informaba de su viaje pero nada más…

-A mí solo me indicó que te pusiera al tanto de la empresa

-Bueno pues a su regreso supongo nos lo dirá… Ahora dime que es lo más urgente.

Se puso al día con la ayuda de Manuel luego fue a dar una vuelta por la fábrica, recorriendo por ahí por un buen rato rememorando cuanto le gustaba estar ahí de pequeña cuando su padre la llevaba, saludar a los empleados sobre todo a los que tenían muchos años trabajando, afortunadamente durante su recorrido no se había topado con su “querido” primo aunque sabía que no tardaría en aparecerse en cualquier momento. Pero con quien sí se encontró fue con Elizabeth que se acercó a ella con una reluciente sonrisa

-Hola – saludó cuando la vio acercarse hacía ella

-Hola – contestó Elizabeth que acercó a darle un beso en la mejilla cerca de la comisura de sus labios Ana ignoró aquella disimulada provocación- ¿Por qué no me volviste a llamar? - le preguntó

-No sabía que debía hacerlo - contestó ella de forma cortante

-No... Pero según yo la pasamos bien ¿no?

-Si pero…- la interrumpió el móvil que había comenzado a timbrar-perdona te dejo, es importante- le dijo y sin más se alejó

Con una pequeña sonrisa en los labios contestó la llamada… -Hola Cris- -Estoy en la empresa… Dani salió de viaje y… ¿Qué por qué no te lo dije? – Su sonrisa se borró reemplazándola por total seriedad - No sabía que tenía que hacerlo… pues no lo sé, no me dijo nada… vale pues no te canse porque ya le llamé y tiene apagado el móvil… no… ya te dije que no se Cris… si claro te importa… bueno si se reporta te aviso no te preocupes vale adiós…

Colgó con una extraña sensación, pasó de la ilusión de que por fin la llamara a la decepción de que todo se desvirtuara con lo de Daniela dejándole más claro que las dudas de Cristina eran porque aun había sentimientos por ella.

Regresó a la oficina con la clara idea de dejar de pensar en Cristina y en Daniela… Así que le solicitó a Sofía que le diera los asuntos que estuvieran demorados para ocupar su tiempo en ello con la idea de encerrarse en la oficina durante todo el día.

Después de desempacar hizo una llamadas que la demoró más de lo pensado, al terminar fue rápidamente hacía la habitación de Daniela imaginando que seguramente ya debía haber terminado y la estaría esperando. Llegó hasta su puerta golpeó suavemente dos veces, al no obtener respuesta abrió e introdujo medio cuerpo para observar el interior encontrados con la figura de Daniela tendido en la cama durmiendo profundamente. Meditó si debía despertarla pero decidió que era mejor dejarla descasar, se quedó por uno segundos contemplándola pensando cuanto le gustaba ver su rostro tranquilo mientras dormía y esa ligera sonrisa que tenía.

Mas tarde Daniela se despertó e instintivamente miró el reloj y se dio cuenta que se había quedado dormida por lo menos dos horas, se levantó se lavó la cara se acomodó el cabello y salió de la habitación para buscar a Victoria pero al no encontrarla en su recamara descendió a la planta baja por las escaleras para encontrarse con ella, sin tener la menor idea de donde podría hallarla. Caminó tímidamente por un pasillo de la casa sorprendida por el buen gusto de los accesorios de la decoración estilo “Vintage” que armonizaban divinamente con algunas antigüedades de las casa. Se encaminó por un amplio salón admirando los cuadros hasta que llegó a una pequeña estancia en la cual pudo escuchar un par de voces que venían desde fondo detrás de una puerta, conforme se fue acercando escuchó con mayor claridad lo que parecía ser una discusión llevada por la curiosidad se quedo de pie cerca de la entrada al escuchar a la voz de Victoria. Tratando de entender lo que ahí sucedía.

-Por favor “madre” no finjas que te alegra que este de visita porque ambas sabemos que no es así- decía Victoria en tono afligido.

-Claro que me complace, me preocupa que con tus “extravagancias” seamos el hazmereir de nuestro grupo social y nos dejes en ridículo

-Te aseguro que el ridículo lo haces tú aparentando que somos una familia perfecta

-Nuestras amistades no tiene porque enterase de nuestros conflictos ni que tú eres una…

-¿Una qué? – ¡Madre! - Vamos tanto te cuesta decirlo…

-No tengo que decirlo… Avergonzada debías estar de saber que le has fallado a tu familia…

-Te equivocas aquí la única que ha fallado eres tú… Fallaste desde el momento que me trajiste al mundo, me rechazaste desde un principio dándome la espalda si importante lo que yo pudiera estar sintiendo o sufriendo, siempre intentando ganarme tu amor y tu cariño… Pero me equivoque nunca te importe y nunca fui lo suficiente buena para esta “familia”…

Una verdadera madre no rechaza a un hijo; lo cuida, lo guía, lo protege y se enfrenta a todos por el bienestar… - No lo oculta y ni lo rechaza como “bicho raro” como lo has hecho tú – Sólo te importa el qué dirán…

Esos extraños que dicen ser tus amigos, los auténticos amigos respetan y protegen a sus amigos… No lo señalan o se burlan de estos… Pero para que me desgasto si tu nunca me aceptaras, ya debía de estar acostumbrada y o permitir que esto me afecte más…

-Que egoísta eres Victoria… que esperabas que yo te aplaudiera la vida vergonzosa que llevas… Nunca óyelo bien… nunca apoyaré tu cinismo e inmoralidad, y no te basta con lo que ya le has hecho a esta familia para encima traer a tu amante… Si me ha dicho Amelia que vienes en compañía de una “amiga”… Ya imagino que tipo de amistad será, sí viene contigo es porque seguramente tendrá los mismos gustos inmorales que tu…

Madre no te permito una ofensa más, me provocas tanto dolor y tristeza, pensaba estúpidamente que tu algún día cambiarías y me aceptarías… Pero ya ha sido suficiente en este instante dejo tu casa y si tanto te avergüenzas de la hija que tienes, yo me siento profundamente decepcionada de tener una “madre” que le importe más las frivolidad, su fiestas sociales, su club hípico y todas esas absurdos banales que el bienestar de la familia, me voy y esta vez no habrá una segunda oportunidad me ha quedado claro que cómo hija he muerto para ti…

Sin poder contenerse Victoria abandonó la acalorada discusión que sostenía con su fría e intransigente madre, se veía llorosa con las mejillas ardiendo de rabia y dolor… Caminaba a toda prisa cuando de pronto tropezó con Daniela se encontraba sorprendida y avergonzada por haber sido descubierta por Victoria mientras huía de su madre… Victoria solo agachó la cabeza y se excusó – Lamento que hayas escuchado la discusión- lo lamento en verdad que lo menos que deseaba era que presenciaras esta horrible discusión con mi madre, yo quería que estuvieras tranquila y te recuperaras de todo lo que te ha sucedido y mira te traje al peor lugar y en momento menos apropiado para ti…

Solo nos quedaremos para el enlace matrimonial de mi hermano, pero debemos marchar de aquí… por favor –vamos- tenemos que hacer nuevamente las maletas, tengo una hermosa casa de campo e tanto nos preparamos voy hacer una llamada para que os preparen el “chalet” ¿Estás de acuerdo? o prefieres regresar a la ciudad… lo cual lo lamentaría mucho… Pero ya te he hecho pasar de lo más incomodo aquí.

Daniela no quiso interferir en la decisión de Victoria solo se limito a brindarle un gesto de compresión y decirle “Tranquila” para luego amabas se dirigieron  hasta las escaleras camino hacia sus habitaciones con clara intención de empacar, pero Antes de que llegar al final de las escaleras José Luis llego deteniéndolas

-Victoria espera- detuvo Victoria se giro a mirarlo con la misma tristeza con la que había salido segundos antes- Se que tus planes es irte a la Cabaña pero por favor quédate-agrego el algo afligido

-No puedo Pepe…es muy triste decirlo pero mama y yo no podemos estar bajo el mismo techo

-Vamos hermanita sabes que mama es difícil pero te quiere

-No. ella quiere a una hija que no soy yo…lo siento Pepe pero es lo mejor además sabes que desde un principio mi intención era quedarme en la cabaña

- si pero quedamos que seria después de la boda, hoy viene mi futura mujer y su familia y quiero que la conozcas

-Tranquilo lo are  el día de la boda, no pienso faltar

-Victoria por favor hazlo por mi… te lo pido

-Pepe por ti estoy aquí -dijo abrazándolo- por que tu me lo pediste- agrego

-Y si te pido yo que te quedes- dijo una voz fuerte a sus espaldas

Un hombre mayor pero aun fuerte con mirada penetrante y altiva  esperaba una respuesta a su pregunta desde  un lado del pasillo

-Por que lo harías, tú al igual que mama piensas que no debería estar aquí-contesto Victoria cambiando su semblante triste por algo más frío y severo

-Te equivocas. Tú eres mi hija y las puertas de esta casa siempre estar abiertas para ti

-No dijiste lo mismo cuando me marche

-Lo se -dijo el hombre evitando la mirada severa de Victoria-pero debes entender que todo era diferente y si te pido que  te quedes es por que espero que tanto tu como yo nos dejemos de nuestros propios orgullos y apoyemos a tu hermano

Victoria quito la mirada sobre su padre y miro a su hermano  suspiro profundo y soltó un “Esta bien”

Ana cansada de estar mirando papeles y más papeles se levanto de su silla, se estiro un  poco y Lugo fue directo al sofá donde se recostó con la idea de descasar un poco, pero sin darse cuenta quedo dormida. En sus sueños Cristina le sonreía y la miraba de esa manera que tanto le encantaba se acercaba a ella y le acariciaba los labios… “Estas hermosa así dormida” la escucho decir ¿dormida? Se pregunto. Sintió los húmedos labios tocar los de ella como su lengua se abría paso y se adueñaba de su boca…pero era algo diferente…que la hizo activar todos sus sentidos distorsionando el rostro de Cristina hasta quedar todo borroso que  poco a poco se fue aclarando dejando a su vista otro rostro

-¿pero que coño?- grito sorprendida- ¿Qué haces aquí Elizabeth?

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