Hoy
quienes te ven dicen: ¿Cómo puede? ¿Cómo hace? Volar como un ave de brazo en
brazo, sin descansar definitivamente en ningún regazo, nadie sabe la verdad; de
lejos te miro y puedo decir, la culpa
fue mía… ella no es así.
Cuando
tu piel se estremecía ante un roce distraído de mis manos, cuando en tus ojos
veía el amor que me entregabas, cuando sin ver caminabas solo porque te
guiaba…estuve ahí, te conocía. Tenías tu corazón en un puño que habrías en mi
presencia, tu temblor, tu escalofrío, tu sentir desenfrenado, esa primera vez
en sentirte enamorada, estuve ahí…fue culpa mía.
Cada
vez que suspirabas al mirarme y te asustabas, porque al tenerme cerca o lejos
todo tu ser reaccionaba y sin entender, lo aceptabas…todo en tu mundo cambiaba,
tu dispuesta a luchar; yo sin pelear por nada. Cada parte de tu ser a mi amor
se entregaba, con miedo, incertidumbre, sin entender cabalmente que era lo que
pasaba, sin embargo, lo intentabas…estuve ahí, fue culpa mía.
Nadie
sabe en realidad todo lo que sufrías, por pertenecerle a él, por sentirte solo
mía; es menos lo que se sabe que aún así caminabas siempre de frente hacia mí,
sin bajar la mirada, querías, necesitabas aferrarte a ese amor del que tanto
disfrutabas, estabas dispuesta a hacerlo sin que importara más nada, pero yo no
te dejé y no porque no te amara.
Mi
miedo era más profundo, yo no pude reaccionar ante cuanto me brindabas, sin
fingir, sin pensar, sin dobleces ni dudas, siempre te entregaste a mí amor, se
quién eres; se que eres capaz de amar sin que importe más nada, con todo puedes
luchar por la persona que amas; fui yo…quien no pudo hacerlo por ti…y no porque
no te amara.
Hoy
recuerdo cada vez que me decías, “no me cuides más vida mía, sin ti todo lo
demás es tan solo fantasía, yo quiero esta realidad, te quiero por siempre
mía”. Tú eras quien me animaba a luchar por ese amor, tan puro, tan pleno, tan
lleno de cada cosa descrita por los poetas, pero yo no me animé, esa carga es
toda mía.
Entonces
me convertí en culpable de tu dolor, el día que te perdía, cuando llorando
dijiste: no me dejes sin valía, no me conviertas amor en esta alma vacía, que
tan solo al respirar sabrá que ya no eres mía, entonces mi corazón dejará ya de
latir, de sentir, me convertiré en un cuerpo del que disfrutaran muchos, pero
lo que tu dejas hoy; muerto estará ya por siempre.
Así
fue, que yo maté la más dulce mirada que alguien pudo entregar, el amor dado
sin dudas; maté un corazón amado, lleno de ternura y pleno de pasión; maté el
amor que me regalaron, por cobarde o inacción, por no ser como tú eras, por no
saberte amar como tú lo merecías, dejé que te convirtieras en lo que hoy eres y
todos ven, perdón amor sé que no sirve de nada pero tengo que aceptar que la
culpa es toda mía.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Bell Derechos Reservados
©
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser
reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un
sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico,
por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del
autor.

Cielos Bell, me hiciste pensar a tu manera; tan poetica, dicen por ahí q hay 3 cosas q pasan y q no volverán jamás; las palabras, el tiempo y las oportunidades; luego entonces tendríamos q valorar a quien nos valora, pero tambien todo esto es parte de crecer, aprender y no de culparnos.(pido perdon por opinar). Dejame niña; decirte q te admiro y siempre es bello encontrar tu presencia escrita por aqi. Paky.
ResponderEliminar