Hola a todos, cuando escribí el capítulo de Soy tu dueña,
lo hice con la intención de que fuera sólo el relato de una fantasía entre
pareja, sin ánimo de continuaciones o mayor desarrollo de la misma, sin
embargo, la musa me trajo esta segunda aventura entre estas dos mujeres, que
dentro de su rutina de vida, se dan el permiso de fantasear, jugar y disfrutar
del placer sin tapujos o penas.
No sé si habrá otros capítulos, no puedo prometerlo, pero tampoco puedo decir un no rotundo, así que sólo queda disfrutar de él sin mayores pretensiones, pero con la certeza, de que si la musa me trae otra idea para continuarla, de seguro lo hará con el mismo compromiso y amor que le pongo a cada letra que escribo.
No estoy en el momento más idóneo para escribir, mi inspiración y pasión están centradas en una historia y lucha mucho más grande que yo, pero abrí el espacio para dejarles este pequeño relato y así, hacerles saber, que sin importar las circunstancias que me rodean, siempre los tengo presente y con las misma ganas de ofrecerles pequeños espacio para leer y disfrutar.
Les mando un fuerte abrazo y muchos cariños desde mi hermosa Venezuela, hasta el último rincón del planeta. Gracias por estar.
Kam
No sé si habrá otros capítulos, no puedo prometerlo, pero tampoco puedo decir un no rotundo, así que sólo queda disfrutar de él sin mayores pretensiones, pero con la certeza, de que si la musa me trae otra idea para continuarla, de seguro lo hará con el mismo compromiso y amor que le pongo a cada letra que escribo.
No estoy en el momento más idóneo para escribir, mi inspiración y pasión están centradas en una historia y lucha mucho más grande que yo, pero abrí el espacio para dejarles este pequeño relato y así, hacerles saber, que sin importar las circunstancias que me rodean, siempre los tengo presente y con las misma ganas de ofrecerles pequeños espacio para leer y disfrutar.
Les mando un fuerte abrazo y muchos cariños desde mi hermosa Venezuela, hasta el último rincón del planeta. Gracias por estar.
Kam
Soy tu dueña 2. Eres mi fantasía
Claudia
llegó a la residencia agotada del día, había sido una jornada de trabajo
intensa por un mes con el montaje y desarrollo de un taller de actualización
profesional para la compañía que los había contratado.
Ella
y su amigo de infancia Lorenzo, eran los dueños de una empresa que se dedicaba
al montaje de todo tipo de eventos. A grande y pequeña escala. En esta
oportunidad, una compañía automotriz los había contratado para organización de
esta jornada y habían estado a full máquina desde el principio. Pero hoy, había
sido el desmontaje de todo y al fin, podría descansar sin tener cosas
pendientes en la cabeza.
Solo
pensaba en tomar una ducha de agua caliente y acostarse a dormir profundamente.
Sandra estaba visitando a su mamá en Valencia y no llegaba hasta el día
siguiente, así que su mejor plan por el momento era dormir. Tenía todo el día
siguiente para planear alguna sorpresa para Sandra, dado que durante ese mes
infernal, la había tenido bastante abandonada. En todo sentido y la verdad era,
que la extrañaba a rabiar. En todo eso pensaba mientras subía a su apartamento.
Entró
al apartamento, encendió las luces y abrió las persianas de la sala, dando paso
a la vista de la gran Caracas y el espectacular Ávila que tenía frente a ella.
Cuando se le dio la oportunidad de comprar ese apartamento no lo dudó, no es
que fuese muy adepta a la urbanización Manzanares, pero no podía negar que la
vista la había atrapado por completo. Se quedó contemplando el paisaje por unos
minutos al tiempo que se iba quitando los zapatos y las prendas. Era lo primero
que se quitaba al llegar, ya era como un ritual para ella. Sólo le faltaba el
abrazo infaltable de Sandra en esos minutos de desconexión total. Aunque
tuviese mil cosas que atender, esos minutos eran sagrados para ella y Sandra la
acompañaba cada noche. O al menos cuando estaba en casa.
Con
una profunda respiración se despidió de su pequeño momento y se dirigió a la
cocina para sacar del congelador la pizza precocida y meterla al horno para que
se cocinara mientras se bañaba.
El
primer contacto con el agua caliente lo sintió glorioso, cerró los ojos y se
quedó allí, disfrutando del agua caer sobre su cuerpo llevándose la pesadez de
la semana y del trabajo, pensando en nada y en todo a la vez. En momentos como
ese, se arrepentía de no haber invertido en una bañera pues de haberlo hecho,
de seguro se habría quedado al menos una hora bajo las burbujas humeantes con
una copa de vino al lado. Idea bastante trillada, pero que entendía por qué era
una práctica tan popular en quienes podían hacerlo.
Luego
de unos cuantos minutos de abandono bajo el agua, hizo y lo propio para salir e
ir a comer. No era que tuviera mucha hambre, pero era mejor acostarse con el
estómago lleno. En ello pensaba cuando se percató de la luz tenue del cuarto y
un olor perfumado que sin ser empalagoso, definitivamente era divino, pero que
sabía no provenía de nada que ella hubiese hecho.
Su
primera reacción fue asustarse dado que era evidente que había alguien en el
apartamento, pero al procesar la información, supo que no podía ser nadie más
que su Sandra. Asegurándose la cinta de su bata de baño, salió con cautela
encontrándose con ambas lámparas de noche encendidas pero tapadas con pashminas
de tela transparentosas que producían efecto de sombras en la habitación. En la
peinadora frente a la cama, encendido el quemador de esencias del cuál salía el
rico aroma que impregnaba todo el espacio. En una de las mesas de noche, dos
copas de vino tinto.
Ante
aquel escenario, no pudo más que sonreír y ratificar una vez más, el por qué amaba
tanto a esa mujer. Era increíble como sabía exactamente cuándo tener este tipo
de detalles que la mataban de amor por ella.
La
sintió llegar a la puerta del cuarto y cuando volteó a verla se quedó
boquiabierta. Tenía puesto sólo un babydoll de seda color crema que dejaba ver
la silueta de su cuerpo y el contorno de sus senos. Su cabello suelto,
ligeramente maquillada y sus piernas y pies libres tal y como le gustaba. Una
sonrisa traviesa en sus labios, su mano izquierda posada en su cadera y la otra
apoyada en el marco de la puerta.
No
hizo falta decirlo, sabía que Sandra la había extrañado tanto como ella y que
esa noche, recuperarían el tiempo perdido.
Ambas
caminaron hasta encontrarse en medio del cuarto y se abrazaron fuerte, sin
dejar espacio para el aire entre ellas.
Claudia
rodeó su cintura con sus brazos y Sandra, rodeó su cuello con los suyos. Dos
cuerpos fundidos en uno.
-
Hola vida _ La saludó Sandra con voz suave.
-
Hola mi amor. Me alegra tanto que estés aquí _ Dijo apretando un poco más el
abrazo si es que era posible.
- Y
te alegrarás mucho más _ Dijo sonriendo con picardía.
-
¿Si? _ Preguntó aflojando el abrazo para poder mirarla a los ojos.
-
Sí _ Reafirmó guiñándole un ojo.
-
Eso suena interesante.
-
No te imaginas _ Sonrió mordiéndose el labio inferior.
-
¡Oh! _ Ambas sonrieron. A Claudia le encantaba cuando Sandra sacaba su lado
travieso a relucir y por su expresión, esa noche sería de esas inolvidables.
-
Ven, vayamos a la cama _ La invitó Sandra.
-
Tus deseos son órdenes mi amor.
Sin
resistencia alguna, Claudia dejó que Sandra la guiara hasta la cama y la
hiciera acostarse de manera tal, que quedaran apoyadas en uno de sus brazos de
lado y viéndose a la cara.
-
¿Cuándo llegaste?
-
Hace un par de horas.
-
¿Y cómo supiste que había llegado?
-
Estuve en el salón de fiesta haciendo guardia hasta verte _ Sonrió y se encogió
de hombros al ver la cara de asombro de Claudia - No estaba segura de si
llegarías a esta hora o no, solo recé para que fuese así.
-
Amooorrr _ Le dijo con de disculpa por no haber llegado antes.
-
Está bien mi vida _ Le acarició la mejilla - No tenías manera de saber que te
estaba esperando.
Claudia
cerró los ojos y pegó aún más su rostro a la mano cálida de Sandra.
-
Te amo _ Le susurró.
- Y
yo a ti mi vida _ Se acercó a su rostro y la besó suave. Solo tomando sus
labios entre los suyos.
Al
separarse, Sandra le sonrió y luego se volteó para buscar las copas de vino ya
servidas. Le entregó la de Claudia y con la suya, la chocó ligeramente para
brindar.
-
Por la clausura de otro evento exitoso _Las dos sonrieron y bebieron de sus
copas.
-
Está divino _ Comentó Claudia luego de degustar un par de sorbos.
-
Menos mal, porque me lo recomendó el chico del bodegón y estaba un poco
nerviosa.
-
Lo agregaremos a nuestra lista de vinos.
-
Aprobada la moción _ Sonrió ampliamente.
Tomaron
otro sorbo sin dejar de mirarse. Ambas deseaban hacer el amor, pero lo que
tenían en mente eran cosas muy distintas. O al menos Claudia no tenía ni idea
de lo que Sandra tenía planeado.
Sin
decir palabra alguna, Sandra tomó las copas y las devolvió a la mesa de noche.
Al volverse hacia Claudia, sus manos fueron directo a la cinta de la bata para
soltarla y así poder abrir cada capa y dejar al descubierto el cuerpo perfecto
de Claudia.
Le
encantaba todas sus formas y curvas, sus sombras y brillos, sus excesos y sus
faltas. No sólo era el amor de su vida, sino la mujer de su vida y cada día que
pasaba, se enamoraba un poco más. Claudia se desvivía por complacer sus
necesidades y caprichos entre muchas otras cosas, así que hoy se dedicaría a
complacerla a ella.
Luego
de admirar todo su cuerpo de arriba a abajo, se acercó al rostro de Claudia y
besó sus labios deliciosos. Los presionó con los suyos justo antes de
delinearlos con la punta de su lengua para luego entrar hasta encontrar a su
pareja de juego. Se rozaron, se acariciaron y se saborearon en un juego lento y
maravilloso.
Luego
de unos cuantos segundos disfrutando de aquellos besos, Sandra puso pausa para
poder tomar aire y no dejarse llevar por los embriagadores besos de Claudia. Le
hacían perder la noción del tiempo y el espacio, así que debía centrarse y así,
no dejarse distraer por ellos. Le dio un último beso corto en los labios para
luego hacer que Claudia se quitara la bata y se volviera a acostar. Una vez
así, Sandra se sentó a horcadas sobre el centro de Claudia. No llevaba ropa
interior, así que el contacto piel con piel la hizo sisear al instante.
Sentir
la piel caliente del vientre bajo de Claudia en todo su centro hizo que un
corrientazo la recorriera por completo y sus terminaciones nerviosas de su
intimidad, se activarán irremediablemente. Claudia al sentirla, rodeó sus
caderas con sus manos y subió su pelvis para presionar y unir aún más sus
pieles.
Sandra
apoyó sus manos en los hombros de Claudia y comenzó a moverse lentamente de
atrás hacia adelante una y otra vez. Claudia por su parte, la ayudaba con sus
manos mientras se perdía en la maravillosa vista de Sandra frotándose y
gimiendo sobre ella. Podía sentir la humedad en su piel, como la mojaba y
extendía su esencia sobre ella y eso la excitaba sobre manera.
El
vaivén de los senos de Sandra se loshicieron provocativos, por lo que subió sus
manos por los costados de ella para instarla a que bajara su torso y así alcanzar
esos senos que le encantaban. Al tenerlos a centímetros de su boca, los rozó
con sus mejillas antes de tomar uno de ellos entre sus labios y lamer el pezón
lentamente. Escuchar el siseo de Sandra la hizo sonreír con satisfacción, darle
placer a Sandra era su adicción y su afrodisíaco más potente, así que de
inmediato, cerró la boca sobre todo ese seno y comenzó a saborearlo como tanto
le gustaba al tiempo que a su gemelo, lo masajeaba con una mano.
Sandra
se dejó ir por unos minutos, le era imposible negarse o ignorar esas caricias,
pero cuando se dio cuenta de que sus movimientos de caderas contra el muslo de
Claudia la harían llegar antes de tiempo, se detuvo y con mucho esfuerzo, se
separó de esa boca matadora.
-
Espera _ Logró decir con voz entrecortada.
-
¿Qué pasa vida? _ Protestó Claudia. Sandra cerró los ojos un instante
recuperando su control.
-
Hoy seré yo quien tenga el control _ Le sonrió.
-
Siempre lo tienes vida.
-
No, siempre me haces perderlo _ Le dijo al tiempo que la agarraba por las muñecas
- Pero hoy no te dejaré _ Le guiñó un ojo justo antes de llevarle las manos
hacia la cabecera de la cama.
Se
levantó un poco buscando lo que necesitaba y Claudia aprovechó para tomar en su
boca el seno que no había probado. Sandra retuvo la respiración al sentirlo,
pero no dejó de hacer su labor. Claudia estaba tan embebida lamiendo el seno de
Sandra que no se dio cuenta, sino unos segundos después, que sus manos estaban
atadas por encima de su cabeza con unas elásticas. Al ser consciente de ello, dejó
ir su golosina y se quedó mirando a Sandra con sorpresa. Si bien era cierto que
le gustaba probar cosas nuevas y excitantes, era igualmente cierto, que le
costaba tomar la iniciativa, así que el que estuviera tomándola en ese momento
y de esa forma, era una muy agradable sorpresa.
-
¿Así que realmente quieres tener el control hoy?
-
Sí _ Respondió sin poder evitar sonrojarse.
El
corazón de Claudia se derritió al verla así. La mataba verla sonrojar y bastaba
solo ese pequeño detalle, para que Claudia le entregará la luna si se la
pidiera, así que sin dudarlo, se entregó por completo a lo que fuese que Sandra
tuviera en mente.
Por
su parte, Sandra se levantó para poder llegar hasta los pies de la cama y sacó
la otra elástica que necesitaba, con las cuales, ató los tobillos de Claudia.
Mientras las aseguraba, Claudia pudo notar que las elásticas eran una sola, y
que si movía las muñecas, el movimiento hacía que la cuerda de los tobillos se
tensara y así, mover las manos, inmovilizaba los pies y mover los pies,
inmovilizaba las manos. Una media sonrisa se asomó en sus labios con aires de
expectativa.
Luego
de asegurarse de que Claudia no se movería, Sandra fue hasta el closet y sacó
una bolsa que colocó justo al lado de la cama. Sacó un pequeño frasco de plástico
y se volvió a sentar a horcadas sobre las caderas de Claudia. Abrió la tapa del
frasco y desde una distancia prudencial y sin dejar de verla a los ojos, volteó
el frasco para que desde la boquilla, el líquido cayera directo sobre los senos
de Claudia.
De
inmediato, un rico aroma a durazno invadió el espacio, así como también, la
rica sensación de aquel líquido viscoso que caía sobre su piel sensible. Era
aceite y al tener contacto con su piel, se volvía cálido.
No
hubo palabras, solo miradas intensas mientras Sandra cerraba la tapa del
frasco, lo hacía a un lado y con la yema de sus dedos, comenzó a esparcir el
aceite por los pezones y aureola de los senos de Claudia. La sensación era tan
deliciosa para ambas que las pupilas se les dilataron sin remedio, expresando
así, el placer que aquellas caricias les ofrecía a ambas.
A
Claudia, el sentir la caricia suave con lo resbaloso y cálido del tacto y a
Sandra, el sentir la aparición de la erección de los pezones y como se sentían
así de duros en la palma de sus manos. Caricias suaves, pero eróticas
deleitaron a Claudia durante largos minutos que la hicieron inquietarse por la
excitación. Su centro se mojaba cada vez más y la búsqueda de alivio la hacían
mover su cadera hacia arriba buscando el contacto íntimo con el centro de
Sandra.
Parecía
que el aceite se calentaba a medida que las caricias se mantenían, así que la
combinación del calor y las caricias resbaladizas, la tenían extasiada.
A
toda esa mezcla de placer se le unió la exquisita sensación de la boca y la
lengua de Sandra. Cuando fue tomado como presa en esa boca cálida y húmeda, un
gemido sostenido se escapó de sus labios al tiempo que arqueaba su cuerpo para
ofrecerlos en plenitud y de esa manera, olvidarse del mundo y centrarse sólo en
las maravillosas sensaciones que su Sandra le ofrecía.
Besos,
caricias, succiones y lamidas juguetonas, eran el cóctel del momento. La
imposibilidad de usar sus manos o de doblar sus piernas, le agregaban un
elemento más de excitación y desespero que la tenían en el cielo.
Sin
embargo, una vez más Sandra paró la faena y un quejido salió de su boca. De
haber continuado, podría haber llegado fácilmente y aunque su mente sabía que
debía esperar, su cuerpo pedía a gritos que lo dejara liberarse.
Respirando
con dificultad y con los ojos entrecerrados por la bruma de la excitación,
logró ver como Sandra tomaba otra vez el frasco de aceite, pero esta vez,
vertió el líquido justo sobre su monte de venus y sobre el inicio de la unión
de sus labios mayores.
Su
centro ya estaba por demás caliente y mojado, pero al sentir el líquido, todo
alcanzó un nuevo nivel de placer y locura.
Sandra
comenzó a extender el aceite por su monte de venus con la yema de sus dedos y
luego fue bajando por sus labios mayores. Caricias externas y suaves que
hicieron que un fuerte corrientazo la atravesara por completo ya dejara sin
aliento. Por tener a Sandra sobre sus piernas, le era imposible abrirlas y
darle acceso a su punto más sensible, a ese que estaba en llamas y empapado a
la vez. Sandra la torturó rozando a penas cada labio y la unión entre ellos, la
torturó aún más cuando se acercó con su boca y la lamió con extrema lentitud,
pero todo se intensificó cuando con la ayuda de
sus dedos, abrió ligeramente los labios dejando expuesto la punta de su
clítoris y lo lamió suavemente. Sintiendo y disfrutando de su sabor y su
textura tan suave y delicada.
Claudia
ya había dejado de gemir suavemente, para hacerlo con ganas y sin pudor. Su
excitación era tal que ya no era capaz de pensar o razonar. Sentía que su
liberación estaba muy cerca y se movía en función de ello, pero cuando los
gemidos y movimientos de caderas se volvían frenéticos, Sandra paró otra vez.
-
¡Noooo¡ _ Fue la queja inmediata y lastimera. No sabía si podría aguantar mucho
más _ Amor por favor, necesito acabar - Le rogó.
-
Yo también mi vida, créeme _ Le respondió con dificultad, pues estaba tan
desesperada como Claudia. Verla y oírla así de excitada, de entregada y a punto
de la liberación, la tenía tan cerca a ella también del abismo del orgasmo, que
casi no pensaba. Pero un último resquicio de cordura la hizo recordar lo que
había en la bolsa y lo que había planeado por días, así que juntó todas las
fuerzas que le quedaban para respirar profundamente y hacer un stop.
Buscó
dentro de la bolsa y sacó la caja marrón alargada que Claudia ya conocía, pero
que no usaba desde el cumpleaños de Sandra. Era el arnés doble.
A
pesar de haber disfrutado un mundo la ocasión en la que lo estrenaron, Claudia
sabía que Sandra prefería los juegos naturales y con juguetes de uso externo,
así que el que tuviera la iniciativa para usarlo otra vez, era el pináculo de
ese momento.
Con
cuidado, Sandra sacó el juguete, lo ajustó al cinturón y con cuidado y un poco
de nerviosismo, se lo colocó a Claudia, introduciendo en su interior la punta
interna y dejando expuesto, la punta externa que sería para ella.
Aplicó
en su mano un poco de aceite y lo untó sobre la extensión del dildo varias
veces, asegurándose de dejarlo bien lubricado. Sonrió con timidez a Claudia y
con las mejillas encendidas, sin embargo, estaba decidida a seguir adelante.
-
Necesito que me lubriques _ Le dijo con un hilo de voz. Claudia entendió
perfectamente lo que le pedía y sin dudarlo, aceptó.
-
Ven _ Le dijo.
Sandra
se movió hasta quedar a horcadas sobre la cara de Claudia y así, Claudia se
dedicó a lamerla con suavidad y dedicación. Sandra estaba por demás lubricada
con su esencia, pero sabía que necesitaba de aquella estimulación para recibir
con mayor agrado la penetración del dildo, así que no dudó en darle todas las
caricias y besos que necesitó hasta sentirla tan ida, que paró a pesar de que
Sandra buscaba su boca para liberarse.
Con
desespero, Sandra se apartó de la boca de Claudia para poder ubicarse en la
posición correcta para lo que venía, pero antes, devoró la boca de Claudia con un beso intenso en el que logró
saborearse a sí misma en los labios de ella y desear marcarla con su esencia
como suya. Claudia era suya y de nadie más.
Con
ese pensamiento irracional y básico, levantó su cadera, ubicó la punta del
dildo en su abertura vaginal y lentamente se fue empalando por sí misma. Sin
apartar la vista de la de Claudia y entre gemidos y jadeos, lo hundió por
completo en su interior y gimió mucho más fuerte echando la cabeza hacia atrás
al sentirse total y completamente llena en su interior.
Apretó
sus músculos internos y apretó sus dedos sobre los muslos de Claudia que eran su ancla. Tomó aire un par
de segundos, acostumbrándose a la
llenura y poco a poco, comenzó a cabalgar sobre Claudia.
Claudia
estaba igualmente extasiada que Sandra, pues con cada sube y baja, la punta en
su interior también se movía, haciendo que el placer fuese completamente
compartido.
La
mezcla de sensaciones, de gemidos, de movimientos eróticos y de necesidad, las
subieron cada vez más a la cima del placer. Deseo, hambre e irracionalidad las
invadió sin control, dejándolas a merced de una explosión que se formaba en las
entrañas y que sin voluntad o ganas de frenarlo, la dejaron salir a la superficie
con plena libertad, haciéndolas llegar de una manera tan arrolladora que sólo
fueron conscientes del clímax y nada más.
Gritos,
espasmos y movimientos involuntarios dominaron el ambiente. Ninguna era dueña
de su cuerpo en ese momento, solo la liberación era la dueña de ambas, así que
sólo les quedó esperar que la bruma del éxtasis disminuyera, para poder tomar
el control de sus cuerpos, de su voz y de sus almas.
Con
las pocas fuerzas que le quedaban, Sandra sacó el dildo de su interior, liberó a
Claudia y se acostó abrazándose a ella para que pudiera rodearla con sus
brazos. Siempre después de la liberación, necesitaba estar entre sus brazos, se
sentía protegida y en paz allí, así que no había mejor lugar para estar en ese
momento tan vulnerable que ese.
-
Te amo vida _ Le dijo Claudia apretándola a su cuerpo y besándola en su frente
- Gracias por estar conmigo, por ser mi amor y ser mi hogar _ Sandra movió su
rostro para poder mirarla a los ojos.
-
Yo también te amo mi vida y no hay otro lugar en el mundo en el que quisiera
estar más que aquí _ Colocó su mano sobre el corazón de Claudia - Eres todo lo
que necesito para ser feliz.
Palabras
cursis, pero que resumían de manera exacta, lo que significaban la una para la
otra. No había dudas al respecto. El amor que las unía, era el dueño de ambas y
no había escapatoria alguna. Aunque... ¿Quién querría escapar de algo así?
------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Kam Zoe - Derechos Reservados
©
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.
Hola Kam, soy tu fiel seguidor desde hace mucho y siempre es agradable leer algo que venga de ti, entiendo completamente tu ausencia y creeme que me duele mucho pues tengo gente muy querida en Venezuela, Chrisd (bien la has de conocer) no ha subido nada desde hace más de un mes y ya estoy preocupado por ella, tengo dos amigas en Valencia asi que vivo la lucha de ellas si bien a la distancia pero lo hago dia a dia y te voy a decir lo mismo que a ellas, no estan solos Kam, en toda latinoamerica hay mucha gente al pendiente orando por ustedes, por favor no lo olvides, cuando todo se ve más negro es por que esta por amanecer.
ResponderEliminarNo se rindan, te mando un abrazo a la distancia y espero tu y tus seres queridos se encuentren bien.
Hola, muchísimas gracias por tus buenos deseos y sí, se agradece mucho más las oraciones y el apoyo emocional que nos dan. Es muy difícil todo esto, ver tantas injusticias y tantas ilegalidades y sin poder hacer más que poner el pecho y la cara en nombre de tu país.
EliminarConfío en que como dices, toda oscuridad da paso a la luz, así que seguiremos esperando esa luz para comenzar la recosntrucción no sólo de la economía, sino de la sociedad y hermandad que tanta falta nos hace.
Saludos y cariños
Kam