Páginas

Un amor que enciende mi corazón - Vero0278


Laura es mi nombre, tengo 22 años. Desde hace dos años estaba en pareja. Amaba a Ana, pero la rutina, el trabajo, las malas compañías, apagaron poco a poco la llama de nuestra pasión y sin darme cuenta, se fue nuestro amor. Entonces aparecieron terceros, comenzaron las mentiras, las peleas, hasta que Ana encontró de nuevo el amor, pero en otra persona y se fue de casa.  

Llevaba semanas en la nada, para no pensar, me dedique a pasar el tiempo frente a la computadora, entre chat y estupideces, alejándome por completo de mi carrera. Pero llegaron las vacaciones y con ella la realidad, debía viajar a casa, era un pacto que tenia con mi padre, el me mantenía y yo debía ir en las vacaciones con la libreta de la facultad llena buenas calificaciones. Algo de lo que carecía en este ultimo año.
Llegue a mi pueblo a finales de noviembre, llovía de tal forma, como preanunciando la tormenta que se desataría con mi padre en casa, intente tomar un condenado taxi, pero como siempre que llueve desaparecen como por arte de magia. No me quedo más remedio que ir caminado veinte cuadras, y mojarme hasta la coronilla. Al entrar a casa, papá me recrimino de no haberlo llamado para  recogerme, no lo hice porque olvide el celu en el departamento y en la estación los teléfonos públicos estaban rotos. Aclarado eso, deje la libreta en la mesa y me fui a bañar. Pensé que tal vez cuando saliera del baño estaría un poquito más calmado, pero nada más lejos de la realidad, comenzó a decirme que el no iba a mantener vagas, inútiles, como lo hacia mi tía, que tenia tres hijas estudiando en capital desde hacia más de diez años, y ninguna se había recibido aun. Después del sermón más largo de mi vida, para concluir diciendo que si quería hacer esa vida debía mantenerme yo. En fin no estaba de humor para quedarme hay, así que le dije que me iría a pasar unos días a la finca de mi tía y cogí las lleves de  “kiko” así se llamaba mi coche, un viejo citrón, que una vez perteneció a mi mamá. Quien  murió de cáncer cuando tenía seis años, tras su muerte mi tía María fue lo más cercano a una madre, ella era mi confidente, conocía cada detalle de la historia con Ana, algo que mi padre ignoraba por completo. 
Sabía que ese era el camino a su casa, porque podía ver el arroyo que se encontraba dentro de las hectáreas de la finca, pero no recordaba donde era su entrada, - debí comprarme un vendito GPS…pensé - me metí por un camino que se dirigía hacia el arroyo, al llegar y ver ese lugar, más hermoso de cómo lo recordaba, sentí la enorme tentación de sumergirme en aquellas aguas cristalinas, tal como lo hacía cuando era una niña. Me quite la ropa y me metí con la ropa interior. Solo habían pasado unos minutos cuando sentí de lo lejos el galope de un caballo, sin dudar se ha secaba alguien. Salí, me vestí y me dirigía al auto. Entonces la encontré observando mi coche, era una mujer con cabello rubio oscuro, lacio, hasta debajo de los hombros, con muy buena figura, y tenía más o menos mi edad.
Laura - ¿Puedo ayudarte con algo?...- note que se sobre salto al escuchar mi vos a su espalda - ¡perdón!... no quise asustarte… - al darse vuelta me encontré con una preciosa mujer de ojos verdes, y en ese momento sentí que mi corazón se encendió, mientras ella me miraba asombrada, supongo que se sorprendió de que fuera una mujer…
Desconocida – Discúlpame… pero estás en propiedad privada… - dijo con voz algo insegura, mientas no me sacaba los ojos de enzima
Laura – ¡oh! lo siento… es que no había ninguna tranquera ni nada…no... – no sé si era su belleza, o mi torpeza la que me hizo sentir inquieta y insegura
Desconocida – no… no la hay… tiene razón… pero es propiedad privada… -dijo ella, sonando algo arrogante, sin dejar de mirarme, algo que ya me estaba poniendo más nerviosa.
Laura -  Entiendo…. No se preocupe ya me estoy yendo – cuando estaba subiendo al auto cuando, la curiosidad me gano -  ¿eres nueva por aquí, verdad?…
Desconocida – si… mis padres compraron estas hectáreas hace tres meses… ¿y tú eres de por aquí?
Laura – aja… yo soy Laura… la sobrina de María y Raúl García
Desconocida – ¡aahhh!... la que estudia agronomía como yo… soy Emilia…
Me dio su mano al mismo tiempo que le di la mía, y sentí una energía agradable, a la que decidí no darle demasiada importancia -  ¿por casualidad sabes donde esta la entrada del campo de mi tía?... es la primera vez que vengo conduciendo…  hasta ahora siempre me traían…
Emilia – Entiendo… está por allá… la entrada se encuentra a 200 mts. a la derecha al final de este camino… -  señalando el camino por el que había ingresado
Dijo que me indicaría con su caballo el camino a la casa principal de la finca, y monto su caballo con una seguridad y elegancia, que me hechizo literalmente, sentí que podía quererla aun sin amarla - ¡dios!…que mujer – solo me dedique a contemplarla mientras ella avanzaba a todo galope por el campo y yo conducía el coche por el camino indicado. Al llegar a la tranquera me saludo con la cabeza y se alejo cruzando campo.
Baje del auto para encontrarme con mi tía, quien ya me esperaba con sus brazos abiertos en el portal de la casa. Era evidente que mi padre se había comunicado con ella. 
Laura – ¡tía… tanto tiempo!  -  y la abrace con todo el cariño que siempre le tuve
María -  ¡Mírate!… estas flaquita… pero muy bonita…  -  sus ojos estaban llenos de lagrimas realmente estaba muy emocionada de tenerme, y lamente no haberla visitado antes.
L – ¡Gracias!… ¡tu estas igual!… no te pasan los años… ¡¿cómo haces?! -  la verdad es que era una mujer envidiable, ya que a su edad aun se conservaba muy bien y tenía un espíritu tan juvenil.
M – ¡Hay tu tan mentirosa como siempre!… ven pasa, te preparare esas torrejitas que tanto te gustan…
Esa tarde María se la paso alimentándome, contando aneotas hermosas y por su puesto hablamos de la facultad, de Ana. Ya en la atardecer subí a la habitación, me re encontré con mi adolescencia, estaba tal cual la había dejado hacia ya varios años. Mirando desde la ventana vi a Emilia, salir de una de las casillas rodantes que pertenecían a los trabajadores La vi sentarse en la hamaca que mi abuelo había hecho para mí. En un principio dude, pero finalmente decidí bajar a hacerle algo de compañía.
Estaba por preguntarle que hacia en propiedad privada, cuando vi una lagrima en su rostro, así que decidí cambiar de tema -  Linda noche… - mientras me dirigía a sentarme, en unos bancos y mesas de jardín, que había a metros de ella.
E – Si lo es… ¡mira un cometa!… ¡pide un deseo! – dijo ella, mientras secaba sus propias lágrimas, y se sentaba a mi lado mirando las estrellas.
Entonces cerré mis ojos y pedí lo que más deseaba en ese momento, una taza de café…- Ya esta… ¿tú?… ¿pediste el tuyo? – y dirigí mi mirada a ella, estaba tan cerca que podía oler su aroma a jazmín
E – Si… ¿Te quedaras mucho tiempo?… - me pregunto mirándome a los ojos, estaba tan bonita a la luz de la luna
L -  Solo unas semanas…. ¿Por qué?… - no pude evitar sonreírle, no sé porque pero tenerla a mi lado me despertaba mil mariposas en el estomago y todos los sentidos
E -  Por curiosidad… ¿Sabes?... María siempre me hablo de ti… tanto que siento que te conozco de toda la vida
L – ¿Si?...  y que te han contado de mi…
E -  mmm…Que eres una mujer muy fuerte y luchadora, que sabe y siempre consigues lo que quieres. Asegura que eres la mejor en tu clase… la más bonita de la familia y su consentida…  
L – Aja… la verdad en estos momentos dudo mucho ser fuerte y luchadora. En cuanto al estudio eso es historia, con decirte que este año lo perdí… 
E -  ¿Por eso estas aquí?... ¿Quieres? -  sacando un pequeño termo con café caliente - 
L -  ¡No puede ser! ¡Mi deseo se hizo realidad!... – por su cara me di cuenta que no entendía - con lo del cometa… Pedí café…es mi debilidad -  Emilia comenzó a reír sin parar, si era hermosa, cuando reía lo era más. Me paso una taza de café, exquisito por cierto – Estoy aquí… porque estamos en vacaciones… y si… me pelee con mi papa por las notas… ¿y tu porque estas aquí?
E – Vine a buscar a Miguel… es un idiota que trabaja aquí y es mi novio… pero no esta… seguro anda revolcándose con alguna por hay…
 L  -  ¿y porque estas con ese idiota?…
E – Buena pregunta… - dijo mientras tomaba un poco de café y apoyaba su cabeza en mi hombro con un aire de resignación – el es bueno y se que me quiere… pero bueno es hombre…
L - ¿y?… ¿eso no lo justifica?… ¿y si es tan bueno?… ¿porque te hace llorar?… ¿si tanto te quiere? ¿Porque no esta con vos?…
E -  Tienes razón… pero bueno las cosas del corazón no son tan sencillas…
L – Lo se… se que el corazón no tiene lógica, que a veces nos equivocamos… y lastimamos a quien mas queremos…  - Había algo en ella que me inspiraba confianza, así que seguí hablando – hace unos meses cometí un error… le metí los cuernos a mi pareja… como no pude con la culpa se lo dije… y entonces todo se vino abajo… 
E – Para los hombres es mas difícil perdonar… cuando los engañas les das en el ego machista…
L -  Mi ex no es un hombre… es una mujer… que intento perdonarme con todas sus fuerzas, pero en cuanto discutíamos… lo sacaba a relucir una y otra vez…  - mientras lo decía esquivaba su mirada, confieso que tenia miedo de su reacción, pero no paso nada, ella siguió como si nada…
E – Entiendo… a mi me pasa lo mismo… cada vez que discutimos con Miguel… no puedo dejar de echarle en cara sus infidelidades… como dije antes es complicado…
L -  Si lo es… - las dos tomamos el ultimo sobro de café y luego de una larga pausa ella pregunto.
E – ¿Te puedo preguntar algo?…  - con un gesto le dije que si - ¿cómo supiste que te gustaba las mujeres?…
L – mmm…es difícil decir cuando o como… siempre me sentí atraída por mujeres. Pero como todo el mundo te dice que las nenas se casan con nenes… pues le metes ficha al primer imbécil que se te cruza…te haces su novia, le das besos que ni frío ni calor te dan, pero aun así no te das por vencida, le metes la ultima ficha y pierdes tu virginidad, en una noche de sexo malísimo…
E -  Bueno… la primera vez siempre es mala… después mejora… -  la mire y sus ojitos eran chispeantes contenían una risa cómplice
L – Si es verdad… pero de solo pensar en volver a tener sexo con un hombre se me revuelve el estomago… - tal fue mi expresión, que la escuche reírse en mi hombro - Y bueno se me terminaron las fichas con los hombres, así que no me quedo de otra que ser valiente y vivir lo que realmente sentía… esa atracción por las mujeres... y bue... Llego  mi primer novia... la primera vez… y… ya no hay dudas, prefiero las mujeres un millón de veces… – en ese momento escuchamos llegar una moto era su novio. El café se había acabado y yo estaba sobrando allí.
E - Mañana si quieres puedo mostrarte cómo funciona la producción de vinos de mi padre… digo... Si te aburres con María… 
Sin dudar prefería estar con ella, no es que no quería estar con mi tía. Pero Emilia era como un dulce de leche que no puedes dejar de saborear, y más si estas a dieta -  preferiría ir con vos si no te importa… - dije mientras me levantaba para ir hacia la casa
E -  Bueno... Quedamos así… hasta mañana… descansa
L -  Igual tu… y gracias...  - Entre a mi cuarto, me metí en la  cama y con el cansancio que traía me quede dormida instantáneamente.
En la mañana María había preparado un desayuno que era como para alimentar un ejército. Emilia, que aun no había desayunado, y yo, solo tómanos una taza de café, después cogimos una que otra fruta para el recorrido. Era un recorrido largo para hacerlo caminando, así que Emilia propuso hacerlo a caballo, pero como no sé montar, ella me ayudo a subir al animalito ese que nada de confianza me daba,  luego ella subió colocándose detrás de mí, pegando su cuerpo al mío. En ese momento supe que con ella, sería capaz de subirme a cualquier cosa, aunque me hiciera doler mi parte más intima… Entre su cuerpo pegado a mi espalda, el miedo de caerme del animalito, el rose de sus brazos manejando las riendas, y el dolor entre mis piernas… estaba más dura que una estatua…
E – Laura… relájate… no pasa nada… yo te cuido – entonces pensé… ¡No!… si tú me puedes cuidar todo lo que quisiera…pero el dolor solo se me pasaría bajándome del coso este...-
Poniendo mi mejor cara, tragándome las lagrimas del dolor que me surgía entre mis piernas con el vaivén del andar – intentare relajarme, solo deja que me acostumbre a el caballo… - dije mientras pensaba… ¡acostumbrarme!… ¡dios! que masoquista soy…
Mientras andábamos, ella me iba hablando de las diferentes cosechas, el estado en el que se encontraban y sobre todo lo relacionado con el rubro. Llevábamos horas cabalgando, cuando llegamos a una de las principales bodegas, allí ella bajo y me ayudo a bajar tomándome de la cintura, me vi obligada a tomarla de los hombros y dejarme sostener por ella, quedamos frente a frente podía sentir su respiración en mi cuello hasta me pareció sentir que su corazón se aceleraba tanto como el mío, poco a poco fue soltando mi cintura, entonces perdí el equilibrio y sentí un fuerte dolor en mis piernas. Ella me sostuvo, me pregunto si estaba bien, le dije que sí y comencé a caminar
L - ¡Dios!… ahora no puedo juntar las piernas, parezco pingüino caminado con las piernas abiertas…  - Emilia no pudo contener la carcajadas, y verla reír era algo que cada vez me gustaba más -  claro tu ríete de mi…  - dije haciéndome la ofendida, cuando hasta a mi me estaba causando risa la situación
E -  Laura no te enojes… solo es falta de costumbre… - mientras se volvía a reír de mi
L -  se se se…
Emilia me llevo enseño la bodega entera. Después me llevo a una galería preciosa donde se podía ver la cosecha, en el fondo la pre cordillera de los andes, y con la caída del sol era un paisaje lleno de colores hermoso. Ella me sirvió una copa de vino tinto Malbec cosecha 2000 con un toque a sabor de cereza, exquisito. Me contó que la producción había mejorado muchísimo su calidad, tal era el caso que estaba a un paso de calificar para exportar, eso significaba un gran paso, no solo ampliaría su mercado, sino que le daría nombre y prestigio a la bodega. También me dijo que en los próximos días los vinos serian evaluados por los especialistas, algo que la tenia impaciente. A lo que le dije que no se preocupara que todo estaría bien. Me pidió que estuviera con ella esa noche, dije que no tenía nada mejor que hacer, entonces ella me abrazo con alegría, y volví a aspirar su aroma a jazmín. Entre el vino y su alegría ella me dio un pico impulsivo, rápido, e inocente.  Me quede estática por un instante, para después seguir como si nada. No había duda alguna cada minuto que pasaba esa mujer me gustaba más.
Luego llego Miguel en su moto, quería hablar con Emilia, así que me disponía a dejarlos solos, cuando Emilia le dijo que me prestara su moto para volver a la casa, la verdad es que el no parecía muy convencido de prestármela, pero ante la insistencia de Emi no pudo negarse, y yo contar de no subir al animalito ese otra vez, le seguí la corriente – no me pregunten porque, pero por un minuto pensé en pincharles las ruedas a la moto, cuando llegara a casa - Lo único que lamentaba, de ese regreso, era no sentir el cuerpo de Emilia pegado a mi espalda…
Salía de bañarme, cuando sentí a alguien entrar a mi habitación, era Emilia, mi tía en el desayuno esa mañana, la había invitado a cenar. Ella traía unas cremas para los dolores.
E -  Aun falta para la cena… si quieres puedo aliviar un poco esos dolores…solo confía en mí y recuéstate en la cama – dijo casi empujándome hacia la cama mientras yo intentaba negarme… pero esos ojos verdes me pudieron… y me deje llevar - 
Quede boca abajo sobre la cama teniendo solo mi ropa interior, al comienzo sus manos estaban en mis piernas, sabía exactamente donde tocar, el dolor se hizo más agudo al principio pero luego se alivio poco a poco, hasta ese momento podía controlarme, pero cuando se subió sobre mi y comenzó a masajear mi espalda, sentí que mi alma perdía la cordura con sus manos en mi, su sexo sobre mí, me estaba volviendo loca cerré mis ojos y me deje llevar por mi imaginación donde nadie podía evitar que la hiciera mía, con la pasión que corría por mis venas. De repente mi tía llamo a cenar. Cuando abrí mis ojos ella ya estaba encaminándose hacia la puerta, desde allí me miro y con una sonrisa algo misteriosa y sexy dijo    
E – ¡Vamos!… se enfría…
Tuve que calmar mi agonía, mi excitación, y vestirme con un conjunto deportivo que tenía a mano. Cuando llegue a la mesa Emilia estaba platicando a mi tía sobre el paseo. Durante la cena me entere que se había dejado con Miguel, fue una cena hermosa y tranquila.
Pasaron los días, llego navidad y decidí regalarle una cadenita con un unicornio, en el tiempo que llevaba de conocerla, sabía que le fascinaban, hasta se lo había tatuado en la cintura. El regalo, le encanto. Ella me regalo el vendito GPS, para que no me perdiera más.
Luego llego la noche de la presentación de vinos, me puse mi mejor vestido y baje, me encontré con los ojos de Emilia que no dejaban de mirarme, al mismo tiempo que me decía lo bonita que me veía. Ella estaba preciosa con un elegante trajecito negro de noche, sencillamente elegante y sexy, tanto que me costaba respirar. Ya en aquel salón lleno de distinguidos conocedores de vino, no podía sacarle los ojos de enzima a Emilia que se la pasó casi la mitad de la noche hablando con un banana, que de lejos se notaba su interés por ella. Los celos me consumían, tal es el caso que perdí la cuenta de las copas que había tomado, decidí sacarme a Emilia de la cabeza. Después de todo ella era heterosexual y yo me estaba haciendo una historia, sin sentido. Me disculpe con ella y su familia y me fui a casa de mi tía.
En la mañana la jaqueca me torturaba sin piedad. Esa mañana acompañe a María al pueblo donde me cruce con Emilia, ella no solo me evito la mirada sino que ni me dirigió la palabra. Decidí no darle importancia, por el momento solo me apetecía tomar algo para el dolor. Estábamos en víspera de año nuevo. Mi tía se las ingenio para que hiciéramos las paces con papa, quien decidió darme una última oportunidad con lo de la facu. Quise contarle a Emilia lo sucedido con mi padre por teléfono, pero ella siguió evitándome el resto del día. Durante la madrugada la encontré en un bar, donde estábamos con mi padre y su novia. Estaba con el banana ese, me dolía verla con él, y su indiferencia, sobre todo, porque no entendía porque… la vi dirigirse al baño y la seguí.
L-  ¡Se puede saber que te hice!… que te la pasas evitándome… - logre preguntar e impedir al mismo tiempo que cerrara la puerta en mi cara, entre casi a la fuerza y cerré la puerta
E – Estas equivocada no te evito… solo estoy ocupada… -  decía ella tratando de sonar convencida, pero sus manos nerviosas la delataban, además seguía evitándome la mirada
L – aja y yo nací ayer… ¿Qué pasa?... -  la tome del brazo y la obligue a mirarme – dime… - insiste, necesitaba saber que estaba pasando. Podía ver que ella estaba teniendo una lucha  interna por decirme o no aquello que estaba haciéndome perder la paciencia. Levanto la mirada en un instante como tomando valor y me dijo sobre mis labios…
E – ¡Deja de mirarme así!… por favor…
L  - ¿Así como?… – Pregunte conteniéndome con todas mis fuerzas para no besarla -
E -  Con esos ojos de gatubela… -  no pude evitar sonreír ante el comentario -  Me gustas… Me enloqueces… - y me beso, esta vez fue despacio, con miedo como pidiendo permiso. Entre abrí mis labios, la bese como tantas veces había soñado, con el corazón y la pasión que guardaba en mis venas, era perfecto, como si nuestros labios se conocieran desde el más allá, rodee lentamente su cintura, mientras sus labios me regalaban la luna, nos detuvimos  antes de perder lo poco de cordura que nos quedaba y salimos. Le dije a mi padre que ella no se sentía bien y debía llevarla a su casa, ella le dijo lo mismo, al banana con el que estaba, y nos fuimos.
En el camino me detuve, en el mismo lugar donde nos conocimos, en donde sentí que mi corazón se encendía, para volver a amar. Me cruce con su mirada, que se adueño de mi mente, enredándome en sus ganas, y al sentir que sus manos me acariciaban, comencé a temblar,  nos volvimos a besar, paso a paso con mis manos la desnude y sentí como ella se adueñaba de mí, como su piel me cegaba, me amarraba, me poseía como nadie nunca antes lo había hecho,  y esa noche por primera vez, la luna fue nuestra.
Nos vestimos y la lleve hasta su casa. Al levantarme María me pregunto por Emilia, los chismes corren rápido como en todo pueblo chico. Fue entonces cuando mi tía lo supo, y se volvió nuestra mejor aliada.
Las vacaciones se terminaban y nuestro dulce, hermoso romance parecía no tener futuro. Si bien estudiábamos la misma carrera, lo hacíamos en diferentes universidades, de hecho las diferentes facultades estaban a cuatro horas de distancia...
Emi pasaba casi todas las noches en casa de mi tía, conmigo. Despertó y me encontró contemplando su belleza mientras dormía. Nos besamos.
L – Debemos hablar… en dos hora me voy… - vi como su sonrisa se borraba poco a poco, y sus ojos verdes se llenaban de tristeza. Me dolía tener que irme ahora, pero debía hacerlo…
E – Tranquila siempre supe que solo eran vacaciones… – pude escuchar cómo se quebraba su vos, mientras sus ojos se llenaban de lagrimas, mientras se vestía, se me partía el alma verla así, la abrase por detrás, bese su cuello y en sus oídos dije
L – Pero volveré a verte en una semana… - era una locura, pero estaba dispuesta a viajar todos los fines de semana, y el tiempo que me quedara libre para estar con ella, una locura que solo haría por ella… solo por Emi. Aun no me había ido, ya estaba pensando en volver a verla. Ella se aparto de mí y me dijo enojada y dolida
E – ¿Para que? Para pasar unos días juntas y luego te vuelvas a ir… ¿para repetirlo cuanto tiempo?… - la vi contener el llanto con todas sus fuerzas.
Me acerque a Emilia y mirándola a los ojos – No seas tan dura… lo solucionaremos… lo prometo… lo prometo - ella contesto con gestos que si, el dolor había quebrado su voz, y la bese. Necesita un beso suyo antes de irme, guardar sus caricias, su amor, dentro de mí... Antes de salir le dije que la llamaría y ella corrió a mí para abrazarme por última vez. No quería soltarla, pero ella me soltó de repente y se fue por la puerta de atrás. Afuera ya estaba María con mis valijas, me despedí de ella y subí al auto sin mirar atrás, si lo hacía no tendría fuerzas para irme. Por primera vez en mi vida se me hacía muy difícil decir adiós.
Después de un eterno y cansador viaje subí a mi departamento, y me encontré con un lugar frio, solitario que nada tenía que ver con aquel lugar tan cálido y lleno de vida que era la finca. Me di un baño, me acosté, no sin antes decirle a Emi que la extrañaba, que me asía falta, en un masajito al que ella respondió al instante que también me extrañaba, aun cuando solo había pasados unas pocas horas, cuando aún faltaba una semana para volver a estar juntas… Me dormí con sus mensajes, sintiendo que la tenia conmigo desde lejos.
Comencé con la rutina el lunes, me presente en la facu, había mil exámenes que preparar, si quería recuperar el año, y yo solo pensaba en Emilia, la llevaba conmigo sentada en mi corazón. El martes me senté a estudiar, juntando los apuntes y libros necesarios en la biblioteca. Faltan cuatro días para volver a verla,  sobrevivía chateando hasta la madrugada con ella, con el recuerdo de sus besos, el abrazo que abrigo mi alma al partir... Miércoles y jueves, de aquí para allá quitando las dudas sobre exámenes,  que se tomaran en las próximas semanas. Si dejar de aprovechar cada minuto libre para escribirle un mensaje, cuando no la estaba llamando por celular. Y  llega el viernes, solo falta un día para volver a verla y olvidarlo todo, para envolverla en mi alma y quererla más.
Así nos pasamos las semanas, los meses, esperando el fin de semana para volver a vernos, para calmar nuestras almas, mientras de lunes a viernes nos matan las ganas de estar juntas. Y lo peor era la distancia, que hacia que el corazón se perdiera, y ya no nos conformábamos con tenernos a veces. Por eso, decidimos terminar con esa tortura después de un año.
Convencí a papa que me dejara estudiar en la misma Universidad de Emi. Le dije que ese plan de estudio era más completo, por eso llevaba un año más, pero la verdad era que como los planes de estudio eran diferentes, me atrasaba un año, pero no me importaba, yo solo quería estar con ella. Emilia por su parte, en contra de mi voluntad, decidió atrasarse un año, para estar conmigo todo el tiempo. Si era una locura, nuestro amor es así de loco. No sabía si mañana me arrepentiría por hacer esto, pero si sabía que de no hacerlo me arrepentiría toda la vida. Es por eso lo hice, porque  así como otras personan dan un órgano, para estar más tiempo con la persona que ama. Nosotras dábamos un año de estudio y lo que fuera necesario, para estar juntas, para amarnos… 
Hicimos una maratón de mejores exámenes. Ya podrán imaginarse cuales eren nuestros premios...jeje… ¡sí! Sexo y mas sexo… juguetón, apasionado y tierno… y eso de que con la practica mejora… se aplicaba a la perfección con nosotras. Lo único lamentable de la maratón, es que gracias a eso terminamos la carrera un año antes…pero no se preocupen a Emi siempre se le ocurren nuevos juegos…
Juntas hemos pasado por muchas cosas. Una de ellas fue el hecho de revelarles a nuestras familias esta relación. No fue fácil; hubo peleas, gritos, decepción, llantos. No sé porque, pero además de pensar otras cosas, por lo general los padres tienen la estúpida idea de que si se es gay o lesbiana no se puede ser feliz. Nada más lejos de la realidad, porque solo se puede ser feliz siendo uno mismo. En fin les a costado, pero hay van, aceptándolo cada día un poco mas...  
En cuanto a mi tía… ella y su esposo Raúl, se fueron a la capital, a vivir con sus hijas. Dejándonos a nosotras, a cargo de la finca. Por eso hoy estamos aquí, después de tres años. En el mismo lugar en donde se encendió mi corazón, donde nos conocimos, y nos amamos por primera vez. El agua esta tan cristalina y tentadora como entonces. Emilia sale del agua, y se sienta detrás de mí apoyando mi espalda en su pecho húmedo, preguntándome en el oído
Emilia - ¿en qué piensas amor?...
Laura – mmm… en cuanto te amo…
Emilia -  mmm… ¿y cuanto me amas?…
Laura  -  lo suficiente… como para pedirte que te cases conmigo… - busque sus labios y los encontré esperándome, nos dimos un beso tierno y dulce -  ¿y tu?... ¿cuanto me amas?…
Emi beso mi cuello y dijo -  lo suficiente… como para decirte que si… 

----------------------------------------------------------------------------------------------------------
La Teta Feliz Historias y Relatos ® Vero0278 Derechos Reservados
© Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, registrada o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo, por escrito, del autor.

3 comentarios:

  1. Sin duda una de mis historias preferidas; al terminar de leerla la primera vez, la volví a leer de nuevo jeje.
    Me cautivó verdaderamente... ¡cómo quisiera un amor así! ;)

    Saludos desde México.
    Lidia Z.

    ResponderEliminar
  2. que linda historia..uyy me hizo soñar con mi amor...

    ResponderEliminar
  3. Muy buenaaa historia la tranformo a la emi wauuuu me encantoooo

    ResponderEliminar