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Confundida yo? - M.G.M - 13

13
Han pasado dos meses desde que comenzamos con esto de Mateo, me he tenido que disfrazar de chico cuatro ocasiones más. Aunque claro que en estas ocasiones no he sufrido tanto como en aquella vez en la que me puse a jugar, esa vez me quedaron varios moretones que tardaron un mes en sanar.
No he tenido noticias de Mar, desde la última vez, y no me he atrevido a llamarla, porque bueno, ¿Qué es lo que puedo decir?, no es como decir “hola, ¿Cómo has estado?, no he sabido nada de ti desde el acostón”, no puedo decir eso ¿o sí puedo?
Andrés y yo hemos platicado y salido a dar la vuelta, el ya no intenta conquistarme, ahora me ve como una amiga, eso me alegra,  puesto que es muy lindo y merece que alguien lo ame, Judith, me ha hecho dos que tres escenas de celos, pero nada grave.

Esto de tener que ser niño por ratos, me está comenzando a hartar, lo mejor será que le diga a Judith que no puedo seguir con eso.

La campana había sonado, todos salieron del salón y solo quedábamos Judith, y yo, pensé que esa sería una buena oportunidad de decirle.
-Judith, me estoy cansando.
-¿De qué?
-De lo de “Mateo”.
-Abril, yo no te obligue para que lo hicieras.
-Lo sé, solo que no es muy cómodo tener que fingir que eres alguien diferente para estar con la persona que quieres.
-¿No estas cómoda conmigo?
-No me refería a eso, sino al tener que ser lo que no soy ante los demás.
-Lo siento, solo pensé que así estábamos bien, pues nadie sospecha nada.
Sus palabras me sacaron de onda, no quería que nadie sospechara nada, lo que significaba que no quería que nadie supiera nada, y eso de amar a medias no se me da.
-Te molesta- me pare de la banca de un salto.- no quieres que la gente diga nada de lo que somos. Te avergüenza.
-No me refería a eso.
-¿Entonces?
-Me asusta que nos lastimen.
-Nadie te puede lastimar al menos que tú se lo permitas.
-Abril, no es tan fácil.
-Tienes razón, no es tan fácil, y si no lo quieres afrontar menos.
Salí del salón sin esperarla, esta conversación lo único que logro fue que comprobara mis sospechas de que ella no quiere que nadie lo sepa.
Me fui a la biblioteca y me puse a leer.
-El lustre de la perla.
-Sí, es muy bueno- después de contestar baje el libro y mire a la maestra Daniela parada frente a mí.
-Sí, ya lo leí, me sorprende que estés aquí, y no con Judith.
-Bueno, ella y yo peleamos.
-¿Por Mateo, el novio de Judith?
-Sí, algo así.
Incluso la maestra sabia del novio de Judith, debe de ser por que las chicas del salón la asediaban para que se los presentara.
-Sí, es difícil cuando eso pasa- dijo para sentarse en frente de mí.
-No sabía que usted disfrutara de ese tipo de lecturas- pregunte dejando el libro a un lado.
-Muchos libros de este tipo son buenos. Te recomiendo el de “Más allá de la curiosidad”- dijo mientras miraba por la ventana.
-La alumna que se enamora de su maestra de piano.
-¿Ya lo leíste?- pregunto sorprendida.
-Sí, es muy bueno, un poco subidito de tono pero bueno. Además eso de enamorarse de tu maestra es…
-Descabellado- interrumpió la profesora.
-Yo iba a decir real.
-¿Te has enamorado de un maestro?- pregunto algo intrigada.
-No, de un maestro no.
La maestra me miro a los ojos con curiosidad, tomo aire y se animó a preguntar.
-¿De una maestra?
-No, bueno, típico infante de 3 años que se enamora de la maestra del preescolar. Fuera de eso que duro dos días no.
Un silencio un poco incómodo nos inundó, le acababa de salir del closet a la joven maestra.
La profesora era joven, recién graduada, de unos 24 años, alta, cabello castaño, delegada y de seguro con una larga fila de pretendientes.
-Y usted ¿se ha enamorado de algún alumno?- pregunte por preguntar.
-No, de un alumno no.
-Preguntare por incomodar, ¿de una alumna?
-No, bueno, típico que te enamoras de la chica que parece más madura que las demás, y que aparte es la más agradable y  guapa del salón.
No supe cómo reaccionar, tal vez solo sería una broma, así que sonreí de forma amable.
-Sí, súper típico.
La maestra sonrió muy natural, hasta que sonó el timbre. Nos levantamos y antes de que nos separáramos dijo.
 -¿Has leído el lado ciego del amor?
-No, creo que no, pero suena interesante.
-Puedes pasar por el a mi casa, si te interesa.
-Sí, claro, hoy mismo paso por él, si no tiene problemas.
-No, adelante.
-Hasta luego miss.
Durante las clases no hable mucho con Judith, estaba algo molesta por su falta de valor. Al terminar me fui a mi casa hice mis deberes y al terminar me fui por el libro.
La casa de la  maestra era bonita por fuera, tenía lindas plantas que decoraban con sus variadas flores de múltiples colores y formas.
Me acerque al timbre y toqué.
La maestra salió con una amplia sonrisa decorando su rostro, llevaba unos pantalones de mezclilla, una blusa azul cielo y el cabello que siempre había visto recogido de forma elegante se encontraba suelto cayendo sobre unos hombros descubiertos.
-Adelante, pasa.- Hiso un ademan indicándome el camino.
Entre a la casa la cual era linda también por dentro, tenía unos objetos antiguos decorando, cosas de nativos africanos como máscaras y tambores, objetos de las antiguas civilizaciones de México como cabezas olmeca en miniatura, estatuillas de alebrigues, y más objetos muy curiosos.
-No imaginaba que su casa fuera así.
-Desordenada.
-No, acogedora, no sé, siento paz, al estar aquí- hice una pausa para contemplar más a detalle los objetos-  me imaginaba que las casas de los maestros eran estilo  película de terror.
-Bueno, si quieres te puedo mostrar el calabozo en el que encierro a los que no hacen tareas.
-Seria lindo, ¿hay ratas?
-Creo que sí, que clase de calabozo seria si no las tuviera.
-Entonces creo que mejor no voy, las ratas no me gustan, aunque si lo que desea es verme llorar y escuchar mis gritos histéricos deberíamos de ir.
La cara de la maestra se ilumino con una enorme sonrisa.
-No quiero verte llorar.
-Y sobre los gritos.
-No lo sé, me gusta torturar a mis víctimas.
-¿Victimas?
-Bueno, siéntate, ¿quieres algo de beber?- cambio de tema.
-Vino tinto por favor.
-¡Ya!, ¿Zumo de naranja o agua?, niñita.
-Zumo, y no soy una niñita.
Después de un rato salió de la cocina con dos vasos de zumo de naranja.
-Aquí tienes- me dio el vaso- adulta.
-Gracias señorita Botello.
 -Llámame por mi nombre, no estamos en clase.
-OK, Daniela.
-Y Abril, ¿tú y Judith tienen algo que ver?
Sin anestesia, directo y certero.
-Ahora, creo que no- le di un trago al jugo.
-Lo siento, no quise incomodarte.
-Descuide.
-No estamos en clase.
-Lo siento, “descuida”.
-¿La quieres?
-Sí, o, no sé. Bueno, la quiero, pero ella no quiere atreverse a salir del armario, y no quiero terminar como mi tía.
  -Tu tía la que murió.
-Sí, se quedó sola por miedo.
-Sí, entiendo.
-Y tu ¿Qué tal andas con las cosas del amor?
-Bueno, no hay muchas bolleras aquí, la mayoría está en el armario, tal vez me vuelva hetero.
-¡No!, es difícil de creer que no tenga pretendientes.
-No de mi gusto.
-¿Cuáles son sus gustos?
-Mis gustos, no sé cómo decirlo.
-Bueno, yo  doy opciones y tú eliges.
-Vale.
Y allí me encontraba, platicando con una maestra como si de una amiga se tratara.
-¿Hombres o mujeres?
-No era necesario preguntar- contestó con una sonrisa.
-Si lo es.
-Bueno, mujeres.
-¿Altas o chaparras?
-Intermedio.
-Vale, ¿rubias, morenas o pelirrojas?
-No sé, las tres.
-Las tres, tan seria que se veía, y ahora resulta que con las tres- mi  voz era ampliamente exagerada, fingiendo sorpresa.
-No dije que al mismo tiempo.
-A- dije desilusionada- que aburrida.
-Primero te parezco pervertida y ahora aburrida, no te doy gusto.
-Bueno, ¿me quieres dar gusto?- moví las cejas hacia arriba muy rápido, en son de coqueteo sínico.
-Abril, estas reprobada.
-Ya, bueno ya, me calmo. Siguiente pregunta. ¿Jóvenes o mayores?
-Define joven.
-De su edad.
-Sí.
-O menores.
-¿Te me estas insinuando?- dijo imitando mi tono de exageración y llevándose una mano al pecho.
-No, yo no, la respeto,- comencé a ponerme roja- solo, preguntaba, no es que yo quisiera…
-Estoy jugando.
La mire con una mirada de enojo- Y si le hubiera dicho que sí.
-Siguiente pregunta.
-Vale. ¿Dar o recibir?
-¿Por qué preguntas eso?
-Para saber, si conviene o no.
-No te contestare- se dio la vuelta y me dio la espalda- ambos.
-Igual. ¿Qué es lo que más le gusta hacer?
-Bueno, hay muchas cosas que me gusta hacer, me gusta ver las estrellas, leer, tomar café, escuchar música.
-Ser interrogada por locas adolecentes…
-Sí, sobretodo eso.
-¿Su escritor favorito?
-Bueno, en la  poesía me encanta Pablo Neruda, en la literatura Isabel Allende.
-Tiene muy buen gusto, a mí también me gustan, me encanta ese poema de Pablo Neruda el que dice “me gusta cuando callas, porque estas como ausente, y me oyes desde lejos pero mi voz no te toca”, y Cuentos de Eva luna de Isabel Allende, son muy buenos. ¿Color favorito?
-Azul.
-Lees mi mente. ¿Perro o gato?
-No, y perro.
-Enserio, ¿playa o bosque?
-Bosque, y enserio.
-Tengo más cosas en común contigo que con Judith ¿día o noche?
-Noche, me sorprende que así sea.
-¿Series o novelas?, y ¿esto es raro?
-Series, ¿a qué te refieres con “esto”?
-Me gusta NCIS, ¿Lobos o vampiros? Me refiero a que nos  llevemos bien.
-NCIS es buena, ¿Qué te parece “Mentes criminales”? lobos, no creo que sea raro.
-Me fascina ¿crepúsculo o narnia? ¿Te gusta esto?
-Narnia, si, es divertido tu interrogatorio.
-No  me refería al interrogatorio ¿cantar o bailar?
-Bailar ¿y tú?
-Cantar, supongo, no contestaste.
 -Sí, es agradable. ¿Conoces a alguien compatible?
-No, lo siento, pero siempre está la opción de anunciarse en el periódico.
-Que malvada.- se levantó- voy  por el libro.
No podía creer que me estuviera llevando bien con una maestra, a decir verdad no me parecía que fuera tan agradable.
Regreso con el libro en la mano.
-Léelo, vale la pena.
-Sí, lo are, bueno, ya es un poco tarde me voy.
-Sí, cuídate.
Sentí el impulso de darle un abraso para despedirnos, en cuanto sentí sus este estilizados brazos alrededor de mi cuerpo, y la calidez del mismo, fue como si me transportara a otro lugar, no quería separarme de ella hasta que me percaté de que ya había pasado mucho tiempo y se podía molestar.
Salí hacia mi casa con el libro en las manos, me parecía que podría ser divertido.
Antes de dormir decidí leer un poco, comencé y  de inmediato la historia me atrapo, una actriz en el armario que se enamora de una artista de Nueva York, me pareció muy entretenido.
En la escuela estuve evitando el contacto con Judith, no sabía que decir, ella había dejado en claro su postura, no tenía planeado salir del armario, yo no se lo había comentado a nadie por ella, porque no quería hacerle daño de ninguna forma.
Al caminar por los pasillos me tope de frente con Daniela, se veía diferente a como se veía ayer, vestía con un traje gris muy formal, el cabello perfectamente bien recogido maquillaje discreto, unos zapatos de tacón y una medias. Definitivamente lucia muy diferente.
-Hola Abril.
-Hola maestra, el libro está muy bueno.
-Me alegra que te guste. Cuando necesites algo ya sabes.
-Claro, gracias.
Me fui hacia mi siguiente clase al igual que ella.
-Abril, ¿estás bien?
-Sí, Andrés,  solo discutí con Judith.
-¿Quieres hablar de ello?
-No, lo mejor es no hablarlo, ya pasara.
-¿Quieres que vallamos al cine?
-Sí, claro. Nos vemos  allí a las 8.
-Vale.
Al culminar la escuela, me fui a mi casa, no espere a toparme con Judith.

Salí faltando treinta minutos para la cita.
Al llegar al cine se encontraba Andrés en la puerta esperándome con una gran sonrisa de oreja a oreja.
-Hola- me acerque y le bese la mejilla.
-Hola.
Entramos y nos dispusimos  a ver una película que estaba en cartelera, era el estreno de la semana y se esperaba mucho de ella.
Entramos a la sala, nos abrimos paso entre la gente y nos sentamos hasta arriba. La película era más aburrida de lo que esperaba, aunque por alguna razón inexplicable ha el parecía gustarle. Harta y aburrida me disculpe para ir al baño. Me abrí paso entre rodillas, y empujones hasta salir  de la sala, y me fui al baño.
Me puse un poco de brillo en los labios, me retoque el maquillaje y espere un rato viendo mi cabello.
-No esperaba encontrarte aquí.
Gire en dirección de la voz tan familiar.
-Me está siguiendo.
-No estamos en la escuela.
-Lo siento, Daniela.
-¿Viniste sola?
-Con un amigo, ¿y tú?
-Con un pretendiente de mi madre.
-Sí es pretendiente de tu madre ¿Por qué sales tú con él?
-Me refiero a que mi madre me obligó a salir con él.
-Te comprendo, mi madre también lo ha hecho.
-También estas aquí por la misma razón.
-No, yo he venido por mi propia voluntad, solo que la película es pésima, de hecho estaba planeando disculparme y salir huyendo.
-Me has dado una buena idea.
Salimos del tocador, nos dirigimos a nuestras respectivas salas y nos disculpamos con nuestros acompañantes.
Al salir del cine me topé con ella.
-Lamento que tu cita no fuera buena.
-Descuida, ese tipo conseguirá a otra ¿vas a tu casa?
-Supongo que sí.
Nos quedamos calladas durante un segundo.
-¿Te gusta el karaoke?
-Sí, claro.
-¿Te apetecería ir a un lugar conmigo?
-¿Habrá karaoke?
-Probablemente.
-Vamos.
De estar con Andrés viendo una terrible película termine yendo con mi maestra a un karaoke.
El lugar era un bar-café, no estaba muy lleno, pero tampoco vacío, nos dirigimos hacia una mesa desocupada y pedimos un capuchino de vainilla para mí, y un late expreso para ella. 
-Así que una cita…- dije para comenzar la plática.
-Ni me lo recuerdes, ese tipo era un “Don Juan”.
-¿Era guapo?
-Algo, y ¿con quién ibas?
-Andrés, me invito, y bueno él es buen amigo.
-¿Es guapo?
-Pero si lo conoces.
-Me refería a si tú, lo vez de esa forma.
-Bueno, es lindo.
-Así que te gusta.
-No, yo no dije eso, dije que era lindo como- me detuve a pensar un momento con que podría compararlo- un cachorro de pitbull, no que me gusta.
-Vale.
Llego un mesero de prominente trasero a traernos nuestra orden.
-Gracias- le dije al joven que contento con una sonrisa y un giño.
-Estas desatada.
-¿Perdón?
-Le coqueteaste al mesero.
-Claro que no, solo fui amable.
-Sí, aja claro- dijo ella con un tono sarcástico.
-Bueno, si así fuera ¿qué?
-No, nada, adelante, eres joven.
-Mira quien habla, la “anciana” ¿no?
-Soy tu mayor- dijo con tono de superioridad.
-Uno o dos años.
-Seis, soy seis años mayor que tú.
-Solo es un número sin importancia.
-¿Solo un numero?, si alguien de mi edad  coqueteara contigo, ¿Qué arias?
-Bueno, depende, ¿hombre o mujer?
-Mujer.
-Vale, ¿guapa?
-Algo, ¿es eso muy importante?
-No, de hecho, eso sale sobrando. ¿Agradable?
-Sí.
-¿Alta y de cabello castaño?
-Tal vez.
-Bueno, creo que sí, si es como alguien que conozco yo seré quien le aviente el perro en cuanto vea una pisca de interés.
-¿Si es como quién?
Mire hacia todos lados como vigilando que nadie me viera, la llame para decírselo al oído y susurre- Es una persona que vale la pena.
-Pero no me dijiste su nombre.
El anunciador interrumpió diciendo “Las personas que deseen cantar, inscríbanse, es  hora de mostrar su talento, el ganador se llevara diez tragos gratis, vamos amigos”
-Deberías de participar- le dije dejando de lado el tema anterior.
-Lo are después de que tú lo hagas.
-Hecho. – Me levante, me dirigí hacia aquel simpático hombrecito y nos inscribí.
-¿Qué has hecho?
-Nos apunte, dijiste que lo arias después de mí, así que así será.
-No era literal, era una expresión.
-Demasiado tarde miss.
-No, ¿estás de coña?
-Valla, esa no me la esperaba, y no estoy mintiendo, ve a preguntar si quieres.
Se paró del asiento y se dirigió con el amable sujeto de las inscripciones, al verla como sonreía con cara de “dígame que no es cierto” mientras ese hombrecito tan peculiar le decía que sí, que había sido registrada por su amiga que sonreía alegremente mientras mandaba besos hacia ellos.
Al regresar estaba pálida, parecía asustada.
-Tranquila, maestra, solo es por diversión no se trata de “La Voz”, ni nada de eso.
-Te matare.
-¿Por inscribirla?
-No, por decirme maestra fuera de la escuela.
-Vamos- sonreí y la abrase- yo te daré mi apoyo mientras cantas.
-¿Cómo lo harás?
-Bueno gritare cosas como “Wow es un ángel”, “mejor que Yuridia”, “yo la conozco” he incluso “¡hazme un hijo!”.
-Con eso creo que tendremos problemas.
-¿Por?
-No tengo pene, y eres menor de edad.
-No, eso es falso.
-¿A caso tengo pene?
-No, yo tengo 18.
-Pensé que tenías menos.
-No, ¿tú tienes?
-24, me salte algunos años.
-Somos dos adultos.
Antes de poder decir algo, el hombrecito simpaticón se subió al escenario y comenzó. “Comencemos damas y caballeros con el concurso de karaoke de esta noche. Para comenzar tenemos al galán de telenovela, el más asediado por las chicas Marcus, el Hércules de la canción”
-¿Cómo se atrevió a dar esa introducción para el pobre chico?
-De hecho, el chico fue quien lo escribió, cuando te apuntas te pide que pongas una introducción con la que quieres que te presente, la canción se la dices al DJ antes de subir.
-¿Escribiste algo para mí?
-Claro.
-¿Es vergonzoso?
-Bueno…
-Dime que escribiste “adulto”.
-Bueno- sonreí pidiendo misericordia- escribí. “Con ustedes, la maravillosa, la maestra del sexo y la canción, la ninfómana de la educación, la súper bomba sexy Dani”- mientras le decía mi escrito con emoción, entusiasmo y la voz con un tono orgasmeado, ella solo me miraba con atención, pensando en la forma de matar a su alumna.
-Dime que es broma.
-Si lo es- conteste con toda tranquilidad, porque en realidad lo era, no sería capaz de ponerle algo así.
Más relajadas, nos pusimos a escuchar al pobre chico que desentonaba como nadie, destrozo la pobre canción, convirtió una maravilla de melodía en basura. Después de él las personas que siguieron no fueron más brillantes que el pobre borracho de hace rato.
-Bueno, nadie canta bien así no tendrás presión.- anime a Daniela, pero no logre sacar una sonrisa de su preocupado rostro- Bomba sexy, relájate.
Al escuchar lo de bomba sexy sus labios dibujaron una enorme sonrisa en su rostro, sonrisa que respondí con una igual de grande.
-¿Enserio te parezco una “bomba sexy”?
-Claro.
Antes de que ella pudiera articular una palabra entendible el hombrecito subió de nuevo al escenario.
“Con ustedes, la chica de la sonrisa divertida, la más loca, más increíble que súper bollera, tan cálida como mayo, y apasionada como diciembre, ella es Abril, la chica de allá”
El hombrecito decía con suma exageración su dialogo, mientras Daniela reía, desde que escucho más increíble que súper bollera, me miro y comenzó a reír a carcajadas. El sujeto de corbata de payaso apuntaba a mi dirección.
Me levante salude a la gente mire a Daniela- Allá voy, y lo hago por ti.
Me acerque al Dj y le pregunte si no había una guitarra, me la dio y le agradecí, no lo aria con pista tocaría “Te vi venir”, de Sinbandera con la guitarra.
Subí a la tarima, me acerque al micrófono y hable.
-Buenas noches a todos, primero quiero decirles que esto es por una amiga, así que les pido que me disculpen por destrozar sus oídos- la mayoría de los presentes rieron- bueno espero que les guste, traten de no lanzar tomates- las personar rieron de nuevo- te vi venir.
El DJ bajo las luces y dejo una que me iluminaba, acomode la guitarra y comencé.
Cuando comencé a cantar algunas personas aplaudieron, otras silbaron y gritaron mi nombre, y unos se levantaron, mire hacia Daniela, estaba de pie aplaudiendo.
Mientras cantaba le lance miradas y guiños, las personas parecieron disfrutar, aunque bueno, después de los  desastres que me antecedieron creo que debí de sonar muy bien.
Antes de bajar del escenario me acerque al micro.- Gracias, y espero que les haya gustado- “Guapa” grito alguien en el público- guapo, gracias, y quisiera invitar a alguien al escenario. Mi amigo Roy- apunte hacia el ya mencionado hombrecito que tenía ese nombre- me ha permitido hacer esto. Bien demos la cordial bienvenida a una gran chica, ella es única, divertida y extraordinaria, y tengo el honor de presentarles a Dani, aplausos público- las personas comenzaron a aplaudir y alabar a Dani, que subía al escenario con miedo.
Baje y me senté en un lugar libre bajo el escenario, Dani hiso una señal al DJ y comenzó a sonar su pista, “Blanco y negro” de Malú comenzó a sonar, al inicio Dani entro un poco nerviosa, pero su voz era increíble, me pare y aplaudí junto a las personas en el lugar. Todos vitoreamos a Dani, quien comenzó a soltarse y se mostró más relajada.
Me arme de valor y lo grite- ¡¡¡¡HASME UN HIJO!!!!
Daniela me miraba incrédula mientras sonreía y cantaba, se acercó a donde estaba y comenzó a cantarme.
Al terminar agradeció al público y bajo a mi lado.
-¡Lo gritaste!
-Te dije que lo aria.
-No creí que fueras capas.
-Pues lo soy, ahora ¿Qué dices?
-De que.
-Del hijo.
Sus ojos se abrieron aún más, y su boca se entreabrió del susto.
-Era broma, me refiero a lo de cantar.
-A, bueno, no es tan malo.
Unos concursantes más pasaron, pero no les pusimos atención, nos dedicamos a platicar.
Roy se subió de nuevo a la tarima – Ya tenemos ganador- destapo el sobre- pero tenemos un empate, las ganadoras son Abril y Dani.
Las personas aplaudieron y nosotras subimos al escenario.
-Gracias- dijo Dani mientras recibía el trofeo.
-Gracias gente- dije acercándome el micrófono- les doy las gracias por no arrojar tomates- las personas rieron de nuevo- y bueno diviértanse y  adiós.
-Esperen chicas- dijo Roy poniéndose en frente de nosotras- ¿por qué no cantan una canción a dueto, para la gente?
-Vale- respondió Daniela sin que yo pudiese decir algo.
Nos pusimos de acuerdo y resolvimos en interpretar “Por amor al arte” de Iván Guevara con la guitarra.
Me acerque al DJ para pedirle la guitarra de nuevo, me acomode en un banquito de madera y comenzamos.
Daniela inicio con “por amor al arte dejaron de escribirse historias para contarte, se secaron los mares de sueños para despertarte, por amor al arte la noche se hizo de día, borrando la oscura sombría de tu soledad.”
Yo continúe con “por amor al arte la luna se bajó del cielo para consolarte las nubes dejaron paso al sol para iluminarte. Por amor al arte tu vida ya no era tan fría y dejaste de sentirte bacía por tu soledad.”
Y al unísono entonamos
“Y apareció en tu vida                                                                                                                               La chica de tus sueños                                                                                                                              Tu princesa herida                                                                                                                                     Y ella curó tu infierno                                                                                                                               Lo que tú no sabías                                                                                                                                    que aunque nacieras princesa                                                                                                                      No querías un Romeo                                                                                                                    Esperabas a Julieta
Nadie supo explicarte porque la querías                                                                                              Que el hombre de tu vida se llamaba María                                                                                        Pero escúchame amiga                                                                                                                              Si ella también quiere amarte                                                                                                  No hay que darle más vueltas                                                                                                                  Yo se… Que es por amor al arte
Es por amor al arte”
Las personas no se molestaron al contrario, parecía que lo disfrutaban.
Era difícil de creer que estuviera yo ahí cantando una canción hermosa con mi maestra.
Nos reusamos a tomar los tragos del premio, pero nos dieron los vales para que los cambiáramos cuando quisiéramos.
Nos dirigimos a tomar un taxi juntas, su casa quedaba más cerca así que insistí en que primero la dejáramos a ella.
Durante el taxi platicamos de lo sucedido. Hasta que llegamos a su casa.
Me baje para acompañarla a su puerta.
-Bueno, señorita Juárez, nos vemos en la escuela.
-Profesora Botello, nos vemos en la escuela.
 Nos acercamos para despedirnos con un beso en mejilla, al estar cerca de su oído le susurre- Adiós, bomba sexy, nos vemos en la escuela.
Ella se ruborizó y solo dijo “hasta luego”.
Llegue a mi casa a las 12:00am, me metí en la cama y dormí como tronco.
En la escuela me encontraba con sueño, la primera clase me la pase dormida, y en el receso Judith decidió enfrentarme.
-Abril, ¿podemos hablar?
-Si claro-le hice u lugar en la banca en la que me encontraba.
-Yo…
-Descuida, no te voy a presionar, no soy quien para juzgarte, además no creo tener la calidad moral para hacerlo. Mira, no sé qué es lo que sientas, pero tal vez solo sea confusión y se te pase.
-Crees que estoy confundida, Abril, crees que lo estoy. ¿Confundida yo?, no lo creo.
-Bien, ¿podríamos ser amigas?
-¿En lo que me “des confundo”?
-Algo así. Mira sé que no estas lista, y no te presionare, solo que podemos darnos el tiempo para pensar.
-¿Te gusta Andrés?
 -¡No!, para nada.
-Bueno, entonces, solo amigas.
-Sí, eso. Amigas.
Judith suspiro profundamente, sus ojos comenzaron a ponerse brillosos.
-De acuerdo, amigas. Hasta que…
-Tú quieras, en el momento en que tú quieras algo más, podremos serlo, en esta etapa bien podrías ser una heteroconfusa.
-Sé que te amo. Pero te entiendo. Amiga.
Pensar que antes éramos algo más y ahora solo amigas, aunque no puedo negar que aún me gusta. Pero no sé si ella sienta lo mismo.
Entramos a las clases, y la última era la clase de Daniela.
Se veía algo agotada, parecía cansado, entro al salón, saludo como todos los días, puso trabajo, y al finalizar pidió que le entregáramos todas las libretas para revisar.
Al final de mi trabajo pegue una nota que decía “café del centro hoy en la tarde a las 5, si (carita feliz) no (dibujo de un plátano)”.
No note el momento en que lo leyó, así que solo espere.
Cuando me enrejaron el cuaderno, busque la nota pero no estaba, lo más probable es que no quisiera volverme a ver y esa era la manera más sutil para decírmelo.
Todos salieron, me agache por mi mochila y al levantarme estaba una nota en un papel rosa. La destape y allí estaba mi respuesta, un enorme si con un emoticón súper sonriente comiendo un plátano.
Me levante de mi lugar y me fui a mi casa acompañada por Judith como siempre, después de nuestro acuerdo, las cosas se relajaron entre nosotras.
Llegue a casa, realice la tarea y me dormí hasta las 4:30. Al ver la hora me levante, me puse una chaqueta y me fui al café.
Al llegar se encontraba Daniela, sentada en una silla, esperando, miraba el reloj y bueno eran las 5:20, así tenía razón al hacerlo.
-Hola, se me hiso algo tarde.
-Enserio, no me di cuenta- trato de sonar lo más natural posible, pero no lo logro.
-¿Ya ordenaste?
-No, te estaba esperando.
-Gracias- llame a un camarero y pedí un capuchino de vainilla, ella pidió un café negro.
-Capuchino de vainilla de nuevo.
-Bueno, me gusta la vainilla.
-¿Qué más te gusta?
-Creí que la del interrogatorio era yo.
-Bueno, ahora es mi turno. ¿Hombre o mujer?
-¿Enserio?- ella asintió con una sonrisa de satisfacción por la venganza.- Mujer.
-¿Altas o chaparras?
-Altas.
-Altas, las bajitas están descartadas. ¿Rubias, morenas o pelirrojas?
-Castañas.
-¿Jóvenes o mayores?
-¿Te me estas insinuando?- moví las cejas picaronamente.
-Esto ya lo viví, pero al revés.
-Bromeaba, la edad no importa, mayores, bueno de 17 en adelante.
-¿Activa o pasiva?
-No, yo me reservo el derecho de responder.
-Si no contestas- se detuvo a analizar la amenaza- te voy a, te voy a, a reprobar.
-No- sonreí picaronamente- intermedio, depende la persona, me acomodo bien en ambos lados.
-¿Qué es lo que más disfrutas hacer?
-Me encanta observar nubes, siempre encuentras formas increíbles, leer, hacer sonreír a la gente, tomar capuchino de vainilla, estar con personas a las que quiero.
-Y ¿A quién quieres?
-No recuerdo que esa pregunta la hubiese hecho yo.
-No la hiciste, solo pregunto.
-Bueno, no lo sé.
-¿Sientes algo por alguien?
-Siento algo por Judith, pero ella, no se atreve a afrontarlo, y bueno, ahora no se si la amo o no, aunque me paso lo mismo con Mariana, pero la última vez que nos vimos las cosas se subieron de tono.
-¿Se pelearon?
-Hicimos lo contrario a la guerra.
-Entiendo- su cara se mostró seria- y la amas, a Mariana.
-No lo sé, las cosas están bien hasta que llegamos a un punto sexual, si no estamos en una situación así, solo la puedo ver como amiga, hasta que ella comienza a tocar y bueno. Con Judith es muy diferente, disfruto de estar con ella, solo que ella no se atreve a amarme por completo.  Creo que me hare monja.
-¿Monja?
-Sí, así me evitare problemas.
-No creo que sea la solución.
Tomamos nuestros cafés y guardamos silencio, aunque no se sintió incómodo.
-¿Tú a quien quieres?- pregunte para romper el hielo.
-Bueno, no sé, hay alguien pero, no estoy segura que sea amor.
-Te entiendo.-Sonreímos y continuamos con el café.
-No has cambiado tus bebidas.
Recordé que se refería a lo del bar.- No, aun no, ¿y tú?
-No, no he tenido con quien salir.
-Bueno, que te parece si las cambiamos este viernes.
-Me parece buena idea, nos vemos  en mi casa a las 7.
-Hecho, es una cita señorita Botello.

-Una cita.- repitió mientras estrechaba mi mano.
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2 comentarios:

  1. Parece que Abril no tardará mucho en olvidar a Judith,gracias a Daniela,la ´´sexy maestra´´ XD
    Al menos parece que tiene más en común con ella que con sus anteriores parejas,el único problema será que sea su profesora.

    Rita

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  2. Huy me tiene enganchada esta historia...buenísima saludos Sam Italia

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