Nota de la Autora: Bueno acá vuelvo con otra historia, de
mi cabecita loca. Hace unos meses atrás estaba escribiendo otra historia y por
mi mente paso “La hija del diablo” y pensé que sería un buen título para alguna
historia y aquí esta. Creo que la mayoría de chicos no han hablado de los
ángeles demonios demás, al menos a mí
sí, podemos creer que existen o no. después de leer algunos libros estos
últimos años me he obsesionado de cierta manera con los ángeles y con las
historias. Aclaro que esto no es ninguna adaptación de las historias de las que
he leído, aunque puede que me ayude un poco, aunque todo es de mi autoría y mi
loca cabecita. Al igual que en la historia “Amor Inmortal” pondré letras de
canciones porque muchas veces algunos capítulos me inspiro escuchando las canciones.
En fin, espero que les guste. Ve. C.
Prologo
-
Mujer no puedo hacer
eso- escuchaba que su padre discutía con su madre.
-
Antón, no puedes
imponerle eso, es una niña espera que crezca más, tiene 5 años- decía su madre.
-
Si pero es mi hija,
ella salió a mí. Damián jamás podrá ocupar mi lugar- respondió su padre con
desprecio al decir el nombre de su otro hijo.
-
También es mi hija-
dijo su madre enojada- y ya te he dicho ira a los diez a ese lugar y con tu
otro hijo, son pequeños para ir ya.
-
¿Qué voy hacer
contigo?-preguntaba su padre- está bien, pero a los diez ira. Necesita aprender
a sobrevivir por su cuenta, al igual que Damián, aunque mi heredera será ella,
y la necesito fuerte.
La
puerta del despacho se abrió y entro una pequeña de cinco años, ojos azules
como el cielo después de un día de lluvia, cabellos rubios, podría decirse que
dorados y ondulados y una piel muy blanca. Sin duda un ángel.
-
¿Por qué
discuten?-pregunto sentándose en la silla de su padre y mirándolos fijamente.
Para la
edad, era una niña muy inteligente, al escucharla hablar muchos quedaban
sorprendidos. Con cinco años era muy despierta, hablaba como alguien más
grande.
-
¿estabas escuchando
detrás de la puerta, enana?-pregunto su padre mostrando unos dientes blancos en
una sonrisa.
-
Enana, tu Abu…cierto
no tienes-respondió la niña agarrando unos papeles del escritorio de su padre-
papi tu grito se escucha hasta en mi habitación- hizo puchero con el que
compraba a su padre.
Su
madre los observaba desde un sillón. Su hija se parece tanto a su padre.
Antón
un hombre musculoso, cabello rubio como su hija y los ojos por supuesto azules,
bien parecido, solo que tomaba sol y su piel no era blanca como la de su hija.
Muchas
mujeres suspiraban por él, hasta se le regalaban.
-
Pero si yo no grite-
decía Antón mirando fijamente a su hija- Agostina que sea la última vez.
-
Claro papi- sonrió y
sus ojos destellaron maldad- y mi hermano ¿Cuándo lo traes?
-
Pronto pequeña-
respondió moviéndole el cabello.
-
¡papa!- se quejó ella
sacándole la mano y levantándose.
Antón
observo a su mujer sonreírle antes de tomar la mano de su hija para dejarlo
trabajando.
Gabriela
y Agustina. Que haría el sin ella. Ha tenido muchas mujeres pero ella lo
enamoro. Con esa mirada y sonrisa inocente. En su forma de hablar de
expresarse, de caminar. De todo.
Tuvo
mujeres hermosas pero ella también lo era, aunque no se compara con las que ha
tenido. Cabello rubio oscuro, piel blanca con algunas pecas, delgada y sus ojos
marrones.
Cada
vez que lo mira es su perdición.
Solo
escucho como cerraban la puerta y suspiro. Tomo el teléfono y marco un número
conocido demasiado conocido.
-
¿Qué sucede?- escucho
que preguntaban del otro lado de la línea.
-
Ira recién en cinco
años con Damián.
-
¿Por qué no? Cuanto
antes aprenda hacer una chica dura mejor.
-
Lo sé, pero lo he
hablado con Gabriela y llegamos a un acuerdo es muy pequeña.
-
Esas dos mujeres
serán tu perdición. Nunca debiste enamorarte…
-
No estoy para escuchar
tus cosas- respondió Antón- ya está decidido.
Colgó
el teléfono y cargo en un vaso un poco de whisky mientras observa a través de
la ventana.
-
Vamos a jugar- dice
la niña rubia a una pelirroja un año menor que ella.
-
No sé si mis padres
me dejaran- respondió la niña sentada en los escalones de su casa.
-
Yo le preguntare-
dijo Agostina decidida. Y sonrió a la niña.
Se
alejó de allí hasta el lugar donde estaba el hombre creando una casa en el
árbol para la hija de su patrón.
-
Señor Emanuel- dijo
estando a lado de él.
-
Dígame señorita que
se le ofrece-respondió el hombre prestando atención a la rubia.
-
Agostina por favor-
contesto sonriendo- ¿puede Bonita venir a jugar conmigo?
-
¿Bonita?-pregunto el
hombre sin entender.
-
Ariana- respondió
está un poco impaciente.
-
Está bien puede ir a
jugar contigo pero no se vayan lejos y no se porten mal- dijo el hombre
sonriendo y volviendo a su trabajo.
Corrió
a buscar a su amiga pelirroja. No podía estar mucho tiempo separada de esa niña
y no entendía porque. Le había puesto de sobrenombre “Bonita” sin que la otra
supiera. La verdad lo era con esos ojos grises y la piel blanca. No se parecía
en nada el señor Emanuel pensaba ella aunque si un poco a su madre.
-
Vamos Bonita- dijo un
poco cansada por el haber corrido hacia ella.
-
Eres rara- respondió
la otra levantándose y sonriendo.
-
¿Por qué?-pregunto
mirando su pie y moviendo este impaciente.
-
Por lo de Bonita-
respondió despacio.
-
Ah- dijo esta como si
nada- es la verdad. Vamos al lago.
Caminaron
en silencio jugando con alguna piedra del camino o rama mientras llegaban al
lago de la propiedad.
Se
sentaron en frente observándose a los ojos. Azules y grises se miraban
fijamente, como en esas juegos de quien pestañea primero.
Agostina
sentía algo extraño al observarla, como un sensación de cosquilla pero en el
corazón.
Ariana
sintió como la piel se le erizaba al ver esos ojos fijos en ellos.
Demasiado
pequeñas para entender esa situación, aunque al hablar ambas parecían de más
edad. Se pusieron a tirar piedra en el lago haciendo sapitos con ellas hasta
que Agostina se metió, el agua estaba un poco fría pero a ella no le importó.
La otra niña la siguió y empezaron a tirarse agua.
Salieron
y volvieron a la casa corriendo y riendo.
La
rubia acompaño a la pelirroja a casa y allí la estaban esperando el señor
Emanuel con su esposa Margarita. No dijeron nada al verlas mojadas, ellos ya
sospechaban donde se habrían metido.
Así
fueron pasando los años y ambas se convertían en unas niñas hermosas, se la
pasaban todo el tiempo juntas y a veces se le podía ver a Damián el medio
hermano de la rubia, con ellas.
Ese día
estaban solas en el lago jugando, era el lugar preferido de ambas.
-
Mañana nos veremos
aquí- decía la pelirroja sabiendo del cumpleaños número diez de Agos.
-
Y ¿Por qué?-pregunto
la otra.
-
Tengo algo para ti-
decía sonriendo mientras miraba los ojos azules de su amiga.
-
Estaré esperando que
pase la noche muy rápido- contesto sonriendo.
-
Yo también. Será
mejor que vayamos o se enojaran con nosotras ya está anocheciendo.
-
Cierto- respondió la
rubia parándose de un salto y tendiéndole la mano a su amiga.
La
pelirroja sonrió y tomo la mano de Agostina y así se dirigieron a la casa de
Ariana y la dejo allí dándole un beso en la mejilla.
La
noche paso lenta para la rubia así que no bien despertó se cambió, puso un
jeans unas zapatillas y una remerita rosada y corrió al lago.
Llego y
su amiga no estaba, se sentó a esperarla, la hora pasaba y no había señal de
ella, empezó a preocuparse, la pelirroja no era impuntual y menos sabiendo que
era su cumpleaños número diez.
Cerca
del medio día se levantó triste y fue a su casa. Subió las escaleras en
silencio ante la mirada de su familia.
Al rato
escucho la puerta abrirse y entro su madre.
-
Pequeña- dijo
acariciándole el cabello, sabia la razón de su tristeza.
-
¿Qué quieres mama?-
volteándose a verla.
-
Es para ti- respondió
tendiéndole una cajita con un moño rosa- de la pelirroja.
-
¿Dónde está?-pregunto
emocionada tomando el regalo.
-
No lo sé hija-
contesto esta- su familia se fue anoche. Ella se escapó para decirme que te
entregara tu regalo de cumpleaños.
Una
lagrima rodo por los ojos de la rubia. Su amiga se había ido sin despedirse de
ella. Sentía como su corazoncito se quebraba.
Abrió
el regalo y se sorprendió al ver un cadenita de plata y un dije de un ángel.
Sonrió ante el gesto de su amiga, sabía que su familia no tenía mucho dinero y
seguramente se gastó todos sus ahorros para hacerle ese regalo.
Miro a
su madre y esta se lo puso en el cuello.
-
Te queda perfecto-
dijo está mirando a su hija- realmente eres un ángel.
-
Gracias mami-
respondió aun triste, le dolía que su amiga se hubiera ido sin despedirse.
-
Tu padre te espera abajo. Necesita hablar
contigo- dijo su madre depositando un beso en su cabeza y salió de la
habitación.
Acostada
en su cama boca abajo mientras caían sus lágrimas se prometió no tener más
amigas que después la abandonara como Ariana y encima sin despedirse ¿tan mala
amiga era? Odiaba a la pelirroja por hacerle eso y el día de su cumpleaños.
Sin
darse cuenta se quedó dormida. Al abrir los ojos vio a su padre allí mirándola
seriamente, su madre sentada en una orilla de la cama llorando y una valija.
-
¿Qué es eso?-pregunto
levantándose- mama ¿Qué pasa?
-
Lo siento mi niña,
pero tienes que irte- respondió su madre mientras miraba a su padre furiosa.
-
¿Por qué?- volvió a
preguntar.
-
Tu padre lo ha
decidido así.
Miro a
su padre y seria y con la mirada fija en él le pregunto en silencio el porqué
de esa decisión.
-
Te vas a un
internado- respondió este, le dolía que su hija su tesoro la mirara así- tienes
cosas que aprender allí.
-
¿hice algo malo
padre?
-
No hija, no has hecho
nada malo.
-
¿entonces?
-
Tienes que formar
carácter allí.
Simplemente
lo miro en silencio sin entender el porqué de todo eso.
-
¿Por qué padre?
-
Porque eres mi hija
-
Y eso ¿Qué tiene con
que quieras encerrarme?
-
Ya te lo he dicho
necesito que formes carácter
-
No entiendo.
-
No importa un día lo
entenderás pero iras a ese internado.
-
Si ya sé, porque soy
tu hija.
-
Sí, la hija del
diablo.
Capítulo 1
Siete años más tarde…
Despierto
sudando, miro a través de la ventana y ya está por amanecer. Todas las noches
sueño con lo mismo. El día de mi cumpleaños número diez. El día que Ariana se
fue, el día que me entere hija de quien soy. Aunque es difícil creer esa
historia.
Hace
siete años estoy en este internado y en el peor sector, mi padre podría haberme
mandado al sector de los privilegiados pero no, el me mando al peor lugar.
Realmente está interesado en que aprenda a formar carácter y demás.
Los
demás no se meten conmigo, parezco un chico con el cabello rubio cortito, la
camisa del uniforme la uso media suelta, además de una faja bastante apretada
al pecho por las dudas.
Los
chicos aquí no respetan mucho a las mujeres, por eso mismo he tenido que
aprender a comportarme como un chico.
Los
niños más pequeños, aquellos que sus padres los abandonaron en la puerta de
este lugar o aquellos los cuales los padres le da igual los que le pase,
dependen de mí. Y por supuesto debo cuidar del inepto de mi hermano.
Me saco
el pijama y meto al baño, el agua fría cae por mi cuerpo e intento despejar mi
mente de todo, sobre todo con el sueño. Hoy es un nuevo día. Aquí todos los
días hay que empezar de cero porque no se sabe que puede ocurrir en el día.
Lo
único que se repite son los castigos. Siempre hay alguien que no cumple con las
reglas del lugar. Pero es imposible no romperlas, en especial los niños
pequeños aquellos de cinco a diez años.
Salgo
del baño ya cambiada. Con mi cabello revuelto, en si no me gusta mucho
peinarme. Extraño verme femenina, extraño mi cabellera larga.
Agarro
mi cuaderno, una lapicera negra, corrector, lápiz, borrador y una regla y los
pongo en mi bolsillo. Como aquí soy un chico no puedo llevar una cartuchera,
tengo que parecer desprolija como ellos. En el otro bolsillo guardo la caja de
cigarrillos y unas monedas.
Escucho
las voces de los chicos afueras hablando y los más pequeños corriendo.
Abro la
puerta y quedan quietos mirándome con temor.
-
Tan temprano y ya
ustedes corriendo- digo mirándoles seriamente- vamos a desayunar pequeños pero
se portan bien.
-
Está bien - responden
y caminan delante de Damián y de mí.
-
¿has dormido
bien?-pregunta
-
¿tú que
crees?-respondo secamente. Él sabe de mis sueños cada noche así que no sé a qué
se debe su pregunta.
-
Por lo visto no.
Sabes escuche que en el sector de los privilegiados hoy habrá una chica nueva.
-
Bueno debe ser alguna
ricachona para estar en ese sector-respondo abriendo la puerta de la cafetería
y entramos los cinco.
-
Si debe serlo, pero
ya sabes cómo son los hombres de ese sector.
-
Si se cómo son, todos
unos patanes. Hey ¿Qué quieren?-pregunto mirando a los pequeñines.
-
Yo una chocolatada-
responde la niña con una sonrisa.
-
Nosotros igual- dicen
los gemelos.
Miro a
la chica de la cafetería observándome con una sonrisa. Respondo a su gesto
fríamente.
Algunas
mujeres tratan de coquetearme, y no es que no me gusten, simplemente que con
ninguna de aquí puedo estar o correría el rumor de que en vez de chico soy
chica y perdería el respeto de los demás hombres del lugar y eso podría acabar
mal.
-
Tres chocolatadas y
una café- pido y miro a mi hermano que no saca la vista del sector de los
privilegiados- ¿Qué tanto ves?
-
La cabellera
pelirroja, me recuerda a alguien pero no sé
a quién- responde mirándome- quiero verle el rostro así tal vez recuerde
mejor.
Miro
hacia el mismo lugar y veo el cabello al igual que él. Miro uno segundo más, a
diferencia de mi hermano, yo sé a quién me recuerdan, tomo la bandeja con
nuestro desayuno y debemos pasar por la mesa de donde está la pelirroja.
Los más
pequeños van hablando de lo que harán en clase, a pesar de los que se pasa
aquí ellos no escarmientan.
Damián
y yo llegamos en silencio a nuestra mesa. Intento agarrar la silla para darle
la espalda a la pelirroja y su grupo pero los más pequeños se sientan en esa
parte.
Mi
hermano se siente de frente a ella y yo en la esquina. Paso a los más pequeños
su desayuno y tomo el mío sin levantar
la vista de la taza.
En la
mesa solo se escucha la conversación de los gemelos, la niña y Damián.
Siento
una mirada penetrante en mí, supongo que viene de la mesa de los privilegiados
puedo levantar la vista pero no quiero, no quiero ver a esa chica que se parece
a mi amiga de la infancia que me abandono.
Con los
años que vivo aquí aprendí a no confiar en nadie solo en Damián que es mi
hermano no creo que vaya a traicionarme, pero no estoy segura, al menos que le
convengan en algo.
La
arrogancia va con nosotros, por eso todos en este internado nos odian. Pero más
a mí.
El
timbre de entrar a clase suena y nos levantamos los cincos y cada quien sale
rumbo a su salón.
-
Niños, tomen- digo
sacando unas monedas y repartiéndolas- para que se compren algo.
-
¡gracias!- responden
con una sonrisa y corren hacia su sector.
-
No sé porque le das
plata- dice mi hermano mientras caminamos al curso.
-
Es mi plata y hago
con ello lo que quiero. Tú con la tuya también.
Me pone
de mal humor cuando se mete con mi dinero o mis actitudes y demás. Yo no me
meto en sus cosas, él no tiene por qué meterse en las mías.
-
Llegan tarde- dice el
profesor de lengua y literatura
-
Por qué no se dedica
a dar clase en vez de fijarse si llegamos a horario.
-
¿dijo algo Luzbel?
-
Aparte de idiota,
sordo.
-
Luzbel fuera de mi
clase- respondió enojado.
Me
levante y salí, podía notar las miradas de mis compañeros. No sé qué tanto me
ven, no es la primera vez que me sacan de alguna clase.
-
Gracias, no sabe
cuánto detesto estar en su clase - respondí cerrando la puerta fuerte.
Caminado
sin rumbo, llego a la parte del kiosco cuando doblo el pasillo choco con
alguien.
Al ver
los cuadernos desparramados, me agacho ayudar.
-
Lo siento- digo al
tender los cuadernos y levantar la vista
y encontrarme con unos ojos grises.
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Muy buen inicio muy atrapante, promete ser una historia interesante; solamente espero que su publicacion sea continua y nos nos dejen a media historia; por lo demas seguire pendiente en la continuacion ^^
ResponderEliminarBuen inicio se ve comprometedora,animo. :)
ResponderEliminaresta buena me gusta es diferente <<< porfa sube capitulos seguidos no nos abandones..
ResponderEliminarMuy interesante espero pronto leer un nuevo capitulo
ResponderEliminarBonita historia espero q siga con Eya y no la dejer a medias como siempre ase
ResponderEliminarMe encanta el empiece, x lo q cuenta con una lectora mas =)
ResponderEliminarhola.podrias decirnos si esta completa asi comienzo a leerla?. muchas gracias.V.
ResponderEliminarExcelente inicio la leere ( '-')/
ResponderEliminartiene buena pinta :) a continuar leyendo :p
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