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La Tormenta - Riba


Galopaba con su caballo, el viento le daba en la cara, su melena parecía marchar con el. El pañuelo del cuello parecía querer huir de lo que se avecinaba, pero ella ajena a ese hecho le daba a las riendas pidiendo a su caballo más velocidad, el cielo negro, parecía reírse de su presa, ella ignoró lo que le dijo aquel hombre sabio  que se encargaba de sus caballo.



-”Tenga cuidado señorita, se acerca una tormenta, no se aleje mucho, ya sabe como son aquí las tormentas”.
Miró al cielo y sus ojos parecían desafiarlo, su risa perversa era como “te estoy esperando, a que esperas venga a ver si me atrapas”, y a cada pensamiento , las bridas del caballo eran estiradas , el animal estaba dando todo lo que podía,su velocidad, casi le rompen sus piernas, pero fiel como era, sólo seguía las ordenes de aquella mujer que siendo un potro se ocupó de ella.
Los ojos de Rocío se estaban llenando de lagrimas, el viento pasaba acariciando su rostro, pero a la vez sus caricias empezaban a hacerle daño.
Pero pensó este daño no es tan dañino , como el del desamor.
El cielo rugió y en mitad de aquel verde prado dejó caer un relámpago  el caballo se encabrito y se puso a dos patas, le costó a Rocío volver a tomar el mando, pero no dejó que aquel ruido infernar, aminorara su marcha, era una carrera, hacía la nada, no sabía donde iba , sólo salio huyendo, cuando hace dos horas atrás cogió el teléfono y una voz le digo, sus sospechas son ciertas, ella se está viendo con alguien.
-¿pero tiene pruebas de ello?.
-Si señorita, tengo fotos.
Y eso fue todo, tomo su caballo y allí se encontraba en medio de la nada, con una tormenta que la estaba envolviendo, ya que ella iba justo al centro de aquella masa negra, que parecía reírse de su desgracia . La llanura estaba dando paso a una selva poblada de de árboles, ya se estaba complicando el manejo tan alocado que llevaba, el caballo estaba cada vez mas exhausto, parecía decirle con su relinche que parase, pero ella una vez más no hizo caso de todo lo que le señalaba a la prudencia.
Aquella selva que se adentraba en su camino, era la llamada selva negra de aquella localidad, su espesura, su extensión desconocida , y todo lo que en ella habitaba era una autentica incógnita, para los que habitaban sus alrededores.
Rocío, parecía ausente de todas aquellas conversaciones, que escucho a sus padres y al hombre sabio.
“Esa selva, esta poblada por alguien, y es mejor no acercarse, hace años que las leyendas circulas por estos parajes, tenemos que respetar  a lo que quiera que habite” .
Cuantas veces su curiosidad por esas leyendas la llevaron a adentrarse en es selva, y cuantas veces se llevó las reprimendas de su padre.
“Rocío me entere que estuviste en la selva, que te tengo dicho, que sea la última vez que me desobedeces”.
Pero en estos momento nada de lo que le hubieran dicho, de lo que recordara de aquella selva, le estaban impidiendo adentrarse en el corazón de aquella espesura.
El cielo volvió a rugir el estruendo y el relámpago que estalló en algún lugar, hicieron que esta vez Rocío perdiera por completo el control de aquel dócil animal, que se olvidó a quien llevaba en su lomo , y empezó una escapada, hacía lo desconocido, Rocío intentaba agarrarse como podía, mientras sus gritos querían parar al animal sin conseguirlo, cada vez la cosa estaba más complicada, el caballo corría desbocado, Rocío estaba a punto de salir volando, con las manos intentaba apartar todas las ramas que la golpeaban en la huida de “Bella” (era el nombre del caballo), pero parecía que con esas pequeñas manos enfundadas en unos guantes de montar no le daba para retirar la cantidad de ramas que la seguía golpeando.
Y así llego lo inevitable, una de esas ramas era más fuerte que Rocío y con ese golpe fue desmontada del caballo, su cuerpo se golpeo primero con el tronco, y después el suelo mojado por la densa lluvia que hacía rato caía, la golpearon, haciendo que su frágil cuerpo se rompiera una pierna, su cerebro se negó a seguir, pensando, en la situación y allí se quedó, inconsciente , con la lluvia golpeándole  el rostro sin  piedad, la tormenta seguía rugiendo y pareciera como si le mandara un mensaje a Rocío que ajena a ella no podía responder.
Pasaron muchas horas allí, al final cuando recupero la consciencia , su cuerpo no podía responder, su cuerpo tiritaba de frío su cabeza parecía le iba a estallar, y que decir de dolor de aquella pierna.
Llamo a bella, pero fue inútil el pobre animal estaba siendo atendido por unas personas. ¿quien serian?.
Las mismas que hacía rato andaban buscando al dueño de aquella montura.
Ellos eran indios de esa selva habían nacido allí desde que los árboles empezaron a crecer, nunca eran vistos por los blancos, habían sobrevivido, a toda clase de desastres, la selva era su mundo y en ella vivían respetando la naturaleza, era gentes sencilla, rudimentarias, no sabían de comodidades, de ropas, de aparatos, de luces, su vida era esa   que se quedó sin evolucionar, una vida donde la tierra les da lo que necesitan y ello solo cogen lo que deben.
Yuri, una chica sencilla, soñadora, fue la que la encontró. La vio allí se resguardo detrás de un árbol y la observaba, no le era desconocida, siendo más pequeña la vio adentrarse en aquella selva un par de veces pero, dejó de hacerlo y ella ya no la volvió haber hasta hoy, la miraba, era tan diferente a como la recordaba, el pelo lo tenía largo, el cuerpo se había formado, era más hermosa de como ella la recordaba, vio como se retorcía de dolor, pero no se movió de su escondite, intento descifrar el pensamiento de aquella mujer. Pero pensó en lo que le habían enseñado “Tienes que ayudar siempre que te necesiten y que no sea peligroso para nuestro pueblo” eso se lo decía sus parientes, ella era huérfana, sus padres se fueron con los espíritus hace ya cuatro o cinco lunas.
La miraba y seguía sopesando si aquella mujer podría se peligrosa para su pueblo, pero a un nuevo gesto de dolor de Rocío , Yuri pensó que como estaba no podría ser un peligro para ellos.
Poco a poco fue asomando su cuerpo, ese cuerpo negro, esos ojos marrones con fondo blanco, ese pelo rizado y esa sonrisa sencilla que cuando dejaba ver su dentadura también perfecta y blanca le hacía ser  
una chica deliciosa.
El ruido de las hojas hicieron que Rocío girase la cara hacía esa chica que empezaba a dejarse ver entre la maleza.
Asustada hizo el ademán de arrastrarse hacía atrás, pero el intenso dolor de la pierna, impidió dicha acción, quedándose mirando a Yuri, con temor en los ojos y casi llorando.
El recuerdo y advertencias de su padre volvieron a su mente, y el pánico engarrotaban todos los dolorosos músculos de su cuerpo.
Yuri notó el pánico en su mirada, y queriendo suavizar su acercamiento, sonrió a Rocío y esa sonrisa, hizo que Rocío perdiera el miedo, pues era imposible, que algo tan hermoso, pudiera traer algún mal.
Yuri se acercó tomo la pierna de Rocío y observó la lesión, sin dejar de sonreír y de mirar a Rocío que a su vez no podía dejar de mirar a tan bella y encantadora criatura, se alejó y tomo un tronco cercano se quito una cinta de su vestido y cogiendo el tronco y la cinta le puso la pierna junta, y por primera vez Rocío sintió esa voz dulce y con un sonido melodioso que le decía .
-Te voy hacer un poca daño, pero no te preocupes será sólo un momento. ¿Que estaba haciendo?, y mientra preguntaba con un suave pero intenso empujón ató la pierna de Rocío al tronco.
Rocío antes de poder contestar, y dando un grito, perdió el conocimiento.
Despertó en una especie de cabaña, hecha de ramas, troncos hojas secas y barro, estaba tumbada, en un lecho de troncos  , pero su cuerpo poco acostumbrado a todo eso parecía quejarse, la mirada recorrió la estancia, no había mucho que ver un fuego en medio de ella, otra cama como en la que ella estaba, y poco más. De pronto se abrió una especie de cortina, y apareció una señora mayor, no hablaba su idioma se limito a mirarla y con unas hojas llenas de algo que ella no sabría describir se lo colocó en la pierna sintiendo ella un alivio, que no supo  agradecer, tan sólo con una sonrisa y un pequeño “gracias” la señora la miró y tal como vino se fue.
Rocío estaba inquieta intentó moverse pero el dolor nuevamente se lo impidió, estaba pensando en Yuri, donde andaría la chica que la encontró y que seguro llevó allí.
No tardo mucho en desvelarse sus pensamientos, porque en ese momento entraba Yuri con un cuenco de frutas y un vaso de coco.
Se miraron y las dos sostuvieron las miradas y su bocas esbozaron una sonrisa, que pareciera estar hablando por ellas.
-Hola soy Yuri.
-Hola yo me llamo Rocío, y quería agradecerte lo que estás haciendo por mi.
-Toma te traje algo para comer debes estar hambrienta.
La verdad es que Rocío tenía el estomago vacío pero con tantas emociones, y cosas que le estaban pasando no se había dado cuenta fue en el momento que Yuri le puso el cuenco delante cuando su estomago parecía reclamar.
-¿pudisteis encontrar a mi caballo?
-Si no te preocupes esta recuperándose, le hiciste correr mucho.
-Si tienes razón, perdí por un momento la razón, se me nublo el entendimiento, me dejé llevar por mi coraje, y mira como he acabado.
-¿donde estoy?
-Perdona pero eso no puedo decírtelo estás en una parte de la selva, con eso tendrás que conformarte, cuando estés recuperada te llevaré de regreso.
-Siento causarte tantas molestias, pero en casa estarán preocupado, seguro que saldrán a buscarme.
-Puede ser pero no podrán dar con esto. Como ya te dije cuando estés mejor yo misma te acompañaré.
A Rocío se le empezó a llenar los ojos de lagrimas, Yuri se acercó a ella , y por primera vez sus cuerpos se tocaron.
Yuri la abrazó echando su cuerpo sobre el de ella sus caras se rozaron, y lo que Rocío sintió con ese contacto de ternura dado por Yuri, fue algo...
Yuri le dijo mientras le abrazaba,-no te preocupes, no llores no se puede hacer nada hasta que te puedas mover, ello seguirán allí cuando tu vuelvas.
Y Rocío pensó que tenía razón cuanto hacía que no estaba en casa sólo volvió para no ver lo que su novia le estaba haciendo, por eso le puso un detective, y espero hasta el día que le confirmaron sus sospechas, y por eso ella estaba ahora allí, y se sentía dentro de su tristeza feliz de que Yuri fuera la persona que la encontró.
El recuerdo de Amanda se había evaporado, con la imagen de Yuri, era como si su corazón lastimado, hubiera remplazado el dolor por la esperanza, por la sonrisa y atención de aquella desconocida.
Pasaron las semanas y la amistad creció entre ellas dos, sus miradas, sus charlas, sus diferencias de mundos, la separaban, pero los sentimientos no entendían de diferencias, “el amor sólo es amor” y en aquellos días fue sólo eso amor sin complicaciones, sin letreros, sin preocupaciones,  fue amor puro amor, y sus corazones se fueron estrechando, sus almas se fueron complementando, sus alientos eran uno sólo, disfrutaron las dos de aquella oportunidad que la selva les daba. Y así una noche sucedió lo que el amor provoca, que sea volcado en alguien y ellas se lo ofrecieron mutuamente.
Sus bocas, se juntaron,  sus manos habidas, no pararon de descubrir esos cuerpos que se ofrecían sin vergüenza , sus ojos reflejaban el amor que se profesaban, y así disfrutaron del amor, Yuri descubrió lo que hasta entonces no había experimentado, y Rocío descubrió otra forma de amar de una persona pura.
Cayeron rendidas en aquel camastro que Rocío había aprendido a amar donde descubrió que no hacen falta sabanas blancas ni colchones mullidos, para sentirse amada, que no hacen falta lujos, ni luces, ni dinero, que allí con la luz de la luna, en la más completa miseria había experimentado el amor más puro que ella conociera.
Llegó el día Rocío, podía caminar, la partida era inminente , las dos lo sabía, Yuri tenía ensillado a bella, Rocío no sabía que decir.
-¿Yuri, que vamos hacer? No quiero irme.
-Tus padres te estarán esperando, tientes muchas cosa allí, ve y cuando estés preparada, te estaré esperando, yo no se vivir en otro sitio, soy de aquí, mi mundo sólo es esto, tú en  cambio conoces otra cosa, y eres tú la que tienes que renunciar o elegir, sólo quiero que sepas que el día que estés preparada, sea cual sea tu decisión yo lo sabré.
Se besaron como si en ese beso fuera toda una vida, el alma , el deseo,  la gratitud, la ternura, las fuerza, la tristeza, y la esperanza.
Y así Yuri la acompaño, la dejó y la vio partir, Rocío se giró y la vio alejarse


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