Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

Soy tu dueña - Kam Zoe - 2

Hola a todos, cuando escribí el capítulo de Soy tu dueña, lo hice con la intención de que fuera sólo el relato de una fantasía entre pareja, sin ánimo de continuaciones o mayor desarrollo de la misma, sin embargo, la musa me trajo esta segunda aventura entre estas dos mujeres, que dentro de su rutina de vida, se dan el permiso de fantasear, jugar y disfrutar del placer sin tapujos o penas.
No sé si habrá otros capítulos, no puedo prometerlo, pero tampoco puedo decir un no rotundo, así que sólo queda disfrutar de él sin mayores pretensiones, pero con la certeza, de que si la musa me trae otra idea para continuarla, de seguro lo hará con el mismo compromiso y amor que le pongo a cada letra que escribo.
No estoy en el momento más idóneo para escribir, mi inspiración y pasión están centradas en una historia y lucha mucho más grande que yo, pero abrí el espacio para dejarles este pequeño relato y así, hacerles saber, que sin importar las circunstancias que me rodean, siempre los tengo presente y con las misma ganas de ofrecerles pequeños espacio para leer y disfrutar.
Les mando un fuerte abrazo y muchos cariños desde mi hermosa Venezuela, hasta el último rincón del planeta. Gracias por estar.
Kam

Soy tu dueña 2. Eres mi fantasía

Claudia llegó a la residencia agotada del día, había sido una jornada de trabajo intensa por un mes con el montaje y desarrollo de un taller de actualización profesional para la compañía que los había contratado.


Ella y su amigo de infancia Lorenzo, eran los dueños de una empresa que se dedicaba al montaje de todo tipo de eventos. A grande y pequeña escala. En esta oportunidad, una compañía automotriz los había contratado para organización de esta jornada y habían estado a full máquina desde el principio. Pero hoy, había sido el desmontaje de todo y al fin, podría descansar sin tener cosas pendientes en la cabeza.

Solo pensaba en tomar una ducha de agua caliente y acostarse a dormir profundamente. Sandra estaba visitando a su mamá en Valencia y no llegaba hasta el día siguiente, así que su mejor plan por el momento era dormir. Tenía todo el día siguiente para planear alguna sorpresa para Sandra, dado que durante ese mes infernal, la había tenido bastante abandonada. En todo sentido y la verdad era, que la extrañaba a rabiar. En todo eso pensaba mientras subía a su apartamento.

Entró al apartamento, encendió las luces y abrió las persianas de la sala, dando paso a la vista de la gran Caracas y el espectacular Ávila que tenía frente a ella. Cuando se le dio la oportunidad de comprar ese apartamento no lo dudó, no es que fuese muy adepta a la urbanización Manzanares, pero no podía negar que la vista la había atrapado por completo. Se quedó contemplando el paisaje por unos minutos al tiempo que se iba quitando los zapatos y las prendas. Era lo primero que se quitaba al llegar, ya era como un ritual para ella. Sólo le faltaba el abrazo infaltable de Sandra en esos minutos de desconexión total. Aunque tuviese mil cosas que atender, esos minutos eran sagrados para ella y Sandra la acompañaba cada noche. O al menos cuando estaba en casa.

Con una profunda respiración se despidió de su pequeño momento y se dirigió a la cocina para sacar del congelador la pizza precocida y meterla al horno para que se cocinara mientras se bañaba.

El primer contacto con el agua caliente lo sintió glorioso, cerró los ojos y se quedó allí, disfrutando del agua caer sobre su cuerpo llevándose la pesadez de la semana y del trabajo, pensando en nada y en todo a la vez. En momentos como ese, se arrepentía de no haber invertido en una bañera pues de haberlo hecho, de seguro se habría quedado al menos una hora bajo las burbujas humeantes con una copa de vino al lado. Idea bastante trillada, pero que entendía por qué era una práctica tan popular en quienes podían hacerlo.

Luego de unos cuantos minutos de abandono bajo el agua, hizo y lo propio para salir e ir a comer. No era que tuviera mucha hambre, pero era mejor acostarse con el estómago lleno. En ello pensaba cuando se percató de la luz tenue del cuarto y un olor perfumado que sin ser empalagoso, definitivamente era divino, pero que sabía no provenía de nada que ella hubiese hecho.

Su primera reacción fue asustarse dado que era evidente que había alguien en el apartamento, pero al procesar la información, supo que no podía ser nadie más que su Sandra. Asegurándose la cinta de su bata de baño, salió con cautela encontrándose con ambas lámparas de noche encendidas pero tapadas con pashminas de tela transparentosas que producían efecto de sombras en la habitación. En la peinadora frente a la cama, encendido el quemador de esencias del cuál salía el rico aroma que impregnaba todo el espacio. En una de las mesas de noche, dos copas de vino tinto.

Ante aquel escenario, no pudo más que sonreír y ratificar una vez más, el por qué amaba tanto a esa mujer. Era increíble como sabía exactamente cuándo tener este tipo de detalles que la mataban de amor por ella.

La sintió llegar a la puerta del cuarto y cuando volteó a verla se quedó boquiabierta. Tenía puesto sólo un babydoll de seda color crema que dejaba ver la silueta de su cuerpo y el contorno de sus senos. Su cabello suelto, ligeramente maquillada y sus piernas y pies libres tal y como le gustaba. Una sonrisa traviesa en sus labios, su mano izquierda posada en su cadera y la otra apoyada en el marco de la puerta.

No hizo falta decirlo, sabía que Sandra la había extrañado tanto como ella y que esa noche, recuperarían el tiempo perdido.

Ambas caminaron hasta encontrarse en medio del cuarto y se abrazaron fuerte, sin dejar espacio para el aire entre ellas.

Claudia rodeó su cintura con sus brazos y Sandra, rodeó su cuello con los suyos. Dos cuerpos fundidos en uno.

- Hola vida _ La saludó Sandra con voz suave.
- Hola mi amor. Me alegra tanto que estés aquí _ Dijo apretando un poco más el abrazo si es que era posible.
- Y te alegrarás mucho más _ Dijo sonriendo con picardía.
- ¿Si? _ Preguntó aflojando el abrazo para poder mirarla a los ojos.
- Sí _ Reafirmó guiñándole un ojo.
- Eso suena interesante.
- No te imaginas _ Sonrió mordiéndose el labio inferior.
- ¡Oh! _ Ambas sonrieron. A Claudia le encantaba cuando Sandra sacaba su lado travieso a relucir y por su expresión, esa noche sería de esas inolvidables.
- Ven, vayamos a la cama _ La invitó Sandra.
- Tus deseos son órdenes mi amor.

Sin resistencia alguna, Claudia dejó que Sandra la guiara hasta la cama y la hiciera acostarse de manera tal, que quedaran apoyadas en uno de sus brazos de lado y viéndose a la cara.

- ¿Cuándo llegaste?
- Hace un par de horas.
- ¿Y cómo supiste que había llegado?
- Estuve en el salón de fiesta haciendo guardia hasta verte _ Sonrió y se encogió de hombros al ver la cara de asombro de Claudia - No estaba segura de si llegarías a esta hora o no, solo recé para que fuese así.
- Amooorrr _ Le dijo con de disculpa por no haber llegado antes.
- Está bien mi vida _ Le acarició la mejilla - No tenías manera de saber que te estaba esperando.

Claudia cerró los ojos y pegó aún más su rostro a la mano cálida de Sandra.

- Te amo _ Le susurró.
- Y yo a ti mi vida _ Se acercó a su rostro y la besó suave. Solo tomando sus labios entre los suyos.

Al separarse, Sandra le sonrió y luego se volteó para buscar las copas de vino ya servidas. Le entregó la de Claudia y con la suya, la chocó ligeramente para brindar.

- Por la clausura de otro evento exitoso _Las dos sonrieron y bebieron de sus copas.
- Está divino _ Comentó Claudia luego de degustar un par de sorbos.
- Menos mal, porque me lo recomendó el chico del bodegón y estaba un poco nerviosa.
- Lo agregaremos a nuestra lista de vinos.
- Aprobada la moción _ Sonrió ampliamente.

Tomaron otro sorbo sin dejar de mirarse. Ambas deseaban hacer el amor, pero lo que tenían en mente eran cosas muy distintas. O al menos Claudia no tenía ni idea de lo que Sandra tenía planeado.

Sin decir palabra alguna, Sandra tomó las copas y las devolvió a la mesa de noche. Al volverse hacia Claudia, sus manos fueron directo a la cinta de la bata para soltarla y así poder abrir cada capa y dejar al descubierto el cuerpo perfecto de Claudia.

Le encantaba todas sus formas y curvas, sus sombras y brillos, sus excesos y sus faltas. No sólo era el amor de su vida, sino la mujer de su vida y cada día que pasaba, se enamoraba un poco más. Claudia se desvivía por complacer sus necesidades y caprichos entre muchas otras cosas, así que hoy se dedicaría a complacerla a ella.

Luego de admirar todo su cuerpo de arriba a abajo, se acercó al rostro de Claudia y besó sus labios deliciosos. Los presionó con los suyos justo antes de delinearlos con la punta de su lengua para luego entrar hasta encontrar a su pareja de juego. Se rozaron, se acariciaron y se saborearon en un juego lento y maravilloso.

Luego de unos cuantos segundos disfrutando de aquellos besos, Sandra puso pausa para poder tomar aire y no dejarse llevar por los embriagadores besos de Claudia. Le hacían perder la noción del tiempo y el espacio, así que debía centrarse y así, no dejarse distraer por ellos. Le dio un último beso corto en los labios para luego hacer que Claudia se quitara la bata y se volviera a acostar. Una vez así, Sandra se sentó a horcadas sobre el centro de Claudia. No llevaba ropa interior, así que el contacto piel con piel la hizo sisear al instante.

Sentir la piel caliente del vientre bajo de Claudia en todo su centro hizo que un corrientazo la recorriera por completo y sus terminaciones nerviosas de su intimidad, se activarán irremediablemente. Claudia al sentirla, rodeó sus caderas con sus manos y subió su pelvis para presionar y unir aún más sus pieles.

Sandra apoyó sus manos en los hombros de Claudia y comenzó a moverse lentamente de atrás hacia adelante una y otra vez. Claudia por su parte, la ayudaba con sus manos mientras se perdía en la maravillosa vista de Sandra frotándose y gimiendo sobre ella. Podía sentir la humedad en su piel, como la mojaba y extendía su esencia sobre ella y eso la excitaba sobre manera.

El vaivén de los senos de Sandra se loshicieron provocativos, por lo que subió sus manos por los costados de ella para instarla a que bajara su torso y así alcanzar esos senos que le encantaban. Al tenerlos a centímetros de su boca, los rozó con sus mejillas antes de tomar uno de ellos entre sus labios y lamer el pezón lentamente. Escuchar el siseo de Sandra la hizo sonreír con satisfacción, darle placer a Sandra era su adicción y su afrodisíaco más potente, así que de inmediato, cerró la boca sobre todo ese seno y comenzó a saborearlo como tanto le gustaba al tiempo que a su gemelo, lo masajeaba con una mano.

Sandra se dejó ir por unos minutos, le era imposible negarse o ignorar esas caricias, pero cuando se dio cuenta de que sus movimientos de caderas contra el muslo de Claudia la harían llegar antes de tiempo, se detuvo y con mucho esfuerzo, se separó de esa boca matadora.

- Espera _ Logró decir con voz entrecortada.
- ¿Qué pasa vida? _ Protestó Claudia. Sandra cerró los ojos un instante recuperando su control.
- Hoy seré yo quien tenga el control _ Le sonrió.
- Siempre lo tienes vida.
- No, siempre me haces perderlo _ Le dijo al tiempo que la agarraba por las muñecas - Pero hoy no te dejaré _ Le guiñó un ojo justo antes de llevarle las manos hacia la cabecera de la cama.

Se levantó un poco buscando lo que necesitaba y Claudia aprovechó para tomar en su boca el seno que no había probado. Sandra retuvo la respiración al sentirlo, pero no dejó de hacer su labor. Claudia estaba tan embebida lamiendo el seno de Sandra que no se dio cuenta, sino unos segundos después, que sus manos estaban atadas por encima de su cabeza con unas elásticas. Al ser consciente de ello, dejó ir su golosina y se quedó mirando a Sandra con sorpresa. Si bien era cierto que le gustaba probar cosas nuevas y excitantes, era igualmente cierto, que le costaba tomar la iniciativa, así que el que estuviera tomándola en ese momento y de esa forma, era una muy agradable sorpresa.

- ¿Así que realmente quieres tener el control hoy?
- Sí _ Respondió sin poder evitar sonrojarse.

El corazón de Claudia se derritió al verla así. La mataba verla sonrojar y bastaba solo ese pequeño detalle, para que Claudia le entregará la luna si se la pidiera, así que sin dudarlo, se entregó por completo a lo que fuese que Sandra tuviera en mente.

Por su parte, Sandra se levantó para poder llegar hasta los pies de la cama y sacó la otra elástica que necesitaba, con las cuales, ató los tobillos de Claudia. Mientras las aseguraba, Claudia pudo notar que las elásticas eran una sola, y que si movía las muñecas, el movimiento hacía que la cuerda de los tobillos se tensara y así, mover las manos, inmovilizaba los pies y mover los pies, inmovilizaba las manos. Una media sonrisa se asomó en sus labios con aires de expectativa.

Luego de asegurarse de que Claudia no se movería, Sandra fue hasta el closet y sacó una bolsa que colocó justo al lado de la cama. Sacó un pequeño frasco de plástico y se volvió a sentar a horcadas sobre las caderas de Claudia. Abrió la tapa del frasco y desde una distancia prudencial y sin dejar de verla a los ojos, volteó el frasco para que desde la boquilla, el líquido cayera directo sobre los senos de Claudia.

De inmediato, un rico aroma a durazno invadió el espacio, así como también, la rica sensación de aquel líquido viscoso que caía sobre su piel sensible. Era aceite y al tener contacto con su piel, se volvía cálido.

No hubo palabras, solo miradas intensas mientras Sandra cerraba la tapa del frasco, lo hacía a un lado y con la yema de sus dedos, comenzó a esparcir el aceite por los pezones y aureola de los senos de Claudia. La sensación era tan deliciosa para ambas que las pupilas se les dilataron sin remedio, expresando así, el placer que aquellas caricias les ofrecía a ambas.

A Claudia, el sentir la caricia suave con lo resbaloso y cálido del tacto y a Sandra, el sentir la aparición de la erección de los pezones y como se sentían así de duros en la palma de sus manos. Caricias suaves, pero eróticas deleitaron a Claudia durante largos minutos que la hicieron inquietarse por la excitación. Su centro se mojaba cada vez más y la búsqueda de alivio la hacían mover su cadera hacia arriba buscando el contacto íntimo con el centro de Sandra.

Parecía que el aceite se calentaba a medida que las caricias se mantenían, así que la combinación del calor y las caricias resbaladizas, la tenían extasiada.

A toda esa mezcla de placer se le unió la exquisita sensación de la boca y la lengua de Sandra. Cuando fue tomado como presa en esa boca cálida y húmeda, un gemido sostenido se escapó de sus labios al tiempo que arqueaba su cuerpo para ofrecerlos en plenitud y de esa manera, olvidarse del mundo y centrarse sólo en las maravillosas sensaciones que su Sandra le ofrecía.

Besos, caricias, succiones y lamidas juguetonas, eran el cóctel del momento. La imposibilidad de usar sus manos o de doblar sus piernas, le agregaban un elemento más de excitación y desespero que la tenían en el cielo.

Sin embargo, una vez más Sandra paró la faena y un quejido salió de su boca. De haber continuado, podría haber llegado fácilmente y aunque su mente sabía que debía esperar, su cuerpo pedía a gritos que lo dejara liberarse.

Respirando con dificultad y con los ojos entrecerrados por la bruma de la excitación, logró ver como Sandra tomaba otra vez el frasco de aceite, pero esta vez, vertió el líquido justo sobre su monte de venus y sobre el inicio de la unión de sus labios mayores.

Su centro ya estaba por demás caliente y mojado, pero al sentir el líquido, todo alcanzó un nuevo nivel de placer y locura.

Sandra comenzó a extender el aceite por su monte de venus con la yema de sus dedos y luego fue bajando por sus labios mayores. Caricias externas y suaves que hicieron que un fuerte corrientazo la atravesara por completo ya dejara sin aliento. Por tener a Sandra sobre sus piernas, le era imposible abrirlas y darle acceso a su punto más sensible, a ese que estaba en llamas y empapado a la vez. Sandra la torturó rozando a penas cada labio y la unión entre ellos, la torturó aún más cuando se acercó con su boca y la lamió con extrema lentitud, pero todo se intensificó cuando con la ayuda de  sus dedos, abrió ligeramente los labios dejando expuesto la punta de su clítoris y lo lamió suavemente. Sintiendo y disfrutando de su sabor y su textura tan suave y delicada.

Claudia ya había dejado de gemir suavemente, para hacerlo con ganas y sin pudor. Su excitación era tal que ya no era capaz de pensar o razonar. Sentía que su liberación estaba muy cerca y se movía en función de ello, pero cuando los gemidos y movimientos de caderas se volvían frenéticos, Sandra paró otra vez.

- ¡Noooo¡ _ Fue la queja inmediata y lastimera. No sabía si podría aguantar mucho más _ Amor por favor, necesito acabar - Le rogó.
- Yo también mi vida, créeme _ Le respondió con dificultad, pues estaba tan desesperada como Claudia. Verla y oírla así de excitada, de entregada y a punto de la liberación, la tenía tan cerca a ella también del abismo del orgasmo, que casi no pensaba. Pero un último resquicio de cordura la hizo recordar lo que había en la bolsa y lo que había planeado por días, así que juntó todas las fuerzas que le quedaban para respirar profundamente y hacer un stop.

Buscó dentro de la bolsa y sacó la caja marrón alargada que Claudia ya conocía, pero que no usaba desde el cumpleaños de Sandra. Era el arnés doble.

A pesar de haber disfrutado un mundo la ocasión en la que lo estrenaron, Claudia sabía que Sandra prefería los juegos naturales y con juguetes de uso externo, así que el que tuviera la iniciativa para usarlo otra vez, era el pináculo de ese momento.

Con cuidado, Sandra sacó el juguete, lo ajustó al cinturón y con cuidado y un poco de nerviosismo, se lo colocó a Claudia, introduciendo en su interior la punta interna y dejando expuesto, la punta externa que sería para ella.

Aplicó en su mano un poco de aceite y lo untó sobre la extensión del dildo varias veces, asegurándose de dejarlo bien lubricado. Sonrió con timidez a Claudia y con las mejillas encendidas, sin embargo, estaba decidida a seguir adelante.

- Necesito que me lubriques _ Le dijo con un hilo de voz. Claudia entendió perfectamente lo que le pedía y sin dudarlo, aceptó.
- Ven _ Le dijo.

Sandra se movió hasta quedar a horcadas sobre la cara de Claudia y así, Claudia se dedicó a lamerla con suavidad y dedicación. Sandra estaba por demás lubricada con su esencia, pero sabía que necesitaba de aquella estimulación para recibir con mayor agrado la penetración del dildo, así que no dudó en darle todas las caricias y besos que necesitó hasta sentirla tan ida, que paró a pesar de que Sandra buscaba su boca para liberarse.

Con desespero, Sandra se apartó de la boca de Claudia para poder ubicarse en la posición correcta para lo que venía, pero antes, devoró la boca de  Claudia con un beso intenso en el que logró saborearse a sí misma en los labios de ella y desear marcarla con su esencia como suya. Claudia era suya y de nadie más.

Con ese pensamiento irracional y básico, levantó su cadera, ubicó la punta del dildo en su abertura vaginal y lentamente se fue empalando por sí misma. Sin apartar la vista de la de Claudia y entre gemidos y jadeos, lo hundió por completo en su interior y gimió mucho más fuerte echando la cabeza hacia atrás al sentirse total y completamente llena en su interior.

Apretó sus músculos internos y apretó sus dedos sobre los muslos de  Claudia que eran su ancla. Tomó aire un par de  segundos, acostumbrándose a la llenura y poco a poco, comenzó a cabalgar sobre Claudia.

Claudia estaba igualmente extasiada que Sandra, pues con cada sube y baja, la punta en su interior también se movía, haciendo que el placer fuese completamente compartido.

La mezcla de sensaciones, de gemidos, de movimientos eróticos y de necesidad, las subieron cada vez más a la cima del placer. Deseo, hambre e irracionalidad las invadió sin control, dejándolas a merced de una explosión que se formaba en las entrañas y que sin voluntad o ganas de frenarlo, la dejaron salir a la superficie con plena libertad, haciéndolas llegar de una manera tan arrolladora que sólo fueron conscientes del clímax y nada más.

Gritos, espasmos y movimientos involuntarios dominaron el ambiente. Ninguna era dueña de su cuerpo en ese momento, solo la liberación era la dueña de ambas, así que sólo les quedó esperar que la bruma del éxtasis disminuyera, para poder tomar el control de sus cuerpos, de su voz y de sus almas.

Con las pocas fuerzas que le quedaban, Sandra sacó el dildo de su interior, liberó a Claudia y se acostó abrazándose a ella para que pudiera rodearla con sus brazos. Siempre después de la liberación, necesitaba estar entre sus brazos, se sentía protegida y en paz allí, así que no había mejor lugar para estar en ese momento tan vulnerable que ese.

- Te amo vida _ Le dijo Claudia apretándola a su cuerpo y besándola en su frente - Gracias por estar conmigo, por ser mi amor y ser mi hogar _ Sandra movió su rostro para poder mirarla a los ojos.
- Yo también te amo mi vida y no hay otro lugar en el mundo en el que quisiera estar más que aquí _ Colocó su mano sobre el corazón de Claudia - Eres todo lo que necesito para ser feliz.


Palabras cursis, pero que resumían de manera exacta, lo que significaban la una para la otra. No había dudas al respecto. El amor que las unía, era el dueño de ambas y no había escapatoria alguna. Aunque... ¿Quién querría escapar de algo así?
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La Teta Feliz Historias y Relatos ® Kam Zoe - Derechos Reservados
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2 comentarios:

  1. Hola Kam, soy tu fiel seguidor desde hace mucho y siempre es agradable leer algo que venga de ti, entiendo completamente tu ausencia y creeme que me duele mucho pues tengo gente muy querida en Venezuela, Chrisd (bien la has de conocer) no ha subido nada desde hace más de un mes y ya estoy preocupado por ella, tengo dos amigas en Valencia asi que vivo la lucha de ellas si bien a la distancia pero lo hago dia a dia y te voy a decir lo mismo que a ellas, no estan solos Kam, en toda latinoamerica hay mucha gente al pendiente orando por ustedes, por favor no lo olvides, cuando todo se ve más negro es por que esta por amanecer.
    No se rindan, te mando un abrazo a la distancia y espero tu y tus seres queridos se encuentren bien.

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    Respuestas
    1. Hola, muchísimas gracias por tus buenos deseos y sí, se agradece mucho más las oraciones y el apoyo emocional que nos dan. Es muy difícil todo esto, ver tantas injusticias y tantas ilegalidades y sin poder hacer más que poner el pecho y la cara en nombre de tu país.

      Confío en que como dices, toda oscuridad da paso a la luz, así que seguiremos esperando esa luz para comenzar la recosntrucción no sólo de la economía, sino de la sociedad y hermandad que tanta falta nos hace.

      Saludos y cariños

      Kam

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