Esperamos tu historia corta o larga... Enviar a Latetafeliz@gmail.com Por falta de tiempo, no corrijo las historias, solo las público. NO ME HAGO CARGO DE LOS HORRORES DE ORTOGRAFÍA... JJ

El Corazón de Cristal - 1 y 2


Original de BL. Miller
Traductora: Alesita
Corregida por Abriles

Capitulo 1



La multitud gritaba más fuerte mientras las luces se apagaban. Entre bambalinas, Crystal comprobó dos veces que los ajustes de su vestimenta con frutas estuvieran bien. Escuchó al director de producción, Rick, dar la bienvenida a todo el mundo y dar a conocer la lista de mujeres que se presentarían esa tarde. Todos eran nombres conocidos para ella, habiendo trabajado ya casi seis meses en el salón Tom Cat. Dos mujeres con escasa vestimenta arreglaban sus trajes listas para tomar sus posiciones en el escenario. Crystal inclinó la cabeza y esperó al lado del punto central.



—¡¡¡Y bien!!! Sin tardar más,... —dijo Rick—. Tengo el gusto de presentarles a las Tom Cat Kittens, con su protagonista principal, ¡¡la gatita del mes, Crystal Peaks!!

La multitud gritó más fuerte mientras las luces iban tornándose tenues. La cortina subió y la música comenzó. Crystal envolvió su brazo izquierdo alrededor del tubo, esperando el momento justo. La conducción y el toque erótico, fueron diseñados para captar el estado de ánimo carnal del público, y la rubia bailarina de strip tease sabía cómo usar ese estado de ánimo para ventaja suya. Mostrando su sonrisa falsa a la audiencia, sus ojos escudriñaron las mesas más cercanas al escenario. La experiencia le había enseñado muy bien y Crystal pudo rápidamente escoger a sus principales posibles clientes. Escogiendo al mejor pretendiente, un hombre de mediana edad que sujetaba varios billetes en su mano; le guiñó el ojo y dio vueltas alrededor del tubo. Las demás chicas a ambos lados de ella hicieron lo mismo, y llevaron a cabo la misma rutinaria actuación.

Conforme la música iba cambiando Crystal tiró de su corsé arrancándolo con fuerza de su cuerpo, dándoles una sonrisa falsa en respuesta a sus aclamaciones; sacudió y meneó sus senos como muchas otras veces lo había hecho, manteniendo su mirada en él, pensando para sus adentros fríamente; “Mira todo lo que quieras, jamás lo tendrás”, oscilaba por el centro y se movía haciendo que sus pechos cubiertos de aceite saltaran y se balancearan al ritmo de la música.

Esta noche, sin embargo, el destino tuvo otros planes para la joven artista de strip tease. Conforme avanzaba por el borde del escenario y se inclinaba para que su cliente colocara algunos billetes a lo largo de su tanga, una mano grande se extendió hacia ella y la empujó fuera del escenario. Crystal se encontró de pronto en el regazo de un hombre parcialmente calvo, la mano todavía agarraba su brazo.

—Quiero un poco más que una simple sacudida por mi dinero, cariño. —Le dijo lascivamente, usando su mano libre para tomarse la libertad de tocar sus pechos expuestos. Su fuerte agarre no le permitía liberarse, obligándola a soportar las caricias hasta que los gorilas de seguridad llegaron y le quitaron de encima al cliente ofensor.

Por más que quiso Crystal un minuto para poder recuperarse, una señal de Rick la forzó a volver sobre el escenario.

Varias filas atrás, el camarero colocó una bebida en la mesa.

—¿Se les ofrece algo más?— preguntó.

—Estoy completamente servido— dijo el hombre mirando a su compañera sorprendentemente bella. —¿Qué hay de ti, Laura?

Ella sostenía su vaso a medio acabar.

—Estoy todavía trabajando en este, Peter —colocó su pluma sobre su cuaderno de notas y sonrió burlonamente—. Recuerda, emborracharme no ayuda a tu causa en absoluto. Mejor gasta tu dinero en “clavarlo” por ahí. —Señalando a uno de los gorilas de seguridad.

—No me digas, eso ni en sueños —contestó  Peter. Pasó sus dedos por su delgado cabello rojo y miró al de seguridad otra vez.

—¿Tú piensas que él lo es?

—Bueno... —Ella tomó otro sorbo de su whisky escocés con soda—. Si él es..., sería mejor que él fuera el que recibiera y no el que te diera, o serás un pequeño hombre dolido por la mañana.

—Oh, pero a un hombre le gusta eso. —Peter suspiró, ganándose una risa ahogada de ella—. ¿Y qué hay de ti? —Le hizo señas con sus ojos hacia el escenario—. Un par como aquellos podría sofocarte.

—Sí, excepto que me tengo que ir. —Laura terminó su bebida e hizo una seña al camarero—. Además no es por eso por lo que estamos aquí.

—Si, si... sé que solo quieres obtener información para tu historia. ¡Santo Dios! ¿Acaso vas a ser una amargada para siempre?

—No soy una amargada —dijo fríamente—. Simplemente no pienso que una artista de strip tease sea exactamente lo que estoy buscando para que sea mi pareja, eso es todo.

—¿Quién habló sobre un compromiso de por vida?, estoy hablándote de llevarte a la Señorita de Enormes Tetas a tu apartamento y mecer su mundo por la noche. —Se apoyó hacia atrás y encendió un cigarrillo—. Vamos, Laura. Tú necesitas más en la vida que sólo tu ordenador y tus historias, tienes que admitir que ella es un digno y bonito paquete que admirar.

—Gracias, pero no Peter. Estamos bien aquí, puedo ver correctamente cada detalle —bebió el contenido dejando que el líquido quemara a través de su garganta.

—Es tu elección. —Moviendo su cabeza—. No está mal dejarse caer en el “heno” de vez en cuando.

—Eres tan lujurioso, Peter —afirmó con una sonrisa—. Estás viviendo con Michael, y andas corriendo de allá para acá como si fueras soltero. Deberías comprar condones por si acaso.

—Por lo menos yo no necesito que un calendario me recuerde cuando fue la última vez que tuve relaciones sexuales.

 Laura le dirigió una mirada de “te voy a matar”, pero el joven sonrió burlonamente y miró de nuevo hacia el escenario.

—Di lo que quieras, querida. Yo digo que aún te mueres por ella.

—No me muero por ella —resopló, dándole un codazo en el brazo.

—¿Entonces por qué no has encontrado una compañera nueva para tu apartamento? Sabes muy bien que no puedes mantener ese apartamento tú sola.

—Eres mi agente de alquiler, ¿cómo se supone que debo conseguir a alguien, si no muestras el apartamento? —Le replicó mientras agitaba su palillo para remover su bebida.

—No he podido encontrar todavía a alguien que cumpla tus altos requerimientos, Laura. No creo que ni el mismo Papa pueda cumplir con tus requerimientos.

—¿Crees que estoy siendo irrazonable?

—¿Irrazonable? —Peter tiró su cabeza hacia atrás y rió—. Quieres una persona que no fume, que no beba, un mes por adelantado de alquiler y aparte un mes de depósito, no mascotas, no niños, no...

—Ya entendí. —Se quejó ella—. No soy tan mala, pero tengo que ser capaz de poder vivir con esa persona —suspiró y cogió su bebida—. ¿No conoces a algún chico gay que esté buscando un lugar para vivir?

—No querrías a ninguno de los que conozco, créeme —sonrió sarcásticamente y dio un enorme trago a su bebida. —Son todos unos neuróticos o desesperanzados colgados de sus madres o sus ex’s.

—Oh, ¿quieres decir, cómo tú? —bromeó ella.

Peter fingió estar lastimado por un momento antes de sonreír abiertamente.

—Bueno, al menos tengo a alguien que me lo haga y no solo una mano rosada y sus cinco amigos.

—Touché —dijo Laura, mientras miraba su reloj de pulsera—. Se hace tarde y tengo que encontrarme con el editor mañana temprano.

—¿No te moverán tu fecha tope de entrega?

Laura negó con la cabeza.

—¿Tu crees que pediría un crédito de un millón de dólares y aparte pidiera más tiempo? —Se puso de pie y cogió su chaqueta—. Gracias por venir conmigo esta noche —recogió su cuaderno de notas y su bolso; después Peter le ayudó a ponerse su chaqueta.

—Llámame tan pronto como puedas en cuanto tengas a alguien para el apartamento —pidió Laura.

—Lo haré.

Mientras caminaban hacia la puerta Peter divisó una pizarra con docenas de tarjetas de anuncios sostenidas en el lugar por chinchetas multicolores. “¡Ah! Eso es una buena idea”. Metiendo la mano en el bolsillo sacó una de sus tarjetas y la colocó en medio de la pizarra.

*****

Entrando en su apartamento, Crystal echó sus llaves sobre la mesita de café e iba revisando su correo mientras se dirigía a la cocina.

—Correo basura… Más cuentas. —Se quejó.

Lanzó el montón de correo en el mueble de la alacena. Abrió el refrigerador para revelar tan sólo algunos alimentos ya caducados y un brik casi vacío de leche. De pronto pensó en comprar algo pero ya era muy tarde y esa idea se esfumó.

—¡Maldición!

La artista de strip tease abrió el congelador y sacó una pizza congelada y la metió en el microondas, tomó un vaso de cristal de la alacena antes de encaminarse a la sala de estar. Al lado del sofá estaba una botella medio vacía de whisky que había comprado la noche anterior. Crystal tomó asiento y llenó el vaso antes de alcanzar la pitillera y su encendedor. Inhaló el humo lentamente quemando sus pulmones; contuvo el aliento un momento antes de dejarlo salir lentamente. Casi instantáneamente sintió los efectos, su cuerpo relajándose bajo la influencia de la marihuana. Otra larga inhalación seguida por varios tragos de whisky. La stripper ya estaba demasiado colocada como para recordar la cena. Encendió la televisión, presionó los botones del control remoto hasta que encontró el canal de videos de música. Prestó poca atención a la pantalla dándole más importancia a su bebida y al porro que entumecía sus sentidos.

La nariz de Crystal notó un fuerte olor a humo que la hizo despertar de su inconsciencia.

—¿Pe-pero qué demonios?

Con su mente aún borrosa le tomó unos cuantos segundos más darse cuenta de que algo andaba mal. Para entonces el fuego del microondas se había propagado por encima de las alacenas y a través de la cocina. El fuego ya se había extendido demasiado como para poder apagarlo con un extintor. Crystal tomó una caja de cartón que estaba vacía y comenzó a llenar la caja de sus posesiones más preciadas; un trofeo pequeño, una figurilla de cerámica, un álbum viejo de fotos, una carpeta con sus documentos importantes y cuanta ropa podía salvar. Como acto reflejo colocó su cartera alrededor de su cuello temiendo no poder regresar después por ella. Y estaba en lo correcto.

El cuerpo de bomberos estaba ya allí, habiendo sido llamado por uno de los vecinos. Tan pronto como Crystal salió de su apartamento, los bomberos entraron con mangueras para apagar las llamas. La stripper miraba impotente como los raudales de agua entraban en su apartamento, salvando la estructura pero arruinando todo lo que había dejado dentro. Quería gritar o no volverse loca y eligió esto último. Después de meter su identificación y su dinero en los bolsillos, consiguió a alguien que le cuidara la caja con sus pertenencias por esa noche. Después de asegurarse de que no necesitaba nada más, Crystal se marchó en busca de un bar cercano.

La rubia stripper sacaba 25 dólares cuando un tipo corpulento pero agradable se acercó a ella.

—¿Le puedo invitar a una bebida?

—¿Acaso parece que necesito otra bebida? —chasqueó—. Vete y desperdicia tus palabras en alguien mas.

—Oye, sólo trataba de ser agradable —protestó. —Y observé que estabas muy sola.

—¿Y no se te ocurrió que era porque quería estarlo? —Crystal golpeó  su vaso vacío ruidosamente sobre la barra, captando la atención del camarero. El presunto conquistador se dio por vencido y regresó con sus compañeros mientras ella tomaba otra bebida.

—Última llamada —dijo el camarero cuando se alejó. La stripper tomó su bebida tan rápido como pudo, después guiñó un ojo y dio una sonrisa al barman para obtener otra bebida más antes de que cerrara la barra.

Tambaleándose afuera con el aire nocturno, Crystal iba tropezando por el camino hacia su incendiado apartamento y al estacionamiento donde su coche estaba estacionado. Pasaría la noche en el asiento trasero de su auto, estando demasiado borracha como para notar el frío de la madrugada.


Capítulo 2


—No Laura, no he encontrado a nadie aún —negó Peter, haciendo gestos con las manos como si ella estuviera ahí—. Pondré mañana un anuncio en el periódico, ¿te parece bien?... Si, te llamaré tan pronto sepa algo... OK, bye —colgó el teléfono y se reclinó en la silla.

—Por favor, tome asiento señorita. ¿En que puedo ayudarla?

—Necesito un apartamento —contestó.

—Bien, usted ha venido al lugar correcto —sonrió y sacó una enorme carpeta llena de fotografías—. Tenemos varios apartamentos disponibles dentro de ocho complejos diferentes a todo lo largo de esta zona. ¿Lo está buscando amueblado o sin muebles, señorita... ?

—Sheridan, Crystal Sheridan. Estoy buscando uno que esté amueblado. Pero tiene que ser por menos de quinientos cincuenta y que incluya los servicios comunitarios.

—Bien... —Peter dio su mejor sonrisa mientras juntaba sus manos—. Me temo que el más económico que tenemos es uno de un solo dormitorio y lo tenemos en seiscientos sesenta y cinco.

—¡Oh! —Crystal lanzó hacia el escritorio la tarjeta de presentación que había tomado de la pizarra en el club—. Buscaré en otra parte.

Notando la marca de la chincheta en la tarjeta, a Peter le tomó tan sólo un segundo darse cuenta del porqué la rubia le parecía tan familiar.

—¡Espere! —dijo excitadamente, agarrando con fuerza sus propias manos tratando de esconder su emoción—. ¿Estaría interesada en compartir un apartamento con otra persona? Sé que es un piso  absolutamente adorable, tiene dos dormitorios, balcón, terraza y cuenta con estacionamiento privado. Se renta en cuatrocientos cincuenta y usted paga la mitad de los servicios públicos. —Abrió el cajón del archivero y sacó la carpeta del apartamento de Laura.

Crystal dudó.

—No me llevo bien con compañeros de cuarto.

—Oh, pero este es perfecto para usted —contestó—. La mujer que vive allí, Laura, es una escritora y pasa la mayor parte del tiempo encerrada en su dormitorio trabajando en su historia —tomó la hoja de papel leyendo las reglas que Laura pedía, lo miraba cuando Crystal sacó un paquete de cigarrillos del bolsillo de su chaqueta de mezclilla. Sonriendo discretamente tiró la lista de Laura en la papelera que estaba a un lado del escritorio.

—Ella es muy tranquila —aseguró.

—Bien. No puedo vivir con alguien que este jodiendo por la más mínima cosa.

—Por supuesto que no. —Peter usó su pie para empujar lentamente la papelera bajo su escritorio—. Simplemente échele un vistazo a esto.

Acercó una de las fotos de la zona.

—¿Había visto usted alguna vez un lugar más impresionante? Justo aquí esta la terraza, un lugar maravilloso donde puede tomar su desayuno hasta tarde los domingos y por aquí... —Le mostró otra foto—. Esta es la mejor vista del lugar, los dormitorios están arriba así como también un baño completo. ¿Lo ve? Privacidad y comodidad, todo en uno.

—Aun no estoy segura. —Crystal mordió su labio inferior y miró de nuevo las fotografías. El apartamento era mejor que el que había perdido y el costo era sustancialmente poco—. ¿Hay un cuarto de lavado en el lugar?

—Mejor que eso —señaló una de las fotos—. ¿Ve esas puertas con persianas? La lavadora y la secadora están allí. Lo único que necesita hacer es comprar su suavizante y su detergente. —Le señaló otra foto—. ¿Tenía usted un lavaplatos en su anterior apartamento?

—No.

—Los de mantenimiento acaban de instalar uno nuevo en este apartamento hace menos de dos meses. Seguramente una mujer tan ocupada como usted apreciaría la conveniencia de tener un lavaplatos y las facilidades del cuarto de lavado.

—¿Cuatrocientos cincuenta y la mitad de servicios públicos?

—Exactamente. Por supuesto, solo necesita dar el primer mes, y otro de depósito para mayor seguridad —dijo dulcemente.

Crystal suspiró y se levantó.

—Esto simplemente no va a funcionar.

—P-pero esto es perfecto para usted. —El hombre pelirrojo protestó mientras se ponía de pie—. He estado en este particular apartamento y déjeme decirle que es absolutamente primoroso —gesticuló con las manos exageradamente—. ¿Qué es lo que le ha parecido mal?

—No tengo tanto dinero.

—Si usted necesita una semana o dos, yo me aseguro de reservarlo para usted.

—No puedo esperar una semana o dos. Mi apartamento fue destruido por el fuego anoche. Necesito un lugar ahora.

—¡Oh, pobre chica! —Peter suspiró mientras colocaba sus manos en su cara.

Crystal giró sus ojos y comenzó abrir la puerta.

—Espere —dio un paso rodeando el escritorio y cerró la puerta—. Estoy seguro que podemos solucionarlo. Puede darme en pagos el primer mes incluyendo el de depósito —alcanzó de nuevo las fotos y se las volvió a mostrar—. Eche otro vistazo y dígame si acaso no es un apartamento de ensueño. ¿Le mencioné que se encuentra a una distancia que se puede recorrer a pie hasta el supermercado y al lago Bragg?

Observar a Crystal mientras miraba las fotos, fue todo lo que Peter podía hacer para no reír nerviosamente por la emoción.

—¿Antes de que decida el no aceptar, señorita Sheridan..., señorita, ¿no es así? —sonrió mientras inclinaba la cabeza—. Vamos a echarle un vistazo, ¿le parece? —Sin esperar respuesta comenzó a marcar el número telefónico de Laura. Por suerte la escritora no estaba en casa.

 —Pues bien —dijo y colgó el teléfono—. si gusta podemos ir en mi coche, estaremos ahí en cinco minutos

Tomó la llave pegada con cinta adhesiva de la carpeta de Laura y la metió en su bolsillo.

—Llevaré mi coche — dijo Crystal firmemente.

—Um... seguro, está bien. ¿Podría usted traerme de regreso aquí cuando terminemos?

—Mi coche esta hecho un desastre —mintió—, es mejor llevar ambos autos.

Peter se encogió de hombros y sonrió.

—Señorita Sheridan, le garantizo que usted adorará este lugar.

Una vez que llegaron al complejo, a Crystal no le quedó de otra más que estar de acuerdo con él. Cincuenta edificios se iban desplegando entre los árboles y caminos sinuosos ayudando a crear un sentido de privacidad entre los edificios. Siguiendo a Peter desde atrás, estacionó su coche en el aparcamiento.
—¿Alguna vez había visto un lugar tan exquisito? —Peter preguntó mientras ella salía de su coche—. Tenemos un equipo de mantenimiento de tiempo completo con solo hacer una llamada.

Le señaló el camino hacia la puerta principal. Al abrir la puerta dio paso a una sala de estar diseñada con buen gusto. Piezas de arte abstracto colgaban de las paredes y plantas de cactus adornaban cada mesa. El sofá y la silla que hacían juego estaban elaborados de suave cuero café y una televisión bastante formidable abarcaba la mayor parte del centro de entretenimiento.
—Laura tiene el mejor gusto en lo que se refiere a decoración —Peter suspiró—. Veamos la cocina, ¿me acompaña?

—¿Aquí es donde están la lavadora y la secadora?—preguntó Crystal mientras pasaban al lado de las puertas de persiana.

—Sí. Ahora mire por acá, señorita Sheridan. Éste es el sueño de cualquier chef. Tiene su estante de especias, y esta encimera tiene quemadores desmontables que usted puede sustituir por una plancha o parrilla.

—Nunca había visto una encimera que se pudiera hacer eso —admitió, mirándola cuidadosamente. Una pared de la cocina tenía una gran puerta de cristal corrediza que daba acceso a una terraza cómodamente distribuida. Había una mesa redonda blanca con sus respectivas sillas acolchonadas.

—Esos árboles son en su mayoría roble y arce —dijo Peter, señalando el medio acre de árboles que rodeaban el complejo del lago cercano—. Son muy bonitos en el otoño cuando cambian de colores.

—Uh huh —Crystal contestó desinteresadamente mientras entraba de nuevo.

—Pues bien, supongo que ya no hay más qué mostrarle, excepto el dormitorio —caminó hacia las escaleras—. Usted realmente adorará el balcón.

Puso su pie en el primer escalón y se detuvo cuando se dio cuenta de que ella no le seguía.

—¿Señorita Sheridan?

La stripper aún estaba parada en medio de la cocina asintiendo la cabeza con aprobación.

—¿Cuatrocientos cincuenta y la mitad de servicios públicos?

Esta vez Peter no podía contener su emoción. Juntó sus manos y sonrió ampliamente.

—Ahora mismo iré por el contrato que está en el auto.

—Espere un momento. ¿No debería conocer a esta persona Laura antes de que tome una decisión?

—Pues bien... Si usted siente que eso es realmente necesario... —tomó la agenda negra al lado del teléfono y comenzó a hojear las páginas—. Estoy seguro que la señorita Taylor se encuentra ahora con su editor, le haré una pequeña llamada.

Pero Laura no estaba con su editor. Y tampoco estaba en casa de su hermano o de su madre, así como tampoco en los otros 12 lugares a los que Peter llamó. Crystal se ponía más nerviosa mientras el tiempo iba pasando. Peter le había dado el contrato de alquiler para llenarlo mientras esperaba y con cada pregunta la stripper se iba sintiendo más nerviosa, se había enamorado del lugar y estaba preocupada de que la escritora no la aprobara. El apartamento era 10 veces mejor que el que tenía.

Cuando Peter salió a recoger los periódicos, Crystal fue arriba y encontró el dormitorio que esperaba pronto fuera de ella. Era mucho más grande de lo que había imaginado, con un baño de buen tamaño y una puerta de cristal corrediza que daba paso al balcón compartido con el dormitorio de Laura. A pesar de su aparente desinterés sobre la vista, Crystal se encontró esperando el poder despertar y tener la vista de los árboles y el cielo. Era un cambio positivo, ya que las vallas publicitarias y el muro de ladrillo habían sido la vista de su anterior apartamento.

Peter estaba a punto de darse por vencido cuando el teléfono sonó.

—¿Hola?

—¿Peter? —La voz de Laura se escuchaba lejos—. ¿Qué pasa? Mi madre dijo que me has estado buscando.

—¿Dónde estás?

—En un teléfono público en el centro. ¿Qué es tan importante y qué haces en mi apartamento?
—Tengo buenas noticias para ti. Encontré una compañera para tu apartamento, además le encantó el lugar. ¿Cómo de rápido puedes venir a casa?
—¿A casa? Peter no puedo ir a casa ahora. Quedé en almorzar con Jenny y estaré en la escuela a las tres. ¿Podemos dejarlo para mañana?
—Realmente ella necesita ocupar el apartamento inmediatamente, su apartamento se incendió anoche.
—No me es posible ir ahora —suspiró y se frotó la frente—. ¿Comprobaste todas sus referencias y dio el depósito?—
—Si, si, todo esta correcto —mintió.— Querida, te garantizo que es perfecta para ti, quiero decir, que es una perfecta compañera de apartamento para ti.
—¿Qué te parece más tarde por la noche?
—Eso sería demasiado tarde. Ella quizá buscará otro lugar y quién sabe cuánto tiempo pasará antes que pueda encontrar a alguien de nuevo. —Peter sabía que estaba apostando mucho a la suerte, pero tenía un buen presentimiento—. Laura, confía en mí.
—Nada de fumar, nada de beber, nada de música fuerte, nada...
—Nada de eso. —Le aseguró, mirando hacia el piso de arriba para cerciorarse que la mujer rubia no lo escuchara—. Creo que te sorprenderás de lo bien que se llevarán.
—Peter, debo irme ya —vaciló por un momento—. ¿Estas seguro que ella es lo que estoy buscando?
—Afirmativo —contestó entusiasmado.
Laura dio otro suspiro.
—Supongo que tendré que confiar en ti —dijo—. Pero si esto no funciona...
—Funcionará, funcionará —contestó rápidamente, escuchando que Crystal venía bajando las escaleras—. Esto es simplemente fabuloso, Laura. Le daré las buenas noticias a la señorita Sheridan.
Antes de que ella pudiese decir cualquier otra cosa colgó el teléfono. “Creo que Michael y yo mejor nos vamos a ese viaje a las montañas pronto”, pensó.
—¿Logró comunicarse con ella?
—No solo pude comunicarme con ella sino que también ya está todo arreglado. Laura me dijo: si tú la apruebas entonces esta bien. Y si tienes cualquier pregunta acerca de ella, te puedo decir que la conozco de toda la vida. Si vienes conmigo de regreso a la oficina, concluiremos el contrato allí y te daré tu llave.

Historia Traducida por Alesita. Corregida por Abriles
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La Teta Feliz Historias y Relatos ® BL. Miller Derechos Reservados
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3 comentarios:

  1. Jaja como irá a estar esa convivencia?
    Bonita historia.

    Yezi

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  2. Empieza genial; una historia que se sale de lo tradicional! Estupendo, sigue escribiendo que te vamos a seguir

    C- España

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  3. Desde el primer capitulo de esta historia es interesante la seguire leyendo

    Pinguino

    ResponderEliminar

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