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Mi Abuela - Riba


Estaba en el jardín cuando sonó el teléfono,
-Diga.

-Hola.

-¿La señora Mirco?

-Si, yo misma.

-La llamamos de la residencia de ancianos. Su abuela ha tenido un percance, si pudiera acudir, se lo agradecería.

-Si, no se preocupe estaré allí, lo antes posible.

“Su Abuela aquella entrañable mujer, que le enseñó lo que es el amor, de mujer contra mujer, su abuela esa mujer que supo afrontar en su tiempo el romance con otra mujer, que supo luchar por ese amor a pesar de...

Ella se crió con esa mujer a la que fue tomando como referencia en su vida, a la que veneraba, la que le hizo amar la vida, como la vida llegaba, la que le enseño a que no merece la pena perder el tiempo en buscar ni poner razones a las criticas, sino como decía ella hay que gastar las energías, en seguir a tu corazón, a tu razón.

La vida es cruel, la vida es tirana, la vida puede ser muchas cosas me decía en una de las muchísimas charlas que a lo larga de su vida tuvimos.

La vida es un camino, sin destino, un camino donde encontraras muchas bifurcaciones, dependerá por la que vayas tendrás una u otra oportunidad, pero si vas por uno u otro que sea porque tu la eliges, no porque te manden.

Había veces que cuando hablaba me era imposible comprender el significado que  ella quería darle a las palabra, no fue hasta después cuando me encontré en esas situaciones cuando sus palabras regresaban, como balas a mi mente, y entonces si ya amaba a aquella mujer, mi amor crecía si es  posible mucho más hacía esa pequeña mujer, de cabello blanco y arrugas por todo el cuerpo, hacía esa mujer, con  esos ojos que se habían consumido, de tanto mirar y amar la vida.

Siempre me enseñó a amar lo que yo era, desde pequeña supo ella que a mi lo que me gustaba eran la niñas, nunca intento persuadirme de que aquello estaba bien o mal, simplemente me dejaba experimentar, me dejaba que fuera yo la que con   mis caídas, y errores  la que fuera tallando en mi alma, lo que yo deseaba.

Y cuando ya tuve claro que mi amor era por ELLAS, me sonrío y me dijo con ternura y amor, has hecho la mejor elección, nunca te arrepentirás  de ello, y me beso en la frente.

Recuerdo una vez siendo una cría que andaba yo buscando a mi abuela, pero no había manera de dar con ella ya cansada de andar buscándola, me senté cerca de un riachuelo, y estado allí empecé a sentir unos jadeos (para mi con aquella edad ruidos) me tiré al suelo asustada, y arrastrándome como un caracol, me encontré a mi abuela amando a aquella mujer, mis ojos no podían dejar de mirar a aquellos dos cuerpos juntos, aquellas manos de ambas que no paraban quietas, de sus bocas juntándose y sus lenguas saliendo de ellas,” para una niña pequeña algunas cosas me resultaron un poco feas”, pero otras son imágenes perpetuas en mi mente.
Y aquellos encuentro que eran habituales para ella se hicieron también  habituales para mi, cuantas tardes corría para llegar antes que ellas y colocarme en un lugar privilegiado para poder gozar con ellas de aquel amor que se daban. Yo creo que todo eso influyo en mi, a la hora de elegir y modelar a mi corazón en el deseo hacía las mujer, ellas dos fueron formando en mi la necesidad, que ellas parecían tener  a la hora de amarse.
Y hoy en día tengo eso más que agradecerle, ya que me encontraba felizmente casada con la más bella y tierna mujer que he conocido en toda mi vida.

No era la primera vez que me llamaban de la residencia, estaba ya muy mayor mi abuela, y sus achaques parecía querer llevársela, pero también tenía un corazón fuerte, se hizo fuerte con las pruebas de la vida, donde le trataron con crueldad, por su condición, pero ella supo mantenerse, supo poner una y otra vez la otra mejilla, pero nadie la pudo hacer torcer su camino, si no encontraba puente para pasar, pues atravesaba por el agua, por muy profunda y fría que esta estuviera, si tenía que pagar peaje, esperaba hasta que el cobrador se cansara y entonces ella pasaba, así era mi abuela tenaz, leal , perseverante, nadie podía con ella. Pero luego cuando se trataba de amor, era la primera en moverse, en darlo todo, en olvidar sus ideas, su temperamento, su caprichos, era la más  tierna, sensible y encantadora de todas las mujeres.

Por eso siempre fue una mujer amada, deseada, por todas las mujeres que pasaron por su vida, hasta que encontró a su verdadero amor, desde ese momento, se entregó en cuerpo y alma a hacerla feliz, todo lo que salía de ella era para hacer feliz a la mujer que estaba a su lado, era experta en hacer felices a las personas, su  donación desinteresada, su capacidad de amar sin esperar nada a cambio, de sonreír ante la adversidad , de sacar siempre el lado positivo de las cosas, la sensación de paz de equilibrio ante cualquier evento no esperado.

Agradezco a la vida que en eso yo saliera igual que mi abuela, ese regalo que me hizo, me sirve para haber encontrado la estabilidad emocional. Y como ella, saber que toda desgracia, toda pena, tiene una salida, que se entra en ella pero que también se sale.

Ella con su ejemplo me enseño a lo largo de nuestra convivencia, que la vida te trata bien, si sabes que también puede tratarte mal, que se llora, pero que también se ríe , que te caes pero también te levantas, que te rompes, pero también te recompones, te lastimas, pero también te curas, te aman, pero también te odian, te elevas, pero también bajas . Me dejó claro que en está vida yo era la importante, que era yo la que tenía que quererme a mi  misma, que no esperase, que los demás me quisieran , que lo principal para sobrevivir era que yo me creyera única, y que eso era lo que importaba que yo  creyera siempre ,que no necesitaba a nadie para ser “feliz”. Y una vez asumida esa realidad, me decía. Pero sola no puedes vivir. Que buscara esa mujer que me hiciera elevarme hasta el cielo, y me bajara de el, para que juntas pudiéramos descubrir lo hermoso de una relación basada en el profundo amor y respeto, que perseverara en descubrir cada día una nueva manera para amar, que no me quedara quieta, sino que inventara cada día una nueva razón para robarle el corazón a esa mujer.

Cuando la oía hablar así sabía lo “sabia” que era, pero lo difícil que me resultaría aprender, hacer todo lo que ella me aconsejaba, cuanto hubiera dado yo, por que sus consejos se gravaran a fuego en mi corazón, pero como pude comprobar a lo largo de esta vida, es muy fácil olvidarse de lo que un día oyes, cuando los problemas reales te están atacando.

Por eso, sé lo que ella intentó a lo largo de nuestras muchas charlas, intento, que esos consejos fuera en mi vida como el sol que sale cada día, como el aire que respiraba sin darme cuenta, intento que fueran rutinarios, intento hacer de todas sus vivencias mi experiencia , para que esa vida de que tanto me hablaba, no fuera cruel conmigo, cosa que ella sabía muy bien que no podía evitar, pero en su preocupación por mi , era su manera de prepararme para cuando llegara.

Pobre abuela, sabía perfectamente que eso era parte de mi existencia y que por mucho que me preparase, tendría que ser yo la que pasara por mi propia realidad.

“Y aquí estoy luchando contra esa realidad que cada día pone un obstáculo nuevo, que cada día me hace adorar más a esa mujer que comparte  mi vida y lucha a mi lado contra esa vida, de una manera positiva, con el amor de esa mujer que me apoya y me entiende, que sabe sacar lo mejor de mi, y  sabe soportar todo lo malo que como ser humano tengo, Esa mujer que cada noche me arropa con ternura, que me ama sin medida, Ella  y mi abuela son lo mejor que tengo en esta vida”.

Cogió su bolso y salió hacia la residencia.



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2 comentarios:

  1. Me encatos el relato, me encato como describe el amor sin ningun tipo de morbo, ese amor más que fisico es espiritual máas del alma, como describe la abuela la vida con subidas, abajasa, y los consejo de la abuela sus experoencias, y como se las oferce a su nieta para que sea estas ejemplo en su vida, para que lucho porque ama.

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  2. Encontrarte en estas páginas siempre es un placer. Espero poder disfrutar siempre de él.
    M

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