Danza Entre Lobos
Capítulo 40
AnDieiSomnium - I
Cerré los
ojos intentando no sentir aquella herida que se había formado en mi alma desde
el momento en que su corazón no latió más, al abrirlos veía borrosa la sangre
ya seca en mis manos, miro ese tono escarlata sabiendo que de estas no se
formaron rosas, no lo harían esta vez, fueron las gotas a las que no les
permití alcanzar el suelo en aquel vano intento por mantenerlo en esta tierra,
por primera vez, fallar tuvo un precio extremadamente alto. Vi más abajo, los
grilletes de las cadenas que le pusieron a mis manos sobre la tela de mis
vestiduras para no desgarrarme la piel al solo contacto con aquel oscuro
material, terminaron atándome como a la bestia que ya no era, pero... tal vez
esa absurda idea y la máscara en mi rostro me habían mantenido con vida por el
suficiente tiempo, el miedo me condenaba a ser la criatura del horror de
muchos, para bien o para mal, solo su necesidad de mí, de la supuesta fuerza y
poder que poseo concedía que todavía el aire surcara en mis pulmones. De otro
modo hubiera fallecido por el simple hecho de pertenecer a la familia real de
Windbloom, sus opositores.
Busqué
bajo el saco negro un pañuelo, limpie la sangre y la prenda no se manchó de
hollín o la mugre en mis manos cansadas de la lucha, como si lo sobrenatural
dentro de mí siguiera vivo, solo la sangre se trasladó a la prenda formando el
emblema de los Kruger en él, una cristalina gota cayó sobre la prenda y los
hilos fueron suavemente recubiertos de cristal, sin que la tela perdiera sus
propiedades flexibles. La imagen de la sonrisa y la paz en su rostro me golpeó
tan duramente en el pensamiento, que no pude contener un gemido ahogado de
dolor. -Lo... siento tanto- Susurré suavemente acercando la prenda a mi frente,
cerré los ojos con fuerza y la estreché antes de dar un hondo suspiro para
aplacar mi silencioso llanto, sabía que esas palabras no podrían ser
escuchadas, aun así esperaría el día en que pudiera decirle todas esas cosas
que jamás fueron dichas, porque en el fondo pensé, que éramos inmortales.
-Natsu...-
Oí la voz de uno de los artífices de mi desgracia, Kano Ho, tensé la mandíbula
en el acto.
-No digas
mi nombre, no me hables... traidor- Levanté el rostro tan envenenada de dolor,
que usaba un tono de amenaza tan grave como el abismo en la tierra de Izanami.
-Tendré piedad con los inocentes, no sabrá nadie de los actos dolosos de la
familia Ho, no cargarán los niños ni las esposas con actos tan viles en su
nombre, pero tú...- Negué con la cabeza llenándome de una ira inconmensurable,
guardé la prenda atesorada entre mis ropas, me levanté y me acerqué a las rejas
de mi jaula, con tres metros de alto y uno de ancho, firmemente amarrada a la
carreta tirada por 6 caballos, junto a la mía, otra jaula diseñada en la misma
medida se encontraba vacía, pese a todo sabía para quién estaba destinada.
Estreché los barrotes a pesar de saber que una parte de ellos estaba cubierta
por cristales negros, sentí laceraciones en las manos en el acto, pero las
estreché entre mis dedos con tanta fuerza que el acero crujió ligeramente, el
dolor de una herida en la carne en nada se comparaba con la amargura que
guardaba mi corazón.
-Lo
intenté... le suplico me escuche- Dijo por lo bajo el rubio al servicio de
aquel maldito conde.
-Tú le
entregaste mi esposa a Nagi, le diste mi alma a un demonio poco después de
jurar lealtad y amor... ¡Te desprecio!- Grité, sin soltar las varillas, otro
crujido y el cochero se volvió su vista atrás, junto con el otro sujeto que lo
acompañaba, aunque más pareciera tratarse de un muchacho que apenas comenzaba a
hacerse adulto. Kano se puso nervioso en el acto...
Creí que
las miradas lo disuadirían de continuar su charla, después de todo yo era la
carga y una muy peligrosa según expuso el mismo Nagi antes de subir en su
carruaje, para cuando salimos del poblado de Fukka había unos cuantos
kilómetros de distancia entre él y yo. -Me quedé a servir, por usted... le juro
que yo tomé el camino para salir por ‘El Paso’, no iba a...-
-No laves
tu culpa... si me hubiesen dicho lo que pasaba, hubiera podido hacer algo para
proteger a nuestras familias, ahora... soy el juguete de Lord Dai Artai, un
viejo enemigo de la monarquía Kruger ¡Eso es traición! ¿Sabes que si alguien se
entera serás ejecutado?- Un crujido más, esta vez un zumbido en el aire, lo
siguiente que sentí fue un dolor intenso en la muñeca, gruñí, cuando baje la
vista vi con espanto una flecha atravesándome el antebrazo.
-¡No!-
Dijo Kano mirando. -¡No hacía falta!-
Pero aquel
de nombre Darsiv, ignoró completamente a Kano, bajó su ballesta recién
utilizada, sus ojos dorados se clavaron
en mí con advertencia. -Se lo pido, Kruger. No repita esas acciones... si
vuelve a tocar los barrotes, me veré forzado a inutilizarle las manos
temporalmente-
-¿Y no...
Se molestaría tu jefe si después no puedo sostener la espada que matará a
Kagutsuchi?- Reproché, aunque el dolor se extendía por todo el brazo tenía que
ver los medios para curarme y lo primero sería muy, muy doloroso.
-Usted no
es completamente humana alteza... Las bestias sanan con mayor prontitud- Odiaba
que me tratase con tantas pleitesía, como si me respetara o admirara, y al
mismo tiempo me había ensartado una flecha en un brazo ¿Acaso había
enloquecido?
-Ja, ¿Qué
sabrás tú de mí?... Mocoso- Gruñí, trabé
el brazo entre mis rodillas, rompí la punta y con una mirada bastó para que el
rubio entendiera mi solicitud, así me preparé para el momento.
Puse los
ojos sobre Darsiv, esperando su respuesta, la cual me concedió después de
sopesar sus palabras. -Mucho... adorábamos a uno de los 8, a la diosa que la
condenó a esta vida de martirio...- Cuando dijo aquello en pasado, sentí frío,
miré los tatuajes en la piel morena del muchacho, líneas de las que yo conocía
el significado. -Un dios que abandona a su pueblo, que favorece a sus
enemigos... ¿Es el dios que merece toda tu devoción? ¿O solo su magnificencia y
origen divino es suficiente?-
-Eres
privilegiado, fuiste escogido...- Musité molesta, sabiendo que él hablaba
desdeñosamente de Mikoto.
-Tan privilegiado...
me sentí tan privilegiado como tú, Alteza- Desvió la mirada al frente y pude
ver mejor las letras de su tatuaje. Me recordó instantáneamente lo infeliz que
me sentía hace años, la realidad es que si los niños me trataban mal no me
importaba tanto, como cuando las personas comenzaron a apartarse de mí, por
desdén como Nao, por la muerte como mi madre, e incluso cuando mi amada Shizuru
me despreciaba, culpé todas esas veces a Mikoto.
“He aquí
al guardián, al hijo de Zoar y Sterek, a quien yo he destinado para guardar el
tesoro divino del sol, entregado a 5, los protectores del mundo...” apenas pude
leer hasta ahí, lo demás estaba cubierto por sus abrigos. Noté que en los
brazos tenía encantamientos para repeler a las sombras de la materia oscura, los
que yo llamo Orphan. Dejé escapar un grito abruptamente, volví la vista y halle
a Kano con la flecha entre las manos, había tomado la oportunidad de mis
distracciones, sonreí ligeramente agradecida mientras el de ojos verdes vendaba
mi brazo con fuerza.
Tomé
asiento en la base de mi jaula, lo más lejos posible de los barrotes, adolorida
bajé la mirada sobre las vendas, el viento gélido del invierno mecía mis largos
cabellos, me acariciaba el rostro en medio de aquel viaje, casi como queriendo
consolarme... no sabía dónde estábamos, los sirvientes de Nagi me habían
cubierto la cabeza al inicio del trayecto y solo unas horas después ya de
camino le habían concedido a mis ojos ver la luz día, dado que en los términos
de Hideki, el cochero... podría ser la última. Así mismo sentía la insistente
mirada de aquel, el mediano de los Ho.
-Siento
que estoy muerto desde el día que el Conde amenazó a mi familia... si al final,
falleciera por esa razón, entonces habrá valido la pena ¿No fue la misma
decisión que usted tomó, Alteza?-
Asentí,
sabía de lo que Kano hablaba... -Ahora están fuera de su alcance... Nina,
Arika, mi Shizuru, incluso los soldados... nuestras familias fueron libres de
irse a cambio de mi libertad, después de todo.... Nagi no tiene más alternativas-
Musité con la voz rota silenciosas lágrimas volvieron a surcar mis mejillas,
llevándose con ellas el hollín bajo la máscara.
-Estoy
aquí, acompañándola... aunque no pueda hacer nada más-
-Gracias
Kano...- Musité por cumplir, más le hubiera valido marcharse con los demás.
-Lo siento
mucho... Natsuki- Miré sus ojos, tan verdes como el prado en primavera, lamenté
que de una u otra forma, Nagi arrastrara a las personas a su abismo personal.
¿Tanto significaba para los Dai Artai el recuperar su nombre y deshacer la
historia? ¿Verdaderamente valía tanto la corona de Windbloom?
Negué con
la cabeza, vi que el camino se cerraba, ascendimos a una montaña en cuya meseta
se elevaba un castillo de granito grisáceo, que roído y olvidado por sus
anteriores dueños se miraba en deplorable estado, aprecié en mis distantes
conocimientos de historia y geografía, que se trataba de la cumbre bizancia, y
el castillo le perteneció a Kruger Barbarak... eso significa que estamos
bastante cerca del lago de los Orphan y allí la restante armada de Fukka.
Para
cuando arribamos supe cuán equivocados estábamos al asumir que continuaría
deshabitado, después de los saqueos ocurridos hace 250 años, no es que alguien
estimara encontrar algo de valor, salvo por los muros de aquel lugar y no era
muy recomendable teniendo presente el constante asedio de los Orphan recién
transmutados desde el lago; y para Nagi había sido más que suficiente, tuvo
tiempo incluso, porque reconstruyó lo que le interesara de ese lugar, las rejas
se abrieron, mi carreta y otras 5 que venían atrás entraron tanto con víveres
como armas.
Por lo
menos cinco encapuchados con lanzas me apuntaron por fuera de los barrotes de
mi jaula y me picaron temerosos, como si estando atada de manos, cercada por un
acero nocivo para mi existencia y con un brazo prácticamente inutilizado, yo
pudiera ofrecer algún peligro.
-No
estimes que ninguno de ellos te ayude, para todos aquí... tú eres un monstruo
en verdad- Me informó Darsiv con pesar, antes de abrir la reja y apurar a Kano
a ponerse con los demás sirvientes, pese a que él y Hideki habían oído las
verdaderas intenciones del joven Ho, supe que no se preocupaban de él, lo veían
demasiado indefenso. -Ya que has matado a 30 hombres... la noche anterior, este
año se cuentan 80 muertos por tu mano o las de tus aliados-
-¿Qué? Yo
jamás... jamás mataría a una sola persona o la diosa me castigaría por ello-
Dije con sinceridad.
-No sabes
cómo funciona el mundo, Alteza- Musitó con un hondo pesar, de todos los que me
rodeaban y querían verme muerta, Darsiv era el único que no parecía a gusto con
la idea.
Sentí un
empujón por la espalda, caí desde lo alto de la carreta al suelo empedrado
lleno de tierra y otras porquerías, contuve un gemido de agonía en cuanto mi
brazo volvió a sangrar profusamente. Volví la vista atrás, era Hideki. Vi a
Kano desde mi humillante posición en el suelo, guardaba silencio, sabiéndose
rodeado por más de 30 de los esbirros de Nagi, ni siquiera una palabra de
consuelo podría prodigarme.
Hideki me
levantó por el hombro, quizás no deseaba hacer esperar a su patrono. Mientras
me empujaba para apurar mi paso susurró muy cerca de mi oído. -¿Tú... mataste a
‘Tesso’, la rata de hierro?- Presionó mi hombro hasta magullarme más.
-¡Responde!- Gritó esta vez.
No
respondí a pesar de la presión, estaba cansada, me dolían hasta los huesos. En
cuanto nos detuvimos en lo que era el antiguo salón del trono, miré a los ojos
tan negros como el carbón y dije mis pensamientos. -Deberías estar agradecido,
ese Orphan ya no puede herir a nadie...-
-Ese era
el Slave, de mi amante... tú mataste a Kaburo- Vi el filo de un arma acechando
mi costado con deseos asesinos, pero antes de sentir el filo del puñal, una voz
intervino.
Cantarina,
burlesca en todo sentido. -Hideki... querido Hideki, deja que premie tu lealtad
después, te aseguro que será infinitamente más placentero... para todos-
Levanté la vista y ahí estaba, Nagi Dai Artai, observándome con sus ojos rojos,
pero esos iris no eran ni remotamente parecidos a los de mi amada Shizuru, eran
fríos, mezquinos y llenos de una oscuridad pasmosa. -Por ahora hay alguien a
quien le interesa ver ese rostro primero... he aquí, la dama que me sirvió en
bandeja de plata a las dos bestias de Fukka-
Nagi se
hizo a un lado, a su espalda yacían de pie tres personas, Darsiv, una morena de
impactante figura con ojos igualmente dorados, muy seguramente familiar de
aquel argita y finalmente, desechando de su cabeza aquel velo, estaba ella.
-Hola... Natsuki- Murmuró con frío mirar, su sonrisa se desdibujó un momento, o
tal vez lo soñé... sonreía ladinamente.
-Nao...-
Musité incapaz de creer que ella, justamente ella estuviera aliada con mi más
acérrimo enemigo.
-Te lo
prometí, bella dama... que la tendrías a tu merced, de rodillas- El peliblanco
me miró aun de pie. -Dije, ¡De rodillas!-
Hideki
golpeó mis hinojos y no pude sostener la fuerza en las articulaciones para
mantenerme de pie, caí de rodillas mientras los demás, aquellos hombres y
mujeres de aspectos poco halagüeños se reían, otros escupían el suelo en mi
nombre, solo porque yo no estaba lo suficientemente cerca para ser objeto de
sus venganzas. Pero nada de eso importaba, buscaba en sus ojos verdes, sin
embargo aquella melena rojiza me escondió esa posibilidad. ¿Por qué? No le
había bastado romper mi corazón en un lejano día ¿Que pude haber hecho? ¡¿Por
qué?!
-La parte
de suplicando perdón, todavía no llega... pero soy un hombre de palabra- Añadió
Nagi con burla, disfrutaba ese momento como pocas cosas en su existencia, mi
presencia allí no era otra cosa que la culminación de toda una vida de planes,
porque estaba segura que al mostrarse finalmente de una forma tan abierta, no
sería por mero descuido. -Ya no te ves tan altiva... negociando como ayer, con
la espada en la mano y el orgullo en la mandíbula-
Los
murmullos se extendieron por todo el salón. -Si... la última bestia de Fukka es
una mujer ¿No les causa curiosidad saber qué estaba pensando los dioses para
mofarse así del mundo?-
-Pusieron
a una doncella al servicio de labores... que ningún hombre pudo- Respondí
sosteniendo la mirada de los dos, aun si estaba devastada por el peso de mis
propias penas, no decaería sólo por el honor de haber sido la hija de mi padre.
-Justamente
por eso sigues viva... pero sé de algunos que sueñan con ver cómo te devora el
dragón blanco- Bromeó y numerosas risas se extendieron por toda la sala, pese a
todo, las tres personas a las que yo miraba, no sonreían.
-Eso lo
veremos, Conde Dai Artai- Lo miré con desdén.
-Quebraremos
ese orgullo, Kruger- Su expresión se tornó molesta, se acercó a una mesa y de
ella tomó un látigo, nada más verlo supe lo que sería de mí. Pozo aquel objeto
en la mano de Nao. -También te dije que te concedería todo... solo por esto,
puedes ser tú quien tenga la primera ocasión-
Verde y sangre,
se miraron, pero Nao decantó sonriendo. -Sería criminal romperme las uñas en
una labor tan burda, no tengo manos para eso... qué tal si le concedes ese
placer a Hideki, como sabes, siempre he preferido mirar-
Nagi
levantó los hombros sin perder su buen humor. -Igual que yo, preciosa Julieth-
Me
forzaron a yacer boca abajo sobre un dispositivo de madera, con los brazos y
piernas atadas, era imposible moverme, retiraron mi saco, dejándome apenas con
la blanca camisa que ayer mi esposa dispuso para mí con diligencia amada.
Trague saliva mientras Hideki probaba el látigo en los alrededores, buscando el
punto exacto de un mejor y más efectivo golpe. Sabía que los siguientes
momentos serían indelebles en mi piel y en mi mente, así que no aparté la mirada
de sus ojos, buscando hasta el final la respuesta a la razón de las ignominias
que me asolaban, pero no hubo respuesta. Así sentí el primer impacto, tan
fuerte que me sacudió la espalda completa, un corte, sangre y la sensación de
una braza calcinándome la piel, un ardor urticante, un gruñido manó de mi
garganta y en los siguientes, esos sonidos se convirtieron en lamentos
entrecortados por la falta de aire, así de aguda e irracional pudo ser la
agonía de aquellas heridas. Pero mi tormento no se completó hasta que Hideki
perdió fuerzas y más que sudoroso, agitado, soltó el látigo con las manos
acalambradas. Entre mis delirios de realidad y de inconsciencia pude ver la
expresión callada y atormentada de Nao Yuuki, mi... primera, prometida.
...
El eco del metal chocando contra
otro metal, aquel sonido taladrando sus oídos la apartó del sueño abruptamente,
sin embargo lo mismo hubiese sido mantener los párpados cerrados o abiertos,
ahí en medio de la más profunda oscuridad no distinguía una forma de otra, ni siquiera
en su propio cuerpo. La percepción del tiempo de la Kruger se había perdido sin
que pudiera contar con la luz de la llegada del atardecer, la noche o el
amanecer, pero ciertamente se sentía como una eternidad; los horarios de la
comida no le decían nada, algunas veces eran tres veces y por ende podía
suponer del paso de un día, otras ocasiones pasaban las horas y las horas se
convertían en días, padecía de un hambre en la que los escrúpulos se
desvanecían, que de no ser por el susurro del agua fluyendo a través de una
falla en su prisión, tal vez habría muerto ya de sed e inanición.
Un sueño efímero, así llamó al canto
de su voz, a la melodía del violín... porque así de breve fue la dicha que la
vida quiso darle, sonrió con amargura, pese a todo repetiría cada paso hasta
ese momento, por la fortuna de haber conocido a su amada Shizuru y tener el
placer de compartir cada instante en sus memorias, cada sonrisa, las miradas
enamoradas, cuando todo lo que le preocupaba era caer en gracia a sus ojos y su
corazón. Empero, era esa la cruda sátira del destino, librarse de la maldición
y ser grata a los ojo, solo para ser la presa de un terrible coleccionista.
Vino la luz de una antorcha, con sus
matices anaranjados en las paredes de piedra, distante, luego más y más
próxima, distinguió 3 sombras por el pasillo de piedra al otro lado de las
rejas negras, estaba bajo tierra y quien le hubiera dicho a Barbarak cuando
construyó las mazmorras que su propia sangre terminaría enclaustrada allí, tal
vez hubiese recibido azotes por osar tanto, pero hela allí... toda una ironía.
Distinguió las formas, el cambio de
aire y hasta el perfume de rosas que solía usar cierta mujer. -Si vienen a las
sombras, ¿Es ya el momento de enfrentar al demonio?- Cuestionó la morena esperanzadamente.
-No... Aun no es la hora, pero es
claro que en tu estado, no podrías enfrentar siquiera a Kyosuke, de seguir así serás fácilmente derrotada por Kagutsuchi-
-Darsiv...- Natsuki
apoyó la espalda en la piedra que hacía las veces de asiento, cama y comedor,
no sin dolor pese a que prudentemente había cubierto sus heridas previas con
hielo esperando evitar alguna infección. -¿Han pasado ya tres días?- Preguntó
ignorando por completo la advertencia del otro.
-Han pasado 9 días,
Alteza- Respondió el más joven sin perder el temple.
-Usa mi nombre,
después de todo eres el único que viene a hablarme... ¿Eso sería lo más cercano
a un amigo que tengo aquí?-
-Entonces Natsuki...
¿Eres verdaderamente capaz de derrotar a Kagutsuchi?- El argita fue tan directo
como era posible.
-No, es cierto que no
podría... vencerlo. Ese monstruo casi le costó la vida a mi padre cuando yo
apenas era un bebé en los brazos de mi madre, tengo la certeza de que apenas
podré darle pelea...-
-¿Así que al fin
revelas la verdad sobre la única razón que te mantiene con vida?- Esta vez se
trataba de la voz desconocida de una mujer. -Eres tal y como dijo, Lady
Julieth, una cobarde sin remedio-
Tensé la mandíbula en
el acto, ese nombre la había atormentado en medio de los delirios ocasionado
por la fiebre de aquellas heridas, si vivía pese al daño recibido y en tan
deplorables condiciones, quizás se debía a la voluntad de los dioses, porque de
ser por Nao Yuuki, seguramente estaría muerta hace tiempo. -Aun en mi postura,
prefiero mi soledad a la sola mención de ese nombre...-
-No se juzgue tan
inocente... usted, no es menos vil que el señor de esta morada- Reprochó
Sherezade con frialdad en sus ojos dorados.
Ante aquellas
insultantes palabras, la Kruger se puso de pie no sin dificultad debido a su
entumecida espalda y caminó todo lo que se lo permitieron las cadenas que
sujetaban sus manos y pies a la pared. La vista del ‘Doncel de Hielo de Fukka’
era en todo sentido deplorable. La hermana de Darsiv retrocedió al verla, con
las ropas más rasgadas que cuando salió del salón del trono donde Hideki la
torturó de forma tan cruenta, estaba claro que astutamente la de ojos glaucos
había usado parte de sus vestiduras para vendar sus heridas, dejando al
descubierto bastante más piel que la acostumbrada, pero preocupantemente muchas
de las magulladuras no habían sanado como se esperaría. -¿Vil? Dígame sin demora los actos de bajeza
que he cometido, porque hasta el más culpable de los hombres ha merecido juicio
y confrontación para sus faltas... ¿Acaso sabría de qué me acusa sin que lo
diga? Cuando todo lo que sé es que ella me ha desdeñado a mí, incluso ahora...-
Por la escasa luz del lugar, apenas pudo notarse que los iris esmeraldas no
estaban puestos sobre los hermanos, sino más bien sobre la tercera sombra, la
que desprendía ese aroma a rosas.
El moreno se acuclilló
frente a las rejas, en aquellas sombras Kruger se había mantenido alejada las
anteriores veces cuando trajo sus alimentos, así que solo hasta esa ocasión
tuvo la oportunidad de notar que sus heridas no se curaban al ritmo que se
esperaría de una bestia de Fukka. -No sanas, no te liberas de tus ataduras...
casi pareces, tan mortal como cualquiera... aunque ciertamente otra persona
habría muerto ya... ¿Acaso has perdido la maldición? ¿Cómo es que desprendes
entonces tanto poder espiritual?-
-Je, al fin alguien
con cerebro...-
-Morirás en cuanto
Nagi lo sepa...- Sentenció la tercera sombra más que impaciente, que no era
otra que la pelirroja de ojos verdes que danzó para Natsuki en su despedida de
soltera, era ella la que implacable escuchaba en silencio desde hace un rato,
pero parecía molesta por las circunstancias.
-¿Y no es eso lo que
quieres, Yuuki?- Natsuki buscó la mirada de la bailarina, esperando que salvo
por la presencia de Darsiv y Sherezade, la mujer encontrase la privacidad
suficiente para referir las razones de su evidente traición, sin mencionar tan
agudo deseo de venganza.
-Justamente... eso es
lo que he querido siempre- Musitó sin esconder la verdad. -Haces que sea muy
fácil... pensé que darías algo más de pelea, si tuvieras el coraje, tal vez
entonces, las cosas hubieran sido diferentes- Nao se delataba desencantada ante
la idea.
Kruger se mordió los
labios con encono, así después arrastró las palabras con voz grave. -Jamás
rechace una pelea, jamás di un paso atrás... ¡Te pedí que te casaras conmigo!
¿Fue eso tan malo? ¡¿Por qué me haces esto?!- Reprochó Natsuki con su mirada
puesta en Nao. -Yo te amé como al aire para respirar, yo lo daría todo por ti y
tú solo te fuiste despreciándome como todos ¿Qué fue lo que te hice entonces?-
-Debiste hacer de ese
día el más feliz, pero para mí fue el más desdichado...- Nao estrechó entre sus
manos los barrotes que la separaban de Natsuki y dejó ver la ira en sus ojos. -No
estaba en tus intenciones, esa es la verdad... mi madre lo supo antes que yo y
no resultó muy conveniente ¿No es así? A diferencia de Fujino yo no tenía
precio, ¿Pensaste que iba a venderme a ti como esa?-
-¡No te atrevas!-
Natsuki se adelantó y sujetó la muñeca de Nao, contorsionando el brazo en su
espalda para compensar la longitud de la cadena a través de los anillos de
acero que la mantenían adherida a la pared. -¡No permito que nadie hable así de
Shizuru!- Tensó la mandíbula y estrechó el agarre. -Ni siquiera tú...- Respiró
con agitación. -Tampoco metas a Lana en esto, sabes que nuestras madres fueron
amigas de la infancia... los pasos que seguiste, los elegiste por ti misma, ¿Te
apartaste para qué? Para ofrecer tu cuerpo a todos esos hombres, querías
herirme tan profundamente... ¿Dejaste la posibilidad de ser mi esposa por el
placer que pudieran darte esos viles? ¡Le vendiste tu dignidad al mundo! No fui
yo...-
El filo de un arma
amenazó a la altura del cuello de la Kruger. -Si fueras tan amable de soltar a
Nao-sama...-
-Con todo gusto...-
Apartó los dedos de su muñeca.
Desde el otro lado de
la reja Nao observó cómo Natsuki volvía a su lugar en las sombras, sentada en
la estructura de piedra. -Aunque baile y mil pueden verme la piel, jamás
tendrían mi cuerpo... tampoco tú... pues a fin de cuentas encontraste una más
fácil a pesar de las bajezas que hizo tu familia, solo porque esa deidad ciega
te favorecía ¿Tenían el privilegio de hacer su voluntad sobre todos? ¿Acaso esa
sangre azul te daba el derecho a tanto?-
-¡Deja a Shizuru en
paz!- Gritó más que molesta Natsuki, después con un suspiro prolongado...
apenas fue posible distinguir el brillo de sus ojos jade como reflejo de la
fogata en el marco del lustroso metal de la máscara. -Yo jamás tome ventaja de
eso, a pesar de las muchas veces que se burlaron de nosotros y cuando se
reían... estrechaste mi mano con fuerza, los mirabas mal... cuando quería
llorar me decías... un día vamos a casarnos, cuando seamos grandes, entonces
nadie va a molestarte, porque yo seré tu esposa, todos te envidiaran... Je, sí
que sabías lo hermosa que fuiste siempre... yo no tenía que comprarte, yo
quería regalarte el mundo entero solo porque tú me habías dado tu afecto o eso
creí-
-¡Mentirosa! Siempre
fuiste muy buena mintiendo... ¡Me lo creí!- La pelirroja oculto su iris limón
en las sombras de su abrigo. -Pero ya no soy tan inocente...- Pese a todo, un
par de silenciosas lágrimas bajaron por su mejilla.
-Yo jamás... mentí-
Natsuki hurgó entre sus bolsillos o lo que quedaba de sus pantalones, sonrió
con ironía, extrajo la caja con la joya, cuando tenía visto entregarle la
Espinela de la Victoria a Christoph Ho, todo se torció con ataque de los Slave
y no pudo deshacerse de eso. -Al final, fue diseñada para ti... arrójala a la
basura tú misma- Lanzó la caja y el moreno argita la cortó en dos mucho antes
de que alcanzara a Nao, temiendo que se tratara de un ataque, sin embargo de la
caja se desprendió el anillo intacto cuyo tintineo por el suelo cesó en cuanto
chochó contra el zapato de la pelirroja, Nao se inclinó para sostener el objeto
con curiosidad. El brillo y la forma de la prenda disparo instantáneamente esa
memoria tan dentro de ella.
-Ha pasado el
tiempo...- De eso casi 5 años...
Entraba
como alma llevada por infernales cavernas, a prisa, sin siquiera distinguir
saludo a los sirvientes como era mi costumbre, di la vuelta en el pasillo y
sentí los pasos de la parca a la espalda, un vacío en el estómago y alguien
pisando mi lápida o mi corazón, no lo tuve del todo claro. Lo que me faltaba,
tiene un olfato de perro sarnoso... Arrggg. -Nao... Nao... no sabes cuánto me
alegra que hayas vuelto, estaba tan preocupada por ti- No me mires con esos
ojos, no finjas que nada pasó, indigna... maldita. Apresúrate Nao, solo toma lo
poco que tienes y vete, hazlo mientras puedas, no te dejes envolver por sus
mentiras.
Casi
estaba corriendo a paso presuroso, di gracias cuando llegué a mi habitación y
fui al closet, sabía que me seguía, rogaba que se quedara callada, pero era
mucho pedir ¿Verdad? ¡Lo encontré! Una bolsa llena de todas las baratijas no
tan baratijas que esa mentirosa me dió. Me di la vuelta y me la encontré
caminando de un lado a otro con nerviosismo.
-Yo
estaba pensando que... si talvez...- Estaba tan sonrojada que aun usando la
máscara, sabía que ardían sus mejillas, se inclinó con una pronunciada venía.
-Me concederías una velada esta noche, sé que no te gusta toda esa ceremonia
pero te prometo que...-
Era
como estrujarme el corazón. Eres tú la causante de mi infortunio... contuve las
lágrimas en mis ojos. -No... No tengo interés- Busqué lo siguiente, unas mudas
de ropa.
-¿Por
qué? ¿Cuál es la prisa? Nao... ¿Qué pasa?- No me hables de formas tan
desentendidas, me pasas tú... infame, ¡Innombrable!
Me
sujetó la muñeca y sentí tanto fastidio que manoteé en el acto, la miré
directamente... aun si no podía ver su expresión podría jurar que rompería a
llorar ahí mismo. -Apártate...-
-No
puedo... Nao no... No me hagas esto, si estas molesta por algo... solo dilo
como siempre, pero... no me hagas pensar que te irás...- Me miró suplicante,
sus ojos fingían tan bien.
Lo
dudé, cómo es que alguien que me mira con tanto amor podría... -Me voy...-
Arrebatármelo todo.
-¿Por
qué?- Tensó la mandíbula.
-No
es tu asunto...- Es tu maldita familia, eres tú, lo son todos... todo lo que
tocan se marchita.
-¿Es...
es por qué te solicité? Lana estuvo de acuerdo, incluso...- Intentó explicar,
pero eso solo me hizo sentir una ira inconmensurable.
-¡No
la menciones! No te atrevas...- No, no puedo llorar frente a ella. Si aún no lo
sé con certeza, cuál de los dos pudo hacer algo así... son los monstruos, no lo
olvides... ¡No lo olvides!
-Sé
que no te lo pregunté primero ¿Es eso?- Me detuvo, escuchaba sus respiraciones
agitadas, sus nervios colapsarían en cualquier momento, ¿Siempre fuiste tan
frágil? No, solo fingiste esta pusilánime versión de ti, este tú que me hizo
sentir única en el mundo y quise proteger lo que pensé sería más valioso para
mí, tu corazón... y soy una tonta ¡Una tonta! Por pensar que sería real...
-Conocía tu respuesta, me lo has dicho mil veces... pero, hoy al anochecer
quería decírtelo a ti, de la forma correcta, pero tú eres... tan tú que no me
dejas más opciones, solo no estés enojada conmigo... Nao, eso me destroza- No
la mires a los ojos, no dejes que te acaricie la mejilla, que no hablen sus
miradas esas mentiras, porque ¿Podrías creerlas? -Eres quien me importa más que
nada... desde siempre eres de lo único que estoy segura, estuviste conmigo
cuando creí que nadie lo haría y entonces lo entendí, eres la dicha para mí...-
No sonrías así, deja de hacer esto... te lo suplico. -Si estas dispuesta- Posó
la rodilla en el suelo, buscó afanosamente entre sus atuendos nobles... -Si tu
quisieras...- Yo estaba de pie, estática por dentro y por fuera, perdida en sus
ojos hechos de la esmeralda más pura. Dejó a la vista dentro de aquella caja de
terciopelo verde un precioso anillo lleno de preciosas enredaderas de filigrana
se unían para sostener una joya de rubí tan hermosa que sería la envidia de
todas las cortesanas casaderas de Windbloom y sus alrededores. -¿Aceptarías ser
mi esposa?- Llegó esa pregunta, tan aparentemente franca. Je, hubiera gritado
‘si’ sin dilación hace una semana, Nao tonta... tonta.
“La
destrozaron sin piedad... no lo olvides nunca” Recordé esa voz, cerré mi puño.
Mi resolución cambió y mi expresión se endureció. Bajé la vista sobre ‘mi
fiance’, disfrutando la tortura que le suponía el silencio, como me gustaría
dejarte ahí, con la duda, pero sé que me perseguirías hasta el fin del mundo y
eso ahora, no es conveniente. Yo te haré pagar mil veces este dolor.
Sonreí...
-No quiero nada de ti, Natsuki- Tomé la caja de sus manos y la tiré contra la
pared. -Te desprecio, me repugnas...- Fue un placer como ninguno, me sentí
repentinamente poderosa, verla así... arrodillada ante mí, rota por dentro, la
mirada perdida como si acabara de arrancarle un fragmento de vida. -¿Acaso
podría sentir algo más por un ser tan repulsivo como tú? No confundas los
juegos de niños con verdades, ¿No te has visto a ti misma?- Me incliné
lentamente y tomé la barbilla de Natsuki entre mis dedos. Casi sentí pena por
la muñeca maleable en la que se convirtió en ese momento, incapaz de encontrar
la fuerza para ponerse de pie. -Eres... la bestia de Fukka ¿Quién te querría?-
-No
tú... nadie- Susurró perdida en sus pensamientos.
Me
di la vuelta para irme pero en cuanto pasé a su mano sujetó mi muñeca. -No...
Te vayas, aun si no me quieres, no te marches sola... ¿A dónde vas?-
-¿Acaso
piensas retenerme? ¿No soy libre de elegir mi camino, Kruger?- La miré con todo
el odio que podía contener, sabía que en cuanto no pudiera verla, en cuanto
huyera, volvería a atenazarme el sentimiento, querría correr a pedir perdón,
pero no... No puedo, no eres más que una fantasía tan falsa como la idea de que
aquí en Fukka, las criaturas son sombras escondidas en el bosque, aquí los
monstruos han sido siempre los Kruger.
-Te
libero de mí...- Su mano perdió toda fuerza de sujeción. Miré de soslayo, sus
labios conteniendo gemidos de pena, las lágrimas bajando por sus mejillas, di
un paso, luego otro y así llegue hasta la puerta, sentí la voluntad flaquear
cuando sus puños golpearon el suelo y rompió las losas.
-Te
odio...- Dije con el mismo llanto silencioso, antes de correr lejos y más
lejos, esperando que al lugar al que fuera, no me persiguieran sus miradas
llenas de esa falsa inocencia...
...
-Nao-sama- Sherezade
sujetó el hombro de su adorada e idolatrada señora, a ella se lo debían todo,
si tan solo no fuera la Kruger todo en lo que pudiera pensar la hermosa
Julieth, serían libres por fin. Nada les ataba a ese lóbrego lugar y estaba
claro que el conde ya había obtenido a la bestia que necesitaba para librar la
batalla contra Kagutsuchi, o al menos eso creía el hombre. ¿Entonces por qué no
irse ahora que era posible? Solo esa persona les retenía allí.
Darsiv quien se
mantenía sereno a pesar de las circunstancias que acontecían, vio que no
podrían tardar más en la empresa que había solicitado el señor de la cumbre
bizancia. -Espero me disculpe, Alteza... por lo que me ha dicho este día, antes
de que la luna se pose mañana, usted habrá muerto- Elevó en su mano una esfera
negra, ante la advertencia Natsuki se puso de pie esperando algún ataque, pero
el moreno simplemente arrojó el objeto dentro de la prisión. Los tres se
cubrieron el rostro con trapos tratados, mientras que una espesa humareda se
extendía en aquel agujero que había sido la morada de la pelinegra aquellos
tormentosos días, incapaz de sostener la respiración el tiempo que tardará en
disiparse el humo, la de glauco mirar se desplomó en el suelo inconsciente
debido a la toxina en el aire.
Una vez el hijo de
Sterek estuvo seguro de que la morena yacía genuinamente inconsciente en el
suelo, abrió la reja, entró en la celda y
retiró los grilletes, reemplazándolos por otros de cadena medianamente corta
en los brazos y piernas, después levantó a la joven notando que había bajado
considerablemente de peso desde la ocasión en la que la trasladó del salón del
trono a la mazmorra. -Tampoco le faltaba demasiado, para sucumbir...-
Nao quien pudo ver de
cerca a la inconsciente e indefensa Natsuki se acercó iluminando el rostro
enmascarado con la antorcha, aún sentía el fiero agarré de su mano en la
muñeca, la sensación del tacto en su piel fue electrizante. Había pasado tanto
tiempo desde la última vez que la había visto tan de cerca que tenía la
sensación de haber olvidado la exacta tonalidad de su piel, la mandíbula
perfectamente definida, la forma carnosa de sus labios ahora resecos y
lastimados, algunos cortes en su barbilla y el hollín, pese a todo podía sentir
su aroma a cítricos y pino, una ola de calor le inundaba como si más que solo
el corazón recordara con exactitud el magnetismo que tenía la Kruger sobre
ella. -Si no lo hubiese visto con mis propios ojos, podría dudar una vez más...
¿Cómo puede fingir tanta inocencia una persona tan cruel?-
-¿Son suficientes las
pruebas... Nao-sama?- Dudo el menor con un dejo de esperanza en su rostro de
color canela.
-Calla Darsiv-
Reprochó Sherezade más que molesta, si Lady Nao no odiara más a Kruger de lo
que le amó, entonces... lo perdería todo.
La pelirroja acarició
la mejilla del moreno con toda la ternura que solo sabía prodigar a esos dos.
-He visto a todos los Orphan y a los Slave que existen durante más de 4 años,
los lobos solo se manifiestan en la familia Kruger... yo he visto la verdadera
forma de Natsuki cuando éramos niñas, las mismas marcas en ese lugar... ella o
su padre, siempre fueron monstruos bajo esas máscaras-
-Es la última
oportunidad, ¿Desea que le quite la máscara?- Preguntó Darsiv con los ojos
puestos en la mayor de sus hermanas, ya que Nao era su hermana por pacto de
sangre.
-No... No me interesa-
La Yuuki no esperó más comenzó a caminar por el pasillo, pues lo conocía de
memoria. Mil veces había visto esas rejas y la prisión vacía, esperando
pacientemente el momento en que Natsuki la ocupara, sin embargo, al verla allí
en tan deplorables condiciones no se sintió para nada bien y eso le molestaba.
¿No debía disfrutar acaso de su venganza? ¿Por qué no tenía el dulce sabor que
esperaba?
-Le entiendo- Los
dorados ojos de muchacho se posaron en la durmiente persona que sostenía en sus
brazos, podía sentir con toda facilidad las formas de su figura, tan
aparentemente frágiles como las formas de su hermana Sherezade, tragó saliva
con pesar. -Cuando la miro... me parece verte, hermana-
-No oses
compararnos...- Se molestó la joven, desvió la mirada con malestar. Negros
cabellos y rostro tan delicado, odiaba tener tantas semejanzas con la persona
que yacía dormida en los brazos de Darsiv, salvo por la piel, las vestiduras y
la tonalidad de los ojos, podrían confundirse fácilmente como primas o
incluso... hermanas. -No es gracioso- Era meramente una casualidad, una muy
molesta. -Nao me mira... pero jamás podrá verme a mí, solo a esta mujer-
-Tú no has confesado
tus sentimientos ¿Cómo saber lo que siente ella entonces?-
-Aun cuando estamos
juntas, siento que al decir mi nombre... se esfuerza en no equivocarse- La hija
de Zoar tensó los puños con dolor y apoyó la frente en el hombro de su hermano
menor. -Si Lord Nagi no subestimara mi fuerza, le pediría que me dejara blandir
la cimitarra que le quite la existencia a esta mujer... por eso, cuando te lo
pida a ti, recuerda que ella es la persona que más heridas le ha causado a
nuestra familia, no dudes... deja que su cabeza se desprenda de su cuello sin
contemplaciones-
El chico de no más de
15 años bajó la mirada, luego simplemente asintió. -Pregúntale a la diosa,
porque al nacer fuimos escogidos, ella me dijo que era un privilegio haber sido
vistos por Ame no Mikoto... pero a pesar de su carga, parecía satisfecha con
los pasos que dio hacia esta desventura ¿No te causa curiosidad?-
-No hacemos rezos ni
conjuros hace tanto tiempo... nadie escuchará nuestras súplicas, no fueron
atendidas en el pasado, dudo que ahora se conceda, y te aseguro Darsiv que no
voy a intentarlo por ella ahora- La de melena Azabache desvió la mirada
molesta.
-Tienes razón...-
Los dos argitas se
miraron en silencio, el muchacho pese a ser más alto inclinó la cabeza y la pelinegra
llamada Sherezade, besó su frente. -Renuncio a mi destino... sin vínculos de
sangre, sin legados ni dioses- Murmuraron a coro suavemente antes de seguir los
pasos de Nao hacia la superficie.
-¿Iras con ella esta
noche?- Preguntó con una sonrisa amable en los labios el más joven.
Sherezade se sonrojó,
sabía que solo distraía el tema pero tampoco estaba interesada en hablar de
Kruger todo el día. -Como cada noche, hermano-
-Alguna vez deberías
no ir... tal vez, te extrañe- Levantó los hombros, pese a la edad el Argita era
fuerte y podía cargar el peso muerto de Natsuki sin dificultad.
-Tal vez... lo haga,
otro día- Volvió la mirada en otra dirección.
-En verdad espero que
Nao-sama... te corresponda-
-Ella entregó tanto
como tomó de mí, Darsiv... somos más que amantes y no necesito un anillo para
saber eso, tiene siempre puesto un ojo sobre mí, cuidándome incluso de Dai
Artai... sabes lo mucho que se arriesgó esa vez-
-Esa no es una
respuesta... y lo sabes ¿Te ha dicho que te ama?-
-Yo sé esperar... será
mucho más fácil cuando Kruger no esté- Eso lo resolvería todo ante los ojos de
Sherezade, lo demás no era importante, así de simple. Darsiv suspiro y desistió
del tema por esa ocasión, tendría que buscar un momento de conversación con Nao-sama,
pues no le gustaba que la relación entre ella y su hermana tuviese la
apariencia de un delirante romance sin aparente futuro.
.
.
.
El
humo me ahogaba por momentos, no tenía tiempo, no tenía un respiro, el caos
abundaba por doquier, había incendios en cada sitio al que miraba, las casas
deshaciéndose en cenizas, las personas corriendo en todas direcciones llevando
todo lo que pudieran cargar sus brazos, en mi camino cubrí la retirada de
tantos hijos de Fukka como pude ante los monstruos que los amenazaban, pero
ellos me temían tanto a mí como a las criaturas de las que les defendía. Solo
porque yo, usaba la máscara y tenía aquella magia sobrenatural manando de mis
manos. ¿Cuantos Orphan maté? No lo supe con certeza, solo sentía las manos
acalambradas, la ropa rasgada y cada músculo de mi cuerpo fatigado. Pero no
podía rendirme ni descuidarme, los monstruos podían emerger del lugar menos
pensado y necesitaba llegar al punto de encuentro, rogando que ellos estuvieran
ahí todavía. Caminé sujetándome el costado adolorido por los golpes que recibí
de algunos de esos seres durante la batalla, pero me horroricé al notar los
cuerpos calcinados junto a los escombros de las humildes casas, otras personas
empaladas y muertas de formas que solo las criaturas podrían lograr, me lamenté
de no haber llegado más prontamente, porque cuanto más me acercaba a la plaza,
más me recordaba el lugar a un campo de batalla y otro tanto se hacían más
angustiantes mis ideas. Levanté la vista y ví entonces con pesar las acciones de
los pobladores de Fukka.
¿Esta
es la gente a la juré proteger? Parecían animales, como si las criaturas
acechando en las cercanías, la aves negras de tres ojos rojos en el cielo o los
Tigris que rondaban no fueran suficiente motivo para buscar salvaguardar la
existencia, veía entonces que la mitad de los incendios habían sido provocados
o propagados por bandidos y ladrones, quienes saqueaban los pocos lugares en
pie. Joyas y posesiones valiosas, ¿Acaso ello valía tanto?
Escuché
un grito, una mujer gritaba frente a la que había sido su morada, clamaba el
nombre de quien al parecer estaba atrapada dentro de la casa en llamas. Suplicó
ayuda a los hombres, a otras mujeres, pero todos estaban más interesados en los
bienes que podían levantar en sus brazos, yo me acerqué en silencio y se asustó
de mí, luego se postró a mis pies e imploro. -Por favor... ayúdeme a sacar a mi
hija de ahí...- Vi sus manos, quemadas por intentar. -Se lo suplico, mi Zera es
todo lo que tengo...- Mi corazón se estremeció.
Asentí
y corrí tan rápido como pude, tecleé un madero en llamas que obstruía la
entrada, una vez roto cayeron otros escombros ardientes pero yo había logrado
entrar en la casa, me concentré formando hielo a cada lado, para darme un
camino de salida y darme la oportunidad de ver a mi alrededor, la nenita se
aferraba temblorosamente a las barandas del segundo piso, estaba rodeada por el
fuego en ambas direcciones, era imposible llegar a ella a tiempo y si lo
congelaba todo, tal vez a ella también.
-¡Zera!-
Grité su nombre. -Sé que no me conoces, pero me envía tu mamá... así que
necesito que saltes... yo voy a atraparte ¡Lo juro!- Extendí los brazos para
que notara que en verdad la atraparía.
La
niña negó y se aferró aún más a su lugar, me miraba como si fuera un monstruo,
entonces recordé el metal tibio en mi cabeza. -Está bien... no soy un monstruo-
Retiré con cuidado la máscara y la amarré a mi cinturón. -¿Ves? No soy
monstruo, soy como mamí y como tú... así que salta y te juro que no te soltaré-
Abrí mis brazos una vez más. -Te llevaré con ella, palabra de honor...- Insistí
temiendo por el madero incendiado a punto de caer sobre ella, vi que se subió a
la barandilla pero aun temerosa se negaba a arrojarse a mis brazos, entonces la
madera crujió y supe que caería. -¡Salta!- Grité.
Con
el espanto resbaló, yo lancé dos varas de hielo y luego atrapé a Zera, me di la
vuelta y la cubrí con mis brazos, anteponiendo la espalda por si el madero
rompía mi barrera de hielo. Un segundo después sentí las gotas de agua caernos
encima, nada más, el hielo había sostenido el madero pero se derretía a
vertiginosa velocidad en un zumbido de sonidos de ebullición. Vi que la puerta
colapsaría en breve, sostuve a la niña dentro de mi saco para protegerla de las
llamas y comencé a correr, no recuerdo en el mundo que un espacio tan corto se
tardara una eternidad en ser recorrido, pero juro que fue angustiante cuando vi
los trozos desmoronarse, una brecha muy pequeña, con todas mis fuerza di un
paso más y salté, nos deslizamos entre las llamas y ese espacio, luego caí al
suelo de espaldas. -Rayos...- No fue lo suficientemente lejos, no tenía tiempo
de levantarme traté de cubrir a la niña cuando sentí que alguien tomaba mis
solapas y me arrastraba lejos de los escombros que pronto se precipitaron por
la gravedad. Sentí el calor cerca de mis botas, pero el fuego no me alcanzaba,
miré hacia arriba y vi a la mujer con sus ojos inundados de lágrimas, con sus
manos destrozadas me había jalado fuera del peligro.
-Zera...
mira a mamá, dile que estas bien, ha estado muy preocupada- Susurré suavemente
a la temerosa nenita que se aferraba a mi pecho como si fuera lo único seguro
en el mundo, vi entonces de cerca sus lindos ojos azules, una carita de
porcelana, tan idéntica a la mujer que no tardó en abrazar a la pequeña. Me
levanté y vi con pesar las heridas de la madre, no podía dejarla así... una
infección la mataría en poco tiempo.
-Necesito
que cuides a Zera, mi lady...-
-¿Es
usted el Duque?- La mujer al fin hizo atisbos de reconocerme, no sabía si
mirarme con temor o con admiración, contempló mi rostro expuesto y la máscara
en mi cinto, ¿Qué otra confirmación solicitaba? Guardé silencio asintiendo
simplemente.
-Ella
tiene bubis... mamí- Informó la pequeña intempestivamente y sonrojándonos a las
dos en el acto. Qué astutos son los niños hoy día, me abrumé.
-¡Zera!-
Replicó la mujer con una vergüenza insondable.
-Je...
creo que la dulce Zera ha descubierto dos de mis grandes secretos- Musité sin
pena ¿Que importaba ya? -Mi rostro primero, mi género en segundo...-
-Pe...
Perdone usted...-
-Madame...-
Acerqué mis manos a las suyas sin tocarla. -Permítame...- Dejé brotar la
frescura hasta envolver sus manos de una suave escarcha, sé que un ardor la
hizo estremecer, pero contuvo un gemido por temor a espantar a su pequeña hija.
Yo me concentré en recitar la única canción que me sabía. -Como las flores que
crecen en la montaña, como la rosa azul, yo iré a buscar una para ti... sé
paciente, espérame, a donde vayas yo iré, se paciente espérame, que con mi amor
te cubriré... mmm... mmmm... mmm...mmm- Tarareé suavemente y continué la
canción, los hilos dorados fluyeron alrededor de la mujer sanando en el acto
las terribles quemaduras, solo me detuve cuando estuvo curada por completo,
sentí alivio de saber que su destino próximo no era morir, sobre todo por la
dulce y tierna Zera. Me quité uno de los anillos que ornaban en mi mano,
claramente no el de bodas Jejeje, también me saqué el reloj. -Sé que no es
mucho mi lady... pero vaya fuera de Fukka, solo lejos de aquí estarán a salvo y
tome esto para solventarse a usted y a Zera...-
La
mujer miró sus manos con incredulidad, por las heridas que no estaban y las
joyas que posé sobre ellas.
-Magia...
magia...- Decía Zera con alegría aplaudiendo.
-Es
un truco... pequeña, shhh... ¿Guardarás mi secreto? ¿Lo prometes?- La niña
asintió enérgica, mientras su madre me miraba estupefacta.
-Debo
irme, mi lady...- Advertí poniéndome de pie y ayudándole a ella a hacer lo
mismo, aun me faltaban unas cuadras para llegar a la plaza.
-Za...
soy Zara Leger, alteza- Me miró con infinito agradecimiento. -Muchas
gracias...-
-No
es nada- Sonreí revolviendo los suaves cabellos castaños de la niña. -Ve y
cuida de Zera, fue un placer conocerlas y espero verlas cuando superemos estos difíciles
momentos, hasta entonces... ve la forma de mantenerte a salvo a ti y a la
niña...- Ella asintió comenzando a correr en la dirección opuesta y dentro de
mí, supliqué a la diosa por su bienestar. En medio de mi carrera volví a posar
la máscara en su lugar, había sido tremendamente arriesgado exponerme así, pero
valió totalmente la pena.
Paso
a paso en medio de mi carrera, congelé con las manos tantos lugares como pude
para evitar que las llamas se propagaran a la comandancia y la plaza, allí los
presos no podrían huir o salvarse del fuego. Justamente nos habíamos dividido
para ayudar a tantas personas como fuera posible, pero no tenía mis armas,
renuncié a ellas para que Kano salvaguardase a mi mujer, pero ese hijo de...
había usado mi gentileza para llevar a mi Shizuru ante el peor enemigo de
nuestra familia. Me lamenté con el dolor que traía a cuestas, pues dejé a
Iperion en las afueras, sabía que no podría circular salvo a pie entre los
escombros y la gente huyendo temerosa. Así simplemente me dirigí a la plaza y
una vez llegué, no ví a quienes esperaba. Sentí mi alma resquebrajarse de
angustia, si no estaba ahí, ¿Donde? Golpee el suelo con frustración, y gruñí.
¿Dónde está? ¿Dónde estás Shizuru? Sentí una angustia del tamaño del mundo.
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autor.
Ya no entiendo nada esta historia esta mas jodida que odebrech jajaja
ResponderEliminarLo peor esbquw entendí el chiste jajajaja. Que no entiendes? Con gusto te lo explico.
EliminarWooooo sin palabras... desde el principio estuvo de pelicula. Sufri con nat con los grilletes. Cada vez se esclarece los acontecimientos pasados.
ResponderEliminarOjala la dios gato acuda a auxiliar a la pobre kruger.
Espero que pronto subas mas . Me desespera no saber que le paso a shizuru y como va el desarrollo del embarazo.
Saludos a la distancia.
Con cariño Maria Rene
Tengo que confesar que partí el capitulo porque se me estaba yendo en demasía largo, así que el siguiente capitulo vendría siendo la segunda parte de An Diei Somnium, dentro de la cual se explica que más pasó despues de que Natsuki no encontró a Shizuru en la plaza, ahí se entendera como es que Shizuru llegó con su familia y en que condiciones.
EliminarTe mando abrazos Maria Rene y muchas gracias por continuar la lectura. Intentaré que no se tarde tanto el capitulo, aunque sigo metiendole la ficha a los otroz y ahi voy avanzando como hormiguita.
Rayos!!! estuvo estupendo, que imaginacion dios mio. Suplico por otro cap. siento un nudo en la garganta y mi corazon parar por saber que pasara. Sin duda esta dosis de imaginacion alegro mi dia. Tu seguidora y admiradora LucreM.
ResponderEliminarLucreeeeM, como estas mujer, espero que muy bien. Que sonrisa me sacas mujer, gracias.
EliminarAntes que nada muchas gracias por leer, ya ánimos, le estoy trabajando al que sigue deveritas. Con ese se van a aclarar un poco las cosas o eso espero jejeje.
Abrazos.
Hay caray como sufro que alguien rescate a natsuki como hacerle daño a una persona mas noble hasta el punto de dar su vida por rescatar a seres mas debiles. Esta demas decir que deseo que actualices pronto. Besos Liz
ResponderEliminarMuchas gracias Liz, pero si, se veía venir que sería una trampa y conociendo a Natsuki, pues ya ven los resultados. Aunque en el proximo cap, se sabrá como se terminaron de desarrollar las cosas en esa noche oscura.
EliminarEspero que en ese momento te guste liz. Abrazos.
Jajaja.. Bonita.. Es imposible no enamorarse de una historia tan bella.. Además, la manera en la que escribes es hermosa.. No sé si a todos les pasa… Pero a mí me transportas dentro de la historia.. Siento que, en vez de estar leyendo, estoy viendo una hermosa peli en primera fila..
ResponderEliminarEspero que subas la conti prontito y hazlo más largo jejeje..
Besitos, hermosa..
Rebeca
Me alegra mucho Rebeca, jeje justo lo que me comentas me estaba diciendo el otro día mi novia, que es eso en esencia lo que le gusta, que se lo puede imaginar todo y puede simplemente estar como en un cine jajaja, me alegra que no sea la única que piensa eso, porque justo me puse cual farol cuando me dijo eso.
EliminarEs para sonreír, aunque si se que dió la sensación de ser más corto de lo acostumbrado, pero el cap de hecho lo partí a la mitad porque se me iba a ir muy muy largo, luego los malacostumbro y les sabe a poco, aunque el texto completo tiene una envergadura del tamaño de un libro (de los gorditos)
Abrazos.
No me gusto... ME ENCANTO =D wiiiiii estuvo geniaaal, yuhuuuu :3 vine a comentar algo tarde porque eh tenido dias ocupados pero bueno aqui estoy te quedo muy bien me gusta sigue asi eres mi favorita ;)
ResponderEliminarSube pronto la continuacion porfavoooor
Si de tarde hablamos, jajajaja te aseguro que esta respues es en verdad tardía jajajaja, muchas gracias por los animos, me sonrió por ello. Mil gracias y nos leemos en la próxima jaja
EliminarEs una gran maldad dejar con el alma en un hilo a la gente hahaha
ResponderEliminarMe transmitió la angustia que tiene SUKI por su esposa, el mejor condimento en una historia... al menos para mi.
Hay algo q no entiendo y porfa si es la autora o alguien q me lo explique el significado de AnDieiSomnum porfa explíquenme el significado. Att. Antonieta Calderon
Significa, sueño efímero... o el despertar de un sueño, aludiendo que la parte mas feliz de su vida, habia sido como un sueño del que acaba de despertar.
EliminarEspero haber hecho la claridad suficiente querida Antonieta Calderon.
Me encanta la historia así que por favor trata de publicar aunque sea dos capítulo junto
ResponderEliminarHolas Mariachi-05, me gustaría pero a veces me alcanza otras no, pese a todo tengo la esperanza de publicar el 41 este finde, veremos si me da para ello.
EliminarEspero disculpes y gracias por leer.
nao odia a natsuki con la misma intensidad como la sigue amando (creo jeje^^) quiero saber quien le lleno de mentiras sobre nat, no puedo tener sentimientos de odio hacia nao pienso que es una victima provocada por una tercera persona, al principio de la lectura es muy intrigante y frustrante, ya me esperaba una actualización de "nunca digas adiós" pero me ha sorprendido la conti de este cap. 40 mi sonrisa asi de grande se me puso :D. Ay no mi shiz como habrá llegado? y la preocupación que tendrá al saber que nat esta encarcelada. Gracias por tu GENIAL historia y "gracias" por la intriga que nos dejas jaja para tenernos como unas loquitas pidiendote que actualices pronto :)
ResponderEliminarJajajajaja Hola Forever
EliminarPara serte franca, tengo la misma sensación que tu... tal y como he analizado a Nao Yuuki o Nao Julieth en la parte de la serie, me parece que es bastante mas completa, en la serie como se observa, termina involucrada en un ardid que la lleva a una situación de autodestrucción, pero ciertamente no es una persona mala por naturaleza. De alguna manera ella le desea y no le desea el mal a Natsuki, por razones que para ella son absolutamente validas y sí, algo se da a ver que ella tiene un punto de vista muy negativo acerca de Natsuki.
Bueno si tienes razón, logré desoxidar el cerebro en Nunca digas Adiós pero no con la fluidez que quería, tengo las ideas medianamente desarrolladas, osea medio capitulo, veré que puedo retomar y talvez, de una mejor forma me enfoque solo en ella para culminarla, porque como es posible que estando a dos pasos del final me cueste tanto terminarla jajaja
Gracias a ti por la leal lectura.
Johana Rohaihu♡♥
ResponderEliminarGracias Tocaya por la lectura, ten un lindo día. Espero que siga siendo de tu agrado.
Eliminarque fuerte! que intenso! los odioo a todos los que le hacen daño a Nat, sentí una espina en mi corazón al ver que nat estuvo enamorada primero de juliett, ese conde nagui algún día recibirá de su propia medicina ash! tanta maldad en ese ser.... al principio no entendí porque se sentía triste nat, alguien murió? besos cristalsift
ResponderEliminarAtt.
Luci :)
Una espina, jajaja son celosssss Lucii, son celos... pilas que viene Shizuru y saca su Naginata y ... err sería película de terror. Pero síiii, ya ven lo intenso que era el amor de Natsuki por Nao, pero Nao dejo morir ese amor.
EliminarSi, la tristeza de Natsuki es porque alguien murió y no pudo salvarle. Lo que se describe en el primer párrafo es como observa la sangre de esa persona, sus manos se mancharon cuando intentaba parar la hemorragia. Luego ahí se describe como magicamente la sangre es sellada en con magia en el pañuelo blanco de Natsuki.
Ya lo sabrás en el proximo capitulo.
Abrazos y gracias por tu fidelidad.
Por favor no duren tanto para publicar
ResponderEliminarMuchas Gracias por publicar ya extrañaba la historia... Pasando a lo siguiente, sufrí junto con Nat... pero la historia detrás de porque Nao la abandono me tiene intrigada, ya que ella muy en el fondo la sigue queriendo.... Espero pronto enterarme que paso con Shis.
ResponderEliminarEsta chica tiene miles de libros e historias
ResponderEliminarcaramelodulce2109@hotmail.es